Keira en Kuala Lumpur, Indonesia y Filipinas ✏️ Blogs de Asia Sudeste

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Salimos hacía Madrid temprano y muy ligeros de equipaje. Cada uno llevaba en su mochila: ropa interior, cuatro camisetas, dos pantalones cortos, unos largos, una sudadera, un chubasquero, bañador, escarpines, chanclas, toalla de microfibra, cepillo de dientes y gafas y tubo de esnorkel. Además mis padres llevaban algunos medicamentos y las cosas de aseo.
Este año nuestro vuelo salía desde la terminal T4S, la terminal que es de super diseño. Hicimos el check in y nos reímos al comprobar que efectivamente íbamos muy ligeros de equipaje, la mochila que más pesaba, pesaba 8 kg.
Despues de pasar los controles, como somos socios del RACE, nos fuimos a la sala VIP a esperar hasta la hora de nuestro vuelo. Allí cenamos un poco, descansamos y a las 22:00h salimos destino Kuala Lumpur con escala de dos horas en Dubai en un super Air Bus de dos plantas.
El viaje no se me hizo pesado. Ví dos pelis, leí y me dormí un poco y cuando me dí cuenta habíamos llegado a Dubai. En Dubai recorrimos la terminal de llegada y fuimos a la de salida viendo el aeropuerto y comiendo helados que daban por todos lados.
La segunda parte del viaje fue todavía mejor porque íbamos en la segunda planta en filas de dos asientos, que son más anchos y cómodos. Antes de darnos cuenta estábamos en el aeropuerto de Kuala Lumpur.
Cambiamos un poco de dinero, porque el cambio no era muy bueno, compramos una tarjeta SIM para el móvil y pedimos un Grab con la apps movil. Aquí Grab funiona muy bien, es como Uber, mandas tu ubicación, el destino y en seguida un conductor acepta el viaje.
El Grab nos dejó en nuestro apartamento, que estaba en las Regalia Tower. Es un complejo enorme, con varios edificios de 37 plantas que tienen piscinas, gimnasio y hasta supermercado. Pero lo espectacular es la infinity pool de la azotea desde la que se ve toda la ciudad y, como no, las Torres Petronas.
Yo creo que todos los apartamentos son de alquiler porque había muchas, muchas personas con maletas y mochilas llegando y yendose.
El sistema de check in de nuestro apartamento fue muy fácil, el dueño nos mandó por wassup la contraseña de una caja fuerte que está en la zona de llegada, dentro hay un impreso que tienes que rellenar y dar al guarda de seguridad del edificio en el que estes. Cuando el guarda de seguridad comprueba los datos del impreso te acompaña a tu apartamento y allí,en la puerta hay otra pequeña caja fuerte en la que están las llaves y la tarjeta que te permite acceder a las zonas comunes.
Despues de estar un rato viendo a gente llegar, buscar los check in en cada edificio preguntar a los de seguridad where is block C?! Oh excuse me, where is block A?...etc etc pensé que a los encargados del edificio, los guardias de seguridad, porteros etc debería hacerles gracia ver llegar todos los días a montones de personas totalmente desorientadas buscando y preguntando sin tener claro como se hacen aquí las cosas.
Nos dimos una ducha rápida y salimos a dar una pequeña vuelta por el barrio para cenar.
Kuala Lumpur huele a Duriam, esa fruta de olor indescribtible con la corteza llena de pinchos. Venden duriam por todas partes. Menos mal que normalmente lo ponen en trocitos en bandejas y lo envuelven con plástico, aun así, la ciudad huele a duriam.
Al salir a la calle nos sorprendió que no hacía calor, fue una sorpresa muy agradable porque ya íbamos temiendo ese calor húmedo horroroso asiático que te mantiene empapado todo el día.
El apartamento estaba rodeado por varias carreteras que parecían autovías y se cruzaban unas encima de otras, tuvímos que cruzar por varios pasos elevados y llegamos a una zona en la que había varios restaurantes, pedimos al tun tun señalando lo que les quedaba y todo estaba bueno y picante, muy picante.
Nos fuimos a dormir sin poner el despertador y sin saber cuanto tiempo había pasado desde que salimos de Madrid....era de día o de noche?, solo sabía que estaba muy cansada.

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Nos despertamos muy tarde y algo desorientados y decidimos que lo mejor que podíamos hacer era ir a la piscina, así que desayunamos lo que habíamos comprado la noche anterior y nos fuimos a la infinity pool. Las vistas desde la piscina son impresionantes, se ve toda la ciudad y por supuesto las torres Petronas.
No había mucha gente, así que estuvimos un buen rato refrescándonos disfrutando de las vistas y cuando nos cansamos nos fuimos a otra piscina que está en la quinta planta tambien super bonita y en la que sólo había otra familia. Alli estuvimos otro buen rato y cuando ya teníamos mucha hambre pensamos que teníamos que ir a comer.
Fuimos a un centro comercial que está justo al lado del hotel. Allí cambiamos dinero y buscamos el food corner que hay en todos los centros comerciales. En el food corner había restaurantes para comer todo tipo de comida. Nos gustó uno de sushi y al ver los precios, super baratos, pedímos sushi de todos los tipos que tenían. Bueno, shusi al estilo indonesio, porque aquí a un montoncito de arroz con cosas encima lo llaman sushi. Comimos sushi de pollo crujiente, de cangrejo al grill, de algas, de ternera, de tortilla y de cosas que ni sabíamos lo que eran. Ya sin hambre y con dinero nos fuimos a recorrer Kuala Lumpur.
Pensamos ir a las Torres Petronas andando, pero Kuala Lumpur es una ciudad que está construida para los coches, no para los peatones. Andar por Kuala Lumpur es bastante complicado, hay carreteras por todos lados, la ciudad parece estar entera rodeada y atravesada por carreteras, autovías y avenidas, de modo que para llegar a cualquier sitio, por cercano que parezca que está, tienes que dar muchas vueltas, además de repente desaparecen las aceras y hay que andar por el margen de la carretera....en fin una pequeña locura. Estábamos ya cansados de andar y dar vueltas intentando buscar la línea recta para llegar a las torres cuando de repente mi madre dijo: ¡ el bus red line, vamos!, nos hicímos hueco como pudimos entre la gente que se agolpó alrededor del bus, y sin darnos cuenta estábamos dentro de un bus sin saber dónde nos llevaba, sólo sabíamos que era gratuito.
El bus empezó a recorrer la ciudad y a mí cada vez me parecía más extraña. Había zonas que parecían enormes parques en las que pensaba que estabamos a las afueras y de repente aparecían enormes edificios en calles sin aceras. Me recordó a Londres, la city de Londres en la que sólo hay rascacielos grises. Esa parte de Londres que parece sacada de Momo, porque vas andando por calles normales y de repente sin darte cuenta estas rodeado de enormes edificios grises de cristal y gente con trajes grises.
Cuando llevabamos un rato sin saber muy bien dónde íbamos preguntamos a la gente que si nos dejaba cerca de las torres y nos dijeron que no, que nos dejaba más o menos cerca de la Plaza Merdeka, que era lo más turístico por dónde pasaba el bus y nos confirmaron lo que ya sabíamos, que la ciudad no está hecha para ir andando a lo sitios. Nos dijeron que deberíamos haber cogido un taxi, porque desde la parada hasta la plaza había que ir andando cruzando un paso elevado y cruzando no se cuantas carreteras. Como el bus era circular y ya nos habíamos pasado la parada, esperamos a volver a pasar por ella otra vez y nos bajamos. Despues de cruzar varias carreteras y avenidas casi desiertas, por las que sólo pasaban coches llegamos por fin a la plaza y de repente había mucha gente.
Kuala Lumpur es así, parece una ciudad desierta de peatones y de repente hay zonas en las que se concentra mucha gente, como en la plaza Merdeka.
La plaza estaba acordonada por militares y policia y había muchos vendedores, un gran escenario con un grupo tocando en directo y pantallas gigantes....y de repente nos dímos cuenta de que era la final del mundial de futbol. Se nos acercaban con bufandas, banderas, camisetas y todo tipo de cosas de Francia y nos decían : one dollar, one dollar! Pero nosotros decidimos que íbamos con Croacia y les decíamos : Croatia...y ellos : are you croatian? Les decíamos: noooo Spanish but we prefer the croatian team!.
Recorrimos la plaza entera, nos tomamos unos batidos de mango y vimos el Countdown Clock, una iglesia anglicana y el Edificio del Sultán Abdul Samad.
Prohibido hacerse manitas en el parque, pues si vienen a España....

Desde allí, ya que parecía que estábamos en una zona céntrica fuimos andando a la Jalan Petaling, que esta muy cerca. Pasamos por varios templos hinduístas y llegamos a la Petaling, que no es más que una zona en la que se venden muchas imitaciones y puestos para comer.
Como ni queríamos comprar nada ni teníamos ganas de ver camisetas, zapatillas etc, llamamos un Grab y nos fuimos a las Torres Petronas.
La zona que rodea a las torres es una zona de hoteles y restaurantes de lujo, con calles perpendiculares llenas de lucecitas y mucha gente.
Allí estábamos, justo debajo de las Torres, acordándonos de Katerine Z Jones en La Trampa, cuando planeba como escalarlas....Son impresionantes y hay que reconocer que son bonitas, muy bonitas.
Nos hicimos fotos, atravesamos por dentro al parque que hay al otro lado y despues nos fuimos de nuevo en Grab a la zona del hotel para cenar en alguno de los bares que había allí.
Elegímos uno en el que habían puesto una tele grande para ver el partido en la calle y en el que había mucha gente y allí cenamos comida muy picante y vímos como Francia ganaba el mundial.
Cansados nos fuimos a dormir porque al día siguiente nos íbamos a Yogyakarta.

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