Estados Unidos de costa a costa (22 días, 17 estados y 8.500 KM). Roadtrip 2017. ✏️ Blogs de USA

Me alojé al sur de la ciudad. En el “Chicago South Loop Hotel”. Lo que es el hotel está bien, parece recién reformado, grande, limpio, con parking gratuito (no usé coche en Chicago) y para lo que es Chicago, barato. Las pegas que yo le pongo son la antipatía del personal de recepción, la lejanía al centro y el barrio en el que está que es muy feo y da sensación de inseguridad. Yo no repetiría sobre todo por la lejanía. Estaba bien comunicado por buses pero era un engorro estar yendo y viniendo, hubiese preferido estar más cerca de la ciudad aunque pagase más.

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18 de agosto: me levanté tras el tute de la etapa anterior y me fui a desayunar a la cafetería porque no tenía pinta de haber nada por los alrededores. La cafetería era muy pequeñita por lo que si llegabas muy tarde te tocaba estar de pié o subirlo a la habitación.

Con el estómago lleno me puse en marcha y con la aplicación MOOVIT, que es una maravilla, localicé una parada de bus próxima al hotel que conectaba con el centro. También había metro pero la parada estaba a un km y no era práctico. Hasta el centro eran unos 4-5 kilómetros. Yo me bajé en la esquina suroeste del Millenium Park. A la altura del Campus de los Museos. Quería tener una perspectiva de la ciudad porque el skyline desde aquí es muy bonito.
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A mano derecha estaba el estadio de fútbol de los Chicago Bills. Seguí por este parquecito y vi el Field Museum, el Acuario y fui bordeando el lago Michigan con todo Chicago a mis espaldas. Esta zona es muy bonita, muy tranquila y agradable. Gente tirada en el césped, haciendo deporte, paseando o de picnic con amigos. Llegué hasta la Solidarity Road donde la vista es aún mejor y terminé en el planetario. Vi todos los edificios desde fuera, no entré en ninguno.
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Tras estar un rato por allí descansado y haciendo fotos seguí andando hacia el Millenium Park. Fui andando junto a la orilla del río hasta que llegué a la altura de la Buckinham Fountain. Se trata de una gran foto con todos los rascacielos de fondo. Espectacular la vista desde aquí también.
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Seguí callejeando por todo el parque hasta que dí con el Museo de Arte de Chicago, crucé la calle para ir en busca del cartel de la ruta 66 que está justo en frente, calle Adams. Volví al parque y gocé con la famosa judía. La verdad que a quien se le ocurrió tuvo una enorme idea, estaba hasta los topes de gente jugando con los efectos de las fotos. También la Crown Fountain que estaba repleta de críos mojándose. Eso sí, vi un par de caídas bestiales.
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Esta zona es de las más bonitas de Chicago, una zona con clase. Muy cuidada y tranquila. Cuando había visto todo el parque me metí a la ciudad dirección Loop. Vi la calle State Street que es donde están los teatros, di un paseo breve por allí para ver el famoso metro en alto y regresé a la Michigan Avenue para andar hacia el Dusable Bridge, que es la vista que más me gustó. Edificios curiosos y emblemáticos. La torre Trump, Wrigley Building, las torres con forma de colmena…
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En la base de la torre Trump me fijé que había una parada de water taxi, lo que hice fue comprar un ticket con dirección Chinatown para bajarme en la Torre Willis que estaba de camino y así evitaba el pateo de vuelta a la vez que daba un agradable paseo por el río. El paseo es alucinante aunque nos íbamos cruzando con barcos particulares de gente bebiendo, chicas en bikini y música a tope que me pareció una horterada!!! No pegaba nada en un lugar como ese. Entiendo que lo hagan en el lago pero ahí en el río rodeado de rascacielos…
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Como iba atontado pendiente a lo que veía y las fotos cuando llegó a mi parada ni me fijé y seguí de largo, pensé que me harían pagar billete nuevamente para volver porque solo había cogido ida hasta la Willis pero el chico cuando me vió hizo la vista gorda. De todas formas el paseo llega a un punto que se vuelve feísimo porque vas dirección sur y parece una zona abandonada. Aunque de fondo si se ve el skyline y eso si que merece la pena. La última parada era en Chinatown pero no me bajé, no me dió buena espina y nadie lo recomendaba. En un momento me había puesto casi a la altura de mi hotel, a unos 3-4 km del centro. Tocaba otro agradable paseo de vuelta pero esta vez si fui atento y me bajé en la Willis.
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Había una cola tremenda. Serían sobre las 18:00 cuando llegué pero en cola estuve cerca de una hora y media. Así que, al menos en agosto, ármense de paciencia. La vista desde arriba es impresionante. Aunque a mi realmente solo me gustaron los ventanales que dan al este, norte y sur. La vista orientada al oeste (donde está el skydeck) no es muy allá porque la ciudad se vuelve llana y los edificios son feos.
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Estuve un ratito por allí y me puse en cola otra vez para asomarme a uno de los famosos balcones. Hay cinco o seis así que eliges el que quieras y ahí te pones. Cuando es tu turno un chico te deja estar unos 30 segundos a ti solo, para que nadie te pise la foto. Te hacen una foto ellos para que la compres abajo y luego te dejan hacerte las que quieras. Yo me senté y el chico me la sacó. Estuve mirando bajo mis pies y traté de localizar el pabellón de los Bulls que se ve perfecto. Te da cosica en la barriga cuando miras hacia abajo.

Esta es la vista hacia donde está enfilado el suelo transparente:
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Bajé y ya era de noche. Vi una Giordano´s al lado de torre y allá que fui. El método que tienen es muy efectivo. Te toman la comanda y te dicen que vuelvas a tal hora. Cuando regresas tienes tu mesa con tu pizza. Tuve que dar un paseo de 30/45 minutos. Aproveché para ver algo más de la zona financiera, ver el metro de noche, etc. La pizza muy buena.
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Para bajar la pizza, y aprovechando que era de noche, andé por toda la avenida Michigan dirección el campus de los museos. Quería ver Chicago totalmente iluminada. Una pasada. Relajante el estar allí tirado viendo de lo que es capaz de hacer el ser humano. Tiene pinta que merece la pena cuadrar el atardecer por esta zona, yo no pude ninguno de los dos días que estuve.

Una pena que de noche las fotos con móvil no salgan muy nítidas:
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Volví a la calle y pillé un taxi que me dejara en el hotel. No me apetecía volver en bus y no me fiaba de ir andando por aquellas calles sin casi iluminación.


19 de agosto: Esta vez me bajé directamente más al norte, a la altura de los teatros en la calle State. Pasee por aquí nuevamente y me dirigí de nuevo al famoso Dusable Bridge para cruzarlo y ver la otra parte de la ciudad. Durante este finde había visto carteles anunciando una exhibición del ejército del aire americano así que al mediodía tenía pensado irme a la playa para verlo.
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Fui por todo lo que llaman la milla de oro, localicé la Water Tower, la Catedral de Chicago y por esta zona te encuentras con la torre Handcock. Yo no subí. La verdad que no me apetecía y seguí con el itinerario.
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Torre del agua y Handcock al fondo:
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Llegué a la Oak Street Beach que ya estaba hasta arriba de gente, tanto el paseo como la arena. Seguí andando hacia el norte mientras aparecían los primeros cazas haciendo un ruido enorme. Llegué hasta la North Avenue Beach que está a la altura del famoso Lincoln Park pero no me adentré porque es enorme y ya había andado bastante.
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Estuve un rato sentado viendo el espectáculo y volví por el mismo paseo para ir al Pier. Había miles y miles de personas por lo que había zonas por las que se hacía imposible andar. Me llevó bastante tiempo regresar.
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El embarcadero por fuera ya me pareció bonito. Es muy estiloso, mucho mejor que el de Santa Mónica. Muy limpio, cuidado, restaurantes con clase, una noria moderna. Tiene como un centro comercial lleno de tiendas de souvenirs. Y una vista de Chicago espectacular La verdad que merece la pena estar por allí un rato paseando.
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En este punto tenía la sensación de haberlo visto todo. La verdad que Chicago es una ciudad preciosa pero si organizas la visita bien se ve todo en un pis pas. La zona turística está bastante concentrada y andando se hace sin problemas. Y tampoco es que merezca mucho la pena salirse de ahí porque ya digo que te alejabas un par de calles y parecía volverse una ciudad insegura.
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Lo único que me quedaba era ver el pabellón de los más grandes…Los Bulls!!! Desde una calle trasera a Michigan Av me cantó el MOOVIT que salía un bus con dirección a ese barrio. Está a unos 5 km del centro. Tras 20-30 minutos allí estaba. Es impresionante. Muy bonito y grande. Te lleva un rato rodearlo completamente. Como anécdota esa noche actuaba en él Bruno Mars y justo al lado estaba montado el Circo del Sol. La pena es que no tienen un tour, no se puede ver por dentro. Tiene una tienda de merchandising enorme pero también carísima. Cuando estaba saciado busqué la parada y de vuelta al centro.
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Localicé un sitio de comida rápida y cené. Como ya no tenía mucho que hacer me armé de valor y regresé al hotel andando. Aproveché que aún quedaba algo de luz:
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Como ya dije según vas hacia el sur la ciudad se vuelve horrorosa!!! Calles llenas de baches, sin aceras, sucia, gente “extraña”, mucho comercio cerrado, parecía Detroit en vez de Chicago. Solo por evitar esta imagen yo recomendarían que se quedasen más al centro porque te quedas con un regusto amargo.

En general Chicago me gustó. Sobre todo Michigan Avenue, parque Millenium, Campus de los Museos, todas estas zonas tienen mucha clase. Sin embargo no la vi una ciudad como para ir más de 3-4 días. La sensación que me dio es que me aburriría porque en seguida me vi sin nada que hacer. Esto no me ocurrió en San Francisco, por ejemplo. Pero claro, para gustos…

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Tras pasar tres noches en Chicago puse rumbo al siguiente punto: las cataratas del Niágara. Meses antes, cuando preparaba el viaje, mi primera intención era la de terminar en la ciudad del viento pero luego pensando me dije a mi mismo “por qué, ¿no?”. Así que hice ciertos cambios para poder acabar en NY y ver de camino las cataratas, cosa que no había hecho cuando visité por primera vez NY siendo adolescente. Además, podría chulear de haber atravesado EEUU de cabo a rabo

Marqué la dirección del hotel en Niágara Falls lado americano y para allá que fui. Como ya dije, por esta zona (Illinois-Indiana-Ohio y NY) crujen a peajes, pero bueno, no queda otra. Fue una etapa entera de carretera, unas ocho horas y media. Cuando llevaba unas cinco llegué a la ciudad de Cleveland. En un primer momento tenía la intención de adentrarme y ver sus calles principales, pabellón de los Cavaliers (donde juega Lebrom James) y lo que me fuese encontrando pero después de llevar tiempo conduciendo creí que no merecería la pena. Me iba a retrasar y seguramente sea la típica ciudad americana sin nada especial. Desde la autopista vi todo el skyline e incluso el pabellón porque se pasa junto a él.
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A las tres horas de dejar atrás Cleveland llegué a Búfalo, que está junto a Niágara Falls. Me sorprendió porque desde la autopista me pareció una ciudad grandecita, con sus rascacielos, estadio de béisbol... Y buscando información después de estar allí me enteré que es la ciudad de los Búfalo Bills (equipo de la NFL).
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En Búfalo había comenzado a caer el sol así que llegué al hotel prácticamente de noche, serían las 20:30. Nuevamente el Google Maps clavaba los tiempos. Mi hotel era el Super 8 Niagara Falls/Buffalo Area. Ideal para pasar una noche y disfrutar de las cataratas. Sencillo pero agradable. Por la zona hay muchos restaurantes y de las cataratas lo separarán unos 3-4 km. Hice el check in, le pregunté al chico de recepción un sitio para comer carne y me resolvió algunas dudas sobre las cataratas. Lo primero era cenar para no tener problemas con el horario y luego dar un paseo por el lado americano. Me recomendó el “LongHorn Steakhouse” porque me apetecía carne. La verdad que comí como Dios. Una vez cargado de nuevas energías me acerqué a las cataratas.

El primer mirador al que fui estaba dentro de la Goat Island, el primer contacto con ellas es impactante. Aclaro que yo nunca había visto unas cataratas por lo que a mí me sorprendieron para bien, mucha gente me había dicho que no son nada comparadas con otras como Iguazú por ejemplo, pero a mi me gustaron. Comparto lo que leí de otros foreros que el lado canadiense no está “muy cuidado”. Tienen montado una ciudad estilo Las Vegas pero viendo los hoteles iluminaditos no me disgustó del todo aunque también prefiero disfrutar de la naturaleza de otra manera.
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Una vez visto, y tras empaparme (en esta zona el agua salpica mucho), salí de la isla rumbo al Observation Tower para verlas desde otra perspectiva. Este mirador me gustó mucho más que el otro.
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Estuve un buen rato recorriéndolo, impresiona tanta cantidad de agua y el estruendo al caer. Además el efecto de los colores es espectacular.
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El cansancio hacía mella y ya era bastante tarde, regresé al hotel para estar bien descansadito porque al día siguiente me tocaba verlas de día desde el lado canadiense y debía entregar el coche en el aeropuerto de Newark antes de las 23:00.

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El día comenzaba con la visita a las cataratas por el lado canadiense. No debía demorarme porque había leído que en la frontera existente en el Rainbow Bridge podían armarse atascos. Por suerte fue mínimo, una ligera espera de cinco/diez minutos y estaba en la garita del funcionario respondiendo sus preguntas. Que a donde iba, que cuánto tiempo iba a estar… cosas así. No me pidió nada del coche, ni el ESTA americano. Menos complicado de lo que creía.
Ya en suelo canadiense busqué aparcamiento. Se ven bastantes pero la mayoría de pago (con maquinitas de la “hora”), lo que hice fue dejarlo lo más cercano posible al mirador principal.

Desde esta parte son aún más impresionantes.
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Sobre las diez u once ya había finalizado mi visita a las cataratas. No me apetecía hacer ninguna excursión, ni la del barco ni Cave in the Winds, aunque ésta tiene muy buena pinta.
El resto del día consistía en llegar a Nueva York previo paso por el aeropuerto de Newark para devolver al que era mi nuevo gran amigo, el Hyundai Santa Fe. En Nueva York caminaría y usaría el metro, era bobería tener esos tres días el coche.

El trayecto era de unas ocho horas, podía haberlo hecho en algo menos pero quise conocer la región de los cinco lagos. La hora límite para la entrega del coche eran las 23:00 así que disponía de bastante tiempo. Recordé que en el foro muchos usuarios hablaban del pueblo Niagara on the Lake, lo marqué en el Google Maps y al comprobar que solo estaba a media hora para allá que fui. Todo un acierto. Pasear por sus calles es el Nirvana. En mi vida imaginaria de millonario mi sitio ideal para vivir estaría muy cerca de un pueblo de este estilo. Tranquilidad absoluta y mucha clase. Merece la pena acercarse hasta él, pasear, comerte un helado y disfrutar. Mi roadtrip finalizaba ese día así que fue un gran punto final. Mejor sabor de boca imposible.
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Recorrí sus calles principales y me acerqué para ver el lago Ontario. Me senté en un banquito y cuando estaba preparado para conducir, me puse en marcha. Este día era 21 de agosto famoso porque había un eclipse de sol aunque yo no noté nada anormal.
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Pese a recorrer parte de la región de los cinco lagos no había preparado nada especial. No busqué en el foro zonas, miradores, ni marqué las famosas cataratas de Íthaca. Disfrutaba de la conducción, de los paisajes, de las casas o pueblos que me iba encontrando pero sin apenas pararme. En Ithaca a lo mejor sí que merece la pena hacer parada porque hay una zona con cataratas pero yo preferí seguir. De esta zona ya digo que soy un completo desconocido, no sabría recomendar rincones porque simplemente conduje por ella.

Crucé de Nueva York a Pennsilvania y de éste a Nueva Jersey. Llegué a la terminal sobre las ocho de la tarde, aún era de día pero ya le quedaba poquito. Para dejar el coche en el edificio que correspondía sufrí un poco porque toda la zona estaba en obras y me mandaban para otro lado, así que tuve unos momentos de confusión. Tras dar un par de vueltas y preguntar a un chico hispano encontré el garaje.
Me atendió un chico muy majete puertoriqueño que flipó cuando le conté el viaje, comprobó que todo estaba en orden y me despedí del cochecito leré que tan buen viaje me había dado. El kilometraje asusta: 5.230 millas.
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Desde la terminal pillé el airtrain que conecta Newark con la estación de trenes. Existen dos compañías que llegan a Manhattan. Coges el que mejor te cuadre y ya está. Yo me bajé en Penn Station y pillé el metro para ir hasta Columbus Circus que está junto al Central Park. Salí a la calle y estaba en pleno Nueva York. Reto logrado. Había salido desde San Francisco y había llegado a Nueva York conduciendo.

Bajé hasta la 54 con la 8ª que es donde estaba mi hotel, el Hilton Garden Inn. Fantástico hotel en pleno centro. No muy caro para lo que es NY. Dejé las cosas y salí a la calle. Había llegado cansado del coche pero el momentazo merecía una buena cena así que saqué el tripadvisor y me la jugué con uno que parecía de lujo. Se llamaba Gallaghers Steakhouse, en la 52 con Broadway. Fantabuloso restaurante, muy buen servicio, comida exquisita, buen vino. Carísimo, eso sí, pero estaba cenando en la capital del mundo y la ocasión era especial.

Una vez cené dí un breve paseo por Times Square, que casi no recordaba de la anterior visita siendo adolescente, y empecé a empaparme de la ciudad, de su ambiente, de su gentío… la vez anterior había estado en plenas Navidades y la sensación era diferente. La ciudad cambia.
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Sabía que me esperaban tres diazos así que marché al hotel a descansar para levantarme tempranito y comenzar a disfrutar de la que para mi es la mejor ciudad del planeta.

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