Sonrisas sumergidas. 13 Días en Octubre. ✏️ Blogs de Tailandia

En memoria de todas las víctimas de las inundaciones de Tailandia de 2011.

Nos enteramos del problema de las inundaciones en Tailandia 2 semanas antes de ir. Todo el país estaba teniendo las peores inundaciones de los últimos 50 años, centenares de desaparecidos, barrios sumergidos, cocodrilos sueltos por los ríos,…

La cosa pintaba tan negra que estuvimos a puntito de cancelar el viaje y cambiar de destino, la embajada tampoco ayudaba mucho porque se limitaba a dar información vaga y decir lo estrictamente oficial: “el turismo por el país no está cerrado, hay zonas donde hay que extremar las precauciones y antes de visitar el país envíen la ruta que van a realizar”.
Sin embargo, al final nos decidimos y fuimos, claro.

Para la preparación del viaje nos apoyamos mucho en www.losviajeros.com, como siempre y nos vino especialmente bien el diario de viaje 2 semanas en Tailandia diario Práctico ya que era más o menos o que teníamos intención de hacer y la explicación de cómo llegar al centro de Bangkok en tren desde el aeropuerto no tiene precio. También nos resultó muy útil Bangkok, Plano guía, ISBN: 9788466644952.

El vuelo lo realizamos con Royal Jordanian, habíamos leído de todo sobre esta compañía, pero nuestra impresión ha sido muy positiva en todos los vuelos que hemos tenido, los dos de ida y los otros dos de vuelta con escala en Amman.

Día 1, 19/10/2011
El viaje ha sido un poco pesado… El alvia a Madrid se rompió y casi perdemos el avión, después 16 horas entre los dos vuelos y al bajar del avión ya se nota el cambio de temperatura y la humedad Te espera una cola interminable en el control de pasaportes, se hace raro estar tan rodeado de asiáticos por todas partes…

El hotel lo teníamos en Silom, así que seguimos las indicciones del diario y fuimos al tren, es un transporte más lento que el taxi, pero mucho más agradable, barato y sin necesidad de regatear. Tras hacer el recorrido en tren, cambiar al Sky Train y realizar un transbordo, llegamos a la parada de Chong Nongsi, nuestro destino, y por a hora todo seco. La estación está en una calle perpendicular a Silom, desde donde buscar el hotel. Silom es terrible, una avenida de varios kilómetros, pero tenemos una referencia clara, el hotel Naray, uno de los más conocidos y que está a ladito de nuestro hotel (o al menos eso se supone).
Pasamos por delante del hotel Narai y ni rastro de nuestro hotel… preguntamos a varios tuktukeros que nos querían montar para llevarnos al hotel, ni caso.. tenía que estar allí aunque no lo vieramos. Al final preguntamos al conserje del Narai que nos indicó que teníamos que entrar en la siguiente callejuela y continuar unos metros, genial. Los tuktukeros se chinan un poco con el conserje pero nosotros a lo nuestro.

La callejuela, un “soi” en toda regla, daba miedo, todo medio roto, de noche, sin farolas, mujeres trabajando en la lavandería con las máquinas de coser y las mascarillas puestas… uff. Pero sí, el hotel estaba allí. Hotel Amber Boutique Silom. El hotel está muy bien, un poco más peque de lo que parecía en la web pero está bien. Además, a pesar de lo ruiodasa que es Silom Rd, este hotelito es muy tranquilo, ya que, por esta soi no pasa nadie.

Dejamos las maletas y nos fuimos a la calle, había que provechar el tiempo!
Fuimos al mercado de Patpong, ya era de noche y el mercado acababa de abrir, se veían muchas chicas ligeritas de ropa por la calle y los locales estaban llenos de chicas y chicos aburridos en la barra.
El mercado no es gran cosa, es un enorme todo a cien, como casi todos los mercados tailandeses, pero para pasar el rato…
En un bar cercano nos tomamos nuestras primeras shingas (cerveza tailandesa, 80B cada una). Que bien nos entraron, con el calor y la pateada que nos habíamos metido, sentarnos en una terracita con las cervezas nos supo a gloria. Tras un rato más de caminata nos metimos a cenar en un Mexicano que está en la equina del mercado, no está mal, pero fue la comida más cara de todo el viaje 1130B, unos 30€ (margaritas incluidas), el cambio estaba más o menos a 40 por euro.

Después de cenar dimos otra vuelta por el mercado y compramos una tarjeta de teléfono internacional para las cabinas amarillas en el Seven-eleven, 300B y al hotel que al día siguiente hay que madrugar para aprovechar la estancia en Bangkok.

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Esta fue un día muy duro, entre el jet lag, el calor, la humedad y la pateada que nos dimos acabamos el día reventados…
Nos levantamos pronto y a pesar de no tener desayuno (buffet) incluido en la habitación tenemos un calentador de agua y nos dejan sobrecitos de nescafe y azúcar con lo que, añadiendole los doowaps que teníamos, el desayuno perfecto. En la calle lo primero que nos sacudió fue el calor y la humedad, lo segundo los olores de los puestecitos callejeros, eran las 8 de la mañana y todo el mundo estaba comprando comida olorosa, sopas y currys. De todos los puestos salían nubes de humo olorosas, es flipante… El tráfico parece una locura, recorrimos toda la calle Silom y seguimos andando hasta encontrar un muelle, íbamos a hacer la excursión de los canales.

En el muelle al que llegamos, tha Oriental, no había ningún long tail, así que, nos subimos al primer Chao Praya Express que vimos dirección norte. En la siguiente parada, vimos uno aparcado y nos bajamos para regatear la excursión. Cada día estoy más convencido que soy, somos, malísimos regateando porque siempre terminamos con esa sensación de estar pagando de más, pero bueno, como al final son cantidades pequeñas que no van a ningún sitio… (el que no se consuela es porque no quiere) contratamos la excursión de dos horas por los klongs a 1400B.

La excursión es una pasada, algo imprescindible del viaje, el río iba hasta arriba de agua, estaba a punto de desbordarse, bajaban flotando montoncitos de plantas que eran usados a modo de islas por unas garcitas blancas. Las olas del propio río y las que generaban los otros barcos que circulaban nos hacían botar sobre el agua y parecía que íbamos a volcar, daba la sensación de que la txalupa se iba a partir por la mitad. El conductor era muy simpático y no paraba de hacernos bromas, más por gestos que otra cosa.

Mientras íbamos por los canales todo el mundo nos saludaba, es una pasada ver sus casas, Soportadas por unos palos sobre el río. Vimos los lagartos, más garcitas, nos dieron pan para dar de comer a los peces, también nos dieron unas frutas fritas para almorzar, el más rico el plátano, lo demás que había en la bolsa… ni idea de lo que era. Nos pararon unas cuantas canoas/tienda que nos querían vender cosas… una gozada, no compramos nada porque estaba todo al doble de precio que en patpong y eso que es uno de los mercados más caros. La gente es muy muy amable, ahora entendemos por que le llaman a Tailandia el país de las sonrisas.

Decidimos terminar la excursión en el muelle del palacio real, la sorpresa que nos llevamos cuando tuvimos que pagar 20B por bajarnos allí, como no sabíamos nada, nosotros nos íbamos del muelle tranquilamente y una persona vino corriendo detrás nuestro haciendo gestos y gritando, pensando que era algún tuktukero que nos quería llevar a algún sitio le ignoramos y fue peor, cada vez daba más gritos y más gestos hasta que nos dimos cuenta, y volvimos al muelle donde nos enseñó el cartel de la “tasa de desembarco”. Vaya susto nos dio.

A la salida del muelle nos encontramos los primeros signos de las inundaciones, en algún punto cercano el río se había desbordado y habían canalizado el agua utilizando sacos de arena. El riachuelo pasaba entre las casas, bajo los puestos de comida,… Seguimos adelante para ir al palacio real. Nos asaltaban los tuktukeros y alguno nos decía que los monjes estaban rezando y que estaba cerrado… nosotros ni caso, seguimos adelante buscando la entrada. Y efectivamente, el templo estaba bien abierto y lleno de gente. Es precioso pero el calor horroroso, el buda esmeralda es pequepeque, dimos una vuelta e hicimos una ofrenda a buda, vimos el cambio de guardia,… De aquí nos fuimos andando al templo del buda tumbado (Wat Pho). Debía haber alguna celebración porque estaba lleno de militares desfilando… este templo es más grande de lo que creíamos, y como entramos por una puerta lateral en vez de por la principal, no constó encontrar el buda tumbado que es terriblemente grande, igual que antes, sabíamos que era grande pero no tanto, nos encantó.

Y para terminar con los templos cruzamos el río y subimos al templo del amanecer, Wat Arun, el embarcadero estaba completamente inundado y había sacos de arena por todas partes para que el agua no entrase en el templo. También es muy bonito y aunque no tan espectacular como los anteriores, merece la pena la visita y armarse de valor ya que para subir y sobre todo para bajar de allí. Qué miedo da esa escalera!

Sin darnos cuenta la hora de comer se nos había pasado hacía rato y encima ya estábamos agotados, así que, nos sentamos más de media hora a descansar a la sombra en las escaleras del Wat Arun mientras decidíamos que podíamos hacer con el resto de la tarde.

Al final nos fuimos a Khao San a tomarnos unas Shingas, este barrio de mochileros es un hervidero de gente y turismo, hay más occidentales que asiaticos o casi y un motón de tiendas que venden mochilas, camisetas, pantalones bombachos, también puestos de comida, de bares y de restaurantes. Aquí nos dimos cuenta que nos salía mucho mejor pedir una big Shinga (100B) que dos pequeñas, o mejor aún, two big Shinga.

Utilizamos la tarjeta amarilla para llamar a casa, y nos pareció realmente caro, si no recuerdo mal… 40B minuto, un euro minuto. Carísimo.
Para cenar nos fuimos a un hindú, la comida tailandesa tendrá que esperar, lo primero es lo primero, y como el hindú nada. La verdad es que fue una cena impresionante, muy muy rica. Pedimos medium spicy, como todas las comidas del viaje, y en general no picaba mucho. Supongo que el medium spicy occidental no es igual que el oriental.

Al salir del restaurante estábamos tan agotados que decidimos irnos al hotel. Con el agotamiento pillamos el primer tuktuk que se nos acercó y sin regatear, no teníamos fuerza, nos pidió 200B sabíamos que era caro, pero no cuanto de caro, sabíamos que el hotel estaba lejos. Nos dimos cuenta que debía ser muuuy caro cuando vimos lo contento que nos llevaba el tuktukero, estaba encantado, haciendo bromas y poniéndolo practicante a dos ruedas en las curvas para reírse con/de nosotros, creíamos que volcábamos de verdad, íbamos acongojaísimos pero a la vez fue divertidísimo. Fuimos así durante, al menos, un cuarto de hora, zigzagueando entre coches, obras, carriles bus,… ahora entiendo por que le llamamos carrera a hacer un trayecto en taxi. Al bajar tuvimos el último susto del tuktuk, el chico no avisó de que el día siguiente iba a ser el día de la GRAN inundación en Bangkok, llegamos al hotel un poco intranquilos, fuimos directamente al portátil del hotel a ver que decía la embajada y que se decía en los foros.

Al día siguiente teníamos pensado hacer la excursión al mercado flotante, pero con esta información decidimos quedarnos en Bangkok por si la cosa se ponía fea. Al final ninguna de las dos excursiones que queríamos hacer, ni mercado flotante ni Ayutthaya que ya sabíamos que estaba como una piscina…

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Lo primero que hicimos al levantarnos por la mañana fue mirar por la ventana, por suerte todo seguía seco, sin embargo, en la tele, se podía ver que Bangkok se estaba quedando aislada y que la gente lo estaba pasando muy mal en la periferia de la “inner city”. Este iba a ser otro día agotador. Como no íbamos a hacer la excursión del mercado flotante decidimos hacer la típica “excursión” de los centros comerciales con lo que el calor no fue ningún problema, todos tienen aire acondicionado.

El primero al que fuimos fue el MBK, no se muy bien el que, pero me esperaba otra cosa, es como un mercadillo de la calle pero en edificio y con diferentes plantas, regateando los precios y demás. Compramos un par de camisetas y poco más, seguro que se pueden conseguir más baratas pero me conformo con mis 150B cada una. Se anda, se anda mucho en estos centros comerciales y es muy recomendable parar de vez en cuando porque lo haces sin darte cuenta. Comimos en el mismo MBK, en un restaurante que tiene platos de todo el mundo y vas pillando uno de aquí otro de allí,...pero al final, creo que una de las peores comidas del viaje. Una de las cosas que menos nos gustó del MBK fue ver a unos cuantos “señores” occidentales agarrados de la mano de sus sobrinas thai… Al salir queríamos ir al Siam Parangón, pero nos confundimos y nos metimos en el Siam Discovery, son todo tiendas al estilo europeo, muy cuidado y todo muy limpio. Los productos tienen su precio y en el último piso hay una pista de patinaje sobre hielo. Al verla es cuando supusimos que no estábamos en el Siam Parangón, así que salimos y cambiamos de centro comercial. Al llegar al Siam Parangón, nos dimos cuenta de que todo en este centro comercial es más caro, 118B cada shinga pequeña. Nos metimos en el “Eroski” que había allí a ver como era un súper thai, algunos productos diferentes, mucha comida de bote, todo el mundo comprando espaguetis instantaneos pero por lo demás… parecido. Nos compramos un par de Mochis japoneses y nos fuimos. Dimos un paseo por las plantas superiores, nos probamos ropa “no imitación” en las tiendas, pero los precios eran como aquí o más caros, así que no pillamos nada. Nos sorprendió ver en la planta 3, creo, a lado de las tiendas hay concesionarios de Lamborgini, Porche, Lotus,… como el que va a comprarse un polo.

Sin calor, pero estuvimos andando horas y horas… otra vez estábamos reventados, volvimos al Sky Train y nos fuimos a la zona de Shukumit. Nos sentamos en la calurosa terraza nocturna de un bareto y nos tomamos una big shinga cada uno. Esta zona es un poco lamentable, hay un montón de hoteles lujosos con terrazas al pie del hotel donde ves a los abueletes esperando a que las chiquillas les vengan a hablar… y se pensarán que están ligando! En fin. Un montón de bares de chicas se extienden por todas partes… Nos sentamos en el Tapas Bar a cenar una pizza y nos fuimos al hotel, a mirar en el portátil del hotel el pronóstico del tiempo. Otra vez se esperaban las peores crecidas para el día siguiente.

Casi no hemos hablado con los aitas y ya se nos está acabando la tarjeta de teléfono, tuvimos que cambiar de táctica.

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