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Programa: Crucero por el río Li. Día 5 de mayo. Domingo.
Hoy hemos madrugado porque hay que hacer las maletas y el correspondiente cheking antes de ir hasta el embarcadero para tomar el barco hasta Yangshuo. Por cierto que he comprado en el hotel una maleta de viaje, de esas de cabina por la irrisoria cantidad de 12 euros
.Como esta etapa no va a ser excesivamente larga, aprovecho para contaros sobre los vehículos que hemos estado utilizando. Exceptuando el coche de Beijing que era un volkswagen con asientos de cuero y todo, el resto han sido furgonetas de fabricación china preparadas para 6 viajeros. Nada que objetar a la comodidad de las mismas pero, como ya os dije en otra etapa anterior, tienen fama de no ser muy buenas y estropearse mucho. Y tienen razón. En el viaje de regreso de los arrozales había un fuerte tufo a gasolina y hoy ha venido un nuevo chofer con un vehículo diferente: el de ayer se averió. Luego nos volvió a parar en Suzhou lo mismo y también con fuerte olor a gasolina.
Bueno, después del inciso retomamos el relato. Aquí estamos ya, en el embarcadero, esperando a que nos dejen acceder al barco y tomar posesión de nuestros asientos. Los asientos se ubican alrededor de mesas pues se sirve una comida durante el trayecto que está incluida en el precio. Esta vez nos tocan de compañeros de mesas dos austriacos guapísimos, altos y rubios ambos
, vamos que el paisaje me pareció estupendo desde antes de partir 
. Las formaciones kársticas
Se denomina “Karst” al resultado de la erosión sobre las rocas calizas. La roca caliza se forma por la fosilización de los restos marinos que emergen a la superficie. Estas rocas tienen una naturaleza química alcalina y se erosionan fácilmente al contacto con la lluvia, formando extraños y caprichosos paisajes.
Esta zona reúne dos características importantes que le hacen el candidato ideal para este tipo de formaciones. Por un lado el clima húmedo y con abundantes lluvias favorece la erosión y, por otro, la profundidad de la capa de roca caliza consigue que las formaciones sean realmente espectaculares.
Las aguas subterráneas provocan la aparición de cuevas y los cauces de agua que recorren la superficie forman “dolinas” (agujeros) por las que el agua se cuela hasta el subsuelo alimentando de forma continua esta situación. Algunas de estas dolinas pueden llegar a ser inmensas como las que pueden verse en España, en Las Lagunas de Ruidera.
Las rocas erosionadas pueden formar peñas de muchos metros de altura, a veces de cera de 80 metros y se encuentran aisladas en las llanuras, como las que se pueden encontrar en los alrededores de Guilim y reciben el nombre de “fenglin”
La tierra proveniente de esta erosión forma colinas de forma cónica llamadas “fengcong” que suelen estar separadas entre ellas por valles o dolinas. Esta formación se puede apreciar en el paisaje alrededor del pueblo de Xingping.
Por último señalar que el agua del subsuelo va erosionando la roca poco a poco y agrandando cada vez más la cueva realizada hasta conseguir cuevas grandiosas como la famosa Cueva de la Caña de Flauta.
El crucero por el Río Li
Iniciamos el viaje todos los barcos a la vez, eso es lo peor de todo. Parten varios barcos todos a la misma hora y con el mismo destino así que siempre vamos a llevar compañía a nuestro alrededor y no importa que partas el primero porque a lo largo del camino se pican unos barcos con otros y se dedican a adelantarse, posiblemente para ser los primeros en llegar al punto más turístico y que sus viajeros puedan sacar la mejor foto.
Poco hay que os pueda contar sobre este viaje, las palabras no bastan para expresar lo que el ojo ve, por lo menos yo no encuentro forma de contároslo. La única forma de expresarlo es con imágenes que procuraré ir poniendo poco a poco.
Podemos dividir el trayecto en tres partes, la primera sería el trayecto más cercano a Guilim con formaciones denominadas fenglin, un segundo trayecto en los alrededores de Xingping con formaciones fengcong y que es el más espectacular del trayecto y una última ya cerca de Yangshuo mucho menos espectacular que las otras dos anteriores. A lo largo del recorrido aparecen colinas en las que los chinos se entretienen en encontrar figuras de animales, principalmente caballos, y juegan con el turista a ver si es capaz de verlas y de ser tan listos como el camarada Mao que fue capaz de encontrar hasta 10 caballos en esta roca.
En cuanto a mi experiencia personal puedo deciros que yo me fui directamente a la proa en cuanto nos permitieron salir a cubierta. Me ubiqué en una esquina y allí me quedé el resto del trayecto hasta la hora de comer. Ya sé que abajo había un paisaje espectacular pero el de arriba era insuperable
. 
El cielo estaba plomizo y había una niebla meona que dificultaba una visión perfecta y, a veces, la impedía.
Pero daba igual, yo de allí no me moví. ¡Me encanta viajar en barco, situarme en la proa y sentir la brisa o el aire en la cara! No me importa que haga frío o que llovizne como ahora, me da igual, me puedo pasar horas, me pongo a cantar bajito y se me pasa el tiempo sin darme cuenta. Y si, además, hay un paisaje como este pues ya sí que la felicidad es completa.
Lo primero que me llamó la atención fue la cantidad de basura que había en las márgenes del rio, colgando de las ramas de los arbustos, como decoración de Navidad. El guía nos comentó que con las últimas lluvias había habido crecidas y al volver las aguas a su cauce habían dejado esos restos. Lo que no entiendo es como con tanto chino no organizan unas patrullas de limpieza y lo quitan
.
Y al lado una escena típica de este lugar y que yo no creí que fuera a poder ver: un vendedor en su balsa de bambú que se acercaba a los barcos por si alguien le compraba su fruta.
Poco a poco fueron subiendo a la cubierta el resto de los viajeros y todos querían colocarse en la proa para sacarse la correspondiente foto en el lugar que les gustaba o llevarse un recuerdo con la familia o los amigos. Cuando pedían por favor que les dejase el sitio, me echaba a un lado y les dejaba mi lugar para que se hicieran la foto a gusto pero cuando empujaban, asentaba los pies firmemente y no me movía un ápice. Tengo que reconocer que el viaje hubiera sido absolutamente perfecto si hubiera ido en una barca para mí sola, pero eso no era posible, así que me aguanto. Me dieron mucha envidia las pequeñas barcas que había a lo largo del camino con tan solo media docena de pasajeros.
Muy cerca de Xinping vimos la entrada a una cueva que tiene su acceso desde el agua y a la que estaba entrando en ese momento una de estas barcas. Nuestro guía nos contó que es una cueva muy peligrosa pues hay fuertes corrientes y remolinos y esas pequeñas embarcaciones pueden zozobrar y morir sus ocupantes. Durante las pasadas lluvias había fallecido una turista colombiana
.
A partir de este momento se observan las formaciones más espectaculares aunque la fina llovizna que caía no siempre permitía verlas en todo su esplendor. Aunque, por otro lado, la lluvia le daba al paisaje un aspecto fantasmagórico, sutil, casi etéreo, que no podría obtenerse sin su presencia.
Parece que a partir de aquí la lluvia nos dio un respiro, no sé si por el lugar o por la hora, quiero decir que, a lo mejor, dejó de llover porque al ser más tarde las nubes se elevaron y permitieron mayor paso de luz, o, tal vez, simplemente dejó de llover. Lo cierto es que a partir de aquí las fotos son mucho más nítidas y claras.
A lo largo del camino no solo divisamos paisajes sino también patos y hasta un pajarito que pude pillar de milagro.
Pero hay que volver de nuevo al rio porque los paisajes son realmente impresionantes.
Y también hay que vigilar las orillas pues en sus márgenes crecen los bambúes y, entre medias se puede vislumbrar una cascada que parece brotar de la nada entre los árboles.
Y de nuevo volver la mirada al rio porque los paisajes son tan impresionantes que no puedes dejar de mirarlos
Y me vais a permitir que esta etapa la dedique exclusivamente a este crucero porque al escribirla y volver a ver sus fotos me ha entrado tal morriña que no puedo seguir con otra. Creo que este día ha sido el más bonito de todo el viaje o, al menos, el que ha dejado mayor impronta en mí, así que os pongo otro par de fotos y termino con esto esta etapa.
Ayer se me olvidó comentaros sobre la comida del barco: malísima y escasa. Además todos los viajeros vuelan como buitres cuando llega la hora de la comida, así que si te quedas arriba para ver el paisaje, cuando vas a comer ya no queda y no reponen. Así que hay que elegir: comer o mirar.
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