Mallorca con niños en agosto ✏️ Blogs de España

El día amanece muy caluroso, hace un sol radiante y la previsión del tiempo se mantendrá así.
Nada más desayunar ya estamos a remojo en la piscina, la verdad que ha sido todo un acierto, los peques están felices chapoteando todo el rato y además el agua está bastante calentita.
Pero no todo es estar en la villa, tenemos ganas de playa y nos han recomendado una en la zona norte y un chiringuito donde almorzar pero se nos olvidaba que estamos en agosto, el restaurante no tiene hueco a mediodía en toda la semana así que un poco a nuestro pesar tenemos que reservar para cenar, encargamos su especialidad: paella.


Primera parada: Alcudia
El pueblo es preciosoooo, amurallado, adoquinado, limpio, bien cuidado y prácticamente peatonal, los peques corretean sin peligro.
Tiene un montón de tiendecitas bonitas.
Nos hacemos unas cuantas foto en familia pero hace demasiado calor. Comemos un helado y siguiente parada: rumbo a la playa de Muro.

Aunque no tiene mucho ancho de arena, la playa es kilométricamente larga y a pesar de ser agosto encontramos un buen hueco entre la gente (y fácil aparcamiento) cerca del hotel Iberostar. Es perfecta para bañarse, puedes adentrarte mucho sin que llegue a cubrirte y las vistas de la bahía son preciosas desde el arenal. ¡Un acierto!

Pero lo mejor del día llega ahora. Nos vamos a cenar a la zona de Casetes des Capellans, una ¿urbanización? chulisima, con sus calles de arena y casitas de veraneo, además tiene un parque infantil donde los peques juegan un rato, parece que se respira ambiente local y no tan guirilandia, tiene un toque más auténtico.
El chiringuito está en primera línea de playa, con su suelo de arena y de nuevo vistas a la bahía. No sabemos si la comida realmente estaba tan rica o es que la localización hace que nos supiese a gloria bendita. A los peques le traen un mantel de papel y colores para dibujar y después de cenar se sientan en el suelo a jugar con la arena.
Empieza a oscurecer, grandes y peques estamos agotados, ponemos rumbo a la casa.

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El día amanece nublado, pero continúa la ola de calor. Nos apetece pueblear, conocer la sierra.
Mis cuñis se quedan en la piscina y nosotros ponemos rumbo a Valldemossa.
La cosa empieza regular, retenciones en la autopista que rodea Palma. El tráfico va muy lento. Hasta que conseguimos superar la ciudad y empieza lo bonito, avistamos la sierra de fondo, continúa habiendo bastante tráfico pero va fluido, empezamos a pensar que nos somos los únicos que hemos aprovechado las nubes hoy.

Estamos casi llegando a Valldemossa, pero 1km antes el tráfico se detiene totalmente, y así casi sin movernos estamos más de 30min hasta que conseguimos aparcar. El atasco se debía a que todo el mundo quería entrar al mismo “parking” y bloqueaban la carretera. Los turistas a veces somos lo peor.

En resumen, un trayecto de 40min nos ha llevado 1h y 45min, el peque ya está un poco desesperado, suerte que encontramos un parque donde puede correr un poco.
El pueblo está muy lleno de gente pero es súper bonito, nos damos un paseo contemplando la iglesia de san Bartolomé, la cartuja, los jardines de Juan Carlos y nos tomamos una coca de patata y un granizado de almendras en el patio de Can Molinas por recomendación de un amigo. Nos vamos con buen sabor de boca.

Seguimos ruta, queremos visitar Deia. Se repite la historia, pero esta vez la cola de tráfico es más larga aún así que decidimos no bajarnos, atravesamos en pueblo en el coche a la lentitud que el propio atasco nos permite, es precioso también, la verdad que esta zona tiene mucho encanto y seguimos rumbo a Fornalutx confiando en tener más suerte.

Aquí parece que la cosa mejora, hay muchísima gente pero no está tan masificado, aparcamos en un parking sin problemas. Damos un paseo y nos sentamos a comer en una terraza. El calor es abrasador, pero el pueblo vuelve a ser precioso como los anteriores.

De allí nos acercamos al mirador de Ses Barques y tomamos un cafe, las vistas del puerto de Sóller son enamoran así que decidimos bajar a conocerlo. La parada en Sóller nos la saltamos, otra vez todo atascado de coches buscando donde aparcar. Llegamos abajo, nos vuelve a costar horrores aparcar, parece el día de la marmota hoy...



Paseito y emprendemos rumbo de vuelta a las 19h de la tarde. Han sido los 70km más lentos del mundo.

Volvemos a recordar por qué no nos gusta viajar en agosto y nos vamos con “pena” de no haber disfrutado tanto como si hubiésemos venido en otra época.

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Amanece soleado y con mucho calor, aunque a lo lejos el cielo está negro y el tiempo da lluvia.
Decidimos ir a pasar la mañana a Palma y comer allí.
Llegamos a Palma sobre las 11.30h directos a aparcar en el parking de la Mar, hay cola para entrar al parking, un carril parado de decenas de coches con el mismo destino que el nuestro, aunque el cartel anuncia en verde “libre”, no es hasta las 12h que conseguimos estacionar y salir del parking. Está situado increíblemente, frente a la catedral y al puerto.
Es preciosa, tanto la catedral como el palacio de la Almudena.
Echamos a andar, subimos por el paseo del Borne con algunas tiendas de lujo y unos árboles que se agradecen, en busca de un helado. La ciudad está muy bien cuidada, nos recuerda muchísimo a Barcelona pero mejor, más auténtica, más vivida, más local (aún estando abarrotada de turistas ahora en agosto) se nota que la gente aún no ha sido del todo desplazada del centro y viven ahí. Eso nos gusta.

Entramos a la heladería Can Miquel a refugiarnos de los 36° que hay fuera y nos comemos unos helados grandes y peques, todos de 10, especialmente el de chocolate con ron, el de queso de mahon con aceite y el de chocolate con pimienta 🤤

Seguimos paseando por sus calles, plaza Mayor, pero el calor, dos niños de 2 y 3 años y una embarazada, no ayudan, no vemos todo lo que nos gustaría.
Si disfrutamos de sus terrazas y de sus edificios preciosos.
Almorzamos y los peques juegan un poco en el pequeñísimo parque que hay justo delante del palacio. Y nos vamos tras pagar 12€ de parking por 3h.

Ha sido una visita exprés pero nos deja con ganas de volver.

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