2 de diciembre. Nuevo día de madrugón: diana a las 6 de la mañana. Había pedido que me sirvieran el desayuno a las 6:30, porque a las 7:30 tenía que estar en la oficina de la agencia Turismo 21 de Mayo. El desayuno es continental y recuerdo que incluía zumo (no natural), algo de embutido, café o té, bastante pan tostado (demasiado para una persona) al que se le podía echar mantequilla, mermerlada, nutella. También ponían huevos revueltos. Todos los días. Por eso creo que se me hizo muy repetitivo y cansado el desayuno los 3 días que estuve en el B&B.
A las 7:30 nos llevaron en autobús desde la agencia de viajes hasta Puerto Bories, lugar de comienzo de la navegación situado a unos km de Puerto Natales. A las 8 de la mañana aproximadamente salimos del muelle. La ruta fue siguiendo los siguientes puntos incluidos en el itinerario:
Frigorífico Puerto Bories: Era un complejo industrial frigorífico fundado por la Sociedad Explotadora de la Tierra del Fuego en 1913. Desde allí se exportaban los productos ganaderos procedentes de las estancias patagónicas (argentinas y chilenas).
Desde el primer momento pudimos disfrutar de magníficas panorámicas, gracias a que el día estaba relativamente soleado y la visibilidad era buena.
Puerto Consuelo y fiordo Eberhard.
Estancias regionales: Vimos una estancia en la falda de las montañas, junto al mar. El único acceso que tiene es por barco o por helicóptero.
Colonia de cormoranes: Permanecen los 3 meses del verano austral, hasta que los pichones comienzan a volar.
Colonia de leones marinos: Ni rastro de ellos.
Acantilados de cóndores: Pudimos ver varios sobrevolando unos acantilados. Por algunos caían espectaculares cascadas hasta el mar.
Glaciar Balmaceda: Se observa durante buena parte de la aproximación al mismo, pero no sólo el glaciar, sino que mirando a estribor hay un momento en el que se visualizan los Cuernos del Paine.
Nos acercamos lo suficiente al glaciar como para ver el hielo azul. Está en claro retroceso. En 1981 el hielo llegaba al nivel del mar.
Glaciar Serrano: Al cabo de 3 horas y media desembarcamos en Puerto Toro. Allí hay 2 senderos posibles para ver el glaciar: uno de unos 200 metros de longitud que está adaptado para personas con discapacidades físicas y otro de una duración aproximada de una hora entre ir y volver al muelle. El primero lleva hasta un mirador desde el que se ve la lengua del glaciar caer hasta el nivel del mar y los témpanos de hielo flotando. El otro sendero atraviesa un bosque nativo de ñires y coihues hasta llegar al pie del glaciar.
Yo hice el sendero adaptado, que es el que estaba a mi alcance y que ofrecía las vistas que me interesaban. La espera hasta que llegase el resto del grupo se me hizo bastante pesada, porque había unos mosquitos que no se despegaban de mí me fuese a donde me fuese.
Estancia Perales: Es la estancia turística donde se hace la pausa para almorzar. El menú consistió en sopa de verdura y carne como entrante, parrilla de cordero, pollo y chorizo de plato principal, melocotón de postre. Sin pena ni gloria, desde mi punto de vista. El cordero era viejo, según decían algunos comensales. Lo mejor de la estancia para mí fue el paisaje.
Después de la estancia continuamos directamente el regreso a Puerto Bories, donde llegamos alrededor de las 5 de la tarde. Vale la pena la excursión aunque se haga pesada la navegación al final, pues no dejan de ser 6 horas por lo menos en barco.
Al llegar a Puerto Natales me fui derecho a la cafetería del hostal Amerindia, donde me tomé un zumo de frutilla y una porción de tarta de nueces. Fueron $6000.
www.hostelamerindia.com/ ...teria.html
Y me dije a mí mismo "Ya que he tomado el postre, ahora me toca ir a cenar". Elegí el restaurante Santolla, en la calle Magallanes, 77. El edificio es original, porque simula unos contenedores. Continuando con el descubrimiento de gastronomía típica tomé lo siguiente:
- Aperitivo de paté de centolla.
- Paila marina: El plato que menos me gustó de los que probé en Chile o al menos cómo lo preparaban en este restaurante. Es un caldo de pescado aliñado con algunas verduras cortadas y especias, que llevaba pescado blanco y mariscos como choros (mejillones), piures y otros mariscos locales de los que no recuerdo el nombre. A mí me supo a agua "sucia" con pescado y mariscos, que como el piure, tenían un sabor muy intenso a yodo.
- Tapa de chupe de centolla: Éste sí me gustó, pero después de la paila y la merienda fue duro acabarlo.
Con la bebida y la propina fueron un total de $19500. Arriesgándome menos en la elección de platos hubiese acertado más.
www.tripadvisor.es/ ..._Region.ht
A las 7:30 nos llevaron en autobús desde la agencia de viajes hasta Puerto Bories, lugar de comienzo de la navegación situado a unos km de Puerto Natales. A las 8 de la mañana aproximadamente salimos del muelle. La ruta fue siguiendo los siguientes puntos incluidos en el itinerario:
Frigorífico Puerto Bories: Era un complejo industrial frigorífico fundado por la Sociedad Explotadora de la Tierra del Fuego en 1913. Desde allí se exportaban los productos ganaderos procedentes de las estancias patagónicas (argentinas y chilenas).
Desde el primer momento pudimos disfrutar de magníficas panorámicas, gracias a que el día estaba relativamente soleado y la visibilidad era buena.
Puerto Consuelo y fiordo Eberhard.
Estancias regionales: Vimos una estancia en la falda de las montañas, junto al mar. El único acceso que tiene es por barco o por helicóptero.
Colonia de cormoranes: Permanecen los 3 meses del verano austral, hasta que los pichones comienzan a volar.
Colonia de leones marinos: Ni rastro de ellos.
Acantilados de cóndores: Pudimos ver varios sobrevolando unos acantilados. Por algunos caían espectaculares cascadas hasta el mar.
Glaciar Balmaceda: Se observa durante buena parte de la aproximación al mismo, pero no sólo el glaciar, sino que mirando a estribor hay un momento en el que se visualizan los Cuernos del Paine.
Nos acercamos lo suficiente al glaciar como para ver el hielo azul. Está en claro retroceso. En 1981 el hielo llegaba al nivel del mar.
Glaciar Serrano: Al cabo de 3 horas y media desembarcamos en Puerto Toro. Allí hay 2 senderos posibles para ver el glaciar: uno de unos 200 metros de longitud que está adaptado para personas con discapacidades físicas y otro de una duración aproximada de una hora entre ir y volver al muelle. El primero lleva hasta un mirador desde el que se ve la lengua del glaciar caer hasta el nivel del mar y los témpanos de hielo flotando. El otro sendero atraviesa un bosque nativo de ñires y coihues hasta llegar al pie del glaciar.
Yo hice el sendero adaptado, que es el que estaba a mi alcance y que ofrecía las vistas que me interesaban. La espera hasta que llegase el resto del grupo se me hizo bastante pesada, porque había unos mosquitos que no se despegaban de mí me fuese a donde me fuese.
Estancia Perales: Es la estancia turística donde se hace la pausa para almorzar. El menú consistió en sopa de verdura y carne como entrante, parrilla de cordero, pollo y chorizo de plato principal, melocotón de postre. Sin pena ni gloria, desde mi punto de vista. El cordero era viejo, según decían algunos comensales. Lo mejor de la estancia para mí fue el paisaje.
Después de la estancia continuamos directamente el regreso a Puerto Bories, donde llegamos alrededor de las 5 de la tarde. Vale la pena la excursión aunque se haga pesada la navegación al final, pues no dejan de ser 6 horas por lo menos en barco.
Al llegar a Puerto Natales me fui derecho a la cafetería del hostal Amerindia, donde me tomé un zumo de frutilla y una porción de tarta de nueces. Fueron $6000.
www.hostelamerindia.com/ ...teria.html
Y me dije a mí mismo "Ya que he tomado el postre, ahora me toca ir a cenar". Elegí el restaurante Santolla, en la calle Magallanes, 77. El edificio es original, porque simula unos contenedores. Continuando con el descubrimiento de gastronomía típica tomé lo siguiente:
- Aperitivo de paté de centolla.
- Paila marina: El plato que menos me gustó de los que probé en Chile o al menos cómo lo preparaban en este restaurante. Es un caldo de pescado aliñado con algunas verduras cortadas y especias, que llevaba pescado blanco y mariscos como choros (mejillones), piures y otros mariscos locales de los que no recuerdo el nombre. A mí me supo a agua "sucia" con pescado y mariscos, que como el piure, tenían un sabor muy intenso a yodo.
- Tapa de chupe de centolla: Éste sí me gustó, pero después de la paila y la merienda fue duro acabarlo.
Con la bebida y la propina fueron un total de $19500. Arriesgándome menos en la elección de platos hubiese acertado más.
www.tripadvisor.es/ ..._Region.ht