Día 7. Nos levantamos a las 5:30h.
Continuamos nuestra aventura hacia Jodhpur (290 km; 5 horas de trayecto), conocida como la Ciudad azul por el color de sus casas.
¡CURIOSIDAD! Por la carretera que une Jaisalmer (a solo 60 km de Paquistán) y Jodhpur, nos encontramos más de 30 camiones militares, así como bases terrestres cada 10 km aproximadamente.
Al llegar, disfrutamos de la visita del imponente fuerte de Meheran Garh (donde todos los turistas nacionales nos pedían fotos) y continuamos con Jaswant Thada, un mausoleo de mármol blanco dedicado a uno de los majarás y gobernantes más importantes de la ciudad.
¡CURIOSIDAD! El guía nos explicó que el turismo en la India (contrariamente a lo que piensa la gente) no es muy abundante. Para que os hagáis una idea, España tiene 48 millones de habitantes y 52 millones de turistas al año (año 2016); India tiene 1.200 millones de habitantes y 18 millones de turistas al año (año 2016), una diferencia abismal.
Por cierto, las vistas de la Ciudad azul desde lo alto del fuerte son alucinantes (la subida es en ascensor, algo que nos sorprendió muchísimo).
Finalmente, nos trasladamos al hotel y decidimos pasar la tarde libre en la piscina.
Continuamos nuestra aventura hacia Jodhpur (290 km; 5 horas de trayecto), conocida como la Ciudad azul por el color de sus casas.
¡CURIOSIDAD! Por la carretera que une Jaisalmer (a solo 60 km de Paquistán) y Jodhpur, nos encontramos más de 30 camiones militares, así como bases terrestres cada 10 km aproximadamente.
Al llegar, disfrutamos de la visita del imponente fuerte de Meheran Garh (donde todos los turistas nacionales nos pedían fotos) y continuamos con Jaswant Thada, un mausoleo de mármol blanco dedicado a uno de los majarás y gobernantes más importantes de la ciudad.
¡CURIOSIDAD! El guía nos explicó que el turismo en la India (contrariamente a lo que piensa la gente) no es muy abundante. Para que os hagáis una idea, España tiene 48 millones de habitantes y 52 millones de turistas al año (año 2016); India tiene 1.200 millones de habitantes y 18 millones de turistas al año (año 2016), una diferencia abismal.
Por cierto, las vistas de la Ciudad azul desde lo alto del fuerte son alucinantes (la subida es en ascensor, algo que nos sorprendió muchísimo).
Finalmente, nos trasladamos al hotel y decidimos pasar la tarde libre en la piscina.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Vistas desde el Fuerte Meheran Garh
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Fuerte Meheran Garh
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Mausoleo Jaswant Thada
Día 8. Nos levantamos a las 6:00h.
Recorrimos una distancia de 340 km (6 horas) hasta Jaipur, conocida como la Ciudad rosada de India. Durante el trayecto paramos en una granja de vacas para darles de comer o “hacer karma” como dicen en la India.
¡CURIOSIDAD! En la India hay muchísimas vacas abandonadas (paradójicamente son sagradas). El motivo de este hecho es que las vacas indias no producen tanta leche como las suizas o las estadounidenses, por lo que cuando los ganaderos consiguen el dinero suficiente las abandonan para posteriormente comprar vacas de estos dos países. Por suerte, hay varias granjas que las acogen (como la que visitamos).
Después de comer nos trasladamos al hotel.
Disfrutamos de la tarde libre en el Crystal Palm (centro comercial) que estaba a unos 30 minutos del hotel. Fuimos en tuk tuk (100 rupias por trayecto, regateando). Es un centro comercial gigantesco hecho con todo lujo de detalles y enfocado a personas con un nivel adquisitivo alto (demasiado occidental, lo que hace que pierda un poco la esencia de la India).
Una vez de vuelta en el hotel, fuimos al comedor (la comida, una auténtica maravilla).
Recorrimos una distancia de 340 km (6 horas) hasta Jaipur, conocida como la Ciudad rosada de India. Durante el trayecto paramos en una granja de vacas para darles de comer o “hacer karma” como dicen en la India.
¡CURIOSIDAD! En la India hay muchísimas vacas abandonadas (paradójicamente son sagradas). El motivo de este hecho es que las vacas indias no producen tanta leche como las suizas o las estadounidenses, por lo que cuando los ganaderos consiguen el dinero suficiente las abandonan para posteriormente comprar vacas de estos dos países. Por suerte, hay varias granjas que las acogen (como la que visitamos).
Después de comer nos trasladamos al hotel.
Disfrutamos de la tarde libre en el Crystal Palm (centro comercial) que estaba a unos 30 minutos del hotel. Fuimos en tuk tuk (100 rupias por trayecto, regateando). Es un centro comercial gigantesco hecho con todo lujo de detalles y enfocado a personas con un nivel adquisitivo alto (demasiado occidental, lo que hace que pierda un poco la esencia de la India).
Una vez de vuelta en el hotel, fuimos al comedor (la comida, una auténtica maravilla).
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Alimentando a las vacas
Día 9. Nos levantamos a las 6:00h.
Nos trasladamos al fuerte Amber, la antigua capital de Dhundar (también conocida como región de Jaipur). Durante el trayecto, realizamos una parada para conocer el Palacio de las Vientos. Construido en arenisca roja y rosa, el palacio debe su nombre al dulce sonido que el viento producía cuando se entrelazaba por sus ventanales y rendijas.
Cuando llegamos, subimos hasta el palacio fortificado de Amber en elefante (una experiencia inolvidable cuyo coste es de 1000 rupias por elefante, no por persona). Si queréis utilizar este medio de transporte es imprescindible madrugar, ya que los elefantes solo pueden realizar 8 trayectos al día para protegerlos de la explotación animal. Vais a disfrutar de unas vistas magníficas durante el trayecto. También se puede ascender en jeep (creo que son 200 rupias por persona).
Durante la subida en elefante hay varios hombres que hacen fotos para después venderlas.
Por cierto, subir y bajar del elefante es facilísimo y no conlleva ningún riesgo (ya que lo haces encima de una especie de muro de piedra).
Ya en el interior del Fuerte Amber, recorrimos las dependencias del palacio Jagmandir, Jaimahal y el templo de Kali con sus jardines (todo precioso).
La bajada la hicimos en jeep.
Después de visitar el fuerte Amber nos dirigimos a una cooperativa de fabricación de alfombras manual. Nos explicaron el proceso y nos quedamos maravillados (una auténtica virguería). Posteriormente, pasamos a una sala donde empezaron a enseñarnos alfombras para que las comprásemos (la más barata ascendía a 4.000 euros, así que nadie compró). Eso sí, te la enviaban a casa sin ningún coste adicional.
A continuación, visitamos el palacio del Maharajá y el Jantar Mantar (uno de los cinco observatorios astrológicos que hay en la India).
Después de comer, nos dirigimos al bazar más grande y conocido de Jaipur, el Johari Bazar (cada 5 minutos teníamos que dejar paso a alguna vaca). Por cierto, los vendedores en la India son muy muy, pero muy insistentes (supongo que las/los que lo habéis experimentado coincidiréis conmigo).
Finalmente, nos dirigimos al hotel.
Nos trasladamos al fuerte Amber, la antigua capital de Dhundar (también conocida como región de Jaipur). Durante el trayecto, realizamos una parada para conocer el Palacio de las Vientos. Construido en arenisca roja y rosa, el palacio debe su nombre al dulce sonido que el viento producía cuando se entrelazaba por sus ventanales y rendijas.
Cuando llegamos, subimos hasta el palacio fortificado de Amber en elefante (una experiencia inolvidable cuyo coste es de 1000 rupias por elefante, no por persona). Si queréis utilizar este medio de transporte es imprescindible madrugar, ya que los elefantes solo pueden realizar 8 trayectos al día para protegerlos de la explotación animal. Vais a disfrutar de unas vistas magníficas durante el trayecto. También se puede ascender en jeep (creo que son 200 rupias por persona).
Durante la subida en elefante hay varios hombres que hacen fotos para después venderlas.
Por cierto, subir y bajar del elefante es facilísimo y no conlleva ningún riesgo (ya que lo haces encima de una especie de muro de piedra).
Ya en el interior del Fuerte Amber, recorrimos las dependencias del palacio Jagmandir, Jaimahal y el templo de Kali con sus jardines (todo precioso).
La bajada la hicimos en jeep.
Después de visitar el fuerte Amber nos dirigimos a una cooperativa de fabricación de alfombras manual. Nos explicaron el proceso y nos quedamos maravillados (una auténtica virguería). Posteriormente, pasamos a una sala donde empezaron a enseñarnos alfombras para que las comprásemos (la más barata ascendía a 4.000 euros, así que nadie compró). Eso sí, te la enviaban a casa sin ningún coste adicional.
A continuación, visitamos el palacio del Maharajá y el Jantar Mantar (uno de los cinco observatorios astrológicos que hay en la India).
Después de comer, nos dirigimos al bazar más grande y conocido de Jaipur, el Johari Bazar (cada 5 minutos teníamos que dejar paso a alguna vaca). Por cierto, los vendedores en la India son muy muy, pero muy insistentes (supongo que las/los que lo habéis experimentado coincidiréis conmigo).
Finalmente, nos dirigimos al hotel.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Palacio de los Vientos
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Elefantes en el Fuerte Amber
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Subida al Fuerte Amber
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Fuerte Amber
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Fuerte Amber (al fondo podéis ver el lugar donde se baja del elefante)
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Vistas desde el Fuerte Amber
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Mono en el Fuerte Amber
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Jantar Mantar
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Jantar Mantar
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Johari Bazar
Día 10. Nos levantamos a las 5:30h.
Salimos hacia Agra. Llegamos a la 13:00h (240 km; 4h). Durante el trayecto, visitamos Fatehpur Sikri, una impresionante ciudad fantasma donde se encuentra la tumba de Salim Christi, el Punch Mahal.
Una vez llegados a Agra, capital de sultanes y grandes emperadores mogoles, visitamos el famoso y espectacular Taj Mahal.
¡CURIOSIDAD! Desde donde nos dejó el autobús hasta la entrada del Taj Mahal había unos 300 metros que tuvimos que recorrer prácticamente corriendo debido a la presencia y ataque de monos salvajes (también se puede acceder en tuk tuk hasta la entrada).
El Taj Mahal es abrumador, sencillamente espectacular (con razón es considerado una de las siete maravillas del mundo). A pesar del calor y de la multitud de personas que había, indiscutiblemente, la visita merece la pena.
Posteriormente, nos dirigimos al fuerte Rojo de Agra, que en su interior encierra un impresionante conjunto de palacios y edificios señoriales. Además, desde las ventanas del fuerte hay unas espectaculares vistas del Taj Mahal.
Para terminar el día, nos desplazamos hasta el orfanato de la Madre Teresa de Calcuta (a petición del grupo). En este orfanato y casa de acogida atienden a niñas/os con discapacidades físicas y psíquicas, que se convierten en adultos que siguen viviendo allí hasta el final de sus vidas (no tienen donde ir). Nos atendió una monja y nos enseñó las instalaciones (fue muy duro). Además, nos explicó que eran muy pocas personas (entre monjas y personal de apoyo) para la enorme demanda que tienen que atender. Pudimos jugar un poco con los niñas/os (dentro de las habitaciones porque fuera estaba demasiado oscuro) aunque no nos entendían porque solo hablaban hindi. Finalmente, le hicimos entrega a la monja de un donativo de algo más de 200 euros (que habíamos recogido entre todo el grupo) y nos llevaron de vuelta al hotel. El contraste entre salir del orfanato (donde conocimos la crudeza más absoluta) e ir inmediatamente al hotel (opulencia en estado puro) fue tan abismal que nos sentimos las peores personas del mundo.
Salimos hacia Agra. Llegamos a la 13:00h (240 km; 4h). Durante el trayecto, visitamos Fatehpur Sikri, una impresionante ciudad fantasma donde se encuentra la tumba de Salim Christi, el Punch Mahal.
Una vez llegados a Agra, capital de sultanes y grandes emperadores mogoles, visitamos el famoso y espectacular Taj Mahal.
¡CURIOSIDAD! Desde donde nos dejó el autobús hasta la entrada del Taj Mahal había unos 300 metros que tuvimos que recorrer prácticamente corriendo debido a la presencia y ataque de monos salvajes (también se puede acceder en tuk tuk hasta la entrada).
El Taj Mahal es abrumador, sencillamente espectacular (con razón es considerado una de las siete maravillas del mundo). A pesar del calor y de la multitud de personas que había, indiscutiblemente, la visita merece la pena.
Posteriormente, nos dirigimos al fuerte Rojo de Agra, que en su interior encierra un impresionante conjunto de palacios y edificios señoriales. Además, desde las ventanas del fuerte hay unas espectaculares vistas del Taj Mahal.
Para terminar el día, nos desplazamos hasta el orfanato de la Madre Teresa de Calcuta (a petición del grupo). En este orfanato y casa de acogida atienden a niñas/os con discapacidades físicas y psíquicas, que se convierten en adultos que siguen viviendo allí hasta el final de sus vidas (no tienen donde ir). Nos atendió una monja y nos enseñó las instalaciones (fue muy duro). Además, nos explicó que eran muy pocas personas (entre monjas y personal de apoyo) para la enorme demanda que tienen que atender. Pudimos jugar un poco con los niñas/os (dentro de las habitaciones porque fuera estaba demasiado oscuro) aunque no nos entendían porque solo hablaban hindi. Finalmente, le hicimos entrega a la monja de un donativo de algo más de 200 euros (que habíamos recogido entre todo el grupo) y nos llevaron de vuelta al hotel. El contraste entre salir del orfanato (donde conocimos la crudeza más absoluta) e ir inmediatamente al hotel (opulencia en estado puro) fue tan abismal que nos sentimos las peores personas del mundo.
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Fatehpur Sikri
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Taj Mahal
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Fuerte Rojo de Agra
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Orfanato de la Madre Teresa de Calcuta
Día 11. Nos levantamos a las 7:00h.
De Agra a Delhi hay 230 km y tardamos 3 horas (fue el único día que vimos una autopista, además bastante similar a las de España).
Al llegar, hicimos un tour panorámico en autobús que nos permitió observar el Raj Ghat (lugar donde fue incinerado Mahatma Gandhi), la Puerta de la India, la residencia del presidente del país, así como algunas embajadas y ministerios.
Después de comer nos trasladamos hasta el Viejo Delhi para dar un paseo en rickshaw (una experiencia altamente recomendable y excitante).
Finalmente, nos fuimos hasta el hotel, donde nos despedimos del guía (Jitu), el conductor (Solender) y el ayudante del conductor (Gulap), después de darles las propinas correspondientes (obligatorias).
De Agra a Delhi hay 230 km y tardamos 3 horas (fue el único día que vimos una autopista, además bastante similar a las de España).
Al llegar, hicimos un tour panorámico en autobús que nos permitió observar el Raj Ghat (lugar donde fue incinerado Mahatma Gandhi), la Puerta de la India, la residencia del presidente del país, así como algunas embajadas y ministerios.
Después de comer nos trasladamos hasta el Viejo Delhi para dar un paseo en rickshaw (una experiencia altamente recomendable y excitante).
Finalmente, nos fuimos hasta el hotel, donde nos despedimos del guía (Jitu), el conductor (Solender) y el ayudante del conductor (Gulap), después de darles las propinas correspondientes (obligatorias).
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Rickshaws en Viejo Delhi
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Viejo Delhi en rickshaw
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Viejo Delhi en rickshaw
Día 12. Nos levantamos a las 7:30h.
Del hotel al aeropuerto hay 22 km, pero tardamos casi 2 horas (os podréis imaginar el tráfico que hay en Delhi).
Una vez llegados al aeropuerto fuimos al mostrador de facturación, seguidamente nos dirigimos al control de seguridad (probablemente uno de los más estrictos que hemos visto jamás). Tardamos casi 1 hora en pasarlo. Y de allí al avión (con el tiempo bastante justo).
Ya en el avión recordábamos todos los momentos vividos (algunos buenos, otros malos, pero todos inolvidables). La India es un país impresionante, que en algunos momentos resulta abrumador y duro, precisamente por eso creo que todo el mundo debería visitarlo en algún momento de su vida. No sé si volveré, lo que tengo claro es que siempre recordaré este viaje con muchísimo cariño.
Del hotel al aeropuerto hay 22 km, pero tardamos casi 2 horas (os podréis imaginar el tráfico que hay en Delhi).
Una vez llegados al aeropuerto fuimos al mostrador de facturación, seguidamente nos dirigimos al control de seguridad (probablemente uno de los más estrictos que hemos visto jamás). Tardamos casi 1 hora en pasarlo. Y de allí al avión (con el tiempo bastante justo).
Ya en el avión recordábamos todos los momentos vividos (algunos buenos, otros malos, pero todos inolvidables). La India es un país impresionante, que en algunos momentos resulta abrumador y duro, precisamente por eso creo que todo el mundo debería visitarlo en algún momento de su vida. No sé si volveré, lo que tengo claro es que siempre recordaré este viaje con muchísimo cariño.