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Un breve viaje por el subcontinenteAutor: VIVID Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (1 Votos) Índice del Diario: INDIA
Etapas 4 a 6, total 6
Mi avión hacia Delhi salía a las 21:00, así que se puede decir que aunque estuve solo una noche de la antigua Benarés, pude aprovechar casi dos días enteros. El vuelo de IndiGo tuvo un breve retraso, igual que el anterior, de tan sólo media hora.
Había acordado el transporte gratuito desde el aeropuerto Indira Ghandi con el hotel que tenía reservado, para evitar estafas varias. Me alojé en el The Prime Balaji Deluxe, un hotel que sin duda recomiendo: la habitación doble por 25 euros, limpia, cómoda y silenciosa, con detalle de bienvenida y una ubicación perfecta: en Paharganj, pero solo a tres minutos de la estación de tren y a un minuto del puente que va a Ajmeri gate, con lo que evité este barrio, feo y turístico. El quinto día de mi viaje empezó con un copioso desayuno, que no está incluido con la tarifa de la habitación pero el precio es razonable (200 rupias), tipo buffet y con comida tanto india como occidental. Acto seguido me fui hasta la estación, a comprar el billete para Agra del día siguiente en la oficina para turistas. Una hora de espera pero al menos lo pude comprar, y crucé el puente hasta Ajmeri Gate, inicio en la práctica de Old Delhi. Allí es donde empecé a flipar de verdad con el bullicio de la ciudad, y es que yo no he visto nada más caótico en mi vida en todos los viajes que he hecho. Las vías principales de Chandni Chowk son un barullo de coches, rickshaws, auto-rickshaws, motos y peatones, y se montan unos atascos de campeonato. Pero la zona es genial, y me lo pasé en grande paseando por allí y casi no vi turistas, especialmente en el sur del barrio. Fui por Chawri Bazar hasta Jama Masjid, pero antes comí en Karim’s, recomendado en este foro y también en todas las guías. Después de estar un poco saturado de arroz, currys, dhal y otros vegetales y legumbres en salsas, mi cuerpo me pedía algo de carne, así que este restaurante mogol, famoso entre otros por sus brochetas de cordero especiado, fue una bendición. La mezquita me encantó, quizás fue el monumento que más me gustó de todo Delhi. Sí, quizás la tumba de Humayun es más bonita, pero yo valoro otras cosas sobre todo. El ambiente en Jama Masjid me pareció genial, y el edificio, con el sol poniéndose detrás y que resaltaba el rojo de la construcción, me pareció muy bello. Me sorprendió muy gratamente el lugar, y lo disfruté mucho. Luego pillé el metro y después un rickshaw hasta el otro lugar arriba mencionado. Lo dicho, es una cuestión de expectativas: la experiencia fue menos enriquecedora que en Jama Masjid, porque estaba lleno de turistas, y yo valoro sobre todo que un lugar tenga vida, que haya gente…en la mezquita ves la gente local, haciendo actividades, en cambio lo otro es un lugar para visitar, sin más. No sé, quizás soy un poco raro…. Después fui a Nazrat Nizamuddin Aulia Dargah, la mezquita del santo sufí que queda cerca. Leí que los jueves, después de las oraciones del atardecer, hay cánticos, pero yo supongo que llegué tarde porque me los perdí. De todas maneras, el ambiente es genial, con muchos puestos de ofrendas, además de comida. Al día siguiente, me fui andando hasta el templo sij de Bangla Sahib, y poder también ver la plaza Connaught y por extensión todo urbanismo inglés de Nueva Delhi. El templo es muy bonito, pero es interesante sobre todo ver las actividades que ahí se realizan, especialmente el momento en que dan de comer a la gente. Se respira un ambiente muy especial. Después me fui de nuevo a Old Delhi, a recorrer Chandni Chowk y ver el Red fort por fuera, para volver a comer de nuevo a Karim’s y rápidamente hacia el hotel, a recoger la mochila. “Perdí” el dinero de esa noche porque no pasaría la noche ahí, pero preferí dejar la mochila grande en la habitación en lugar de en recepción, y así no tenía que recoger mis cosas, ya que volvería a la noche siguiente. Etapas 4 a 6, total 6
A las 17:25 salía el tren hasta Agra, donde pasé la noche. El alojamiento se llamaba Sunita Homestay, la ubicación era perfecta (500 metros del Taj) y lo lleva una familia muy acogedora, que me preparó un dhal para cenar y con la que estuve hablando un rato. Me desperté al día siguiente a las 5:30 para ir a ver la salida del sol al Taj Mahal. El edificio me encantó, como no podía ser de otra manera. Es bellísimo. Con todo, ya he viajado un poco y ya sé qué es lo que busco y lo que me gusta. Y he llegado a la conclusión de que, por muy bonita que sea una construcción, para mí nada supera un lugar vivo. El Taj Mahal es impresionante, y disfruté mucho contemplándolo. Pero, sin ánimo de comparar demasiado, disfruté más viendo la gente en los ghats o en Jama Masjid. Se ha escrito todo sobre esta obra maestra de la arquitectura mogol, pero yo daré un consejo: id entre las 6:00 y las 7:30 al lado oeste, donde hay muy poca gente (todo el mundo entra por la puerta sur o este y camina por los jardines directamente hacia el interior del mausoleo), porque de hecho es una entrada reservada para los que compran un ticket especial (que no sé qué es, pero nadie lo pide). Desde ese lado, donde está la mezquita, disfrutaréis de una vista incomparable del lado oeste del Taj, con el sol saliendo por detrás.
Me había gustado tanto Delhi que decidí volver rápidamente, sin visitar el fuerte, que solo vi de pasada porque le dije al del rickshaw que se desviara un poco antes de ir a la estación de tren principal. Pillar un tren hasta Delhi desde Agra, es decir, desde el lugar más turístico del país hasta la capital, es, teóricamente, algo sencillo, y más cuando me dijeron que había unos 20 trenes al día. Pues bien, sin necesidad de realizar ningún trayecto nocturno, ya pude hacerme un día del sistema de trenes indio: pedí un billete y me dieron otro diferente, los trenes desaparecían y aparecían en las pantallas como por arte de magia, el tren para el que había comprado el billete no venía, otro que también iba a Delhi llevaba un retraso de tres horas…en fin. Finalmente me subí a uno, que tardó casi cuatro horas, por unos 2,5 euros. Realmente, ir en tren en este país es toda una experiencia: continuamente pasan vendedores, pedigüeños de todo tipo, niños limpiando el suelo por unas monedas (lo cual me dio mucha pena) y fauna diversa, entre la cual destacan los travestis que te piden dinero para no echarte un mal de ojo. La gente se cachondea de ellos…pero todo el mundo acaba dando. Llegué a la capital sobre las 16:00, pasé rápidamente por el hotel a ducharme y salí pitando de nuevo hacia Old Delhi: quería aprovechar mis últimas horas allí volviendo a ver el ambiente del casco antiguo, un lugar eminentemente musulmán. Y aquí hago un paréntesis en la crónica para comentar algo que me sorprendió, y es que se nota que la capital de la India actual lo había sido también del imperio mogol, y en la zona antigua los musulmanes son mayoritarios. Por supuesto que ves hindúes, pero parece que estés en Pakistán o incluso en Agfanistán, por la cantidad de mezquitas, los puestos de comida y la forma de vestir (de hecho, me topé con dos mujeres con burka, algo que no había visto en mi vida). Fui de nuevo a Jama Masjid, de allí a Chandni Chowk para visitar el templo jaimista y luego recorrí esa calle, llena de bullicio y caos, hasta la mezquita de Fatehpuri Masjid. En esa zona está el bazar de las especias y frutos secos, y compré los típicos postres dulces, como el gulab jamun, además de anacardos (buenísimos y baratísimos). Sobre las 20:00, vuelta al hotel, a dormir temprano: me tenía que despertar nada menos que a las 2:45 de la mañana para ir al aeropuerto. Etapas 4 a 6, total 6
Me ha gustado mucho este viaje. La India nunca me había motivado, pero visitar a un colega fue el incentivo para ir a un país que, realmente, “hay que ver”. Un país muy complejo, a nivel social, religioso, económico y cultural, como lo demuestra el hecho de que, sin ánimo de simplificar demasiado, en solo una semana pude hacer un recorrido no solo por tres lugares sino también por tres religiones diferentes: el Cristianismo de Mumbai, herencia de la colonización portuguesa e inglesa, con la arquitectura colonial y art déco; el budismo en Varanasi y el Islam en Delhi. Ahí esta la complejidad de un lugar que es todo un subcontinente difícil de catalogar y, por eso, interesantísimo: las obras arquitectónicas más importantes de un país con 1000 millones de hindúes lo son debido a su pasado como imperio musulmán.
Me ha encantado el ambiente caótico de Delhi y me ha encantado contemplar la vida (y la muerte) en Varanasi, un lugar excepcional, sin duda único en el mundo y que recomiendo a cualquier viajero inquieto e interesado en la cultura y autenticidad de los lugares. Si la pobreza, la porquería y las vacas no te dejan ver esto, es mejor quedarse en casa. Etapas 4 a 6, total 6
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