Fiordos "Caribes" Noruegos ✏️ Blogs de Noruega

Un día más desembarcando sin problemas.
Una escala que se me antoja excesiva en tiempo para lo que hay que ver. Por ello contratamos excursión con Shore para visitar algunas islas de los alrededores y el faro de Alnes. Aun no teniendo mucho que contar, me parecieron encantadoras las casitas de este pequeño pueblo pesquero.
Ya de vuelta a Alesund, nos subieron al monte Askla para disfrutar de una hermosa vista aérea de la ciudad. Lástima que la niebla impedía ver con su esplendor las múltiples islas que componen este paraje. Breve tour por la ciudad y fin de la excursión.
De vuelta al barco, comimos en el buffet, y emprendimos de nuevo visita a pie por la ciudad. La niebla fue desapareciendo y se abrió entre nosotros el deseo de volver a subir la monte Askla, esta vez a golpe de escalones, y admirar, ahora si, el bello espectáculo que se nos mostraba a los pies.

Parece mentira, pero en esos momentos, no se da importancia a lo que se está viendo. Luego en casa, más calmadamente y admirando fotos, uno se da cuenta de cuantas cosas bellas ha hecho la naturaleza y cuantas cosas bellas aporta el ser humano siendo capaz de convivir con ese entorno, no tanto para transformarlo para su beneficio, sino adaptarlo para su uso y disfrute.

Este día ya se sabe que antes de las 3 de la mañana hay que dejar hechas las maletas que se vayan a facturar. Aquí empiezas a darte cuenta que las horas que te quedan son ya más un regalo que otra cosa.

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Como había que dejar las habitaciones a las 8 de la mañana, ¿dónde íbamos a ir todos? Pues a desayunar. Nosotros elegimos el restaurante que abría a las 8:30 y desayunamos muy tranquilamente pues hasta las 10 no llegábamos a puerto. Y elegimos bien pues el buffet estaba atestado de gente haciendo tiempo para desembarcar.

Sorpresa más que agradable. Una bella ciudad con mucho que aportar y mucho por descubrir. Sus calles, su catedral, sus casas junto al canal, su fortaleza, sus puentes. Todo se junta en esta ciudad para despedirnos con un buen sabor de boca. Hay un mapa que te indica con unas líneas azules y rojas los recorridos a realizar y realmente son un acierto.
Entrar en cada iglesia que podáis pues algunas reservan sorpresas melodiosas capaces de retenerte durante unos instantes y hacerte olvidar que estás a punto de finalizar uno de los más bonitos viajes que puedes regalar a tus ojos.

De vuelta al barco a comer, esta vez sin mucho jaleo porque como las salidas son escalonadas, no se forman tumultos simultaneos.

Nuestro vuelo salía a las 18:00 y a las 14:30 ya nos estaban llamando para subir a los autocares que en 30 minutos nos dejarían en el aeropuerto. Estos autobuses disponían de wifi cuya conexión exprimimos hasta abandonarlos definitivamente.
En el aeropuerto gastamos las últimas coronas en monedas que nos quedaron.

Ya en Madrid, lo más duro, las despedidas. Siempre son un hasta luego, que quizás otro crucero hará realidad.

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Una parte importante del viaje son los paisajes, los colores, los olores.
Las impresionantes acciones de la naturaleza y la exquisita mano del hombre.

Pero lo mejor del viaje sin duda, la gente con la que lo compartimos mi mujer y yo.
Nos reímos hasta llorar. Día tras día, aunque no compartiéramos excursiones, siempre nos juntábamos para compartir un trozo de pizza, o un poco de fruta, en la cubierta 10. Dejando pasar los fiordos junto a nosotros, pausadamente y sin darnos cuenta dejábamos crecer entre todos una amistad especial.
Noche tras noche, cena tras cena, tornado tras tornado, no dejábamos de sorprendernos comportándonos como chiquillos en los ascensores: “somos grupo, somos grupo”.

Que grandes, Marga, Jesus, Jon, Nerea, Carlos, Paula, David, Azahara. Y por suspuesto mi mujer, Olga.

Por todos ellos, alzo mi copa y brindo: SIEMPRE JUNTOS, “DRAKKARS”


Nota: Añado link a los diarios de a bordo de la salida del 16 de Julio (Malmo-Trondheim):
mega.co.nz/ ...5LNjOItmOI

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