![]() ![]() Dos semanas en Sicilia y Venecia ✏️ Blogs de Italia
Tres noches en Venecia y el resto en Sicilia con coche de alquilerAutor: Ruth200es Fecha creación: ⭐ Puntos: 4 (2 Votos) Índice del Diario: Dos semanas en Sicilia y Venecia
01: Diario de Italia, día 1: llegada a Palermo
02: Diario de Italia, día 2: llegada a Venecia
03: Diario Italia, día 3: Venecia
04: Diario de Italia de Italia, día 4: Mazzorbo, Burano, Torcello y Murano
05: Diario de Italia, día 5: Palermo
06: Diario de Italia, día 6: Palermo
07: Diario de Italia, día 7: Cefalú y Giarre
08: Diario de Italia, día 8: Etna, Alcantara y Taormina
09: Diario de Italia, día 9: Catania y Ragusa
10: Diario de Italia, día 10: Siracusa, Ortigia, Avola, Noto y Mazarmemi
11: Diario de Italia, día 11: Módica y Ragusa
12: Diario de Italia, día 12: Caltagirone y Agrigento
13: Diario de Italia, día 13: Scala, Sciacca, Bartoli y Marsala
14: Diario de Italia, día 14: Salinas, Erice y Scopello
15: Diario de Italia, día 15: vuelta a casa
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Etapas 13 a 15, total 15
VIERNES 29/10/2022 Nos despedimos de Laura, la anfitriona de nuestro alojamiento Airbnb de Agrigento, pues vive en la casa de enfrente, y continuamos con nuestra ruta. Antes tuvimos que pagarle una tasa turística de 2€ pero sólo teníamos un billete de 5€; como no tenía cambio al final fueron 55€ por noche más tasa. Quisimos visitar la Mina de Sal de Favara pero vimos en Internet que sólo abren al público la primera semana de cada mes así que nos dirigimos a la Scala dei Turchi, que es un acantilado que se encuentra entre dos playas. Su especialidad radica en que se compone de material blanco, marga, que ha sido modelado por la erosión durante muchas años, dando un espectacular paisaje. El nombre hace referencia a los piratas sarracenos, quienes fueron erróneamente llamados «turcos» por la población siciliana. Según cuentan las leyendas, estos piratas llegaron en el siglo XVI e invadieron lo que hoy es Realmonte subiendo por esta escalera natural. Aparcamos el coche en la calle, en una zona gratuita y sin señales de «no aparcar», en vez de pagar a los parkings privados, pues apenas había gente. Bajamos por las escaleras que estaban señalizadas como de acceso, con chiringuitos y restaurantes a ambos lados, hasta la playa. Parece larga desde arriba pero llegamos enseguida al cartel que marca que el paso está prohibido, pues resulta que ya no se permite la subida a la Scala para evitar su degradación, bajo multa; había incluso una valla que los visitantes habían tirado al suelo, saltándose la prohibición. Sin embargo había bastante gente caminando por encima del monumento natural y haciendo fotos así que es vuestra decisión el saltar la valla y con ello la prohibición de acercarse. Volvimos a subir por el mismo camino y, una vez arriba, nos acercamos al mirador, pero desde ese punto no nos pareció que hubiese realmente grandes vistas. Sí había unos interesantes carteles informativos en el que se relataba que en los años 1980 se construyó un hotel en el la base de los acantilados; dada la aberración la obra se paralizó y, tras una larga batalla judicial, la zona finalmente fue catalogada como lugar de especial valor, siendo por tanto protegido e inmodificable hasta la actualidad. La construcción, abandonada, fue demolida en 2013, tras una la insistencia de los vecinos de la zona, a los que hay que agradecer que el lugar se mantenga natural a día de hoy. La siguiente parada fue en Sciacca, donde vimos la Scala di Sciacca, la famosa Escalera en zigzag y finalmente la escalera de Cortile Carini. Paseamos también por el centro, lleno de detalles cerámicos, al estilo de Caltagirone. Aprovechamos para tomar algo en un bar con vistas al paseo, llamado Bali Caffé: dos creminos y una sfogliata de ricotta, estando todo riquísimo (5’5€). Decidimos parar a comer en Mazzara del Vallo, en un local que contaba con muy buenas opiniones, llamado Trattoria Jeannine. Tras pedir recomendación al dueño tomamos: -ensalada de pulpo con zanahoria y apio -variado de pescado alla grilla: pez espada, calamares, gambones de la zona y ensalada Para beber tomamos media jarra de vino blanco de la casa (elaborado a base de la variedad Grillo) y media de tinto (Nero d’Avola), muy sabrosos. El dueño era encantador y charlamos bastante con él, resultó ser un agradable local que recomendaríamos sin duda. Pagamos por todo 43€. En la mesa de al lado había una encantadora familia italofrancesa con los que también tuvimos una interesante conversación (Silvia, de Turín, con su marido francés y su hija bilingüe). Nos hubiera gustado quedarnos más tiempo en el local pero tuvimos que salir con prisa porque teníamos reservada una visita a las 15 en la Bodega Marco de Bartoli (esa misma mañana les había escrito un mail y rápidamente me contestaron diciendo que tenían prevista una visita en italiano a la que podíamos unirnos, accediendo a la invitación), por recomendación de Biagio, de Azienda Agricola Cos. Finalmente llegamos sobre las 15:30 pero la guía, llamada Alice, nos recibió amablemente. Nos mostró las viñas, la zona de depósitos inox, sala de barricas, ánforas, etc. Pudimos posteriormente probar seis referencias en un bonito salón. Por lo que nos explicaron elaboran vino en la zona de Marsala pero también en la isla de Pantelleria (entre Sicilia y Túnez), ambos sustratos volcánicos. Todos los vinos resultaron excelentes, sobre todo los oxidativos, recordando mucho a algunos de los vinos de Jerez. En 1980 Marco quedó impresionado por el potencial de la isla de Pantelleria y decidió construir una nueva bodega en la zona de Bukkuram (que, al parecer, en árabe significa «padre de la viña»). La tradicional práctica agrícola de esta isla fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2014, llamada «vite ad alberello» (en vaso). Resumo brevemente las seis referencias que probamos: –Vignaverde: blanco de Marsala elaborado a base de Grillo en acero –Pietranera: blanco de Pantelleria elaborado en acero a base de Zibibbo/Moscatel de Alejandría –Vecchio Samperi: se elabora a base de Grillo mediante un sistema similar al de Criaderas y Solera, sin fortificar. Existe en la versión de 10, 20, 30 y 40 años. –Marsala Vigna La Miccia 2017: Marco creó un nuevo estilo de Marsala en 1985 vinificando en frío y evitando excesivas oxidaciones durante la evolución del vino. Elaborado con Grillo, fermentación en acero y crianza en barricas nuevas de roble francés. –Marsala Superiore Oro 1988: elaborado con Grillo respetando la tradición de la zona, fortificado en 1988 y criado en madera de roble durante más de veinte años. –Bukkuram 2020: vino Passito elaborado con Zibibbo de Pantelleria que se seca al sol. Al acabar la visita nos cobraron 30€ por persona y abandonamos la preciosa bodega. Continuamos hasta Marsala, conocida zona de vinos de Sicilia. Resultó ser una bonita y cuidada ciudad principalmente construida en piedra blanca. Conseguimos aparcar en la calle, valiéndonos de la aplicación Easypark. Tras un pequeño paseo entramos en la Enoteca Ciacco, que nos había recomendado Alice. Hablamos con el camarero para que nos pusiera dos vinos distintos de la zona, para probar. Nos sirvió un par de oxidativos de Marsala de 5 y 10 años, buenísimos. A continuación nos puso dos copas, una de tinto, I Versi Rosso 2018, elaborado con Rosso en Trapani, y otra de blanco, Gerbino di Giovanna, elaborado con Chardonnay en la zona de Sambuca di Sicilia. Para acompañar nos pusieron dos tandas de pinchos riquísimos, pagando por todo 20€. Continuamos con nuestro paseo por la localidad y finalmente buscamos un local para cenar, escogiendo la Osteria Siciliando, donde pedimos los siguientes platos: -Antipasti de mar para dos: muy completo y variado, con puntilla, pescado frito, ahumado, calamares, etc -Tagliatelle de pulpo y huevas de pescado -Calamarata con gambas -Semifrío de pistacho, delicioso Todo estaba muy rico y las raciones eran abundantes. Para beber tomamos un espumoso llamado Rosso di Nera, elaborado por la Azienda Agricola G. Milazzo en la zona de Licata de la isla (creo que elaborado con Nero d’Avola y Nerello Cappuccio), y un café, pagando 80€. Volvimos al coche, pagando a través de la aplicación Easy par 1’55€ y 0’5€ a un gorrilla con muy mala pinta, por miedo a que nos hiciese algún daño al vehículo de alquiler. Para esa noche había reservado un bonito chalé a través de Booking por el que pagamos sólo 30€, una ganga. Se llamaba A Casa dei Fenici, a 9km-15 minutos de Marsala. La casa tenía dos plantas, con varias habitaciones, baños, cocina, salón, terraza, barbacoa, ideal para ir unos cuantos y pasar allí unos días. Enseguida se nos acercó una gatita muy maja, que ya no nos abandonó hasta que marchamos al día siguiente. Como hacía un día estupendo nos sentamos en la terraza y nos tomamos unos chupitos del licor de Mirto que nos habían regalado Franco y Tina en Ragusa. Estuvimos acariciando a la gatita hasta que anocheció, además luego aparecieron más amiguitos de ella. Por cierto, a la dueña no la llegamos a ver, pues le mandamos las fotos de los DNIs por el Whatsapp y le dejamos 1€/persona de tasa turística en la mesa de la cocina. Por cierto, en el día de hoy recorrimos alrededor de 160 kilómetros que os muestro en el mapa a continuación. Etapas 13 a 15, total 15
SÁBADO 30/10/2022 Nos levantamos sobre las 8:30 en el maravilloso alojamiento que reservamos en Marsala, Casa dei Fenici. Desayunamos con los gatos en la terraza, les dimos algo de comer y les dejamos un poco de leche, al igual que la noche anterior. El problema es que la gata se coló dentro de la casa y pasó la noche dentro, cagándose en una alfombra del salón, que Pelayo limpió con ahínco. Dejamos la casa y nos dirigimos entonces a las Salinas de Trapani y Pacheco, que se trata de una zona marcada desde 1995 como Reserva Natural, dividida en dos áreas: A y B. Nosotros paramos en la zona A, viendo las Salinas de Maria Stella y de Bella (ésta fue creada en 1870, siendo la más distante al mar). Al parecer en esta zona se producen alrededor de 3.000 toneladas de sal al año. El agua llega a través de un gran canal que atraviesa los territorios destinados a obtener sal, dando un bonito paisaje, donde además se pueden encontrar numerosas plantas, peces, moluscos, etc. Una antigua tienda de sal es hoy en día el Centro de visitantes, contando además con dos molinos de madera de estilo árabe. Había un cartel que informaba que dicho centro sólo se abría con visitas guiadas, bajo previa reserva, así que era demasiado tarde para solicitarla… Hay muchas salinas por la zona, algunas incluso de pago, e incluso se puede cruzar en barco a la pequeña isla de Mozia. De ahí continuamos hasta Erice, un precioso pueblo medieval que nos sorprendió por su extrema belleza. Aparcamos junto a la puerta de entrada, la llamada Puerta de Trapani, que está cerca del funicular, pagando con Easypark 2’6€ (estuvimos en la localidad sobre una hora y media). Resulta que se puede subir desde Trapani en el funicular el que, al parecer, tarda 10 minutos en llegar al punto más alto y se puede disfrutar de un maravilloso paisaje. Dimos un paseo por sus preciosas calles, cuidadosamente empedradas, no resistiéndonos a entrar en la Pastelería María Grammatico, donde probamos varios dulces como los genoveses, mazapanes, dulces de pistacho, de almendra, etc, con dos cafés (8€); estaban todos deliciosos. Después continuamos hasta el castillo, desde donde hay unas impresionantes vistas. Quisimos comer en La Tonda Fritta pero el local estaba cerrado así que entramos en uno que estaba muy cerca, llamado Winimar. El chico nos dijo que sólo tenía el famoso panne cunzato y tablas de embutido, accediendo a la invitación dado que todavía había muchos locales cerrados tras el COVID. Pedimos una tabla de embutido y queso, correcta. Además pedimos el bocadillo típico de Erice, el panne cunzato, que lleva anchoas, queso y tomate; venía empapado en aceite, tomates verdes como piedras y unos trozos de anchoa que costaba ver… Para beber tomamos una cerveza, un agua y dos cafés, cobrándonos 55€ por todo, una estafa, además no nos entregó ni el ticket. El baño del local no tenía ni papel ni jabón, no vayáis. Luego leí opiniones del lugar y resultó ser el típico sitio donde estafan con los precios a los turistas, eso nos pasa por improvisar… Seguimos hasta San Vito lo Capo, y su faro, la última esquina de la isla que nos faltaba por visitar. Después nos acercamos hasta la famosa Tonnara di Scopello, cuya entrada era de 10€/persona pero justo ese día había un equipo de filmación y por tanto no se permitía el baño así que bajaron el precio a 7€, incluyendo la visita guiada, así que accedimos. Se trata de una propiedad privada actualmente que alberga un hotel, la antigua tonnara y varios farallones. No hay restaurante, sólo máquinas de vending, por lo que si queréis pasar el día o media jornada creo que sería recomendable llevar picnic. Al parecer es un lugar conocido por sus celebraciones de bodas, con larga cola de espera, pues el paisaje es espectacular. La visita en italiano (había también en inglés) empezó a las 16 horas, acudiendo sólo nosotros y otra pareja de Bérgamo, muy simpáticos ambos. El guía, llamado Francesco, parecía el capo del lugar, un personaje curioso. Al final la visita duró una hora y cuarto (más que la visita en inglés que hizo una joven guía). Queríamos bañarnos en Sicilia así que tras abandonar la Tonnara di Scopello paramos en la playa más cercana pero hacía tanto fresco que finalmente no nos metimos en el agua, además de que no llevábamos toallas ni mucha ropa para cambiarnos… Paramos en Terrasini donde aparcamos en la calle (sobre media hora, 1’2€ a través de Easypark). Aprovechamos para tomar un par de granitas muy ricas y dar un paseo por el pueblo, que no nos gustó demasiado porque estaba lleno de adolescentes haciendo el cafre con motos y tirando petardos. Antes de coger el coche compramos algo para cenar en un supermercado (27’76€ por pan, tomates, salmón y botella de vino de Cos) y nos dirigimos al alojamiento que habíamos reservado para esa noche: una preciosa casa, a través de Booking, por 65€, llamada Villa Uliveto, en Carini. Los dueños de la casa regentaban una estupenda Salumeria/Charcutería gourmet en Vilagrazia di Carini llamada Marciano, una pena no haberlo sabido porque podríamos haber comprado ricas viandas allí para la cena. Recogimos en la tienda las llaves, atendiéndonos los cueños, quienes resultaron ser muy ambles, incluso nos dieron unas lochas de una riquísima mortadela con trufa para que la probásemos. Además luego ella nos guió en su coche hasta la casa y nos explicó los secretos de la misma. La finca estaba llena de olivos, muy bonita, vistas al mar en la parte delantera y a la montaña en la trasera. Cenamos en la terraza de la casa, pues la temperatura era ideal. Etapas 13 a 15, total 15
DOMINGO 31/10/2021 Amanecimos en la preciosa Villa Uliveto, en Carini, tras una estupenda noche, pues la cama era comodísima. Recogimos las maletas y abandonamos la preciosa finca con olivos. Paramos a echar gasolina al coche (25€) y lo devolvimos en la empresa. No pusieron ningún problema y enseguida nos llevaron en furgoneta al aeropuerto. El primer vuelo, de Palermo a Barcelona fue con Ryanair, a las 12:45. Antes de volar nos tomamos las últimas exquisiteces sicilianas en una cafetería del aeropuerto: arancina y croissant con pistacho, además de una cerveza, un agua y un café (19,2€). Una vez en el aeropuerto de Barcelona comimos un par de menús en el Burger King por 26’9€. Allí esperamos hasta el segundo vuelo, que nos dejó en Vigo sobre las 22 horas. Pagamos el parking de nuestro coche, pues lo habíamos dejado en el garaje de Aena (53€) y nos dirigimos a casa. Dejamos las maletas, nos duchamos y nos disfrazamos, pues esa noche teníamos una fiesta de Halloween en casa de unos amigos así que la llegada a casa no fue precisamente de relax… El resumen de gastos y demás fotos podéis consultarlo en mi web, aquí tenéis el enlace: https://gastroviajesruth.com/diarios-de-viajes/italia-dia-1/ Etapas 13 a 15, total 15
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