![]() ![]() THE BIG APPLE ✏️ Blogs de USA
Recorrido por Nueva York durante 10 días. Realmente fantástico.Autor: Carcharodon Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (2 Votos) Índice del Diario: THE BIG APPLE
Etapas 7 a 9, total 11
Son las 7:30h y como de costumbre suena el despertador, solo que hoy es diferente, el pastrami de la cena se peleó con la cerveza de Brooklyn, y entre los dos me amargaron la noche. Me cuesta más que de costumbre levantarme y llego al desayuno con un pequeño retraso. Tomo lo acostumbrado y la previsión del tiempo no es muy alentadora para hoy. Nubes y probabilidad de lluvia. Salimos y vamos a Grand Central Terminal, como de costumbre. Llueve un poco y nos protegemos con unos pequeños paraguas. En la estación tomamos la línea 5 de metro, en su variante exprés, con sentido downtown, apeándonos una parada más tarde, en Union Square. ![]() ![]() ![]() ![]() Union Square es un parque rectangular, no demasiado grande, en el que se celebra el Green Market todos los lunes, miércoles, viernes y sábados, desde las 8:00h hasta las 18:00h, ocupando completamente los lados oeste y norte, por lo que salimos a la plaza desde el sur. Es el mercado de productos frescos más importante de la ciudad y, aunque un poco deslucido por el tiempo, resulta precioso. Enorme la variedad de productos, verduras, frutas, setas, miel, pan, queso y leche fresca,…, etc. Todo tiene una pinta estupenda, fresquísimo, pero no nos animamos a comprar nada. Rodeamos la plaza en el sentido de las agujas del reloj hasta la esquina sureste donde nos encontramos la escultura en bronce de un hombre levantando la vista al skyline de NYC. Se trata de “Think Big”. ![]() ![]() Desandamos el camino hacia el norte y continuamos por Park Avenue. Al fondo, se ve Grand Central, que parece que esté ahí al lado, sin embargo son 25 manzanas de distancia. Al llegar a la 20 giramos a la derecha y llegamos al agradable y tranquilo Gramercy Park, un curioso parque privado para los inquilinos de los inmuebles circundantes. Rodeamos el parque y volvemos hacia el oeste por la 21 hasta llegar a Broadway momento en el que giramos y avanzamos hasta Madison Square Park. ![]() Nos encontramos entonces con el maravilloso Flatiron Building, que abordamos desde la parte trasera, caracterizándose por su planta triangular, aguda en exceso. El vértice de la planta del edificio, su anchura no sobrepasa los 2 metros. Construido en 1902 es uno de los primeros rascacielos de NYC (22 plantas), y por su forma muchos neoyorkinos apostaban cuanto tiempo iba a durar antes de que una corriente de aire lo derribara. ![]() Entrando desde el sur, al este de la plaza se dispone el MetLife Insurance Tower, el edificio más alto del mundo desde 1909 hasta 1913, inspirado en el campanile de la Catedral de San Marcos en Venecia. La esfera de su enorme reloj mide 8 metros de diámetro. Al nordeste de la plaza también se yergue el estupendo New York Life Insurance, en el que resalta su aguja dorada. El parque es otro rincón agradable de esta ciudad, que ayuda a hacer más humana una urbe de este tamaño. ![]() ![]() En la esquina de la plaza con la 5ª avenida y la 23 se sitúa una de las muchas tiendas exclusivas de Lego que hay por la ciudad. En el interior son muy llamativas varias figuras de gran tamaño, un dragón que rodea la tienda, un enorme brazo de la Estatua de la Libertad, y en la parte trasera, una maqueta Lego del Madison Square Park, todas construidas con Lego. No puedo dejar de comprar un pequeño recuerdo, un llavero de un pequeño dragón hecho de piezas Lego por 5 $. ![]() Salimos de la tienda y un poco más adelante otra tienda exclusiva de un producto o marca, en este caso Nutella. Rarísimo que solo vendan Nutella, en frascos de todos los tamaños, algunos monstruosamente grandes. Profundizamos un poco y la tienda se comunica por el interior con un maravilloso mercado de productos italianos llamado Eataly. Al fondo del mercado una cafetería emite un espectacular aroma a café. Pedimos unos capuccinos y realmente y cierro los ojos soy transportado a la citada “Piazza di San Marco” en Venecia. Buenísimo. ![]() ![]() ![]() Avanzamos por la calle 23 oeste y un anodino paseo hacia el oeste nos traslada al Chelsea Hotel, donde vivieron celebridades como Arthur Miller, o Sid Vicious, el bajista de los Sex Pistols, mató a su novia Nancy Spungen. De repente aparece una gran concentración de bomberos que parece que ya han terminado de atajar un conato en un bar restaurante de la zona. El paseo continúa hasta la 10ª avenida, en la que giramos hacia el sur hasta encontrarnos con el Empire Dinner, en la esquina con la 22, con un inigualable aire retro, todo de acero en el exterior. Un café hubiera estado genial, pero hacía poco que habíamos tomado uno, por lo que continuamos hacia adelante. ¡Vaya! Comienza a llover otro poquito. ![]() ![]() Continuamos hacia el este por la calle 22 y descubrimos un buen número de galerías de arte, puesto que son muy comunes en esta zona de Chelsea. Es sorprendente y estupendo que puedas entrar en una galería de arte o una tienda de lujo y no prejuzguen si deberías estar o no allí. ¡Relajante! Entre todas las galerías de esta calle nos llama la atención Danese Corey con una exposición de esculturas hechas en madera, más bien troncos, de unos caballos realizados a tamaño natural por una artista llamada Deborah Butterfield. Realmente llamativo. Continuamos por la calle y nos fijamos en Comme des Garçons, una carísima tienda de ropa, con su fachada retro, con un túnel de metal que comunica con el interior. ![]() ![]() Llegamos a la 11 avenida y delante aparecen los Chelsea Piers. Antiguos muelles del puerto de Nueva York donde en 1912 estaba prevista la llegada del Titanic en su viaje inaugural para el 16 de abril y finalmente atracó el Carpathia el 20 de abril, con los supervivientes del desatre. Ironías del destino. Hoy en día, los muelles han sido transformados en un megacomplejo deportivo, que incluye un enorme centro de entrenamiento con una pista de atletismo indoor, una pista de hielo, e incluso un club de golf, donde se puede practicar el swing. Con un poco de suerte se pueden recoger un par de pelotas perdidas fuera del campo. Todavía se conservan los puntos de amarre para enormes embarcaciones de recreo. ![]() A la salida, desde el complejo se puede ver el IAC building, de Frank Gehry, de 10 pisos, que imita un enorme bloque de hielo. Avanzamos hacia el norte hasta la calle 24 y avanzamos al oeste. En el lado norte se sitúa la Gagosian Gallery, probablemente la galería de arte más famosa de NYC. Dentro, una exposición de enormes lienzos en óleo de Dan Colen no nos dicen demasiado, por lo que enseguida salimos del local. ![]() ![]() Un poco más adelante, la exposición Kwangho Shin que ofrecía la Unix Gallery era mucho más de mi agrado. Mucha expresividad en una serie de retratos con trazos muy gruesos y muchísimo color. ![]() Hasted Kraeutler Art Gallery, también tenía una exposición muy curiosa. Muchísimas galerías más pueden hacer las delicias del amante del arte moderno pero algunas de ellas tenían exposiciones que yo, desde un punto de vista totalmente profano, solo puedo calificar como basura. De cualquier forma siempre es curioso, divertido y enriquecedor. Seguimos avanzando hacia la 10ª avenida, momento en el que torcemos hacia el sur. Un poco más adelante me tengo que detener en la Taglialatella Gallery, con una maravillosa exposición de Mr Brainwashed y Andy Warhol. En este momento disfruto como una vaca. Sencillamente maravilloso. Un poco más adelante nos asomamos al patio del Jim Kempner Fine Art, pero ya estamos un poco saturados de arte moderno. Así que doblamos la esquina en la calle 23 y ascendemos al High Line. ![]() ![]() ![]() El High Line en un paseo habilitado encima de una vieja línea elevada de metro/tren, habilitada con parterres de diferentes plantas y árboles. El resultado es alucinante, absolutamente recomendable. Tanto es así que nuestra pretensión era dirigirnos directamente al sur, pero en lugar de ello avanzamos primeramente al norte. El entorno es estupendo, las vistas maravillosas. El paseo se ve un poco enturbiado por la gran cantidad de obras que están realizando en los alrededores, pero aún así es increíble. Avanzamos al norte hasta la calle 25 y contemplamos un maravilloso graffitti que toma como tema el famoso beso de Times Square en 1945 entre un marinero y una enfermera para celebrar el final de la guerra. Una calle más arriba, en la 26 tomamos un descanso en uno de los bancos que hay en un mirador que da a la calle. Poco a poco continuamos avanzando, disfrutando de este extraño parque hasta llegar al aparcamiento de vagones de tren que hay entre la 30 y la 33. Retrocedemos hasta el punto de partida y seguimos avanzando hacia el sur. ![]() ![]() ![]() ![]() Llegamos a la intersección del High Line con la 10ª avenida desde donde se puede contemplar el IAC Building por detrás, y donde se dispone un mirador a la propia 10ª avenida, con un graderío de madera aprovechado en ese momento por gente que está almorzando alguna cosa. Un poco más al sur, llegamos a un antiguo apeadero en Chelsea Market, donde están preparando una fiesta privada, habilitando un zona de catering e incluso un guardarropa. Un poco más adelante bajamos a la calle 14 donde hacemos alguna comprita y nos desplazamos al ciatdo anteriormente Chelsea Market abordándolo desde la 9ª avenida. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() El Chelsea Market es una manzana ocupada antiguamente por una fábrica de alimentación donde, como anécdota, se fabricaron en el pasado las galletas oreo. Hoy día es un centro comercial muy chic, donde los antiguos elementos estructurales de la instalación industrial se mezclan con tiendas y restaurantes caros. Anthropologie, The Lobster Place o The artists & the Fleas tienen su representación en este lugar. ![]() ![]() ![]() Bajamos entonces por Hudson St hasta Gansevoot St. Estamos en el centro de otra zona que se ha puesto muy de moda últimamente: El Meatpacking district. Antigua zona de mataderos e industrias de la carne de las que aún hoy sobreviven algunas, hoy día es una zona con locales muy modernos y mucha animación nocturna. Un poco más tarde volveremos a ver. Ya es hora de comer y tenemos que encontrar algún sitio. Recorremos la estupenda Gansevoort St. Vemos el famoso restaurante Pastis, que ha cerrado, parece, de forma definitiva. Llegamos al final del High Line en Washinton St, por donde bajamos hasta Horatio St., que recorremos hacia el este hasta la West 4th St, por donde bajamos hasta la encrucijada de ésta con Jane St. y con la 8ª avenida. Aquí se ubica el Corner Bistro, dónde vamos a comer. Típico local americano con bancos corridos en cubículos para 4 personas, el revestimiento de las paredes es lo más cutre que he visto en mucho tiempo. Una cubierta de plástico de color marrón que oscurece muchísimo el lugar. Nos atiende una persona que habla español y pido la Bistro Burger, al punto, con bacon crujiente. Como acompañamiento, unas patatas fritas y para beber, coca cola light. Total, unos 14 $ por cabeza. Traen la comida y el aspecto es inmejorable. Nunca había visto una hamburguesa tan gruesa. Aproximadamente 2,5 cm. Es más alta que ancha. ¡No me cabe en la boca! ¡¿Pero cómo se come esto?! Ja ja ja. Pruebo el primer mordisco y es sencillamente alucinante. La carne está tierna y jugosa, deliciosa, quizá un pelín sosa por ponerle algún pero. No obstante es la mejor hamburguesa que he comido en mi vida. ![]() Tomamos Jane St. hacia el este y llegamos a Greenwich Avenue. Nos disponemos a visitar Greenwich Village, o como se le conoce coloquialmente, el Village. Esta es una zona residencial muy tranquila, con edificios de ladrillo bajos, algunos con las típicas escaleras de incendios y calles con muchos árboles. Conseguir una propiedad aquí se me antoja bastante caro. ![]() ![]() ![]() Bajamos por Greenwich Avenue hasta llegar a la West 11th St, donde torcemos hacia el oeste. Avanzamos por esta maravillosa calle hasta el cruce con Bleecker St, donde nos paramos en Magnolia Bakery, uno de los muchos locales de la famosa cadena de pastelerías, especializadas en tartas y cupcakes. Este local sería como cualquier otro de la cadena, a no ser porque las protagonistas de la serie de televisión “Sexo en Nueva York”, elegían este lugar para degustar sus cupcakes favoritos. Elijo un pumpkin pecan cupcake, una magdalena de calabaza cubierta con crema de queso con aroma y sabor a sirope de arce, que es una delicia. ![]() Damos la vuelta a la manzana y regresamos por Perry St., pasando por delante del nº 66, exterior utilizado en la serie “Sexo en Nueva York”, de nuevo, como la casa de Carrie Bradshaw. Una cadena cruza la entrada y nos da la bienvenida un cartel que básicamente expone que están hasta las narices de los frikis que aparecen por allí todos los días para molestar. ¿Y qué culpa tenemos los frikis? Somos frikis porque el mundo nos ha hecho así. ![]() Volvemos a Greenwich Avenue y descendemos la calle hasta el Jefferson Market Library, actualmente una biblioteca perteneciente a la red de bibliotecas públicas de Nueva York. Construida a finales del s. XIX para albergar unos juzgados, se salvó de la demolición en 1958 gracias a la voluntad popular. Su diseño y colorido lo convierten en un gran espectáculo para los ojos de los viandantes. ![]() ![]() ![]() ![]() Tomamos Christopher St. hacia el oeste y pasamos por la curiosa Gay St. y avanzamos hacia Christopher Park donde se sitúan una estatua del general Sheridan, gran colaborador del general Grant durante la guerra de secesión, y un monumento a la liberación Gay. En el lado norte del parque destaca el Stonewall Inn, bar gay donde surgió una revuelta el 28 de junio de 1969 a raíz de una redada policial, que desencadenó un movimiento de reivindicación de derechos civiles para gays, lesbianas y transexuales, hasta entonces hostigados a menudo por la policía. Hoy en día, el día del orgullo gay suele celebrarse en las próximidades de esa fecha. ![]() Recorremos Christopher St. hasta Bedford St. y encaramos hacia el sur. Zona residencial, tranquila, donde abundan los edificios de ladrillo y más escaleras de incendios exteriores. Uno de esos edificios, en la esquina de Bedford St. con Grove St. no parece diferente de los demás pero fue utilizado como exterior de la casa de Mónica de la serie Friends. Seguimos descendiendo Bedford St y torcemos hacia la derecha en Barrow St, para descubrir un bellísimo rincón de Nueva York al girar de nuevo en Commerce St. Aquí encontramos el Teatro Cherry Lane, que data de principios del s. XIX, utilizado en inicio como silo de granja. Fue utilizado como lugar de presentación de obras teatrales de grandes autores a lo largo del s. XX y aquí han destacado como actores y actrices gente de la talla de John Malkovich, Harvey Keitel, Barbra Streisand, Kevin BAcon o James Earl Jones. Al volver a Bedford St. nos cuesta bastante encontrar el nº 75 y ½ debajo de todos los andamios que lo tapan. Se trata del inmueble más estrecho de NYC. ![]() Salimos de Bedford St. hacia el sur y enfilamos por la 7ª avenida hasta llegar a Downing St, que recorremos con sentido este hasta incorporarnos a Bleecker St. por donde continuamos hasta girar hacia el norte en Thompson St. por donde avanzamos hasta llegar a Washington Square Park. Se trata de otro de los estupendos parques de Manhattan. En el centro se sitúa una enorme fuente circular detrás de la cual se erige el Washington Arch, que conmemora el centésimo aniversario del nombramiento de George Washington como primer presidente de EEUU. El arco actual, recubierto de mármol, sustituye al original, de madera. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Nos quedamos un rato en la plaza, durante el cual termina de anochecer. Hay gente por todas pates, pasando, mirando, haciendo malabares, equilibrismos, practicando el monociclo,…, etc. Todo el movimiento es debido en gran medida por la Universidad de Nueva York, que ocupa las manzanas que lindan con el parque por el sur, por el este y parcialmente por el norte. Damos una vuelta por el parque y terminamos por rodearlo. Nos asomamos a la biblioteca Elmer Holmes, que presenta otro enorme atrio central. ![]() Terminamos de rodear la plaza y nos encaminamos de nuevo al Meatpacking district, para tomar algo. Nos habían hablado de un local, Le Bain, situado en la terraza del Hotel Standard, en Washington St, para lo que fuimos callejeando hacia el noeste hasta llegar. Habíamos estado muy cerca esta mañana puesto que el High Line pasa por debajo del edificio. Entramos en el Standard Hotel por una extraña puerta oval, no demasiado grande, y atravesamos la recepción directamente hacia la zona de ascensores. EL ambiente es bastante oscuro. Subimos hasta el piso 18, donde se encuentra el bar y atravesamos unas puertas bien vigiladas por un par de gorilas después de haber depositado nuestras mochilas en el guardarropa. Accedemos a una planta elegante, enmoquetada, con una enorme barra a mano izquierda y una piscina al fondo. Numerosos sofás se sitúan contra las ventanas con magníficas vistas al sur, oeste y norte. La música no está demasiado alta creando un estupendo ambiente chill out. Tomamos asiento y algunos vamos a por bebidas, obligatoriamente en la barra de la terraza superior puesto que está todavía está cerrada. ![]() ![]() Al llegar arriba ¡guau!, menudas vistas. El edificio, de 21 plantas no es muy alto pero no hay nada que interrumpa la panorámica. Ambiente parecido al inferior pero la decoración sí que es distinta, dominan colores más claros. Avanzamos hacia la barra, atendida únicamente por un camarero, y tardamos bastante en ser atendidos. Esta vez nadie va a impedir que saboree un cóctel Manhattan, ni siquiera los 14 $ sin impuestos ni propina de su precio. El sitio es caro pero merece la pena. Precioso y tranquilo. Quizá por ser temprano, o quizá por ser miércoles, pero es sumamente agradable. Bajamos y degustamos nuestras bebidas muy cómodamente con unas inmejorables vistas del Empire State Building, que por cierto visitaremos mañana. El tiempo parece haber despejado y ojalá que continúe. En un momento dado el cóctel me incita a visitar el baño y la decoración de la escalera de descenso es muy llamativa. Los lavabos, están frente a un enorme ventanal con otras estupendas vistas. Después de quedarnos un buen rato, de repente suben bastante el volumen y el estilo de música, más movidita. Parece que nos echan. Al levantarme soy consciente de que el Manhattan ha afectado a mi equilibrio más de la cuenta pero nada grave, por suerte. Nos encaminamos a la salida, recogemos nuestros enseres y descendemos a la calle. Al salir hay una buena cola de espera formada. Hemos tenido suerte. Para volver tomamos el metro en la estación de la calle 14, la línea roja con sentido uptown hasta Times Square-42 St. Desde aquí la lanzadera hasta Grand Central Terminal y paseíto hasta el hotel. Ha vuelto a ser un buen día, bien aprovechado y hay que descansar de cara al siguiente. Continuará. Etapas 7 a 9, total 11
Fotos pendientes. A la hora acostumbrada suena el despertador y nos levantamos, aseamos, arreglamos y bajamos a desayunar. Para hoy habíamos previsto un recorrido que hemos ido arreglando en parte a lo largo de los últimos días, por lo que intentaremos agilizar aquello que ya hubiéramos visto. ![]() ![]() Salimos del hotel y avanzamos por la 43 hacia el East River. Queda pendiente ver la ONU y ya no queda rastro del dispositivo policial de los últimos días. Cambiamos de calle y ahora avanzamos por la 44 este, pasando por delante de la misión permanente de Kuwait para las Naciones Unidas. Toda esta zona está repleta de edificios diplomáticos de este tipo, o de consulados o embajadas. Continuamos pasando al lado del enorme hotel One UN New York, y después de cruzar la 1ª avenida nos plantamos en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, donde durante estos días se está reuniendo la Asamblea General. Por este motivo han cancelado todas las visitas al lugar durante nuestra estancia en Nueva York. Al lado del hotel se alza la Oficina de EEUU para misiones en el extranjero, casi tan imponente como el anterior. La construcción más llamativa, el Secretariat Building, es un edificio de 1952 de planta rectangular que se alza 39 plantas, diseñado por dos de los arquitectos más prestigiosos de la historia, Le Corbusier y Niemeyer. Todo el conjunto fue levantado en un solar donado para tal uso por John D Rockefeller. ![]() ![]() ![]() ![]() Regresamos a Tudor City, otra vez, y enfilamos por la calle 42 hacia el oeste, otra vez, pasamos por delante de la Woodstock Tower, otra vez, pero esta vez entramos en la Ford Foundation. Ésta posee un enorme atrio interior con un suntuoso jardín que circunda un estupendo estanque. Salimos de nuevo y seguimos avanzando hacia el oeste. Debo decir que recorrer de nuevo la calle 42 no me ocasiona ningún esfuerzo puesto que es uno de mis lugares favoritos dentro de esta ciudad. Seguimos por el Daily News Building y llegamos a mi adorado Chrysler Building. ¡BUENOS DÍAS! Me detengo por enésima vez a admirar las líneas que lo constituyen, las gárgolas que lo adornan y, como es temprano y aunque parezca mentira apenas he podido asomarme al interior, decidimos entrar al vestíbulo, pasando por las extrañas puertas de acero inoxidable que se abren a Lexington Avenue. ![]() ![]() ![]() El interior es sumamente elegante, donde dominan los colores cálidos. Enormes murales de mármol adornan el techo de la estancia y las puertas de los ascensores llaman la atención desde cualquier ángulo. En verdad que me apetecería visitar las estancias superiores del edificio y, por qué no, el mirador del que dispone. Pero no puede ser. ¡En fin! ![]() ![]() ![]() Continuamos y dejamos atrás la Grand Central Terminal, con el MetLife Building detrás, y en el cruce de la 42 con la 5ª avenida me centro en el estupendo nº 500 de la quinta avenida, un rascacielos art decò de 60 pisos de altura diseñado por el mismo estudio que diseño el Empire State Building y acabado en su mismo año. En su planta baja, la enorme tienda de Zara se encuentra en plena remodelación. ![]() ![]() ![]() ![]() Continuamos por la 42 hasta Times Square, otra vez, donde le damos un vistazo rápido, ya que siempre la habíamos visto de noche. Un cambio de luz interesante pero el aspecto general de la plaza ha cambiado ostensiblemente. Una gran superficie de la zona está invadida por un palco y un enorme conjunto de mesas preparadas para cocinar. Parece ser que se están preparando para rodar un programa de televisión en directo, llamado “On the Menu”, para la cadena TNT. Un poco más adelante, en los estudios Times Square, visibles desde la calle, estaban también preparándose para rodar el programa de la ABC “Good Morning America”. Después de una rápida vuelta por la plaza, retrocedemos por la calle 46 hacia el este hasta la 6ª avenida, donde torcemos hacia el sur. En el cruce con la 44, hacia el oeste se puede observar un interesante contador digital que registra la deuda nacional de los EEUU en tiempo real. Curioso, muy curioso. ![]() ![]() ![]() Después de volver sobre nuestros pasos, llegamos a la preciosa Biblioteca pública de Nueva York, construida a finales del XIX, y los dos leones yacentes nos dan la bienvenida justo antes de entrar. El recibidor es increíble, estupenda la bóveda que lo cubre, así como las dos escaleras laterales de acceso a las plantas superiores. Una vez más estamos en un lugar muy cinematográfico. Este es el lugar donde se refugian los pocos supervivientes del desastre climático narrado en la olvidable “El día de mañana” y es un lugar donde los fantasmas hicieron su aparición en los “Cazafantasmas”, al comienzo de la cinta. ![]() Subimos al primer piso y accedemos a la impresionante McGraw Rotunda, estancia de entrada a la sala más famosa de todas, la maravillosa Rose Room, que lamentablemente se encuentra cerrada por reformas y solo es posible ver un póster a la entrada, cerrada a cal y canto. Continuamos nuestro recorrido pasando por las numerosas colecciones literarias de este fantástico lugar, una de las más importantes bibliotecas del mundo. En un momento dado, un fotógrafo toma repetidas instantáneas de una pareja que se apoya en la repisa de una preciosa ventana. Parece un álbum de compromiso de la susodicha pareja, pero no es más que mera especulación. ![]() ![]() Terminamos nuestra visita y abandonamos el lugar con la intención de visitar el Empire State Building, para lo que descendemos por la 5ª avenida, hasta llegar, puesto que no tiene pérdida. El día está nublado pero, después de la lluvia de ayer, la atmósfera está muy limpia y la visibilidad es muy buena. Llegamos y contemplamos la impresionante majestuosidad del edificio antes de entrar por las puertas giratorias al famosísimo vestíbulo al fondo del cual se encuentra un bajorrelieve de la construcción que ya había contemplado en numerosas fotografías antes de venir. Dos escaleras mecánicas se encuentran en determinado punto y ascendemos por la de la derecha al primer piso. Nos ponemos a la cola de seguridad. Por suerte no necesitamos billetes, puesto que ya tenemos nuestro City Pass, que incluye dos entradas en una: Un pase diario válido para cualquier hora y uno nocturno. Pasamos por los arcos y nos retienen los trípodes. Continuamos hacia delante y tenemos la opción de tomar una audioguía, incluida en el precio, que yo declino. Sigue la cola durante un buen trecho hacia los ascensores, mucha más de lo que había creído. Menos mal que la hora no es muy mala porque si no… Por fin accedemos a los ascensores que nos elevan hasta la planta 80 en un minuto aproximadamente (¡Menuda velocidad!). ![]() En el piso 80, más cola hasta otro ascensor. De repente nos ofrecen la posibilidad de subir por las escaleras los 6 pisos que quedan hasta el mirador y no lo pensamos más. 6 pisos no son nada así que conseguimos pasar a la terraza del mirador 45 minutos más tarde de nuestra entrada en el edificio. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Las vistas, sencillamente sensacionales. Como ya hemos estado en numerosos lugares, podemos reconocerlos más o menos fácilmente. Lo primero en lo que me fijo, ¡cómo no!, el Chrysler Building. Se ve increíblemente bien. El East River, los puentes, Queensboro, Williamsboro, Manhattan y Brooklyn, hasta el Verrazzano. El Downtown, impresionante. La 5ª avenida, con el Madison Square Park ¡Hasta se ve el Standard Hotel, en el que tomamos una copa anoche! Completo una vuelta completa a la terraza panorámica y antes de que me dé cuenta ya he completado una segunda. El tiempo pasa muy deprisa y me da igual. Este lugar es mágico, simplemente me encanta. El día es tan claro que se puede ver Conney Island, e incluso más allá. ![]() ![]() [/img] Justo antes de que nos vayamos pasamos al lado de una especie de cajero que te permite comprar entradas para subir al piso 102, en la parte alta del amarradero de dirigibles, que por cierto nunca fue estrenado. La verdad es que llevo esperando este momento bastantes años y no me lo pienso. Pagamos 17 $ por cabeza y subimos casi inmediatamente. Arriba la perspectiva es mejor que la del piso 86, en mayor medida de lo que yo hubiera creído. Se nota sobre todo en que la vista alcanza mayor distancia, y en que Central Park está más visible. La superficie de este piso es bastante reducida y se tiene una sensación extraña. A través de las ventanas se pueden ver los puntos de amarre del correaje de los zeppelines. Pensar que este amarradero fue añadido a la estructura para asegurar que éste fuera el más alto edificio del mundo, hace ver la obsesión, la fiebre en la que se vieron inmersos los constructores de la época, casi tanto como la de ahora. En resumen, MARAVILLOSO. ![]() Salimos del edificio y nos desplazamos hacia el oeste por la calle 33. No tenemos demasiado tiempo para llegar al muelle 83 en el río Hudson, entre la 42 y la 43, donde se sitúa Circle Line, la naviera de cruceros para hacer uso de nuestros City Passes en tal empresa. Llegamos al Madison Square Garden, y cambiamos hacia la calle 34. Seguimos y pasamos por la famosa tienda de electrónica B&H y al llegar a la 9ª avenida ascendemos por ella hasta la calle 42, donde giramos al este y continuamos hasta nuestro destino. Canjeamos los billetes y tomamos asiento en la nave esperando que zarpe a las 14:30h, su hora prevista. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Salimos a la hora prevista y durante hora y media hacemos un recorrido sumamente agradable durante el cual incluso sale el sol. Vamos desde la calle 42 hasta Liberty Island, donde volvemos a ver de forma genial la estatua, y remontamos el East River hasta llegar a la ONU, pasando por debajo de los 3 famosos puentes, a saber, Brooklyn, Manhattan y Williamsboro. Durante el recorrido tenemos una excelente vista de todo el skyline de la parte medio sur de la isla, además de Jersey City y Brooklyn. ![]() ![]() ![]() A las 16:00h desembarcamos y nos desplazamos a ver el Intrepid, portaaeronaves de la segunda guerra mundial, pieza clave en la guerra del Pacífico. Actualmente, y desde 1982 alberga el grueso de la exposición del Sea, Air & Space Museum, que como cierra a las 17:00h no vamos a ver, sencillamente porque no da tiempo. Desde fuera vemos la magnificencia de la nave, y eso que dista mucho de ser la mayor del mundo. También se pueden ver el Concorde y el submarino de los que disponen.Me emociono cuando veo que encima de la proa del barco sobresale la negrísima popa del Lockheed SR-71A, el Blackbird, uno de los aviones más rápidos de la historia, capaz de superar el mach 3. Por ello me voy con una lagrimita en los ojos, por no poder entrar a verlo, pero me repongo casi de inmediato, cuando soy consciente del apetito que tengo. Es tarde y nos paramos en un Subway que hay en la calle 42, para pedir lo que a la postre se demostraron unos bocadillos no muy buenos, aunque tampoco demasiado caros. ![]() ![]() Después de llenar el buche, decidimos volver hacia la zona de Herald Square, sin prisa pero sin pausa. Entramos en la tienda B&H Electronics, regentada por judíos ortodoxos, con un extraño sistema de vías aéreas con minivagonetas para desplazar las compras de la gente hacia las cajas. No vemos nada de nuestro interés y seguimos avanzando, esta vez por la 33 para pasar junto a la enorme Central de Correos de NYC, a continuación el Madison Square Garden, hogar de los Knicks, y donde un total de 6 trailers estaban aparcados para montar el escenario de Enrique Iglesias, que actuaba en ese momento. Para el que le guste, sin comentarios. ![]() ![]() ![]() ![]() Subimos por la 7ª y llegamos a Macy’s, los mayores grandes almacenes del mundo. Durante una hora nos perdemos por la enormidad de sus plantas, aunque como antes, no encontramos nada que nos atraiga demasiado para gastarnos el dinero. Salimos del edificio hacia Herald Square, que está bastante animada. Ya ha anochecido, pasan de las 19:00h y debemos ponernos en marcha, puesto que tenemos entradas para ver el musical Wicked, en el teatro Gershwin, a las 20:00h. Ascendemos por Broadway hasta la 51 momento en el que giramos hacia el oeste. Et voilá. ![]() ![]() ![]() Entramos al teatro Gershwin directamente puesto que ya nos habíamos imprimido las entradas, y en la primera planta nos interesamos por unos aparatos de traducción que ofrecen en régimen de alquiler por 10 $ cada uno. Los cogemos para asegurar que se nos escape el mínimo de entendimiento, y nos metemos a nuestros asientos. Éstos estaban en 2ª fila, muy escorados por lo que no se veía el escenario completamente hasta el fondo, pero la acción se desarrolla sobre todo en el frente del escenario por lo que no nos perdemos nada. Nuestras entradas costaron 65 $, mientras unas centradas pasaban de los 200 $. La historia de Wicked expone una versión diferente de lo que siempre se había visto en el Mago de Oz, esta vez desde la perspectiva de Elphaba, la malvada bruja del oeste, que realmente no es tan malvada y su especial relación con Glinda, la benevolente bruja del sur. La puesta en escena, increíble, los decorados, una pasada, las actuaciones, conmovedoras, y las voces y las canciones, sencillamente memorables. En un momento dado, la acción se desarrolla tan cerca de mí que podría tocar a Glinda solo con alargar la mano. INOLVIDABLE. Salimos a las 22:30h después de dos magníficos actos cargados de emoción y buenas canciones. Finalmente los traductores han sido bastante decepcionantes puesto que no traducían los diálogos, si no que de vez en cuando contextualizaban al oyente. Menos mal que no se entendía muy mal y se podía seguir el hilo perfectamente. ![]() Aprovechamos nuestra situación para cenar algo ligero en el ya conocido Café Duke, el deli de la calle 51. Al terminar, nos desplazamos a la estación de la calle 49 para desplazarnos hacia el Downtown y apearnos en Herald Square. Recorremos de nuevo la calle 33 en sentido este, pasando por K-town, con muchísimos letreros en coreano de gran cantidad de restaurantes. Volvemos a entrar en el Empire State Building, un poco cansados por la hora y con un poco de sueño. Ni de lejos la cantidad de gente de esta mañana. No obstante el paso por los arcos de seguridad tiene el mismo resultado que por la mañana, y debemos dejar nuestros trípodes en custodia. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Al llegar arriba mi cansancio se disipa de golpe. La vista es alucinante. No hubiera podido imaginar algo así antes de verlo. Y eso que he visto docenas de imágenes al respecto. Pero no importa. La luminosidad es magnífica, simplemente. Es un derroche energético, ¡sí! Pero es también un espectáculo de primer orden. Y además hay muchísima menos gente. Las grandes avenidas se convierten en ríos de fuego, de lava, que parecen salir de un volcán situado en el Downtown. Jersey City refulge con una insospechada intensidad. Es indescriptible y siento que me podría quedar aquí durante horas hasta el amanecer. Pero mis acompañantes nos opinan lo mismo, por lo que finalmente nos vamos. Tomamos el metro en la estación de la calle 33, una línea verde hacia el Uptown con parada en Grand Central Terminal. Desde ahí caminando con paso pausado hasta el hotel, y directamente a la cama, puesto que ya son las 2:00h y mañana hay que madrugar. Continuará. Etapas 7 a 9, total 11
¡Buenos días! Hoy va a ser un día estupendo. El día se ha levantado claro y el sol luce radiante. Bajo al comedor de un espléndido humor y desayuno de campeonato para afrontar éste, que será un día bastante intenso. Hoy toca ver el midtown, de nuevo, incluyendo la 5ª avenida. Como hoy es viernes, el Met cerrará a las 21:00h por lo que aprovecharemos para visitarlo por la tarde cuando ya quede poca luz. ![]() ![]() Salimos del hotel a eso de las 8:15h y como de costumbre nos dirigimos por la calle 43 hacia el oeste. Después de saludar y observar por enésima vez el Chrysler Building, torcemos hacia el norte por Lexington Avenue, por donde ascendemos acercándonos cada vez más al destacable nº 570 de Lexington Avenue, con su elegante torre de 50 pisos en estilo art decò, coronada con espectaculares motivos góticos. Torcemos por la 47 hacia el oeste y enfilamos hacia el norte por Park Avenue, de nuevo. Éste es un hermoso paseo que merece la pena ser recorrido en más de una ocasión. ![]() ![]() ![]() A nuestra espalda, el Hemsley Building, detrás de él, el MetLife Building. Pasamos de nuevo por delante del Waldorf Astoria, esta vez sin el tremendo dispositivo de seguridad del pasado viernes, presente en toda la calle. Seguimos avanzando y torcemos en la calle 42 hacia el este, de nuevo a Lexington Avenue. Un poco hacia el norte, en el nº 601, se alza el Citigroup Center, de 59 plantas, con la parte superior en forma de plano inclinado y que presenta la particularidad de que la parte inferior del edificio se encuentra totalmente abierta, compartiendo el espacio con la pequeña y moderna iglesia de San Pedro. La plaza que se abre debajo ofrece una alucinante impresión de ingravidez, cuando se contempla toda la mole de acero y hormigón únicamente sobre sus pilares. ![]() ![]() ![]() ![]() Un poco más al norte, a mano izquierda se encuentra la Central Sinagogue, pero volvemos por la calle 53 hacia el oeste, para pasar al lado del Seagram Building, el primer edificio en Nueva York construido en estilo internacional, y el Lever House, uno de los primeros edificios inteligentes de la historia, sin ventanas y recubierto de un vidrio especialmente aislante, disminuye la necesidad de climatización interna del edificio. Entre la 5ª avenida y Madison Avenue se encuentra el coqueto espacio llamado Paley Park, con varias cortinas de agua en forma de cascada, donde se ubicaba un famoso fragmento de 5 placas de hormigón del muro de Berlín, que lamentablemente ha sido retirado para su restauración debido a un reciente acto de vandalismo. Cuando se termine de arreglar se expondrá en la vecina Tishman Speyer Properties. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Al llegar a la 5ª avenida nos dirigimos al sur y volvemos a encontrarnos con el maravilloso Atlas frente al nº 630, frente a la casi totalmente oculta por los andamios San Patrick’s Cathedral. Intentando ignorar la horrible cubierta pasamos al interior del edificio para echar un ojo pero el desastre continúa dentro. Todo oculto por redes de protección, mantos de tela vulgar, a lo que hay que sumar la indeseada compañía de los diversos golpes y martillazos que daban los obreros. Una visita no muy aprovechable. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Salimos de nuevo hacia la 5ª avenida, y accedemos desde aquí a la Rockefeller Plaza. De nuevo se alza ante nosotros el GE Building. La plaza ha cambiado de aspecto, han retirado la terraza y están colocando el dispositivo refrigerante para la pista de patinaje. Toda la plaza presenta un aspecto imponente de día y a la maravillosa y radiante luz de la mañana. Entramos en el GE Building por el norte y avanzamos hacia las taquillas del City Pass para reservar cita y poder subir al Top of the Rock. Esperamos un rato y reservamos para 40 minutos más tarde, por lo que aprovechamos para salir y visitar de nuevo el Rockefeller Center. Con la luz del sol se destacan mucho la textura de la piedra y los diferentes relieves que decoran el conjunto. Además de “Prometeo robando el fuego”, en medio de la plaza, otros dioses encabezan las portadas de los diferentes edificios, como Hermes, el mensajero de pies alados, o Deméter, diosa de la agricultura, o incluso el mismísimo Zeus, padre de todos los dioses. ![]() ![]() Continuamos hacia el oeste por la 49 hasta la Avenida de las Américas. Los hermosísimos números 1251, 1221 y 1211 refulgen debido a Lorenzo, así como el Radio City Music Hall. Volvemos por la calle 50 y entramos de nuevo al GE Building, esta vez para ascender a la cima. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Una vez dentro la espera es amenizada por un video sobre la historia del Edificio desde que la RCA lo ocupara por vez primera. Actualmente los estudios NBC son sus principales inquilinos. Durante el ascenso nos explican que el mirador Top of the Rock consta de tres terrazas correspondientes con los pisos 58, 59 y 60, por las que nos podemos mover con total libertad. Al llegar, salimos y disfrutamos de unas increíbles vistas de Manhattan, hacia el norte con Central Park como protagonista principal mientras que hacia el sur es el Empire State Building el que copa el protagonismo. Personalmente creo que las vistas desde el Empire State Building son mejores pero ésta es la mejor vista disponible de este último, a la espera de que se permita el acceso al One World Trade Center. Después de disfrutar un muy buen rato decidimos bajar y en la tienda me compro por 15 $ una camiseta negra con la famosa fotografía de los obreros descansando encima de una viga en el piso 59, aún en obras. ![]() ![]() Salimos del Edificio a través del complicado conjunto de galerías comerciales subterráneas y llegamos finalmente a la 5ª avenida, por donde avanzamos hacia el norte hasta la 53 donde giramos a la izquierda y continuamos hasta el MoMA (Museum of Modern Art). Como nuestros City Pass incluían la entrada nos metimos adentro, después de dejar nuestras cosas obligatoriamente en la consigna. El museo es precioso, al margen de la exposición. Es un lugar agradable y bien dispuesto. No es demasiado grande por lo que la visita se puede hacer dinámica, sobre todo porque nosotros no disponíamos de demasiado tiempo, aunque suficiente para ver lo que más nos interesaba. ![]() ![]() ![]() ![]() Subimos a la última planta y vamos bajando. En la 5ª planta autores importantísimos como Picasso, Duchamp, Dalí, Van Gogh, Klimt,…, etc. Me llaman especialmente la atención “Las señoritas de Avignon”, de Picasso, considerado el primer cuadro cubista de la historia, “Noche estrellada” de Van Gogh, y la “Persistencia de la memoria” de Dalí. También resulta impresionante “La esperanza II” de Gustav Klimt o “Mujer con Mandolina”, “Los músicos” y el famosísimo “Ma Jolie” de Picasso. De Picasso también me gusta la “Cabeza de mujer con moño”. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() En la 4ª planta, destaco a Warhol y, en efecto, me gusta mucho su ala. Tengo curiosidad por contemplar algo de la obra de Pollock y solo tengo que decir que, no sé, ese hombre pintaba con una ira interior descomunal. Mirar alguna de sus obras me resulta desconcertante, inquietante. En cierta ala exponen una serie de cuadros en blanco junto con otros completamente negros que califico como una de esas estafas del arte moderno, que me irrita. Por último, añadir que “2 hermanas” de un tal Jonh D Graham me hizo reír bastante. ![]() ![]() El 3er piso alberga objetos decorativos, maquetas arquitectónicas y creaciones que marcaron una época. De esta manera podemos encontrar un helicóptero Bell-47D1, un Jeep M38A1, algún video musical representando el Punk, o algunos videojuegos que quedarán para la posteridad, como el Pacman (Comecocos), Tetris, Space Invaders o el Street Fighter 2. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Bajamos al 2º piso donde una exposición de bocetos y dibujos de Henri Toulouse-Lautrec hace nuestras delicias y terminamos ya en la planta baja donde salimos al jardín de Esculturas a relajarnos un poco en ese especial ambiente. Unas cuantas sillas rodean un pequeño estanque y encima de alguna de ellas hay algún bloc y lápices para que pueda dibujar el que quiera. En poco más de una hora estamos en la tienda donde encontramos algunas cosas interesantes y yo termino adquiriendo un nuevo reloj despertador de forma cúbica por 35 $. Finalmente salimos y vamos a comer, que ya es hora. Decidimos retroceder a la calle 51 oeste para volver al Cafe Duke, puesto que es completo, barato y ya lo conocemos. Por unos 10 $ como un plato de pollo guisado con verduras y una selección de frutas de postre. No es ninguna maravilla pero no está mal. Salimos del Cafe Duke y avanzamos por la calle 51 hacia el este y al pasar por el Rockefeller Plaza norte, han montado una feria de productos gastronómicos. Aquí suceden cosas como esa todo el rato. El paisaje cambia día a día. Echando un ojo descubro un puesto donde venden sirope de arce, y como estaba muy interesado me compro un litro por 22 $. Cuando lo meto en la mochila soy consciente de que ésta comienza a pesar más de la cuenta. No obstante, me da igual. ![]() ![]() ![]() ![]() Subimos por la 5ª avenida y nos desplazamos hacia el este por la 55. Estamos delante del Sony Building (AT&T Building), muy alto y anticuado. Entramos en su patio interior y compro un capuccino en el Starbuck’s que aquí se encuentra. Salimos hacia la calle 56 y entramos en el magnífico atrio de IBM Building lleno de parterres con bambúes. Algún escaparate curioso muestra lo que creo que son auténticas armaduras de samurai, y entramos a Niketown, una tienda exclusiva para productos Nike. Muy grande y muy…, muy…, deportiva. Lo más destacable es el escaparate con maniquíes alineados con todas las equipaciones oficiales de la NFL. ![]() ![]() Salimos a la calle 57 este y en la esquina con la 5ª avenida está la famosísima tienda de Tiffany’s. Todo un homenaje al lujo en forma de joyas y elementos decorativos realizados con todo tipo de materiales nobles. Varias plantas son accesibles mediante ascensor que incluye una amabilísima ascensorista. Por un momento se me ocurre ir a por un par de croissants para hacer la tontería, toqueteándolo todo con mis deditos pringados de mantequilla, pero finalmente cambio de opinión, puesto que no me apetece que me echen de mala manera, ja ja ja. ![]() A la salida entramos a la Trump Tower por la 5ª avenida y echamos un vistazo al recibidor de uno de los edificios más caros y lujosos del mundo. El momento es genial puesto que suena en el ambiente la maravillosa “Ain't that a kick in the head?” de Dean Martin, una canción que me gusta especialmente. Varios mostradores venden merchandising de… ¿Donald Trump? ¿Pero quién narices va a comprar nada ese tío? Este mundo es increíble. ![]() ![]() ![]() Saliendo cruzamos la calle y nos detenemos en Abercrombie & Fitch, una tienda de ropa cuyos dependientes son gente guapa vestidos de chándal que a la mínima orden se quedan en ropa interior para delicia de los compradores. A la entrada, uno de los susodichos está posando para delicia de la nube de mujeres que se arremolinan a su alrededor a la espera de poder sacarse una foto con él. El interior de la tienda resulta bastante agradable, a pesar de la escasez de luz y de la música machacona. A la salida tenemos una buena visión de la bonita Trump Tower, aunque lamentablemente hayan quitado los árboles de los parterres exteriores de los pisos bajos. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Llegamos a la Grand Army Plaza, otra vez, aunque no será la última y entramos a una de las más famosas jugueterías del mundo, FAO Schwartz, utilizada como decorado en la película Big, de Tom Hanks. Dos encantadores plantas repletas de todo lo que un niño pueda desear. Peluches y más peluches de todas las formas y tamaños, estatuas de Lego por doquier, y un famoso piano gigante para tocar con los pies que da la impresión de haber sido cambiado por otro sensiblemente más pequeño. Mi alma friki ataca de nuevo y me marcho de la tienda con 2 camisetas de la DC, una de Superman y otra de Flash, que hace tiempo que tengo en mente, por 15 $ cada una. La puñetera mochila me sigue fastidiando… ![]() ![]() Pasan poco de las 17:00h y ya es hora de avanzar hacia el Met. Subimos por la 5ª avenida y aprovecho para sacar una foto decente de la Frick Collection, y paseando, paseando nos plantamos en las puertas del Met (Metropolitan Museum), probablemente el museo más importante de la ciudad y uno de los más importantes del mundo. Accedemos al interior del Great Hall y conseguimos las entradas en un mostrador, gracias de nuevo a nuestros City Pass, con las que adquirimos unos excelentes planos del lugar. Visitar el Met puede resultar abrumador y un poco frustrante si se quiere ser demasiado ambicioso. La exposición es realmente grande, al nivel de museos como el Louvre, por lo que decidimos marcarnos objetivos en función del tiempo y ganas. Decidimos visitar las secciones grecorromana y egipcia como principales intereses y después ya veremos. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() En primer lugar y debido a la hora que es accedemos a la terraza para contemplar sus vistas sobre Central Park al atardecer. Ésta está bastante concurrida pero ofrece un bello espectáculo. De camino a la sección grecorromana nos perdemos un poco por la planta baja, pasando por la sección de artes de África, Oceanía y las Américas. Atravesando la parte americana, la sala 358 está llena de esculturas mesoamericanas de gran belleza. Maravilloso, el jugador de pelota ameca, y una urna funeraria zapoteca. La sala 357 está repleta de objetos decorativos de oro de gran belleza, usados como ornamentos corporales, y también cerámicas estupendas. Entre todo ello destaco colgantes de diferentes figuras, enmascaradas y de pájaro, de estilo tairona, así como máscaras funerarias calimas, o placas pectorales. También preciosas figuras cerámicas masculinas o femeninas chancay. ![]() ![]() ![]() ![]() En la parte de Oceanía, en la sala 354, espectacular es la recreación de un techo de una casa ceremonial de Papúa Nueva Guinea, que también incluye sus pináculos, así como los ídolos protectores Nggwalndu. Muy llamativo resulta un instrumento de percusión de Vanuatu, en forma de tótem con una ranura longitudinal de más de 4 metros de altura, adornado en su parte alta por una extrañísima máscara. ![]() ![]() Y por fin llegamos a la sección de arte grecorromano, en la sala 162, llena de bustos de emperadores como el de Lucio Vero y también filósofos como Sócrates, o gente completamente anónima. También son habituales las estatuas de mármol de diferentes épocas, la mayor parte de ellas descabezadas y desmembradas, o urnas y sarcófagos repletos de bajorrelieves. ![]() ![]() Un precioso mosaico llama mi atención. Colgado en una pared representa el rapto de Ganímedes por parte del lujurioso Zeus, transformado en águila. A su lado una entrada se abre hacia la increíble reconstrucción de un cubiculum nocturnae, o dormitorio con auténticos frescos extraídos de la Villa Romana de Boscoreale. Realmente impresionante por su belleza y color. ![]() ![]() ![]() ![]() De aquí pasamos a la sala 160, que contiene, entre otras cosas, una parte de una columna jónica del Templo de Artemisa en Sardis, puesto que entera no cabría en la estancia. También destacan una estatua de un hombre en bronce y la cabeza de una estatua de Alejandro Magno, uno de mis personajes históricos favoritos, procedente de una colección privada. Después pasamos a la galería 153 con más enormes estatuas de mármol y atravesamos las salas 159, 157, 155 y 151 que muestran una impresionante colección de cerámica griega, así como armas y armaduras. ![]() ![]() ![]() De esta forma volvemos al Great Hall, en cuya parte norte se sitúa un coloso sedente, supuestamente representando al faraón Amenemhat II, que anuncia nuestra proximidad con la sección de arte egipcio. Al comienzo, ¡una mastaba! ¡Aquí dentro! ¡Qué burrada! Procede de Saqqara y perteneció a un oficial de corte llamado Perneb. El interior está labrado con ricos relieves y frescos, representando ofrendas varias. ![]() ![]() ![]() Pasando por la sala 103 me detengo para admirar unas tallas de madera en tamaño casi real, representando a Merti, governador provincial, y su esposa, formando parte de un total de 11 estatuas encontradas en su tumba. Una gran colección de preciosos objetos inundan un enorme número de vitrinas: Joyas, prendas de vestir, maquetas que representan barcazas o incluso actividades cotidianas, como un matadero, o sarcófagos de madera decorados con preciosas pinturas en cada centímetro. Estupendos los vasos canopos, usualmente conjuntos de 4 vasijas que representan 4 deidades protectoras para albergar en las tumbas 4 órganos embalsamados, esenciales para continuar con la vida en el más allá. A saber: Estómago, hígado, intestinos y pulmones. ![]() Y así nos plantamos en la sorprendente sala 131, el ala Sackler, que alberga el ¡Templo de Dendur! ¡Aquí dentro! ¡Otra vez! Es un templo pequeño, de época ptolemaica, regalado al estado yanqui por su contribución al salvar el patrimonio egipcio afectado por la construcción de la presa de Asuán y la posterior formación del Lago Nasser. Muy bonito, similar al de Debod, en Madrid, en relación al tamaño. La entrada está flanqueada por 2 columnas coronadas por capiteles que representan flores de loto y, aunque el acceso al Sancta Sanctorum está impedido, es posible admirar parte de los relieves que lo adornan. ![]() ![]() El templo está guardado por dos colosos sedentes del faraón Amenhotep III. Cerca, en la misma sala tres magníficas estatuas sedentes de la diosa Sekhmet, con cabeza de leona, símbolo de la fuerza, cuya ira está relacionada con la guerra, los desastres naturales y las enfermedades. No obstante, apaciguarla puede conllevar fortaleza y vigor para superar las adversidades. ![]() ![]() ![]() Del resto de la exposición debo señalar dos cosas más: La capilla de Ramsés I, procedente de Abbydos, construida por su hijo Seti I, en la que aparece el propio Ramsés y su esposa ofrendando incienso y otras cosas a Osiris, Isis y Hathor, en los relieves de la pared sur. Hacia el oeste se representa a hijo y padre, ambos realizando ofrendas a sendos símbolos osiríacos, acompañados por Horus en un caso y por Isis en el otro. La otra cosa reseñable es el Libro de los Muertos, un enorme papiro con instrucciones, normas y ritos para poder alcanzar con éxito la vida más allá de la muerte. Realmente precioso. ![]() Al llegar aquí se podría decir que ya hemos cumplido nuestras previsiones pero decidimos acercarnos a la exposición de arte islámico del primer piso. Subimos por la escalinata principal y al avanzar hacia el sur nos asomamos por una puerta dentro de la que han reconstruido ¡El patio renacentista del Castillo de Vélez Blanco!, precioso, pero bastante deslucido en este entorno. Una obra maestra del renacimiento español en EEUU. Una pena. ![]() ![]() ¡En fin! Seguimos avanzando hasta la sala 450 con un precioso y enorme Corán sobre un soporte de madera medieval. Distintos tipos de celosías sobre las paredes complementan la ambientación. En las salas 462 y 463 se ubican un buen número de objetos y gran cantidad de alfombras de estilo persa. Ambas estancias se encuentran separadas por unos magníficos arcos de madera procedentes de la India. ![]() En la sala 456 nos encontramos con una recreación de un patio de estilo marroquí donde han integrado 6 columnas procedentes de la Alhambra, que fue bastante saqueada durante el s. XIX. ![]() Y para terminar, en la sala 461, la Sala Damasco, se recrea un recibidor de una casa noble del s. XVIII. ![]() Ya un poco cansados avanzamos hasta sentarnos en unos bancos en medio de la sala 401. Ésta presenta en una de sus entradas una pareja de toros alados con cabeza humana, y las paredes están revestidas de relieves distintos. Todo el conjunto pretende evocar la sala de audiencias del palacio real de Ashurnasirpal II en Nimrud. Efectivamente hemos terminado en medio de la sección asiria. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Después de descansar un rato, constatando que la mochila, en efecto, me está matando, terminamos en el balcón que rodea el The Great Hall. No queda mucho para el cierre del museo y decidimos dar una vuelta rápida por la sección de pintura europea, por lo que arrancamos hacia allá y podemos apreciar algunas obras preciosas, de Rembrandt, Vermeer, Rubens o Van Dyck, antes de que nos echen definitivamente. Realmente molidos emprendemos la vuelta hacia el sur por la 5ª avenida pero para ello tomamos el primer autobús que pasa bajándonos en Grand Army Plaza. Entramos en la tienda Apple para hacer alguna comprilla de última hora y nos vamos directamente al hotel, esperando no caer inconscientes por el camino, ja ja ja. Continuará. Etapas 7 a 9, total 11
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