Varanasi ✏️ Diarios de Viajes de IndiaINDIA. Es la tercera vez que vengo a India. La primera vez vinimos Yoli y yo en 2001, para adoptar a nuestro hijo Pánkaj, que tenía entonces 7 años, en el orfanato Holly Cross de Delhi. Regresamos los tres juntos en 2008, e hicimos un viaje de 21...Diario: Pulso indio⭐ Puntos: 5 (1 Votos) Etapas: 23 Localización: IndiaINDIA Es la tercera vez que vengo a India. La primera vez vinimos Yoli y yo en 2001, para adoptar a nuestro hijo Pánkaj, que tenía entonces 7 años, en el orfanato Holly Cross de Delhi. Regresamos los tres juntos en 2008, e hicimos un viaje de 21 días pasando por Bombay, Goa, Hampi, Gokarna, Cochín y Trivandrum. En esta ocasión vengo yo sólo para una estancia de 2 meses. Después de haber pasado ya un mes en Nepal. Entro en el país volando de Kathmandú a Varanasi. Varanasi He llegado hace poco a Benarés. Cogí el taxi con prepago desde el aeropuerto. Se tarda bastante en llegar a la ciudad, pero se nota el calor y el pulso indio. Hay mucho bullicio, suenan los claxon de continuo. Sorteamos motos, bicis, ricksaws, vacas, búfalos y muchísima gente ocupada en miles de actividades por todos lados. El taxi me dejó un poco lejos de la pensión, pero la encontré enseguida. Es muy cutre. Primero me ofreció el dueño, la habitación que dijo que yo había reservado por 800 rupias, y luego me enseñó otra algo mejor, con ventana y baño por 1000 rupias, unos 13 euros. Me quedé en la mejor. La pensión está situada en una zona de callejas estrechas dónde no hay apenas tráfico así que comparando la zona con la calle donde me dejó el taxi es un oasis de tranquilidad. Al salir a conocer el entorno he visto un hotel con buen aspecto y pregunté el precio. 3000 rp. la noche, unos 40 €, el triple y me ha parecido demasiado sibarita para empezar. Estoy en una terraza y me acaba de llegar la cena, así que hasta pronto. Voy aprendiendo que Varanasi, situada en la ribera del Ganges, tiene más de 4000 años de antigüedad, que aparece descrita en los textos sagrados. Quiero hoy, como le ocurrió a Brahma al llegar a esta ciudad que una de mis cuatro cabezas consiga el descanso. Llegan aquí millares de peregrinos, muchos de ellos enfermos y ancianos ya que, según la creencia, si se muere aquí, consigue uno liberarse del ciclo de las reencarnaciones. He conocido a Babu, me atiende en el café y me ofrece un paseo en barca por el Ganges al amanecer. No es caro y el chico de 20 años me ha caído bien. Le pido consejo sobre dónde comprar un teléfono y se ofrece a acompañarme cuando yo quiera. Todavía no sé dónde iré el viernes. Veo posibles ciudades con aeropuerto: Bhubaneshwar, Vishakhapatnam, Vijayawada. Tengo que investigar posibilidades y precios. Después de una de estas, ya iré hacia el sur por la costa este. Hacia Madrás y Auroville. El móvil me costó 4000 rupias. Cuando intento descargar la aplicación de Whatsap, me dice que no tiene espacio suficiente. Creo que el problema se arreglaría moviendo aplicaciones de la memoria interna a la tarjeta, pero no consigo hacerlo y el de la tienda tampoco. He estado la mañana navegando por el Ganges con Babu, viendo amanecer desde una barca de remos. Es precioso. José Luis me dio el número de teléfono de Álvaro Enterría, autor del libro La India por dentro, y le he llamado. Quedamos a las 4:00 en el Assi Ghat. Le dije que me reconocería por mi camiseta roja y el contesto que llevaría puesta su Kurta, su barba blanca y su calvicie. Nos encontramos y fuimos a tomar un café y charlamos animadamente de J.L., de mi viaje, de India, de él, de mí y de nuestras familias. Aunque yo le había contado que hoy había visto amanecer desde el río, él me propuso un paseo en barca. Dijo que seguro que me gustaría también ver el sol poniente. Ambos son momentos impresionantes. Se ve el sol como una gran bola de fuego, de rojo intenso que tiñe el cielo y el vibrante agua del ancho río. Es precioso. Cuando el sol estaba comenzando a desaparecer, Álvaro se quitó la ropa, se quedó en calzoncillos y se lanzó de cabeza al agua. Mientras yo me desvestía, la barca se mecía en medio del río. Quedaban unos 100 metros para alcanzar la otra orilla. No lo habría hecho de haber ido yo solo, pero al verle, no lo dudé e hice lo mismo, me lancé de cabeza. Me esperaba la sensación purificadora de sumergirme en las templadas aguas del río más sagrado. Fuimos nadando despacio hasta llegar a la otra orilla, -la playa, dijo él. En la barca quedó sólo el remero que se acercó también lentamente hasta encallar en el arena. Cogimos la ropa de la barca, aunque no era, de momento para vestirnos; Álvaro quería algo que extrajo de un bolsillo de su pantalón. Era paan que me enseñó a masticar despacio poniendo la mezcla de hojas con algo más duro en un carrillo. Me explicó que el hábito de algunos indios de masticar el paan y escupir algo rojo, se debe a que lo mezclan con tabaco, lo que nosotros no hicimos porque a él le gusta más así. Estuvimos sentados en la arena, mascando y mirando el majestuoso paisaje de la ciudad que se extiende en la otra orilla, mientras nuestros cuerpos se secaban con la suave brisa. Nos vestimos, yo dejé el calzoncillo húmedo en mi mochila y regresamos en la barca. Pagamos a medias al barquero. Álvaro me contó que el mejor paseo por la ciudad es siguiendo la ribera por los sucesivos ghats (unos 6 Km.). Aunque algunos están inundados de barro, por las riadas, siempre se consigue esquivar esas zonas de alguna manera. Fuimos andando y conversando de nuevo sobre India, España, política, cultura, religión. Es un gran conocedor de la cultura India en todas sus facetas. Por el camino respondía en hindi a quienes ofrecían algún servicio. Me dijo, que en su opinión, sería muy positivo para Pánkaj que aprendiera el hindi, que eso le abriría posibilidades si en el futuro quisiera venir a India. Me dijo que el siempre habló en español a sus dos hijos y ahora tienen las dos lenguas. Llegamos caminando al ghats principal donde se estaba celebrando una ceremonia en la que cinco o más muchachos movían unas figuras doradas que representan una serpiente sobre un cuenco con fuego. Suenan gongs y los cientos de peregrinos indios, que participan del ritual, corean mantras. Me explica Álvaro que si en occidente la serpiente es un símbolo maléfico, aquí, por el contrario simboliza la protección de lo sagrado. He quedado con él el jueves por la tarde en su librería y editorial: Indika Books, donde él mismo realizará una puja. Desde la terraza donde desayunaba, vi como montaban en fragilísimo andamio con ramas de bambú atadas con cuerda de cáñamo, que alcanzó una altura de cuatro pisos. La forma es como una escalera con dos piezas verticales larguísimas. Cada larguero se construyó atando varias ramas entre sí. Luego ataron unos pocos travesaños a los largueros, que servían de escalones pero muy distantes entre sí. Y ahí, poco a poco se encaramaron dos pintores con sus brochas y botes de pintura, sin casco y sin ataduras de seguridad. Cómo no lograba sacar el billete para el vuelo a Bhubaneswar, porque al realizar el pago con mi tarjeta, me pedía un código de confirmación que habían enviado por SMS a mi móvil perdido, he ido a una agencia y me lo han sacado al mismo precio que yo había visto y sin comisión. Además me informo el chico de que para el tren que tengo planeado tomar el 27, hasta Chennai, no había plaza. Hay que reservar hasta con un mes de antelación. Pero, me dijo que si voy a la estación, seguramente encontraré allí billete. Cuando contaba cómo era el andamio que había visto, no podía imaginar otro aún más endeble, pero el que he visto hoy sólo tiene los travesaños, unidos por cuerda. He recorrido todos los ghats. Un niño secaba sus ropas en una pira funeraria. Otros jugaban con sus cometas, intentando derribar alguna. Unos hombres colocaban montones de leña y otros iban cortando trozos con mazas y cuñas. Luego me metí por las callejas hasta perderme, pero es fácil volver a orientarse preguntando por el río. Las callejas son un mundo fascinante, donde no hay tiendas, solo vacas, cabras, gallinas y la gente haciendo su vida cotidiana y sus prácticas religiosas. Seguí caminando hasta donde me dijo Álvaro que está su librería. Es una zona comercial, llena de tiendas pequeñas, muchísima gente que intenta venderme algo y ricksaws que ofrecen sus servicios. Entré a la librería como un refugio del calor y del jaleo. Miré los libros que edita Indika, pero no compré ninguno a la espera de que Álvaro me recomiende alguno mañana. Le dije al librero que soy amigo de Álvaro y que volvería mañana. Le pregunté cuanto costaba un ricksaw hasta mi hostal. Me dijo que 40 rps. Al salir le pregunté a uno cuanto me cobraría, me pidió 150, le dije que pagaba 40 y aceptó. Disfruté del recorrido y al final de di 100. Tomé una vista panorámica de 360º en video de mi habitación y descubrí, que comparto mi espacio con otro inquilino que apareció imprevisiblemente al final de la toma: un abejorro. Álvaro me comentó que le gustaría encontrar algún modo de apoyar a una escuela sin medios, dedicada a enseñar el recitado védico. Me cuenta que la tradición oral de los Vedas, tenía un buen número de variantes en su forma ritual de recitación, de las cuales, en la actualidad se conservan sólo ocho dispersas geográficamente y que están en peligro de extinción. Esta escuela de Varanasi es la única en la que se enseñan las ocho formas. Los Vedas son textos sagrados compuestos mucho antes de ser escritos, que se dividen en 4 libros, e incluyen partes en verso y en prosa. Son himnos, ofrendas, plegarias, encantamientos, descripción de procesos rituales,… Algunos mendigos, shadows y niños pequeños se acercan a veces con la mano extendida, y se retiran sin más a la primera negativa; quienes tienen barca, o ricksaw te preguntan si quieres sus servicios y como hay muchísima oferta la petición se hace insistente. Los más pesados son los chavales "buscavidas" que quieren llevarte a que visites una tienda donde supongo que tienen comisión. Por ser la fiesta del Diwali, hay mucha más gente y montones que duermen a la orilla del río. Para evitar ese acoso me fui a pasear por el río en la dirección opuesta a la habitual que te lleva por suelo de tierra fuera ya de la ciudad. Disfrute un poco de la tranquilidad. De vuelta me encontré a Shiva, de 27 años, que tiene una barca. Ya había hablado con él otro día. Tiene una expresión serena y un trato muy agradable. No intentó ofrecerme su barca; estuvimos hablando un buen rato y luego le pedí que me llevase a dar una vuelta por el río en la noche. Mientras remaba, estuvimos hablando de su familia, de cómo llegó a tener la barca y de su oficio de barquero. Me dejó remar un rato, pero enseguida le devolví los remos porque se estaba creando un atasco en la navegación fluvial. He comprado en Indika 3 libros. Un diccionario inglés – hindi, una versión abreviada del Mahabarata y una colección de cuentos indios traducidos al español por Álvaro. Estuve tentado de comprar un libro titulado Varanasi, que contiene varios artículos sobre la ciudad, editado en español también por Indika, pero entonces pensé en el peso de los libros que estaba añadiendo a mi equipaje y abandoné la idea. La librería de Álvaro en Assi Ghat, es un pasillo estrecho pero lleno de libros hasta el techo. Está especializada en ensayo sobre la India: lengua, cultura, religión, antropología... Los cientos que tratan sobre yoga y meditación tienen el aspecto de estudios serios y no se parecen a los conocidos libros de autoayuda orientalista. Por ejemplo, de Osho, aunque tiene algún libro, a Álvaro no le gusta su estilo, le parece un montaje para ganar dinero. Cuando estábamos hablando, se presentó un chico joven español, Josep Rodes, que vive en Alemania y dijo que había leído los libros de Álvaro. La editorial Indika Books, también edita libros de cómic sobre cuestiones indias. Este chico sacó su carpeta de dibujos para enseñarle a Álvaro y contó que va a estar bastante tiempo en Varanasi, dibujando y se ofrece a colaborar en cuestiones de cómic, o ilustraciones. La editorial tiene, por ejemplo, el Mahabarata en cómic en tres tomos. Muy maja pinta el chico y los dibujos también. Cuando le conté mi plan de viaje me recomendó, como ya lo había hecho Álvaro, que fuese a Madurai. Hoy Álvaro, había hecho venir a un pandit para celebrar una puja en cada una de sus dos librerías. El Pandit (una especie de sacerdote) se sentó en el suelo en la entrada y Álvaro frente a él. Yo me quedé en pie detrás. El pandit, colocó estatuillas, cuencos con pigmentos, agua, hojas, hierbas, arroz, plátanos y dulces., Luego se los pasaba a Álvaro que tenía que recibir y volver a ubicar en determinados sitios. El Pandit recitó salmodias mientras movía el fuego. Puso la thika en la frente a Álvaro y luego a mí también. En un momento había que acercar las manos al fuego y luego mesarse los cabellos. Antes de la segunda puja, Álvaro quería pasar por su casa y me invitó a pasar. Es una casa humilde, sin vistas, pero bonita, Me presentó a su mujer india que estaba en cama, con alguna dolencia y a sus dos hijos que jugaban a videojuegos. Por último me ofreció beber agua, dijo que filtrada, de un botijo, (el tiene familia en Potes) Pero hay que reconocer que tiene mérito haber conseguido llevar hasta allí un botijo. Después de un traguito, me despedí para no invadir excesivamente su intimidad y ya no fui a la segunda puja. Le dije a Mr Mishra, quien está a cargo de la Isham Guest House donde me alojo, que escribía para Trip Advisor y, a partir de entonces, me ha tratado con más deferencia. Algunos niños se acercan a decirme algo y en el momento de marcharse me piden 10 rupias. Les digo con gesto ceremonioso: -A Shiva no le gusta nada que pidas dinero; si lo vuelves a hacer la mala suerte caerá sobre ti. Y enseguida se alejan algo temerosos, aunque yo entonces les sonrío para que se les pase el miedo. Poco antes de dejar Varanasi para dirigirme al aeropuerto, conocí a 4 chicas mejicanas, que disfrutan de una beca de estudios en Delhi durante 6 meses y van haciendo salidas de fin de semana para ir conociendo más lugares en India. Me uní a su mesa durante el desayuno y estuvimos charlando un rato. Índice del Diario: Pulso indio
01: Katmandú
02: Varanasi
03: Bhubaneswar
04: Coromandal Express Train
05: Chennai
06: Cholamandal Artist's Village
07: Mamallapuran
08: Pondicherry
09: Auroville
10: Chidambaram
11: Tanjore - Thanjavur
12: Trichi
13: Madurai
14: Meditando la trascencencia. Viaje al fin del mundo
15: Kanyakumari
16: Kovalam
17: Varkala
18: Cochín
19: Panaji
20: Gokarna
21: Hampi
22: Goa
23: Recapitulaciones
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