![]() ![]() Pulso indio ✏️ Blogs de India
Diario de un viaje en solitario, que incluye un mes en Kathmandú y dos meses recorriendo IndiaAutor: Albertomunnoz Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (1 Votos) Índice del Diario: Pulso indio
01: Katmandú
02: Varanasi
03: Bhubaneswar
04: Coromandal Express Train
05: Chennai
06: Cholamandal Artist's Village
07: Mamallapuran
08: Pondicherry
09: Auroville
10: Chidambaram
11: Tanjore - Thanjavur
12: Trichi
13: Madurai
14: Meditando la trascencencia. Viaje al fin del mundo
15: Kanyakumari
16: Kovalam
17: Varkala
18: Cochín
19: Panaji
20: Gokarna
21: Hampi
22: Goa
23: Recapitulaciones
Total comentarios: 1 Visualizar todos los comentarios
Etapas 4 a 6, total 23
Coromandal Express
El Coromandal Express es un tren que recorre la costa Este. Parece que los indios están muy orgullosos de este tren, hablan de él con admiración, dicen que es el tren más rápido de India. Voy a viajar en el 1300 km, de Bhubaneswar a Chennai, un total de 20 horas de tren. Mientras espero en la estación, veo salir por la ventana de un tren que acaba de parar a dos chicos que se apresuran con botellas vacías para rellenarlas en la fuente. Vuelven a montar por la ventana ya con el tren en marcha. Se acercan a hablarme, primero un chico que vende té y manzanas y luego y un transexual. Otro chico quiere que le haga una foto; como accedo enseguida vienen otros y ya les digo que no. Otro tren ha parado, va abarrotado, muchos bajan a rellenar botellas y se montan en marcha. Donde ya no caben más, se colocan todavía 20 ó 30 entre brazos y piernas. Pasa un grupo de transexuales vestidos con elegantes saris. Una de ellas me ofrece sus servicios, le digo que no, que lo que quiero comprar son manzanas y me contesta que si me he fijado en sus manzanas. Por fin llega mi tren, el famoso Coramandal Express. Me cuesta encontrar mi vagón, porque los vagones no vienen ordenados por su número. Al montar lo encuentro tan abarrotado como los otros trenes que había visto antes. Por el suelo del estrecho pasillo hay gente tumbada. Apenas hay luz y no consigo ver los números de las literas. Pregunto por la nº 27 y cuando la localizo me encuentro con que está ocupada. Le digo: It’s mine, entonces se sienta y me deja una mitad; pero yo llego con dos mochilas e insisto: It’s mine. Por fin me deja y subo a mi litera que está en tercera altura. Hay 8 literas en cada departamento, muy pequeñas y apretadas. Si me siento, incluso en la parte central que es un poco más alta por la curvatura del techo, tengo que agachar mucho la cabeza. Trato de colocar las dos mochilas, la pequeña a modo de almohada y voy encontrando posturas posibles aunque muy incómodas. Consigo incluso sacar una camiseta y una sábana de la mochila porque por la noche los ventiladores no paran y tengo frío. Mi preocupación se centra en pensar cómo se las arregla la gente para las necesidades de evacuación, porque no recuerdo haber visto baño. Durante la noche en una parada, pido hueco en la puerta abierta y satisfago en principio la necesidad. Luego ya descubro el retrete “a la turca” y, aunque estaba repugnante, ahí me las tuve que apañar. De madrugada como dos manzanas que me quedaban y más tarde compro unas somosas a uno de los vendedores de té y alimentos que pasan continuamente voceando su mercancía. Etapas 4 a 6, total 23
Chennai
Las afueras de Chennai vistas desde el tren a mi llegada, están plagadas de chabolas hechas con hoja de palmera trenzada, con planchas metálicas, plástico y cualquier material de desecho. Estas pequeñas cabañas están rodeadas de basura, de la que sólo quedan plásticos, todos los restos orgánicos son rápidamente aprovechados por vacas, cabras, perros y ratas. Al llegar tomo un autoricksaw hasta el hotel: YWCA Guest House. Un gran edificio rodeado de bonitos jardines. La habitación es estupenda, amplia y limpia, con el baño muy limpio e incluso ducha de agua caliente. No hay wifi, pero la hay en el salón de recepción, previo pago de 100 rps. por día. La habitación cuesta 900 rps la noche. En la planta baja está también el restaurante que ofrece comida de buffet. En cada planta hay una sala con tv. Yo estoy en la 3ª. Para mi primera salida en Chennai, decido ir caminando hasta el Government Museum, recomendado en la guía Lonely. Pido indicaciones al recepcionista, que me hace un pequeño dibujo, luego voy preguntando a los que me parece que pueden saber inglés, (muy pocos) para cerciorarme de que voy bien. Al entrar a los jardines del museo, lo mismo que pasa al llegar al hotel, encuentras un lugar tranquilo y arbolado, donde poder relajarte y refrescarte después del agobiante calor, ruido y polución de las calles. El museo es grande y tiene salas de arqueología, escultura hindú y jaimista, zoología con esqueletos y animales disecados (aquí llegaron visitas de escolares uniformados, niños y niñas con sus cuadernos en la mano apuntando cosas que veían o leían, mientras la maestra y los vigilantes se preocupaban sin éxito de que no tocaran las vitrinas. En el departamento de geología habla conmigo un señor encargado de explicar las cuestiones científicas y técnicas de esta sección. Llegó un grupo de jóvenes y se puso a explicarles los paneles y objetos expuestos en lengua tamil, supongo. Ya he pasado en este viaje por tres estados con lenguas diferentes: el hindi (en Uttar Pradesh), el oriya (en Orisha) y el tamil (en Tamil Nadu). Para visitar el siguiente edificio del museo hay que pasar por un jardín con esculturas al aire libre donde algunas mujeres están dibujando estatuas del natural. No he traído mi block de dibujo, pero saqué mi libreta roja del bolsillo y me puse a dibujar a bolígrafo, yo también, una estatua de Vishnu. Cuando acabé entré en conversación con Sandhya que estaba dibujando cerca. Era una pintora y me dio una tarjeta donde indica una web suya. Le expliqué mi plan de visitas en Chennai y me dio algunos consejos, sobre cuáles de los lugares estaban cerca unos de otros para ordenar mejor las salidas. Otra sala está dedicada al folklore de Tamil y otras partes de India, vestimentas, marionetas, juguetes, herramientas, adornos, instrumentos musicales,… Una de las piezas expuestas es un poste del sacrificio Meriah. Los Khond, tribu del estado de Orisha, llevaban a cabo sacrificios humanos (Meriah) a la diosa Tierra, para asegurar una buena cosecha. La víctima se ataba a un tronco horizontal encajado en un poste vertical, de forma que pudiese girar. Se la intoxicaba con licor y luego se la hacía girar rápidamente para que se desmayase y no gritase. Se creía que la madre Tierra sólo aceptaba el sacrificio si la víctima no gritaba. Parece ser que esta práctica ritual continuó hasta la llegada de los ingleses. Pasé a la muestra de estatuas de bronce de distintas épocas, todas ellas dedicadas a representar los dioses y diosas del hinduismo. Intenté fijarme en las características físicas que diferencian a cada uno, Muchas veces es difícil distinguir cuáles son masculinos o femeninos, porque los masculinos se representan con formas, gestos y posturas muy delicadas como Krishna, que parece mujer pero no lo es. Visnhu es la parte masculina que junto a Parvati (femenina) forma a veces una deidad única hermafrodita. El número de brazos tampoco sirve como criterio distintivo, puesto que con 4 brazos hay muchas diosas como Natesa o Nataraja. Me voy dando cuenta de que hay montones de símbolos que pasan desapercibidos a los no iniciados. Las posiciones de cada dedo de las manos, de los brazos y piernas, los objetos o animalillos que sostienen, los seres sobre los que están en pie,… no sé lo que significan pero intuyo que cada cosa simboliza algo. Al mirar con más atención que nunca estás estatuas (extraídas del contexto) percibo en ellas una cualidad de belleza muy espiritual, que es difícil observar en los templos o en representaciones que recargan las formas hasta límites que superan el horror vacui del estilo rococó. Por último visité, en otro edificio, colecciones de pintura y escultura de los siglos XIX y XX. En conjunto, la visita me ha merecido la pena y las 250 rp. de entrada, más otras 200 de permiso por hacer fotos. Consulté a la recepcionista lo que podría cobrar un auto por ir hasta Marina Beach, me dijo que 100 rp. y eso ofrecí al primero que vi. Como el pedía 200 dije no y en cuanto me moví, me llamó para aceptar el precio. A veces, incluso con un precio acordado de antemano te piden más al llegar al destino. Dice la guía que en caso de apuro, basta con mencionarles la policía de tráfico. Marina Beach es un paseo que recorre la playa de Chennai, después de un pequeño recorrido me metí a la playa donde ofrecían paseos a caballo, se ven puestos de comida al principio y luego atracciones: caballitos de movimiento manual, un panel de globos y escopeta para disparar y un montaje de siluetas de madera como para hacerse fotos con ella. Una mujer tenía un puesto de caracolas y las sacaba un bonito sonido soplando por un extremo. Me recordó una caracola que sirve para llamar a asamblea y es símbolo de humanidad en El señor de las moscas de W. Golding y le compré una, aunque yo no consigo que suene. Ello fue bueno para el negocio, porque al oír a la chica hacer sonar las caracolas se acercó mucha gente. La playa es anchísima y se tarda en llegar al mar. La orilla es la zona más poblada, con gente sentada en la arena. Vi puestos en los que tuestan mazorcas de maíz con fuego. Recordé el ambiente de la playa de Mumbai. Kapaleeshwar es el templo más activo de Chennai. Tiene una ornamentación muy recargada. Toda la superficie exterior de los edificios está absolutamente llena de estatuas policromadas. Al entrar tuve que descalzarme, lo que supuso dejar mis sandalias en plena calle y tuve cierta inquietud por ellas. Dentro del recinto está el templo grande y varios pequeños. Todos ellos con devotos haciendo sus plegarias, santiguándose o persignándose en una gran variedad de modos diferentes. Todo el conjunto rebosaba de actividad religiosa. Mucho más tranquilo es el templo de Ramakrishna Mutt. Es un edificio con un gran espacio interior, como una catedral. Dentro unas pocas personas meditaban sentados en las alfombras en absoluto silencio. En el lugar del altar hay una estatua realista de Sri Ramakrishna Mutt, que debió ser un guru o santo del siglo XIX. También hay imágenes fotográficas antiguas de otros gurus, llamados aquí Swami, como el Swami Vivekananda, que fue también poeta y hay un edificio que es un memorial en su honor porque es un lugar donde el venía a meditar. En un mural exterior hay una pintura como un cómic. Con dos imágenes y dos leyendas. Una dice: Una noche en que hubo una fuerte lluvia y caían goteras en el templo, Maharaja se mantuvo toda la noche sosteniendo un paraguas para que la fotografía de Ramakrishna no se mojase. Y en la otra leyenda, resumo que, el devoto estuvo abanicando la imagen para que no pasase calor. Al salir, los conductores que paraban sus autos no me entendían la dirección a la que quería ir, ni hablada ni escrita. Apareció un señor, hablando inglés que quería ayudarme y él consiguió explicar a uno de los chóferes como se iba hasta allí. Paré en el mismo museo que había visitado ayer, pero no pagué entrada porque sólo quería estar en el jardín de las estatuas. En esta ocasión, no había nadie dibujando, pero yo venía pertrechado con mis acuarelas y estuve sentado plácidamente al frescor de los árboles, observando y pintando dos estatuas del siglo XI. Me fijé también en una figura sin cabeza con algo entre las manos a la altura de la ausente boca, con la inscripción Siyagana blowing conch, es decir, Siyagana soplando la caracola. Obra del siglo IX. La referencia literaria que ayer motivo que comprase una caracola, se vio reforzada con una mucho más antigua. Vivekanandar House se compone de dos edificios, uno de ellos es un Centro Cultural, donde se dan cursos de meditación, yoga, pintura,… a los que los desheredados pueden asistir gratuitamente. El otro edificio es como un memorial de la vida del Swami Vivekananda, del que se cumplen ahora 150 años de su fallecimiento. Fue discípulo de Ramakrishna Mutt, y su pensamiento da al hinduismo una visión personal que afirma que dios se encuentra en el alma humana, se manifiesta contra el egoísmo y plantea un ideal de servicio a la humanidad y renuncia. A finales del siglo XIX estuvo en el parlamento americano participando en una convención sobre las religiones del mundo y el dio su discurso en nombre del hinduismo. Se pueden ver fotografías en blanco y negro de la historia de su vida, acompañadas de paneles explicativos. Debe de haber buena financiación del memorial, porque en una de las salas proyectaban una película 3D con los últimos recursos técnicos de la imagen, en la que se recrea su mensaje mediante una animación muy conseguida. Finalmente entré en la sala de meditación. Una pequeña sala circular bajo una cúpula, pintada de un delicado azul. En el lado opuesto a la entrada, a modo de altar está su fotografía de rostro sereno, con collar de flores, cuencos con agua y vegetales, incienso, muy tenue iluminación. Había otro hombre sentado en el suelo meditando y yo me senté en una silla a respirar ese sugerente ambiente meditativo y espiritual. Recordé que el ensayista A. Marina dice que lo que es en Oriente, meditación, es lo que en Occidente llamamos recogimiento. Al salir del monumento, se ve al otro lado de la carretera el paseo de la playa. La carretera tiene 4 carriles, dos en cada dirección y un tráfico abundante y rápido. En un momento tomé la decisión de cruzar y pude llegar hasta la línea continua del centro, dónde pasé unos momentos muy apurado, ya que los vehículos de las dos direcciones, cruzan la raya cuando quieren y los veía venir hacia mí, a la luz declinante del crepúsculo. Pasé verdadero peligro, porque me pasaban casi rozando, hacía gestos a los coches, hasta que alguno tuvo piedad de mí y me facilitó que acabase de cruzar. He pasado un día muy agradable, con momentos de mucha paz, pintando y en las salas de meditación. También di un bonito paseo al lado de la playa, a la puesta de sol, ya sin calor y disfrutando de observar. Los trayectos en auto también me han gustado por todo lo que se ve en el camino. Hacia cualquier sitio que mires están pasando cosas que llaman tu atención. Recuerdo que me decía Álvaro que cuando va a España se aburre, que es todo tan tranquilo y ordenado que no pasa nada. Le pregunté al recepcionista donde podía encontrar un locutorio, uno de esos STD, para llamar por teléfono a mis padres. Me dijo que me salía el mismo precio llamando por el móvil. Y así lo hice. Terín y Maruja, de 87 años los dos, se han puesto contentos con mi llamada. Mi madre, también se puso al aparato y me decía: ya me contarás el viaje cuando vuelvas. Los he escuchado bien a los dos y, aunque Yoli y me hermana Michi, me dan noticia de ellos de vez en cuando, me alegra de nuevo saber que están bien. Resulta curioso que en las llamadas internas de India se oye fatal, pero en esta de larga distancia el sonido era perfecto. Ahora tendré que recargar dinero en el teléfono. Para ello tengo que comprar una tarjeta que venden en algunas tiendas. A ver si la encuentro. Con Yoli y con Pánkaj me comunico a menudo a través de email y de whatsap. Lo que voy escribiendo en este diario, lo voy enviando, junto con fotografías, a un grupo de 14 personas formado por familiares y amigos. Etapas 4 a 6, total 23
Injambakkam
Me decidí por conocer este lugar porque buscando en la guía información sobre Mamallapuran, donde pienso ir a continuación, me encontré con un pueblo de 10.000 habitantes a 18 Km de Chennai llamado Cholamandal Artists’ Village. Se trata de un centro de arte contemporáneo, donde algunos artistas viven, trabajan y exhiben sus obras; y pensé que yo podría quizás encontrar allí alojamiento. Fui en auto hasta la enorme estación principal de autobuses de Chennai. No encontraba a nadie que pudiese entender inglés, pero con gestos conseguí enterarme de cuál autobús debía tomar. El conductor me daba explicaciones en lengua tamil, no entendí nada peso me monté en el bus que estaba repleto de gente. Puse mis dos mochilas en el suelo como pude, luego alguien me cedió un asiento y fueron entrando más y más personas, que no sabía si se las podrían arreglar sin pisar mis mochilas; había incluso algunos colgados de puertas y ventanas por el exterior. Después de dos horas circulando por Chennai y parando en todas las paradas, el chofer me indicó que me bajara y que caminando en la dirección que trazaba con sus gestos llegaría a otro lugar donde podría coger ya el bus para Injambakkam. Por el camino, todas las personas a las que pregunté me hablaron en tamil y me costó un buen rato encontrar la parada. Este segundo bus era más confortable y no paró hasta mi destino, muy cerca del lugar que buscaba. Choramandal Artists’ Village es un lugar precioso con jardines cuidados en los que se integran esculturas contemporáneas, que me han causado una buena impresión en cuanto a su calidad artística. Me recibió Mr. Shiva a cargo de la galería de arte, le pregunté si podría alojarme y, muy amable, enseguida se ofreció a mostrarme una habitación estudio por 500 rp al día. Como yo le dije que era también artista, me ofreció también un caballete. Aunque en mi vida he practicado y enseñado con continuidad actividades artísticas, nunca me había nombrado a mí mismo como artista, pero en esta ocasión me pareció lo adecuado. La habitación me pareció estupenda y decidí quedarme al menos 3 días. He visitado las dos galerías que muestran obras de pintura y escultura desde los años 70 a la actualidad de un grupo de artistas, un movimiento artístico de Madrás, que formó esta colonia de artistas que se autofinancia. El tipo de arte que se ve combina rasgos de las vanguardias occidentales con formas y temas que provienen de las múltiples tradiciones del arte indio. El grupo de 30 artistas formó una cooperativa para generar oportunidades y crear un espacio que tuviese una atmósfera adecuada para desarrollar sus talentos artísticos. Unos 30, construyeron sus casas en el recinto y viven aquí en la actualidad. He comido dentro del recinto en un bar que da a la calle por un lado y por el otro comunica con mi residencia. Como no tienen un menú que mostrar le dije a uno de los que trabajan en el bar que me pusiera lo quisiera pero que no fuese picante. Me trajeron la comida a una mesa con sillas bajo un árbol gigantesco y majestuoso, de esos que echan raíces en colgantes que caen desde las ramas. Al salir al exterior me doy cuenta de que el recinto donde me alojo está dentro de una gran extensión de terreno que es la colonia de los artistas, con casas y talleres muy bonitos. El camino hasta la playa, unos 400 metros es muy tranquilo, sin circulación, si acaso alguna moto, y la playa parece larguísima y poco poblada, bonita pero con muchos restos de plástico. Fui andando un rato, se veía mucha gente a lo lejos. Un señor me dijo que estaban rodando una película. Me dirigí hacia allí y el señor caminaba a mi lado. Al llegar a la zona donde muchas personas trabajaban en los preparativos de una escena, el señor me pidió que le hiciese una foto con dos conocidos suyos. Siempre que alguien me pide que le haga una foto o pido yo hacérsela, luego les enseño el resultado en la pantalla de la cámara. Creo que mañana quizás me anime a correr por la playa. No he hecho más ejercicio que caminar desde que salí de viaje. Desde el alojamiento en dirección contraria a la playa, se llega a una carretera que ya es propiamente el pueblo de Injambakkan. Nada más salir encontré un supermercado, compré material de limpieza para adecentar un poco alguna parte de la cocina. Limpie el cubo de basura y volví al supermercado a comprar tomates, zanahorias y plátanos. Los he metido en la nevera que tengo en la cocina. En una de las galerías tuvimos una proyección de una película sobre Warhol, un documental con explicaciones e interpretaciones sobre su obra. Asistían varios de los artistas de Cholamandal. La presentación corrió a cargo de Maala. Hacia la mitad se hizo un descanso y habían preparado un lunch. Fui conociendo a algunos de los presentes y anoté nombres: Jacob, Samia, Gopi, Shailesh, Beatriz, Catherin y Shiam, todos ellos artistas que viven en la colonia. Al final hubo un pequeño debate en inglés. A pesar de mi pobre inglés me atreví a dar una opinión y entendí, a veces algo de lo que decían, especialmente me centraba cuando se citaban nombres propios, Duchamp, Pollolck, Rothko, Kiefer, Koosuth. Me he levantado temprano y he ido a correr a la playa. De vez en cuando se ven excrementos humanos y alguna persona en plena evacuación. Las casas al lado de la playa son humildes, también hay chabolas de ramas. Vi un indio en posición de meditación. Extranjeros no he visto ninguno desde que llegué. Tomé un café y estaba pintando del natural una de las esculturas del jardín, cuando se me acercó uno de los artistas de la zona. Se llama Yaksh, hace arquitectura y estudió joyería en Florencia, vive de estas dos actividades. He tenido una charla larga con él, me recomienda vaya a una bienal de arte en Kochi el 12 de diciembre. Me explicó muchas cosas de los otros artistas y de sitios en el pueblo. Me da pena que sale hoy de viaje y no vuelve hasta el día 10. Me he presentado a la chica que trabaja en el museo junto a Shiva, se llama Laksmi, es muy guapa y me ha dicho que es ingeniera electrónica. Encontré un grupo dibujando tres objetos que alguien había colocado para ese fin. Me invitaron a sentarme con ellos. Samia estaba observando. Shailesh hacía la función de maestro. No sé si suele dar clases, pero es el que mejor dibuja. Arun dibujaba y paró para invitarme a un té. Dos niñas se aplicaban en el dibujo: Sharon, de 13 años y Judith, de 7. Llegó Selva, muy tímido; también es pintor, pero no dibujó. Yo estuve dibujando con ellos y entrando en conversación. Todo el grupo de artistas de Chlamandal tienen una reunión esta tarde. No me han invitado porque es para tratar asuntos internos, pero todos los que voy conociendo se muestran muy amables conmigo. Les he enseñado mis acuarelas y he visto cuadernos de Arun y Shailesh. Les he dicho que me encantaría conocer más de sus trabajos. Voy centrándome en un propósito creativo para lo que dure mi estancia aquí. Se trata de continuar dibujando y pintando las esculturas del jardín exterior. Intentaré hacer el mayor número posible de ellas. En mis pinturas, las esculturas, aparecerán flotando en el aire, con una línea de horizonte de mar en la parte inferior. El proceso comienza con dibujo realista, pero luego en la pintura quiero que la figura flotante adquiera más valores mágicos, no sé si espirituales y en cierta manera indios. Este aspecto indio no está de entrada en las esculturas que responden más bien a formas propias de las vanguardias occidentales. Eso que digo del carácter indio, no sé lo que es, pero tiene algo que ver con el sentimiento de mi estar aquí, dejándome imbuir por esa atmósfera. El fenómeno de la ingravidez de la piedra se apoya en la referencia a la descripción que hace José Luis Gutiérrez en su libro Por amor al arte de una piedra que cae desde un avión y a un cuadro de R. Magritte, titulado El castillo de los Pirineos. Mikel vivió en la colonia hace unos años y ahora ya no vive, pero viene con frecuencia, practica pintura, escultura y arquitectura. Me ha llevado hasta una casa donde tiene una escultura suya en el jardín. La instalación representa un hombre tumbado, (me dijo que era él mismo, su tamaño exacto) construido con cientos de pequeñas piezas de terracota, esas piezas representan pájaros, animales o pequeñas vasijas. Parece una tumba y alrededor, en el exterior del cuerpo, sigue habiendo de forma más dispersa más cerámicas componiendo un rectángulo que se eleva sobre el nivel del suelo; está especie de peana está construida con ladrillos. En el plano elevado, entre los objetos que rodean el cuerpo crece hierba y pequeñas hojas verdes. Dijo que la obra sólo adquiría su sentido vista desde arriba, para demostrarlo se subió a un árbol y me pidió la cámara para hacer una foto en plano cenital. Le he dicho sinceramente que la obra me parece estéticamente sorprendente y muy original. Su inglés es inferior al mío, pero así todo le he entendido su teoría sobre la lengua tamil como antecesora de la mayoría de lenguas, que me argumentaba diciendo una palabra en tamil y viendo como ese mismo concepto se dice en otras lenguas. Había otra instalación interesante en la casa. Ésta integra un árbol en su interior y de una rama cuelga un espejo ovalado con una silueta de cabeza tallada. Me dijo que esa obra no era suya, sino de la persona que vive ahora en la casa. Se despidió de mí con mucha amabilidad, yo creo que encantado de haberme contado sus cosas. Por mi parte me estoy sintiendo feliz de la facilidad que encuentro para relacionarme a pesar de la barrera lingüística. Para completar el día, después de cenar, me encontré con Maala en la calle, bajó de un buen coche donde tenía dos perros, le dije que mi perra se llama Goa y estuvimos un rato de amigable charla. Ella es quien presentó la película. Creo que se dedica a la publicidad. He comprado un libro grueso sobre Cholamandal y le he pedido a Shiva que me lo envíe por correo a mi dirección, de paso, para aliviar más peso en la mochila le di los dos libros que compre en Varanasi, para que los incluya también en el paquete. Ayer cuando hablaba con Mikel, llevaba pantalón corto y me atacaban los mosquitos por los tobillos y estuve conversando sin dejar de arriscarme las piernas. Hoy noto las picaduras. Durante la noche ha caído lluvia torrencial y cuando me levanté aún seguía, así que abandoné el plan de salir a correr. Me preparé como desayuno unos tomates con sal y aceite. Estuve en el museo conectándome a Internet y allí encontré a Shailesh. Le enseñe mi página web y le mostré interés por conocer su trabajo. Al salir, me encontré con Samia. Ella, ayer me había anotado instrucciones de cómo llegar hasta una tienda de material de arte, ya que yo dije que quería comprarlo. Las indicaciones eran tan complicadas que no me atreví, Tomar un auto compartido, hasta la estación de autobuses y coger allí uno y bajarse en tal parada. Sobre todo me preocupaba la dificultad para volver. Hoy la vi bajar la escalera del piso superior de donde me alojo. Me he dado cuenta de que vive ahí. Me preguntó si ya había ido a comprar el papel, le dije que no me había atrevido y se ofreció a acompañarme. Acepté encantado. Cuesta bastante entrar en conversación con ella, porque habla pocas veces y cuando lo hace va muy deprisa y me cuesta entenderla. El compartido es un autoricksaw más grande, con 6 plazas apretadas, pero que va parando y cogiendo hasta 8 personas. Entre el auto y luego el bus fue una hora de viaje. La tienda era excelente y tenía material de arte muy variado y bueno. Íbamos a visitar un templo y había que dejar los zapatos en la calle. Ella compro unas flores en un puesto con la intención de dejar allí los zapatos, a buen recaudo. El suelo estaba encharcado. Llegamos a la puerta de entrada y estaban cerrando. Me tuve que contentar con sacar una foto. En vez de regresar de inmediato, le propuse a Samia que fuéramos a comer a un restaurante de la zona, que yo invitaba. En la comida hubo más ocasión de charla, me contó que ha trabajado en el sector de producción cinematográfica en varios campos distintos, pero que ahora está en paro, buscando empleo. Conocí a Senatipati, me enseñó sus cuadros en el museo y me preguntó cómo era mi pintura. Le enseñé mi página web. Ayer vi miles y miles de flores esparcidas por el suelo de un camino cercano; pensé en una procesión o desfile festivo. Hoy oí que pasaba un grupo grande tirando petardos, tocando tambores y seguía sin saber cómo interpretarlo. Di un paseo por la playa, de vez en cuando se ven grupos de casas, allá donde hay barcas. Son pequeñas aldeas humildes con mucha vida. Se ven niños y jóvenes jugando y gente reunida en discusión o haciendo trabajos domésticos al exterior. Una niña me preguntó el nombre y de dónde soy. Despierto la curiosidad de la gente y es frecuente que me quieran saludar, me sonrían y me pregunten algo. De vuelta vi dos muchachos con tambores. Les pregunté cuál era el motivo del desfile, las flores y los tambores. Uno de ellos dijo: la muerte. Continué el camino siguiendo la ruta de dónde ellos venían y llegue a un cementerio cristiano y al lado estaba el cortejo fúnebre preparando la pira para la cremación. Salen de una reunión algunos de los más veteranos, saludo a Senatipati y me presentan en la oscuridad a Nandhan. Estos son de los fundadores de la comunidad y tienen obra en el museo. Me avisó Samia que por la noche, a las 11 iba a haber un shot justo en el exterior del estudio. Traté de entender la palabra shot con las acepciones que sabía: inyección, disparo, toma (cine). Interpreté que iban a proyectar una película. Poco antes de las 11 había mucha gente cenando en el jardín, pregunté y alguien me explicó que se trataba de hacer una toma cuando llegase el actor que estaban esperando, un famoso actor. Me retiré a mis aposentos, me dormí y ya no me enteré de si hubo o no mucho jaleo. Al levantarme descubrí que no funcionaba el agua corriente. Quizás con motivo del evento de anoche la hayan cortado. Paseé dentro del área del Artists Village y descubrí más esculturas de cemento y de piedra. Vi en la puerta de una casa el nombre de Nandhan y en su jardín una escultura. Reconocí el estilo de alguna otra que había visto en el museo. Por fin, después de un rato en el estudio, volvió el agua. Me crucé con Gopi y me invitó a formar parte de un grupo que iban a visitar un museo, en el cercano pueblo de Muttukadu, donde un venerado artista de 85 años de edad: Subramanyan, presentaba un libro escrito e ilustrado por él. No entendí casi nada de la conferencia, pero sus libros estaban allí a la venta y había también algún panel explicativo. Los artistas de Cholamandal le tienen mucha admiración. Al terminar visitamos en el mismo museo, otras exposiciones y el taller de un ceramista. Había puestos de artesanía y compré un dibujo de Ganesha grabado en hoja de palmera. En la comida, se sentaron a mi mesa dos francesas, están residiendo en una de las casas de los artistas por 6 meses; una de ellas, Katerine es pintora y la otra, Gael toma filmaciones de su proceso creativo. Me parecieron las dos algo secas. Aquí entre la vegetación y las esculturas hay suelo de arena. Todos los días hay gente que trabaja peinando la arena con las típicas escobas indias, que son un haz de juncos secos. Uno se estos trabajadores, me enseñó su camisa rota y me dijo si le podría dar una de las mías, señalando a mi tendal. Le di una encantado. Cuervos son las únicas aves que he visto aquí. Hay muchísimos, son más grandes y tienen el cuello de color gris y marrón y la cabeza y el cuerpo negro intenso con matices azulados. En la comida si me levanto para pedir algo en la cocina, enseguida aparece un cuervo comiendo de mi plato. Dos veces han lanzado su deposición sobre mis pinturas. No me importó, esparcí con agua la sustancia y la integré con los colores. En la playa también es el animal dominante. Hoy corriendo por allí, veía también muchos perros. Normalmente son tranquilos, pero, de vez en cuando, uno comienza a ladrarme y se unen al coro otros cuantos. Los niños que ven llegar corriendo, siempre me saludan y me sonríen, a no ser que estén muy concentrados en su actividad. Las mujeres, muchas veces bajan la cabeza, si yo las saludo al paso. He pasado unas horas con Mikel (es indio, a pesar de que por el nombre no lo parezca). Me invitó a un té negro. Tiene una misteriosa intensidad. Me miraba profundamente a los ojos mientras hablaba y hablaba mezclando tamil con inglés. Me sentía cómodo con él a pesar de entenderle menos que a medias. Me contó que tenemos 8 cuerpos, y las propiedades de cada uno de ellos, en tono filosófico y religioso. Tiene mucha seguridad en sí mismo, muchas ideas muy originales. De vez en cuando yo intervenía para hacerle ver lo que estaba entendiendo de lo que él decía. Un buen rato ha estado hablando sobre un aspecto extraño de las lenguas, no lo que significan las palabras, sino lo que sugieren los sonidos. Dice que no me preocupe de lo que no entiendo sino sólo de los sonidos. Por momentos se me pasaba por la cabeza que está loco de remate. Otras veces me parecía que Mikel posee una enorme sabiduría. Insistió por diversos caminos en la importancia de la seguridad en uno mismo, de la determinación,.. Y, desde luego, me pareció que él la tiene. Me preguntó por la pintura que estoy haciendo y le propuse que me acompañara al estudio. Le enseñé las acuarelas y le gustaron mucho, luego él quiso mostrarme algo de su trabajo que tenía en un pen drive. Vi unos vídeos que dice que están en proceso y pinturas al pastel y a la acuarela, con una figuración surreal y temática india. Me pareció muy interesante. Luego me pidió mi dirección email. Quiere que nos mantengamos en contacto. Dijo que está a punto de abrir una galería de arte y que le encantaría hacer una exposición de mi pintura. Planteó que se haría cargo de los costes del viaje, transporte, estancia y manutención de un mes en India. Tras ello volví a pensar en la locura como modo más acertado de comprenderle. Y ahí se despidió lleno de misterios. He leído una de las 4 conferencias de K. G. Subramanyan que compré en la presentación de su libro. Ésta se titula: Los imperativos primordiales. Me ha resultado muy instructivo su discurso en tono filosófico sobre el pensamiento postmoderno y su relación con la cultura india. Finalmente concluye en la necesidad de restaurar vínculos entre la naturaleza y los entornos construidos por el hombre, entre el presente y el pasado, entre los diversos niveles de comunicación y expresión de los diferentes estratos sociales. Y, a través de todo ello, crear una conciencia que pueda estetizar el tejido vital de un modo global. La extensión del texto es pequeña, 34 páginas. Por lo que continuaré con una diaria. Las otras se titulan: ¿Tienen las manos una oportunidad?, Nuevas perspectivas en arte y El universo literario de Rabindranath Tagore. Pasé un rato con Mikel y otro artista del Village: Maria Antony, que es un hombre a pesar de llamarse María. Es escultor y trabaja con materiales mixtos. Le mostré interés por conocer su obra. Tomamos té y fuimos paseando. Yo creí que íbamos a casa de María para ver su obra, pero aparecimos otra vez en el jardín donde Mikel (Michael Irudayaraj) tiene su escultura – tumba. En la casa, estaba una mujer y Mikel, le pidió permiso para entrar a ver las pinturas que cuelgan de las paredes y me fue explicando algo de cada cuadro. Al salir, María había desaparecido. Las acuarelas que estoy haciendo creo que representan en conjunto un viaje de ida y vuelta de occidente a oriente, estas esculturas han sido hechas por artistas indios en su mayor parte, que han conocido el arte occidental y lo reinventan mezclándolo con sus propias concepciones de las tradiciones artísticas indias. Cuando yo las dibujo y pinto a la acuarela las doy vida de nuevo con un viaje que trae los posos de las vanguardias pero abierto a imbuirse de la espiritualidad hindú. Al colocar las pesadas piedras en el aire, flotando sobre el mar, se vuelven ingrávidas, se volatilizan, se desmaterializan y así apelan a una percepción que involucre la magia y quizás la mística. He disfrutado de la lectura y luego de la pintura en soledad. Más tarde salí a correr, pasé con discreción a cierta distancia de algunos “caganet”, que se colocan cerca de la orilla y mirando al mar, como es lógico y, al terminar, aunque el fuerte oleaje es continuo, me di un baño en el mar. Al llegar a mi estudio, salude a un grupo que estaban en el jardín de al lado, donde se están construyendo dos nuevos estudios y una galería. Hay estaban Jacob (que debe ser arquitecto por como opinaba de los detalles constructivos), Gopi, Samia y Dougles (otro de los más veteranos). Llegó Mikel a visitarme, vio todas las acuarelas y comentó algunos detalles de ellas, siempre muy positivamente. Me propuso ir a la cantina a tomar un café. Allí se incorporó María Antony y volvimos a mi estudio para que éste viese mi trabajo. Luego M. Antony, sugirió que fuésemos hasta su casa para que yo viese sus esculturas. Mikel se fue a dar un paseo y quedamos en vernos a la vuelta. Llegamos al jardín de la casa de M. Antony donde tiene varias esculturas de terracota, pero casi no se podían ver porque se había hecho de noche. En el umbral de su casa, me presentó a su mujer y sus dos hijos. Pasamos y comenzó a explicarme sus obras. La mujer me preparó un té. El hijo mayor, de 14 años, estaba muy atento a su padre y él también quería enseñarme piezas que traía y que habían formado parte de alguna instalación. Las piezas son metálicas, unas figurativas y realistas, representan la figura humana, pájaros e insectos y, otras son geométricas: círculos, esferas, cubos,.. Ambo tipos de piezas se combinan para formar instalaciones. Me enseñó también fotografías para que viese cómo habían estado montados formando colgantes móviles o instalaciones en alguna exposición en Chennai. Algunas obras me recordaron a Juan Muñoz, se lo dije por si quería buscar información sobre el en Internet. La casa tiene un espacio abierto que hace de taller, sala y cocina. Está situada dentro de la colonia, es humilde y el jardín, como todos los de aquí, precioso. Toda la familia estaba encantada con la visita y querían que el padre se luciera ante mí. El hijo mayor dijo que le gustaría llegar a ser escultor como su padre. Volvimos a encontrarnos con Mikel, quien me presentó a Raju, que es un chico joven, pintor. Cómo Mikel hablaba maravillas de mi trabajo, Raju también quiso verlo y volvimos, esta vez tres a mi alojamiento. Me han dicho que merece la pena que visite el templo de Mahapalli Puram a 25 Km de aquí. Iré mañana por la mañana. Por la tarde estoy invitado a cenar a casa de Mikel. Él me llevará en su moto. He ido a visitar el templo. Al llegar me doy cuenta de que estoy en Mamallapuran, mi próximo destino; y por tanto, está visita la podría haber realizado unos días más tarde. He visto bajorrelieves majestuosos, uno enorme que representa el nacimiento del Ganges cayendo desde el cielo, tempos excavados en la roca y la famosa Bola de mantequilla de Krishna, una enorme roca redondeada apoyada en un equilibrio imposible sobre una pendiente rocosa. El paisaje rocoso, donde están estas maravillas del patrimonio artístico, es también impresionante. Vino a buscarme Mikel, como habíamos quedado y me llevó en moto hasta su casa a unos pocos kilómetros de distancia; un rato por la autovía y luego por carreteras secundarias con grandes baches que iba esquivando, mientras yo, fuertemente agarrado, estaba cegado por las luces del tráfico que venía en dirección opuesta. La casa, situada en una zona tranquila, tiene un poco de espacio exterior delante y detrás. Nos recibió su mujer Vaidheki, joven y guapa; su hija Sharania, de 12 años y una sobrina, de unos 20. La mujer nos puso un café mientras Mikel me enseñaba sus pinturas: acuarelas, acrílicos y aguadas. Algunas de ellas ya las conocía por fotografías. Una acuarela representa un cuenco llenos de flores y le dije que me gustaba. Él apartó esa pintura y me la ofreció como regalo. Cenamos y Vaidheki decía que estaba feliz de que yo hubiera venido y de que me gustara la comida que había preparado. Fueron pasando diferentes platos, bien especiados, muy sabrosos y yo le decía lo ricos que estaban y ella me servía un poco más. El chapati, recién hecho, también me encantó. La hija me mostró unos pendientes que hacía ella misma y luego quiso enseñarme sus dibujos. Mikel salía al exterior de vez en cuando a fumar y quizás para dejar a su mujer oportunidades de hablar. Ella se interesó por mi trabajo, mi familia, los motivos de mi viaje, y luego me contó que ella también es profesora de arte en una escuela secundaria que es una institución británica privada. Ella habla muy buen inglés. Me dijo que ha olvidado el gujarati, su lengua materna, sabe hablar hindi y que le costó aprender el tamil. Me invitaron a quedarme a dormir. Luego ella, llegó con un rollo de grandes papeles y me dijo que también es pintora. Cuando empezó a mostrar sus obras, Mikel dijo que se iba a dormir. Yo creo es consciente de que su mujer tiene mucho más talento para el arte que él, y que yo me estaba dando cuenta de ello al ver los primeros trabajos. Al despertar por la mañana me ofrecían comida pero tomé sólo una café con galletas. Mikel fue a comprar el periódico, la hija y la sobrina aún no se habían levantado y, para confirmar lo que suponía, le pregunté a Vaidheki si ella era el principal soporte económico de la familia. Y así es, dijo que ella es quien se hace cargo de todo. Cuando llegó Mikel, en los cumplidos de despedida, ella me propuso que me quedase una temporada a vivir con ellos, y yo les dije que tendrían un sitio en mi casa si alguna vez venían a España. Les agradecí muchísimo el haberme invitado a quedarme en su casa, ella insistió en que había estado muy feliz con mi presencia y Mikel me trajo de vuelta con la moto. Shailesh montó el escenario (una calabaza, una botella y unos plátanos) para el grupo de dibujo que se reúne los domingos. Estuve dibujando y pintando con ellos. Le comenté a Samia que me había quedado a dormir en casa de Mikel e hizo un gesto por el que entendí que éste no le caía bien. No sé si será una opinión más generalizada entre los artistas del grupo. Al poco pasó Mikel, hizo un comentario de mi dibujo y siguió andando. Me levanté para acompañarle un rato y volví con el grupo. Luego invité a algunos a visitar mi estudio para que vieran mis acuarelas. Acudieron Shailesh y Selva y, más tarde, Maala, Samia y las francesas Caterine y Gael. Ésta última filmando con su cámara de vídeo. Volvimos con todo el resto del grupo que ya estaban terminando y Shailesh les propuso que dibujaran un retrato mío. Así que estuve posando inmóvil durante unos 15 minutos. Shailes consiguió el parecido y además un buen dibujo. A la mesa donde comía bajo el gigantesco árbol, se unió Rosalyn Lum, americana de San Francisco, de rasgos asiáticos. Ella, también pintora, está pasando una temporada en Chennai donde tiene una amiga. Su pintura es abstracta con influencia de la pintura china. Pidió que le enseñase mi trabajo y la traje hasta mi habitación. Llamó a la puerta Shiva, el gerente del museo que venía con dos artistas y me pidió si podría enseñarles mis acuarelas. Así que tuve otros tres espectadores. El hombre es un artista que vive en Delhi y ella, que se llama Latha, es pintora y nos dijo que tiene dos cuadros en el museo. Luego fuimos al museo a ver los cuadros de Latha. En cada uno de ellos dos rostros femeninos indios con una muy lograda armonía cromática. He recopilado los nombres de los autores y títulos de las esculturas que he pintado. Me faltaba la referencia de una de ellas, que está en el Village algo más alejada. Fui hasta allí y anoté los datos. Me encontré con Shailesh que me llevó a su estudio y me estuvo enseñando sus cuadros. Son trabajos muy perfeccionistas. En ellos, figuras muy relistas de contorsionistas u hombres en posiciones circenses, se combinan y sobreponen con otros tipos de trabajo pictórico, como dibujo de línea, decoración floral, texturas… Yo estaba pensando que la concepción de las obras recuerda a la transvanguardia italiana, cuando, para confirmarlo, él mencionó a uno de los artistas representantes de ese movimiento italiano: Clemente. Me invitó a volver a las 8:30 para ver más pinturas. Cuando acudí a la cita en su estudio, sirvió dos vasos de vodka con agua y estuvimos viendo más dibujos, acuarelas, acrílicos,… Apareció la hija de 9 años y luego la esposa, que esperaba que pasásemos a la casa para cenar. Me pusieron chapati y comida vegetariana en plato de acero inoxidable, pero sin cubiertos; así que no tuve más remedio que comer con la mano como hacían ellos; con la derecha, por supuesto. La hija ya se había acostado. La mujer ha trabajado como galerista, pero ahora está en paro y la familia se arregla con lo que va ganando Shailesh con su arte y, en ocasiones, completando sus ingresos con clases de pintura. Al terminar la cena, Shailesh me acompañó hasta mi alojamiento y se despidió cariñosamente. Etapas 4 a 6, total 23
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 5 (1 Votos)
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |