Varkala ✏️ Diarios de Viajes de IndiaVarkala. Cuando dejé el estado de Tamil Nadu, me di cuenta de que las matrículas de los vehículos ya no empezaban por TN,m sino por KL de Kerala. Los autos pasaron de ser amarillos a negros, y la lengua (alfabeto incluido) pasó de ser el tamil al...Diario: Pulso indio⭐ Puntos: 5 (1 Votos) Etapas: 23 Localización: IndiaVarkala Cuando dejé el estado de Tamil Nadu, me di cuenta de que las matrículas de los vehículos ya no empezaban por TN,m sino por KL de Kerala. Los autos pasaron de ser amarillos a negros, y la lengua (alfabeto incluido) pasó de ser el tamil al malayalam. Tomé un auto en Kovalam hacia Trivandrum para desde allí ir a Varkala. El chófer me explicó de camino la posibilidad de dejarme en la carretera en una parada de autobús, donde debería tomar un bus hacia Kollambalam y luego otro hasta Varkala. Esperando en la carretera, paraban buses con sus rótulos en malayalam y yo preguntaba pero nadie me entendía el nombre de mi destino. Fui cambiando el acento por todas las sílabas de la palabra pero fue inútil; sólo cuando presente el nombre escrito, alguien me entendió. Una vez en el bus el problema era saber dónde tenía que bajarme. Seguí la aventura sin preocuparme. He ganado mucha confianza en mí mismo en este viaje. Ya he estado en situaciones parecidas tantas veces, que siento que me atrevería a ir a cualquier lugar en India. Bajé y fui caminando hasta la estación de autobuses. Allí recibí informaciones contradictorias sobre el lugar en qué debía esperar. Monté en un bus y al pasar por una ciudad, para mi sorpresa, vi un edificio en el que habíamos estado Yoli, Pánkaj y yo, el Mavali Café y reconocí que estaba en Trivandrum. El café tiene una rampa en espiral similar a la View Tower que visite en el cabo Comorín. Llegado un punto, el cobrador me indicó que tenía que bajarme y tomar un tercer bus. Una vez en Varkala tomé un auto para llegar hasta la zona del acantilado y luego caminé bastante rato, con las mochilas a cuestas, tratando de encontrar un alojamiento que Yoli había visto en un foro de Internet, llamado On the way. Después de idas y venidas llegué al lugar y Mari, que lleva el negocio, me dijo que no le quedaba habitación, pero que en la pensión situada justo al lado preguntase. Me alojé en la pensión y bajé a comer al local de Mari, que también tiene restaurante. La chica muy joven está casada con un muchacho indio: Binod. Él se encarga de la cocina y ella de la atención al restaurante y al hostal. Es un lugar humilde pero muy barato, como la pensión donde yo me quedo, donde pago 400 rp noche, el precio más barato que he pagado hasta ahora en India. Me acogió muy bien y estuvimos charlando un buen rato contando cada uno nuestra relación con India. Juan Jácome, en una carta, me aportó unas palabras de Heidegger que definen el término meditación, desde una perspectiva más profunda, o más bien, indican el territorio más productivo sobre el que meditar. Sus palabras dicen que la meditación es el coraje (el valor, el atrevimiento, la valentía) de convertir en lo más problemático (en lo más digno de ser cuestionado) la verdad de las propias presuposiciones (la base cómoda en la que nos asentamos) y el espacio y) de los propios fines (aquello a lo que uno aspira). Me escribió mi amigo Arsenio González (compañero de aventuras literarias) y me contó que continúa trabajando en un proceso apasionante de formación de un grupo que espera que sea capaz de aportar algo positivo a la situación actual de la sociedad, y decía que ya veremos si se consigue algo pero que de momento las intenciones son buenas. Leí la carta justo cuando acababa de terminar el libro de Sakiong, que me ha resultado muy estimulante. Recordando que algo de lo leído se refería a la intención, resumí y adapté sus palabras, haciéndolas mías para mi carta de respuesta: El poder del dragón es la intención. El dragón sabe que con plena y no sometida intención podemos llevar la bondad que produce beneficio en nuestro entorno, a cualquier actividad. Esto significa que lo que estás haciendo puede ser un poderoso incubador de intencionalidad. Tener la intención de hacerlo por el beneficio de otros cambia el tejido de nuestra conciencia. Esta noble intención aporta fuerza a nuestro cuerpo y a nuestra mente. Tener esta intención añade dignidad a lo que hacemos; nuestra mente y corazón se extienden más allá de nosotros mismos. No debemos constreñir el pensamiento preguntándonos: ¿Qué es lo que realmente puede hacer una persona? Antes que preocuparnos de logros concretos, debemos centrarnos en potenciar nuestra intención. En realidad, la mayoría de las ideas que han ayudado a mejorar el mundo, han venido a través de la intención. Incluso cuando estamos haciendo una tares solitaria, podemos transformarla en un periodo de desarrollo de la intención de ayudar a otros, de ayudar al mundo. Al potenciar nuestra intención nos hacemos más fuertes y más capaces de ayudar a otros. Y también, desde esa fuerte intención la inspiración y las ideas, sin duda, vendrán a continuación. En el local de Mari: On the way, pasé horas charlando con gente, algunos españoles y otros de diversos países. Nos contamos cosas sobre lugares en India, nuestras experiencias, nuestras vidas. Mari me contó cómo empezó con el local. Ella quería poner una Guest House, Binod trabajaba en un restaurante y prefería poner un restaurante. Encontraron la casa y la rehabilitaron haciendo todo el trabajo ellos mismos y pusieron el doble tipo de negocio, Guest House con restaurante. Son dos casas y un espacio cubierto exterior. Tienen 8 habitaciones, dos de las cuales las ocupan ellos. Pagan un alquiler anual equivalente a 4000 euros. El primer año sobrevivieron duramente, eran 6 socios y el negocio no daba de sí. Ahora, lo llevan sólo ellos dos y están consiguiendo que funcione. Ella tiene unas cualidades sociales extraordinarias, habla con todo el mundo y les hace sentir cómodos. Su capacidad para las lenguas es asombrosa, además de castellano, euskera, inglés y francés, habla bastante bien hindi, nepalí, malayalam y un poco de tamil y japonés. Dice que quiere seguir aprendiendo palabras y frases en todas las lenguas que tenga oportunidad. También le gusta hacer decoraciones y trabajos artesanales: papiroflexia, atrapasueños, postales y, el diseño gráfico de los menús realizados como collages. Había visto jugar a varios al ajedrez en la pensión y cuando me ofrecí a jugar, me emparejaron con el israelí Ram, que decían que era el mejor. Echamos tres largas partidas, muy disputadas y bonitas. Gané 2 a 1. Luego Ram se marchó con una moto Royal Enfield que tiene alquilada. Estuve charlando muy a gusto con dos chicos jóvenes: José y Joan, que hacen escalada y tienen planes de viaje en China, aunque cada uno por su lado. José habló con entusiasmo de un palacio sumergido que se puede ver haciendo submarinismo y de un templo en la cumbre de una montaña al que hay que subir por escalones de hierro clavados en la piedra. Joan contó que justo empezaba una relación amorosa cuando se vino a realizar su periplo indio de 6 meses. Ella le pedía que se quedase, pero él sabía que se arrepentiría si abandonaba su proyecto. Le dijo a ella que podía venir con él si quería y que él en cualquier caso iba a realizar el viaje. Cuando llegó la hora, fui con ellos a una clase de yoga. El profesor, un indio muy joven, yo le calculé unos 25 años, ya había empezado la clase con dos chicas. El lugar es una terraza blanca rodeada de palmeras en todas las direcciones. Me coloqué en una alfombrilla e intente seguir la clase, imitando los movimientos y respiraciones del profesor y de los demás. Apliqué también alguna idea de lo que había leído sobre meditación; estar presente, plenamente implicado en lo que estaba haciendo, me ayudó a superar los bloqueos que podían derivarse de mi escepticismo. Me encontré bien. Moviendo músculos y articulaciones que no acostumbro a mover; pensaba que me estaba viniendo bien. Prestaba atención a la respiración y a las sensaciones corporales y ante las distracciones, volvía a recuperar la consciencia de las sensaciones. Disfruté mucho un tiempo de relajación tumbado boca arriba, lo mismo que el resto y escuchando la voz del muchacho indio. La parte final resultó más dura: sentado en la posición de loto, trataba de seguir las indicaciones de respiración y me uní también al coro de Ohmmm, pero me dolían bastante las articulaciones de la cadera y la espalda. Abandoné la disciplina para encontrar una postura en la que sentirme más cómodo y el profesor y una de las chicas cantaron un mantra. Al terminar, noté que había sudado bastante y me encontré a gusto con mi cuerpo. Wandering monk, el monje errante o vagabundo, es otra forma en que fue conocido el Swami Vivekananda. Cuando visité en Chennai un memorial suyo, a la vista de los despliegues tecnológicos para recrear sus discursos, pensé que se trataría de alguien de familia pudiente con amplios recursos sobrantes y, aún con más razón al saber que participó en un congreso en Chicago. Sin embargo, al aprender más sobre su vida, tuve que cambiar radicalmente esa primera impresión. En 1988 dejó su tierra natal, Calcuta, para consagrarse al peregrinaje. Caminando llegó al Himalaya y decidió ir hacia el sur. Durante tres años, de 1890 a 1893 estuvo recorriendo India hasta llegar al extremo sur en Kanyakumari. Todo ese larguísimo peregrinaje lo hizo sin una sola rupia y sin mendigar. Solamente, si le daban algo, lo aceptaba. Más adelante, cuando se enteró de que tendría lugar en Chicago un congreso que trataría sobre las religiones del mundo, empezó a contar, a la gente y a las autoridades religiosas, que le gustaría acudir y representar al hinduismo. Así, desde muchos lugares se recaudaron fondos para apoyar su proyecto y logró hacerlo realidad. Su discurso, que versó más que nada sobre la unión y la hermandad entre religiones, tuvo una gran repercusión internacional y reconocimiento en India. En la actualidad, cada día miles de peregrinos indios, acuden a Kanyakumari y toman el barco hasta la pequeña isla donde estuvo meditando unos días y donde se levantó un palacio en su memoria. Estuve corriendo por la playa a primera hora de la mañana. Algunas personas hacían meditación o yoga mirando al mar. Mi meditación hoy fue productiva, tras la consciencia de las respiraciones, las pisadas y el ritmo me vinieron pensamientos profundos. Empecé con el recuerdo de los rituales con fuego y fui construyendo este poema: Acerco mis manos al fuego, al ardiente amor de su llama, siento su temblor en la muerte dibujada en las palmas, en las yemas de los índices de libros olvidados, en las yemas de los corazones de seres en desaparición. Limpio mi rostro y mi alma. Me desprendo y me disuelvo en la yema de otro yo teñida de carmesí que palpa entre mis ojos, y expande lentamente un misterioso hueco que restituye mi ser. Luego llegó el recuerdo de la pérdida de mi grandísimo amigo Koke. Estuve un rato compartiendo mi amor con él en su ausencia, con su amigo - hermano Pepe y con nuestro común amigo Eugenio. Recordé que éste último me pidió no hace mucho que le acompañe un día hasta el menhir de Cantohito en Revilla de Pomar; allí donde Rosa, la mujer de Koke, esparció sus cenizas, Pepe se frotó las manos con ellas y cantó un poema de Horacio. Imaginé hacia el futuro el día en que iré caminando por aquél páramo con Eugenio. Pensé en cuanto he disfrutado en la vida del entusiasmo ilimitado y contagioso de Koke, de su sabiduría y de su nobleza. Me habría encantado poder compartir este diario indio con el mago. Recordé también a Koke cuando trabajaba en la traducción al castellano de La gran novela india de Shashi Tharoor; cuando me regaló el libro con su dedicatoria y cuando leí la novela que reinterpreta desde nuestros días la epopeya india del Mahabharata, valiéndose de personajes y sucesos ficticios pero reconocibles de la política india del siglo XX. Índice del Diario: Pulso indio
01: Katmandú
02: Varanasi
03: Bhubaneswar
04: Coromandal Express Train
05: Chennai
06: Cholamandal Artist's Village
07: Mamallapuran
08: Pondicherry
09: Auroville
10: Chidambaram
11: Tanjore - Thanjavur
12: Trichi
13: Madurai
14: Meditando la trascencencia. Viaje al fin del mundo
15: Kanyakumari
16: Kovalam
17: Varkala
18: Cochín
19: Panaji
20: Gokarna
21: Hampi
22: Goa
23: Recapitulaciones
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