Luna de miel en Costa Oeste USA y Rivera Maya (FINALIZADO) ✏️ Blogs de USA

Como ya era costumbre, nos levantamos temprano. Teníamos incluido el desayuno, pero lo servían en el restaurante de al lado (en el mismo que nos dieron de cenar la noche anterior). No era de buffet, pero era bastante abundante y de calidad; aquí pude tomar las clásicas tortitas (muy buenas, por cierto). Justo al lado había un colmado, compramos cuatro cosillas y pusimos en dirección a Bryce Canyon. No tardamos mucho, ya que Tropic está muy cerca del parque.





Tras enseñar nuestro Anual Pass en la entrada, nos dirigimos al Sunset Point para hacer la Navajo Loop, una excursión en la que te adentras en el parque y puedes observar en primer plano las formaciones rocosas. Pudimos aparcar fácilmente ya que había mucho sitio.

Estas son las vistas desde el Sunset:




Ya en el trail, hicimos infinidad de fotos a los sitios más destacados, incluyendo el famoso Thor Hammer. También nos entretuvimos haciendo fotos a las ardillas, son toda una atracción, y están bastante acostumbradas a los turistas , OJO, no las deis de comer, si os pillan, la multa es considerable.







Como veis el camino es accesible a pie, mientras no tengas problemas de movilidad se puede hacer no sin cierto esfuerzo. Recomendable llevar gorro y agua, aunque el calor no se tan extremo como en otros sitios.


Cuando llegamos al cruce con los Queen gardens nos topamos un cartel que informaba de un derrumbamiento, que nos impedía hacer la vuelta “corta” para ver Wall Street. Como no queríamos dar la vuelta sin más, decidimos hacer el camino largo por los Queen Gardens.








Tardamos unas dos horas en hacer el recorrido. Teníamos pensado acercarnos al resto de miradores del parque, pero la verdad, pensamos que sería un poco redundante y que ya habíamos visto lo mejor del parque, así que decidimos poner rumbo a Zion para aprovechar el tiempo.

A la salida del parque nos paramos en la gasolinera. Justo al lados estaba Old Bryce Town, un asentamiento con una especie de molino y unas tiendecitas de souvenirs donde venden unas piedras típicas coloreados. Decidimos dar una vuelta.






Por lo visto también organizan rodeos (había hasta unas gradas). En un cartel indicaban los horarios en los que lo celebran. Aquí tenéis una foto



De repente se puso a llover. Fue la primera y la única vez que vimos lluvia, y duró apenas 10 minutos.
Nos pusimos camino a Zion. Ese día decidimos comernos un sándwich en el coche, para ganar tiempo.

A media tarde llegábamos a Zion. No tiene nada que ver con Bryce, aquí el paisaje es verde, con montañas y riachuelos.
Antes de entrar en el túnel de acceso Cristina se percató de que había “ciervos” en la cuneta. Dejamos el coche a un lado y nos bajamos para verlos… aunque finalmente, eran cabras montesas jejeje.



Después nos paramos en el Canyon Overlook Trail, un mirador que hay antes del parque. Hay que caminar unos 25 minutos hasta llegar al mirador.
Estas son las vistas:




Ya pasando el puente tuvimos otro percance. No vimos el acceso al parque y llegamos a Springdale, el pueblo. Decidimos aparcar el coche y coger el autobús hasta el parque. Como no paraban, fuimos andando, fueron unos 20 minutos. Para que os orientéis, el acceso no se ve muy bien, está a mano izquierda.
Ya se había hecho un poco tarde y queríamos hacer al menos un tramo de los Narrows. Pues bien, cuando llegamos allí me doy cuenta de que me he dejado el anual pass en el coche… Dios, no podía ser. Si teníamos que volver ya no nos daría tiempo a ver nada. Llegamos a la entrada y estaba el guarda (siempre vestidos como el guarda del oso yogui, con su camisa caqui y su sombrero). Le expliqué lo ocurrido, era un tipo bastante serio y frio. Me preguntó qué tipo de pase tenía, cuánto me había costado y dónde lo había comprado. Le explicamos que era un anual pass comprado en el Gran Cañón. “Ok” me dijo, no te preocupes, pasa y no olvides de traer el pase para la próxima vez.
Casi lloramos de alegría.

Pasado el trauma, nos subimos en el autobús. Hay una grabación que explica, en inglés, las particularidades de cada parada.




Llegamos a la última parada. De allí hay un sendero que bordea el rio y que te lleva al principio de la excursión.
Cristina y yo nos cambiamos los zapatos por unas chanclas con tobillera, y nos pusimos en bañador. Al principio del tramo de agua la gente deja palos que sirven como bastón. Nos metimos a la aventura. Hay que tener cuidado porque hay zonas donde el agua llega por encima de la cintura.
Fue una experiencia genial. Hay que ir con cuidado, el agua está turbia y no se ve bien la profundidad, por lo que corres el riesgo de pegarte un remojón.
Llegamos hasta una especie de cataratas. Había bastante gente, pero como empezaba a anochecer, nos dimos la vuelta. Para la próxima, nos queda pendiente hacer la excursión de principio a fin, son unos 8 kilómetros.










Ya en el tramo de camino, literalmente se nos cruzó una familia de ciervos por delante y aprovechamos para hacerles fotos.




Salimos del parque y eran aproximadamente las 19 (plena noche). Volvimos al coche, nos cambiamos de ropa y pensamos que sería buena idea cenar en Springdale, ya que si esperábamos a llegar a Las Vegas se nos harían las tantas.
Entramos en el primer sitio que nos encontramos. Miramos la carta y no era muy caro, pedimos mesa y nos dijeron que teníamos para 15 minutos. Pues bien, cuando nos dimos cuenta y nos fijamos bien en el restaurante nos dimos cuenta que era un sitio bastante fino, todo el mundo bien arreglado, y con un montón de reseñas de prensa colgadas en la pared (¡incluso premios de cocina!). La verdad, el sitio estuvo a la altura: nos pedimos unas costillas deshuesadas que estaban de vicio, disfrutamos muchísimo. El restaurante se llama The Spotted Dog, y se encuentra en 428 Zion Park Blvd, Springdale.






A las 22 nos pusimos rumbo a las Vegas. Eran unas 3 horas de camino, por una carretera que salvo excepciones y alguna ciudad es bastante oscura. Aquí fue el único momento donde lo pasé mal: pasada una hora el cansancio me pasó factura, se me cerraban los ojos hasta el punto que tuve que parar en la entrada de la ciudad de Nevada para hacer una parada. Paramos en un 24H. Pues bien, por si faltaba poco, nada más aparcar, se nos pone al lado un coche tipo Gangster con cuatro chicos dentro (tipo Gran Theft Auto…), cuando veo que salen del coche… Dios, pensé, estos nos atracan aquí mismo. Afortunadamente sólo fueron paranoias mías, eran cuatro chavalitos que acababan de comprarse comida en el Burguer King de la calle de enfrente. Ufff!.
Entramos en el 24H, donde fueron muy amables (como de costumbre) aunque yo no tenía muchas ganas de hablar. Compramos unos chicles y una lata King size de Red Bull para mí. Le di el relevo a Cristina, que estaba fresca como una lechuga, y en dos horitas nos plantamos en Las Vegas.

No sé si fue el subidón por ver las luces de neón de los casinos o el medio litro largo de Red Bull que me había bebido; pero al llegar se me pasó el sueño. A pesar de ser la madrugada había bastante tráfico, nos fuimos fijando en los casinos a medida que los pasábamos: Stratosphere, Paris, Bellagio… una pasada. Nosotros nos alojábamos en el New York, que está hacia el final del Strip.
Al llegar dejamos el coche en el servicio Vallet, que te aparcan el coche y te dan un ticket. Cuando necesitas el coche entregas ese mismo ticket y te lo sacan.
Al entrar en el casino se nos abrieron los ojos de par en par: ni nos imaginábamos la cantidad de gente, máquinas y mesas que había para jugar. Sólo ves lucecitas por todo y pitidos a diestro y siniestro. La primera impresión había sido muy buena.








En recepción nos dijeron que nos habían dado una habitación de superior categoría. ¡Guay!
Cuando entramos no nos lo podíamos creer: estaba en la planta 25, podíamos ver la montaña rusa del hotel desde la ventana, teníamos un jacuzzi y una cama enorme.
Teníamos dos días para ver la ciudad, así que nos fuimos a la cama a descansar, no sin antes retrasar el reloj una hora (el último cambio de hora en nuestra aventura en USA)


CONCLUSIONES

• Este día de ruta es bastante agotadora: hicimos tres excursiones, la más corta de una hora, y eso pasó factura de camino a las Vegas. No hubiera sido mala idea hacer noche en los alrededores de Zion .

• Bryce es un lugar bonito, merece la pena verlo, aunque no me explayaría mucho; basta con ver el mirador de Sunrise Point y recorrer la Navajo Loop. No dedicaría más de 3 horas.

• Zion fue una de las sorpresas agradables del viaje. Es lo suficientemente amplio como para pasar uno o dos días enteros. Si tenéis la oportunidad, dedicad una mañana a los Narrows, eso sí, equiparos bien; si vais en verano bastan unos zapatos que se puedan mojar o chanclas, bañador y toalla. Para otras épocas, mejor consultad el foro, ya que la temperatura del agua y la posibilidad de lluvias os pueden condicionar.

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Nos despertamos más tarde de lo normal ya que, como recordareis, llegamos agotados al hotel. Este día nos lo tomamos como una toma de contacto de la ciudad. Pensábamos pasear por los hoteles, y por la tarde visitar Fremont Street. Así que nos pusimos a ello.
Como sabréis los hoteles más vistosos se encuentran en la calle principal, conocida como el Strip. Para ir de hotel en hotel puedes ir desde dentro, muchos están conectados entre sí por túneles o pasarelas. Vimos los más famosos: Bellagio, Caesars, Venetian, MGM, Aria, Excalibur… En cualquiera de ellos se cumple la misma pauta: casinos enormes, centros comerciales y restaurantes. Los hoteles están diseñados para consumir, lo que significa que cuando los visites pasarás siempre por dentro del casino y por las tiendas.
Aquí tenéis unas cuantas fotos :

















Comimos en un Johnny Rockets que hay dentro del Planet Hollywood, pero no fue tan bueno como el de Los Ángeles.






Por la tarde tomamos el Deuce, que es el bus más famoso, y que te lleva por todos los hoteles hasta parar el Vermont. Lo puedes sacar en unas máquinas que hay en la parada. Cuesta 8$ y vale por 24 horas. El tráfico era abundante y tardamos bastante en llegar. De camino pudimos ver como es la ciudad fuera del strip: casinos de segunda, capillas para casarse, algún que otro table dance… La conclusión: fuera del Strip, la ciudad tiene poco que ver y parece bastante marginal.
Vermont Street es una calle peatonal, con tiendas, restaurantes y bares. Su principal atracción es la pantalla de televisión más grande del mundo. Cada hora en punto, entre las 20 y las 24h hacen el espectáculo de luces y sonidos. Cuando fuimos había también un concierto, gente disfrazada y espectáculos de magia.
Estuvimos una hora hasta ver la actuación. La temática era el grupo de música The Doors, y duró unos 10 o 15 minutos.











Al acabar fuimos a la parada de bus. Nos dio un poco de mal rollo porque la calle estaba vacía y no encontrábamos la parada. Al final, la encontramos, el conductor era amable pero tardó como media hora en salir porque, según él, esperaba que llegara más gente. Igual que en la vuelta, tardamos un siglo en llegar, tanto que no pudimos ver el espectáculo de fuentes del Bellagio, tal y como queríamos hacer.
Eran sobre las 12 y no habíamos cenado. Nos metimos en un restaurante del Planet Hollywod (muy fácil de encontrar, tiene un toro enorme en su logotipo). No cenamos mal.


Después, nos fuimos a dormir al hotel.




Segundo día


Aprovechamos la mañana para visitar los Premium Outlets del sur. Fuimos en coche, y aparcamos en un parking que hay en la parte trasera del complejo (en la delantera hay uno enorme, pero los carteles decían que era un parking de funcionarios y no se podía aparcar) Habíamos impreso los cupones descuento en casa. Al llegar te dan un mapa de las tiendas. Ni que decir que arrasamos con todo. Nosotros aprovechamos sobre todo las tiendas de deporte: Nike, Reebok y Adidas. La tienda Tommy Hilfiger también merece mucho la pena.
Echamos toda la mañana, después volvimos al hotel y cogimos de nuevo el Deuce para plantarnos en el Hotel Wynn. Allí íbamos a comer donde muchos consideran el mejor buffet de las Vegas. La verdad es que si miráis los foros, no hay una opinión unánime; muchos consideran que hay muchos buenos buffets, véase el Bellagio o el Cosmopolitan. Seguramente el buffet de cualquier gran hotel debe estar de escándalo, pero a mi sobre el papel me apetecía probar el Wynn. Como llegamos tarde (eran pasadas las 16) tuvimos que pagar la tarifa de cena. La decoración es muy vistosa, pronto nos dieron una mesa. Cuesta 39$ por persona (precio de la cena). En cuánto vimos la comida supimos que nuestra decisión fue acertadá: marisco, sushi, solomillos, pizza, cocina internacional… y un surtido de postres increíble.
Comimos hasta hartarnos. No hicimos fotos, solo esta del postre:


Después de comer nos paramos por el Bellagio para ver el espectáculo de música y fuentes. Muy bonito.



Después fuimos al MGM Grant para cumplir uno de mis sueños: jugar un torneo de póker Texas Holdem. Había visto unos cuantos panfletos que te explican los torneos que tienen cada casino. Como en el New York no hacen, me recomendaron ir al del MGM, que está justo al lado.
El torneo empezaba a las 19h, pagabas 60$ por 4.000 fichas y niveles de 20 minutos. Se paga al momento y solo aceptan efectivo. Me gustó mucho la sensación, ojalá pudiera haberme hecho una foto, pero cuando Cristina lo intentó un empleado le dijo muy amablemente que no se podía... así que sólo salgo de refilón






Abro un paréntesis para los amantes del póker. Si eres aficionadillo como yo y vas a las vegas a jugar, lo mejor es informarte de antemano; aunque en los hoteles hay folletos y carteles que te explican los torneos que celebran. Los precios van desde 30$,50$,70$,115$... hasta lo que quieras, y casi a cada hora del día entre las 9h y las 24h. Mesas de cash hay en cualquier sitio y ciegas de todo tipo (las más habituales 5/10). Yo el torneo que jugué lo encontré bastante casero y el nivel de los jugadores era similar a los de un casino español (algunos sin mucha idea, otros más enteradillos), con la salvedad de que allí se lo toman como un entretenimiento, en plan “me gasto 60€ para pasar el rato, más que para jugar”. El tipo de gente también cambia, la media de edad es más elevada, te encuentras desde la ama de casa hasta el friki trajeado… lo que, en mi opinión, hace la experiencia más divertida.
En mi caso no me fue muy bien ya que jugué condicionado: a las 21:30 tenía que estar en el hotel porque íbamos a ver el espectáculo del circo del sol Zumaniti. Gané un par de manos y conseguí estar todo el tiempo en la media de fichas. Cuando llevaba hora y media jugando me tocó un AK y piché pareja en el Flop. Empecé a subir, un tipo me siguió, salieron cartas bajas en el Turn y el River. Le subí, y el hizo All In. Pensaba que era un farol, se lo vi… El tipo tenía 75 y le había salido escalera en el River!. En fin…
Cierro paréntesis
Me fui al hotel, aproveché para ducharme y cambiarme. Puse un rato la tele, y tuve la suerte de poder ver los dos capítulos de estreno de la última temporada de la serie Cómo conocí a vuestra madre, de la que soy fan (ya es casualidad)
A las 21 bajamos al vestíbulo para ver la obra del circo del sol.


En las Vegas prácticamente todos los hoteles del Strip tienen un espectáculo en cartelera. Si hablamos del Circo del Sol, hay como seis o siete. Nosotros ya hemos visto Dralion, Corteo y Alegría. En principio no pensábamos ver ningún espectáculo, ya que apenas un mes antes habíamos visto el espectáculo Alegría en Palma, pero una vez allí… en fin, simplemente nos entraron ganas de ver uno. Nos decidimos por Zumanity, lo celebran en nuestro hotel y lleva 10 años en cartelera. A diferencia del resto de espectáculos del Circo del Sol, este tiene un carácter erótico, como si fuera una sala de variedades. La sala es pequeñita, y muy bien ambientada, con una iluminación rojiza. Compramos asientos del piso superior, en primera fila. Al ser un espectáculo diario no suele haber problemas para comprar entradas. Nos costaron 65 euros cada uno y la impresión que nos dio al estar dentro es que desde cualquier asiento se ve perfectamente el escenario
Es un espectáculo corto, dura una hora y media (no hacen descanso). No es tan espectacular como otras que hemos visto, no hay tantas piruetas. Es tipo Cabaret, con semidesnudos y un humor bastante picante. Los actores interactúan mucho con el público. A mí no me desagradó, fue una experiencia diferente. A Cristina le gustó un poco menos, sobretodo porque como apenas entiende el inglés no captaba los chistes.
A la salida no teníamos mucha hambre después de la comilona que nos habíamos metido, así que nos compramos un pretzel en uno de los puestos del hotel y nos fuimos a la cama.

Aquí poníamos punto final a nuestra estancia en Las Vegas.

CONCLUSIONES

• Las Vegas es una ciudad de contrastes, pero para nosotros fue de las mejores etapas del viaje. Merece la pena patearse el Strip y pasear por los casinos. Más allá de Strip es mejor informarse bien de donde ir para evitar problemas.

• El hotel New York está muy bien en relación calidad precio, y fue todo un detalle darnos una habitación con Jacuzzi. Tiene alguna carencia (faltan torneos de Holdem), nosotros si volviéramos nos gustaría probar otro hotel. Entre los lujosos nos gustó el Caesars, que además tiene la ventaja de estar en medio del Strip; y de los asequibles el Planet Hollywood y el MGM. El Bellagio está muy bien, pero por el precio encuentro que hay hoteles mejores. Para gran lujo, el Venetian. Si viajáis en plan mochilero y no queréis gastar mucho, hay hoteles un poco alejados del strip que son mucho más baratos.

• La Fremont Street Experience es chula, pero se tarda mucho en ir. Si no vais a estar mucho tiempo en las Vegas, no vale la pena.

• Si queréis ver un espectáculo, informaros en España de cuáles están en cartel. Es recomendable comprar antes las entradas para asegurar, pero si os da igual el espectáculo y no vais en fechas señaladas, podéis comprar entradas en taquillas y tiendas.

• Obligatorio visitar al menos uno de los Outlets. Podéis imprimir el carnet de socio en España, y allí os darán los cupones. La web es www.premiumoutlets.com/lasvegas

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Dejamos atrás la ciudad del pecado y nos dirigimos rumbo al Valle de la muerte, donde se encuentra el punto más caluroso del continente. En la entrada del parque no había nadie, así que pasamos sin más.

Visitamos primero Dante’s View, donde vimos una panorámica del valle; y luego Zabrinsky Point:




Desde allí, seguimos la ruta para visitar los lugares principales:

Devils Golf Course: Son rocas de sal cristalizada, digno de ver.




Badwater: A 86 metros por debajo del nivel del mar, es el punto más bajo de Norteamérica (siempre había oido que también es el punto más bajo del hemisferio occidental, aunque según wikipedia, es Laguna de carbón en Argentina, con 105m). Según dicen, cuando los primeros exploradores se adentraron en Death Valley, hicieron una parada para dar de beber a los caballos. Al intentar beber en el arroyo, se dieron cuenta que el agua no era potable debido a los insectos que había en ella, así que escribieron en su mapa una reseña que decia "bad water" (agua no potable), de aquí viene el nombre.
El calor aquí se nota bastante, el coche indicaba 44º (creo que el récord es 52º) no nos quedamos mucho tiempo porque Cristina se empezó a encontrar mal. Para más inri, una inesperada ráfaga de viento se llevó su sombrero de vaquero… ¡Con lo chulo que era! Una pena.



El cartel que indica dónde está el nivel del mar










Desde allí nos fuimos a Furnace Creek, un pequeño asentamiento dónde hay un restaurante y tiendas. Comimos allí, es un poco más caro de lo normal, pero es lo único que hay, aunque tanto la comida como el servicio fueron correctos. Nada más llegar te sirven un vaso de agua helada, que agradecimos bastante.



Prácticamente al lado encontramos una gasolinera dónde repostamos. Si normalmente durante el viaje repostábamos por unos 3$ el galón, aquí valía 5$; es lo que tiene estar en medio de la nada.
Pusimos rumbo a Mammoth Lakes, que era donde pasaríamos la noche. A la salida del parque hicimos una parada en el último punto del mapa, Sandunes, unas dunas de arena fina. No es imprescindible, pero es curioso, aunque los carteles te avisaban de que puede haber serpientes en la zona.





El camino en coche tuvo un par de sucesos curiosos: la carretera está llena de subidas y bajadas (pasas de estar por debajo del nivel del mar a subir montañas y volver a bajarlas) y eso hacía que los oídos se nos taponaran (a mi hasta me hacían daño). Después topamos con una tormenta de arena, apenas se veía la carretera, que se empezaba a enterrar, aunque pudimos conducir sin problemas. Poco a poco fuimos dejando el desierto para pasar al paisaje de montaña. Cuando llegamos a Mammoth era ya de noche, un pueblo tranquilo de montaña que vive del esquí en invierno y que la gente aprovecha para pernoctar de camino a Yosemite. Si en Death Valley la temperatura superaba los 40 grados, en Mammoth apenas superaba los 5! Imaginaros a nosotros con camiseta corta y bermudas!
El Hotel no parecía de los mejores, pero como siempre era cómodo y limpio. El encargado fue muy amable, nos preguntó si habíamos cenado y nos recomendó un bar-pizzería que daba de comer hasta las doce de la noche. Cuando nos indicó dónde estaba el lugar (sólo había que cruzar la calle) nos dijo que si veíamos algún oso que no le hiciéramos caso, que pasaría de largo. Pensamos que lo decía en broma, pero me dijo que no, que siempre hay un par de osos por allí!
Para evitar un encuentro indeseado, fuimos en coche, nos cenamos una pizza muy rica en el típico bar de pueblo donde los lugareños beben cerveza y ven el fútbol americano; que tiene una sala que es la pizzería. Y de allí, a dormir.

CONCLUSIONES

• Death Valley no es ni de lejos el mejor lugar de la ruta, pero si vas de Las Vegas a Yosemite te viene de paso. Tiene su encanto, por el hecho de ser el lugar más caluroso del continente y por estar por debajo del nivel del mar. Puedes dedicarle un par de horas o toda la mañana, lo mejor es Badwater y Devil’s Golf Course

• Intentad llegar al parque con el depósito lleno. De camino hay una gasolinera con un rótulo que dice “La última gasolinera antes de Death Valley” y al salir hay una pasando Furnace Creek, que cierra a las 17h. No os conviene quedaros sin combustible, allí dentro no vimos ni teléfonos ni guardas… ni nada.

• Id con ropa fresca, gorras y agua. En Septiembre estábamos a unos 44 grados.

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