CABO VERDE en clave de sol ✏️ Blogs de Cabo VerdeViaje a Cabo Verde en marzo-2018 centrado en la hermosa isla de Santo Antao, aunque también conociendo los principales puntos de interés de las islas de Santiago y Sao Vicente.Autor: Meha Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (31 Votos) Índice del Diario: CABO VERDE en clave de sol
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Etapas 1 a 3, total 5
Nos vamos a Cabo Verde. Itinerario e impresionesItinerario de viaje a Cabo Verde e impresiones de las islas visitadas, de las gentes, gastronomía, etc.
Urbanos o rurales, los caboverdianos sienten la música y te la hacen sentir. Las islas son una enorme partitura en clave de sol que propaga sus acordes bajo el sol tropical. Morna, furaná, coladeira…………… son nombres de estilos musicales caboverdianos, frutos del mestizaje de los pobladores que llegaron a las islas procedentes de diversos continentes.
Cesaria Évora fue su mejor embajadora, la que consiguió que muchos países del mundo lograran situar a Cabo Verde en el globo terráqueo. Ahora, muchos compatriotas siguen su estela, habiendo convertido la música en su profesión. Morabeza y honestidad se ligan intrínsecamente a su carácter. Distinción especial merece su gastronomía. Qué rico cocinan. Productos del mar y del campo son la base de su dieta, los cuales elaboran en diferentes preparaciones, frecuentemente al grill o al horno. En los fértiles valles se cosechan frutas tropicales, maíz, legumbres, verduras y tubérculos como mandioca y ñame. Si pides carne o pescado, ten por seguro que tu mesa se va a llenar de copiosas fuentes que sirven como acompañamiento: arroz, tubérculos (mandioca o patatas), verduras hervidas o rehogadas, ensalada.... Y todo en raciones XL.....Imposible comerlo todo. La cachupa es el plato nacional, una mezcolanza de diversas clases de feijaos y maíz que se acompaña de lo que sea. Yo diría que hay tantas variedades de cachupa como la imaginación permita, aunque la más deliciosa es la cachupa rica, consistente en un guiso que aúna un montón de ingredientes vegetales y animales. Lo que no han heredado de los portugueses es su gusto por el buen café. Parece mentira que abundando el café y escaseando el agua, lo que sirven es poco café y mucha agua. A partir de caña de azúcar elaboran el grogue, un aguardiente que se ha convertido en la bebida nacional. Y también la causa de uno de sus grandes males, el alcoholismo, incluso infantil. Y es que no todo es música y alegría en Cabo Verde. Además de las borracheras, también el desempleo asola a su población. De hecho, más de la mitad de caboverdianos ha tenido que emigrar al extranjero. Valles cultivados en Santo Antao
Son 9 islas habitadas y 1 deshabitada, primas de las Canarias. Su ubicación en el paralelo 16, frente a las costas de Mauritania y Senegal, ya te da idea de que te vas a encontrar un clima tropical. Y es que los rayos caen verticales de verdad. Sin duda, eso condiciona el modo de vida de los caboverdianos. La actividad comienza temprano y se interrumpe a medio día, cuando el sol pega más fuerte. Las tardes son relajadas, dedicadas a sus aficiones favoritas: jugar al futbolín al aire libre, enfrascarse en partidas de cartas en la calle, o simplemente sentarse a la sombra sin otro propósito que ver la vida pasar. Partida de futbolín
Verde era hace siglos, cuando llegaron los primeros colonizadores. Los bosques de dragos poblaban extensos territorios. La acción humana para conseguir terrenos agrícolas y de pastoreo ha deforestado y desertizado el paisaje de las islas, por lo que ahora el verde queda relegado a determinados valles. Todavía no se había descubierto América cuando los portugueses arribaron al archipiélago. Las islas estaban deshabitadas en aquellos tiempos, así que, decidieron adueñarse de ellas. Como cabe imaginar, las intenciones no eran del todo honorables, y, dada su posición estratégica en la navegación de buques entre Europa, América y Asia, convirtieron las islas en un centro comercial de esclavos que capturaban en el continente africano y vendían para trabajos forzados. Tras la abolición de la esclavitud a finales del siglo XIX, el revoltijo de razas estaba servido, originando una cultura criolla que perdura hasta nuestros días. Cabo Verde se independizó de Portugal en 1975, pero sigue conservando los escudos como moneda, y el portugués como lengua oficial. Sin embargo, entre ellos suelen hablar criollo, y su dialecto es diferente en cada isla. Entender el portugués y poder sentir su morabeza garantiza una experiencia memorable. Con rulos y a lo loco
Varios aeropuertos internacionales en diferentes islas posibilitan viajar a Cabo Verde desde ciudades europeas. Los principales son los de Santiago, Sao Vicente y Sal. Numerosos vuelos internos comunican las islas habitadas, excepto Santo Antao, a la cual sólo se puede llegar en barco desde Sao Vicente. Itinerario de mi viaje a Cabo Verde (10 días) Visitamos 3 islas: Santiago, Sao Vicente y Santo Antao. 1 noche en Praia (Santiago).Llegada en vuelo internacional con TAP desde Lisboa. 1 noche en Mindelo (Sao Vicente). Llegada en vuelo interno de Binter. 3 noches en Valle de Paul (Santo Antao). Llegada en ferry desde Mindelo. 1 noche en Ponta do Sol (Santo Antao) 2 noches en Tarrafal (Santo Antao) 2 noches en Mindelo (Sao Vicente) Al día que pasamos en la Isla Santiago le sacamos cierto provecho recorriéndola en coche y parando en determinados puntos. A pesar de que no me ha parecido una isla deslumbrante, tiene zonas vistosas y podría haber estado bien profundizar un poco más por el interior de la isla. Una semana en Santo Antao me ha resultado escasísima. Hubiera necesitado dos, aunque tan a gusto me hubiera quedado un par de meses. Santo Antao es la capital de los bellos paisajes y de la hospitalidad. Menudo festín de vida rural. Es la isla más occidental, la que recibe los aires húmedos del Atlántico que descargan sobre montañas y profundos barrancos, otorgándole un verdor que resulta inusual en el resto del archipiélago. Santo Antao está lejos de todo. A pesar de su reducido tamaño, incluso dentro de la isla todo está más lejos de lo que parece, ya que las “carreteras” no son tales, sino caminos adoquinados……..o simplemente pistas de tierra y piedras. Las remotas aldeas están comunicadas por caminos peatonales empedrados, construidos admirablemente a mano por sus habitantes. Por los caminos de Santo Antao
En cambio, de día y medio en Sao Vicente, me ha sobrado uno. Después de conocer Santo Antao, confieso que Sao Vicente me ha resultado insulsa, desértica y descolorida. Ha quedado pendiente visitar la isla de Fogo. Toda la isla es un enorme volcán. Tiene que ser una pasada. Vuelo a Cabo Verde Nuestro vuelo de TAP desde Oporto partía con preocupante retraso, forzándonos posteriormente a correr por la Terminal de Lisboa para enlazar con el vuelo a Praia. A la 1:30 am caboverdiana aterrizábamos en Praia, dos horas menos que en España. Se requiere visado para ingresar en Cabo Verde, el cual se puede tramitar en España o directamente al llegar a Cabo Verde a menor coste. Realizarlo en el aeropuerto no resulta nada complicado, aunque sí lento. Calor es la primera sensación, huyendo de la ola de frío polar que asola Europa. Un taxi nos esperaba para desplazarnos al hotel. Praia está a sólo 3 Km del aeropuerto. Total, que eran las 3 de la madrugada cuando por fin pillamos la cama, 5 am en España. Etapas 1 a 3, total 5
Una vuelta a la Isla SantiagoExcursión en coche por la Isla Santiago. Partimos de Praia hacia el interior montañoso de la isla hasta llegar a Tarrafal en el extremo norte. Después regresaremos a Praia por la costa completando una ruta circular
Como sólo disponíamos de un día en la Isla de Santiago y al menos queríamos conocerla a grandes rasgos, decidimos contratar un coche con conductor. Nos parecía la opción más cómoda para un único día, evitando así los trámites de alquilar un coche, buscar gasolinera y perdernos unas cuantas veces.
Marcio era nuestro conductor privado para todo el día. Es un caboverdiano culto, divertido y sensato, y su arquitectura corporal parece heredada de los masais. Resultó un privilegio contar con sus conocimientos, pues nos brindó la oportunidad de saber mucho más del país que las retahílas envasadas que suelen contar los conductores o los guías. Yo creo que este chico llegará lejos. Praia, la capital actual, se asienta en la costa sur de Santiago. Nuestra excursión partía de Praia hacia el interior montañoso de la isla hasta llegar a Tarrafal en el extremo norte. Después regresaremos a Praia por la costa completando una ruta circular. El coche nuevo e impecable subía las curvas rumbo al interior de la isla. Pequeñas aldeas o casitas aisladas buscan cobijo en los valles quebrados al resguardo de las sierras que se elevan sobre ellos. “Cuando llueve, todo se vuelve verde y se pone precioso, las flores estallan y las aves acuden a darle más vida”, nos explicaba Marcio. Era momento de preguntar a Marcio una de mis dudas: ¿A qué se debe el nombre de Cabo Verde?.......en semejante secarral cuesta imaginárselo………. Resulta que “cabo” significa lugar. Verde era cuando llegaron los primeros navegantes, cuando las islas estaban pobladas de bosques de dragos y otros árboles autóctonos. Mucho ha cambiado el paisaje desde entonces hasta desteñirse su verde. Los bosques fueron arrasados por acción humana para conseguir terrenos para la agricultura y la ganadería. Papayos y plataneras crecen en torno a las aldeas, otorgándoles cierto verdor. Sin embargo, en la cresta de las montañas ninguna vegetación se atreve a brotar. El conjunto paisajístico, sin resultar despampanante, es bonito y agraciado, especialmente el ambiente rural que impera en muchos recodos. Sao Domingos, Rui Vaz, Picos, son algunos de los pueblos por los que pasamos antes de llegar a Assomada, la principal población de la sierra. Vistas panorámicas desde la carretera o desde algunos miradores es la recompensa al avance por las curvas que zigzaguean por el escarpado terreno. El Pico da Antonia está presente durante buena parte del recorrido. Con 1394 m, es la cima más alta de Santiago. En Assomada se celebra un mercado al aire libre. Ropa nueva y usada, fruta, verduras, muebles……….un poco de todo. Las calles están tomadas por montones de puestecillos. Veo que Marcio se desvía de la carretera principal tras sobrepasar Assomada. Estamos en la pequeña localidad de Boa Entrada y la estrecha carretera desciende para internarse en un fértil valle. Su pretensión es mostrarnos el enorme árbol, el Poilao de Boa Entrada, casi convertido en icono de la isla. Me percato que nos hemos introducido en uno de esos pequeños valles que antes veíamos desde la carretera. Me encanta el entorno rural que nos rodea, cultivado con plataneras, mangos, papayos.... Valle de Boa Entrada
Retomando la ruta hacia Tarrafal, la carretera vuelve a subir para encumbrar la Serra Malagueta. Constituye un Parque Natural que ofrece numerosas rutas de senderismo. Nosotros sólo la atravesamos en coche, gozando de las panorámicas que integran montaña y costa. El Volcán do Fogo domina las vistas oceánicas hacia el oeste mientras descendemos hacia Tarrafal. Tarrafal es el pueblo más al norte de Isla Santiago. Encierra una triste historia que nos deja los pelos de punta mientras visitamos el antiguo penal. Era más bien un campo de concentración que funcionó durante la primera mitad del siglo XX. En insalubres celdas encerraban a los presos políticos durante la Guerra Civil española, el nazismo y la dictadura portuguesa. Falta de higiene, comida en mal estado, era un auténtico foco de infección. Lo consideraban un lugar de muerte lenta, en el que pretendían minar las fuerzas físicas y mentales, y sobre todo, la dignidad de los reclusos. Afortunadamente, es cosa del pasado. La cara amable de Tarrafal la conocíamos a continuación. El presente que vemos con nuestros ojos es el de un lugar de ocio y relajación para turistas, así como de vida sencilla para locales. Las barquitas de colores acababan de llegar a la playa y la gente separaba y limpiaba el pescado recién capturado. Qué playa tan bonita, con algunos cocoteros sobre la arena blanca y el acantilado que la modela en forma de media luna. Los turistas se tumban en la arena. Los lugareños prefieren columpiarse, bañarse o surfear en este espacio compartido entre razas. Buscamos una terracita muy chula para comer frente al mar, pescado fresco, como no podía ser de otra manera………..a la sombra y con una leve brisa……..en la gloria! Playa de Tarrafal (Isla Santiago)
Reemprendemos la excursión para seguir por la carretera de adoquines que recorre la costa este. Pueblos muy humildes se salpican de vez en cuando en la costa de lava, como Porto Formoso, Calheta de Sao Miguel, Pedra Badejo. Se ve bastante miseria. Ni siquiera tienen agua corriente en las casas. Los vemos acarreando garrafas que deben rellenar a veces en lugares no muy cercanos. Finalmente, la carretera se aleja de la costa para regresar a Praia. Yo me quedo con el recuerdo de un valle verde repleto de palmeras y plataneras, rematado al fondo por las montañas serradas. Me podría quedar horas explorándolo. Quedaba todavía un rato para nuestro vuelo a Sao Vicente cuando llegamos a Praia. Marcio tuvo el detalle de ofrecernos una panorámica de la ciudad en la que apreciábamos la clara división entre los barrios de clase alta, media y baja. También nos acercamos al faro de Ponta Temerosa, donde el farero nos invitó a subir a lo alto para ver la inmensidad del Océano mientras nos contaba algunas anécdotas de tantas horas vividas en este lugar. Por este corredor marítimo navegan los buques entre Europa y América. Y ya al aeropuerto para nuestro vuelo de Binter a Sao Vicente, extremadamente puntual. Etapas 1 a 3, total 5
Santo Antao. Sensaciones, carreteras y pueblosEn esta etapa describo la forma de moverse en la isla de Santo Antao, las carreteras y los pueblos principales de la isla
Tres cosas me han sorprendido especialmente en Santo Antao: la amabilidad de sus gentes, los paisajes y los colores.
En Santo Antao he visto muchos países en una única isla. Santo Antao son barrancos profundos. Son minúsculas aldeas que se reclinan en profundos valles comprimidos entre montañas. Son acantilados inaccesibles. Son barquitas de colores. Santo Antao son ritmos pausados y cultivos tropicales. Son picos y volcanes, campos de lava de colores terrosos. Es una isla donde los pueblos pesqueros y agrícolas se abrazan de la mano de carreteras de adoquines. Son escarpadas y despellejadas montañas. Adaptarse a sus costumbres es la mejor forma de disfrutar Santo Antao. Las cosas funcionan a la santoantoniana. No hay que organizar nada. Las soluciones se presentan en el camino cuando las necesitas. Puedes pedir a cualquier desconocido que te guarde el equipaje, que te lo transporten a otro sitio, que te preparen algo de comer en cualquier aldea. Ellos te avisan si te equivocas de camino. Sin duda, todo esto cambiará cuando construyan nuevas carreteras, cuando lleguen los chinos, cuando los turistas dejemos de dar las gracias por todo pensando que podemos irrumpir en sus vidas y exigir que se adapten a nosotros en vez de adaptarnos nosotros a ellos. En Santo Antao no hay aeropuerto, y el barco desde Sao Vicente es el único medio de transporte. Dos navieras cubren la travesía desde Mindelo hasta Porto Novo. Son Armas y Polaris, con dos frecuencias diarias cada una (mañana y tarde). Nuestro ferry a Santo Antao partía de Mindelo a las 8:00. Hay que estar unos minutos antes en el puerto para entregar el equipaje. Se oye mucho acento francés en el barco. Los franceses siempre han presumido de ser grandes “randonneurs” y amantes de la naturaleza. Durante los 50 minutos de navegación, Santo Antao nos muestra su contorno montañoso. No es un perfil especialmente sugerente desde la distancia, pero es que sus secretos se destapan en las distancias cortas. Y por ello es para pasearla con calma. Es para escuchar los alegres “Bom día” que acompañan las sonrisas de los niños o las miradas honestas de los adultos. Nada más desembarcar en Porto Novo aguardaba una comitiva de bienvenida, compuesta por la muchedumbre de conductores de vehículos compartidos o privados, portando carteles que indicaban los diferentes lugares de la isla a los que se dirigían. Nosotros fijamos la mirada en los que nos interesaban y nos montamos en el remolque de una pick-up que se dirigía a Corda. LAS CARRETERAS DE SANTO ANTAO Carretera de montaña de Porto Novo a Ribeira Grande Recorrer la carretera adoquinada del interior de la isla de Santo Antao es un espectáculo para la vista. El vehículo traquetea por la carretera de adoquines en continuo zarandeo ascendente nada más salir de Porto Novo. Me gusta lo que empiezo a conocer de Santo Antao, esos colores de coladas volcánicas, rojizos, amarillos, marrones, que contrastan con el azul intenso del mar que cada vez queda más lejos, más abajo. El desierto volcánico da paso al verdor de los bosques de montaña en los alrededores de Cova. La exhibición continúa y cada poco paramos para contemplar lo que parece increíble, profundísimos valles cultivados en terrazas a cada lado de la carretera. Por la zona de Corda divisamos un paisaje repleto de montañas, salvaje y a la vez colonizado por el ingenio de los humanos; hacia un lado el valle de Ribeira da Torre, y hacia el otro la Serra da Garça y el valle de Cha de Pedras. La montaña por la que circulamos se afila tanto que la carretera incluso llega a estar suspendida de un precipicio a cada lado. Carretera de Ribeira Grande a Cruzinha Alucinante trayecto durante una hora atravesando la Serra de Garça. Había oído de las maravillas de Santo Antao, había visto algunas fotos, pero no me la imaginaba tan, tan espectacular. Menuda sorpresa. No había interiorizado su verdadera dimensión hasta que me situé en medio de sus fértiles valles labrados por el hombre y rodeados por espigadas crestas montañosas. Las laderas de la Serra de Garça encierran aldeas que se encajan en el escaso espacio plano. Coculi y Garça son las principales. Las siluetas de las montañas son imponentes; se yerguen altivas encerrando el valle. Los bancales de cultivo trepan montaña arriba. Tras superar Cha de Igleja parece que ya no hay nada más allá. Se acaba la carretera y la furgoneta circula despacio por las cerradas curvas que describe la pista de tierra que finaliza en Cruzinha. Cruzinha es un puerto pesquero dominado por el sosiego. Su playa negra de cantos rodados se apoya en altos acantilados. Es también el punto de inicio de la popular ruta de senderismo costera que conduce a Ponta do Sol. Acantilados de Cruzinha
Carretera costera de Ponta do Sol a Porto Novo De Ponta do Sol a Porto Novo recorremos una costa salpicada por pueblecitos costeros, que cada vez se va haciendo más árida. Ribeira Grande y Vila das Pombas son las principales poblaciones marítimas, sin olvidar otras más pequeñas como Sinagoga y Janela. Curiosamente, Sinagoga nos recuerda que las islas acogieron a un buen número de judíos cuando fueron expulsados de España y Portugal. En las proximidades de Porto Novo no crece nada, ni siquiera pastan cabras. Todo son campos de roca volcánica en colores ocres. La ladera que cae hacia Porto Novo me recuerda mucho a El Julán de El Hierro, caracterizada por su color amarillento y su pendiente uniforme. Carretera a Tarrafal Llegar por carretera a Tarrafal rodeado de volcanes no es experiencia para impacientes. Viajar hasta este pequeño pueblo costero al sur de la isla de Santo Antao requiere su tiempo. Los 4x4 de Porto Novo a Tarrafal parten en torno a las 11 am, o antes si han conseguido suficientes pasajeros. Hay pocas plazas, por lo que a veces puede resultar imposible encontrar hueco. La carretera a Tarrafal está primero asfaltada tras abandonar Porto Novo, después adoquinada, y finalmente desaparece cualquier tipo de pavimento para traquetear por una pista de tierra y piedras que es más deficiente conforme avanzamos, y se termina circulando por la playa. Al mismo tiempo, el paisaje va intensificando su dramatismo. Resulta sobrecogedor encontrarse en medio de un desierto de lava que combina diversos colores. Nos rodean rojizos, ocres, marrones, blanquecinos, en un homenaje a la soledad. El 4x4 debe subir a las alturas volcánicas de la isla para después bajar trágicamente hasta la costa donde se ubica Tarrafal. Un cono volcánico por aquí, otro por allá, colores terrosos que se fortalecen bajo el sol, a imitación de los desiertos bolivianos. Carretera de Caldeira das Patas Magistral escenario es el que compone la Caldeira das Patas, una caldera volcánica atravesada por la Ribeira das Patas. Accedemos desde Porto Novo tomando la carretera que se dirige a Ribeira da Cruz, pasando por la aldea de Curral das Vacas. En Cha de Morto apreciamos una bonita panorámica de la caldera volcánica, cuyo centro ocupa una pequeña aldea sentada sobre el cañón del río. Unos kilómetros más adelante, una desviación conduce a Alto Mira, aldea agrícola en recóndito enclave. Carretera de Ribeira da Torre a Xoxo De Ribeira Grande parte uno de los pocos tramos de carretera asfaltada de la isla, la cual se interna en el formidable valle de Ribeira da Torre. La carretera finaliza en la pequeña aldea agrícola de Xoxo. Más allá, hay que seguir caminando ……… y …………. merece muchísimo la pena. Carretera del Valle de Paul Hay que recorrer 7 Km de carretera adoquinada para adentrarse en el Valle de Paul partiendo de Vila das Pombas. La carretera finaliza en la aldea de Cha Manuel dos Santos tras recorrer varias pequeñas aldeas que se dispersan entre cultivos tropicales. PUEBLOS DE SANTO ANTAO Ponta do Sol En Ponta do Sol se percibe animación. Es el punto más norteño de la isla y el principal centro turístico de Santo Antao, por lo que es la población que dispone de más hoteles y restaurantes. La vida en el puerto es tranquila. Un grupillo se enzarza en una partida de cartas en la calle. Algunos pescadores lanzan sus cañas, mientras otros arreglan las redes. La mayoría sólo miran, sentados en el puerto. Los turistas contemplan las estampas de la vida local, de las olas y de las barquitas de colores. Presenciamos un atardecer muy bonito. La puesta de sol sobre el mar enmarcada por los acantilados de fondo pone la guinda perfecta. Ribeira Grande A escasa distancia de Ponta do Sol, su ubicación la hace menos atractiva, a orillas de la desembocadura de un río de cauce seco en esta época. Vila das Pombas (Paul) Esta localidad costera es el punto de enlace de transportes entre la carretera costera y el hermoso Valle de Paul. En algunas agradables cafeterías se puede pasar el rato mirando el mar en una costa que se conforma en acantilados. Tarrafal Tarrafal es para relajarse, para saborear los minutos a la sombra mirando el mar. Pasear por la tarde por la playa de Tarrafal resulta delicioso. Es su principal punto de encuentro. La playa de arena negra forma una medialuna entre los acantilados ocres, rojizos……….. de múltiples tonalidades según cómo incide el sol. El oleaje es fuerte y apenas podemos mojarnos los pies. En otras épocas del año el mar está tranquilo y se puede practicar snorkell y buceo, pero entre enero y marzo las olas chocan contra la costa y resulta peligroso bañarse. Un momento consagrado en Tarrafal es la puesta de sol. Oriundos y visitantes se congregan frente al mar, buscando cada uno una posición a su gusto a lo largo del paseo marítimo de tierra que finaliza en la playa. Las noches de Tarrafal se inundan de millones de estrellas. Más impresionante debía de ser hasta hace un par de años cuando cortaban la electricidad por la noche. De todas formas, no hay más que alejarse de las luces para observar la Vía Láctea dibujada en el cielo. La música suena en los locales y en las casas. La gente cena al aire libre. Es como si sus habitantes se pasasen todo el año de vacaciones. Playa de Tarrafal
Porto Novo Si algún lugar en Santo Antao desprende cierto aire urbano, ése es Porto Novo. Las calles están adoquinadas. Hay tiendas, bares, vendedoras ambulantes, montones de alugueres y taxis, y una Terminal marítima pulcra, digna del primer mundo……..con escaleras mecánicas y todo. Los niños juegan a subirlas y bajarlas, entusiasmados con semejante modernidad. Todos los turistas que llegan a Santo Antao pasan por Porto Novo, y por tanto es el principal nudo de comunicación de la isla. Quizá por eso la gente se ha maleado un poco y los niños piden dinero. El paseo marítimo conduce a una pequeña playa de arena negra en la que lucen sus colores las barquitas de pescadores. Tan coloridas como algunas fachadas o como las ropas de la gente. Etapas 1 a 3, total 5
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