Dicen que uno es lo que ha sido de niño, y que luego se pasa el resto de su vida intentarlo serlo de nuevo. Cuando tenía 12 años y cursaba séptimo de E.G.B, estudiamos en sociales el tema del renacimiento italiano. Por vez primera comencé a escuchar nombres como los de Lorenzo el magnífico, Miguel Ángel, Donatello, Ghiberti...y sobre todo una cosa me caló más dentro que ninguna otra: La cúpula de la catedral de Florencia obra de Brunelleschi.
Siempre me había asombrado cómo en un tan breve espacio de tiempo, se habían reunido tantos genios en un mismo lugar.
El poso quedó ahí, y a lo largo de los años puede leer, estudiar, ver exposiciones y muchas cosas más sobre el renacimiento y la ciudad de Florencia en sí...me leí todo lo que cayó en mis manos: Guías, revistas, libros, enciclopedias....con la esperanza de algún día poder visitarla. El mes de octubre de 2010 la espera llegó a su fin. Contraté un viaje a través de Travelplán por Italia en el que se incluía Florencia, me lié la manta a la cabeza y me fui yo solo, aunque solo no me sentí en ningún momento porque enseguida hice buenas migas con mis compañeros de viaje. Os muestro algo de lo que puede ver y lo que a mi personalmente me sugirió...quizá este diario sea un poco subjetivo pero no se hacerlo de otra manera...a ver qué tal me queda, jejeje.
Volvíamos de Pisa en autobús para pasar noche en Florencia, y pese a estar agotado y estar situado el hotel en las afueras de la ciudad, me dije a mi mismo: ¿Por qué no pasar de la cena del hotel y bajarme a visitar la ciudad yo solo, sin guías, ni grupo, ni nada que me distraiga?. Dicho y hecho, conseguí en la recepción del Hotel un par de billetes del urbano y para el centro que me fui a ver la ciudad que siempre había deseado visitar. Según me iba a cercando al centro, la sensación que tenía era algo parecida a la que se tiene cuando has quedado con una chica la primera vez...nervios, incertidumbre...¿Se cumplirían mis expectativas?.
Tras apearme en la plaza de la República, me encontré callejando sin rumbo fijo por la ciudad. Tras pasar al lado del palacio Rucellai (no hay calle o plaza en Florencia donde no se encuentre alguna obra de arte), me encuentro casi sin pensarlo junto a la ribera del Arno y puedo contemplar el bellísimo Ponte Vecchio:
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Los munumentos ganan muchísimo cuando se iluminan de noche, y el puente no es una excepción.
Tras contemplarlo un rato, cojo la vía Sta maria y me dirijo en dirección a la plaza de la signoría. Son las nueve y media de la noche y los comercios ya se encuentran cerrados, pero las heladerías siguen abiertas y puedo disfrutar de la variedad de sabores y colores que ofrecen...me prometo no irme de Italia sin probar una de esas delicatessen.
Tras seguir por la conocida vía de los Calzaiouli, giro a la derecha y me encuentro de frente, majestuoso, con el palacio de la Signoría, con su torre medieval y una altura que corta la respiración.
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La Plaza es bellísima en si misma, te transporta automaticamente a la Florencia del renacimiento y puedes adimrar a mano derecha la Loggia con las estatuas del rapto de las sabinas de Giambologna y el Magnífico Perseo de Benvenuto Cellini...es una estatua tan bella que no dejo de darle vueltas una y otra vez. desgraciadamente hay un guardia que no permite hacerle fotos, así que lo dejo para el día siguiente.
Continúo paseando por la plaza y admirando el resto de estatuas (el Neptuno de Ammannati, el Hércules y Caco de Bandinelli, la copia del david de Míguel Ángel)...todas ellas están imbuídas de una fuerte connotación política-alegórica relacionada con la república Florentina...ninguna de ellas se colocó por casualidad o con la simple idea de embellecer la plaza.
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Aunque extasiado ante tanta belleza y ante la idea de estar por fin en el lugar que siempre quise visitar, mi estómago se rebelaba y pedía combustible, así que decido buscar una "trattoria" que me resulte agradable y a ser posible económica donde degustar mi plato favorito: la Pizza.
Al salir de la plaza paso por el lugar donde el 23 de mayo de 1498, la república de Florencia quemó vivo a Girolamo savonarola, el Fraile dominico que con su prédicas tanto influyó en la atormentada alma de MÍguel Ángel. Una placa en el suelo recuerda el lugar exacto...sus cenizas fueron arrojadas al río Arno.
Tras caminar un poco dirección al ponte vecchio, localizo una "Trattoría" económica y muy bonita por cierto (en Florencia son bellos hasta los restaurantes), con su "forno a la legna" y unas pizzas que quitan el sentido. Por desgracia, perdí la tarjeta del lugar y no recuerdo ni su nombre ni la dirección, pero me llevé un grato recuerdo del lugar. Los bistecs a la Florentina que vi en las mesas de al lado eran espectaculares,sin embargo mi idea era comer Pizza y así lo hice...la mejor que he probado en la vida y por sólo ocho euros.
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La pizza llenaba tanto que ni postre me pude tomar, así que decidí tomar un "expresso" (imperdonable no tomar un café en Italia siempre que se tenga oportunidad) y seguir visitando la ciudad.
La cena me salió por 15 euros (incluídos dos de cubierto y uno que dejé de propina).
Con el estómago lleno y con la ilusión de un chiquillo me dispongo a realizar la visita estrella de la Noche: la catedral de Santa María dei Fiore y la cúpula de Brunelleschi. Como es inevitable Circular por Florencia sin encontrarse algo memorable en el camino, aunque sea por accidente, me topo de frente con la iglesia de Orsannmichelle y sus famosas estatuas (copias la mayoría)...antiguo almacén de lana y ahora reconvertida en una bella iglesia. No resisto la tentación de hacerle una foto a la estatua del San Jorge de Donatello...todo lo que a lo largo de los años había estudiado en los libros del instituto o la universidad se presentaba ahora ante mis ojos...
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Enfilo la Vía dei Calzauolli, donde los turistas pasean con calma y los diferentes negocios van echando perezosamente el cierre, y me paro un poco delante del Palacio Medici-Riccardi, prototipo del palacio renacentista. Consigo acercarme un poco a la entrada, pese a que ya está cerrado, para admirar su patio...me emociono al pensar que el gran Míguel Ángel comenzó ahí precisamente su carrera como escultor bajo la protección de Lorenzo el Magnífico...tienes la sensación de estar pisando tierra sagrada.
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Continúo adelante y tras girar a la derecha me la encuentro de sopetón...la catedral que comenzó a construír el Gran Arnolfo di cambio en el siglo XII y que remató Brunelleschi dos siglos más tarde. El lugar que se convitió gracias a su cúpula en el símbolo del renacimiento, la época en la se produjo la gran revolución del pensamiento humano...esta catedral ha visto pasear ante sus muros a Dante, a Petrarca, a Leonardo, a Míguel Ángel...allí intentaron matar a Lorenzo el magnífico en la famosa conjura de los Pazzi...¿cómo no emocionarse ante un lugar así?. El edifico es inabarcable a la vista...enorme, bellísimo todo forrado de mármol de colores...me coloco debajo de la cúpula y me resulta imposible dejar de mirarla durante un buen rato...paso al lado de las estatuas de Arnolfo y de Brunelleschi, este último mirando a la cúpula que dejó para la posteridad. Has visto tantas veces su imagen en los libros que llega un punto en el que casi crees que es algo que no existe, que es sólo una imagen...pero es real. La luna llena acompaña las vistas. Magníficas por supuesto las puertas de Ghiberti en el baptisterio...una joya.
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Tras contemplar largamente el Duomo, decido callejar un rato y volver al hotel a descansar, pues al día siguiente tenemos visita guiada a la ciudad, esta vez de día. Al salir de la plaza me encuentro con una ragazza de esas que quitan el hipo...aquí incluso las chicas son monumentales
.
Tomo la calle de Borgo san Lorenzo y llego a la iglesia del mismo nombre, a la que rodeo para llegar poco después a la iglesia de Santa María Novella:
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Es presiosa pero me detengo poco rato porque he de coger el bus. Antes tengo la suerte de toparme con el famoso porcellino del mercado de la paja, al que acaricio el hocico para así asegurarme de que volveré algún día.
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En la parad del Bus me encuentro a varios compañeros de viaje que también se habían acercado a visitar Florencia de noche. Me dicen que por qué no he bajado con ellos en lugar de haberlo hecho solo...me encanta la compañía, pero me hubiese sentido celoso de compartir la ciudad con nadie más...ya habrá tiempo de hacerlo mañana sin remedio.
Tras llegar al hotel y subir a la habitación me meto en la cama y antes de dormir me pregunto si todo esto no habrá sido un bonito sueño...Florencia de noche, el Duomo, los palacios y esculturas...ojalá nunca el tiempo consiga destruír estos edificos, aunque sabes que lo hará...pero al menos nosotros no lo veremos, lo que es cierto modo es un consuelo.
Tras la visita nocturna a la Ciudad del renacimiento por cuenta propia, el día 20 de octubre tocaba madrugar para hacer una visita por cuenta ajena, jejeje, con guía local y excursiones incluídas. La visita nocturna me había dejado una experiencia inolvidable, y aunque tocaba madrugar bastante me levanté muy contento con la idea de volver a visitar la ciudad de día y de conocer sitios que me dejé en el tintero. Al igual que me sucedió en Padua, los mosquitos me abrasaron vivo por la noche...manos, brazos, piernas...por todas partes me picaron, creo que junto a los estafadores que conocería en Roma días más tarde fueron la nota negativa del viaje.
Tras desayunar con el resto de compañeros de viaje en el bar del hotel, nos subimos al bus para visitar el centro histórico. Casi todo el mundo coincide en que esta ciudad era lo que más les llamaba la atención dentro del Viaje. El cielo amenaza lluvia, y nada más montarnos en el autobús comienza a llover. Me acuerdo con fastidio de que me he dejado el paraguas, pero nada más aparcar cerca del convento de San Marcos, donde Fra Angelico pintó sus magníficos frescos, que por desgracia no tuve tiempo de visitar, nos aguardaba una tropa de vendedores ambulantes que me vendieron uno por creo que cuatro euros, no de muy buena calidad pero para salir del paso valía.
Caminando bajo la lluvia llegamos a la galería de la Academia, para ver el David de Míguel Ángel. La primera sala que vemos es una en la que se encuentra el modelo en terracota del rapto de las sabinas de Juan de Bolonia, boceto de la obra que se encuentra en la loggia de la Signoría...es muy interesante, desde luego, pero es inevitable que en este museo el David te atraiga como si fuese un imán, y apenas aprecias el resto de obras.
Tras salir de esta sala, en la que también podemos apreciar algunas pinturas, pasamos a la sala donde se encuentra el David, que ya se deja ver al fondo. El impulso de ir a verlo es enorme, pero la guía nos refrena, por suerte, para que admiremos los cuatro esclavos de Míguel Ángel. Míguel Ángel, hombre de gran religiosidad, afirmaba que las esculturas las había colocado Dios dentro de la roca, y que él sólo quitaba lo que sobraba...es impresionante ver cómo las figuras, a medio pulir, parace que hacen un esfuerzo titánico para salir del mármol donde se encuentran atrapadas...
Antes de disfrutar de la visión del David, también podemos admirar las figuras del San Mateo y una pietá que por cierto, no se sabe si es suya o no, pero se la atribuyen.
Y bueno...del David no se qué decir que no se haya dicho ya...tampoco voy a poner fotos porque no las hice, en parte por estar prohibidas, en parte porque en cualquier enciclopedia están mejor. Es increíble que Míguel Ángel lo hiciese contando sólo 25 años...si ya no hubiese hecho nada más le hubiese bastado para entrar en la historia del arte, pero posteriores al David son la mayoría de sus obras, por suerte. A veces he visitado museos o monumentos con gente a las que el arte les deja totalmente indirefente, salvo cuando se encuentran con algo que es fuera de lo normal que es cuando hasta el más burro se queda fuera de juego y aprecia que ahí hay algo que no se ve todos los días...esta escultura es una de esas obras. Todo el que visite Florencia y contemple el David, siente que ha amortizado el viaje y todo lo que venga después puede considerarse un regalo
.
Tras mirar y remirar la estatua desde todos los puntos de vista posibles, pasamos a la última sala, dedicada a los bocetos en escayola de grandes artistas florentinos que han pasado por la Accademia a lo largo de sus cuatro siglos de existencia.
Una vez visitada la Accademia, salimos de nuevo a la calle, donde sigue lloviendo. Nos detenemos en el mercado de la paja para ver el famoso Porcellino, que ya tuve ocasión de conocer la noche anterior. También vemos la fachada del Orsanmichelle, la plaza de la República, y finalmente llegamos al Ponte Vecchio, donde la guía nos enseña el Busto de Benvenutto cellini y el famoso corredor vasariano por donde los Medici pasaban del palacio de la Signoria a su residencia al otro lado del río sin mezclarse con la plebe.
La sensación que tengo continuamente es que la ciudad es tal y como la había imaginado siempre, no defrauda lo más mínimo.
Tras caminar un poco junto a la ribera del Arno, giramos a la izquierda para ver la famosa Galería de los Ufizzi por fuera, ya que el tiempo es limitado y por dentro nos resulta imposible. Hago un par de fotos a las esculturas de Míguel Ángel y Leonardo que se encuentran en la fachada.
A continuación entramos en la plaza de la Signoría, y lo primero que admiramos es la loggia, donde la noche anterior pude admirar las estatuas que ahora conocería de día. La guía se detiene más a fondo en el magnífico Perseo de Cellini. A mi me viene a la cabeza instantaneamente la película "Furia de titanes", que vi tantas veces de niño, donde aparece Perseo decapitando a la Medusa...como disfrutaba de crío con estas historias y esta pelis : Furia de Titanes, Jasón y los Argonautas...hoy día ya bastante viejas, pero siguen gustándome.
La guía nos explica que el duque Cosimo de Medici le encargó la estatua para avisar al pueblo florentino que se portase bien (por lo visto había habido una revuelta hacía poco tiempo), y que si no lo hacía, el poder (Perseo) cortaría la cabeza al pueblo (Medusa)...los gobernantes entonces no se anadaba con chiquitas
. Como decía mi profe de arte, tenemos la imagen de que el renacimiento fue un tiempo amable y casi bucólico...pero fue una época muy dura. Personalmente, aparte de admirar la belleza del Perseo, para mi tiene algo mucho más valioso...desde la antigüedad clásica, no se habían realizado esculturas de bronce...el renacimiento, con Donatello, Cellini...recuperará esta técnica, al igual que había hecho Brunelleschi con su cúpula, e icluso la llegarán a superar...el espíritu del renacimiento puede resumirse en todos estos logros técnicos, el afán de superación, la recuperación de la antigüedad clásica...Florencia no es sólo una ciudad bonita, es mucho más.
Perseo de Cellini:
A diferencia de otras esculturas en Bronce, se realizó de una sola pieza. Su fundición fue tan complicada que Cellini tuvo que fundir las bandejas de estaño que tenía por casa porque se le acababa el material
...se le incendió el tejado del taller durante la misma, le atacaron unas fiebres...fue algo épico que cuenta en su célebre "vida", libro muy recomendable para quien vaya a visitar Florencia o Roma en en futuro.
Una vez admirado el Perso y el resto de las estatuas de la Loggia, entramos en el recibidor del palacio Vecchio, que visitaría esa misma tarde. Junto a su entrada se encuentra una copia del David de Míguel Ángel y el Hércules y caco de Bandinelli, del que Cellini, al que no le había gustado nada, y además no debía de trinar muy bien con su autorl, dice en su biografía. entre otras lindezas
:
"Sus pechos y resto de músculos no están copiados de un hombre, sino de un saco repleto de melones, y sus hombros se parecen a la albarda de un asno"
A lo que Bandinelli replicó:
"¡Cállate, sodomita"!
El renacimiento... época de grandes rivalidades entre artistas también...cierto es que el Hércules y Caco no resiste la comparación con el Perseo ni por supuesto con el David:
Tras abandonar la Signoría, nos dirigimos al autobús de nuevo para subir a la iglesia de San Miniato al Monte y al piazzale Michelangello. La iglesia es preciosa, toda llena de mármol de color verde. Impresiona el magnífico púlpito de marmol esculpido. La iglesia es del siglo XII, cosa sorprendente si la comparamos con las que en tierras de castilla se hacían en aquella época por ejemplo...
Las vistas desde aquí arriba de la ciudad de Florencia son preciosas, pero por desgracia llueve a mares...hice una foto pero no salió muy bien.
A los pies de la iglesia hay un cementerio donde están enterrados los "Vips" de la ciudad, desde directores y actores famosos de cine al presidente de la fiorentina...
Por cierto, que San Miniato fue un mártir que fue decapitado en el Arno tras la persecución del emperador Decio en el siglo III, y subió hasta donde hoy se encuentra la iglesia andando con la cabeza en la mano
.
A la salida de la iglesia, a mano derecha, hay una Botica muy curiosa, y un servicio donde si quieres entrar hay que pagar, jejeje...la necesidad mandaba y tuve que dejar la propinilla para poder aliviarme
.
Bajamos hacia el piazzale Michelangelo andando, mientras nos cae en las espaldas el diluvio universal. Puedo apreciar no obstante la cúpula de Brunelleschi al fondo, dando su personalidad a la ciudad y encajando perfectamente con las colinas circundantes. También se ve parte de la muralla de la ciudad, el Arno, el ponte Vecchio...todo precioso.
Tras volver a Florencia en Bus, nos dirigimos a la iglesia de la Santa Croce, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre y se celebra el famoso "calcio in costume" en primavera. Es algo así como un partido de fútbol disputado a lo bestia entre los diferentes barrios de la ciudad y donde no se andan con chiquitas...la guía nos dice que el año pasado un jugador le arrancó la oreja a otro de un mordisco
.
Por desgracia llegamos ya tarde y no pudimos visitar la iglesia, así que me quedé con las ganas de ver las tumbas de Míguel Ángel, la capilla Pazzi de Brunelleschi y muchas más cosas
.
Nosa dirigimos a comer al restaurante que teníamos concertado, del que no recuerdo el nombre
, pero que tenía un salón muy bonito. Por degracia me tocó sentarme con un matrimonio bastante maleducado, de ese tipo de personas que no deberían salir de casa sin bozal y correa
y que piensan que los camareros, guías, etc...son una especie de esclavos a su servicio. El resultado fue que terminaron cabreando a la camarera y ésta nos atendió todo el tiempo los últimos y de malas maneras...traté de evitarlos el resto del viaje pero para desgracia mía en Capri me la volvieron a jugar quitándome el sitio que tenía reservado para comer cuando aproveché para ir al baño...lo que yo digo, sin correa y bozal no se puede salir de casa
.
Tras salir del restaurante, me uno a un profesor jubilado de literartura llamado Pepe con el que hice muy buenas migas ,con el que había quedado para subir a la cúpula del Duomo. Primero visitamos la catedral por dentro. La gente dice que la encuentran desnuda, y es cierto, pero no se qué tiene que a mi me encantó...supongo que tiene poca ornamentación porque Florencia es una ciudad donde el poder civil era muy grande, y se utilizaba la catedral como lugar de reunión de los gremios, etc.
Vista ésta por dentro, nos dispusimos a trepar por los escalones que suben a la cúpula para así poder admirar la ciudad desde el aire. La entrada estaba situada en un lateral y costaba ocho euros...caro pero mereció la pena. La primera parada es para poder admirar los frescos de la cúpula de cerca, obra de Vasari, y la nave de la catedral desde las alturas que aún parece más grande todavía. Debajo, junto al altar mayor, se encuentra el lugar donde intentaron matar a Lorenzo el magnífico en la famosa conjura de los Pazzi.
Según vas subiendo, las escaleras se empinan cada vez más. Lo bonito es que pudes ver un poco cómo es la estructura que Brunelleschi diseñó para la cúpula, con dos casquetes que se sostienen el uno al otro. A mi personalmente me emocionó poder visitar una obra así.
Una vez arriba, las vistas de la ciudad son presiosas, con la ventaja de poder verla en 360º. Por suerte ya no llovía y lucía el sol por primera vez en todo el día:
Curiosamente, al ver los focos del estadio de la fiorentina en la lejanía, me vino a la cabeza mi jugador favorito de la infancia, cuando jugaba en el equipo del pueblo, que jugó aquí y que me caía bien porque al año siguiente de ser traspasado, jugando con la juventus de Turín contra su ex-equipo, la Fiorentina, de donde nunca quiso marcharse, se negó a lanzar un penalti contra ellos por motivos sentimentales. Me stoy refiriendo por supuesto al genial Roberto baggio, para mi el jugador con más clase de la historia del fútbol Italiano...en esta ciudad han tenido cabida todos los artistas, hasta los del balón:
Una vez visitada Florencia a vista de pájaro, Pepe y yo decidimos visitar el palacio Vecchio por dentro. Por desgracia en el salón del cinquecento había una conferencia y no lo pudimos visitar a fondo, pero el resto de las salas me gustaron bastante. Además en una de ellas se encuentra la Judith y Holofernes de Donatello.
Cuando salimos del palacio, aproveché para comprar un par de recuerdos en los puestos callejeros de vendedores.
Antes de marchar, completamente mojados y agotados a descansar al hotel, puedo admirar de nuevo la cúpula de la catedral, que como dijo de ella Míguel Ángel, "podrá ser más grande, pero no más bella", y las puertas del baptisterio. La verdad es que uno nunca se cansa de admirar la cúpula, yo podría quedarme ahí mirándola horas y horas.
Una vez en el hotel, con la pena de tener que dejar la ciudad al día siguiente, me meto en la cama mientras los mosquitos afilan sus trompetillas para seguir alimentándose a mi costa toda la noche (de verdad que lo de los mosquitos en los hoteles italianos fue todo una experiencia, me levanté todos los días como el lomo de un toro de lidia
).
Y al día siguiente por la mañana tocaba partir de la ciudad que siempre quise visitar hacia otra que tampoco es poca cosa: Roma.
Ya en casa, esperando en una de las aulas de mi antiguo colegio a que viniera la profesora de mi curso de inglés, me dio por husmear en una de las estanterías de esas donde se amontonan los libros viejos. Mira por dónde, en una de ellas encuentro el libro dé sociales que utilizábamos en séptimo de E.G.B, donde descubrí la ciudad de Florencia y el renacimiento. Es curioso cómo hay cosas que quedan en el subconsciente para toda la vida, cosas que un día aprendiste con interés y quedan enterradas bajo capas y capas de contenidos, problemas, ideas y mil cosas más...no había leído el libro desde hacía veinte años, pero pude descubrir que todo lo que busqué en Florencia durante el viaje estaba ahí tal cual lo aprendí entonces...incluídas las sensanciones que me provocaron las vistas de la ciudad, la cúpula, los munumentos...en la foto que encabeza la lección, aparece un grabado de Florencia en el siglo XV. A pie de página pone: La ciudad de Florencia ha cambiado poco en cinco siglos...
Y vosotros...¿A qué esperais para visitarla?
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