COLLIOURE ✏️ Blogs de Francia

Desde mi infancia escuchaba en casa dos discos de Serrat: "Tu nombre me sabe a hierba" y, mi proferido, "A Antonio Machado:poeta", ambos de propiedad y custodia de mamá.
El segundo sólo tenía piezas cuya letra eran poemas de Machado musicalizadas por el Nano, con la excepción de "En Collioure" que el músico le dedicó al gran poeta. La letra, que puedo cantar de memoria desde mis 10 años aprox, vino a influir fuertemente cuando recorríamos a dedo el mapa decidiendo el recorrido de viaje que armábamos hace algunos años.
Ya de regreso del Languedoc, región ubicada sobre el Mediterráneo hasta el límite que los Pirineos le imponen a Francia, se ubica - como última ciudad de envergadura- Perpignan. Pero, entre élla y las bajas montañas yacen sobre el mar, pequeños pueblos que guardan ( o esconden) una historia trágica que los coloca en una columna muy particular de entre los sitios "turísticos".
No sería justo si ajustado a la realidad restarle belleza y atracción a cada playa que se recuesta sobre esta mar calmo que, frente a nuestro bravío Atlántico, Claudio define como una simple bañera.
En el trayecto de ida nos habíamos planteado si habrían alturas que sortear camino a Francia, pero encontramos una ruta despejada y de pura superficie. Libres de vértigo, volvimos confiados.
Alojados en Perpignan, en realidad nuestro sitio de interés era Collioure. Por qué?
Porque el viaje consistía en recorrer los pasos de Machado y de tantos y tatos españoles republicanos que huían del avance de las tropas franquistas, "los nacionales" y los temibles re-que-te.
Sin nada, llegaban a territorio francés donde los esperaban campos de concentración en la misma playa. Abandonados de protección institucional o prestaciones de salud alguna, enfermaban de disentería, desnutridos, y morían. Los más afortunados, y mucho tiempo despúes - tal vez- eran reclutados para lo que sería el desembarco en Normandía o para enrolarse en el ejército aliado y expulsar al Tercer Reich de Francia.
Y, entre éllos, estaba Antonio Machado quien en 1939, año del gran éxodo, fallece en Colliure donde se había exiliado.
Basta con pisar Perpignan y abunda el material informativo que muestra las condiciones en las que los 465.000 españoles que en pleno invierno buscaban la liberación detrás de las montañas, fueron objeto de trato inhumano y vejatorio. Para Francia se trataba de un problema migratorio, político y económico que pretendía resolver con la repatriación. Y cientos de miles fueron regresados a su patria violenta.
La panorámica de este pueblo marino rodeado de montañas bellas, presidido por el Castillo de los reyes de Mallorca, ofrece callejuelas de adoquines que suben y bajan. Los colores de las enredaderas que caen como lluvia entre pórticos azulinos y pastel. Galerías de arte con visillos tejidos a bolillo, y casas de comida de las que escapan aromas irresistibles.
En cada rincón, un esqueleto de metal colocado sobre una tarima desde la que se divisa, exacto, algún paisaje inmortalizado por Matisse.
La verdad es que sostenemos como una de nuestra reglas de oro no ingresar jamás a visitas en sitios donde la muerte haya reinado. Era el caso del castillo-fortaleza, de manera que un rato disfrutando del mar fue nuestra estadía, previa caminata, por el pueblo francés donde descansan los restos del maravilloso Antonio, "... que a orillas del mar bebiose sorbo a sorbo su pasado".

Nos fuimos de Collioure con la contradictoria sensación de dolor, de desarraigo, de abandono, de inhumanidad, de espanto, de olvido, hé allí lo peor, el olvido.
Un olvido deliberado, "oficial", cómodo que subyace en la hermosa España. Que estalla cada vez que tiene oportunidad con reclamos de verdad, de justicia, de búsqueda de cuerpos en fosas comunes. El sólo paso del tiempo, sin justicia, no hace sino fortalecer los dolores.

Pero, en justicia, el olvido no existe cuando subsiste su principal enemigo: el recuerdo. El de algunos locos que no ingresan a palacios de tortura y muerte, que no dejen de repetir que miles y miles de seres humanos fueron víctimas de la violencia, la persecución, la hambruna, la ignorancia
y seguirán siéndolo mientras su sufrimiento sea negado y, mientras tanto, alimente nuestro recuerdo..

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