Para completar nuestro pequeño periplo por la zona norte de la provincia de Huelva, visitamos estos dos bonitos pueblos. Debido al calor y al poco tiempo disponible, pasamos por alto otros rincones muy atractivos del Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche, así que tendremos que volver en alguna otra ocasión.
Situación en el mapa peninsular
Cortegana se encuentra a 109 kilómetros de Huelva capital, una hora y media en coche, ya que las carreteras no son para tomarse demasiadas alegrías. Otras distancias que se me ocurre poner como referencia son respecto a Sevilla, 120 Kilómetros (1 hora y 45 minutos) y desde Madrid, 489 kilómetros y unas cinco horitas en coche. Todo de acuerdo con los itinerarios recomendados por Google Maps. Pongo una captura del que aconsejan para ir desde Madrid, vía Badajoz, aunque existen otras alternativas, por Mérida, por ejemplo. Almonaster la Real está solo a 11 kilómetros de Cortegana, con lo cual sirven todas las referencias anteriores y se puede visitar sin problemas ambas localidades en una misma jornada.
En cualquier caso, interesa planificar una escapada de varios días para visitar diferentes lugares, como hicimos nosotros, incluyendo el sur de Badajoz, Minas de Riotinto y Aracena, cuyos relatos se encuentran en otras etapas. En la Sierra de Aracena, nuestro recorrido aparece en la siguiente captura de Google Maps y supone 73 kilómetros, con una hora y media de coche, aproximadamente.
CORTEGANA.
Después de alojarnos la noche anterior en Aracena, habíamos estado ese mismo día visitando Minas de Riotinto y su Parque Minero. Pese a estar aún a principios de junio, había hecho mucho calor durante toda la mañana y por la tarde amenazaba tormenta. Afortunadamente, fuimos dejándola atrás según avanzábamos por la carretera y no nos llegó a pillar. En Cortegana teníamos reservada habitación en el Hotel Sierra Luz, de tres estrellas, con un precio de 72 euros, lo que no estaba mal teniendo en cuenta que era sábado. Había obras en algunas calles principales y nos costó llegar porque el navegador se empeñaba en llevarnos por zonas cortadas. Al encontrarse a la salida del pueblo, al principio creímos que estaba un poco lejos del centro, pero cuando salimos a pasear nos dimos cuenta de que por la ruta correcta apenas requería siete u ocho minutos caminando. Por lo tanto, aunque no suele ser el tipo de alojamiento que nos gusta para estas escapadas, nos pareció una buena opción para pernoctar, con habitaciones sencillas pero cómodas y que cuenta con restaurante, piscina y unos bonitos jardines. El único inconveniente fue el pequeño caos en la cafetería en el momento de pedir el desayuno, que no estaba incluido.
Aunque estábamos algo cansados después del trote que habíamos tenido a lo largo del día, salí a dar una vuelta por el pueblo unos minutos después de instalarnos en la habitación. Situada a 689 metros de altitud sobre el nivel del mar, esta localidad cuenta actualmente con unos 5.000 habitantes, y según un panel informativo que encontré de camino, los lugares más interesantes para visitar son el Ayuntamiento, el Castillo Fortaleza y la Iglesia Parroquial del Divino Pastor. Sin embargo, hay más cosas que ver, por lo que conviene hacerse con siguiente mapa, que facilitan en el Punto de Información de Turismo y que también se puede descargar en su página web. www.turismocortegana.com
Cortegana aparece citada en tiempos de la dominación musulmana con el nombre de Cartsana y, en 1284, Alfonso X el Sabio la convirtió en villa perteneciente a Sevilla. A finales del siglo XIII y principios del XIV las disputas entre castellanos y portugueses por estos territorios fronterizos hicieron necesario reforzar las defensas, por lo cual se construyó un castillo, en torno al cual giraría su historia en lo sucesivo y al que me referiré después.
Justo al lado del hotel, pude ver la Ermita de Jesús Nazareno o del Calvario, del siglo XX, reconstruida en 1975. En su interior, se encuentra la talla de un Jesús Nazareno que conserva la cabeza y las manos de una talla original de 1607.
Bajé por la calle del Calvario y me detuve a hacer algunas fotos. Sobre todo, me llamaron la atención los mosaicos artísticos, con temáticas de todo tipo, que se hallan distribuidos por las aceras. Según he leído, suponen una intervención municipal para el embellecimiento del casco histórico. Un gran acierto.
No tardé en llegar hata la Ermita de San Sebastián, de los siglos XIV y XV, conocida como “El Santo”, de estilo gótico mudéjar, con espadaña y que consta de una sola nave dividida en cuatro tramos. Tiene una fuente anexa.
Las calles cuentan en su mayor parte con casas blancas, rejas negras y zócalos de colores. Sin embargo, tampoco faltan fachadas de otros estilos en diverso estado de conservación y algunas casas señoriales de los siglos XIX y XX, como el Gran Casino, en la Plaza Divino Salvador, o el Nuevo Casino, en la Plaza de la Constitución donde se ubica también una fuente y el Ayuntamiento.
Continué hasta la Iglesia Parroquial del Divino Salvador, en la plaza del mismo nombre, que se empezó a construir durante el siglo XIV y cuyo aspecto fue evolucionando a lo largo de los siglos. Del original templo mudéjar solo queda la Portada del Perdón en la fachada principal, ya que en el siglo XVI fue sustituido por un templo de estilo renacentista con tres naves y un presbiterio poligonal. A principios del siglo XVII se culminaron las fachadas y se empezó a levantar la torre campanario, que se terminó a finales del siglo XVIII. Estaba cerrada, así que no pude ver el interior.
Continué después hacia el castillo subiendo una buena cuesta, pero me encontré con la sorpresa de que la calle que conducía hasta allí estaba cerrada por obras, así intenté tomar la ruta alternativa indicada, pero no logré dar con el acceso a pie. Cuando pregunté, me dijeron que debía ir desde la carretera, algo que no me apetecía lo más mínimo en ese momento, puesto que, además, ya se había pasado el horario de visitas. Así que quedó para el día siguiente. Sin embargo, por el camino me encontré unos miradores con vistas muy bonitas de la villa.
Otros lugares para visitar son la Plaza de Toros, de 1854, la Fuente del Prado, del siglo XIX, y la Fuente de la Chanza, de 1883, que cuenta con abrevadero y lavaderos. Sus dos chorros se consideran el nacimiento del río Chanza. Por la noche, fuimos a cenar a una de las terrazas de los bares que hay en la Plaza de la Constitución, donde, por supuesto, tomamos una ración del jamón ibérico de bellota local. ¡Qué rico estaba!
A la mañana siguiente, fuimos en el coche hasta el castillo, que se encuentra ubicado en un cerro, sobre el actual caserío. Aunque la tradición cuenta que su construcción fue promovida a finales del siglo XIII por Sancho IV de Castilla, la primera prueba documental de su existencia se remonta a 1344, cuando reinaba Alfonso XI.
Posteriormente, fue remodelado muchas veces, así en tiempos de los Reyes Católicos se levantó la Torre del Homenaje. Tras muchos avatares que lo dejaron casi en ruinas, durante el siglo pasado se llevaron a cabo diversas actuaciones para su recuperación, sobre todo a partir de 1975 por parte de la Asociación de Amigos del Castillo de Cortegana. Se puede visitar casi íntegramente, si bien los trabajos de acondicionamiento todavía prosiguen.
Aunque no se desee visitar el interior del castillo, merece la pena llegar a la entrada para contemplar vistas que se tienen desde el exterior de la cerca, que constituye la primera línea de defensa del castillo.
La entrada cuesta dos euros y permite visitar el alcázar, que se encuentra en el interior de la cerca, un edificio de planta rectangular que se articula en torno a sus torres, que presentan forma circular, cuadrada o rectangular. La encargada, muy amable, nos entregó un folleto informativo y nos dio todo tipo de explicaciones.
En la planta baja pudimos ver el patio de armas, que es el espacio abierto más amplio del recinto, desde donde se puede acceder a todas las torres mediante el adarve o paseo de ronda. También se conserva un antiguo aljibe.
El palacio o zona residencial cuenta con dos plantas, la inferior con cinco estancias (caballerizas y alojamiento de la tropa) y la superior con tres (la zona noble donde vivía el alcaide), todas cubiertas por bóvedas de cañón.
Pudimos meternos por todos los rincones y acceder a la Torre del Homenaje, desde donde las panorámicas resultan estupendas, especialmente hacia la Sierra. Nos gustó esta visita.
Pegada al castillo, se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de la Piedad, que data del siglo XIII. Cuenta con una sola nave, repartida en tres tramos con bóveda de medio cañón.La perspectiva que presenta desde lo alto del castillo es estupenda.
Antes de marcharnos, nos detuvimos en un bonito mirador desde el que se contempla toda la villa, incluido su castillo, sin duda las mejores vistas de Cortegana. Está en la Avenida de las Minas.
Dejo una captura de Google Maps con el sitio exacto porque puede no resultar sencillo de localizar y merece la pena. Hay aparcamiento para los coches.
ALMONASTER LA REAL.
A continuación, nos dirigimos hacia Almonaster la Real. Desde Cortegana solamente hay unos 11 kilómetros, pero pueden convertirse en muchos más si no se toma la dirección correcta. Así que es conveniente prestar atención a los indicadores.
Nada más llegar a Almonaster la Real nos dimos cuenta de que estábamos en una localidad sumamente turística, en la que, incluso en tiempos de pandemia, vimos algún que otro autocar con excursionistas deseosos de pasear por uno de los pueblos incluidos en la Asociación de Pueblos más bonitos de España, que presume de un rico patrimonio monumental, una atractiva arquitectura popular con calles empedradas y floridas, a lo que hay que añadir una espléndida naturaleza y su rica gastronomía, donde reina el jamón ibérico de bellota. El término municipal cuenta con cerca de 2.000 habitantes, de los cuales unos 600 corresponden al propio Almonaster, que se ubica a 912 metros de altitud sobre el nivel del mar, en los límites del Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche, a unos 40 kilómetros de la frontera portuguesa.
Se han acondicionado varios aparcamientos al borde de la carretera, ya que no es buena idea meterse por las callejuelas con el coche, lo cual puede estar también restringido. Además, en estos estacionamientos existen miradores y paneles explicativos que cuentan la historia de la localidad y los lugares más importantes para visitar.
Detalle de panel informativo municipal con mapa turístico.
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Al sur del municipio y en el Cerro de San Cristóbal se han hallado restos arqueológicos de la Edad del Bronce, que avalan la existencia de población en la zona desde unos 3.000 años antes de Cristo. En el propio pueblo se han encontrado importantes restos romanos y visigodos, si bien su monumento más emblemático es la Mezquita, construida en tiempos de Abd al Rahman III, entre los siglos IX y X.
Tras contemplar todo el bello conjunto en la distancia, nos adentramos en el casco histórico a través de calles blancas, estrechas y empinadas, animadas por las flores, como cabe esperar de uno de los pueblos más bonitos. Y, sí, el pueblo, aunque pequeño, es muy bonito, no vamos a discutirlo.
En unos pocos minutos llegamos a la Plaza de San Cristóbal, donde se encuentra la Iglesia de San Martín, de estilo gótico-mudéjar, que comenzó a construirse a finales del siglo XIV, completándose a lo largo de los siglos XV y XVI, cuando se realizó la magnífica Puerta del Perdón, que representa un elemento singular en la arquitectura religiosa de esta comarca andaluza por su estilo manuelino portugués. El templo resultó muy afectado por el terremoto de 1755 y tuvo que ser restaurado posteriormente. Estaba cerrada, así que no pude acceder al interior. El sol daba de frente y las fotos que saqué, casi escondida en otra calle para evitar los reflejos, no dicen demasiado.
Enseguida pasamos por la fotogénica Plaza de la Constitución, donde están el Ayuntamiento, la Casa Palacio Miguel Tenorio (siglo XIX), al Ermita de la Trinidad (siglo XVIII) y una bonita fuente.
Aunque en principio parece que queda lejos de los aparcamientos, lo cierto es que llegar hasta el alto donde se yergue el castillo no resulta una tarea demasiado ardua, si bien el itinerario que señalan los indicadores a través del camino de ronda nos obligó a dar toda la vuelta a la muralla, pasando previamente por una zona donde estaban instalados diversos tenderetes y puestos de recuerdos.
Camino de ronda y vistas.
El recinto amurallado tiene un perímetro de 313 metros y tiene varias etapas de construcción, entre los siglos X y XIII. Presenta lienzos de mampostería de época califal, reforzados con sillares romanos, tapiales de tierra roja, incorporados por los almohades y mampostería medieval, añadida por los cristianos tras la reconquista. según lo rodeábamos, íbamos captando diferentes perspectivas de la mezquita.
Al fin, alcanzamos la entrada de la Mezquita/Fortaleza. Desde el exterior su aspecto nos resultó tan espectacular como desconcertante, pues no sabíamos muy bien qué estábamos contemplando: ¿un castillo?, ¿una iglesia?, ¿una mezquita? Y para terminar de complicar las cosas, a unos metros, englobada en el conjunto, hay… ¡una plaza de toros!
Claro que cuando nos acercamos a la entrada el asunto quedó absolutamente claro: nos hallábamos en una preciosa mezquita, y muy bien conservada
Por cierto, el acceso es gratuito y el horario de visitas muy amplio (todos los días de 10:00 a 20:30 en verano), aunque varía con la época del año, de modo que es conveniente consultarlo previamente en su página web: turismoalmonasterlareal.com/
Almonaster desde la Mezquita.
De acuerdo con todos los indicios, una población musulmana se instaló en este cerro, donde probablemente existía algún templo anterior, posiblemente visigodo, de los siglos V o VI. De su denominación Al-Munastyr (el monasterio), posteriormente se derivaría el nombre de Almonaster, al que se añadió "la Real", cuando pasó a ser tierra de realengo. Si bien se aprovecharon elementos visigodos y romanos en su construcción, los expertos suponen que la mezquita no se levantó sobre otro edificio sino que se hizo de nueva planta. Su valor es excepcional, por ser la única mezquita andalusí que se ha mantenido casi intacta en zona rural, especialmente su mihrab, que data del siglo X, Fue declarada Monumento Nacional en 1931.
Con estructura de ladrillo, sillares de granito y mampostería, consta de dos espacios separados, el patio de las abluciones (Shan) y la sala de oración hipóstila (Haram). El alminar solo conserva de la época musulmana su tercio inferior.
De planta irregular, el Shan aparece excavado en la roca y la pila de abluciones está labrada en granito. El Haram se construyó utilizando materiales de acarreo, incluyendo columnas y capiteles romanos y fragmentos de época visigoda. Está formado por cinco naves y en el centro se encuentra el fantástico mihrab, uno de los más arcaicos de la península. Una maravilla, realmente. Merece la pena verlo y fijarse en los detalles.
En 1230, los portugueses conquistaron estas sierras, convirtiendo la mezquita en una ermita cristiana, para lo que añadió algún elemento nuevo, como el ábside, que cambió su orientación, si bien se respetó el interior. En 1253, Almonaster se incorporó al Reino de Castilla y hasta el siglo XV la población residió en el interior de los muros de la fortaleza. Ya en el siglo XVI se realizaron algunas modificaciones: se abrió una puerta en el muro sur, se labró la sacristía y se incorporó otro cuerpo al alminar para instalar las campanas. En el siglo XVIII los muros del ábside se realizaron pinturas al fresco, actualmente muy deterioradas.
En el lado derecho del conjunto, mirando de frente, se encuentra la Plaza de Toros, que se levantó en el antiguo patio de armas de la fortaleza, para lo cual se utilizó mampostería de los edificios que había en su interior. Inaugurada en 1821, fue objeto de una importante reforma setenta y cinco años después. Cuenta con 32 metros de diámetro y un aforo de 1.000 espectadores. Además de como coso taurino, se utiliza para fines culturales. Su completa integración en el recinto de la Mezquita-Fortaleza resultó tras un cuidado proceso de restauración llevado a cabo recientemente.
Por supuesto, desde lo alto del cerro se contemplan unas vistas espléndidas del centro de Almonaster la Real y de la sierra. En resumen, una visita muy interesante y recomendable si se viaja por estas tierras onubenses.
ETAPAS RELACIONADAS EN LA SIERRA DE ARACENA:
. MINAS DE RIOTINTO (HUELVA). PARQUE MINERO, UN PAISAJE CON TINTES DE OTRO PLANETA
. ARACENA (HUELVA): GRUTA, CASTILLO, SIERRA Y JAMÓN.