![]() ![]() 12 días descubriendo Rumanía en coche ✏️ Blogs de Rumania
Del 2 al 14 de junio de 2023, ruta en coche por RumaníaAutor: Kehlan Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (5 Votos) Índice del Diario: 12 días descubriendo Rumanía en coche
Total comentarios: 8 Visualizar todos los comentarios
Etapas 4 a 6, total 14
Nos despertamos y nos ponemos en marcha. Aún hay poca gente por las calles, y nosotras vamos hacia la escalera de los estudiantes, un puentecito con encanto que conecta la plaza de la ciudad con la escuela en la parte superior de la colina. Fue construida en el siglo XVII, cubierta de madera, algo curioso y diferente que nos da acceso también a una iglesia. Paseamos un poco y volvemos a bajar, observamos la torre en obras de dia, y vemos la fachada de la casa de Draculita, pero no abren hasta las 10 y no nos vale la pena esperarnos, ya que hoy nos espera algo emocionante: la Transfagarasan! Bueno…. Con algo de trampa. Aún no está la carretera abierta, y hemos leído que desde la zona en la que estamos podemos acceder al final de la carretera, donde hay un teleférico que podemos coger y ver algo de la carretera. No había mucha más información al respecto, pero nos da tanta pena perdernos la carretera que vale la pena intentar acercarnos a la zona.
Vamos a por las maletas, le pagamos a la señora del alojamiento (que ya nos está esperando por ahí) y ponemos rumo a nuestro Dacia-Móvil. Nos adentramos en carreteras secundarias de campo, y paramos a poner gasolina cuando vemos la oportunidad. También cogemos un par de cafés fríos que después de un rato nos damos cuenta de que llevaban Red Bull (bueno, vale…. ![]() ![]() ![]() Mi amiga estaba loca con ver un oso, y yo era la cabeza racional que le recordaba que son animales adorables que te matan de un zarpazo. Nos paramos a una distancia prudente, sin bajar del coche ni tirarle comida, y él estaba tumbadito tan tranquilo. 3 coches, con el nuestro, estaban observándole y uno de ellos si le tiró un trozo de pan, para lo que el oso se levantó, se lo comió y volvió a tumbarse tan pancho. Estuvimos unos 5 minutos alucinando, y proseguimos hacia el destino, conscientes de estar en medio de una curva. Ya llegamos a una zona con casetas de madera que venden comida y souvenirs, y muchos coches parados en los laterales de la carretera. Justo ahí hay uno de los puentes de la carretera, con grandes bloques de cemento que impiden proseguir. Solo las motos o las bicis se pueden colar entre los bloques… Aparcamos el coche y bajamos. ![]() ![]() Al llegar arriba, nos cobran los 50 lei a cada una (10€ p/p), y salimos al lago congelado. Los iglús de hielo están empezando a descongelarse, pero se ve el 70% de la construcción. Arriba hay un mirador cubierto, pero con la nieva no se aprecia mucho. En el mirador coincidimos con un rumano que al escucharnos hablar, se pone a hablar español con nosotras: vive en Tenerife con su mujer Holandesa. ¿Hay algún rumano que no haya vivido en España? Son muy majos y hablamos un rato con ellos. Nos preguntan si hemos visto al oso, alucinados como nosotras, y nos dice que es el primero que él ve. Nos quedamos un rato más, las chicas de vestidos mostaza en medio de un lago congelado, viendo como la gente esquía. Es sobrenatural y nos encanta el contraste. Con el frío metido en el cuerpo, después de un rato, volvemos al telecabina y hacemos una media hora de cola para poder volver. Cuando vamos a subir nos vuelven a cobrar…. Ah! Pensábamos que eran 50 lei ida y vuelta, pero no… así que nos va a salir caro el viaje, pero no nos importa porque nos ha encantado. Volvemos a pagar 100 lei entre las dos, y volvemos a disfrutar de las mismas vistas. ![]() Al llegar, bajamos la montaña pero ya no vemos al oso. Nos dirigimos hacia Casa du lut Valea Zânelor, unas construcciones de arena y arcilla muy curiosas, que quedan de camino a Sibiu. Cobran entrada y desde fuera se puede ver, así que lo vamos viendo desde el exterior. En los alrededores de la casa hay un parque temático infantil y está lleno de gente, y también de paradas con comida y bebida y llevamos todo el dia sin comer, así que nos compramos uno de los famosos Kürtoskalács, una masa de mantequilla en forma de cono, rebozada en azúcar y canela. Los había visto en Hungría, pero aquí no los rellenan de nada. Pagamos 20 lei (4€) y no nos lo acabamos! Está muy bueno y llena muchísimo. Después de la parada exprés y de recargar pilas, ponemos ya rumbo a Sibiu. Tenemos noche en Chostello Ecomis Clasik, una habitación privada muy amplia y cómoda algo alejada del centro, pero con aparcamiento en la puerta. Hacemos el check-in y soltamos las cosas, y nos acercamos con el coche un poco más al límite del centro, donde aparcamos sin problemas y tan solo a unos 10 minutos andando del centro. Al llegar, ya nos gusta lo que nos encontramos: ciudad empedrada, con colores y con mucho ambiente. Vamos a las dos plazas principales, está lleno de gente comiendo helado y paseando. Vemos los típicos ojos de los tejados, la catedral, vamos al puente de las mentiras donde ha empezado a llover unos 5 minutos y vemos un precioso arco iris. ![]() Paseamos por la ciudad baja y vemos la muralla y al final decidimos parar a tomar algo y cenar en un rinconcito donde hay música y muy buen ambiente. Como todas las mesas de las terracitas están llenas, al final paramos en unas pequeñas mesas de un coreano que nos permite quedarnos en la zona. Sorprendentemente, cenamos genial. No pensábamos en comida coreana cuando pensábamos en Rumania, pero disfrutamos de un arroz con pollo riquísimo y unas Gyozas, con nuestras cervezas Moretti y la música (pagamos 111 lei, 22.39€ por el arroz, 8 gyozas y 4 cervezas). Atardece mientras compartimos un rato bien merecido, recordando constantemente que HEMOS VISTO UN OSO! ![]() Total dia = 123.2€ (61.6€ p/p) Total dia con alojamiento = 145,08€ (72.54€) Etapas 4 a 6, total 14
Nos levantamos temprano y vamos al coche, porque hoy nos esperan bastantes kilómetros. Hemos decidido ir hasta Timisoara, que habíamos descartado porque estaba muy lejos y era un desvío que no nos parecía que valiera la pena. Al final, al ver que las carreteras están muy bien y que vamos “bien” de tiempo en nuestra ruta, decidimos que sí vale la pena acercarnos, pero como no estamos seguras de hacer noche vamos sin nada reservado de momento.
La carretera es autopista y cuando llevamos una hora paramos en una gasolinera a por un par de cafes, porque entre el solecito y la monotonia de la carretera, me está entrando un sueño… Pagamos “un dineral” por los cafés (23 lei, casi 5 euros) pero son necesarios para continuar el camino. Después de un par de horas más llegamos a Timisoara y como en el centro para ser un poco difícil aparcar, nos vamos al parking gratuito del Lidl, que está a unos 15 minutos andando y así entramos y compramos un agua grande. Hace mucha calor, el día que más calor hace de los que llevamos en el país. Atravesamos el parque Anton von Scudier, donde vemos a varios rumanos jugando al ajedrez a la sombra y llegamos a la catedral ortodoxa Metropolitana, que admiramos desde fuera. De ahí vamos por el paseo hacia la plaza Victoria y nos encontramos con una gran estructura vertical de andamios rodeados por plantas. Con la curiosidad nos acercamos y vemos que es una especie de exposición temporal que justo empieza a dejar subir a la gente, controlando el aforo. Nos parece un buen mirador y hacemos cola durante unos 10 minutos. Cuando vamos a subir, la chicha (que habla inglés perfecto) nos explica que los arquitectos que han tenido la idea son españoles. Hay diferentes variedades de plantas en los diferentes pisos del andamio y, en el piso superior, podemos admirar muy buenas vistas de la plaza y la iglesia al fondo. ![]() ![]() Desde ahí continuamos hacia la plaza de la Libertad, por la calle Alba Iulia que está llena de paraguas de colores en el techo, dando una sombra que se agradece muchísimo. Desde ahí seguimos bajando hasta llegar a plaza Unirii, donde vemos la Brick House, icónica en la plaza, y la catedral Sfantul Gheorge. ![]() Seguimos caminando por las calles del centro, que tienen bastante encanto y mucha vida. De ahí vamos a las murallas y vemos los puntos cardinales, en una rotonda un poco fea… Y ahí nos replanteamos qué hacer. Hemos leído que hay un museo del comunismo donde uno de los guías es un superviviente de la revolución, y que su testimonio es algo commovedor. Buscando por internet no leemos muy buenos comentarios del museo, que está como a medias y que hay días que no hay visita guiada y no sabemos qué hacer. Allí está la bandera original agujereada, uno de los mayores símbolos de la revolución… Al final decidimos que sin la visita guiada igual no nos convencen los comentarios, y nos gustaría empezar a volver hacia Turda para hacer noche por allí, así que decidimos volver al coche para acercarnos al río Bega antes de empezar a bajar hacia Corvin. Somos conscientes de que hemos hecho bastantes kilómetros y no hemos sacado mucho de la ciudad. Es una ciudad grande con encanto en la parte centro, que podría ofrecernos más si nos quedaramos pero, al mismo tiempo, es una ciudad grande en la que no queremos entretenernos más porque queremos darle más tiempo a la zona de Maramures en un par de días. Así pues, deshacemos el camino hasta desviarnos a Corvin. Aparcamos en una de las calles que bajan del castillo y caminamos unos 5 minutos mientras chispea. Llegamos a la entrada y alucinamos con lo que vemos. El castillo de Corvin o de Hunyad es cierto que parece sacado de un cuento de hadas. Fue construido sobre la antigua fortificación romana en 1315 por el Rey Carlos I de Hungría y a principios del siglo XV fue donado por el Rey Segismundo de Hungría a Voyk Hunyadi y su hijo y nieto ampliaron el castillo. El interior es amplio y se pueden visitar bastantes estancias. ![]() Para poder disfrutar del interior, pagamos 20 lei entre las dos, correspondientes a dos tickets de estudiante (4€). La Vivid nos vuelve a fallar, y para no entretenernos mucho pagamos en efectivo. Saliendo de allí vemos un Lidl y, como ya es costumbre, paramos a por algo. Estamos hambrientas y llevamos todo el dia con un par de cafés, los restos del Kurtos de azúcar y una bolsa de pelotazos que traíamos de España... (nadie dijo que la vida de carretera fuera fácil ![]() En Turda hemos reservado en Casa Baciu por 25€ la noche, en una habitación privada en una casita un poco alejada del centro (parece que no hay mucho en el centro, son 4 calles y esta en obras, aquí es lo más económico y el patio de la casa tiene encanto). Aparcamos en la puerta y la dueña nos lleva a la habitación (no se la ve muy dispuesta a darnos conversación, porque cuando nos giramos la mujer ya se ha ido). Dejamos las cosas y, como ya es tarde, buscamos qué hay abierto para cenar. Todo cierra bastante pronto y tenemos que darnos prisa. Al salir nos damos cuenta de que la llave no cierra, pero parece que no hay nadie más alojado y la casa tiene su valla, así que no nos preocupamos mucho… Vamos a cenar a Talora Grill, que está abierto 24h y no tendremos problema con la cocina. Además, parece un bar de carretera con bastantes buenos precios. Yo pido una sopa típica con pan, y mi amiga pollo rebozado con patatas, con un par de cervezas y un refresco. Pagamos 83 lei (16,7€) y la camarera nos atende en español, ¡qué raro! Es una chica que ha estado estudiando en España… y nos saluda cada vez que nos ve jaja ![]() Estamos un rato charlando pero el cansancio nos va atrapando y volvemos al alojamiento, donde después de una ducha caemos en pocos minutos. Ha sido un día de mucho coche pero nos ha gustado lo que hemos visto. Total día = 85.24€ (42.62€ p/p) Total día con alojamiento = 110,24€ (55.12€) Etapas 4 a 6, total 14
Al despertar, recogemos nuestras cosas y vamos en busca de la señora para pagarle. En el patio no está, y no sabemos si picarle a su casa o no… hay bastante silencio. Esperamos un rato, nos asomamos a la ventana y nada. Nos acercamos a la valla exterior y ahí aparece corriendo detrás… no hay nada como un fingido sinpa! Nos dice que no acepta pagos on tarjeta y pagarle con leu es quedarnos sin blanca, porque no hemos vuelto a cambiar desde el primer dia… Pero entonces nos dice que le podemos pagar en euros sin problema, así que eso hacemos. No tenemos cambio y nos redondea la noche a 25€ (eran 26€ en booking) y nos despide, sin mucho más interés.
En frente de las salinas había un restaurante al que quisimos ir a cenar, pero cuando llegamos ya habían cerrado la cocina. Vamos a ir a desayunar y así dejamos el coche aparcado en su parking gratuito, a 5 minutos andando de las salinas, y nos ahorramos aparcarlo en el de pago del lugar, que ahí poca más opción hay. Al llegar no hay ni un alma, así que desayunamos en la terraza con la compañía de los pajaritos que vienen a pedirnos migajas. Hoy compensamos los malos desayunos que hemos tenido en todo el viaje, con unos buenos capuchinos, unas crepes de cacao y unos huevos fritos con bacon. El lugar se llama Sarea n Bucare, pagamos 77 lei (15.53€). ![]() Vamos a las salinas, que hace poco que han abierto y ya está lleno de escolares esperando entrar. No hacemos cola y pagamos en taquilla un tiquet de estudiante por 30 lei y uno de adulto por 50 (16,14€ las dos). Aquí si miran el carnet de estudiante e incluso me preguntan qué estoy estudiando y cuándo acabo. El carnet que llevo es válido para el curso escolar 22/23, sin fecha concreta, así que no me dicen nada más. Recorremos las salas superiores de la salina, que són curiosas pero no tienen mucho misterio. Nos asombran las paredes repletas de sal compacte y vamos leyendo algunas informaciones en carteles. Bajamos por las escaleras 13 pisos, que no se hacen pesados, y llegamos al fin a la galería principal. Es alucinante ver cómo han reaprovechado las minas después de su uso para la extracción, y la han reconvertido en un parque de atracciones-spa. Damos una vuelta, viendo como la gente juega al billar o al mini golf en un escenario tan curioso. Nos acercamos a la zona de las barcas y decidimos pagar creo recordar que 60 lei (6 euros por barca) y te dicen que son unos 20 minutos, pero nosotras estuvimos más y nadie nos dijo nada. Imagino que si se llena más y hay cola, entonces si te piden salir pasado el tiempo. Nos divertimos intentando manejar la barca, y desde abajo es curiosa la perspectiva. Es algo completamente opcional, pero nos parecía algo diferente que hacer para aprovechar la visita. ![]() Cuando salimos de ahí, decidimos subir en ascensor y marcharnos ya. Si hace algo de frío pero nosotras con un jersey y una chaqueta fina estábamos muy a gusto, tampoco hace un frío invernal. ¿Vale la pena la visita a las minas? Para nosotras, sí. Yo había estado en las minas de sal de Wieliczka, en Polonia, y no tiene nada que ver. Si esperas ver unas minas impresionantes, sin explotar ni decorar, igual este sitio te decepciona. Si esperas ver algo “diferente” y original, entonces es muy curioso de ver. Pero todo dependerá de tus expectativas. De ahí vamos al coche y ponemos rumba a Cluj, donde nos pasaba un poco como en Timisoara: ciudad grande, que se “vive” más que se visita durante un par de horas. No sabíamos si hacer noche aquí o visitarla, comer algo, e ir hacia el norte. Al final es lo que hacemos, porque al llegar vemos que no nos dice nada: la vemos una ciudad bastante gris, con mucho tráfico y algunos edificios sueltos como la Iglesia de San Miguel y el Monumento Matia Corvin, recorremos el boulevard Eroilor, llegamos a la plaza Avram Iancu, donde admiramos la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y la fachada del Teatro Nacional. Aprovechamos estar en una gran ciudad para buscar una casa de cambio, y cambiamos esta vez 175€ (a 4.91 el cambio). Nuestra intención es ya acabar el viaje con ese efectivo. ![]() Pasado esto decidimos irnos ya, porque no vemos qué más podemos hacer ahí a parte de acercanos al Jardín Botánico, que está algo alejado. Preferimos dormir en Maramures y nos volvemos al coche, que hemos aparcado en una zona de parques al norte de la ciudad a una media hora andando. A la salida de Cluj paramos en un Lidl, compramos algo de comer y nos vamos a la zona rural. Hemos hecho bien, porque empezamos a vivir una experiencia increíble en esta zona del país. Ponemos como ruta las iglesias de madera en el GPS para saber qué camino coger, y entre una y otra nos encontramos parajes llenos de paz y verde, cerdos, vacas, camiones con buzones de colores que resultan ser panales de miel. Por el camino nos encontramos a alguna gente muy característica labrando el campo o ordeñando vacas, y también descubrimos unas construcciones llamadas Haystack, que resultan ser típicas de esta época del año y de esta zona de Rumanía. Son construcciones de heno, que les sirve para secar y para guardar y alimenar a los animales durante todo el año. Forman unas construcciones verticales realmente curiosas, y como ya empieza a hacerse tarde y no hace tanta calor, es cuando salen a hacerlos. La primera iglesia en la que paramos es Rogoz, la iglesia de los Santos Arcángeles, patrimonio de la humanidad por la UNESCO desde 1999. Data de 1663 y está construida en madera de olmo, con su gran mesa de los sabios en un lateral, donde dicen que se reunían para tomar decisiones importantes. Está, como las demás, rodeada por un cementerio que es casi tan curioso como la iglesia. Cuando llegamos ya era cerca de las 6, si no recuerdo mal, y asomadas a las ventanas de la iglesia pudimos ver bastante el interior de la iglesia, así que decidimos no llamar al número que aparecía en la puerta para que nos abriera. La verdad es que nos impresionaba más el exterior que el interior, que no nos llamaba tanto la atención. Nos quedamos por ahí un rato, rodeando el lugar. Igual por ser la primera de todas, nos llevamos una gran impresión de Rogoz. Habíamos aparcado, tal cual, en la puerta al lado de la valla, porque no había ningún espacio para aparcar mejor como otra si tenían, pero nadie nos dijo nada. Había un par de personas cavando una tumba O.o y un niño con su bici por entre las mismas, que nos recordó a una peli de miedo. ![]() De ahí seguimos hacia Plopis, construida en 1798 y es mucho más alta. Repetimos el modus operandi de intentar ver el interior desde el exterior, ya que aunque llamemos por teléfono es demasiado tarde y estamos fuera del horario de visita. Admiramos la zona y vamos a Surdesti, que está bastante más cerca y es prácticamente idéntica. Aquí ya está empezando a oscurecer y, además, empieza a llover. Pero antes de irnos, en la zona del cementerio, vemos a una mujer que está cortando hierbas con una especie de guadaña de madera. Nos llama la atención y nos acercamos a chafardear, en lo que ella nos ve y nos sonríe. Sigue trabajando y como seguimos ahí, nos llama para que nos acerquemos. La mujer habla italiano, por sus antepasados, y entre el italiano, el rumano y el español, nos entendemos y nos explica que allí está enterrado su padre, que murió hace 3 años, y ella está limpiando su tumba de hierbas. Nos enseña el instrumento que utilitza, que es el mismo que usan para los haystack, y nos dice que vive muy cerca de la iglesia. Nos pregunta que donde están nuestros maridos, y cuando le decimos que en casa trabajando, se queda alucinada. Nos pregunta por los bambini y le decimos que no, que nosotras a viajar, y la mujer no sabe si reírse o no, alucinada. Nos dice que allí las chicas de nuestra edad (tenemos 30) ya están casadas hace años y criando a los críos, y eso de dos chicas viajando solas es muy raro para ellos. Aún así nos sonríe y nos transmite mucha simpatía. Tiene unos ojos preciosos y cuando la piropeamos se pone roja. Le pedimos una fotografía las 3 y accede muy contenta, diciendo que vaya pelos y vaya pintas que lleva para una foto! Jajaj ![]() Nos despedimos de ella y nos vamos hacia el coche, de camino a la última de hoy: Budesti. Cuando llegamos ya es completamente de noche, son casi as 22h, pero la iglesia está iluminada y le da un aire muy diferente a las demás. Está en una colina, y las puertas exteriores están abiertas así que nos podemos acercar. Llueve bastante, y no tardamos mucho en irnos pero nos parece preciosa así iluminada. ![]() De ahí tenemos unos 20 minutos en coche al alojamiento, donde ya hemos avisado por booking de la hora a la que llegaríamos. Hemos reservado la noche en Breb, en Casa Pintea de Sub Coasta, por 28€ la noche. Además, hemos pagado 160 leu (32,2€) entre las dos por una media pensión, para cenar y desayunar aquí. Ha sido muy buena opción, ya que no hay nada para cenar cerca y menos tan tarde, y además hemos leído en los comentarios que la dueña cocina muy rico y así tendremos la oportunidad de probar algo realmente local. Nos cuesta un poco encontrar la pensión, ya que es de noche y llueve, y el camino final es bastante rural. El GPS nos manda a una casa que no tiene pinta de ser, pero la señora de la casa (al ver un coche en su puerta) sale a la valla. Le enseño el nombre de la pensión que buscamos y muy amablemente nos indica por señas que tenemos que volver hacia atrás y girar en el cruce donde hemos seguido recto. Le hacemos caso y vamos mirando hasta encontrar una casa iluminada y con la valla abierta… tiene que ser esa. Al acercarnos, vemos el nombre en la puerta y una señora sale a recibirnos. Nos indica donde aparcar, dentro de su propiedad. Nos rodea campo y otras casas y pensiones. Cuando salimos del coche, nos enseña la habitación para que dejemos las maletas y ya nos dice que si queremos cenar. Estamos hambrientas! Y son las 10 y media de la noche, así que nos lleva al comedor que está en su casa, en frente de la casa de invitados. Ya tiene la mesa preparada, con los platos y varias botellas de licor. La señora, Ana, adivinad… habla español! Ha estado haciendo algunas temporadas de cosecha en Huelva y chapurrea bastante bien nuestro idioma. Nos trae una olla de sopa para unas 8 personas, por lo menos, y nos invita a beber vino o palinka, un aguardiente de Hungría y del este de Europa. Nos dice que es muy fuerte, que lo destilan dos veces y está prohida la venta por el alto grado de alcohol que tiene, así que lo hacen en casa para consumo propio. Tiene el normal y uno de frambuesa. Yo empiezo la cena con un chupitazo y aquello arde más que la absenta. Nos tomamos dos platos de sopa, que está buenísima y además entra de lujo. Aún con dos platos cada una, queda la mitad de la olla, y cuando pensamos que con eso ya nos vamos a dormir, viene Ana con una bandeja con arroz de verduras y unos lomos en salsa. Al ver que no nos hemos acabado TODA la sopa, nos dice que si no tenemos hambre. Le decimos que estamos llenas y nos dice que no pasa nada, que el hambre viene comiendo y que tenemos toda la noche. Nos deja el segundo plato y se mete en la cocina. Probamos el lomo y el arroz, pero a penas comemos porque realmente no podemos más. Cuando al cabo de un rato sale, nos dice preocupada que si no nos ha gustado. Le insistimos en que está buenísimo pero no podemos más, y me recuerda a mi abuela diciendo que no comemos nada y que hay que crecer. No muy convencida, se lo lleva y nos trae el postre: unos pastelitos caseros como de galleta con merengue o nata. Nos parimos uno de cada y le damos infinitas gracias. Lo único que queremos es darnos una buena ducha y coger la cama, porque ha sido un día super intenso! Total día = 68.38€ (34.18€ p/p) Total día con alojamiento = 96,38€ (48.19€) Etapas 4 a 6, total 14
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 5 (5 Votos)
![]() Total comentarios: 8 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |