![]() ![]() Marruecos con mochila. De Marrakech al desierto del Sahara ✏️ Blogs de Marruecos
56º de temperatura, abrigaditos de arriba a abajo y a comer un enorme plato de cous cous caliente…!!! Tres ingredientes de una mezcla explosiva a la que creo, nunca me podría acostumbrar. Una semana es poco; en realidad una semana no es nada, pero sin duda alguna suficiente para comprobar la enorme diferencia entre culturas de nuestros anteriores viajes por Asia y éste. Y es que señores, ahora le toca a África.
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Under Creative Commons License: Attribution Non-CommercialAutor: Tonirodenas Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (21 Votos) Índice del Diario: Marruecos con mochila. De Marrakech al desierto del Sahara
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Etapas 4 a 6, total 6
“toc-toc-toc-toc”
-Carme, quina hora es? (Carme, que hora es?) -Les 5:20 “toc-toc-toc-toc” -Carme, a quina hora has posat el despertador? Carme, a qué hora has puesto el despertador? -A les 6…merda! que no l’havia adelantat!! son les 6:20! Alas 6... mierda! que no lo había adelantado!! “toc-toc-toc-toc” Houda estaba llamando a la puerta intentando despertarnos pues el desayuno hacía 20 minutos que nos esperaba en la terraza. No tenía la hora del móvil cambiada y lo llevaba a hora de España, una hora más, así que íbamos con retraso. Deprisa y corriendo subimos a la terraza a desayunar, y a pesar de haber dejado las mochilas preparadas por la noche teníamos que darnos prisa en llegar, ya que no teníamos el teléfono del guía y nos les podíamos avisar de que llegábamos justos. Así que engullimos en desayuno en cuestión de minutos y masticando aun un trozo de crepe bajamos, recogimos y nos despedimos de Houda. Todavía de noche, atravesamos la medina de Marrakech a toda velocidad, ignorando a los taxistas que insistían en llevarnos al ver la cara de apuro que hacíamos, pero afortunadamente al final llegamos a tiempo. Los últimos pero a tiempo. Una vez allí, Noureddine, el que iba a ser nuestro guía, terminaba de meter en el maletero las mochilas de todo el grupo: Christian y Angeline, una pareja de italianos, François y Catherine de Canadá y dos chicas más: Estela de Bilbao y Katy también de Canadá. Subimos todos en la minivan y salimos de la plaza Djemaa el-Fna mientras los más madrugadores empezaban a montar sus escaparates. ![]() Salimos de Marrakech en dirección Ourzazate y fue entonces, al cabo una hora y unos cuantos kilómetros, cuando empezamos a ver los paisajes auténticos del sur de Marruecos. Por la carretera, que no estaba en las mejores condiciones, circulaban locos coches particulares y autobuses a los que sobre todo en las curvas tenías que evitar comerte. Eso por no hablar de las cabras temerarias que cruzaban sin mirar y provocaban alguna que otra frenada brusca. En el interior del coche, por timidez o quizás por indiferencia, ese día casi no hablamos. Katy, la más extrovertida, fue la que empezó las presentaciones y animó un poco la jornada. Venía a pasar unos días con su amiga y hablaba un perfecto español, al margen de inglés y francés, lo que nos aseguró tener una buena intérprete en el viaje para traducir el francés que usaban muchos de los bereberes con quienes nos cruzamos. Hicimos varias paradas en miradores desde donde pudimos ver los pueblos bereberes embutidos en las montañas y paisajes en los que el único verde que se veía era el de las palmeras, pues el rojo de la arena y las casas de los pueblos predominaba en el árido paisaje marroquí. ![]() ![]() También pudimos subir puertos de montaña desde donde divisar los pequeños valles con la vegetación que crecía en el fondo. En algunos de estos miradores habían bereberes que vendían piedras muy exóticas, las cuales eran con forma de pelota de tenis de color negro y en su interior una formación de minerales de colores. ![]() Un par de horas más tarde hicimos una parada en un restaurante de carretera en el que aprovechamos para tomamos un té con menta, habitual bebida ya en nuestro viaje por Marruecos. Mientras estirábamos un poco las piernas vimos llegar varios autobuses de turistas que debían hacer un recorrido semejante. De repente apareció un motero con una BMW R 1200 GS, un 4×4 en versión 2 ruedas, y Toni que se había quedado hipnotizado al verla (está enamorado de esa moto) se percató que la matrícula era española y se dirigió a él. Era un canario que hacía la misma ruta que nosotros pero en dirección contraria, así que aprovechó para advertirnos la de curvas que nos esperaban las próximas horas de camino y del calor que hacía por allí abajo. Contó que debía ir con la visera del casco bajada porque el aire le quemaba la cara. ![]() Hacia las 12 del mediodía, cuando el sol caía con más fuerza, llegamos a la kasbah de Ait Benhaddou, Patrimonio de la Humanidad y escenario de famosas películas entre ellas Lawrence de Arabia, Babel o Gladiator. Construida con adobe sobre una elevación, esta kasbah es una de las mejores conservadas de Marruecos y muy frecuentada por los turistas. Debido a ello había un restaurante y unos pequeños comercios en la entrada. Compramos un par de botellas de agua fresca en uno de ellos y fuimos detrás del guía. ![]() El sol ponía a prueba nuestras ganas de visitar el edificio y en una mezcla de satisfacción por disfrutar de las vistas y desazón por el tremendo calor fuimos subiendo escuchando las explicaciones de Nour. Arriba busque el refugió en la pequeña sombra que podía ofrecer una pared con el sol perpendicular a nuestras cabezas, pues notaba que si me quedaba un minuto más debajo de él podía desplomarme en cuestión de segundos. ![]() Desde esa altura la perspectiva era más impactante todavía. Las casas casi se camuflaban con el color de la tierra, pero decenas de palmeras que hacían acto de presencia rompían esa monocromía marrón y dotaban de vida la escena con sus verdes hojas. ![]() Una vez superada la subida, la bajada nos permitió gozar del lugar. La gente nos saludaba al pasar y nos ofrecían entrar es sus tiendas para comprar alguna cosa. ![]() En una de las casas, la de una conocida de Noir nos detuvimos y entramos a ver el interior. La rusticidad del inmueble era absoluta, con la única decoración que la de unas cuantas alfombras tiradas en el suelo. Madre e hija nos recibieron con las manos abiertas. La casa tenía dos plantas, aunque toda era igual: barro y más barro, con la excepción de la “habitación de matrimonio” que estaba decorada con la dote. Nos invitaron a pasar a un salón y nos ofrecieron té y unos espectaculares frutos secos de los que Toni hizo buena cuenta; hay que ver cómo se puso de comer almendras. Y allí sentados, aunque no demasiado fresquitos pero al menos resguardados del sol, Noir nos relató un poco la vida de las mujeres de la casa aunque sin evitar hacer chistes o comentarios machistas (de los muchos que oímos durante el viaje). Al menos de ellas tuvo el detalle de hablar bien… Y finalizada la velada nos despedimos amablemente y salimos de la casa. La mujer se entretuvo entonces en un telar que tenía a resguardo del sol. ![]() Ya abajo del todo, mientras esperábamos a los demás que tardaban un poco más en llegar, un hombre nos invitó a pasar a su tienda en la que tenía bisutería bereber. Al decirle que no llevábamos dinero nos dijo que podíamos hacer trueque, que nos podría cambiar algo por móviles o medicinas. Lástima que no llevábamos nada en ese momento… Aun hicimos unas cuantas paradas más antes de parar a comer en Ourzazate, ciudad que muy a nuestro pesar no pudimos visitar ya que no entraba en la ruta; uno de los inconvenientes de ir en grupo. Solamente vimos desde el coche los estudios cinematográficos en las afueras, el “Hollywood del desierto” y fuimos directamente a un hotel a comer. No nos dieron opción a comer en otro sitio, tuvimos que comer todos juntos allí, que aunque fue una manera de conocernos todos un poco más y probamos por primera vez el sabroso tajin kafta, la comida nos salió por más de lo que llevábamos de presupuesto, otro inconveniente de ir en grupo. Estuvimos bastante rato charlando y, al final de la comida, un camarero salió e hizo una propuesta para amenizar un poco la comida. Iba a hacer tres acertijos, y quien los adivinase se ganaba un té. Aunque la idea fue divertida, al final fue verdad que el té era solo para los que lo acertaron y los otros nos quedamos con las ganas. Decidimos levantarnos y continuar, aunque antes de salir le dimos unas monedas a un hombre que nos deleitó durante toda la comida con su música. Casi sin tiempo para hacer la digestión o estirar las piernas volvimos a subir otra vez a la furgoneta y seguimos otra vez con el aburrido camino. Las paradas en miradores se sucedieron una detrás de otra y al final, cansados de ver siempre el mismo paisaje en el que lo único que cambiaba era el tono de marrón, cuando Nour paraba nos quedábamos mirándonos como quien dice: ¿es preciso bajar? ![]() Y por fin llegamos a Zagora! Después de tantas horas de coche llegamos a nuestro destino. La cuestión ahora, antes de bajar de la furgoneta, era ver quién iba a dormir en el hotel y quien quería ir al desierto. De la forma que nos lo pintó el hombre de la agencia decidimos que no íbamos a ir esa noche, pues no se trataba del desierto, sino de unas pequeñas dunas a una media hora en camello, y además previamente habíamos visto el hotel y la piscina y caímos en la tentación. Ya veríamos el desierto de verdad el día siguiente. ![]() Así que una vez decidido que solo la pareja de canadienses iba a ir a las haimas, fuimos todos a acompañarles con el coche, no sin antes hacer una parada en una tienda bereber donde podíamos comprar unos pañuelos. Aun hoy lo pienso y me da rabia, no sé cómo nos pudimos fiar de Nour, que nos dijo que los 100 dirhams que valía cada trozo de tela eran innegociables, que en todos los sitios valía lo mismo. Si no lo digo reviento: que mentiroso!!, lo que no voy a decir es de quién me acordé cuando el día siguiente me enteré de que en otros sitios lo podías comprar por tan solo 30 Dh. Eso por no hablar de la bola que nos metieron al decir que no desteñía, porque me hubiese gustado limpiarlo en la puerta de su casa y dejar el zafarrancho que dejé yo en la mía cuando me dio por limpiarlo. Suerte que estaba avisada por Estela y no se me ocurrió meterlo en la lavadora. En fin, este fue un mal menor. ![]() ![]() Llegamos a “la parada de los camellos” y dejamos a la pareja allí, y riéndonos de la pinta de la gente arriba de los camellos nos fuimos a descargar las mochilas. Llegamos a la puerta del magnífico hotel y allí empezó el jaleo. “Hay un problema, somos demasiados los que nos quedamos en el hotel y no hay sitio para todos”, así que decidió que Katy y Estela se quedaran en el hotel y nos mandó a las otras dos parejas a otro “de igual condiciones”. ¿Cómo puede una agencia no tener en cuenta que a lo mejor todos preferíamos hotel? y sobretodo, ¿cómo pretendía que nos creyésemos que el hotel al que nos trajeron tenía las mismas condiciones? Nos dejó en la puerta del hotel que decidieron ellos que era “igual” y nada más llegar se me cayó el mundo al suelo. No somos unos señoritos, ni nos da repelús dormir en cualquier sitio, ni exigimos que todo esté perfecto cuando pagamos 3$ por una cabaña con arañas…, pero ese hotel polvoriento (del que no voy a decir el nombre porque no tengo queja de su gente), con la piscina verde, el aparato del aire acondicionado tan sucio que ni funcionaba y al cual tuvimos que limpiarle los filtros y en definitiva, tan austero que poco se diferenciaba de los que frecuentábamos en Camboya… lo habíamos pagado a precio de oro y nos la metieron hasta el mango!!!. No se le puede ofrecer a alguien un caramelito y después decir que no quedan más. Pero lo peor es que enrollen una piedra en un papel y pretendan que te creas que es lo mismo, porque te puedes atragantar, como me pasó a mí. Nota de Toni: Ahora vamos a hacer una prueba a ver como estamos de la vista… Estas dos fotos que vienen a continuación son “diferente hotel” pero con el “mismo precio y las mismas características” según la agencia de viajes IMZY TOURS de Marrakech (perdonad que antes me ría un poco.. JA-JA-JA) ![]() ![]() Sacamos el espíritu mochilero y dejando la mala hostia para el día siguiente cuando viésemos al guía, decidimos terminar la noche fenomenal. Aunque durante la cena hacía tanto calor que casi ni teníamos ganas de comer, la gente del hotel hay que decir que se portó muy bien (qué culpa tenían ellos), pero yo no podía evitar sentir que me habían timado y si lo llego a saber me hubiese ido a las dunas. Lo último que buscamos Toni y yo cuando viajamos son los lujos porque tenemos un presupuesto marcado, pero que nos dieran gato por liebre me pareció muy ruin, y si no lo escribo reviento. Esa noche me acordé mucho del hombre de la agencia (Imzy tours, tomen nota señores) solo espero que al menos el sí pudiese disfrutar en Ibiza de los sitios que yo le recomendé, porque no voy a ponerme al mismo nivel del que esta agencia hizo alarde. Etapas 4 a 6, total 6
Esa mañana nos despertamos de mejor humor que la noche anterior y, decididos a olvidar el altercado del cambio de hotel, bajamos a la terraza a desayunar. Nos sentamos en una pequeña mesa de la terraza y allí sentados vimos llegar a la pareja de italianos que, con solo una mirada y una sonrisita de resignación, nos dieron a entender que su habitación no era mejor que la nuestra. Las primeras horas de la mañana no perdonaban y con el calor de allí abajo todo el desayuno estaba caliente: la mermelada, los yogures, la mantequilla…y una vez llenado el estómago salimos a explorar Zagora deseosos de quitarnos el mal sabor de boca del último día.
Situada en el Valle del Draa, Zagora es un lugar de paso para casi todo aquel que se dirige al desierto. En esta ciudad, que refleja en sus estructuras su relevancia en la época colonial francesa, encontramos poco que hacer excepto la visita al palmeral. En un clima tan árido, toparse de repente tanta vegetación resulta cautivador, e hipnotizados con tanto verde decidimos entrar sin pararnos a pensar si realmente por aquel sitio deberíamos estar. Dentro, la frondosidad del arbolado nos protegía del agresivo calor y refugiados en la sombra de las palmeras anduvimos largo y tendido. A nuestro alrededor, mujeres y hombres trabajaban recelosos de nuestra presencia, y esquivos ante la cámara giraban la cabeza o simplemente se tapaban la cara con las manos como si fuésemos paparazzis. ![]() ![]() Tan a gusto como nos encontrábamos por allí dentro casi ni nos dimos cuenta de que habíamos atravesado todo el palmeral encontrándonos de repente ante el río Draa. Allí abajo, tres simpáticos hombres que lavaban alfombras entre cánticos, ante nuestra aparición se pusieron a zapatear y bailar encima de éstas al tiempo que saludaban. Siguiendo nuestra marcha nos dispusimos a bajar al río, yo llevaba el biquini preparada para nadar, pero el aspecto lodoso y maloliente me echó hacia atrás y no me atreví a pisar semejante superficie. Quizás era el único tramo sucio, porque el río parecía limpio, pero en esa zona fui incapaz. ![]() Cogimos el camino de vuelta, esta vez por el interior de la ciudad; nos metimos por callejuelas sin saber muy bien a dónde irían a parar y sin querer nos convertimos en el centro de atención de mujeres y niños que paseaban por allí y nos miraban extrañados como si no fuese normal que unos extranjeros estuviesen allí a no ser que se hubiesen perdido. Finalmente fuimos a parar a una plaza llena de carros y mulos donde paramos a hacer unas fotos. ![]() ![]() De camino al hotel un marroquí empezó a gritar: “Joan, ei Joan!!! ets tu?? com estas??” Toni y yo nos miramos y nos preguntamos si se dirigía a nosotros. “Està parlant en català?” le pregunté sorprendida a Toni. Ahora mismo ya no sé si la historia de Joan era cierta o simplemente nos escuchó hablando en valenciano y aprovechó que sabía para interceptarnos, pero lo cierto es que nos contó que había confundido a Toni con Joan, un amigo que tenía cuando estuvo trabajando unos años en Cataluña. Y después de un rato charlando nos invitó a tomar un té en su tienda. Cuando llegamos nos presentó a sus compañeros y se sentó un rato con nosotros, pero nada más estuvo el té se fue y nos dejó con ellos, que estaban al cargo de la tienda. Charlamos un rato mientras bebíamos té con menta y fue terminar el vaso y nos ofrecieron otro. Uno de ellos aprovechó para mostrarme la bisutería que tenía y al ver mi poco interés me comentó que si tenía algo de botiquín lo podría cambiar por algo de bisutería. Pensé que sería una buena idea coger algunas vendas, gasas o betadine y dárselos, además yo llevaba el botiquín bastante lleno, así que fuimos al hotel y cogí unas cuantas cosas para dárselas. ![]() Cuando volví a la tienda un chaval me pidió que le curase una herida que tenía abierta desde el día anterior, así que aproveché algunos steri-strip, unas pegatinas que funcionan como puntos, se lo desinfecté y le uní los extremos del corte como pude. Les di el botiquín que les había preparado y me dijeron que me eligiese lo que quisiera. ![]() Cogí un par de pendientes y algún anillo, no recuerdo exactamente lo que era, lo que sí recuerdo es la cara que se me quedó cuando nos lo quiso cobrar a precio de oro. ¿Perdón? Aun intentó negociar Toni un poco, pero a mí ya se me habían quitado las ganas de bisutería. Después de ir con mi mejor intención y preparar un mini-botiquín con un poco de cada cosa que pensaba que podían necesitar, y que se lo hubiese dado aunque no me hubiesen ofrecido nada a cambio, y ahora no solo pretendían volvernos a timar sino que parecía que no se acordaban de todo lo que les estaba ofreciendo. Al final no le compramos nada, ni era tan bonito ni me apetecía tanto. Eso sí, aunque no lo querían el botiquín se lo di “por cojones”, aunque imagino que a estas alturas ya se lo habrán vendido a alguien… en fin, de los errores se aprende, ¿no? ![]() Volvimos al hotel otra vez con la misma sensación de engaño que la del día anterior así que para ahogar mis penas, como no podíamos beber cerveza nos tiramos a la piscina, aunque su color era más parecido al agua de un río pero al menos nos refrescamos. Después nos dimos una buena ducha en los baños comunitarios pues la habitación ya la habíamos abandonado (hicimos lo que pudimos dadas las condiciones del baño) y recogimos las mochilas ya que Noir había quedado en recogernos para ir a comer todos al hotel. ![]() Cuando el guía llegó, subimos al coche, y delante de todos y muy sonriente nos preguntó por el hotel… creo que el potente “A BIG SHIT” de Toni le sobró. Le cambió la cara y se quedó mudo un buen rato. (Toni me comentó: para joderme yo que se joda él) Para más recochineo, antes de partir estuvimos un par de horas en el hotel al que íbamos a estar en un principio y pudimos comprobar lo maravilloso y bonito de las instalaciones, aunque no lo disfrutamos y ya no nos metimos en la piscina porque ya nos habíamos duchado y teníamos todo guardado en la mochila. Al final durante la comida con Katy y Estela se nos terminó de ir el mal humor, y cuando se hizo la hora partimos hacia el desierto del Sahara. Cuando estuvimos todos a punto partió la minivan, el desierto nos estaba esperando… ![]() ![]() Después de tantas horas de viaje para llegar a Zagora la víspera, el de hoy se nos hizo corto y más ameno, pues hicimos una parada en un taller de barro en el que nos explicaron el proceso de elaboración de los platos típicos que usan en Marrakech. Incluso Katie tuvo la oportunidad de poder hacer uno metiéndose en un agujero del suelo tal y como ellos lo hacen para darle al pedal que hace girar el plato donde se moldea el barro. Después de explicarnos como hacían para secarlos en un horno a elevadas temperaturas, lo último fue la vuelta por la tienda, en la que algunos aun terminaron comprando. ![]() Seguimos la ruta y pronto nos dimos cuenta que el paisaje empezaba a cambiar, nos adentrábamos en el desierto del Sahara y por si no te dabas cuenta unos carteles te lo anunciaban cada dos por tres, además de pedirte que fueses respetuoso con el lugar, su gente y el agua, ese bien que tanto escasea por esos lugares. “El agua es oro”, rezaban algunos carteles. Aunque si algo me impactó de verdad fueron unos escritos en las montañas, donde podían leerse frases en honor al rey de Marruecos. Después de hacer una parada para comprar botellas de agua, en unos minutos llegamos al sitio desde donde salían los camellos. ![]() ![]() Nour nos pidió que solamente cogiésemos lo imprescindible para pasar esa noche y lo demás lo guardó en la minivan. Dicho y hecho, cogimos la mochila, nos pusimos los pañuelos como auténticos tuaregs y montamos en los camellos: ¡Nada de sillitas encima del animal! un par de mantas en el lomo para ablandar la zona de nuestro culo y arreando. La experiencia, aparte de dolorosa (mas el día siguiente que ese, que aun se podía soportar) fue fantástica. ![]() ![]() Un par de tuaregs hicieron dos filas con los camellos y empezaron la marcha, y los animales empezaron a andar detrás de ellos. A nuestros pies, el paisaje se iba transformando y el verde de las palmeras empezó a escasear y a ser cada vez más marrón hasta que lo único que se veía era arena y dunas. ![]() ![]() El trayecto fue muy entretenido, aunque no encontraba la postura y no sabía cómo ponerme con la de saltos que daba el camello, nos reímos mucho y más cuando alguno se soltaba de la cuerda y se desviaba del camino. Una hora y media hasta llegar al campamento, mi boca cada vez estaba más seca y no llevaba ninguna botella de agua, sentí en mis propias carnes lo malo que es tener sed en el desierto. ![]() Lo primero que hice nada más bajar fue beberme un litro de agua y enseguida Toni y yo, como dos niños, fuimos corriendo a explorar el campamento y a ver nuestra haima. Había unas cuantas tiendas y fuimos directos hacia una casi sin pensar. El interior de ésta tan solo tenía dos colchones en el suelo y mantas, pero la emoción de saber que íbamos a dormir una noche en el desierto del Sahara hizo que no lo encontrásemos pegas a nada. ![]() Dejamos nuestras mochilas y salimos a corretear por las dunas, pues justo detrás de nuestra tienda había una enorme que sobresalía sobre todas las demás así que arrancamos a correr y haciendo un esfuerzo por lo inclinada que estaba y sacando los pies que se hundían en la arena llegamos a la cima. ¡Por fin! ¡Qué fantástica vista allí arriba! Todo a nuestro alrededor, desde donde estábamos hasta el horizonte era desierto, eufórica y haciendo gestos de victoria le grité a Toni que me hiciese una foto, otra a él, otra juntos, y otra y otra… y así hasta que empezó a hacerse oscuro y volvimos corriendo. ![]() ![]() En medio del campamento extendieron una enorme alfombra en la que nos reunimos para tomar un té y frutos secos mientras los tuaregs encendían una hoguera y nos preparaban la cena. Se notaba en las sonrisas de la gente el entusiasmo por haber llegado, así que la tertulia se prolongó hasta que el cus-cus estuvo preparado y continuó durante la velada a la luz de la luna y una pequeña lámpara que Nour encendió. ![]() ![]() Nada más terminarnos la sandía del postre empezó el espectáculo, los tuaregs salieron con instrumentos de percusión e hicieron gestos para que nos sentásemos alrededor de la hoguera a disfrutar de la función. Empezaron con canciones populares y terminaron cantando una canción en castellano, cuya letra solamente ellos entendieron. Después incluso pretendieron que nos levantásemos a bailar, y pese a la vergüenza que me daba aun terminé moviendo las piernas al ritmo de Nour junto a Estela y Katie. A pesar del mal inicio del día, esa noche terminó de la mejor manera con música, baile y con los colchones a la intemperie durmiendo bajo las estrellas. ![]() Etapas 4 a 6, total 6
Percibí la suave brisa en mi espalda erizándome la piel y sentí la necesidad de taparme con una sábana, abrí los ojos y vi la luna, entonces recordé que seguía durmiendo bajo el manto estrellado que cubría el Sahara esa noche. Tan a gusto como estaba y temerosa de romper esa tranquilidad no me atreví a levantarme y acercarme a la haima, así que cogí el pañuelo tuareg que seguía enrollado en mis pies, lo desplegué y cubrí todo mi cuerpo. Cerré los ojos y entonces dejé de escuchar cualquier ruido que no fuese mi respiración y seguí durmiendo.
-Bonjour!!! -Good morning!!! -Bonjour!!! -Good morning!!! Nour fue el primero en levantarse y el encargado de despertar al resto del grupo, dio la vuelta entera al campamento y aunque todos habíamos decidido dormir al aire libre fue acercándose a cada pareja dando los buenos días. Íbamos levantándonos y desperezándonos a paso de tortuga, algunos incluso se resistían a moverse del colchón y abandonar la cama que les había proporcionado una noche tan mágica así que siguieron acostados hasta que Nour insistió en que fuésemos a desayunar. Los paseos hacia el baño improvisado se sucedieron, nos cruzábamos unos con otros y con los ojos medio cerrados aun, nos saludábamos. Finalmente nos reunimos todos en la haima-comedor donde estaba preparado el desayuno. Comimos con prisas porque ya llevábamos retraso y según lo previsto tendríamos que llegar al punto de llegada de los camellos antes de que el saliese el sol y el camino se volviese insoportable. Dimos los restos de desayuno a los gatos “bereberes” que habitaban el campamento sabedores de la lástima que causan en los hospedadores y que aprovechan para llenar sus estómagos cada día, recogimos las mochilas y nos dirigimos a los camellos. ![]() Esta vez el camino fue mas doloroso que placentero, con las agujetas ya bien instauradas en nuestras piernas, los saltos que daba el animal al subir y bajar las dunas eran punzadas de dolor que intentaba evitar cambiando de postura cada pocos metros, y aunque a Toni le daba mucha risa ni a mi ni a mis piernas nos hacía tanta gracia. A pesar de todo la vuelta se hizo más corta, y antes de partir en la minivan otra vez, nos despedimos de los bereberes y les dimos una propina en agradecimiento a la buena noche que nos hicieron pasar y la exquisita comida que nos habían servido. Ahora nos quedaba recorrer los centenares de quilómetros que habíamos hecho para volver a Marrakech, así que nos acomodamos de la mejor forma posible en la furgoneta y marchamos de allí. Ahora el ambiente dentro de la minivan era diferente, cansados, y con algo de confianza ya, cada uno buscaba la postura más cómoda para hacer más llevaderas las horas de carretera. En la parte trasera Toni y yo incordiábamos a Katie preguntándole la traducción de típicas expresiones francesas que no sabíamos que significaban, y entre charlas, siestas y paradas para tomar algo y rezar quien lo tuviese que hacer se nos pasó la mañana de forma más amena. Finalmente llegamos a Ourzazate, pero esta vez comimos en un restaurante distinto. Subimos arriba del todo donde había una terraza creyendo que a lo mejor allí corría un poco de viento que aliviara el sofoco durante la comida, pero fue en vano, ya que a esas alturas la temperatura era la misma que en la parte de bajo. Así que aunque hubo alguno que si, yo no me atreví a comer cus-cus con semejante calor. Durante la comida hablamos sobre quien quería visitar el museo que nos había propuesto Nour y como nadie quiso al final fuimos todos juntos a visitar el casco antiguo del pueblo. ![]() El centro de éste era poco más que callejuelas estrechas y oscuras en cuyas esquinas había siempre algún tendero intentando vender algo. Nour iba explicándonos curiosidades sobre la gente del pueblo y su manera de vivir, dejándome pensativa cuando nos contó que los niños cuyas familias no podían pagarse la educación básica, que son la gran mayoría, tenían la “oportunidad” de estudiar en unos centros en los que la mayor parte de la materia consistía en estudiar el coran… ![]() La dueña de una riad, amiga de Nour, nos abrió las puertas de su hostal para que viésemos la típica decoración en aquella zona. Las habitaciones, con mucha decoración y colorido aunque sin llegar a estar sobrecargadas, el patio lleno de plantas e iluminado, el comedor acogedor y la enorme terraza. Una riad de lo más hermosa en la que no me hubiese importado alojarme durante unos días si estuviese bien de precio, cosa que no recuerdo, como no recuerdo tampoco el nombre de la casa. ![]() La fugaz visita a Ourzazate terminó y antes de subir a la furgoneta otra vez deseamos un buen viaje a los canadienses que se quedaban allí para seguir con su recorrido por Marruecos. Esa fue la última parada con nombre propio, las siguientes fueron solo para estirar las piernas, así que en unas horas llegamos a Marrakech. Nour nos dejó en la plaza Djemaa el-Fna, nos despedimos de él y se fue, no se si la cara tan larga era por el hecho de partir sin propina que al menos Toni y yo consideramos que se la podría cobrar de la diferencia de precio entre los hoteles… ![]() Chris y Angelina se quedaron en la misma riad en la que estuvieron los anteriores días en Marrakech, así que les dijimos adiós y Katie y Estela se vinieron a la nuestra. Michaelle nos recibió con una sonrisa enorme en la boca al ver que llevábamos compañía, y las chicas al ver la casa se quedaron encantadísimas, así que no dudaron y le dijeron al anfitrión que les mostrase su habitación, mientras nosotros fuimos directos a la nuestra donde seguían guardadas las mochilas y nos dimos una buena ducha. Una vez todos acicalados nos reunimos en el patio, y mientras decidíamos donde cenar esa noche le comentamos a Michael (esta vez con mejor comunicación gracias al francés de Katie) si podríamos usar la cachimba. El hombre se comprometió en comprar tabaco y carboncillos y nos prometió que cuando volviésemos tendríamos la cachimba preparada en la terraza. Cuando nos acabamos de tomar el te y las pastas a los que nos invitaron salimos a buscar un local en el que cenar por última vez para terminar otra vez en uno de los restaurantes de la plaza donde ya habíamos estado, pero esta vez en la terraza donde las vistas eran insuperables y ahora con mas compañía. Con aquella panorámica de fondo que amenizaban la velada, cenamos tajin por última vez, recordamos momentos del tour, charlamos largo y tendido y compartimos las últimas horas de viaje con Katie y Estela a las que todavía les quedaban unos días de aventura. ![]() El colofón fue en la terraza de la riad donde los dueños nos habían preparado la cachimba con tabaco de frutas y la dejaron en una de las mesas que había cerca de los sofás donde nos acomodamos. ![]() Y ese fue el escenario al aire libreen el que entre calada y calada dijimos adiós a Houda y Michaelle, a las chicas a Marrakech y a Marruecos. NOTA: Podéis seguir nuestros viajes en conmochila.com!!! Con más fotos, videos y demás. Etapas 4 a 6, total 6
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