Eslovenia y Trieste, 7 días ✏️ Blogs de Eslovenia

Cuando preparamos el viaje yo reservé un free tour en español con Gurú Walk para hoy viernes a las 16 horas. Es la primera vez que lo hacía, porque normalmente suelo utilizar Civitatis, pero no tenían free tours en Liubliana, así que a finales de mayo hice la reserva, como he dicho, con Gurú Walk, concretamente con Eldis. Hasta ahí todo normal, pero cuál es mi sorpresa que el jueves, 24 horas antes, recibo un correo de Eldis indicándome, entre otras cosas, que el tour no es gratuito y la cantidad mínima a dar son 10 euros (hasta ahí razonable), pero además él incluye una mini degustación de comida eslovena y eso lleva un gasto añadido y obligatorio de 10 euros más (comprobé que ese añadido no constaba en mi reserva de finales de mayo), le contesto que el tour es a las 4 de la tarde y ya hemos comido pero insiste en que es obligatorio. La verdad, no nos gustó, sobre todo porque no nos advirtieron de ese cambio sino hasta 24 horas antes del tour, así que lo anulamos y decidimos hacer la visita por nuestra cuenta.

Pues sobre las 9.30 de la mañana salimos de casa andando, ya con 28 grados, pasamos por el parque Tivoli (como nuestro Retiro, pero más pequeño), bastante gente ya paseando, corriendo o montando en bicicleta, seguimos por el Palacio de la Ópera para llegar a la Plaza Preseren, el centro neurálgico de la ciudad, todo ello en 20 minutos, como nos dijo Tanja.

Liubliana es una ciudad pequeña y típicamente centroeuropea, tiene unos 280.000 habitantes, regada por el río Ljubljanica que separa el casco antiguo de su núcleo comercial, y precisamente por su pequeño tamaño el centro histórico se recorre fácilmente y en poco tiempo. Su origen fue la Emona romana, construida inicialmente como asentamiento militar, y el año 1895 un terremoto obligó a reconstruir gran parte de la capital, surgiendo la figura del arquitecto Joze Plecnik, que reconstruyó el casco histórico y reordenó el tramo fluvial del río Liublianica, con sus puentes (Puente Triple, Puente del Dragón…). Plecnik, junto a Preseren, son figuras muy importantes en la historia de Eslovenia.

En este diario voy a enumerar, más que explicar, los sitios que fuimos recorriendo, sin dar demasiados datos que pueden buscarse en Google perfectamente. Aquí va nuestro recorrido:




Iniciamos, pues, en la Plaza Preseren, el centro de Liubliana y donde se encuentra la estatua del poeta esloveno del siglo XIX France Preseren, otro de los personajes más ilustres del país, de hecho, la séptima estrofa de uno de sus poemas, Zdravljica (que significa brindis) es la letra del himno nacional esloveno. Es una plaza pequeña, recogida (como la ciudad) pero con mucho encanto. También se encuentra la iglesia de la Anunciación, con su fachada barroca singular (de color rojizo).





Salimos de la Plaza por el Puente Triple, otro de los lugares emblemáticos de Liubliana, que conecta con el centro histórico de la ciudad. Como su nombre indica, son realmente tres puentes en uno (proyectado, cómo no, por Plecnik) y justo al otro lado se encuentra la Oficina de Turismo, donde entramos y nos proveemos de mapas en español de la ciudad.

Continuamos nuestro paseo al Ayuntamiento y su fuente, para a continuación dirigirnos a la catedral, que como a esa hora está cerrada (abren a las 11) no la podemos visitar por dentro, sí vemos la famosa puerta principal, de bronce, que representa los años de cristianismo en el país, y sus dos torres gemelas.

Seguimos para tomar el funicular que nos suba al castillo de Liubliana, pero el puñetero Google Maps nos lleva a una calle (justo en paralelo a la calle siguiente, que es donde estaba el funicular) que comenzamos a subir, y a subir, y al final nos damos cuenta que nos está llevando por la ruta a pie hacia el castillo, pero como ya hemos subido buen tramo pues continuamos andando hasta llegar. La subida no es complicada, la verdad, a nosotros se nos hace un poco más dura por la edad y que no tenemos mucha forma física, y eso sí, con un calor de mil demonios, menos mal que hay tramos en sombra y con algún banco donde podemos hacer una pequeña parada.

Al llegar arriba nos tomamos un café en el bar que hay en el castillo, con unas vistas muy chulas de la ciudad, descansamos un poquito y recorremos la zona exterior, que se puede visitar gratuitamente, incluida la zona de las mazmorras (el castillo en tiempos fue prisión). Mi hermano y mi cuñada deciden volver andando, mientras que mi marido y yo optamos por bajar en el funicular, más que nada por la experiencia.


Nos encontramos los cuatro nuevamente abajo y ponemos rumbo al puente de los Dragones, otro de los imprescindibles de Liubliana, damos un paseo por el río y nos sentamos a tomar unas cervezas en una de las muchas terrazas que jalonan el río, a ambos lados está lleno de ellas, nos gusta mucho el ambiente, mucha gente joven y muy animadas todas las terrazas, claro que para los eslovenos ya es la hora de comer. Como anécdota, el camarero que nos atiende habla bastante bien español, nos dice que es serbio pero había trabajado unos meses en Castellón.



COMIDA: EL OPEN KITCHEN

Tras descansar un rato, sobre las 13.30 nos dirigimos al Mercado Central, cruzando nuevamente el Puente de los Dragones a la derecha, porque hoy es viernes y todos los viernes de los meses de junio a septiembre hay Open Kitchen, un gran mercado gastronómico con muestras de menú, tanto esloveno como internacional. Son pequeños puestos de mercado donde compras tu porción de comida y la tomas sentado en las escaleras, o en unos bancos corridos con sombrillas y música.

Hacemos varios viajes y probamos comida de los puestos de Senegal (pollo especiado) India (una especia de kebab con carne picada y verduras, muy rico) Argentina (costillas), también los chicos nos trajeron chipirones y sardinas (estas últimas regular) y nosotras cogemos postres eslovenos (apple pie y kremna rezina), todo ello regado con las cervezas de rigor. Al final, en total nos gastamos unos 70 euros, pero comemos muy bien, eso sí, con un calor infernal de 35 grados y eso que estamos bajo una sombrilla.

Por supuesto también está representada España: un puesto con dos paelleras grandes y un cartel que anuncia paella, churros, sangría y vino. Que conste que la paella tiene buena pinta y es de los platos más solicitados por la gente según podemos ver, nosotros, obviamente, no lo probamos.




Sobre las tres de la tarde nos dirigimos a la Plaza del Parlamento, que está cerca, es bastante grande y la están preparando para algún tipo de concierto o evento. Vemos el magnífico edificio de la Universidad y tras cruzar la plaza nos encontramos con el Parlamento esloveno, más moderno (fue terminado en 1959) y tampoco muy llamativo, en la puerta principal hay varias figuras de bronce que representan a los trabajadores.



Volvemos al río, los chicos se quedan en una terraza tomando unas copas y nosotras nos damos un paseo muy agradable río abajo, y a la vuelta parece que se va a poner a llover, amenaza tormenta, así que sobre las cinco tomamos camino a casa. Sobre la seis cae una tormenta y refresca bastante el ambiente (ya no nos volverá a hacer tanto calor) aunque luego ya no llueve en el resto de la tarde, que aprovechamos para ir al Spar a comprar algo de cena.

---

Pues sobre las 8.30 de la mañana (en un día bastante más fresco que los anteriores) iniciamos esta etapa rumbo a Velika Planina, unos 41 km. al norte de Liubliana.


Velika Planina (montaña grande en esloveno) es el poblado de pastores más alto de Europa, y precisamente en el mes de junio se encuentran la vacas arriba pastando. Llegamos sobre las 9.30 de la mañana y nos dirigimos a la taquilla para coger el teleférico (21 euros por persona), que se supone que también incluye un viaje en telesilla hasta la zona más alta, pero oh sorpresa, la chica de la taquilla, que por cierto habla muy bien español (de ver las series españolas según nos comenta, cosa que nos alucina a todos) nos dice que se están haciendo obras de renovación del telesilla y no está operativo, pueden subirnos en coche eléctrico pero hay que reservarlo al menos con una hora de antelación, así que decidimos subir andando ese tramo.


Montamos en el teleférico, nos hacemos algunas fotos y comenzamos la subida a pie. La chica de la taquilla nos había comentado que era fácil y se tardaba una media hora por la ruta más sencilla, nosotros tardamos el doble, a ver, la subida no es tan fácil y ya tenemos una cierta edad, pero al final lo conseguimos, tampoco era demasiado complicado y además hoy el tiempo ayuda mucho, estamos en torno a los 18 grados a las 10 de la mañana. Eso sí, la subida con un paisaje muy chulo, aunque lo deslucen un poco las máquinas que cada pocos metros están haciendo las obras de renovación del telesilla.

Sobre las 11 de la mañana llegamos a la parte alta, lo primero que nos encontramos es el restaurante Zeleni Rob, donde nos paramos a tomar un café, con las vacas y el paisaje de fondo espectaculares, muy tipo Heidi. A estas alturas del diario habréis adivinado que nosotros somos mucho de parar para cervecitas o cafés, nos permite disfrutar de lo que nos rodea tranquilamente y reponer fuerzas para continuar.



Continuamos en dirección al pueblo, como he dicho paisajes preciosos con las cabañas de los pastores y las montañas al fondo, la zona es para pasearla tranquilamente, y hoy además el tiempo acompaña mucho, ya que no pasamos de los 20 grados.

LOGARSKA DOLINA

Sobre la una de la tarde cogemos el funicular de vuelta para dirigirnos a Logarska Dolina, a unos 47 kms. al norte de Velika Planina, por una carretera de montaña infernal, mil curvas y muchos ciclistas. Esto lo observamos en otras ocasiones, las carreteras de montaña son, lógicamente, muy atractivas para los ciclistas y en Eslovenia hay mucha afición, de hecho son tan dueños de las carreteras y calzadas (incluso en la ciudad) como los coches, y concretamente por las carreteras de montaña circulan con poco cuidado con los coches que puedan pasar, de hecho tuvimos que ir muy pendientes de ellos, porque se cruzan o se salen sin mirar, la verdad es que vamos más preocupados por los ciclistas que por la carretera en sí. Pero es que, curiosamente, en las zonas urbanas hay con frecuencia carril para coches y para bicicletas, pero muy estrechos, con lo que para circular tienes que invadir el carril de la bicicleta, ya que si viene un coche en dirección contraria no se cabe, nos pareció bastante peligroso, la verdad.

Al final llegamos al valle bastante tarde, sobre las dos y media de la tarde, ya pensando que no comemos. Lo primero, hay que pagar una tarifa de 7 euros por vehículo para entrar al parque, y ojo, que yo ya lo vi en otro diario y nos ha sido muy útil, hay que poner en Google Maps esta dirección (es una granja hotel en el valle) para llegar sin problemas a la entrada:

Farm Stay Juvanija, Logarska Dolina, Solčava, Eslovenia.


Logarska Dolina es uno de los valles glaciares más bonitos de Europa. Esta zona es una de las preferidas por los eslovenos para disfrutar de la montaña y la tranquilidad. No sólo hay unos paisajes preciosos, que de hecho aparecen en la mayoría de fotos turísticas del país, sino que fue elegido en 2009 por la Unión Europea como destino EDEN (European Destination of Excellence). Tiene unos 7 km. de largo atravesado por una carretera, y al final se encuentra la cascada Rinka, a la que me referiré más adelante y la carretera panorámica de Solcava.

COMIDA

Una vez pagados los 7 euros de rigor por el coche llegamos a comer al hotel Plesnik, nada más entrar al valle, pero vemos un cartel de cerrado todo el fin de semana por celebración de una boda (por allí estaban los novios e invitados haciéndose fotos, no me extraña, el entorno es muy chulo), así que nos dirigimos al otro restaurante que teníamos visto, la pensión Ojstrica, a unos 2,5 kms. siguiendo la carretera, donde, a pesar de ser ya las dos y media de la tarde, nos dan de comer sin problema y, por cierto, con cobertura total del móvil dentro del local, luego dentro del valle ya es otra cosa.

El restaurante todo un acierto, probamos el famoso struklji (una especie de crep, con relleno dulce o salado, en nuestro caso es salado), filete de pavo a la brasa con una salsa de queso buenísima (el pavo se incluye muy frecuentemente en la carta de comidas) con ensalada y patatas fritas recién hechas, brocheta de carne de cerdo y los postres (apple pie incluido), todo riquisimo, vino, cerveza y cafés y pagamos 98 euros. También están celebrando una boda en un patio exterior, se ve que los eslovenos aprovechan los preciosos paisajes de Logarska Dolina, y tras una tranquila sobremesa continuamos por la carretera hacia la cascada Rinka.

CASCADA RINKA

Como he dicho, se encuentra al final del valle, llegamos sobre las cuatro y media de la tarde, hay una zona de parking con un pequeño bar y tienda de recuerdos. Mi marido decide que no sube y nos espera durmiendo una siesta en el coche (hemos comido mucho), así que nosotros tres emprendemos camino hacia la cascada por un bosque precioso, no se tarda mucho y la subida no es complicada. Por fin llegamos arriba, la cascada tiene una altura de unos 90 metros, es una de las más altas de Eslovenia (con permiso de la cascada Pericnik, de la que ya hablaremos en su momento), no lleva mucha agua pero salen bonitas fotos. Hay también un bar como a media altura de la cascada, desde el que se tiene una vista espléndida.


Cuando bajamos de vuelta ya se nos han hecho las cinco y media de la tarde, estamos cansados y decidimos volver a casa y dejar la carretera panorámica de Solcava (que son dos horas largas) para otra ocasión.

Yo sí recomendaría, por la experiencia in situ, que hacer en un solo día Logarska Dolina y Velika Planina es un poco paliza, esta última puede recorrerse en una mañana, pero Logarska Dolina sí necesitaría de un día entero para recorrer también tranquilamente la carretera panorámica, que a nosotros no nos dio tiempo.

Así pues volvemos a la entrada del valle, vemos otra pareja de novios haciéndose fotos, nosotros también hacemos algunas y sobre las seis de la tarde emprendemos regreso a casa por una carretera de montaña muy bonita.


Llegamos sobre las siete y media y a comprar bocatas para comer mañana, que ya abandonamos Liubliana y salimos hacia Mojstrana, pero recorriendo la carretera de los rusos y el valle del Soça, así que el día será largo.

---

Gargantas Tolmin

Sobre las 8.30 dejamos Liubliana y nuestro apartamento (Tanja viene a despedirnos) y ponemos rumbo a las Gargantas Tolmin, son algo menos de dos horas de conducción (100 kms). Hoy es una ruta larga y Naturaleza a tope, así que nos llevamos hechos unos bocatas con fiambre y queso para aprovechar los mayores sitios posibles, aunque aun así nos quedamos un poco cortos, como veréis.

Llevamos unos veinte minutos conduciendo cuando, oh sorpresa, otra vez cortada la carretera 102 desde las 9 hasta las 17 horas, parece que había algún pequeño cartel un par de kilómetros antes que no vimos. Volvemos sobre nuestros pasos y, ahora sí, vemos que hay un cartel de desvío provisional hacia la localidad de Irija, cogemos una carretera más estrecha que la 102 y, afortunadamente, van señalizando con frecuencia el desvío provisional hasta llegar a Irija y retomar la 102 con 40 minutos de retraso, esto de las carreteras cortadas parece ya costumbre, en fin, no nos pasaría más, por suerte.

Entre unas cosas y otras llegamos a las Gargantas sobre las once de la mañana, aquí os pongo el enlace correspondiente:

www.soca-valley.com/ ...tion/#menu

Hay dos aparcamientos: el P-1, más cercano y de pago (3 euros) que a esas horas ya está lleno, así que dejamos el coche en el P-2 que es gratuito y está a unos 800 metros de la entrada, si bien eso no es problema porque hay un autobús shuttle que nos sube gratis y pasa cada 10 minutos. Los chicos, cómo no, se toman su cerveza en el bar que hay justo al lado de la taquilla. Compramos las entradas (8 euros cada una) y nos dan un folleto en inglés (aquí español nada). Por cierto, los aseos públicos sólo son gratuitos si has consumido en el bar y tienes que pasar el ticket por un torno, sino cuestan 1 euro por persona.

Las gargantas Tolmin son el punto de entrada más bajo y meridional del Parque Nacional de Triglav y participan de la extraordinaria belleza de la región. Conocidos comúnmente como los desfiladeros de Tolminka y Zadlaščica, estos lugares se encuentran entre los destinos más pintorescos de la zona de Tolmin. El sendero circular, de unos 3 km., que atraviesa estas gargantas salvajes es una maravilla. Un viaje a este paraíso escondido incluye la Cabeza del Oso, un puente natural creado por una roca caída que quedó atascada entre las paredes del desfiladero y un manantial termal que aparece en una pequeña cueva bajo el Puente del Diablo, de 60 metros de altura.





A mí me parecieron espectaculares, sobre todo la primera parte del recorrido, que está numerada en el folleto como 2 (Thermal Spring), 3 (vista desde abajo del Puente del Diablo, que al final de la ruta se cruza) y 4 (confluencia de los ríos Tolminska y Zadlascica) donde hay un puente para hacer fotos preciosas.




Ojo, hay que pasar el ticket de entrada por un torno al salir del puente. Esta parte del recorrido además es muy lineal, por lo que se hace muy fácil y es para hartarse de tirar fotos. Ya la Cabeza del Oso y la cueva (numeradas como 7 y 8 en el folleto) son otra cosa, hay una subida considerable, no difícil pero cansada para nosotros, aunque mi hermano y mí cuñada sí llegaron a la Cabeza del Oso. A las cuevas no nos desviamos, porque había que reservar visita con guía.

Tras la subida y cruzar el famoso Puente del Diablo, con un paisaje espectacular, véase foto:




Ya sobre las 12.30 paramos en el bar de la zona de tickets y nos tomamos una bien merecida cerveza, descansamos un rato y sobre las 13.30 horas pusimos rumbo a la Carretera de los Rusos para subir por el Valle del Soça, se nos había hecho tarde y ya no nos daba tiempo a parar en la cascada Kodjak, otra vez será.

Triglav y Soça

El bello río Soča (Isonzo en italiano, se pronuncia Socha en esloveno) nace en el Parque Nacional de Triglav, al noroeste de Eslovenia, con aguas de color esmeralda como pintadas, tiene un color precioso, la verdad, no es casualidad que Disney haya rodado aquí películas como Las Crónicas de Narnia. Su corriente pasa por cascadas, rápidos y estrechos barrancos y en su recorrido ha ido creando interesantes desfiladeros y pozas. El río Soča es el hábitat natural de un pez muy apreciado: la trucha de Soča, que atrae a pescadores de todo el mundo.

Lo imprescindible del Valle del Soča es el río en sí. Para visitarlo lo mejor es parar en cualquier parte de la carretera que va desde Bovec hasta Trenta, es un trayecto de varios kilómetros que va paralelo al río, ya dentro del Parque Nacional Triglav. Nosotros así lo hicimos, eso sí, carretera de montaña total, preparaos para curvas y más curvas.




A las 14.30 horas paramos a un lado de la carretera y en una sombra nos comimos unos bocatas que llevábamos preparados, un poquito de siesta y a las 15.30 retomamos la carretera para detenernos en Velika Korita (garganta grande del Soça). Bajamos caminando al río, precioso, formaba unas pozas donde la gente se bañaba y varios chicos se tiraban desde las rocas al río, daba miedo verlo porque era muy estrecho y me parecía que se iban a golpear, aunque lógicamente no pasaba nada, la verdad es que nos hartamos de hacer fotos.





Continuamos camino por miles de curvas y paramos en el mirador Supca (en el Google Maps viewpoint Supca), con una plataforma para contemplar el paisaje casi en 360 grados, unas vistas geniales de los Alpes Julianos, ya sabéis, el más alto el Triglav con 2800 metros.

Seguimos conduciendo y llegamos al Paso Vrsic, el más elevado de Eslovenia a 1612 metros, donde hay espacio para aparcar, un bar y una tienda de recuerdos. Por supuesto paramos a tomar una cerveza en la terraza con vistazas a los Alpes, pero nos llamó la atención que cerca del borde había unas hamacas donde te sentabas con la cerveza a contemplar el paisaje, así que mi cuñada y yo no nos lo pensamos y allí que nos fuimos las dos, espectacular la verdad.



Continuamos bajando por otras miles de curvas, estábamos cansados y ya no paramos a ver la Iglesia de los Rusos, fuimos directamente a Mojstrana, donde teníamos la casa, eso sí, admirando de paso desde la carretera el Lago Jasna, precioso también, pero como digo estábamos cansados y ya no dábamos mucho más. Llegamos a la casa sobre las 18.45 horas, muy chula, en una urbanización a un par de kilómetros del pueblo con vistas muy bonitas.

A las ocho salimos a cenar al pueblo de Mojstrana (teníamos un restaurante al lado de la casa pero cerraba a las 8), que, como otros del pueblo cerraba a las diez. Cenamos compartiendo goulasch y struklji, ración de patatas fritas y tres cafés, 57 euros. Agotados, nos fuimos a dormir.

Menos mal que al día siguiente tocaba el Lago Bled, bastante cerca y con un plan más tranquilo, que con el correr de los días se va acumulando el cansancio.

---