![]() ![]() BOTSWANA, ZIMBABWE Y CATARATAS VICTORIA: Tras la Senda de los Elefantes ✏️ Blogs de Africa Sur
Safari de 15 días por el oeste de Zimbabwe y el norte de Botswana visitando: Hwange, Matobos, Nata, Makgadikgadi Pans, el Delta del Okavango, Moremi, Savuti, Chobe y finalizando en las Cataratas Victoria.Autor: Magrat1976 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (33 Votos) Índice del Diario: BOTSWANA, ZIMBABWE Y CATARATAS VICTORIA: Tras la Senda de los Elefantes
01: Así empezó todo...
02: Itinerario previsto y alojamientos
03: Preparativos y algunos datos prácticos
04: Parques Nacionales de Zimbabwe: resumen y datos varios
05: Parques Nacionales y reservas de Botswana: resumen y datos varios
06: ¡Ya estamos de vuelta! Conclusiones finales y reflexiones sobre la ruta
07: El largo viaje hacia Hwange, la puerta al reino de los elefantes
08: Hwange National Park, territorio salvaje
09: Rumbo a Matobo, el hogar de las piedras basculantes
10: Matobo National Park: kopjes, arte rupestre y rinocerontes
11: El salto a Botswana: pajarillos y pajarracos en el santuario de Aves de Nata
12: Makgadikgadi Pans: baobabs, suricatas y noche al raso en el salar de Ntwetwe
13: Safari en Makgadikgadi Pans National Park: este año se llevan las rayas
14: Del Kalahari al delta del Okavango, el corazón de Botswana
15: Delta del Okavango: safari a pie y paseos en mokoro, emoción y relax en Botswana
16: Moremi Game Reserve: vuelo en avioneta y me pareció ver un lindo gatito...
17: De Moremi a Savuti, entre jirafas y elefantes
18: Chobe Riverfront: safari en 4x4 y crucero por el río
19: Cataratas Victoria (I): a vista de pájaro
20: Cataratas Victoria (II): cara a cara
21: El viaje de vuelta a casa
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Etapas 7 a 9, total 21
![]() El largo viaje hacia Hwange, la puerta al reino de los elefantesVuelo hasta Victoria Falls haciendo escala en Addis Abeba y traslado a Hwange, el primer destino de la ruta. Un inicio de viaje muy especial... ![]() Elefantes en el Ivory Lodge
Días 1 y 2: vuelo a Victoria Falls y traslado a Hwange Viernes, 10 de Agosto. Tras más de medio año esperando, por fin llegó el gran día: nos vamos tras la senda de los elefantes, a recorrer el oeste de Zimbabwe y parte de Botswana siguiendo su estela. No puedo estar más ilusionada, llevo tres días histérica esperando que llegue el ansiado momento de empezar la ruta… este viaje es muy diferente a todo lo que hemos hecho hasta ahora y la emoción (junto con algo de incertidumbre acerca de lo que nos aguarda) es máxima. Sobre las 16 de la tarde ya nos habíamos plantado en el aeropuerto del Prat, con tiempo más que de sobras, por lo que pudiera pasar. A la hora indicada facturamos el equipaje, pasamos los controles de seguridad y pasaportes y a esperar. Ilusión y nervios a partes iguales, el África negra es una gran desconocida hasta la fecha, pero esperamos que no nos decepcione. Despegamos sobre las 19:50, más o menos puntuales. Tocaba ir de Barcelona a Madrid, donde el vuelo hacía una parada técnica para recoger a otros pasajeros, pero nosotros no bajamos del avión. Y ahí empieza el agobio: llegamos a Madrid sobre las 21:30, pero la cosa se alargó más de lo previsto y perdimos el turno para despegar, así que nos tuvieron allí esperando hasta las 23:45 aproximadamente. Si inicialmente la escala en Addis Abeba ya era justa (2 h 30 min), con aquel retraso se presentaba complicado no perder la conexión a Victoria Falls. Ya me veía haciendo noche en el aeropuerto de Addis Abeba y perdiendo uno o dos días de viaje… ![]() Aparte de la incertidumbre sobre la conexión, el vuelo con Ethiopian Airlines fue bien: comida correcta y buena atención. Lo único es que no tenían películas en español ni con subtítulos en español o inglés, así que si no dominas el inglés sin subtítulos el tema entretenimiento está complicado (al menos en esta ruta aérea). Aterrizamos en Addis Abeba a las 7:20 del sábado 11 de Agosto, hora local (en Addis Abeba hay una hora más que en España, así que el trayecto Madrid-Addis Abeba duró sobre unas 6 horas y media). El enlace hasta Victoria Falls despegaba a las 8:35, así que teníamos poco más de una hora de margen: en caso de tener que pasar un control de pasaportes y hacer cola, lo perderíamos fijo ![]() Afortunadamente la suerte estaba de nuestra parte y nos dejaron ir directamente a las puertas de embarque, sin controles adicionales, así que a las 7:50 ya estábamos esperando para embarcar en la puerta correspondiente. ¡Menos mal! Qué alivio… Embarcamos y salimos algo más tarde de las 8:35. Este segundo avión era bastante más pequeño y sencillo, no había pantalla personal de entretenimiento y lo peor era que solo tenía dos lavabos para todo el pasaje, con la consiguiente cola para ir al baño. Nos dieron desayuno-comida y a las 12:30 hora local (mismo horario que en España) aterrizábamos en el pequeño aeropuerto de Victoria Falls. ¡Por fin estábamos en África! Empezaba la aventura… ![]() ![]() ![]() El aeropuerto de Victoria Falls es muy turístico y funciona muy bien, en menos de una hora teníamos hechos todos los trámites: visado de doble entrada a Zimbabwe (45 USD por persona) y recogida de equipajes, que sorprendentemente habían llegado bien al destino final pese a lo corta que era la escala. Salimos al hall y allí nos estaba esperando la que sería nuestra guía durante el viaje, Teri, con un cartel con el nombre de la agencia. Nos presentamos, fue llegando todo el grupo y poco después nos dirigíamos ya hacia el camión 4x4 que sería nuestro compañero de ruta durante los próximos días. También conocimos al equipo del camión: Sebh (conductor), Faray (cocinero) y Layton (ayudante), muy majos los tres. La verdad es que fue todo mucho más rápido y eficiente de lo que esperaba tratándose de África, y antes de las 14 del mediodía ya poníamos rumbo a Hwange, nuestro primer destino en Zimbabwe. Tras las pertinentes presentaciones de los miembros del grupo, Teri nos dio las primeras instrucciones sobre la dinámica del viaje y explicaciones varias sobre el país, que conoce perfectamente gracias a su amplia experiencia como guía en África y a su amor por la zona. Luego cada día a la hora de la cena nos detallaría el itinerario de la jornada siguiente, incluyendo horarios y todos los detalles necesarios para aprovechar el tiempo al máximo. Quién conozca algo acerca de la actualidad en Zimbabwe sabrá que poco antes de llegar nosotros había habido elecciones, concretamente el día 30 de julio, con algún altercado en la capital que había causado 5 muertos. Las elecciones en Zimbabwe siempre generan polémica, ya que normalmente la oposición pone en duda la legitimidad del resultado (y no sin razón, claro). Pues bien: lógicamente hay que estar al caso de la situación de los países antes de viajar, pero en principio en las zonas turísticas no suele haber problema y el país es seguro para los visitantes. De todas formas, esta ruta en concreto transcurre por el oeste de Zimbabwe, muy cerca de la frontera con Botswana, así que la guía está preparada para cruzarnos al otro lado en cualquier momento si la cosa se pone peliaguda. Que no cunda el pánico… Personalmente, lo vi todo muy tranquilo y seguro, pero ya digo que únicamente visitamos zonas turísticas. Después de un trayecto de unas dos horas largas, llegamos al que sería nuestro primer alojamiento: el Ivory Lodge. Un polvoriento camino de tierra da acceso a este fantástico lugar, y ahí, en ese camino fue donde saltamos de emoción por primera vez al avistar a nuestro primer elefante. Lo acribillamos a fotos sin piedad, animalico… poco podíamos imaginar que en los próximos días tendríamos la suerte de ver a cientos, miles de ellos. El nombre de la ruta es sin duda muy apropiado, son los elefantes los auténticos reyes del corazón del África Austral, y no dejaríamos de compartir con ellos todo nuestro itinerario. Personalmente, es un animal que me encanta, tierno y majestuoso a partes iguales (y con una mala leche del copón cuando se cabrea ![]() Llegamos al lodge, ubicado en un entorno privilegiado frente a una charca de agua y rodeado de bosques. Pero las sorpresas no terminan aquí: nos acercamos a la charca y vimos, estupefactos, como una manada de elefantes iba bajando de la ladera de enfrente y todos se dirigían hacia el pozo a beber. En unos cinco o diez minutos se reunieron allí más de 100 elefantes, no podía dar crédito a lo que veían mis ojos… ![]() ![]() Acercándonos al abrevadero
![]() Es la hora de refrescarse
Pudimos observarlos desde muy cerca en una especie de búnker especial para su avistamiento, a algunos los tuvimos a menos de 5 o 6 metros de distancia, cara a cara. Reconozco que me acojonó un poquillo tener tan cerca un animal de esa envergadura, que ya sabemos cómo se las gasta si por lo que sea decide que no le gustas y carga contra ti. Pero todo controlado, saben que no suponemos ninguna amenaza y pudimos disfrutar de su compañía tranquilamente. ![]() La observadora observada
Aprovecho para comentar que al final del diario escribiré una etapa con datos y curiosidades sobre cada uno de los animales que vimos durante el safari, una especie de mini-guía de fauna, pero en las etapas diarias no entraré en demasiado detalle sobre cada bicho para que no resulte un tostonazo del copón si no os interesa el tema. No todos tenemos las mismas motivaciones en este viaje, para algunos los animales son tan solo un complemento y lo interesante son los paisajes (no es mi caso, ya sabéis que yo soy una loca de los gatos y del bicheo en general ![]() ![]() El benjamín de la manada
Volviendo a lo que íbamos: los elefantes saciaron su sed en el pozo y siguieron su camino hacia el este, internándose en el bosque y desapareciendo de nuestra vista, así que en menos de una hora la charca volvía a estar desierta. Esto es una clara demostración de que los avistamientos no son tan fáciles: de haber llegado a partir de las 17 h, ya no hubiéramos visto a la manada y la impresión que nos hubiera causado el lugar habría sido mucho menos impactante. Esto es así siempre, la suerte y los tiempos marcan tu currículum bichero. Nunca olvidaré cómo nos recibió Hwange: ![]() Tras esta fantástica experiencia de iniciación en la fauna africana que nos hizo olvidar el cansancio del viaje, nos instalamos en nuestros acogedores bungalows: construcciones individuales de madera, lona y techo de paja, cada una diferente de las otras: ![]() ![]() Las cabañitas del Ivory Lodge
![]() ![]() Teníamos baño privado, con una ducha y una bañera enorme (cosa que nos encontramos en varios lodges y me sorprendió bastante). No había aire acondicionado, pero sí ventilador y mosquitera, que poco antes de cenar te vienen a colocar para impedir que tu sueño se vea perturbado por bicharracos indeseables sedientos de sangre. La decoración era de teca y al más puro estilo safari, con vistas a la charca. Sin duda, una maravilla de alojamiento que nos permitía empezar la ruta con buen pie. ![]() ![]() Interior de nuestro bungalow en el Ivory Lodge
![]() Una habitación con vistas
Fue allí donde contemplamos nuestra primera puesta de sol africana: el sol, convertido en una ardiente esfera roja, se ocultaba tras los árboles marcando el final del día. Dicen que las puestas de sol en África son únicas y que quedan grabadas en tu retina para siempre. Pues bien: aunque suene a tópico super-cursi, doy fe de que así es. Cualquier intento de explicarlo se queda corto y las fotos no le hacen justicia, así que hay que ir allí y comprobarlo por uno mismo, ese es mi consejo. ![]() La cena en el Ivory Lodge se sirve a las 7 de la tarde y está cuidada hasta el último detalle, la sola visión de la mesa preparada para los comensales ya es una maravilla. Se cena en el edificio central: ![]() Por si a alguien le interesa, iré poniendo los menús diarios para que veáis lo que se suele comer por allí con los productos de que disponen, que son limitados: - Primer plato: pastel de espinacas - Segundo plato: arroz, verduras y pollo (guisado con alguna salsa, no lo apunté porque yo no lo comí) - Postre: pastel de chocolate con nata Entraba también una copa de vino blanco o tinto por persona y agua ilimitada, y a partir de ahí cada uno pagaba la bebida extra que consumiera. Tras la rica cena, fuimos a sentarnos un rato alrededor de una hoguera que habían encendido frente a la charca y finalmente nos fuimos a dormir. Fueron dos días de viaje bastante agotadores, pero acabábamos de llegar y ya había valido la pena. Al día siguiente nos esperaba Hwange National Park, uno de los parques menos masificados de África y con más variedad de animales, donde de nuevo los elefantes imponen su ley ![]() Etapas 7 a 9, total 21
![]() Hwange National Park, territorio salvajeDía de safari en Hwange National Park, y safari nocturno en la concesión privada del alojamiento tras el atardecer. ![]() Elefantes en el Hwange National Park
Día 3: safari en Hwange National Park y safari nocturno en la concesión privada del Ivory Lodge Domingo, 12-08-18. A las 6:15 nos llaman para que nos levantemos, informándonos de que el desayuno se servirá a las 6:45. En ese momento nos pareció muy temprano, poco imaginábamos, ilusos de nosotros, que era uno de los días que más tarde nos levantaríamos… todo son alegrías ![]() Los desayunos del viaje son abundantes, es una de las comidas fuertes del día, y en el Ivory Lodge no iban a ser menos: huevos, salchichas, cereales, fruta, yogurt, galletas, pastel, cafés, tes, zumo… hay que llenar bien el estómago para aguantar el tipo al tomar el malarone. Sobre las 7:30 salimos hacia Hwange National Park en vehículos 4x4 abiertos (con un toldo para el sol, eso sí). Nos informan de que hay aproximadamente 45 min- 1h hasta la entrada del parque, pero que por el camino ya se pueden ver animales. ¡Bien! Empieza la “caza”… lógicamente, ellos no entienden de límites y estamos muy cerca del parque, así que es normal que salgan cuando les apetezca, al igual que la manada de elefantes del día anterior . Arrancamos y al poco aparecieron los primeros habitantes de la zona: monos babuinos o papiones, y los ubicuos impalas, tan infravalorados, los pobres, básicamente porque te los encuentras en cualquier lugar. ![]() ![]() Llegamos a la entrada y el conductor hizo los trámites correspondientes en un momento: ya estábamos en Hwange National Park, uno de los mejores parques de Zimbabwe donde es posible ver una gran variedad de fauna y el más grande (está en el Top 10 de África en extensión). ![]() En Hwange National Park conviven unas 400 especies de aves y más de 100 especies de mamíferos, entre ellos los preciados leones, leopardos, guepardos, hienas y licaones, aunque el más abundante, como podréis comprobar, es sin duda alguna el elefante. De nuevo, el factor más importante para el avistamiento es la suerte, aunque como ya sabéis es altamente recomendable ir a echar una ojeada a varios de los abrevaderos (o pans) del parque, donde los bichos suelen concentrarse en época seca. El paisaje en Hwange es el típico que vemos en los documentales de la 2: extensa sabana, con un manto de gramíneas amarillas salpicado de árboles aquí y allá. Los abrevaderos son artificiales, mantenidos por el hombre para que los animales no mueran de sed, ya que al parecer debido al cambio climático el parque se estaba quedando seco. En nuestro caso, al pasar tan solo un día en el parque, nos centramos en la zona más cercana a la entrada: mirador de Nyamandhlovu, Ngwethla Loop y zona de las Kennedy Pans. Si se hace noche en el parque y se pasan un par de días, es posible llegar hasta las zonas más hacia el oeste y posiblemente ahí sea donde más cantidad de fauna se vea (aunque no lo sé, ya que no fuimos). ![]() ![]() Voy a hacer un pequeño resumen de cómo transcurrió el día y los animales que vimos, aunque ya digo que todo depende de la suerte y la experiencia puede variar completamente de un día (incluso de una hora) a otro: Nada más entrar en el parque y antes de llegar al Main Camp nos encontramos con un abrevadero, el Sedina Pan. Allí nos encontramos con una carcasa de búfalo a tope de buitres que estaban dando buena cuenta de los restos: al parecer una manada de leones se había dado un festín dos días antes, la suerte no estaba de nuestra parte. Una vez saciados, se habían adentrado en la espesura del bush en busca de un lugar fresco donde descansar tras el gran banquete, con lo cual nuestras probabilidades de verlos quedaban reducidas prácticamente a cero. Mi gozo en un pozo… ![]() ![]() Los restos del banquete leonino
Tras aquello, llegamos al Main Camp, donde hicimos una parada técnica para ir al baño. Como comenté en una etapa previa, en el Main Camp de Hwange hay alojamientos de varios tipos (desde parcelas para acampar hasta bungalows totalmente equipados o self-contained), restaurante, tienda, gasolinera y se pueden contratar actividades (básicamente, safaris en coche o a pie). Nos adentramos más en el parque, como no llevaba mapa ni estaba al caso de GPS u otro tipo de indicaciones porque me dediqué únicamente a disfrutar del paisaje y de los animales, no puedo detallar exactamente por dónde pasamos (ni en este parque ni en ninguno de los siguientes), pero sí puedo decir que íbamos en dirección al mirador de Nyamandhlovu, uno de los puntos estrella del parque. Entre el Main Camp y Nyamandhlovu vimos: - Facóceros: este curioso animal, catalogado entre los "5 feos", sirvió de inspiración para el personaje de Pumba en "El rey león", seguro que todos lo tenéis presente. ![]() - Cebras y waterbucks (antílopes de agua). Al parecer estos dos se encuentran juntos muy a menudo porque se ayudan mutuamente a detectar depredadores y dar la alarma para salir huyendo. ![]() Cebras haciéndose mimitos
![]() Antílopes de agua
- Cocodrilo: ![]() - Elefantes: no podían faltar, siendo uno de los parques con mayor número de elefantes de África, diría que únicamente superado por Chobe National Park Llegamos a Nyamandhlovu Pan y su plataforma de observación, donde pasamos un rato viendo lo transitada que estaba la charca. Y, efectivamente, no nos decepcionó: había una manada de cebras, ñus, hipopótamos, cocodrilos y estos pajarillos tan graciosos que si no recuerdo mal se llamaban calados (pero no estoy segura, no domino en temas de ornitología, yo solo distingo entre pajarillos y pajarracos ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() El calao y un águila: ![]() ![]() Tras disfrutar de Nyamandhlovu, seguimos con nuestro game drive en dirección al merendero de Kennedy Pan 1, donde comeríamos, viendo por el camino: - Avefría coronada: ![]() - Un racífero común, uno de los antílopes más pequeños que hay. Es un ejemplar adulto, no una cría, pero son así de enanitos. Deben de ser un aperitivo muy ligero para cualquier lindo gatito que pulule por ahí... ![]() - Víbora bufadora: estaba en mitad de la pista y parecía que le había pasado una apisonadora por encima, pero no, el bichejo es así, puede aplanarse y redondearse según la situación. Muy venenosa, miradla únicamente desde lejos y recordad que las serpientes pueden lanzarse contra uno con mucho impulso (distancia de seguridad prudencial, siempre). ![]() - Manada de babuinos: el guía los llamaba “the troupe of baboons”, ya que había muchísimos, unos 60 o 80 de ellos. Curiosidades: normalmente, dónde hay babuinos abundantes no suele haber depredadores cerca o los monos se largarían con viento fresco. Así que, de nuevo, nuestras posibilidades de ver felinos se esfumaban, al menos en aquella zona del parque. ![]() La tropa de babuinos desfilando ante nuestros ojos
![]() "A veces me pregunto si los peces duermen...
![]() - Kudu mayor: vimos varios. Los kudus, ahí donde los veis, con su chepa de jorobados y tal, son capaces de saltar hasta 2- 2’5 m. Las rayas son su forma de camuflaje y a la vez el patrón identificativo de cada individuo, ya que no hay dos dibujos iguales. Son como sus huellas dactilares… A mí me pasa como con los chinos, que los veo a todos idénticos, pero no (ellos nos verán iguales a nosotros, claro). Los kudus levantan la cola cuando huyen de alguna amenaza: como tienen pelo blanco en esa zona, esa es la señal de peligro para sus compañeros. Así que, cuando ven un culo blanco, salen todos por patas, nunca mejor dicho ![]() ![]() - Impalas (para variar): ![]() Impalas buscando la sombra
- Elefante intentando darnos esquinazo ![]() ![]() "Si me queréis, irse!"
Llegamos al merendero, el Kennedy Pan Picnic Site sobre las 13, bajo un sol de justicia y con un calor bastante intenso. Comimos de picnic en la escasa sombra que conseguimos encontrar, ya que los dos kioskos con sombra estaban ocupados (era domingo, según ellos estaba bastante transitado, pese a que apenas nos cruzamos con 5 o 6 coches en toda la jornada). El menú del día ensalada de pasta, guiso frío de alubias, carne y lechuga con rollitos de jamón dulce. De postre, fruta. No podemos tener ninguna queja sobre las comidas, en lugar del clásico bocadillo tipo sándwich siempre teníamos variedad y cantidad donde elegir (dadas las circunstancias). Comidas sencillas, pero curradas para estar en medio de la sabana. ![]() Kennedy Pan Picnic Site
Después de la comida nos acercamos al vecino abrevadero que da nombre al lugar, el Kennedy Pan, que tiene fama de ser frecuentado por elefantes. Y, efectivamente, ahí estaban: ![]() Tras la senda de los elefantes
Una manada cruzando el camino después de saciar su sed en el pozo, de nuevo el factor tiempo era determinante: diez minutos más tarde ya no lo habríamos visto. Además, en esa zona también había varias cebras, impalas… En este punto fue cuando tuvimos el único incidente del viaje: uno de los dos 4x4 en los cuales íbamos repartidos se averió. Los dos conductores y uno de nuestros compañeros, que domina en mecánica, bajaron y le echaron una ojeada. Por un momento pareció que todo estaba solucionado, pero a los 10 minutos el coche volvió a fallar, así que regresamos al Kennedy Pan picnic site para revisarlo con más tranquilidad tras la valla que rodea el lugar. Ya nos veíamos pasando la noche allí, pero el sentido del humor no nos faltaba: seríamos la cena de cualquier bichejo salvaje, no pasaba nada. Media hora más tarde parece que la avería está localizada y temporalmente solventada, pero la guía ha conseguido contactar con el Ivory Lodge y nos mandan un coche de sustitución, así que proseguimos con el safari y a mitad del camino se hará el cambio de coche. Soluciones rápidas y efectivas, ninguna queja por mi parte. Así que proseguimos nuestra ruta viendo por el camino: impalas, monos babuinos, facóceros, un cocodrilo muy cerca del coche y una especie de perdices llamadas francolinos (si no me equivoco). A todo esto, llega el coche de repuesto y se hace el cambio, en menos de una hora lo teníamos en mitad de Hwange. ![]() ![]() ![]() ![]() Una carraca de pecho lila: ![]() Hacía bastante calor y la tarde no fue demasiado fructífera: nos acercamos a varias charcas pero resultó imposible ver depredadores. Así que sobre las 17:30 estábamos de nuevo en el Main Camp en dirección a la salida. Por el parque solo se puede circular entre 30 y 40 km/h, así que hay que tener en cuenta este tema y las distancias para estar fuera a la hora de cierre, que en nuestro verano es a las 18 h. Nota: en la Lonely Planet comentan que el Ngwethla Loop puede recorrerse con un coche normal. Aunque las pistas de Hwange están mucho mejor que las de Moremi o Savuti, personalmente no las vi tan bien como para usar un utilitario, mi recomendación sería llevar como mínimo un SUV. En todo el día nos cruzamos con pocos vehículos, pero la mayoría fueron 4x4 o SUV (me refiero a la gente que iba por libre, en grupo ya se sabe que se utilizan 4x4 grandes de 8 o 9 plazas). Únicamente me pareció ver un solo coche normal en toda la jornada. Seguramente no pase nada, pero iréis más tranquilos en un vehículo algo más preparado. ![]() El sol cayendo en Hwange
Salimos del parque y al poco nos desviamos por un caminito de tierra para empezar el safari nocturno por la concesión privada del alojamiento (inicialmente previsto para el día de llegada, pero reprogramado este segundo día por tema cansancio tras el viaje). Este safari dura casi una hora, de 18 a 19 h, y en él el conductor va enfocando los laterales con una linterna o foco para ver si se consigue avistar algún animal. En teoría los depredadores son más activos de noche, pero debe de ser increíblemente complicado localizarlos con este sistema tan rudimentario (ya os digo yo que en nuestro caso, no vimos ninguno). Eso sí, vimos nuestra primera jirafa (la foto es una birria debido a la falta de luz, pero nos hizo muchísima ilusión, como no): ![]() Luego lo que no podía faltar eran los babuinos, elefantes, kudus y por supuesto los ya habituales impalas. No fue un safari demasiado fructífero, pero en fin, de un modo u otro había que regresar al alojamiento, así que no estuvo mal intentar ver algo. Y quién sabe, una de cada mil veces puede haber suerte… Conclusión sobre Hwange: vimos mucha variedad de animales y al ser los primeros de todo nos hizo mucha ilusión, pero nos quedamos con las ganas de ver felinos, claro. A nivel paisajístico, Hwange es un parque precioso, el clásico que todos tenemos en mente cuando pensamos en la sabana africana... También fue una lástima no haber visto licaones, ya que es uno de los mejores lugares para avistarlos. Llegamos al lodge justo para cenar, ya nos ducharíamos luego. El menú consistió en crema de champiñones, espaguetis con verduras (salsa boloñesa para los carnívoros) y cheesecake de limón. Buenísimo todo, la verdad es que el cocinero del Ivory Lodge es muy bueno y sabe sacar partido de los ingredientes locales disponibles. Acabamos de cenar sobre las 20, pero estábamos reventados tras un intenso día de safari, así que esa noche no hubo reunión en la hoguera para nosotros… nos fuimos directamente a darnos una ducha para quitarnos de encima todo el polvo acumulado y a dormir. Al día siguiente nos esperaba Matobo, una de las joyas más desconocidas de Zimbabwe, que nos deparaba momentos de máxima emoción nunca antes vividos. ![]() Este año se llevan las rayas ![]() Etapas 7 a 9, total 21
![]() Rumbo a Matobo, el hogar de las piedras basculantesDía en ruta desde Hwange hasta Matobo Hills, pasando por la ciudad de Bulawayo, la segunda más importante del país.
Día 4: Hwange- Bulawayo- Matobo Hills
Ese día tocaba cambio de zona: nos trasladaríamos de Hwange a Matobo, pasando por la ciudad de Bulawayo de camino. Haríamos sobre unos 310 km con el camión. Así que, al igual que el día anterior, a las 6:15 nos avisan de que el desayuno se sirve en media hora. De nuevo, desayunamos abundantemente y sobre las 7:30 nos pusimos en camino hacia Bulawayo, la segunda ciudad del país. La carretera en esa zona está bastante bien, pese a ser de un solo carril en cada sentido, pero yendo en camión 4x4 las velocidades que se alcanzan no son demasiado elevadas, así que tardamos unas 4 horas en llegar a la ciudad. Aprovecho aquí para tratar un tema muy poco romántico, pero que lógicamente todos nos planteamos cuando contratamos una ruta de este tipo: cuál es el mecanismo para ir al baño o al lavabo durante los días que estamos en marcha por zonas alejadas de la civilización ![]() En primer lugar, se avisa a la guía (o ella mismo lo decide) de que las vejigas y las próstatas aprietan y es necesaria una paradita para ir a mear. Entonces el camión para en una cuneta, en el lugar donde se considere apropiado, y los chicos se dirigen a un lado de la carretera mientras que las chicas se quedan en el lado del camión. A continuación, se inspecciona que no haya ningún bichejo merodeando por la zona, se busca algún rinconcillo entre matas y arbustos, y ala, pantalones abajo ![]() ![]() Tras mi experiencia, os recomiendo controlar básicamente dos factores: - Que el arbusto elegido no tenga pinchos. Allá cada uno con su culo, pero personalmente prefiero evitar pinchazos traidores. - Bichejos. Las picaduras en el trasero deben de ser muy molestas, mejor que no haya insectos raros pululando cerca. Lo de la mamba negra, ya lo he comentado, afortunadamente suelen estar en los árboles y no parecen ser un peligro. Tampoco hay que estresarse por este tema, nosotros no tuvimos ningún problema en todo el viaje. No hace falta decirlo, pero está claro que los tíos lo tienen mucho más fácil que nosotras… ![]() ![]() Volviendo a nuestro día de ruta, llegamos a Bulawayo sobre las 11:30 de la mañana y nos dieron una horita libre para dar una vuelta. Aquí sí que éramos los únicos blanquitos y todos nos miraban, os sentiréis observados pero no pasa nada, la gente os ignorará o será amable. Bulawayo es la segunda ciudad de Zimbabwe, con unos 650.000 habitantes. Allí podréis observar los vestigios de la época colonial en parte de su arquitectura y en las amplias avenidas arboladas que la cruzan. Bulawayo es la puerta al Matobo National Park, que se encuentra tan solo a unos 40 km de allí, y la población es mayoritariamente Ndebele, la etnia predominante en la región de Matabele (oeste del país). En otras regiones y en el gobierno se encuentra mayoritariamente la etnia shona. Perdonad la mala calidad de las fotos, pero algunas fueron tomadas en marcha desde el camión: ![]() ![]() Un poquito de historia: Bulawayo fue fundada por el conocido rey ndebele Lobengula en la época precolonial, y fue invadida por la Compañía Británica de Sudáfrica y colonizada por Cecil Rhodes en 1894, durante la llamada Guerra Matabele. Algunas escenas del día a día en Bulawayo: ![]() ![]() Nosotros dimos una vuelta por el centro, pese a ser lunes era festivo: se celebraba el Día de los Héroes, que rinde tributo a quienes sacrificaron sus vidas por liberar el país del régimen de minoría blanca que encabezaba Ian Smith. Para celebrarlo, había programado un acto central encabezado por el recién elegido presidente, Emerson Mnangagwa, que tendría lugar en la capital del país (aunque en el resto del país también había actos de homenaje programados). El acto central de esta celebración tiene como sede el Acre de los Héroes, a siete kilómetros de Harare, un monumento nacional que honra a los guerrilleros que perdieron la vida en la guerra de liberación de Zimbabwe o Rhodesian Bush War, que terminó con la proclamación de la independencia del país en 1980, no mucho tiempo atrás. ![]() ![]() Más escenas de Bulawayo: ![]() ![]() Al rico helado! : ![]() A las 12:30 h nos recogen de nuevo con el camión y tras un corto trayecto nos vamos a comer al parque que hay frente al Museo de Historia Natural. Comemos picnic, pero con nuestras mesas, sillas y todo preparado ya a nuestra llegada, como siempre. La comida es sencilla pero suficiente: ensalada de pasta, ensalada verde, algo de carne fría y fruta. ![]() El Museo de Historia Natural es uno de los lugares estrella de la ciudad: se considera el mejor y más grande del país, y su visita permite formarse una idea de la historia geológica, antropológica y natural de Zimabwe. Exhibe, entre otros, una amplia colección de gemas, taxidermia y un terrario con serpientes vivas (incluyendo la temible mamba negra y la cobra). Nosotros no lo visitamos, pero algunos compañeros sí que entraron y les gustó. Precio de la entrada: 10 dólares americanos. Otros lugares de interés que podéis encontrar en Bulawayo: - Railway Museum (museo del ferrocarril): ideal para aprender la historia colonial del país a través de la evolución de su red ferroviaria. - Ruinas de Khami: yacimiento arqueológico declarado Patrimonio Mundial y situado a 22 km de la ciudad. Es considerado el segundo monumento de piedra más grande del país tras el Gran Zimbabwe. - National Art Gallery: galería de arte, como su nombre indica, con exposiciones permanentes y temporales de escultura y pintura zimbabwense contemporáneas. Sobre las 14:30 de la tarde nos pusimos en marcha de nuevo en dirección a Matobo Hills (Montes Matobo), y se puede apreciar como el paisaje va cambiando de nuevo: grandes extensiones plagadas de pequeños árboles y colinas rocosas nos rodean. Pasamos por muchas zonas quemadas, controlar los incendios debe de ser muy complicado por aquí teniendo en cuenta la extrema sequedad de la zona y la falta de agua para sofocar cualquier foco. Esta zona de Zimbabwe abarca unos 3000 km2, de los cuales 445 km2 están delimitados como Parque Nacional (podéis encontrar más información en la etapa relativa a los Parques de Zimbabwe: ![]() whc.unesco.org/en/list/306 Algunos de los alojamientos más interesantes de la zona se encuentran a las puertas del parque, pero perfectamente ubicados en las colinas, y con vistas de infarto, además de la paz que se respira en el lugar. Se puede llegar a entender que Matobo se considere el hogar espiritual de Zimbabwe… Sobre las 15:30-16 h llegamos a nuestro alojamiento: el Amalinda Camp (o Amalinda Lodge), situado en el km 45 de Kezi Road. Se trata de diez casitas con techo de paja talladas entre el granito de las Matobo Hills. Éste es el entorno que se disfruta desde allí, aunque las fotos no hacen justicia al lugar: ![]() Son bungalows totalmente integrados en el paisaje, cada uno de ellos diferente a los otros, pero siempre con parte de la construcción realizada aprovechando las paredes de granito de las colinas. Por dentro están totalmente equipados: con bañera y ducha, cama con mosquitera, secador, nevera con agua fresca… incluso teníamos una nespresso para hacernos un café como Dios manda en lugar del aguachirri habitual ![]() Vistas de nuestra casita desde fuera, y de la terracita que teníamos. ![]() ![]() Y éste es el interior: ![]() ![]() El baño, con ducha y bañera: ![]() Hay que decir que al llegar temprano pudimos disfrutar de esta maravilla de lugar, donde lo mejor de todo es la fabulosa piscina con vistas a las colinas de alrededor. Así que allí que fuimos a pegarnos un bañito. El agua estaba algo fría, hay que tener en cuenta que nuestro verano era su invierno, pero tenía tan buena pinta que apetecía muchísimo meterse, y más tras el largo viaje en camión. Algunos tardaron más de media hora en decidirse, pero al final la mayoría acabamos cumpliendo con la misión de meternos en remojo. ![]() ![]() Relax en Matobo: ![]() Tras el bañito hicimos una ruta para ver todas las habitaciones, ya que cada una tenía su gracia. No hice foto de todas, pero son espectaculares, hay una que incluso tiene un puente colgante que lleva a una terracita privada: ![]() Sobre las 6 de la tarde nos retiramos a ducharnos. Por temas logísticos, en este alojamiento el horario de disponibilidad del agua caliente está restringido a dos franjas horarias concretas: de 17:30 a 19 de la tarde y de 6 a 7:30 de la mañana, aunque si lo solicitas con previo aviso te pueden calentar agua a otras horas según tu conveniencia. A las 19 se servía la cena en un bonito comedor, exquisitamente decorado y con todo cuidado hasta el último detalle: crepe de espinacas, pescado a la parrilla (para mí, carne para los demás) y pastel de frutos secos. Luego, un ratito de charla frente a la hoguera y a dormir, que al día siguiente nos esperaba uno de los momentazos del viaje, aunque a esas alturas nosotros no podíamos ni imaginarlo. Etapas 7 a 9, total 21
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