Nos despertamos muy tarde y algo desorientados y decidimos que lo mejor que podíamos hacer era ir a la piscina, así que desayunamos lo que habíamos comprado la noche anterior y nos fuimos a la infinity pool. Las vistas desde la piscina son impresionantes, se ve toda la ciudad y por supuesto las torres Petronas.



El bus empezó a recorrer la ciudad y a mí cada vez me parecía más extraña. Había zonas que parecían enormes parques en las que pensaba que estabamos a las afueras y de repente aparecían enormes edificios en calles sin aceras. Me recordó a Londres, la city de Londres en la que sólo hay rascacielos grises. Esa parte de Londres que parece sacada de Momo, porque vas andando por calles normales y de repente sin darte cuenta estas rodeado de enormes edificios grises de cristal y gente con trajes grises.
Cuando llevabamos un rato sin saber muy bien dónde íbamos preguntamos a la gente que si nos dejaba cerca de las torres y nos dijeron que no, que nos dejaba más o menos cerca de la Plaza Merdeka, que era lo más turístico por dónde pasaba el bus y nos confirmaron lo que ya sabíamos, que la ciudad no está hecha para ir andando a lo sitios. Nos dijeron que deberíamos haber cogido un taxi, porque desde la parada hasta la plaza había que ir andando cruzando un paso elevado y cruzando no se cuantas carreteras. Como el bus era circular y ya nos habíamos pasado la parada, esperamos a volver a pasar por ella otra vez y nos bajamos. Despues de cruzar varias carreteras y avenidas casi desiertas, por las que sólo pasaban coches llegamos por fin a la plaza y de repente había mucha gente.
Kuala Lumpur es así, parece una ciudad desierta de peatones y de repente hay zonas en las que se concentra mucha gente, como en la plaza Merdeka.

Recorrimos la plaza entera, nos tomamos unos batidos de mango y vimos el Countdown Clock, una iglesia anglicana y el Edificio del Sultán Abdul Samad.

Desde allí, ya que parecía que estábamos en una zona céntrica fuimos andando a la Jalan Petaling, que esta muy cerca. Pasamos por varios templos hinduístas y llegamos a la Petaling, que no es más que una zona en la que se venden muchas imitaciones y puestos para comer.

La zona que rodea a las torres es una zona de hoteles y restaurantes de lujo, con calles perpendiculares llenas de lucecitas y mucha gente.
Allí estábamos, justo debajo de las Torres, acordándonos de Katerine Z Jones en La Trampa, cuando planeba como escalarlas....Son impresionantes y hay que reconocer que son bonitas, muy bonitas.

Elegímos uno en el que habían puesto una tele grande para ver el partido en la calle y en el que había mucha gente y allí cenamos comida muy picante y vímos como Francia ganaba el mundial.
Cansados nos fuimos a dormir porque al día siguiente nos íbamos a Yogyakarta.