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Viaje al sur de Perú a nuestro aire, sin pasar por el TiticacaAutor: Nachingo Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (3 Votos) Índice del Diario: Sur de Perú a nuestro aire
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Etapas 1 a 3, total 13
Por primera vez, y a diferencia de otros viajes, nos fuimos a Madrid en tren. Todo rápido y puntual. Unas paradas de metro y ya estábamos en el aeropuerto, en los mostradores de facturación. Después de una cola de una media hora, nos toca, pero al igual que la gente que iba delante de nosotros en dirección Lima no pudimos facturar. La razón es que había habido un cambio de avión y tenían que reasignar plazas, por lo que habían cerrado el sistema informático. Una vez abierto nos dieron nuestras plazas 30 filas más atrás de lo que habíamos reservado. Con la reasignación nos quedamos así… Mientras estábamos facturando llama mi madre por teléfono y dice que tenemos 5 horas de retraso… Nosotros no sabíamos nada, llevábamos una hora en la cola y ella lo había visto en internet. Pues efectivamente, cuando terminamos y miramos las pantallas hay retraso, pero solo de cuatro horas (mucho mejor, hombre). Pasamos el control de pasaportes y nos dirigimos a la puerta de embarque. En ese rato el retraso ya es solo de hora y media. Y como siempre, a pasar el rato como mejor se puede, pajareando por el aeropuerto, oliendo colonias, viendo botellas y paseando. En esto que toda la gente se empieza a mover. Nos habían cambiado de terminal, de la B a la A, y el retraso era de dos horas y media. Así que nada, vuelta a empezar, paseos, colonias… Y también comer un bocata de esos que te clavan. Como en teoría salíamos a las 12:40 no habíamos preparado nada de comida, así que a la una y media, tras haber desayunado a las 6 y media, el hambre empezaba a pesar. Finalmente embarcamos y nos dispusimos a despegar. El despegue yo creo que fue el peor que recuerdo. Aquello daba unos tumbos de miedo, con caídas imprevistas que te dejan el corazón en la boca, y la señora de atrás, de puros nervios, no paraba de rajar: ay lo que se mueve, ay lo que se mueve, se mueve mucho… (daban unas ganas de soltarla un cañonazo….). Finalmente la cosa se estabilizo y no tuvimos más problemas el resto del vuelo, bastante tranquilo. La duración era de 11 horas y cuarto. Así que de nuevo a pasar el tiempo como mejor se podía. Afortunadamente el avión disponía de pantalla individual de esas que cada uno ve la película que quiere cuando quiere. La tripulación, extrañamente, era bastante amable sin ser empalagosos. Nos dieron de comer y más tarde de merendar, momento en el que yo aproveché para preguntar al azafato que si luego habría cena. Me dijo que sí, pero que si tenía hambre, que fuera con él al final del avión (… todavía me pregunto qué me quiso decir…) Tal como habíamos quedado con Angie, en el aeropuerto había un taxista esperando con nuestro nombre, más o menos (todavía me sangran los ojos). En media hora más por fin llegamos a casa de Nacho y Angie. Después de dejarles los encargos y descansar un ratillo salimos a cenar al barrio de Miraflores, a una zona llamada Lacomar, superchula, con vistas al mar. Este fue nuestro primer contacto con la comida peruana: piqueos (que son para picar, claro) de papas rellenas de queso, tamales (pasta de maíz envuelta en hoja de plátano) y anticucho (corazón de vaca en pinchos), acompañado de mi primer pisco sour. Total, que se nos hizo la una y media, hora local, que con las siete horas de diferencia, eran las 8 y media de la mañana, y nos habíamos levantado a las 6 y media del día anterior. Así que todo el camino de regreso a casa en el taxi, lo hice dormido. Así terminó nuestro primer día de viaje. Etapas 1 a 3, total 13
Descansamos lo que pudimos en la habitación que nos habían preparado con todo cariño Nacho y Angie. Las camas eran estupendas, pero el jet lag hacía trastornos, y a las 8 estábamos arriba. Después de un rico desayuno nos acompañaron a cambiar dinero. Todos los trayectos en taxi. Allí hay muchos. Tú paras a uno y le dices: cuanto por ir a este sitio? Y él te contesta. Si te parece mucho, le dices que no, y él sigue, y tú paras a otro… Luego nos acercamos a un Wong, un supermercado muy bonito y grande, con una gran variedad de fruta tropicales que olían estupendamente y que llenaban de colorido las estanterías. También vimos los distintos “ajis“, que son una especie de pimientos de diferentes colores y sabores con los que luego cocinan un montón de salsas que acompañan a los “piqueos“, nuestra amiga Angie nos dijo que Perú es el país de las salsas. Y tampoco se quedaba corta la sección de panes y de tartas ¡que preciosidades en dulce! (cuña de Adela)... ![]() Las afueras de Lima son un continuo de grandes almacenes, superficies comerciales, tiendas de bricolaje, tiendas de electrodomésticos… como lo quieras llamar. Después de dejar la compra en casa fuimos a otro de estos centros, uno nuevo muy cerca de casa de Nacho y Angie, el Jockey Plaza, a comprar los bocadillos para la comida. Este centro es enorme. En una de las secciones están todos juntos, el Subway (donde compramos el bocadillo), el Burger King, el Pizza Hut, el Kentucky Fried Chicken… Total, de nuevo de vuelta a casa (en otro taxi) a recoger las maletas, y luego a la estación de Cruz del Sur (otro taxi) para tomar por fin el autobús que nos llevaría a Nazca. Llegamos con tiempo, y tras facturar nuestras maletas (sí, aquí también) nos despedimos de Nacho y Angie hasta dentro de 15 días. El autobús salió puntual a las 14:00. Nos tocaba un viaje de 7 horas. Al igual que el avión, a pasarlo viendo pelis y comiendo, ya que teníamos la comida incluida (y no nos acordábamos). Este autobús tenía dos pisos, nosotros estábamos en el superior, el más barato, pero bastante más cómodo que los españoles. Tenía suficiente sitio entre asiento y asiento para poder tumbarte sin molestar al de detrás. Finalmente llegamos a Nazca con un cuarto de hora de retraso sobre el horario. Tras descansar en el hotel Casa Andina y cenar los bocatas que habíamos comprado en Lima para comer, salimos a dar un minipaseo. Estábamos a una manzana de la Plaza de Armas y para allá que nos fuimos. Era domingo por la noche y estaba totalmente desangelada, así que con las mismas, de vuelta al hotel a descansar, que otra vez eran las 12:00. Aquí Adela tomó su primer mate de coca, muy rico y al que creo que se va a aficionar para evitar el mal de altura (espero que no tenga que desengancharla luego). Etapas 1 a 3, total 13
Tras un desayuno aceptable en el hotel, y aunque nos dijeron que pasarían a recogernos sobre las 10, a las 10:15 llaman al hotel desde Air Mojore diciendo que tenemos que ir al aeródromo por nuestra cuenta. El personal del hotel, muy amable, nos guarda las maletas y nos para un taxi, que por 4 soles nos lleva al aeródromo en un cuarto de hora. Nada más llegar, la primera en la frente: nos dicen que volamos separados, Adela en un turno y yo en otro. Les decimos que ni hablar. Nos dicen entonces que ok, que volamos juntos a la una de la tarde. Les volvemos a decir que ni hablar, que nos sale el autobús a las 14:30, y si volamos a la una, no nos va a dar tiempo a llegar. Nos dice que esperemos, que va a intentar solucionarlo. A la media vuelve y nos dice que está arreglado, que Adela vuela en un avión y yo en otro. Le volvemos a decir que ni hablar. Yo no sé si se pensaba que nos habíamos olvidado de antes o se había olvidado él. Nos cuenta que es que la avioneta de su compañía el día anterior se averió después del 2º vuelo, y que están reubicando a la gente en otras compañías. Oír esto justo antes de volar te da mucha mucha confianza… ![]() Al final volamos los dos juntos en Aero Moche, una de las que había por allí. El vuelo nos costó 110$ por persona, pero otros que volaron con nosotros pagaron 120$. Salimos a las 12:15. Al principio bien, pero luego… un mareo!!! La avioneta (de 4 plazas más piloto y copiloto) se movía continuamente para poder ver las líneas por los dos lados. Eso hacía que estuviera dando vueltas de un lado para otro. Mientras, el piloto y copiloto no paraban de explicar: a la derecha, en la intersección de los triángulos, la araña, miren la araña, la araña, en la intersección… Uno hablaba y el otro repetía lo mismo, igual se pensaban que éramos tontos. No sé si eran las vueltas, el ruido, el calor o la paliza que nos daban, pero acabé bastante mareado. No obstante, al ver posteriormente las fotos, se te olvidan los males y piensas que ha merecido la pena. Eso sí, aconsejamos a quien lo haga que no se olvide de empastillarse hasta las cejas de biodramina… ![]() ![]() ![]() Cuando terminamos volvimos al hotel a recoger las maletas y a la estación de buses. Llegamos bien de tiempo, la media hora que aconsejaban. Esta vez viajamos con Oltursa, otra buena compañía, y además en la parte inferior, donde los asientos eran mucho mejores y te podías tumbar casi del todo. Tenían incluso toma de corriente para que se pudiera enchufar el portatil. Nos dieron de comer el pertinente pollo con arroz, y como siempre, a ver pelis y a ver si llegábamos. Al final, tras 10 horas de viaje llegamos a Arequipa, donde nos estaba esperando el taxista encargado por Angie, que nunca sabrá lo que le agradecimos este servicio, entre el frío que hacía y el cansancio. Total, a la una en la cama, en el hotel las Torres de Ugarte. Etapas 1 a 3, total 13
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