![]() ![]() RAJASTÁN Y TRIÁNGULO DORADO ✏️ Blogs de India
Recorrido de 1 mes por Bombay, Agra, Benarés, Jaipur, Udaipur, Jodhpur, Delhi.Autor: Yanada Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.3 (4 Votos) Índice del Diario: RAJASTÁN Y TRIÁNGULO DORADO
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Etapas 4 a 6, total 9
CONSEJOS PARA VIAJEROS EN AGRA
Agra. Ciudad de ladrones. Si sobrevives sin vaciar más de lo previsto tu cartera, felicidades. Quedate poco tiempo, porque la ciudad es pequeña, cara y resulta insoportable decir que no cada metro que recorres. No al autorickshaw, a las cafeterías, a las limosnas, a los cibercafés, a las tiendas de joyas. No. No. No. Es muy fácil elegir un hotel en esta ciudad porque todos están juntos. Mira unos cuantos antes de decidirte. Para comer, desayunar y cenar recomendamos el “Joney´s place”. Tiene solo un fogón o dos, pero sirven rápido son muy baratos y simpáticos y no te van a envenenar. Cenarás por un euro y medio. Si visitas primero el Taj Mahal podrás usar esa entrada para que te hagan un pequeño descuento en el Baby Taj y en el fuerte. Los tres sitios están demasiado lejos como para ir de uno a otro andando. Puedes verlo todo en un día si madrugas suficiente y si negocias con un cicloricksaw que te lleve a los tres sitios. (No le dejes que, por el camino, te haga visitar la tienda de un amigo suyo). Negocia el precio antes de subirte. No es posible acercarse al Taj con autorickshaw por motivos de conservación. Las medidas de seguridad para entrar son muy fuertes. Si te obligan a dejar algo en las taquillas que luego no intenten cobrarte: ese servicio es gratuito. Un autoricksaw a la estación de trenes no debería costarte más de 50 INR ((Tras un viaje en tren de doce horas, tomamos un autoricksaw hasta la zona de Taj Ganj. Como no teníamos hotel, le dimos como referencia al conductor el Jony´s Place. Después de encontrar alojamiento andamos hasta el Taj Mahal. Tras la visita negociamos con un cicloricksaw la ida y vuelta al Fuerte y al Baby Taj. Creo que nunca he estado tan cansada. Después de comer en el Jony´s Place nos dimos una ducha y siesta y vimos el atardecer en el River Side. No hubo una explosión de colores calientes en el cielo, pero en cambio un grupo de 50 personas bajó al río con una orquesta y los polvos de color del Holi. Me obligaron a bailar con ellos. Fue divertido)) Etapas 4 a 6, total 9
JAIPUR CONSEJOS PARA VIAJEROS
Jaipur es una ciudad limpia y rica en comparación con otros lugares de India. Y es grande, pero no tan inmensa como Bombay o Delhi. Creo que es una buena ciudad para tener un primer contacto, suave, con India. Las calles no están demasiado sucias, el caos del tráfico es bastante tolerable y hay mucho comercio. La gente es muy amable. El turista no recibe demasiado acoso por parte de los vendedores. Lamentablemente la estación de tren no tiene cabina de prepago de autorikshaw, así que los conductores se abalanzarán sobre ti. Antes de subirte a uno, negocia el precio y asegúrate de que el tipo no va a cobrarte un extra por las maletas. Si deseas probar suerte andando, hay bastantes alojamientos cerca de la estación. Nosotras estábamos cansadas y quisimos un hotel de precio medio en el que las tarifas son fijas. No hay regateo. Se llama “Anuraag Villa” la habitación doble nos costó 600 INR la noche. El servicio de internet nos lo regalaron. Tiene jardín y no se come mal allí. Está cerca de la estación en una zona residencial Tal vez tú encuentres algún sitio mejor. Si visitas antes el fuerte Naharagarh recibirás un descuento para la entrada de algún otro lugar como el palacio de la ciudad. En éste último sitio, las audioguías son gratuitas. Y tienen una en español. Los lugares que vas a querer ver están demasiado lejos unos de otros como para hacer traslados a pie. Aun así, es una ciudad con amplias avenidas en la que resulta bastante fácil orientarse. Mi consejo es que contrates un taxi o un autorickshaw durante, al menos, un día entero para que te muestre los lugares más alejados (los fuertes del tigre y Nahargarh y el templo de los monos, por ejemplo). Puedes dedicar otro día a pasear por la ciudad rosa, cotillear en los bazares y ver el palacio de la ciudad, el Jantar Mantar y el palacio de los vientos. Jaipur es un buen lugar para comprar plata. Creo que la cuidad da para dos días intensos o tres. ((Nuestra ruta de hoy: más de cinco horas de tren desde Agra a Jaipur. En Jaipur, por la tarde, vimos el templo de los monos, los bazares principales, y las puertas de la ciudad rosa. Pactamos con un condutor de ricksaw que esté con nosotros toda la tarde. Nuestro segundo día en Jaipur: Subimos hasta el fuerte Nahargarh, fotografiamos el Palacio de los Vientos y algunos monumentos más. Visitamos el Jantar Mantar repleto de instrumentos gigantescos para conocer el universo y el mundo que pisamos. Visitamos un lugar, que si no me confundo se llama Gatore Ki Chhantriyan que no es muy turístico, pero está lleno de tempos y pagodas hechos con mármol italiano. Visitamos un templo hindú de barrio. Caminamos por el Central Park. Por la tarde, asistimos al atardecer en el Fuerte del Tigre, en una colina desde la que se divisa toda la ciudad )) CENTRAL PARK DE JAIPUR Aun así, Jaipur es una ciudad hermosa. Algunas de sus estructuras me recuerdan los dibujos de Escher. Es limpia y en la época del año en la que la hemos visitado huele a rosas y jazmín todo el día. No ves las flores, pero todo huele a flores. Eso adquiere un valor tremendo cuando vienes de lugares donde es asfixiante tratar de caminar porque apestan a fosa séptica. En Jaipur hay un gran jardín al que llaman Central Park y tienen unas vistas estupendas desde los fuertes de la ciudad. El atardecer es bello allí donde estés. Hay grandes mercados, golondrinas. Las vacas y los perros están mucho más sanos y alegres que en otros lugares. Allí nunca va a darte miedo caminar entre dos elefantes. Y las mujeres visten con los colores más brillantes que he visto en mi vida. La gente es amable. El último día hacíamos tiempo para ir a la estación de tren. Un hombre nos enseñó el templo que cuidaba. Era hermoso, porque la mitad del reciento era un patio y la gente podía rezar al aire libre. No nos pidió ni una rupia. Vimos un par de bodas desde lejos. Paseamos por un mercado de flores y especias. Un hombre, al que compramos unos caramelos de anís, nos regaló pulseras para tener buena suerte. Me hace falta suerte ahora. Otros dos vendedores me dieron collares hechos con flores de jazmín. Me hicieron sonreír. Suena raro, pero aquí la gente disfruta mucho de mi sonrisa. Siempre me alaban el pelo, el color de la piel y la sonrisa. Los llevé puestos toda la noche en el tren. Fue como llevarme puesto el bendito olor de Jaipur. El viaje, nocturno, es de siete horas. Dormí mucho en el tren, cosa poco habitual en mi, y cuando me desperté habíamos llegado a nuestro destino. Al bajarme del vagón colgué mis flores en el cartel de la estación, donde se podía leer “Udaipur City”. Lo hice sin pensar. Tal vez a modo de ofrenda. Estoy segura que tendremos más suerte en esta ciudad. ((En nuestro tercer día en Jaipur desayunamos con Stephan, el maquillador berlinés, que ha seguido nuestros pasos hasta aquí. “Me vuelve a gustar la India”, nos dice después de pasar un par de días él solo en Agra. Rafic nos lleva al Palacio de la Ciudad que visitamos durante toda la mañana. Por la tarde, nos llevó a las afueras de la ciudad a ver cómo daban color a la ropa en una fábrica textil y dimos una vuelta por los bazares. No había muchas tiendas abiertas, al ser domingo)) Etapas 4 a 6, total 9
UDAIPUR. CONSEJOS PARA VIAJEROS Udaipur es una ciudad pequeña y tranquila. No llega a los cuatrocientos mil habitantes y gran parte de sus ciudadanos viven de la artesanía y la exportación. Notarás, cuando entres en sus tiendas, que gran parte de la decoración que nos ofrecen en Europa sale de aquí. Tapices, dibujos, alfombras, vestidos, bolsos, colgantes. Es un gran sitio para comprar textiles, objetos de cuero y pinturas. En la estación de trenes de Udaipur hay una cabina prepago para autorickshaws. Viajar hasta el centro de la ciudad, al Lal Ghat, por ejemplo, no debería costarte más de 50 IRN. Respecto a la estación de autobús, está a unos diez minutos en autorickshaw del casco viejo. Casi todo lo que hay que ver en esta ciudad está en ese casco viejo, así que no necesitarás subir a muchos más rickshaws durante unos días. Sin embargo es un poco difícil orientarse en Udaipur, porque las calles son muy laberínticas y no se puede caminar por la orilla del lago (los edificios están pegados al agua, como en ciertos canales de Venecia) y hay pocos puentes. Si te pierdes y sales de la zona turística, mejor. Respecto al alojamiento, a nosotras nos gustó estar al otro lado del lago. Fuera del casco. Es una zona más tranquila, más barata y las vistas son al casco viejo, es decir, mucho más espectaculares. Sólo con andar cuatro o cinco minutos puedes llegar al otro lado. Te recomiendo la visita al Palacio del Monzón, a ocho kilómetros de la ciudad en lo alto de una colina. Tendrás que alquilar un coche por un par de horas. Y pagar la entrada al parque natural en el que se encuentra. No se permite la subida en autorickshaw porque las curvas son muy cerradas y la pendiente pronunciada. Así que ten cuidado, porque al pasear por las calles de Udaipur algún conductor nos ha ofrecido llevarnos hasta allí. Supongo que lo que hacen es dejarte en la entrada del parque natural para que subas andando. Y eso son más de cinco kilómetros de marcha en un camino empinado. El restaurante que mas me gusto es Natural Roof Top Restaurant & shyam cafe, cerca del museo del City Palace. La comida es buena, no gastaras muchas rupias, el servicio esta limpio y tardan muy poco en traerte lo que has pedido. JUST RELAX, PLEASE Por primera vez en este viaje tengo toda mi ropa limpia, la mente organizada y los textos que faltan por escribir clasificados. Me ha dado tiempo incluso a quitarle el polvo al portátil y a la cámara fotográfica. Dicen que esta es una de las ciudades más románticas del mundo. Las guías la llaman la Venecia de oriente. Yo solo sé que, a través de la ventana estoy viendo, brincar por un tejado, una pequeña ardilla. Y justo debajo de mi balcón las palomas estallan sus vuelos. Oigo también el agua desde aquí, porque mi habitación tiene vistas a un lago, y los edificios del otro lado se reflejan en la superficie. Hay vacas echando la siesta en la orilla. Hay pequeñas arañas de colores. Hemos tenido suerte, una vez más, y hemos encontrado un sitio genial para pasar unos días. Es, de hecho, la guest house que más me ha gustado hasta ahora. UDAIPUR WAY OF LIFE Hussein El amor de su vida es una sirena. Una mujer polaca que conoció a los 18 años. Nos lo explicó cuando le pregunté por los dibujos de la azotea. A ella la ha dibujado como una sirena. Dice que las mujeres son resbaladizas como los peces cuando intentas atraparlas. Y que uno debe cuidarlas si se acercan hasta tus manos como si fueran mariposas. No puedes cerrar el puño si tienes una mariposa posada en la mano. Él, ahora tiene 36 y está encantado (o eso dice) de no tener mujer y de estar rodeado de turistas extranjeras todo el día. Le va tan bien que está construyendo otro hotel, mucho más grande y con piscina. Se pasea por las mesas mientras la gente cena. Charla con todo el mundo. Ve nuestras cámaras de fotos y nos enseña su trabajo. Tiene talento para los retratos. Sabe todo lo que ocurre en sus dominios. Nos vio pasear por la parte vieja. Sabe que estuvimos en el ghat. Le da pereza hacer los papeles de la inscripción en el hotel. Ya lo haremos mañana. Nos ofrece otra cerveza. Recita un poema, porque estudio filología inglesa. Está aprendiendo a dar masajes, necesita espaldas para practicar. Ya, claro. Otro día. Tarum Hace pocos días cumplió veintidós años. Aparenta por lo menos cinco más. Es alto, fuerte y sonríe mucho. Guapo. Fue su madre quien le recordó lo del cumpleaños, porque a él se le había olvidado. Aun vive con ella. Trabaja todo el día en su negocio, y está a punto de acabar sus estudios de arqueología. Nos pide que le disculpemos un momento, porque la nevera está rota y necesita comprar hielo. Nos deja solas en su negocio, el “Buddha Café” y se sube en su moto de gran cilindrada, con las gafas de sol puestas pero sin casco. Volverá en unos minutos, y si alguien entra yo voy a ofrecerle la carta de bebidas. Lo conocimos ayer y cuando vimos que tenía huccas para fumar y le prometimos que volveríamos. Regateé el precio. De 200 IRN a 120. Buen trato. Las hace con carbón. Y el carbón está quemándose en la calle todo el día, al otro lado de la acera. Le preguntamos a dónde quiere viajar cuando tenga dinero suficiente. No sabe. Todavía no lo ha pensado. Estudia mucho. Nos enseña sus películas de Hollywood. Nos pone música indi antigua. Mañana volveremos. Ammu Nos para por la calle con un viejo truco: ¿Sois españolas? ¿Podéis traducirme la carta de una amiga que me ha escrito en español? La carta, por supuesto, no es una carta, sino un libro entero en el que los clientes satisfechos con su servicio de masajes apuntan alabanzas. Nos chequea gratis para devolvernos el favor. Nos parece divertido. A mi me regala una piedra azul para que la lleve cerca del cuerpo. En tres meses, mi vida será todo lo que yo quiero que sea. Y no me cree cuando digo que ya es todo lo que quiero. Luego baila para nosotras, para demostrar que le gusta salir de copas. Una de las canciones es una versión hindi del “Feliz navidad”. Nos habla sobre la felicidad y el amor, me invita a tabaco indio y luego me regala el paquete entero. Nos invita a pasar un día con él en su casa de campo (si tuviéramos que aceptar todas las invitaciones que nos han hecho estos días todavía estaríamos en Bombay). Parece feliz con su trabajo. Hace lo que quiere. No para de recibir llamadas de móvil mientras charla con nosotras. Creo que es gay, pero no me atrevo a preguntárselo. El hermano del dueño nos enseña a jugar al carrum, una especie de billar indio mezclado con las chapas. Hay servicio de masajes y cerveza. Udaipur está lleno de tiendas preciosas, con ropa de seda y cuadernos de papel reciclado. Las paredes están llenos de dibujos de elefantes y dioses y, por las noches, cuando la gente se emborracha lanza fuegos artificiales. Por fin podemos volver a visitar la ciudad a pie. Creo que este es un buen sitio para descansar unos días y escribir mucho. ((Llegamos a Udaipur a las seis de la mañana. Notamos que era una ciudad tranquila porque los conductores de taxi y autorickshaws no nos acosaron. Nos costó en el prepago 40 IRN llegar al centro de la ciudad. El conductor nos recomendó el hotel de su hermano, pasamos a mirarlo y nos enamoramos de las habitaciones. El sitio se llama “Hotel Lake shore”, pero la calle no tiene nombre. Está justo en frente del casco viejo. Al otro lado del lago, las habitaciones son más caras y las vistas peores. Dormimos todo el día, comimos en una azotea y paseamos por las calles cercanas al lago. Vimos el atardecer en un pequeño ghat)) ((En nuestro segundo día en Udaipur visitamos el Museo del Palacio de la Ciudad y el templo de Jagdish. Por la tarde recibimos un masaje ayurvédico. En el tercer día nos llevaron en moto hasta un taller de artesanos de cuero. Aprendimos a jugar “juava”, un juego de cartas parecido al poker. Y paseamos por una zona no turística de la ciudad. Por la tarde, Ajay nos llevó a ver la puesta de sol en el Palacio del Monzón, y visitamos una escuela de arte)) ESPERANDO (INDIAN TIME) Hace mucho más calor hoy que ayer. Estamos en la azotea esperando al dueño del hotel. No nos pidió nuestros pasaportes cuando llegamos así que podríamos marcharnos ahora mismo sin pagar, de no ser porque nos tiene que dar unos billetes de autobús que necesitamos. Hemos dejado los macutos en un cuartucho que no tiene candado. Ellos han confiado en que no huyamos sin pagar. Nosotras confiaremos en que no desaparezcan nuestras cosas. La paciencia, aquí, no es una virtud, sino un objeto de primera necesidad. Hay que esperar para comer, hay que esperar los trenes que siempre llegan con retraso. Aguardar a los amigos, a que el conductor de rickshaw compre su tabaco de mascar. Esperar a que vuelva la luz, tras el apagón. Hay que esperar a que baje el sol para poder salir a la calle de nuevo. El otro día compré una botella de agua muy fría, la primera botella realmente fría que nos hemos bebido aquí. Un lujo. Un par de horas después volví a la misma tienda a por otra. No había agua fría. El tipo las metió en el ongelador y me dijo: “espera cinco minutos. Agua fría ok en cinco minutos”. Desde luego, el “indian time” es un misterio para mi. ((Cuarto día en Udaipur: compramos vestidos y caminamos hasta el hotel flotante. Recogimos la piedra lunar que Ammu había escogido para Aida. Fumamos y jugamos a las cartas en el Budha café. Buscamos algunos encargos en las tiendas y vimos Octopussy en la azotea de nuestro hotel. Cenamos con Tarum y un amigo suyo en los jardines de un complejo hotelero. Vamos a dormir hasta tarde aunque el check out de la guest house es a las 10)) Etapas 4 a 6, total 9
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