Hemos dormido 8 horas del tirón a gustísimo. La temperatura es la justa para dormir tapados con el sonido de los grillos y las ranas. Con el cansancio acumulado nos hacía falta.
A las 6:30 estábamos desayunando. Bastante bien la verdad. Una tortilla con fruta, dulces y tostadas. Desayunados y con todo preparado hemos ido al centro de visitantes de Kibale desde donde salen las rutas a buscar chimpancés. En Uganda hay varias zonas donde pueden verse, en Kibale es en la zona donde más fácil es al tener un gran número de individuos habituados. Habituados significa que no se asustan del hombre pues llevan viéndolos a diario desde hace 20 años, esto no quita que sean salvajes.
Al llegar al centro de visitantes y rellenar los formularios empezamos a ver españoles. Hay un montón. Al menos tres parejas y un grupo de 4 catalanes. Como se nota el puente en España. Una vez que estaba todo el mundo nos hacen una pequeña charla y nos dividen en grupos pequeños. Nos ha tocado con tres israelíes y un americano. Una vez echas las presentaciones cogemos el coche y vamos al inicio de la ruta.
La ruta discurre por pura selva, vamos todos con los calcetines por encima de los pantalones para evitar que se nos metan por dentro las famosas hormigas de safari. Al poco de empezar vemos las primeras huellas de chimpancé y entendemos porque todos los rangers llevan botas de agua. Estamos a finales de la época de lluvia, pero aun llueve por lo que todo es un lodazal.

Estamos andando por pura selva como una hora hasta que divisamos el primer chimpancé. Resulta que los chimpancés son exquisitos y cuando llueve no les gusta mucho bajar al suelo por lo que el primer chimpancé que vemos está en lo alto de un árbol comiendo tan tranquilo. La cuestión es que el árbol mide como 20 metros, asi que estamos un buen rato mirándole el culo a un chimpancé. La suerte ha querido que a nuestro lado apareciera otro chimpancé andando tan tranquilo a escasos metros nuestra, se ha subido a una ramita, se ha comido un par de mocos con esmero y árbol para arriba ha ido al encuentro del otro chimpancé. En este punto nos hemos juntado varios grupos, hay cierto respeto por lo que tampoco peca aquello de ser una romería, aun no es temporada alta por lo que quizá en plena temporada si que pueda llegar a serlo.

Tras esperar un rato a ver si se movían los monos hemos continuado. El guía nos iba explicando cosas de los chimpancés, huellas, cacas y nidos. Nos hemos encontrado otros tipos de monos, el mangabey ugandés, colobos negros y blanco y colobos de cola roja principalmente. Se van viendo nidos de chimpancés y, tras andar otra hora, hemos vuelto a la zona donde vimos los primeros chimpancés. Aquí nos hemos encontrado ahora unos 5 chimpancés y ya con más calor parece que estaban más activos. Los hemos podido ver en condiciones saltando de rama en rama. Me ha recordado muchísimo a cuando fui a ver los orangutanes en indonesia, el parecido es tremendo. En este punto sí que se han juntado todos los grupos y sí que se me ha antojado un poco agobio.

En un momento al guía, por radio, le han dicho donde había un chimpancé en el suelo. El guía ha empezado a andar rápido y seguirlo entre la selva no era fácil, más cuando todo está embarrado. Finalmente hemos llegado a donde estaba el macho alfa de la familia, pero justo hemos llegado cuando ha decidido subirse al árbol e irse. Después de 4 horas de andar por la selva fin de la ruta. Me ha gustado bastante. Si bien no es fácil ver los chimpancés, cuando los encuentras es un lujo. Hay que saber que los chimpancés pueden costar verlos y el gran porcentaje del tiempo están en los árboles, pero el esfuerzo al final merece la pena.
A las 13 volvemos para el pueblo y decidimos ir a comer a un "restaurante" que sale en la guía y que parece ser lo único lejanamente parecido a civilizado sin ser un hotel. The bee hive. La terraza está bonita pero el resto sin más. Nos hemos cascado un par de cervezas eso sí, que aquí las venden de medio litro y se agradece.
Después de comer nos hemos acercado al Bigodi Swamp Sanctuary. Es un humedal gestionado por una comunidad llamada KAFRED. Aquí se puede hacer una rutilla que te lleva por el humedal en busca de monos y pájaros por 12 euros. A las 15 hacia un calor importante y el litro de cerveza pesaba, pues ahí estábamos los dos con unas botas de agua que nos habían prestado andando por en medio de un humedal con dos ugandeses.
La ruta han sido casi tres horas y es buena opción, muy lejos del nivel de esta mañana, pero cumple de sobra y se ve una gran cantidad de monos. Se anda por rio y por zona de cultivo, maíz y café, junto con vegetación selvática. Cada cierto tiempo hay familias locales que se dedican a pasar el día ahí para espantar a los monos para que no pasen al cultivo.
Durante la ruta hemos podido ver al menos 5 especies de mono, incluso uno relativamente complicado el colobo Hoest. Eso sí grabarlo imposible, no paran quietos. Los dos chavales que iban con nosotros han resultado majos y han terminado hablando un poco de todo. Al finalizar hemos aprovechado para comprar algunas cosas de artesanía viendo que era bastante barato.



Hemos terminado fundidos entre las dos rutas. Ya en el campamento nos hemos bebido una coca cola junto con un grupo de colobos rojos de Uganda, especie endémica en peligro de extinción y muy sociable que comían entre los árboles del campamento


Preparándonos para ducharnos el cielo ha empezado a encapotarse y de golpe ha empezado a tronar y a llover con envidia. Ya duchados y con la lluvia hemos cenado en la terracita y a las 21 como los loonies a la cama.