DIA 7 – BUCOVINA, ICE CAVE, LAGO ROJO + BICAZ ✏️ Diarios de Viajes de RumaniaBucovina, Ice Cave en Borsec, Lago Rojo y Garganta de Bicaz. Entre el apartamento y el sitio donde cenamos anoche nos separan 5 minutos y vimos una cafetería y un supermercado, así que recogemos y cargamos el coche, que dejamos en la puerta del...Diario: 12 días descubriendo Rumanía en coche⭐ Puntos: 5 (3 Votos) Etapas: 14 Localización: RumaniaEntre el apartamento y el sitio donde cenamos anoche nos separan 5 minutos y vimos una cafetería y un supermercado, así que recogemos y cargamos el coche, que dejamos en la puerta del apartamento, y paseamos a la terraza del sitio llamado Scala donde nos tomamos un par de capuccinos tranquilas. Entramos al supermercado y nos compramos unas galletitas para el coche. Pagamos unos 20 lei (4€) por los cafés y las galletas, y vamos a por el coche poniendo rumbo a el monasterio de Humor, a casi 1 hora. Cuando llegamos, aparcamos un poco más adelante del parking de pago, pegadas a un muro de una casa. Va a ser entrar y salir, así que… jaja Entramos y, al ser de día, si hay un cartel que pone que los tickets se compran en la entrada donde hay una tienda de souvenirs. Una pareja de alemanes que viene detrás nuestro y va a entrar directa al monasterio se para al ver que leemos lo del ticket, y entonces se quedan mirando y entran a pagarlo. Nosotras también nos miramos y dudamos… es de mala viajera escaquearnos ahora que si hay alguien cobrando, pero somos españolas y llevamos el escaqueo dentro… parece la decisión más difícil de todo el viaje y al final nos puede el momento y entramos directamente al monasterio (ahora, viéndolo en perspectiva, me sabe mal porque no creo recordar que eran 5 o 10 lei… pero no os voy a mentir, no lo pagamos…). Entramos y hace sol y el monasterio con esa luz se ve diferente. Es muy parecido a los dos que ya hemos visto, y damos una vuelta rápida por el exterior y nos asomamos al interior, también muy parecido a los otros. Hay una pequeña torre a la derecha donde se puede subir, con unas escaleras super estrechas de piedra, y desde arriba tenemos unas vistas preciosas del recinto. Bajamos y volvemos al coche, para poner rumbo al que hemos decidido que será el último de los monasterios, Voronet, ya que no nos está causando la sensación de novedad que nos causaban las iglesias de madera, pero pilla bastante de paso para la siguiente parada y a tan solo unos 15 minutos. Saliendo de la zona, adelantamos un carro de caballos con dos trabajadores cargados de heno. Nos encanta la estampa rural de esta zona, aunque tiene sus peligros… Después de un rato conduciendo, mientras voy mirando el GPS, mi amiga me señala contenta “mira, una vaquita”… a lo que levanto la vista del móvil ella da un volantazo y se desplaza al carril contrario, pero un coche viene de frente y vuelve a nuestro carril con otro volantazo en lo que escucho un golpe y ella grita “la vaca!!!”. Me quedo en shock, ¿qué acaba de pasar? Miro corriendo por el retrovisor y veo a la vaca en medio de la carretera, meneando la cabeza como aturdida y mi amiga corre a poner el intermitente y pararse unos metros más adelante en un pequeño saliente. ¡Hemos “atropellado” a una vaca suicida que se ha tirado a la carretera! Yo salgo acojonada por el coche, y ella sale acojonada por la vaca. La vaca ha quedado bastante atrás pero gracias a los reflejos de mi amiga parece que hemos evitado atropellarla de lleno y “solo” se ha dado un cabezazo contra la parte trasera del coche, y milagrosamente el coche no tiene ni un rasguño. Nos quedamos durante 5 minutos en shock reviviendo la escena, revisando el coche y flipando con que la vaca se nos haya tirado a la carretera. Estaba pastando tan tranquila en una subidita a la derecha, y no sabemos si se ha tirado o ha perdido el equilibrio… el caso es que continuamos el camino con mil ojos y el susto en el cuerpo. En Voronet hay más turismo, una especie de calle con paradetas para llegar al monasterio donde venden productos locales. Hay un parking mucho más grande, de pago, pero avanzando un poco más hay una zona para aparcar gratuita. Parece una zona de vecinos, pero están en obras de una zona del monasterio y otro coche va hacia esa zona y aparca, así que le seguimos y hacemos lo mismo. En la puerta de la muralla del monasterio hay un señor que cobra la entrada y te da un ticket para entrar. De esta si que no se puede escapar uno, y además ya nos hemos escaqueado bastante, así que pagamos nuestros 2 tickets a 5 lei cada uno (1 euro), con el carnet de estudiante, y entramos al recinto. Damos una vuelta y salimos de ahí sin nada que destacar. Volvemos al coche y ponemos rumbo a una zona donde hemos encontrado una excursión no muy larga en la montaña para ver la cueva de hielo, en Borsec. Aunque hemos salido temprano y no hemos estado mucho rato en los monasterios, tenemos unas dos horas de coche para llegar, y estamos ahí sobre las 14h. Intentamos llegar al parking que nos marca Google maps pero nos manda por una calle peatonal con valla, y no podemos acceder. Intentamos rodearla pero no hay manera, así que aparcamos en la zona del pueblo y caminamos hacia la “entrada” de la excursión, donde después de unos 15 minutos andando atravesando unas calles de piedra que se meten entre el bosque, llegamos y vemos un coche aparcado pero no sabemos por donde ha llegado. Empezamos la ruta de a penas 4 kilómetros, pero al empezar a andar empieza a ponerse el cielo feo y empieza a chispear. A los dos minutos… empieza a diluviar! No hemos cogido los chubasqueros porque no tenía pinta de llover, y no tenemos donde resguardarnos, así que como las lluvias de estos días han durado poco, seguimos andando esperando a que pare. En vez de parar, aprieta, y decidimos quedarnos unos minutos bajo las ramas de unos arboles frondosos porque estamos ya casi chorreando y creemos que van a ser unos minutos, pero como vemos que no para, salimos y seguimos andando. Llegamos antes a la cueva de que pare, y entramos corriendo para resguardarnos. La cueva es muy pequeñita, y es conocida porque el agua que filtra de las montañas se congela en formas de cascada y de estalactita, y aunque al entrar a la cueva la temperatura baja muchísimo, no queda rastro del hielo. Filtra agua y en la superficie de las rocas superiores hay una fina capa de hielo, pero nada de formas ni figuras. Igual nos hemos animado demasiado porque habíamos encontrado fotos de la cueva con hielo en esta época, pero no hemos tenido en cuenta el cambio climático así que la excursión es un “fracaso”, acabamos chorreadas hambrientas y sin haber visto casi nada… casi, porque la arboleda y las vistas que tenemos del bosque son muy bonitas y se respira una paz increíble. Solas, con el bosque para nosotras, volvemos al coche intentando disfrutar del olor de la hierba mojada, que es la parte del vaso medio lleno que tenemos. Al llegar al coche está parando de llover (por supuesto) y nos secamos como podemos. Tenemos hambre pero son casi las 4 de la tarde y aún tenemos que llegar al Lago Rojo, que tenemos a más de una hora, así que decidimos aguantarnos y seguir el camino. Tampoco hay ningún supermercado por la zona. Volvemos a entrar en zona de curvas de montaña, como cuando subíamos para ir al teleférico de la Transfagarasan. Llegamos a las 17.30 al lago rojo y aparcamos a la derecha de la carretera, junto a otros coches que también están ahí aparcados. No hay mucha gente y parece que están “cerrando” y vemos que a partir de las 18h el parking de pago es gratuito. Andamos hacia el lago y vemos varios puestos de comida y algún restaurante. Nos morimos de hambre, pero preferimos primero ver el lago y luego parar con calma. En el lago tampoco hay mucha afluencia de gente. Hay barcas de colores, aunque nadie está montado, y observamos el paisaje. Hay una historia en una de las fachadas que cuenta la triste historia del lago, al que también se le conoce como el monte asesino. Y es que este lago se formó en 1837 después de que la ladera del Monte Ghilcos se desprendiera y se llevara por delante a la población de la zona. El “rojo” puede parecer que es por la sangre que acabó ahí, pero no, es porque muchos ríos y riachuelos que desembocan ahí, atraviesan terrenos con estratos de óxido de hierro, aunque nosotras no apreciamos el color. Desde abajo vemos un mirador suspendido en el aire a la derecha, y intentamos acceder pero hay que atravesar un río para llegar a subir ese trozo de montaña y no hay puente… Encontramos unas maderas y un saliente con unos hierros, que nos da a pensar que había un puente y algún temporal se lo llevó por delante y no han vuelto a reconstruirlo. Hay una especie de “puente” natural con troncos que dudamos si hay creado para pasar o se han ido atrancando, ya que no tiene mucha altura y se estrecha la curva. Intentamos pasar pero no lo vemos claro y nos da un poco de miedo, así que decidimos no arriesgarnos. Seguimos investigando como poder acceder, y al poco vemos a dos personas que vienen de arriba de la montaña, donde debe conducirlos algún sendero de trekking y han venido por el otro lado. Cuando bajan para cruzar, se quedan alucinados porque no pueden atravesarlo pero a ellos no les queda otra (o vuelven a saber cuantos kilómetros atrás, o cruzan) y cogen un palo con el que se hacen una especie de bastón y, poco a poco, van cruzando. Nos hemos quedado un poco alejadas (porque nos estábamos retirando), pero al ver que los troncos no se mueven y pueden cruzar, decidimos volver. Cogemos el palo que han usado y vemos cruzando con el corazón a mil, y ¡lo conseguimos! La tierra de esa montaña si es super roja… subimos un poco y aparecemos en el mirador. Nos parece increíble que hayan invertido en construir ese mirador en un paraje natural tan bonito y que lo tengan tan abandonado… contrastes de Rumanía incluso ahí. Volvemos a bajar y cruzamos de nuevo el río con cuidado. Ahora si nos hemos ganado un manjar, así que vamos a las casetas de comida y chafardeamos lo que ofrecen. Sobretodo Langos, y ya es hora de probarlos… así que nos pedimos cada una un Langos de queso, y vemos como la mujer fríe la masa y le echa una buena ración de queso. Se nos hace la boca agua. Le pagamos 30 lei por los dos (6 euros) y nos vamos a un murito a comerlo. Nos sabe a gloria, está increíblemente bueno y lo devoramos en pocos minutos. Son las 6:30 de la tarde y es nuestra primera comida, y a pesar del hambre voraz que tenemos, lo acabamos a duras penas. Con el estómago lleno volvemos al coche y vamos hacia la garganta Bicaz, que está a tan solo unos pocos kilómetros de ahí. El GPS nos marca que estamos a unos 40 minutos, y cuando empezamos a ver rocas increíbles en curvas, saco el móvil ignorante de que lo que estamos viendo ya es la garganta. Disfrutamos ese tramo que no dura más de 4 minutos como unas crías, es impresionante. Vemos casetas que están ya cerrando a la falda de las rocas, en algunas curvas algo más anchas, y cuando salimos de esa zona somos conscientes de que era eso. No hemos ni parado, pero es difícil dar la vuelta para volver a verlo y en realidad creemos haberlo disfrutado más por no saber lo que era (incluso lo tenemos en vídeo…). Así que, con lo tarde que es, seguimos nuestro camino. Hemos buscando por Booking un sitio donde dormir que esté lo más cerca posible del este, ya que mañana queremos ir al delta del Danubio. Como no encontramos ninguna ciudad por ahí que esté a una distancia media (estamos ya un poco hartas de tanto coche hoy), acabamos reservando en Pensiunea Evelyn por 140 lei (28€) en una especie de hotel de carretera, que por precio y aparcamiento fácil nos encaja. Llegamos pasadas las 8 de la tarde, hacemos el check-in y la habitación está muy bien. Es super amplia, el baño está limpio y es moderno (seguramente el mejor del viaje hasta ahora) y tenemos un pequeño balcón aunque sin vistas a nada. Nos damos una merecida ducha y nos ponemos cómodas. Buscamos donde cenar pero realmente no tenemos hambre después del Langos, que ha sido una bomba. Tenemos que buscar mucha información para el delta del Danubio y madrugar bastante, porque estamos lejos … así que nos quedamos algo más de una hora buscando información y organizándonos. Entre el chaparrón, la vaca suicida, las horas de coche y el cruce del río, ha sido un día muy intenso y mañana parece que vamos a tener una organización complicada (Spoiler: sería MUY complicada) así que nos damos las buenas noches y apagamos las luces. Total día = 16.61€ (8.26€ p/p) Total día con alojamiento = 44,61€ (22.3€) Imagenes relacionadas Índice del Diario: 12 días descubriendo Rumanía en coche
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