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Viaje a Islandia. 1 al 5 día.

Viaje a Islandia. 1 al 5 día. ✏️ Blogs de Islandia Islandia

Cuaderno de viaje, Ruta circular por Islandia Una isla al filo del ártico. Experiencias vividas.
Autor: Pereje  Fecha creación:  Puntos: 4.3 (6 Votos)
Viaje a Islandia,  1 al 5

Viaje a Islandia, 1 al 5


Localización: Islandia Islandia Fecha creación: 29/03/2014 14:23 Puntos: 0 (0 Votos)
Viaje a Islandia 1º día del cuaderno de viajeros.
Nuestras sensaciones ya comienzan a bordo del avión. Todas las azafatas son altas, rubias y de piel muy blanca. Viajamos a un país que se encuentra en el mismo hemisferio que el nuestro. Cuando llevamos dos tercios de nuestro vuelo (unas cuatro horas) nos preguntamos: ¿está amaneciendo? ¡Pero si es la una de la mañana! ¡Estos Islandeses ya tienen la luz encendida!
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Viaje a Islandia 2º día.
Antes de aterrizar sobrevolamos volcanes, tierras de color oscuro tapizadas de verdes y en la costa, extensas playas de arena negra y acantilados de rocas también muy oscura.
Llegamos al aeropuerto internacional de Keflavik, que se encuentra en la península de Reykjanes. Es un aeropuerto coqueto y de no grandes dimensiones. Las primeras sensaciones del paraje que rodean las instalaciones son un tanto desalentadoras. Este paisaje de lava acentuado por la poca luz del exterior (sol de media noche) nos acompañará durante un buen rato en nuestro camino. Entre toda esta mancha negra aparecen brotes de lupinos, una planta invasora que da color al paisaje.
Realmente nos resulta muy curioso poder conducir a las dos de la mañana, con luz para poder disfrutar del paisaje. Esto nos indica que visitamos la isla en los meses de verano. Hemos salido de Barcelona rondando los 28º C y llegamos con unos frescos 10º C, con ligera brisa y el suelo húmedo, pues ha llovido hace poco.
Cambiamos euros por coronas islandesas. Nos dan 151 coronas por cada uno de nuestros euros (año 2013). Parece que volvemos al pasado al realizar cálculos para saber lo que cuesta lo que compramos ya que la relación euro-pesetas es prácticamente similar a la de euro-coronas. Tomamos un café con leche para terminar de despertarnos. Su precio, 350 coronas (2,3 € aproximadamente), ya nos indica que Islandia es bastante más cara que España.
Circulamos por una autovía cuya velocidad máxima permitida es de 90 Km/h. Realmente tenemos que ir muy pendientes de la velocidad, ya que nuestras costumbres al conducir por este tipo de carreteras son muy diferentes. Con un tráfico casi inexistente, nos acercamos a Reykjavik. Estamos en plena hora punta, la densidad de tráfico aumenta, pero sin que se produzcan atascos de ningún tipo. De momento, no entramos en la capital. Nuestro destino es la naturaleza, pues los que visitamos esta isla lo hacemos por su estado primigenio. Tras recorrer unos 100 Km, nos encontramos en Pingvellir, lugar donde se fundó el considerado primer parlamento, el Alping. Rodeados de lagos, comenzamos a caminar entre dos paredes de roca de caras paralelas. ¡Es la famosa falla!, que separa la isla dos centímetros al año de media. Sin duda, un paisaje muy diferente a los que estamos acostumbrados. El río Öxará se precipita por una de las paredes de la falla formando Öxarárfoss. El término “foss” en islandés significa salto de agua. Paseando escuchamos el sonido del colimbo chico, contemplamos el vuelo de los cisnes, un esmerejón posado, multitud de anátidas, una perdiz nival junto a nosotros y varias ocas con sus pollos que simplemente se alejan. Caminamos por un sendero paralelo a una de las fisuras hasta llegar a una iglesia que conmemora el milenario del primer Parlamento, el ya citado Alping.


Nuestra primera visita nos ha dejado realmente satisfechos. Ya el primer día de nuestro viaje estamos maravillados en plena naturaleza con tanta diversidad de aves en época de cría.
Continuamos hacia nuestro próximo destino. Geyser, perteneciente al denominado Círculo Dorado, es una de las atracciones naturales que parecen reguladas casi por un reloj.
Casi sin darnos cuenta, ya que se encuentra relativamente cerca de Pingvellir, llegamos a Geisir, el origen del nombre de este fenómeno geológico. Es un chorro de agua termal que llega alcanzar entre 15 y 30 m de altura, siendo muy puntual, ya que no tarda más de 6 minutos en repetir su actividad. Strokkur es su nombre.
En los carteles explicativos recordamos como se produce el fenómeno: el agua geotermal está atrapada en una grieta; la parte superior de la columna de agua se enfría, mientras que la zona inferior se recalienta, formando vapor que sale a superficie al mismo tiempo que expulsa el agua fría de la parte superior de la columna; y vuelta a empezar.
Seguimos circulando por carreteras estrechas, sin tráfico, para llegar a Gullfoss. Allí se localiza una cascada doble de gran magnitud, probablemente una de las más famosas de Islandia. Ante nuestra retina disfrutamos de la primera “foss” de grandes dimensiones. Es realmente espectacular. Nos colocamos los impermeables, incluso a la cámara, para evitar empaparnos con el vapor que genera la caída de agua de 32 metros.
día termina junto a un lago donde se encuentra nuestro alojamiento.
La sensación del primer día es todo un éxito. Parajes desoladores, paisajes con grandes lagos repletos de aves, una gran catarata y fenómenos geológicos entre los que destaca la separación de las placas tectónicas. Ya no nos acordábamos que estos islandeses no apagan la luz. Los alojamientos no tienen persianas, pero si cortinas, por lo que la habitación no se queda a oscuras totalmente. Es el sol de media noche. Un antifaz nos resuelve el problema.
La cena consiste en un poco de salmón, islandés por supuesto, un buen yogur y otros productos del país. ¡Un día completo!
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Viaje a Islandia 3º día.
Comienza el día con un cielo nublado típico del país. Ya sabemos que probablemente con el paso de las horas, veremos el sol en algún momento y, que lloverá sin grandes aguaceros. Si consultas el tiempo, casi todos los días hay sol y nubes. De esta forma no te equivocas. En nuestra mochila de diario siempre debemos de llevar a mano el impermeable. Este tiempo es tan cambiante que durante el viaje debemos vestir por capas; podemos pasar de dos a tres capas para terminar poniéndonos sólo una.
Partimos hacia los fiordos del norte. Hoy nos tocan kilómetros de carreteras sin tráfico y con velocidad limitada a 90km/h. Paramos para repostar. El precio del gasoil es de 250 coronas islandesas (1,6 euros), casi como en nuestro país de origen, “sólo” que un 15 % más cara. Seguimos con un café con leche a 350 coronas islandesas. Pensábamos que cerca de los núcleos de población grandes estaría más caro, pero prácticamente el precio es similar en toda la isla. Nuestra carretera, al inicio, es paralela a la línea de costa en la que podemos observar multitud de eider y otras aves. De repente, un aviso de túnel. Éste se mete debajo del mar con una pendiente muy pronunciada. En la mitad del fiordo comienza el ascenso para salir del mismo. Seguimos con un cielo nublado y chispea.
Sobre el medio día llegamos al noreste de la isla. En primer lugar visitamos el pequeño centro de interpretación de la foca que se encuentra en Húnaflói (Bahía del Oso), en el pueblo de Hvammstangi. Los nombrecitos son para recordar, pero eso mismo pensaran ellos de los nuestros. Comienza nuestro primer camino sin pavimentar, con velocidades no superiores a 40 km/h. Nos desplazamos con dirección a Hindisvík donde se encuentra una de las mayores colonias de focas. Aunque la marea está alta, se dejan ver en los islotes cercanos a la costa. Atravesamos colonias de charrán ártico en plena campaña de alimentación de la crías. Es un ir y venir de los padres a por comida, que pescan en la misma orilla. No se tienen que ir muy lejos. También hay araos, archibebes, etc., todo un paraíso para disfrutar con los prismáticos. Ya casi terminando la vuelta a la península, Israel divisa un punto blanco encima de un mojón y grita ¡un halcón gerifalte! Rápidamente saca el catalejo. Su cara y gestos denotan una inmensa alegría. Es biólogo de formación y ornitólogo apasionado. Tiene el ojo acostumbrado, sabe dónde mirar. Después del alboroto, seguimos nuestro camino. Israel ojea su guía de aves sin parar y se pregunta: ¿halcón joven o adulto? En fin, son nervios de alegría.
Paramos a comer junto al mar. Hay una gran colonia de sternas junto a nosotros. Por cierto, ha salido el sol y no tenemos viento. Vestimos con una sola capa de ropa, esto quiere decir camiseta de manga corta. Paseamos junto al mar y vemos focas al fondo; entretanto un arao trae un pescado alargado de color rojo en su pico y grita junto a su pareja. Los pollos de eider duermen en la playa totalmente confiados. Casi los podríamos coger.
Seguimos nuestro camino sin pavimentar parando junto a la colonia de focas. Están un poco lejos, reposando en la playa de arena negra, en la otra orilla del fiordo. Aprovechamos para bajar a la playa junto a una formación de lava que sobresale del mar. Al acercarnos, los charranes nos atacan con vuelos racheados pasando cerca de nuestras cabezas. Parece una escena sacada de la famosa película "Los Pájaros". Según cuenta una leyenda, la formación rocosa de lava tiene esta curiosa forma porque se trata de un trol al que le sorprendieron los primeros rayos del amanecer mientras intentaba destruir un monasterio. Nuestro personaje se llamaba Hvítserkur. El entorno es realmente muy bonito, un verdadero placer para quien disfruta de la fotografía como es mi caso. La luz en Islandia es especialmente buena para captar imágenes.
Terminamos nuestra visita a la península de Vatnsnes con dirección a Skagafjördur, un fiordo donde se encuentra una granja-museo dedicada a la turba. Yo, que estudié ingeniería técnica de minas, tenía curiosidad por saber para qué utilizaban los lugareños el carbón de menor pureza. Llegados al museo tras recorrer unas carreteras un tanto enrevesadas, se produjo "el descubrimiento": utilizan la turba para construir los muros de los almacenes y como tejados de los edificios. Realmente curioso.
Paseamos junto a la granja mientras un lugareño regaba el tejado. Justo al lado, se levanta una casa de reciente construcción que también tiene el tejado de turba. Un poco más alejada hay una iglesia con simbología vikinga que, al igual que las anteriores, utiliza la turba como principal material de edificación.
Al final del día el clima nos ha respetado. Vamos en dirección a nuestro alojamiento que se encuentra inmerso en el fiordo. Este es famoso por la cría de caballos. El turismo extranjero no suele pasar por esta zona.
La granja donde nos alojamos mira al oeste y en consecuencia tenemos una bonita puesta de sol. La jornada ha sido muy larga en kilómetros, pero muy satisfactoria en vivencias: túnel por debajo del mar, focas reposando en las largas playas de arena negra, el ataque de los pájaros, un trol petrificado y granjas con paredes y techo de turba. Seguro que lo más gratificante para Israel habrá sido el encuentro con el halcón gerifalte. Cada uno de nosotros soñaremos con diferentes temas. "Ponte el antifaz que aquí tampoco tienen persianas". Realmente ninguno de nosotros lo necesitamos. Uno llega cansado al final del día, pero con ánimo para ver lo que esta isla nos ofrecerá mañana.
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Viaje a Islandia 4º día.
Una vez descansados, preparamos nuestros desayunos. Consisten en café, leche, infusiones, pan de molde que nos acompaña todo el viaje, mermelada de ruibarbo, algo de fruta procedente de Argentina y el yogur de gran calidad. La mantequilla que no falte y, lógicamente, tampoco el aceite de oliva de nuestra tierra.
Hemos terminado el desayuno y preparamos unos bocadillos para no perder tiempo al mediodía en buscar un lugar para comer. Nos hemos decantado por el salmón ahumado, que lo compramos entero. Lo acompañamos con una cerveza y una pieza de fruta; suficiente para llegar a la siguiente noche.
Ya en ruta camino de Akureyri, cogemos dirección a la población pesquera de Dalvik, que se encuentra en el mismo fiordo, el Eyjafjördur. Nos paramos junto a la carretera y una mancha de lupinos enmarca el paisaje. Seguimos nuestro camino atravesando un túnel de una sola dirección que no está regulado por semáforos y que cada 100 metros aproximadamente tiene un apartadero. Esto funciona ya que la densidad de tráfico es muy escasa. En Dalvik disfrutamos de un corto paseo ya que se encuentra en un lugar muy bonito.
Ya en Akureyri, paseamos por su calle principal repleta de cafés, librerías y unos trolls que anuncian una tienda de recuerdos. Akureyri es la segunda población más grande de Islandia con 17.000 habitantes. Una vez hemos comprado los víveres para los próximos días, nos tomamos un respiro y probamos el bacalao salado, pero en esta ocasión en tiras muy finas. De los que hemos probado antes, este es el que más nos gusta. Junto a la ciudad se encuentra la granja-museo de Laufás. La propia granja y la vicaría están bien conservadas y nos permiten ver cómo vivían en la época en que estuvieron en uso. Aquí también vemos los muros y los tejados de turba.
Dejamos el fiordo para adentrarnos hacia el interior por la carretera nº 1, que es la que da la vuelta a la isla. Vemos un paisaje en el que nos llaman la atención dos o tres pequeñas manchas blancas. No son otra cosa que corderos sin pastor. Uno de los peligros que podemos encontrar en las carreteras islandesas. Al fondo se observa vapor salir de la tierra; señal de que llegamos a Godafoss, "el salto de los dioses". Por suerte el cielo cubierto nos permite fotografiar esta preciosa cascada con exposiciones largas con mi "amado trípode". Bajo a la parte inferior, desde donde realmente me gustan más las vistas. Ya de regreso hacia el coche, me acompaña una pareja de chorlitos dorados. Debo de andar cerca del nido, pero no lo veo.
De camino a Mývatn se pueden observar pequeñas lagunas de agua con su pareja de colimbos grandes acompañados de sus crías y algunos cisnes. De nuevo encontramos corderos salpicando de puntos blancos el paisaje.
Nuestra primera parada en Mývatn es el río Laxä, donde una de las aves que crían es el pato arlequín. ¡Tenemos que verlo!, comenta Israel mientras otea las riberas del río. Miramos con nuestros prismáticos y por suerte aparece una hembra, pero nada más. No hemos tenido mucha suerte. En una guía islandesa se indica que si los arlequines han terminado la reproducción, dejan a las hembras en la tarea de criar y ellos marchan al mar a cambiar su plumaje y a buscar algo de más tranquilidad, imagino.
Muy cerca de este río, rico en salmones, se encuentra nuestra próxima caminata. Comenzamos la subida al Vindbelgjarfjall y en una hora llegamos a su cima. Las vistas de Mývatn son espectaculares. Delante de nuestras retinas divisamos un gran lago, zonas húmedas, volcanes, fumarolas, montañas de colores, etc. Mientras contemplamos este magnífico paisaje, aviso a Israel que unos pájaros blancos se pasean delante de nosotros con un poco de descaro y desparpajo. Mi compañero ornitólogo se muere de regocijo, es un escribano nival. Nos sentamos un rato en la cumbre. Tenemos un cielo cubierto sin viento y estamos muy a gusto. Mientras regresamos, Israel me comenta que tenía mucha ilusión por ver este ejemplar desde que empezó su afición por la ornitología. Por eso, al llegar al coche lo primero que hace es coger su guía de aves para volver a verlo, esta vez en papel y realiza unas cuantas anotaciones. Ha sido una caminata muy agradable y con sorpresa.
Antes de dejar el sur del lago, visitamos la zona denominada “falsos cráteres”, aunque yo hubiera dicho que eran pequeños volcanes. Leemos los carteles explicativos que nos aclaran que fueron unas explosiones de gas las que generaron este paisaje salpicado de cráteres de tamaño pequeño. Un sendero junto a los pseudocráteres es nuestro camino a seguir. Junto al lago hacemos una primera parada. Contemplamos un ejemplar de "sterna" que parece posar para nosotros, una pareja de zampullines cuellirrojos con sus crías sobre sus cuerpos y ánades durmiendo en el camino. Nosotros pasamos a menos de un metro de uno de ellos, abre el ojo y sigue durmiendo con los polluelos arrimados a ella. Un trío de colimbos grandes, cientos de patos a nuestro alrededor…, en fin, todo un deleite para la vista y el oído bajo unos rayos de sol entre nubes al atardecer y sin viento. Por cierto, Mývatn traducido es “lago de los mosquitos”, pero estos de momento no han aparecido.
Junto a nuestro alojamiento rodeado de campos de lava, se encuentra un bar que prepara pizzas y tiene cerveza artesanal. Ya en la cama, nuestros pensamientos recuerdan las agradables experiencias vividas en un día en el que hemos disfrutado de paisajes diferentes a los vistos anteriormente: comenzamos el día circulando entre fiordos, visitamos la segunda ciudad más grande del país, vimos la granja con paredes y tejados de turba, disfrutamos de Godafoss, subimos a un volcán con unas vistas espectaculares y con sorpresa, paseamos junto a falsos volcanes rodeados de aves, etc. El sonido del colimbo grande es la música que sirve para dormir plácidamente. Por cierto, siguen sin apagar la luz.
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Viaje a Islandia 5º día.
Despertamos con la alarma del móvil y rápidamente comienza nuestra actividad matutina. Nos damos una ducha de aguas sulfurosas con cuidado de no quemarnos, pues sale ardiendo por las tuberías. Después, a desayunar. ¿Qué yogur probaremos hoy? Comentamos nuestra actividad para el día. Esperamos haber escogido bien entre tanto que ver.
Nada más comenzar nuestro camino, nos detenemos en un lago de aguas color turquesa junto a una instalación geotérmica. El color es sobrenatural. Consultamos nuestros papeles para ver la explicación del fenómeno que tenemos delante. Se trata de una antigua explotación de sedimentos óseos de algas fósiles (diatomita, roca sedimentaria organógena) que, junto con los restos de aguas sobrantes de la explotación geotermal construida anteriormente a la explotación de las diatomeas, obtenemos un lago de aguas turquesas con sedimentos blanquecinos que además resulta tóxica. En su perímetro, un grupo de limícolas descansan.
Proseguimos hacia las montañas de color pastel, que ya están a nuestro alcance. Presentan colores amarillentos claros intercalados con ocres. Circulamos por el paso de Námaskard. Detenemos nuestro vehículo en Hverir y consultamos los carteles explicativos para entender lo que tenemos delante, ya ansiosos por comenzar a caminar. Nos encontramos en una zona por donde pasa la falla, aquella que era muy visible en Pingvellir. Aquí tiene poco espesor la corteza terrestre. Estamos rodeados de rocas magmáticas efusivas, denominadas volcánicas para entendernos, en este caso riolita. Su color es blanquecino con tonos ocres y algunas manchas verdosas. ¡Qué suerte llevar la guía de rocas para recordar conceptos! Aunque entiendo que todo esto puede ser un verdadero " toston", es bueno entender lo que contemplamos, sin entrar en todo este detalle.
Dejamos tantos detalles geológicos y nos encaminamos hacia un sendero que sube hacia la cima del Námafjall. Avanzamos entre montañas de color amarillo blanquecino, con pequeñas manchas de amarillo intenso y verde difuminado. Tras media hora caminando llegamos a su cima, desde donde contemplamos toda la serie de fenómenos geológicos. Caminamos por la cresta sobre un terreno un poco deslizante y un tanto limoso y descendemos por el otro lado de la montaña, para llegar a Hverir, donde nos encontramos todo un espectáculo de fumarolas y barro hirviendo. Dos tienen todo un repertorio sonoro al mismo tiempo que despiden vapor a presión; otros, agua y lodo burbujeante con colores grises azulados de gran intensidad, todo ello rodeado de montañas de color pastel. Es realmente surrealista. Hoy tenemos un día soleado y sin viento. Vestimos un fino forro polar, ya que realizamos la excursión a primera hora. Tras mirar el reloj, comprobamos que hemos estado una hora y media, sin darnos cuenta, realizando fotografías y contemplando el paisaje con toda la calma necesaria para empaparnos del lugar, aunque, esta vez sí, con unos pocos de turistas a nuestro alrededor. No sólo nosotros conocemos la existencia de este maravilloso lugar.
Nos alejamos de Hverir en dirección norte. Pasamos por unas instalaciones geotermales de grandes dimensiones que reciben tuberías de la zona más alta. Algunas de ellas parecen grandes iglús que humean. Paramos junto al Stora-Viti, un impresionante cráter inundado de agua azul verdosa. Transitamos por el perímetro del cráter. Al noreste vemos fumarolas y montañas de riolita y, al oeste, coladas de lava de antiguas erupciones intercaladas de riolita. Este paisaje contiene todo un libro de vulcanismo por sí solo. Seguimos con sol y sin viento, ya con una sola capa de ropa, una camiseta de manga corta.
Muy cerca del Stora-Viti dejamos el coche para pasear por los campos de lava del Leirhnjúkur. La caldera del Krafla empezó siendo una fuente de lava durante dos años antes de calmarse y en 1976 se convirtió en una fuente sulfurosa. Desde este lugar contemplamos la historia de las diferentes coladas de lava en la caldera del Krafla. La última de ellas aconteció en 1984. Se considera una zona activa, por lo que nuestra caminata entre los ríos de lava conlleva su riesgo, pero el paisaje merece la pena. A lo largo del sendero nos encontramos fumarolas que nos indican su estado latente. También aquí el espesor de la corteza terrestre es pequeño, pero la falla no es apreciable como en Pingvellir.
De retorno en dirección a Myvatn, nos encontramos con el cruce hacia los baños termales, conocido como el “Blue Lagoon del Norte”. Realmente no tenemos mucho tiempo para el baño y lo dejamos pasar para poder seguir con nuestra exploración de fenómenos geológicos. Realizamos una pequeña visita a una fisura con agua en la corteza terrestre a la que llaman Stóragjá y Grjótagjá. Con diferentes temperaturas del agua, en principio no son aptas para el baño. Desandamos nuestro camino y tomamos dirección a la península de Höfdi, donde tranquilamente nos tomamos unos estupendos bocatas de salmón ahumado con tomate y una cerveza de baja graduación (2,5 %) para compartir (las latas son de medio litro). Sentados con vistas al lago, un grupo de ánades pasa junto a nosotros, mientras que los zampullines están a lo suyo. Comenzamos el paseo por esta península de lava en el lago, a través de senderos confinados por bosques de abedules y abetos con multitud de pequeñas flores. Forman un bosque bastante tupido, aunque de poca altura. Un dicho islandés dice: "si te pierdes en un bosque, ¡levántate!". Se agradece un poco de relax caminando por estos senderos y, aunque resulte raro en Islandia, hay días que tenemos que buscar la sombra.
Para terminar la tarde, subimos al cráter de volcán Hverfell. Situado entre campos de lava, este cono está formado por ceniza volcánica. Esto indica que su aparición fue catastrófica. Tras media hora de subida por un fácil sendero, conseguimos una vista de 360º dándole la vuelta al mismo. "Parece un inmenso donut" comenta Israel. A partir de hoy lo denominaremos “el donut”. Se lo recorre trotando y comenta que ha sido una sensación para repetir. Yo lo espero sentado con vistas hacia Mývatn.
Antes de irnos para el alojamiento, nos acercamos a una zona del lago junto al pueblo de Reikjahlíd. Todo está en calma, algo nublado pero sin brisa. Encontramos bastantes mosquitos. Yo me coloco la mosquitera. No pican pero son molestos. Hay multitud de anátidas con los pollos, zampullines y, por supuesto, oimos el sonido del colimbo grande a lo lejos.
Ya en nuestro alojamiento, nos damos una ducha de aguas sulfurosas, nos tomamos una cerveza artesanal que descubrimos el día anterior y, a la cocina. Hoy toca bacalao con ensalada y otras viandas.
Ha sido un día geológicamente completo salpicado de avistamientos de aves junto al lago. Para dormir, el sonido del colimbo. Sin duda, paisajes muy diferentes a los anteriores días. Yo me duermo repasando las lecciones de geología que hemos aprendido, mientras que Israel sigue corriendo por el perímetro del Hverfell. Ya no nos preocupamos de apagar la luz y no buscamos las persianas. Será que nos estamos aclimatando. No cerramos la cremallera de nuestro saco de dormir; a los alojamientos no les falta calefacción.


Viaje a Islandia, 6 al 9 día

Viaje a Islandia, 6 al 9 día


Localización: Islandia Islandia Fecha creación: 01/04/2014 09:15 Puntos: 0 (0 Votos)
6º día.
Nos levantamos comentando el día de ayer, pero con mucha ilusión por lo que nos queda por ver. ¿Con qué nos sorprenderá hoy la isla? ¿Ha guardado muchos tesoros naturales escondidos tan cerca como está de la vieja y concurrida Europa?
Salimos de nuestro alojamiento dirección al Parque Nacional Vatnajökull Norte, ya desayunados y con el bocadillo en la mochila. Cogemos dirección este por la carretera nº 1. Nos alejamos de Mývatn. Transcurridos unos 45 minutos nos encontramos en el aparcamiento que indica Dettifoss y Selfoss. Primero nos acercamos a Selfoss por un camino rodeado de basalto, roca de color muy oscuro. Es la roca volcánica más común pero no por ello menos bonita con sus formaciones hexagonales. Esta cascada que nos recuerda a Godafoss, es un salto ancho en forma de media luna. El agua, de un blanco grisáceo, indica su procedencia glaciar. Seguimos por un sendero paralelo al río Jökulsá. Nuestro pavimento es de basalto. Este se aprecia en todo nuestro horizonte. Es un paisaje desolador, pero tiene fuerza o la trasmite. Una pequeña curva en nuestro camino y llegamos al espectáculo natural de Dettifoss. Los 44 m de desnivel y 100 m de anchura de esta cascada no son lo importante, sino sus casi 200 m3/seg de media, llegando a alcanzar incluso los 500 m3/seg., que generan una enorme nube de vapor junto al salto de agua. De no habernos puesto los impermeables habríamos acabados empapados. A pesar del cielo nublado, casi plomizo, nuestras cámaras de fotos no paran de disparar. El ruido es ensordecedor, pero a la vez carismático y embriagador. Todo un espectáculo visual y sonoro.
Regresamos al coche comentando la grandiosidad del caudal del río precipitándose. Salimos del aparcamiento en el cual existen servicios portátiles y cogemos dirección norte. Al poco de salir del desvío, nos encontramos con la carretera sin pavimentar. Tendremos que circular a menos velocidad. Tras una hora y poco nos presentamos en el aparcamiento de Hljódaklettar. Comenzamos nuestro recorrido en una zona de camping con servicios mínimos y caminamos por un sendero salpicado de orquídeas muy diminutas y otras flores. Encontramos cola de caballo, abedules y matorrales. En poco tiempo llegamos al borde del río Jökulsá cuyos farallones rocosos con formaciones hexagonales se muestran delante de nosotros. Parecen panales de abejas con extraños remolinos. No imagino que fenómeno generó este caos pues las columnas de basalto suelen presentarse verticales, las hemos visto claramente en Selfoss, pero aquí aparecen horizontales e inclinadas. Seguimos avanzando y nos encontramos un panal de basalto. Nos detenemos mientras una familia con sus dos hijos pequeños terminan de hacer las correspondientes fotos de recuerdo. Una cueva de basalto aparece junto a nosotros y nos sentamos en su interior para contemplar el entorno. Vemos grupos de helechos entre las piedras.
Hacemos un corto descanso para tomar nuestro bocata (que por cierto sabe a gloria) de salmón marinado con tomate, una cerveza compartida y una manzana con una etiqueta que indica su procedencia, Argentina. Ya con energías renovadas, seguimos por el sendero hasta llegar a una montaña de color rojo, Raudhólar, desde la que tenemos unas vistas muy bonitas del cañón formado por el río. Hemos tardado unas dos horas en regresar al lugar de partida.
Seguimos por la carretera sin pavimentar y llegamos al lugar donde cuenta la leyenda que el caballo del dios Odín dejo la huella de su casco (pezuña), creando una especie de anfiteatro, pero en roca. Según los geólogos, un fuerte cataclismo ocasionó una gran avenida de hielo, agua y rocas que produjo el paisaje que nos rodea.
Continuamos entre un bosque de abedules enanos y llegamos a un lago. Por cierto, ha salido el sol. Vemos algunos ánades junto a nosotros. Uno de ellos pasa por delante de nosotros una y otra vez con cara de asustado. ¡Porrón islándico!, dice Israel. Las paredes del anfiteatro son el lugar de nidificación de fulmares. Subimos por unas escaleras de madera para acceder a un mirador desde el cual contemplamos el entorno sin que el bosque nos tape. Probablemente tienen razón los geólogos, aunque la leyenda... No hemos tardado más de una hora para visitar este lugar tranquilo.
Con lo que llevamos visto es suficiente, pero para volver a Mývatn, no nos queda otra que pasar por Húsavík, ya que tardaremos menos cogiendo la carretera asfaltada que volvernos por el camino sin pavimentar por el que hemos venido.
Nos encontramos con el mar, una gran playa y acantilados. Paramos para mirar con el catalejo y prismáticos en busca de aves. Estos acantilados están en plena actividad: fulmares, frailecillos, etc. que van y vienen. Nuestras coordenadas son 66º21-17º03 . Probablemente es el lugar más hacia el norte que pisaremos. Estamos con una sola capa de ropa ya que el día termina soleado y sin viento.
Ya en Húsavík, una pequeña localidad denominada la capital de la observación de ballenas, nuestro horario no nos permite embarcarnos. Esta actividad la hemos reservado para hacer en Reykjavik. Hemos llegado ya muy tarde al pueblo de casas de colores que cuenta con un museo muy completo sobre la ballena y una faloteca. Nos relajamos paseando entre barcos. Hoy para cenar nos pedimos una sopa de pescado con pan, acompañada de una cervecita para compartir, las latas de cerveza en Islandia son de o,5 litros.
El día termina regresando a Myvatn, donde se encuentra el alojamiento que estamos utilizando como centro de expediciones durante tres noches. Las luces del vehículo encendidas son obligatorias, pero hoy tenemos mucha luz. El sol se encuentra en el horizonte e ilumina con intensidad. La verdad es que las podíamos apagar. Mientras circulamos vamos comentando las experiencias del día: nos hemos adentrado en un cañón formado por las fuerzas de la naturaleza; hemos visitado cascadas de dimensiones insospechadas; hemos visto formaciones basálticas difíciles de explicar, la huella de un caballo y hemos terminado tomando una sopa que reanima a turistas fatigados.
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7º día.
Nos levantamos una hora antes pues toca recoger el equipaje y cargar el coche. Nos espera el segundo día de más kilómetros del viaje: unos 390 km, pero todo por la carretera nº 1. Esto implica unas 5 horas, pero ya nos hemos acostumbrado a conducir tranquilos disfrutando de los diferentes paisajes que salen a recibirnos.
Una vez desayunados, y con nuestras reservas de comida al límite, tenemos que parar a realizar la compra. Egilsstadir probablemente sea el lugar adecuado.
Nos alejamos de Mývatn por paisajes desérticos salpicados de florecillas. Pasamos por la laguna de color azul turquesa, por Hverir y sus montañas pastel. Nos gustaría detenernos, pero tenemos que proseguir. Seguro que el día también nos sorprende con algo especial pues ¡este país es la leche!. Cruce a Dettifoss, seguimos. A partir de aquí nuevos paisajes salpicados con tres puntos blancos,ya sabéis cordero y dos crías, cisnes y colimbos en pequeños humedales, una carretera sin tráfico y con el sol desde la salida. Paramos junto a la carretera a tomar un café y estirar las piernas. Hay otra “foss” junto a nosotros. ¿Cuál es su nombre? Se me pasó anotarlo. A partir de hoy la llamaremos “Otrafoss”. El café lo llevamos en termos y lo preparamos en el desayuno. Es realmente relajante tomarte un cafecito en mitad de la nada, rodeados de los paisajes que hemos escogido para detenernos.
Llegamos Egilsstadir y un supermercado sale a nuestro paso. Parada de una hora y ya tenemos provisiones para los próximos días. Damos un pequeño paseo junto al gran lago Lagarfljót, rodeado de bosques y merenderos. Paramos en uno de ellos para relajarnos y nos tumbamos en la hierba para tomar nuestros bocadillos. Los bosques están tapizados de cola de caballo.
Mirando una guía de las que llevamos, nos percatamos que muy cerca de nosotros hay una cascada imponente. Es un salto de agua de 120 metros. La segunda más alta de “la isla secreta”. Dejamos el coche en un aparcamiento del cual salen unas escaleras de madera que suben directamente hacia un camino de tierra con pendiente. Nos toca andar unos 3/4 de hora para llegar a la “foss” (ya saben, cascada en islandés). A mitad de camino encontramos otra cascada, Litlanesfoss, rodeada de columnas de basalto. Seguimos, se suaviza la pendiente y llegamos a Hengifoss. Ha merecido la pena la hora de subida para encontrarnos con otro tipo de cascada, en este caso enmarcada en un pequeño circo formado por la misma y rodeada de basalto y coladas sobrepuestas que parecen estratos separados por unos "sedimentos rojos". Tras una media hora de descenso, lo primero que hago es consultar la guía de rocas. Lógicamente no son sedimentos rojos, sino oxidación de la parte alta de la colada antes de ser tapada por la siguiente colada.
Dejamos Lagarfljót y nos encaminamos hacia los fiordos del este. Tenemos un rato de conducción con nuestras luces puestas y escuchando la radio. Ponen muy poca música, pues los islandeses se pasan casi todo el día hablando. Nos imaginamos que cerca de Reykjavik la cosa cambiará.
Nuestro primer fiordo del este es Berufjördur, un “fjördur” (fiordo) que se encuentra rodeado de altas montañas. Llegamos con marea alta. Tenemos unos bonitos reflejos, así que toca parada para realizar fotos y estirar las piernas. Con esta luz que tenemos, ¿donde habré dejado mi "amado trípode"? Nos acompaña el sonido de las aves, mejor que la radio. Este lugar hace que merezca la pena el día que denominamos de transición.
Llegamos a nuestro alojamiento que se encuentra en el fiordo, junto a una playa de canto rodado. Es una granja habilitada para el turismo, aunque su actividad agrícola continúa. Preparamos la cena y enviamos unos correos electrónicos a nuestras pacientes mujeres. Todos los alojamientos en los que hemos estado tienen wi-fi gratis.
Hoy tengo en mente realizar fotografías con el sol de media noche. Esto supondrá acostarme un par de horas más tarde de lo normal. Sería para matarme no aprovechar este entorno.
Dejo la habitación preparada para que, cuando termine la sesión fotográfica, solo tenga que meterme en el saco. Israel escribe en su diario mientras yo me lanzo a la playa del fiordo. Primera sorpresa: las flores llegan hasta el mismo borde del mar. Una agachadiza vuela dando vueltas sobre mi cabeza. Su canto es realmente curioso. Un grupo numeroso de eider se aleja de la costa al verme. Lo siento, les he hecho levantarse. Sobre las 11 de la noche el sol ha dejado de colorear las nubes. Me espero hasta las doce. No necesito linterna para caminar ni para mirar los botones de la cámara, pero si las gafas. Me estoy haciendo mayor, pero también rico en experiencias. Creo que podría estar tirando fotos toda “la noche" sin iluminación artificial.
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8º día.
Mientras desayunamos repaso los destinos para hoy. Suelo hacerlo todos días antes de dormir, pero ayer con la sesión de fotos me fue imposible. La mermelada de ruibarbo se terminó y hemos empezado la de arándonos. Es muy sabrosa y los frutos se ven. Pruebo el yogur con arroz y me recuerda al sabor del arroz con leche.
Zizagueamos por el fiordo. Grupos de cisnes cantores manchan de blanco los pequeños recovecos que hay junto a la costa. Hemos salido con sol y algo de nubes, pero sin brisa. Una carretera a media ladera junto al mar repleta de aves es nuestro camino. Llegamos al faro de Hvalnes. Hay una gran bahía a nuestros pies con una gran mancha blanca al fondo; son cientos de cisnes cantores. Paseamos junto al faro y por la larga playa en la que Israel encuentra un cráneo de alcatraz que guarda con mimo. Recojo un bote de arena negra para mi paciente y amada mujer, que en un correo recibido ayer me comentaba que en Tarragona hay 35º C. Y nosotros a 20º C como mucho.
Llegamos junto a la región de los “sandar” (en plural es “sandur”) y repasamos la guía. Es una gran cuenca de deposición de material fino arrastrado por los glaciares. Nos encontramos bajo los efectos de glaciar Vatnajökull y de los volcanes que se encuentran bajos sus capas de hielo. ¡El sandar más grande del mundo delante de nuestros ojos! Lo atravesamos por la carretera nº 1 bien pegados a las laderas de las montañas. Pasamos por puentes de un solo sentido. Algunos de firme de madera tienen pinta de ser relativamente nuevos; otros, en cambio, cuentan con pavimento metálico... ¿Para qué construir grandes infraestructuras si estas carreteras no tienen apenas tráfico y cada diez años se produce alguna erupción que ocasiona una gran avenida y arrasa con las infraestructuras? Nosotros consultamos todos los días antes de partir el estado de las carreteras. En este país se hace necesario.
Continuamos nuestro camino rodeados de montañas escarpadas coronadas por el glaciar Vatnajökull. Desde la población de Höfn, que se encuentra en una península, hay una vista impresionante. Brazos glaciares que bajan hacia el mar, como si fuese un pulpo blanco que extiende sus tentáculos. Cogemos dirección al faro donde hay una gran colonia de charranes árticos en época de cría. Desde aquí las vistas del glaciar son aún más espectaculares. Comemos contemplando este paisaje para no olvidar cargado de aves.
Al poco de salir de Höfn cogemos un camino que nos lleva a la morrena frontal de uno de los brazos glaciares. Trozos de hielo desprendidos terminan sus días en el lago confinados por la morrena frontal y las laterales. El día es totalmente soleado y nos encontramos delante del glaciar en manga corta, aunque si te quedas sentado un ratito, necesitas una segunda capa fina. Nos aplicamos crema solar ya que empezamos a coger color. Aunque son las dos del medio día (las doce en España), me coloco junto a un témpano en forma de flecha para realizar unas fotos. Muchos zarapitos que crían en esta zona, levantan el vuelo a nuestro paso.
Salen a nuestra derecha otros brazos glaciares y sandar. Vemos grupos de caballos y, ¡sorpresa!, renos en un paisaje lleno de balas de paja ya envueltas en el característico plástico blanco. Junto a nosotros hay un cisne con su cría ya crecidita. Un poquito más adelante las barnaclas cariblancas nos hacen parar de nuevo. ¡Aquí no hay forma de hacer kilómetros! Tampoco tenemos prisa ya que nuestro alojamiento se encuentra muy cerca de la laguna glaciar más famosa de la isla, Jökulsarlón, donde se han rodado varias secuencias de películas de acción y aventuras.
Junto a esta laguna si encontramos algo para el turismo organizado: barcos con ruedas para pasear junto a los témpanos, una cafetería, empresas que organizan paseos por el glaciar, etc. Nosotros optamos por pasear junto a la laguna y acercarnos a las playas de arena negra que están repletas de témpanos. Una foca asoma la cabeza por la laguna mientras las eider hembras nadan junto a sus pollos. Las parejas de págalos patrullan los alrededores y los charranes van y vienen a por comida. Hay otra colonia muy cerca del aparcamiento que pesca en la propia laguna glaciar. Estamos 3 horas contemplando este espectáculo de témpanos flotando, adornados por los brazos glaciares que se precipitan sobre la laguna. En este lugar es evidente el retroceso de los glaciares.
Nuestro alojamiento se encuentra entre la laguna glaciar y Skaftafell. Hoy toca cocina elaborada: bacalao al horno acompañado de verduras y de postre abrimos un bote de kilo de yogur con queso fresco que lo acompañamos de mermelada. ¡Es para chuparse los dedos! Personalmente es el que más me gusta de los que hemos probado, aunque Israel no comparte mi elección.
Esta isla nos sorprende cada día. Hoy ha tocado un mundo glaciar rodeado de fauna y hemos atravesado extensiones de “sandar” únicas en el mundo bajo la amenaza del pulpo Jökulsárlón que extiende sus tentáculos.
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Viaje a Islandia 9º día.
El sol entra por la ventana iluminando la estancia en la que descansamos. No nos ha hecho falta el despertador. Rápidamente nos tiramos de las literas, ducha y desayuno. Hoy tenemos caminata de unas tres horas y media .
Tan solo diez minutos después de salir ya estamos en nuestro destino, el Parque Nacional Vatnajökul Sur-Skaftafell, que “sólo” abarca el 11% del país.
Hacemos una rápida visita al pequeño pero acogedor centro de interpretación del parque. No podemos resistir la tentación de tomarnos un café con leche y un expreso.
Comenzamos nuestro paseo junto al camping. Seguimos con el día soleado aunque aparecen nubes amenazantes por el horizonte marino. Nuestro sendero se dirige hacia una cascada adornada con columnas de basalto. Esperemos que, cuando lleguemos a nuestro destino, esas nubes tapen el sol, ya que llevo encima mi "amado" trípode que pesa casi dos kilos contando la rótula.
Caminamos por un sendero tupido de vegetación y flores. Algunos tramos están protegidos con escaleras de madera que facilitan el paso a personas con dificultad y evitan la erosión de las zonas propensas a ello. Las cataratas van apareciendo entre los árboles, aunque el río no viene muy cargado de agua.
Volvemos la mirada atrás para contemplar un inmenso “sándar” entre las montañas y el mar. Proseguimos hasta una granja de techo de turba, cuya entrada es gratuita. Continuamos hacia Svartifoss, una cascada que aparece en multitud de postales.
Es un pequeño salto de agua adornado por oscuras columnas de basalto. Tenemos suerte, el sol se ha cubierto de nubes, por lo que me permite realizar fotografías con exposiciones largas. Disfruto como un niño ante tanta belleza. El lugar es de dimensiones pequeñas aunque el resultado de las imágenes es grandioso. Una vez me he tranquilizado, seguimos nuestro camino hacia la cumbre de Skerhóll, en la que hay un mirador sobre el brazo glaciar de Skaftafellsjökull. Su cumbre alcanza los 526 metros sobre el nivel del mar. La suerte nos acompaña, ya que hay sol con nubes que nos permite divisar la grandiosidad natural del lugar. Nos quitamos las mochilas y degustamos los bocatas ante este espectáculo.
Desde la cima de Skerhóll se puede iniciar el circuito Skaftafellsheidi, que con toda probabilidad es el más famoso de este lugar con una duración total de seis horas. Israel se está pensando realizarlo, pero realmente no tenemos tiempo material, ya que debemos proseguir con dirección a Vik. Al bajar, una perdiz nival camina delante de nosotros. Lógicamente Israel detectó su presencia a pesar de que su camuflaje es perfecto entre la tundra.
Tras pasar por los aseos y tomarnos otro café (350 coronas islandesas), nos dirigimos a visitar la laguna glaciar. Transitamos por rocas que han sufrido la erosión del glaciar a pesar de que este se encuentra ya en retroceso. En el lago, los cisnes nos reciben con su canto. Pasamos un rato de relax a los pies del glaciar.
Tenemos la sensación que nos ha faltado tiempo para poder realizar el recorrido completo ya que este lugar lo merece. Consultando la guía leemos que a finales de 1996 la erupción del volcán Grímsvötn produjo una inundación glaciar. Derribó todo lo que encontró a su paso, incluidos los puentes al provocar el desbordamiento de la laguna glaciar por la inmensa liberación de agua proveniente del deshielo inducido por la erupción. Este fenómeno se ha repetido varias veces a lo largo de la historia geológica de la isla, denominado Jökulhlaup en islandés. Realmente para que nos hagamos una idea, debajo del campo de hielo del Vatnajökull se encuentran una serie de volcanes, que cuando entran en erupción provocan estos cataclismos tan brutales. Por todo esto se comprende perfectamente la existencia de los extensos “sandar” que tenemos delante de nuestros ojos.
Cuando tenía 14 o 15 años, una de mis pasiones era coleccionar minerales, rocas y fósiles. Por eso decidí estudiar ingeniería técnica de minas. Recuerdo que una de las asignaturas era “Geología General”, pero de esto han pasado ya más de 25 años. Escribo este diario de viajeros acompañado de mi viejo libro y disfruto recordando aquello que estudié, pero que ya andaba un poco olvidado en el disco duro de mi memoria. Estamos ante paisajes que aún se están modificando y que sufren fuertes variaciones en poco espacio de tiempo (génesis).
Ya en nuestro vehículo, partimos con dirección a Vik. A nuestra derecha siguen apareciendo brazos glaciares y continuamos atravesando el “sandar”, prototipo de este fenómeno. Al llegar a Vik realizamos una pequeña compra en el supermercado que hay junto a la carretera. En nuestro alojamiento un grupo de lugareños elabora mermelada de ruibarbo. Es como una reunión de amigos con cerveza.
Ya en el saco de dormir, recuerdo el recorrido que hemos hecho junto a un brazo glaciar y la visita a la cascada más bonita de Islandia, según mi parecer. Dormido, Israel seguro que camina hacia la cima. Por mi parte, me duermo evocando los paseos con los amigos del colegio en busca de minerales y rocas junto a la casa de mis padres.


Viaje a Islandia , 10 al 14 día

Viaje a Islandia , 10 al 14 día


Localización: Islandia Islandia Fecha creación: 01/04/2014 10:08 Puntos: 0 (0 Votos)
10 día y tenemos novedad: llueve y con intensidad. Decidimos acercarnos primero a Dyrhólaey ya que no podemos caminar a primera hora. No es buen plan empaparnos nada más comenzar el día. Salimos de la carretera nº 1 para coger un camino de tierra que accede al promontorio. No se ven aves volar, parece que el día no nos acompaña para nada. Nos bajamos junto a un faro, cogemos el paraguas y nos ponemos los trajes de agua. Primera alegría del día: tenemos a los frailecillos en el cortado y ¡a menos de tres metros! Regreso rápidamente al coche, cargo la cámara con el teleobjetivo y vuelvo corriendo junto al acantilado. Al mirar por el visor de la cámara me doy cuenta de que son como peluches, con su simpática cara decorada con unos colores vistosos. Durante una hora ando casi loco buscando buenos encuadres para fotografiar a estas aves. Termino tirado a ras de suelo para la que creo será la foto estrella. Al final me doy cuenta de que no he puesto la funda impermeable a la cámara. Cuando regresemos al coche le tocará secarse al igual que nosotros. Ha sido un momento inolvidable el contemplar a los frailecillos bajo la lluvia. El panorama que tenemos delante es niebla y lluvia. Decidimos meternos en el coche para secarnos y esperar. La espera se hace larga. Nos vamos a tomar un café para entrar en calor.
Después de una hora regresamos, ya no llueve y se ha retirado la niebla. Por lo menos podremos ver el paisaje, uno de los más representativos de la costa sur islandesa. Aparcamos el vehículo junto al faro y paseamos por el perímetro de esta pequeña península que se adentra en el mar. Los frailecillos se han marchado. Contemplamos farallones rocosos aislados junto a la costa y playas muy largas de arena negra. Los fulmares vuelan junto a nosotros pegados a los acantilados. Mereció la pena la espera. El paisaje vuelve a ser diferente a otros que hemos visto. La verdad es que esta isla nos sorprende todos los días.
Nos acercamos a la playa de Vik para caminar tranquilamente por su orilla. Junto a nosotros, un grupo de frailecillos flota en el mar, aunque parece que estén siempre mirando al acantilado. Ahora no llueve. Estos taludes de basalto son realmente agrestes. Grupos de ostreros vuelan en bandadas. Contemplamos una escena dramática de la naturaleza: un págalo ha cogido a un frailecillo en el mar y parece que lo quiere ahogar. Tras unos segundos, el págalo levanta el vuelo y… ni rastro del frailecillo. Instantes después aparece y se queda flotando en el mar. ¡De buena se ha librado!
Tras el paseo relajante por la playa, nos dirigimos hacia “el glaciar negro”. Regresamos a la carretera nº 1 y a los pocos kilómetros cogemos un camino. Su cartel indica Sólheimajökull, el glaciar negro. Para entendernos, este brazo nace del glaciar Mýrdalsjökull, muy pegado al Vatnajökull. Se denomina glaciar negro por el color de los sedimentos que arrastra el hielo. Es un brazo glaciar estrecho y las morrenas laterales llegan a juntarse, por lo que casi toda la masa de hielo está contaminada por el color de la roca.
El camino para acceder al glaciar es muy fácil y corto. Desde aquí, algunas empresas de turismo activo introducen al viajero por las entrañas del glaciar. Si tuviéramos tiempo, podría estar bien un paseo con crampones sobre el hielo.
El clima ha mejorado sustancialmente. Ahora tenemos sol con ausencia de viento. Comemos junto al aparcamiento mirando al glaciar. Ya casi nos hemos acostumbrado al pan de molde. Repasamos nuestros planes para la tarde: tenemos un par de “foss” justo al lado, Skogafoss y Seljalansfoss.
Ya en Skogafoss, una bonita cortina de 60 metros de agua cae por los acantilados de color verde. Se encuentra junto al aparcamiento de autobuses con viajeros que provienen de Reykjavik. Perdemos la sensación de soledad, aunque nada que ver con las hordas de turistas de nuestro país de origen. El agua de esta cascada proviene del campo de hielo de Eyjafjallajökull, donde se encuentra aquel volcán que con sus erupciones de ceniza paró el espacio aéreo europeo hace unos años.
Seljalandsfoss es una cascada que se encuentra a pocos minutos de la anterior. Su principal atractivo es que podemos pasear por su interior. También sale en multitud de anuncios publicitarios.
Posteriormente nos dirigimos hacia un río geotermal que se encuentra junto a la localidad de Hveragerdi. Caminamos por un sendero rodeado de fumarolas y pozas de agua y barro hirviendo, denominados hervideros. Durante una hora vemos delante de nosotros un pequeño valle, con un río en el que empezamos a divisar cabezas dentro del mismo. Israel me pregunta: ¿no haces fotos? Le comento que la luz es un poco dura y que después del baño las haré. Vestimos con una sola capa de ropa pues el sol ha salido. Nos metemos en el río y comprobamos que el agua está realmente caliente. Es un buen momento de relax sin tener que pagar. Ya de regreso y con la tensión por los suelos, no me quedan muchas ganas de hacer fotos. No todo lo tenemos que enseñar. En el bar que hay junto al aparcamiento nos tomamos un café para subir la tensión, aunque son más de las 6 de la tarde.
Instantes después partimos hacia “El Encapuchado”, nombre con el se conoce al volcán más famoso de Islandia, el Hekla. Nuestro alojamiento se encuentra muy cerca de sus laderas. En Pingvellir nos recibe un esmerejón que está posado en un poste. Disfrutamos de su fugaz vuelo. Los dueños del alojamiento, madre e hijo, nos advierten que si detectamos un temblor de tierra tenemos poco tiempo para salir huyendo, aunque nos tranquilizan diciendo que "nuestras generaciones viven en la zona desde hace mucho tiempo".
Así pues, nos encontramos junto al Hekla, en la terraza de la casita de madera que nos acoge tomando una cerveza. La temperatura es agradable. Hacia el oeste hay nubes coloreadas por la larga puesta de sol. En todos los documentos antiguos se representaba a este volcán en activo, pero esperamos que “El Encapuchado” siga durmiendo. En la jornada de hoy hemos disfrutado, por la mañana y bajo la lluvia, del frailecillo con su pico multicolor, del vuelo del fulmar y de paisajes de arena negra con promontorios llenos de aves. Hemos caminado sobre “el glaciar negro” y nos hemos adentrado en una cascada. Otro día completo en esta isla que nos sorprende a diario, aunque ya no nos choca que no apaguen la luz y que no tengan persianas. Por cierto, ni rastro del café de la tarde.
Viaje a Islandia.
Viaje a Islandia 11º día.
Un nuevo día comienza con el cielo nublado. Nuestro destino es Landmannalaugar. Rodeados de montañas de colores que parecen pintadas, circulamos por carreteras sin pavimentar. Sólo una hora de coche y ya estamos. Antes paramos a cambiar de vehículo y alquilamos un 4x4 ya que el seguro de los vehículos normales no permite circular por este tipo de carreteras, que denominan F. El día cuesta doscientos euros más el consumo; son normas del país. Cuando llegamos a la zona del camping de Landmannalaugar, nos damos cuenta que esta medida no tiene ningún sentido, ya que hemos circulado por una pista llena de polvo pero sin accidentes que impidan el paso de un vehículo sin tracción 4x4. Sus motivos tendrán, aunque no lo llegamos a entender.
Antes de llegar al camping de Landmannalaugar hemos parado en un volcán rodeado de tierras rojas. Su cráter, inundado de aguas de color turquesa, está junto a un lago rodeado de montañas de color pastel, salpicadas de lentejones de nieve. Es un paisaje único. La roca predominante es la riolita, que ya la conocemos. Observamos muchos ríos de lava.
Comenzamos nuestra caminata desde la zona del camping y cruzamos un río donde se reúne la gente para darse un baño de aguas termales. Nos dirigimos hacia un barranco, algo encajonado y jalonado con estacas de madera desde el que no tenemos perspectiva alguna. Poco a poco comenzamos a coger altura. Delante de nosotros aparecen coladas de lava de morfología un tanto caótica. Caminamos por el río de lava y comienzan a aparecer las primeras montañas de color pastel, algunas fumarolas a lo lejos y, entre la lava, grandes cristales de obsidiana. Seguimos las estacas, subiendo y bajando entre lava. Llegamos a una zona de fumarolas de fuerte olor a azufre que nos recuerda a Hverir en Mývatn. Subimos hacia Brennisteinsala, pero antes de llegar a su cima, nos tenemos que ir parando, ya que detrás nuestro contemplamos un paisaje completamente surrealista: montañas de colores salpicadas de lentejones de nieve espolvoreada de ceniza y con incrustaciones de lava. Entre medias, pequeños ríos y musgos se quieren introducir en el paisaje dando un toque verde eléctrico. Nos encontramos ante el paisaje más bello de la isla. Ya en la cima de Brennisteinsala, nos comemos un bocata acompañado de la clásica manzana de origen argentino. Las vistas de 360º desde nuestro "restaurante" son de ensueño. Desde Landmannalaugar sale un sendero que llega a Bórsmörk tras cinco días de caminata. Podría estar muy bien realizarlo en un futuro. Tras media hora contemplando y realizando cientos de fotos, proseguimos nuestro precioso sendero. La bajada es un poco resbaladiza, pero nuestras botas cumplen con su función.
Ya en la parte baja, nuestra vista ha cambiado, aunque no por ello es menos espectacular. Nos encontramos rodeados de "algodón". Israel comenta que estas plantas son de la familia de los juncos. A ras de suelo disfruto como un enano con mi "amado" trípode.
Israel parte hacia las que denominamos “montañas tutti frutti", pero seguro que tienen otro nombre. Yo me quedo en este valle con la cámara y él camina hacia la cresta. Quedamos en vernos en la zona de aseos del camping. Un baño posterior en el río nos sirve para terminar de relajarnos. En las cercanías existe una empresa que ofrece paseos a caballo, islandeses por supuesto, por las cercanías. Esto podría estar muy bien para otra ocasión.
En el río termal observamos un falaropo picofino sin alterarse por el paso de la multitud de personas que acampan en esta zona.
Ya de regreso, pinchamos el 4x4. Israel cambia la rueda como un autómata; se lo sabe de memoria ya que tiene un vehículo similar. Cerca de donde tenemos que dejar el vehículo, encontramos un cadáver en la carretera. Paramos. Es un zorro ártico con su traje de verano. Es el único mamífero que hemos visto muerto en las carreteras, donde lo común es ver multitud de aves aplastadas.
Antes de entregar el 4x4 tenemos que repostar. Son treinta euros más sorpresa. Israel paga con tarjeta y seguidamente le entran dos mensajes en su correo. ¡Sorpresa! Le han cobrado el repostaje del anterior, el cual reclamaremos a nuestro regreso. Hemos pagado muy pocas cosas con tarjeta y tenemos dos reclamaciones que hacer. Nuestra experiencia debe servir para utilizar la tarjeta lo menos posible.
El día ha estado repleto de paisajes inolvidables y surrealistas. Algunas de las imágenes que he realizado parecen más pintura que fotografía. En la terraza del alojamiento, mirando al atardecer, el cielo se ilumina enmarcado por lupinos. Comentamos el magnífico día que hemos pasado; otro día diferente a los demás.
Cena y a dormir. Ya en el saco consulto la guía de rocas: la riolita deriva del enfriamiento rápido de un magma granítico muy viscoso. Me quedo dormido con el libro abierto, escuchando música de Message to Bears, un grupo de música islandesa muy relajante.
¡Alarma! Me despierto pensando que hemos sufrido un terremoto. Calma. Es Israel que ha bajado de la litera. ¿Qué hace este libro aquí?, me pregunto. El mp3 aparece justo al lado. La habitación está iluminada por el sol de media noche. Cierro el libro y lo coloco junto al aparato de música. Por cierto, no tardo nada en volver a dormirme.
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Viaje a Islandia 12º día.
Hoy nos hemos levantado una hora más tarde. El cansancio ya se está acumulando en nuestros cuerpos. Nos damos una ducha para terminar de despertar. Preparamos el desayuno, cargamos el coche y salimos con dirección a la península de Reykjanes. Nuestra primera parada es en una iglesia pegada al mar. Junto al cementerio, observamos la casita roja para los elfos. Curiosidades del país.
Muy cerca está la zona geotermal de Krysuvik, un área de fumarolas junto a Kleifarvatn, un gran lago rodeado de un paisaje con sensación de lúgubre. La carretera discurre entre campos de lava. Es el mismo paisaje que nos encontramos junto al aeropuerto internacional. Es lógico ya que nos encontramos en la misma península.
Caminamos por unas pasarelas de madera para observar los colores y oler los vapores sulfurosos. Nuestro ritmo de hoy es mucho más pausado. Los deberes los tenemos hechos. A pocos minutos de este lugar hay acantilados negros. Circulamos por un camino de tierra entre ríos de lava y terminamos acercándonos al acantilado negro repleto de aves. Israel monta el catalejo para observar un rato el comportamiento de las aves, que se encuentran en los taludes y en el mar. Nos comemos el bocadillo junto al alboroto de las aves que pasan muy cerca de nosotros, sobre todo fulmares.
A primera hora de la tarde toca relajarnos ya que el viaje de naturaleza llega a su fin, aunque aún nos quedan algunas cosas por disfrutar. Pasamos por Grindavík destino Laguna Azul. Un gran aparcamiento nos recibe entre edificaciones de las que sale una gran cantidad de vapor. Una instalación geotermal alimenta a la población y a la Laguna Azul. Aquí si observamos autobuses de cierto tamaño pues nos encontramos en un famoso destino turístico.
El primer susto se produce al pagar: unos 40 € al cambio. Todo el recinto está para estado de revista, inmaculado. En los aseos vemos taquillas con cierre electrónico. Vamos directos a la piscina. En el exterior hacen unos 15 grados y cielo está cubierto. No solo existen turistas, también muchos islandeses acuden aquí para relajarse. El agua se encuentra a una temperatura muy agradable. La gente coge una especie de arena muy fina blanquecina y se la extiende por la cara. Junto a nosotros, Israel detecta dos de los protagonistas de la serie “Juego de Tronos”. Deben estar rodando por la isla algunas escenas.
Transcurridas unas tres horas, salimos completamente relajados. Ahora nos dirigimos hacia Reykjavik, donde pasaremos un día y medio antes de coger nuestro vuelo de vuelta.
Dormimos en una confortable casa de huéspedes donde el desayuno está incluido. Ya nos habíamos acostumbrado a la dinámica matutina, pero algo de relax nos viene muy bien. Nuestro alojamiento se encuentra muy cerca del lago junto al centro de la ciudad, repleto de aves.
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Viaje a Islandia 13º día.
Un día con un sol desde primera hora y sin nubes. Nos encaminamos hacia el puerto, donde escogemos una excursión en barco para intentar ver ballenas. Salimos a las 10 de la mañana, con el mar en calma y nos situamos en la proa. Desde el barco tenemos unas vistas muy bonitas de Reykjavik. Al poco de salir paramos en unas pequeñas islas con multitud de aves. Los fulmares vuelan rasantes junto al barco. Algunas pardelas y frailecillos se concentran en el horizonte. Hay varios barcos de observación en la zona donde nos encontramos. Al poco tiempo de estar parados, brota el primer géiser proveniente de una ballena. El capitán lo anuncia por megafonía y nos dirigimos hacia el lugar. Jugamos al ratón y al gato con las ballenas, hasta que se produce un avistamiento realmente cerca, aunque la cola no llegamos a verla. Nos comentan que el día anterior vieron orcas. Tras tres horas de travesía, retornamos a puerto. Sin duda ha merecido la pena la excursión.
Ya que estamos en el puerto, comeremos en un bar que nos recomendó la propietaria de la casa de huéspedes. Pedimos una sopa de pescado y brochetas de diferentes pescados con la correspondiente cerveza. La comida en la terraza fue muy agradable. El local tiene personalidad.El precio es contenido: unos 20 € por cabeza.
Caminamos por las calles centrales llenas de cafeterías y algunas tiendas para turistas. Vemos ropa elaborada con lana y la clásica indumentaria de montaña 66 North y poco más. La calle principal se denomina Laugavegur y cuenta con cierta actividad durante el día. Por la noche aquí se concentra el ambiente de copas.
Comentamos que estos islandeses no pasean con perros por la calle ya que en toda la isla solamente hemos visto tres mascotas. Hasta hace poco tiempo estaba prohibido tenerlas en casa, ya que consideraban que trasmitían muchas enfermedades. En fin, cosas del país.
Nos dirigimos hacia un edificio recién construido junto al puerto. Todo de cristales, parece simular la cristalización del basalto. Es realmente espectacular. Después vamos hacia una iglesia que se encuentra en la cima de una pequeña colina, Hallgrímskirkja. Está realizada en hormigón, inspirada en la formas de cristalización del basalto. Se encuentra rodeada de casas de dos plantas, muchas de ellas con fachadas forradas de chapa y pintadas de colores. Se respira un ambiente muy tranquilo. Muchos habitantes de la ciudad se encuentran tumbados en los parques tomando el sol que raras veces se muestra durante tantas horas y sin viento. Los niños juegan junto a sus padres.
Tenemos un atardecer de colores. La gente continúa en los parques aunque la temperatura ya ha cambiado. Nos hemos protegido con un forro polar. Ha sido un día muy tranquilo en esta “ciudad de provincias” junto al mar.
Son las 10 de la noche y los bares comienzan a llenarse. Entramos en un pub donde sus clientes están cantando y tocando instrumentos en un ambiente realmente muy agradable. Nos quedamos tomando unas cervezas comentando nuestras experiencias en Islandia. Más que “la isla del viaje al fin del mundo” la debemos llamar “la isla desconocida”, ya que cuenta con multitud de atractivos naturales que hasta hace poco no conocíamos.
Vamos caminando hacia la casa de huéspedes. Vemos un grupo de islandeses que hacen cola para tomar un perrito caliente en la calle Laugavegur.
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Viaje a Islandia 14º día.
Nuestro viaje llega a su fin y nos toca preparar el equipaje. Sobre las dos de la tarde tenemos que estar en el aeropuerto.
No obstante, todavía tendremos tiempo por la mañana de visitar la playa calefactada y tomarmos un café en una agradable cafería en Laugavegur. Son los últimos momentos en sus calles. Camino del alojamiento, una niña vestida completamente de negro alimenta en el lago Tjörnin a los ánsares, mientras los charranes árticos sobrevuelan nuestras cabezas con sus clásicos planeos amenazantes.
Salimos de Reykjavik sin atascos, aunque sea hora punta. Nos dirigimos hacia el aeropuerto por la autovía de los 90 km/h. Ya estamos acostumbrados a estas velocidades. En el paisaje desolador que nos recibió hace quince días comienza a chispear. Parece querer repetir las primeras sensaciones que tuvimos al circular por estas carreteras sin tráfico hace dos semanas. Partimos con una temperatura de 15 ºC. Cuatro horas más tarde Barcelona nos recibe con 28ºC. Son las 11 de la noche y aquí ya tenemos la luz apagada.
Seguro que repetiremos esta experiencia al filo del Ártico ya que nos ha faltado la zona oeste y las auroras boreales. Esta isla no se puede ver en quince días. A pesar de todo, nos ha sorprendido a diario con sus paisajes cambiantes, repletos de aves y donde la tierra nos muestra su estado latente.

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¿Por qué no disfrutar de esta experiencia con los demás?
El charrán seguirá sobrevolando nuestras cabezas...Viajar a Islandia


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Total comentarios: 3  Visualizar todos los comentarios
Marimerpa  marimerpa  29/03/2014 18:11   📚 Diarios de marimerpa
Muy interesante tu diario, estoy deseando seguir leyendo. Podrías ilustrarlo con algunas de las magníficas fotos que tienes. Mira este hilo, donde se explica como poner las fotos: www.losviajeros.com/ ...hp?t=72470

Te dejo 5 estrellas, para empezar la colección.
Betulia  Betulia  29/03/2014 21:28   📚 Diarios de Betulia
Me han encantado tus explicaciones. Sería genial ver alguna foto. Saludos
Alejandria  alejandria  01/04/2014 22:58   📚 Diarios de alejandria
Me ha encantado tu forma de relatar lo visto y las vivencias. Y me encanta Islandia! . Espero poder tener estas sensaciones dentro de poco
Te dejo mis estrellas
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Fecha: Lun Ene 15, 2024 12:07 am    Título: Re: Viajar a Islandia: dudas

Nosotros `cogimos un 4x4 con tienda de campaña en el techo. Fue toda una experiencia
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24-07-2008
Mensajes: 732

Fecha: Lun Ene 15, 2024 10:11 am    Título: Re: Viajar a Islandia: dudas

Nosotros dimos la vuelta a la isla en 11 días, copiándole la ruta a @marimerpa. Pillamos 4x4 y la verdad que lo volvería a hacer, porque creo que economizábamos algo de tiempo en los recorridos por las pistas. Eso si, pillamos un seguro platinum y la verdad es que nos costó una pasta, pero al devolver el coche ni miraron si el depósito de combustible estaba lleno... Yo elegiría cabañas, apartamentos, casas... Con cocina para poder comprar en el super y cocinar por la noche. En concreto el tema del 4x4 con tienda yo no lo elegiría porque nosotros vimos a unos que se les había abierto el...  Leer más ...
tximbos
Tximbos
Silver Traveller
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11-01-2015
Mensajes: 11

Fecha: Mie Ene 17, 2024 12:38 am    Título: Re: Viajar a Islandia en Invierno

Hola
Que tal veis las últimas erupciones? No parecen un gran problema para ir a la isla pero puede atraer más turistas o al contrario. Lo digo por el tema reservas porque nunca vamos a estar abarrotados en ningún sitio turístico aunque parece que cada vez hya más gente en toda la ruta 1.
Opiniones?
Salodari
Salodari
Moderador de Diarios
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03-04-2009
Mensajes: 18784

Fecha: Mie Ene 17, 2024 07:21 am    Título: Re: Viajar a Islandia: dudas

Traigo tu mensaje a este hilo Amistad
Conequipajedemano
Conequipajedemano
New Traveller
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03-02-2024
Mensajes: 4

Fecha: Sab Feb 03, 2024 09:41 pm    Título: Re: Viajar a Islandia: dudas

Nosotros fuimos en octubre (a finales para más inri) y no tuvimos ningún problema con las carreteras. Algunas de las internas estaban cortadas pero lo que es la ring Road todo perfecto.

Nosotros lo hicimos en camper y hay camping súper cómodos y mucho más baratos, claro. Nos sorprendió la comodidad de las duchas, las cocinas… súper bien equipado todo.
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