JORDANIA infinita ✏️ Blogs de Jordania

Esta mañana habíamos contratado un paseo en camello de 1 hora de duración por las inmediaciones del campamento. El paso era a las 8:00 y a mi mujer y a mi nos apetecía dormir un poco más, así que dejamos a nuestros amigos que fuesen solos. Finalmente no pudieron hacerlo porque hubo una equivocación en el horario y en lugar de a las 8:00 eran las 7:00.

Os cuento todo esto porque aunque inicialmente la persona que está en la recepción no nos atendió muy bien ante nuestra queja, cuando vino el dueño del campamento, que fue el beduino que nos recogió el día anterior en el aparcamiento de Wadi Rum Village, lo solucionó todo rápida y eficazmente, un punto positivo para el campamento Memories Aicha Luxury Camp, que os recomiendo para vuestra estancia en Wadi Rum. Nuestros amigos pudieron hacer su paseo en camello y nosotros nos ganamos que nos llevasen hasta uno de los puentes de roca con más altitud, el puente de Um Fruth.

Desayunamos tranquilamente en la gran burbuja del campamento y un beduino nos recogió para ir al puente mientras nuestros amigos salían a su paseo. La excursión fue muy divertida porque como todo había sido improvisado, el beduino se llevó nuestro coche y nos dio algunas nociones de cómo se debe conducir en el desierto. No quiero ni imaginarme si hubiese pasado algo, lo que nos hubiese dicho el seguro...

El puente de roca de Um Fruth se encuentra en una parte del desierto de Wadi Rum conocido como el desierto blanco. En esta parte dejamos los tonos rojizos de la arena y las abruptas montañas y pasamos a la claridad. Es curioso este contraste en el mismo desierto, como pasas del rojo al blanco en apenas unos cientos de metros.

Subir a Um Fruth es relativamente sencillo, aunque si se tiene vértigo hay que abstenerse ya que sus 15 metros de altura, impresionan bastante.

Las vistas desde los alto del puente de roca son increíbles, parecía que estábamos en un desierto completamente diferente al que habíamos visitado el día anterior, con un color entre blanco y amarillo.

Mientras tanto nuestros amigos disfrutaron de un agradable paseo en camello de más o menos 1 hora de duración. La experiencia les gustó aunque tampoco volvieron excesivamente entusiasmados o eso me pareció. En mi caso, no soy mucho de montarme en animales, no me siento muy seguro, ya sean caballos, camellos, burros u otros cuadrúpedos.

Volvimos al campamento y nos reencontramos con nuestros amigos que ya esperaban. Era el momento de marcharse de Wadi Rum con dirección a Aqaba donde teníamos reservada para esa misma mañana un paseo en barco por el Mar Rojo para hacer varias inmersiones de esnórquel.

Wadi Rum Village y Aqaba están separadas por apenas 70 kilómetros que se hacen fácilmente en menos de 1 hora cogiendo la Dessert Highway. Antes de llegar a Aqaba nos paró la policía por primera vez en el viaje, en la aduana de Aqaba. Esto se debe a que la zona de Aqaba es una Zona Económica Especial y debido a esto y a su proximidad a zonas fronterizas, se debe pasar por un control aduanero de la policía jordana. En nuestro caso solo nos hicieron una breve inspección visual y nos dejaron continuar a destino.

Aqaba es una ciudad enfocada a la práctica de todo tipo de deportes acuáticos, gracias al tesoro que esconde bajo las aguas del Mar Rojo y a su temperatura cálida durante todo el año, superior a 20ºC. En la antigüedad, Aqaba fue un importante punto en las rutas comerciales y de peregrinación a La Meca. En el siglo XI la ciudad sufrió un terremoto que la dividió en dos y este hecho junto con el cambio de las rutas comerciales hizo que Aqaba se convirtiese en un simple pueblo de pescadores hasta que a comienzos del siglo XX resurgiese con la Rebelión Árabe cuando los otomanos fueron expulsados por los árabes entre los que se encontraba un tal T.E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia.

A partir de ahí fue utilizado por los británicos como puerto para abastecerse y tras la I Guerra Mundial, Gran Bretaña trazó una línea arbitraria para delimitar la frontera entre Transjordania y Arabia Saudí. El puerto de Aqaba fue creciendo lo que hizo que el rey Hussein cambiase 6.000 kilómetros cuadrados de desierto por 12 kilómetros de litoral. Si lo vemos con ojos de hoy en día, parece que el cambio no fue nada malo.

Cuando llegamos al hotel ya nos estaba esperando en el hall el representante de la compañía de buceo. Nosotros elegimos la compañía Sea Breeze Dive Club, con la que organizamos, a través del hotel, la excursión que en un principio iba a ser de buceo para mi y de esnórquel para el resto, aunque debido a mi lesión terminó siendo de esnórquel para todos. Últimamente he leído malos comentarios de esta compañía en el foro, lo cierto es que en nuestro caso todo fue a la perfección.

Dos de los puntos de buceo más habituales de Aqaba son el famoso Japanese Garden y el pecio Cedars Pride. Para ir a este último se necesita certificación de buceo, aunque la parte superior de su mástil está a menos de 7 metros de profundidad. Es un paraíso para buceadores ya se puede bucear por el interior gracias a cámaras de aire que se han formado. Desgraciadamente me lo perdí.

Para los que vayáis a hacer solo esnórquel, el mejor punto es el Japanese Garden. Se le llama así por asimilarse a un inmenso jardín de corales con colores muy diversos. Una de las peculiaridades, tanto del buceo como del esnórquel en Aqaba, es que se puede hacer andando desde la orilla ya que los corales están muy cerca de ésta.

Me imagino que el buceo es increíble y junto con el Siq Trail me queda pendiente para otro viaje a Jordania, eso si, debo decir que el esnórquel también es espectacular y la cantidad de peces y corales que se ven merece mucho la pena.

Después de hacer dos inmersiones pudimos descansar y comer en el propio barco. En el barco hay una especie de parrilla en la que cocinaron unos pinchos morunos, que nos supieron a gloria. Todo ellos acompañado de ensaladas y una variedad de hummus, la verdad es que muy apañados para estar en un barco.

El resto de la tarde la pasamos descansando en nuestro hotel, el Al Manara, un hotel magnífico con unas instalaciones excelentes, probablemente el mejor de los que hemos estado en este viaje, con un desayuno muy bueno y completo y buenas instalaciones de piscina y acceso a la playa. El hotel es muy nuevo y el personal muy atento. Lo único malo, el haber pasado solo una noche.

Después de una tarde de piscina y hamaca en el hotel, nos fuimos a cenar al restaurante Red Sea Grill. Es uno de los restaurantes del hotel Movenpick que tiene una terraza con vistas al mar.

En resumen un día en el que amanecimos en un desierto, seguimos haciendo esnórquel y terminamos cenando mirando al Mar Rojo.
En mi opinión Aqaba es un buen destino para los amantes de los deportes acuáticos, sobre todo el buceo como es mi caso, aunque al final los planes se torciesen. A parte de este objetivo en Aqaba no encontraréis muchas otras cosas, salvo una típica ciudad costera con pocos atractivos históricos y puntos de interés, por lo que no dedicaría más de dos noches en ella, aunque todo depende del objetivo del viaje, ya que si es el buceo, se pueden dedicar muchos más.

Comenzaba nuestro último día en Jordania y nos lo íbamos a tomar con tranquilidad. Queríamos aprovechar nuestras últimas horas en el hotel de Aqaba y como nuestro vuelo salía a las 2:00 de la mañana ir subiendo con calma visitando cosas ya que teníamos bastante tiempo.

De esta forma desayunamos con parsimonia en el hotel y nos fuimos a disfrutar un poco de la piscina y de las últimas vistas del Mar Rojo. El hotel en este sentido está muy bien ya que tiene salida directa al mar a una especie de bahía. Justo enfrente están construyendo otro gran hotel de luja y por la zona se ven varios más, se nota que el turismo está repuntando en los últimos años en Aqaba y tienen que adaptar las infraestructuras.

Antes de comer salimos a ver un poco la ciudad. Era sábado y las calle estaban muy bulliciosas, con mucha gente en la calle y en los mercados. No nos llamó mucha la atención y corroboramos las sensaciones del día anterior sobre ésta, es una ciudad ligada al Mar Rojo y su secreto está precisamente bajo el agua, aunque es cierto que está muy bien montada para el turismo, aunque tiene poco que ofrecer al viajero en cuanto a monumentos.

Uno de los atractivos es el fuerte de Aqaba, un castillo Mameluco del siglo XVI que había sido anteriormente una fortaleza cruzada. Fue un escenario importante durante la Revuelta Árabe, cuando en el año 1916 fue tomada por los árabes entre los que se encontraba Lawrence de Arabia. Lamentablemente para nosotros, la fortaleza se encuentra en obras de restauración y no se puede acceder a ella y prácticamente no se distingue nada desde la calle.

Junto a la fortaleza está el gran mástil con la bandera de la Revuelta Árabe. Es el quinto mástil más grande del mundo con una altura de 130 metros y una bandera de 60 metros de longitud y 30 metros de altura. Gracias a sus dimensiones, la bandera puede ser vista desde Israel, Egipto y Arabia Saudí. Desafortunadamente y siguiendo con la suerte que estábamos teniendo, justo estaban cambiando la bandera, así que pudimos ver el mástil desnudo.

La principal mezquita de Aqaba, Sharif Hussein Bin Ali, destaca por su reluciente color blanco. Fue nombrada de esta forma en honor al Emir de la Meca Hussein Bin Ali, precursor de la Revuelta Árabe

Deambulamos por las calles circundantes de la mezquita donde se encuentran algunos de los zocos con multitud de tiendas. La ciudad estaba abarrotada y sinceramente no supimos sacarle el jugo así que rápidamente nos pusimos en marcha con dirección al Mar Muerto, con una parada intermedia en el Castillo de Shawbak.

Importante que si hacéis esta ruta desde Aqaba llenéis el depósito en la misma ciudad ya que vais a atravesar zonas de la Carretera del Rey en la que no vais a encontrar muchas gasolineras. Es una ruta además de muchos cambios de altura ya que se empieza a nivel del mar pero inmediatamente al salir de Aqaba se empieza a subir a través de la Carretera del Desierto hasta más de los 1.500 metros y cuando llegamos al Mar Muerto estuvimos a casi -400 metros respecto al nivel del mar.

Abandonamos rápidamente la Carretera del Desierto, sin mucho interés aunque mucha más rápida que el resto de carreteras, para volver a tomar la Carretera del Rey (35). Una carretera más entretenida y con mejoras vistas que la "gran autopista" jordana.

La primera parada de la ruta fue en el Castillo de Shawbak a unos 25 kilómetros pasado Wadi Musa. Este castillo cruzado está en perores condiciones que el castillo de Karak, aún así sus ruinas ofrecen bonitas postales desde los miradores frontales. Esta fortaleza se construyó ene l año 1115 d.c. y resistió año y medio el asedio de las tropas de Saladino. Esta resistencia fue posible gracias a un pasadizo secreto con más de 300 escalones que conecta el castillo con un pozo de agua en al fortaleza de la montaña. Nosotros nos limitamos a contemplarlo desde lejos y no accedimos a su interior.

Junto al castillo de Shawbak en la carretera que conduce a este, una curiosidad, el "hotel más pequeño del mundo" que lo tienen montado en un antiguo Volkswagen Beetle. El precio por pasar una noche en este coche son 40 dinares y aunque el titulo del hotel más pequeño del mundo lo tiene un establecimiento de Alemania, debe ser toda una experiencia y el entorno, insuperable.

Antes de llegar al Mar Muerto se deja a un lado la Reserva de la biosfera de Dana. Cada vez más viajeros incluyen este punto de Jordania en sus viajes, así como la realización de alguna ruta de trekking. Nosotros por días teníamso imposible incluirla aunque las vistas que pudimos disfrutar desde la carretera son magníficas y de volver nos plantearemos muy seriamente incluirla en nuestro itinerario.

En la localidad de At-Tafilah abandonamos la Carretera del Rey para tomar la Carretera del Mar Muerto (65). Nuestra intención era recorrer la carretera y parar en algún punto pintoresco para disfrutar de un nuevo atardecer en este lugar tan especial.

La primera parte de esta carretera está repleta de fábricas que extraen sal y la potasa utilizada posteriormente en la fabricación de fertilizantes.

Recorriendo la carretera nos encontramos con un punto curioso, una formación que rocosa que se atribuye a la esposa de Lot, sobrino de Abraham, Edith. Según se relata en la Biblia Lot junto con su mujer y sus dos hijas vivían en la ciudad de Sodoma, famosa junto a Gomorra por ser dos ciudades pecaminosas.

Dios envió a dos ángeles para avisar a Lot de que escapase junto a su familia de la ciudad ya que iba a ser destruida. Los ángeles avisaron a Lot para que en ningún momento volviese la vista atrás. Esta orden no fue obedecida por la esposa de Lot que se convirtió en un pilar de sal al instante. Este pilar es el que se supone que podemos ver desde la carretera del Mar Muerto. No os será difícil de ubicar ya que siempre hay algún coche parado.

Como ya estaba cayendo el sol decidimos buscar un buen punto panorámico y disfrutar de nuestras últimas horas de sol en el Mar Muerto y en Jordania.

No teníamos mucho más tiempo así que decidimos ir a cenar a Madaba, al restaurante Haret Jdoudna. Tuvimos suerte porque encontramos nada más llegar un sitio en el patio que tienen. El restaurante se ha hecho famoso en Madaba y está repleto de turistas, aunque merece la pena ya os alojéis en Madaba o estéis de paso. Probamos el hummus y el sawami, carne cocinada en su horno de leña, y todo estaba muy bueno.

Desde Madaba hasta el aeropuerto de la Reina Alia hay apenas 30 minutos que lo hicimos sin ningún problema. Lo que vino después fue nuestra pequeña odisea del viaje. El vuelo de Turkish salió de Ammán con casi 3 horas de retraso lo que provocó que perdiésemos el avión en el enorme aeropuerto de Istambul. Nos dio mucha rabia porque nos pegamos una carrera importante en este nuevo aeropuerto, pero cuando llegamos la puerta estaba cerrada, no había nadie del personal, pero nuestro avión seguía ahí. En fin, lo bueno es que nos ubicaron en el siguiente vuelo un par de horas más tarde y el trastorno fue menor.

Este ha sido uno de mis viajes más deseados y accidentados a partes iguales. Llevaba muchos meses, años me atrevería a decir deseando conocer el país y visitar Petra y eso estuvo a punto de cambiar el día anterior, aunque afortunadamente no fue así. El viaje ha sido estupendo, con cosas maravillosas, otras que no pudimos hacer y otras que cambiaría y que trataré de explicar a continuación.

1. Lo primero y obvio, no hacer deporte el día antes del viaje que llevas esperando tanto tiempo Una regla básica que se me ha quedado grabada a fuego para los viajes que estén por llegar.

2. Centrándonos en el viaje, si tuviese más días, le daría un día completo a Ammán. La ciudad lo merece y me quedé con ganas de callejear más, probar alguno de sus famosos restaurantes y dedicar tiempo a otras zonas.

3. Cambiaría una de las noches que hicimos en Ammán por una noche en el Mar Muerto. La ruta que hicimos el día que terminamos en el Mar Muerto fue larga y después del baño, los barros y la cena, hubiese estado genial no tener que trasladarse de nuevo hasta Ammán y poder disfrutar de alguno de los magníficos hoteles de la zona.

4. Dedicaría algo más de tiempo al desierto de Wadi Rum, quizás una noche más, pero me hubiera gustado hacer un recorrido no tan turístico y sentir un poco la soledad del desierto.

1. Le seguiría dando dos días enteros a Petra. Para mi es un lugar mágico y el eje de nuestro viaje. Está claro que Jordania tiene muchos otros atractivos de los que hemos disfrutado en nuestro viaje, pero en mi opinión no llegan a la altura de la ciudad rosa. Esto no quiere decir que no se pueda ver en un día, si no hay más opción mejor esto que nada, pero la paliza va a ser importante si se quieren hacer los principales puntos de Petra.

2. Volvería a hacer el viaje por libre en coche de alquiler. El país nos pareció en todo momento seguro y preparado para hacerlo por vuestra cuenta. Las carreteras no son una maravilla, pero con un mínimo de precaución y atención no tendréis ningún problema. La libertad que os da el llevar vuestro propio coche es inigualable.

3. Me gustó Ammán y a pesar de tener un tráfico considerable no me pareció nada exagerado, por esto lo volvería a elegir como base para los primeros días del viaje, más si cabe porque la oferta de alojamientos me pareció mejor que la de Madaba, la otra base que se recomienda mucho por el foro.

4. Haría el viaje en la misma época del año, es decir en primavera, finales de abril y principios de mayo, cuando las lluvias han terminado y el paisaje está aún verde como en Gerasa y cuando las temperaturas son aún suaves y soportables en las largas visitas a Petra, Wadi Rum o la misma Gerasa.

A pesar de estos cambios creo que hicimos el viaje más completo posible para los días que tuvimos y aprovechamos los días al máximo. Está claro que hay dos cosas que me dolió especialmente no poder hacer y fueron el Siq trail y bucear en el Mar Rojo. Ambas las teníamos programadas y habéis podido ver cómo encajaban en nuestro itinerario. La primera nos fue imposible hacerla y la segunda la sustituí por el esnórquel, que aunque bueno, ni se le acerca a las sensaciones del buceo.

Por todo esto y por lo mucho que nos ha gustado el destino, sé que volveremos a Jordania, antes o después, porque me ha quedado una espinita clavada que sé que me la sacaré en algún momento.

No me canso de repetir que Jordania tiene atractivos suficientes que justifican un viaje, pero Petra es especial, es mágica.

No puedo dejar de agradecer a todos los que de alguna forma han ayudado a que este viaje cobre forma y que haya podido descubrir este maravilloso país. Con la ayuda de este foro todo viaje es más sencillo de organizar.

Por último tengo que agradecer a los de siempre, nuestros amigos y especialmente a mi mujer, que me han ayudado y han estado continuamente pendientes de mi, desde no despeñarme por los acantilados de Petra, hasta el momento locura del esnórquel o el baño del Mar Muerto. Si ya de por si es difícil viajar conmigo, este viaje ha sido una prueba de fuego y os he tenido ahí en todo momento. No podría, ni quiero, viajar con otras personas que no seáis vosotros.

¡Muchas gracias a todos por seguirme en esta aventura por Jordania, un país infinito!

"¡Alejandreta, pues claro! En la ruta de los peregrinos desde el imperio de Oriente."
Indiana Jones y la última cruzada