![]() ![]() Primitivos primates ✏️ Blogs of Uganda
Dos semanas recorriendo Uganda en coche de alquiler: Murchison Falls, Kibale, Queen Elizabeth N.P., Bwindi y lago Mburo.Author: Nachingo Input Date: ⭐ Points: 0 (0 Votes) Index for Blog: Primitivos primates
01: Preparativos e itinerario.
02: 07-08-21. Llegada a Kampala.
03: 08-08-21. Segundo día en Kampala.
04: 09-08-21. Santuario de rinocerontes de Ziwa y llegada al Murchison Falls N.P.
05: 10-08-21. Primer día en el MFNP.
06: 11-08-21. Segundo día en el MFNP y camino a Hoima.
07: 12-08-21. Llegada a Kibale y visita de la ciénaga de Bigodi.
08: 13-08-21. Tracking con los chimpancés y llegada al QENP.
09: 14-08-21. Aventuras por el QENP.
10: 15-08-21. Camino a Ishasha.
11: 16-08-21. Camino a Ruhija.
12: 17-08-21. Trecking de los gorilas.
13: 18-08-2021. Camino al lago Mburu.
14: 19-08-2021. Paseos por el lago Mburu.
15: 20-08-21. Mabamba Swamp y llegada a Entebbe.
16: 21-08-21. Último día en Uganda.
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Journeys 4 to 6, Total 16
Por fin comenzábamos la ruta. Puntual a la hora, vinieron con el coche. Pero tuvimos que estar esperando un rato porque se le había olvidado traer los papeles que tenía que firmar. Al ver el coche me dio algo de bajón, porque estaba un poco machacado. Pensándolo fríamente, era lo normal. No me iban a dar un coche nuevo. Y luego la verdad es que se comportó como un jabato. Así que tras este pequeño retraso, nos despedimos de la gente del hostal, que tan bien nos había tratado, y nos pusimos en marcha. Pero todavía nos quedaban tareas pendientes antes de salir a la carretera. Pusimos de nuevo rumbo al Acacia Mall, primero a cambiar dinero, que con las compras de los regalos vimos que no nos quedaba demasiado. También teníamos que comprar comida. Y lo último, la tarjeta de datos para el teléfono. Todas estas cosas nos retrasaron bastante, y además, en la tienda de telefonía solamente me vendieron la tarjeta. Me atendieron bastante mal y no me la quisieron activar. Pero bueno, ya era hora de ponerse en marcha. Con mucho miedo para no dar ningún porrazo al coche nos lanzamos al caótico tráfico de Kampala. Aquello es algo indescriptible. Da igual que tengas prioridad. Prevalece la ley del más fuerte, o la ley de la selva. Las motos se meten por donde pueden, los camiones cierran el paso, pick-up de la policía colándose… Ven el hueco donde tú crees que es imposible. Y realmente existe. Los siguientes días ya me fui acostumbrando, pero en estos primeros momentos estaba realmente tenso. Tardamos más de una hora en salir de Kampala, un embotellamiento constante. Por el retraso que llevábamos dudé de si parar o no en el santuario de rinocerontes de Ziwa, pero finalmente nos decidimos a parar. La entrada cuesta el “módico” precio de 50 dólares por persona. Después de una breve charla de nuestro guía nos pusimos en marcha. Te llevan algo menos de un km. en un jeep y se comienza a andar. Bueno, menos a nosotros, que ya no les quedaban jeeps y nos tocó ir en nuestro coche. Al principio no vimos nada, pero al cabo de un rato, tras hablar el guía con el tracker por el walkie localizamos a una madre con su cría, tras los cuales iba un enorme macho. Tuvimos un momento de susto, en el que nos tocó correr por la foresta, cuando el macho hizo ademán de embestir contra nosotros. Luego nos explicaron que no era realmente contra nosotros, sino que nos habíamos interpuesto entre él y otro macho rival, que era al que realmente quería ahuyentar. Sí, sí, pero el susto nos quedó en el cuerpo. Un poco más adelante salieron a un terreno más abierto donde pudimos hacer fotos a placer. Al cabo de una hora la actividad había terminado, y comenzaba el ritual de las pequeñas sangrías diarias, las propinas. Una para el tracker y otra para el guía. Te pide propina todo el mundo acostumbrado a tratar con turistas. La carretera en estos tramos no está mal del todo, pero hay que tener bastante cuidado con los famosos potholes. La velocidad máxima creo que era de 90 km/h, pero te adelantan auténticas tartanas, que piensas que te las encontrarás volcadas en la siguiente curva. Finalmente, sobre las seis de la tarde, ya casi de noche, y por un último tramo de camino de cabras, llegamos a nuestro alojamiento, el Fort Murchison. Nos dieron la última cabaña, la más alejada, algo que se convertiría en tradición. Y aunque la cena no la teníamos incluida, otra cosa que se convertiría en tradición fue el cenar cada noche en el propio campamento, sobre todo por no andar moviendo el coche después de la paliza del día. Gastos de la etapa: Comida: 46 € (compramos bastante en el súper) Entrada Ziwa Rhino: 100 $ Propinas: 4 € Journeys 4 to 6, Total 16
Después de desayunar cuando todavía era noche cerrada, para aprovechar las horas de luz, y después de volver a recorrer el camino de cabras que llevaba del campamento a la carretera, llegamos a la entrada del Murchison Falls National Park. Los trámites allí fueron sencillos. Apuntas tus datos, la matrícula del coche, pagas la tasa correspondiente (en este caso 40 dólares por persona y día), y para adentro. Este parque nos pareció bastante sencillo de recorrer. No tiene demasiados caminos, y no tiene demasiados desvíos. O eso, o fuimos unos inútiles y no los supimos encontrar. Así que una vez que pillas un camino, lo sigues durante kilómetros y kilómetros. En seguida comenzamos a ver bastante fauna: elefantes, kobs de Uganda, búfalos, bastantes jirafas… Después de dar todas las vueltas que pudimos sin conseguir ver el ansiado leopardo, se nos hizo la hora de acercarnos al muelle desde donde salen los barcos, a las dos de la tarde. Como llegamos con bastante margen para reservar y pagar, aprovechamos para comer unos bocadillos. Antes, por lo visto, había que cruzar el río con unas barcazas, pero ahora han hecho un puente que lo facilita todo bastante. Tras pagar los 32 dólares por persona que cuesta el crucero, nos ponemos en marcha. Por esta zona del río Nilo se grabó La Reina de África. Elegimos un barco más grande, en lugar de una canoa. Preferíamos estar un poco más a gusto y podernos mover, aunque las canoas se acercan más a los animales de las orillas. Cuando abrieron el bar, pensaba yo que sería como el crucero de los borrachos, pero no, solamente nos tomamos una cerveza. Durante el trayecto vimos bastantes hipopótamos, pájaros, elefantes, cocodrilos, búfalos… El guía, un chico joven al que prácticamente nadie hacía caso, iba explicando curiosidades de cada una de las cosas que veíamos. Nuestro objetivo eran las cataratas Murchison, pero bastante antes de llegar a aproximarnos la fuerza de la corriente era tan grande, que no permite al barco avanzar más. Las ves de lejos, pero te haces una buena idea de la magnitud. La vuelta, que tarda menos por aprovechar la dirección del agua, se hace por la orilla contraria. Y como colofón final, supongo que todos los días estarán en el mismo sitio porque fueron a por ellos a tiro fijo, unos bonitos colobos blancos y negros, los primeros que veíamos en el viaje. El recorrido nos llevó prácticamente cuatro horas, así que ahora, de vuelta al campamento, nos tocó correr un poquito por encima de la velocidad permitida, porque nos cerraban la puerta del parque. Una vez fuera nos acercamos a echar gasolina a Pakwach, justo al lado de la puerta, donde tuvimos que pasar un control militar para entrar, y el mismo para salir, y en el que nos preguntaron extrañados que qué habíamos hecho en ese pequeño rato. Controles militares (o policiales, no sé muy bien) nos encontramos un montón por las carreteras. De dos carriles te dejan una abertura en medio, y que pase el que primero llegue. Yo creo que en las dos semanas no tuvimos que parar nunca más que en este. Y ya en el camino de cabras de vuelta al campamento, poco antes de llegar a él, justo al lado de la carretera, nos encontramos con un grupo de cuatro elefantes pastando por los prados del pueblo. Cuando llegamos, una ducha en los baños comunales, en otro edificio, que dormir en las tiendas de campaña, por muy grandes y cómodas que sean, es lo que tiene. Gastos de la etapa: Entrada Murchison Falls: 160 $ (dos personas dos días) Crucero: 64 $ Cenas: 46 € Gasolina: 48 € Propinas: 2 € Journeys 4 to 6, Total 16
Otro día que nos levantamos bien pronto para aprovechar el día, ya que tenemos traslado hasta Hoima, donde dormiremos. Así que toca traer las maletas a cuestas desde la última cabaña. A las siete ya estábamos en la puerta del parque, a la hora a la que abren, y tratamos de buscar caminos alternativos a los del día anterior. Pero como ya digo, no había demasiados desvíos. Un par de veces nos metimos en caminos que después de recorrerlos durante un rato, aparentemente no tenían salida, así que nos tocaba dar la vuelta. Después de un par de horas dando vueltas, nos acercamos a ver las cataratas desde arriba. Estaban arreglando la cuneta de la carretera, y lo hacían a mano, dando el cemento con la llana. Cuando llegamos allí se nos pegó el típico chico que quiere hacer de guía, pero a pesar de acompañarnos todo el trayecto, no fue demasiado pesado. Quitando otra pareja, estuvimos solos. Si el día anterior vimos cómo la fuerza del agua no dejaba acercarse al barco, esta vez lo podíamos contemplar desde bien cerca. El muchacho nos contó que había una ruta por la parte superior, que duraba como una hora, pero no la quisimos hacer. Nos limitamos a recorrer los dos miradores que había allí mismo. Después de esto no nos quedaba más remedio que enfilar hacia la salida, ya que teníamos unas cinco horas de trayecto hasta Hoima. En la puerta nos sellaron el justificante de salida, y aprovechamos para comprar muy barato un polo de la UWA, la Autoridad de Vida salvaje de Uganda. Sin más, abandonamos el MFNP, sin suerte con el esquivo leopardo. La carretera de camino a Hoima la estaban asfaltando. Cuando terminen va a quedar una carretera elegante, pero de momento era un recogedero de polvo. Por supuesto que los chinos andan detrás de esta obra. En este trayecto el gps nos hizo la primera de las pirulas, que no tuvo mayor importancia. Nos metió por unos caminos perdidos de la mano de Dios, buscando absurdamente el trayecto más corto (no el más rápido). Nos sirvió para pasar por algunos poblados algo apartados de la carretera, y por tanto menos desarrollados, que cuando pasabas con el coche te miraban como diciendo, qué hará este por aquí. Al final siempre acabábamos saliendo a la carretera principal. Se me ha olvidado comentar que a la entrada y a la salida de cualquier población, por pequeña que sea, y en el medio, si es medianamente grande, hay unos badenes que más te vale cogerlos con cuidado, porque si vas un poco rápido sales volando. Así tienen los coches de allí la suspensión. Después de todo, esta carretera no fue mala, lo único el polvo. Finalmente llegamos al alojamiento, el Kon-Tiki hotel, el sitio más caro de todos los del viaje, y que realmente no lo merecía. No estaba mal, pero estuvimos mucho mejor en los otros. Perdido al final de un callejón, totalmente fuera de sitio respecto a los edificios que lo rodeaban, lo que más me gustó fue el jardín, donde había un montón de aves, e incluso algún mono. El poco tiempo de luz que nos quedaba aproveché para hacer las fotos que pude. El hotel estaba frecuentado por bastantes indios, las mujeres vestidas con el sari. Aprovechamos para mandar ropa a la lavandería, pero nos cobraron bastante. Como siempre, cenamos allí mismo, en esta ocasión, una pizza. Y a la cama pronto, que al día siguiente volvíamos a tener carretera. Gastos de la etapa: Compras: 7 € Gasolina: 2 € Comidas: 17 € Journeys 4 to 6, Total 16
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