Recorriendo Extremadura. Mis rutas por Cáceres y Badajoz ✏️ Blogs de EspañaRecopilación de las diferentes rutas que hemos hecho (y haremos) por Extremadura, muchas de las cuales estaban recogidas en mi diario DE VIAJE POR ESPAÑA. Creo que esta tierra tan bella y sorprendente se merece un diario propio. De momento, la mayor parte corresponden a Cáceres, pero espero añadir pronto más etapas de Badajoz.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (11 Votos) Índice del Diario: Recorriendo Extremadura. Mis rutas por Cáceres y Badajoz
01: Las Hurdes (Cáceres). Extremadura en verde y agua.
02: La Vera (Cáceres). Ruta otoñal por sus pueblos y su espectacular naturaleza.
03: Cáceres capital y su centro histórico, Patrimonio de la Humanidad.
04: Cáceres capital. Recorrido de noche por el casco histórico iluminado.
05: Un paseo por Trujillo (Cáceres). Cultura, monumentos y gastronomía.
06: Fin de semana en las Villuercas y Guadalupe (Cáceres). 1ª parte: Las Villuercas.
07: Fin de semana en las Villuercas y Guadalupe (Cáceres). 2ª parte: Guadalupe.
08: Escapada cacereña (I). Plasencia, Ciudad Romana de Cáparra y Granadilla.
09: Escapada cacereña (II). Hervás, Chorrera y Castañar. Baños de Montemayor.
10: Mérida, Presa de Proserpina y Dolmen de Lácara. Rutas por Badajoz.
11: Sierra de Gata(Cáceres), 1ª parte. Robledillo de Gata y San Martín de Trevejo.
12: Sierra de Gata (Cáceres), 2ª parte. Trevejo, Hoyos y Gata.
13: Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres).
14: Los Barruecos, Malpartida de Cáceres y Garrovillas de Alconetar (Cáceres).
15: Valle del Jerte (Cáceres) (1). Cabezuela del Valle y Ruta Tres Cascadas.
16: Valle del Jerte, Cáceres (2). Navaconcejo, Garganta de Nogaledas y Miradores.
17: Valle del Jerte, Cáceres. (3). Tornavacas, Ruta Garganta de Infiernos y Jerte.
18: Provincia de Cáceres: Puentes de Segura y Alcántara. Alcántara. Coria. Galisteo.
19: Recorriendo Medellín (Badajoz).
20: Recorriendo Zafra (Badajoz).
21: Recorriendo Llerena (Badajoz).
22: Provincia de Badajoz: su punto más alto, Monasterio de Tenturía y Calera de León
23: Ciudad Romana de Regina y Alcazaba de Reina (Badajoz). Alrededores de Llerena.
24: Mina de la Jayona y Ermita de la Virgen de Ara, Fuente del Arco (Badajoz).
25: La espectacular floración de los cerezos en el Valle del Jerte (Cáceres).
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Etapas 25 a 25, total 25
La espectacular floración de los cerezos en el Valle del Jerte (Cáceres).Escapada de dos días al Valle del Jerte para contemplar la espectacular floración de los cerezos. Llevábamos bastante tiempo detrás de pillar la ocasión propicia para ver la floración del millón y medio de cerezos que hay repartidos por todo el Valle del Jerte y que se ha convertido en un atractivo turístico de primer orden. Pero no resulta sencillo cuadrarlo y hemos tenido que esperar varios años. Aunque las flores suelen aparecer en el mes de marzo, la fecha exacta no se puede prever, pues depende mucho de las condiciones climatológicas, diferentes cada año. Además, en nuestro caso, surgieron otros inconvenientes con todo ya preparado y reservado. En marzo de 2020, ya sabemos lo que pasó; en 2021, con Extremadura como única Comunidad Autónoma, aparte de Madrid, que permitía la libre entrada de viajeros, lamentablemente cerró precisamente cuando comenzó la floración, quizás para evitar la entrada masiva de visitantes de la capital. En 2022, no nos coincidieron las fechas.
Situación del Valle del Jerte en el mapa penínsular según Google Maps.
Pensaba que tampoco sería posible este año, pero la floración se retrasó hasta finales de marzo, lo que cuadraba con nuestros días libres sin meternos en Semana Santa, ya que, sobre todo en este tipo de visitas, preferimos movernos tranquilamente y sin multitudes. Para recabar noticias de primera mano sobre el estado de las flores, lo mejor es consultar la página web de la Oficina de Turismo del Valle del Jerte, en la que también se informa de las diversas actividades que se realizan con motivo de la floración. El día 26 leí que las flores estaban empezando a aparecer y que su mejor versión se prolongaría hasta la primera semana de abril. Así que preparé deprisa y corriendo una escapada para los días 29 y 30 de marzo. Sin embargo, no me resultó fácil, pues la mayor parte de alojamientos estaban completos y el precio, disparado. Al fin, encontré sitio en el Balneario del Valle del Jerte, al que luego me referiré.
Declarada Bien de Interés Cultural en 1973, la mancomunidad del Valle del Jerte está situada en la zona nororiental de Extremadura y es una de las comarcas más bellas de la geografía cacereña. Limita al norte con las provincias de Ávila y Salamanca, al este con la Comarca de la Vera, al oeste con el Valle del Ambroz y al sur con la ciudad de Plasencia.Cuenta con una superficie de 373 kilómetros cuadrados y una población total de algo más de 11.000 habitantes.
Habíamos estado varias veces por la zona, recorriendo sus pueblos y haciendo rutas de senderismo; disfrutando, en definitiva, de su fantástica naturaleza. Por si os interesa, pongo los enlaces a otras etapas de este diario en las que relato aquellas visitas, ya que esta la voy a dedicar en exclusiva a la floración. - Valle del Jerte (Cáceres) (1). Cabezuela del Valle y Ruta Tres Cascadas. - Valle del Jerte, Cáceres (2). Navaconcejo, Garganta de Nogaledas y Miradores. - Valle del Jerte, Cáceres. (3). Tornavacas, Ruta Garganta de Infiernos y Jerte. Después de almorzar un menú del día sin mucha historia en el Barco de Ávila (el restaurante que conocíamos cerraba ese día por descanso), llegamos al Valle del Jerte por su puerta de acceso más elevada, el Puerto de Tornavacas (1275 metros de altitud), en cuyo mirador nos detuvimos para contemplar el horizonte. Teníamos el sol de frente y había un poco de calima, así que la panorámica no resultaba muy reveladora de lo que nos íbamos a encontrar, si bien algunos reflejos blanquecinos parecían alentadores.
Realmente, no sabíamos si la floración estaría o no en todo su esplendor. Al principio, según descendíamos desde Tornavacas, nos quedamos un pelín decepcionados, pues en su mayor parte los cerezos aún estaban con los capullos sin abrir. Claro que tampoco era tan raro a esa altitud, ya que cuanto mayor es la altura del terreno, más tarde florecen los cerezos. Era impaciencia, nada más. El panorama empezó a cambiar radicalmente según bajábamos y se tornó espléndido al llegar a la localidad de Jerte: miles y miles de flores por todas partes, en el fondo del valle y en sus laderas, a lo largo y ancho de las cuales se distribuyen en terrazas para facilitar su cultivo. Una maravilla. No paraba de hacer fotos desde el coche.
La Oficina de Turismo recomienda dos itinerarios para conocer el Valle del Jerte, tanto en época de floración como en las restantes temporadas. Una ruta lineal, paralela al río Jerte, siguiendo la N-110, en la que se pasa por el Puerto de Tornavacas, Tornavacas, Jerte, Cabezuela del Valle y Navaconcejo. Con una longitud de unos 30 kilómetros, era la que estábamos haciendo nosotros con el coche. Todos los pueblos del Valle son bonitos, cada uno en su estilo, y cuentan con casas de arquitectura tradicional muy interesante que merecen una visita. Si nos los saltamos en esta ocasión, fue solo porque ya los conocíamos de ocasiones anteriores. Los detalles están en los enlaces que he puesto más arriba.
Este itinerario lineal se ve así en Google Maps.
Nos detuvimos en Navaconcejo para dar una vuelta y contemplar tranquilamente el panorama. Por cierto, que las casas de este pueblo son especialmente bonitas, no os las perdáis. Junto al río, un amable lugareño mayor, nos estuvo explicando un montón de cosas sobre su tierra y también sobre los cerezos, las picotas y… los naranjos que también cultiva. Nos contó que en el Jerte se recibe muy bien a los visitantes, aunque algunos no se comportan como deberían, e incluso intentan derribar las naranjas tirando piedras para poder cogerlas más fácilmente y comérselas. En fin, como él mismo dijo, no le importa dar naranjas a quien se las pida para saborearlas, pero esas no son formas de actuar en terreno ajeno. A nadie le gusta que otro venga a su casa a quitarle lo que le pertenece.
Cruzamos el río, paseamos un rato, nos deleitamos con los miles de puntos blancos que moteaban las zonas bajas y los bancales y decidimos emprender la segunda ruta recomendada por la Oficina de Turismo, que es circular, recorre los pueblos de la sierra y supone unos 50 kilómetros, aproximadamente una hora y media en el coche si solo se hacen las paradas imprescindibles en miradores. Si se visitan los pueblos, requiere más tiempo, claro está.
En Google Maps la ruta circular supone más o menos lo siguiente:
Una carretera secundaria y serpenteante, sinuosa a tramos nos introdujo de lleno entre las plantaciones de cerezos, que presentaban un aspecto espléndido. Apenas había tráfico, con lo cual pudimos disfrutar a nuestras anchas.
De paso, queríamos ir hasta la Cascada del Caozo, de la que guardábamos buen recuerdo de otras veces y a la que se puede llegar en automóvil. Claro que previamente no pudimos por menos que parar unos minutos en un hueco en la carretera para hacer unas fotografías en alguna de las fincas donde no había alambradas. Hay que ir con cuidado y respetar la propiedad ajena, ya que los cerezos tienen dueños y sostienen la economía de muchas familias en el Valle del Jerte.
Y, hablando de economía local, surge la pregunta clave: ¿de dónde ha salido tan enorme cantidad de cerezos en este Valle? ¿En algún momento se arrancaron olivos para poner cerezos, como está pasando ahora en muchos lugares con los pistachos? Pues, no. La picota es el fruto de una variedad de cerezo autóctono del Valle del Jerte, del que se tienen noticias documentadas desde mediados del siglo XIV, cuando una comitiva del Rey de Navarra que se dirigía a Sevilla se detuvo en Cabezuela del Valle para descansar y sus emisarios fueron obsequiados con los mejores productos locales: la trucha y la cereza. En cuanto al motivo por el cual el cerezo se convirtió en un cultivo masivo en el Jerte, hay varias versiones. La leyenda dice que, en un momento dado, un zar ruso apareció por estas tierras anhelando un descanso. Sin embargo, su esposa echaba de menos las nieves de su país y para mitigar su nostalgia, el zar plantó miles de cerezos para que sus flores, a principios de la primavera, cubrieran de blanco las laderas del Valle del Jerte, simulando manchas de nieve. Naturalmente, la realidad es mucho menos romántica y, al parecer, a principios del siglo XVIII hubo una gran plaga que afectó gravemente a los castañares, hundiendo la economía de la zona, lo que obligó a los campesinos a buscar alternativas. Primero, lo intentaron con los cereales, pero fueron los cerezos los que terminaron reinando en el Valle. La verdad es que, si no se ve, cuesta hacerse a la idea de lo que es aquello y a veces las fotos que lo intentan captar no son las mejores ni las bonitas.
Ya en la Cascada del Caozo, nos topamos con bastante gente, pero se notaba que era un día laborable y pudimos aparcar sin problemas. Un sendero corto entre las rocas conduce a un artilugio a modo de pasarela, desde la cual se puede contemplar la cascada y fotografiarla. Por seguridad, solo pueden permanecer en ella cinco personas a la vez. Aunque llevaba buen caudal, tenía mucho menos agua que la otra vez que la vimos, bien avanzada la primavera, y el momento del día tampoco era el más propicio para hacer fotos, con el sol de frente. En cualquier caso, se trata de una visita casi imprescindible en el Valle del Jerte, apta para casi todas las personas que no tengan problemas de movilidad.
Desde aquí se puede seguir la ruta circular hasta Piornal o acortarla varios kilómetros, tomando la carretera que lleva hasta Cabrero. Piornal está en la zona más alta del Valle, a 1175 metros de altitud, cuenta con unos 1500 habitantes y supone la frontera entre las comarcas del Jerte y de la Vera. De camino, mientras ascendíamos, pudimos contemplar un mar de cerezos en flor extendiéndose como un manto blanco por el Valle, si bien iban menguando no solo en floración sino también en cantidad según ganábamos altitud, hasta casi desaparecer en la parte más elevada, donde aparecen otro tipo de árboles, en especial los robles, que muestran sus troncos y ramas, desnudas de hojas en esta época del año.
Desde el Mirador del Balcón del Valle, obtuvimos unas buenas vistas hasta el Embalse de Plasencia, aunque no eran las mejores para contemplar los cerezos en flor, puesto que los robledales establecen una especie de escalón o barrera que tapa las partes bajas de la zona de umbría y el de la solana está un poco lejos; además, el sol daba de cara.
Ya cerca de Cabrero, nos detuvimos en el Mirador de la Cabra, aunque ofrecía mejores vistas el aparcamiento que hay un poco más abajo que el propio mirador. De todas formas, cualquier punto de la carretera proporcionaba un espectáculo fantástico de flores blancas.
Dejamos la umbría para pasar a la vertiente más soleada, en dirección al pueblo de El Torno, parando antes en el Mirador de la Memoria, que ofrece una panorámica estupenda de todo el Valle en su perspectiva longitudinal. En este mirador hay una serie de esculturas de Francisco de Cedenilla, que rinden homenaje a los “olvidados”, personas anónimas que fueron víctimas de la Guerra Civil.
Sin dejar de admirar el panorama, seguimos hacia Rebollar y, a continuación, nos dirigimos a nuestro alojamiento de la jornada, el Balneario del Valle del Jerte, que aunque pertenece al municipio de Valdastillas, se encuentra en la margen contraria del río respecto a la capital del municipio. Se trata de un establecimiento de cuatro estrellas, estupendamente situado, en un entorno muy bonito, con amplios jardines y que proporciona tratamientos de aguas termales. No tuvimos tiempo de probarlos, ya que íbamos con la única idea de ver la floración y fue el único lugar con disponibilidad que encontramos a un precio medianamente razonable. Nos costó 112 euros la habitación doble con desayuno y un circuito de aguas de media hora. Cenamos en la cafetería, ya que el precio del restaurante nos pareció algo elevado para lo que nos apetecía tomar esa noche, así que no puedo opinar sobre su calidad. Seguramente volveremos a este Balneario para disfrutarlo de otro modo.
Ruta senderista de las Cascadas de la Nogaleda. Después de desayunar, fuimos hasta Navaconcejo para hacer (repetir, en realidad) la ruta senderista de las Cascadas de la Nogaleda, una de las que más nos habían gustado en nuestro anterior viaje. Suele ser una ruta muy concurrida y hay bastante aparcamiento en las inmediaciones del puente que cruza el río. Todo está perfectamente señalizado. Esta vez tuvimos mucha suerte y encontramos sitio en el mismo punto de inicio de la ruta, lo que no suele suceder, pues apenas caben siete u ocho coches. Junto al cartel informativo, el agua forma una preciosa cascadita, a la que muy pronto seguirán otras más.
La distancia de la ruta es de unos 6 kilómetros y se tarda algo menos de dos horas, deteniéndose a hacer fotos en todos los miradores de las cascadas. Los primeros dos kilómetros y medio se recorren en fuerte subida, a través de un abrupto sendero rocoso, que remonta el río, cuyo caudal va formando espléndidas cascadas, a las que es posible asomarse por senderillos laterales. No es un itinerario especialmente complicado con tiempo seco (si llueve, es otra cosa), pero la pendiente es acusada, el terreno, irregular y requiere calzado adecuado.
En esta ocasión, además de las cascadas, buscábamos el atractivo añadido de las panorámicas que ofrece el Valle y sus pueblos con los cerezos floridos. Mucho más bonito en directo que en las fotos, claro está.
Una vez que se cruza la primera carretera, que aparece según salimos de la arboleda, hay que seguir por otro sendero (está indicado) que se interna en el bosque por unos escalones, unos metros, hacia la izquierda, y así ver otro tramo de cascadas, donde se encuentra, quizás, la más espectacular de todas, que se contempla desde una pasarela metálica.
Un poco más arriba, yendo atentos, se vislumbrar un puente colgante entre la vegetación que conduce, si se desea, a la parte superior de la cascada anterior, que ofrece otra perspectiva, muy bella también.
A partir de aquí, terminan las dificultades, pues los restantes dos kilómetros y medio, además de ser cuesta abajo, van por pista de tierra y carretera. La otra vez se nos hizo un poco pesado este tramo a causa del calor, pero en esta ocasión fue una auténtica delicia caminar en plan paseo, contemplando las vistas maravillosas que deparaban las inmensas extensiones de cerezos floridos que, prácticamente, nos rodeaban.
La máquina de fotos echaba humo y pude hacerlas tranquilamente, ya que los tramos de carretera no suponen ningún peligro, pues se trata de una poco transitada por vehículos y que utilizan casi exclusivamente los dueños de las fincas para moverse por ellas.
Muy recomendable hacer esta ruta para contemplar los cerezos en primer plano y tomar fotos desde todos los ángulos, muy cerca de ellos y fromando composiciones y contrastes con el resto de flores que salpican los campos, siempre respetando las alambradas que delimitan las propiedades, claro está.
Después de comer un menú del día en Navaconcejo, fuimos hasta Cabezuela del Valle, y luego seguimos hacia la izquierda para tomar la carretera CC-102, una de las dos que unen el Valle del Jerte con el Valle de Ambroz, ya que esa noche íbamos a dormir en Hervás. Esta carretera ofrece unas panorámicas fantásticas sobre ambas comarcas, aunque no hay que despistarse ni un momento porque, si bien tiene buen firme, la pista es muy virada y tan estrecha que en algunos puntos hay que detenerse para maniobrar en caso de que venga otro coche de frente. Por fortuna, tiene poco tráfico. A poco de llegar al alto, está el Mirador del Cerezo en Flor, desde el que se divisa el Valle, aunque a esta altitud el paisaje cambia y las flores aún no estaban del todo abiertas.
Un poco más adelante, al coronar el Puerto de Honduras, las vistas son especialmente bonitas hacia el Valle del Ambroz. Pero esa ya es otra historia.
En definitiva, nos encantó tener la posibilidad de contemplar, al fin, después de varios años de intentarlo, la floración de los cerezos del Valle del Jerte. Y, sobre todo, sin multitudes.
Etapas 25 a 25, total 25
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