Con el Empress por los fiordos. Diario práctico ✏️ Blogs de Baltico y Fiordos

El temita de las excursiones se las trae. Así que creo que voy a hacer primero un acercamiento general y luego vemos cada ciudad de mi ruta en detalle. ¿Os parece? Bien, como no oigo protestas vamos a proceder.
En un crucero a la hora de hacer las excursiones tienes tres opciones: La primera es contratar con la naviera, la segunda contratar con una agencia externa y la tercera montarte el plan por tu cuenta. ¿Qué es más ventajoso? Para poder analizar esto en detalle creo que es interesante estudiar primero las peculiaridades del país.
Hay que tener en cuenta de que Noruega no es ni Italia, ni el Caribe ni un sitio que se considere turístico. ¿Por qué digo esto? Tradicionalmente los noruegos han sido un país muy pobre, la tierra cultivable es escasa ya que la mayor parte del subsuelo es pura roca, las condiciones ambientales y orográficas son malas para la ganadería (En Geiranger la guía nos contaba que a los niños menores de 6 años de las granjas los ataban con una cuerda para que no se despeñaran, y no creo que lo dijera de broma) Y la pesca dado el clima pues te puedes imaginar que no podrían salir la mitad de los días a la mar.
Sin embargo todo esto cambió cuando se descubrieron los yacimientos de petróleo y hoy en día los noruegos tienen un nivel de vida muy alto y una población baja (es lo que tiene el despeñarse).
Esto supone que para ellos el turismo no es una fuente de ingresos tradicional. No están acostumbrados ni les compensa dedicarse al turismo. Las agencias dedicadas a esto son pocas y la oferta es escasa. Normalmente es trabajo que llevan estudiantes extranjeros porque ellos ni se molestan.
Lo que significa que las agencias que encuentres van a ponen las condiciones: o las tomas o las dejas. Digo todo esto porque mucha de la gente que hace cruceros está acostumbrada a que al llegar a puerto le esperen autobuses, taxis u ofertas varias para recorrer la ciudad de la escala. Gente que conoce al dedillo a qué hora llega el barco y espera ansiosa para tima… digo para enseñarte las maravillas de su ciudad a un módico precio. En Noruega esto no pasa, como mucho igual si tienes suerte tienes a alguien de la oficina de turismo que te da un mapa y gracias.
Y luego si te buscas las excursiones por tu cuenta te ocurren cosas como que para conseguir reservas baratas del tren de Flam necesitas 10 personas mínimo, si o si
Aclarado este punto podemos proseguir.
¿Qué ventajas tiene contratar con la naviera? Principalmente dos. La primera es que si ocurre algo (el autobús pincha una rueda, se pierde una pareja en una ventisca o sufrís un ataque de Trolls furiosos en la cascada de Hellesylt), el barco os va a esperar.
Si os retrasáis en una excursión que hagáis por vuestra cuenta, ya será decisión del capitán esperaros o no, pero en principio no tienen por qué. Ya que en el contrato está muy claro que si pierdes el gasto el problema de llegar al siguiente puerto para volver a cogerlo es tuyo y tú corres con los gastos que esto pueda acarrear. Pocas bromas, si no creéis que le barco se puede ir dejándoos en tierra daros una vuelta por Youtube.
Además tenéis prioridad a la hora de desembarcar. Que puede parecer una tontería, pero cuando se “vacía” un barco con 2.000 personas con un tender en el que caben 80, ser de los primeros en bajar puede suponer una diferencia de una o dos horas de espera.
¿Qué desventajas tiene contratar con la naviera? La principal es el precio. La misma excursión puede costar hasta tres más con la naviera que con otra compañía. Luego está el asunto de la calidad. Hay quién dice que las excursiones con la naviera son peores. No bajas del autobús, va muy masificado, no se ven tantas cosas. Yo como no he hecho ninguna con ellos, no quiero entrar en polémicas. Lo que sí puedo decir es que vi que informan muy mal a la gente.
El día de navegación como no tenía otra cosa que hacer me cogí una piña colada y me fui a la charla de las reuniones de Pullmantur. Allí vi mucha ansia por vender (algo que en cierta forma es normal que esto es un negocio no una ONG) y poca información práctica. ¿Resultado? Qué luego subías al Púlpito y veías señores mayores con bastón y evidentes problemas de movilidad que no deberían estar haciendo el cabra por las rocas, gente que se vio atrapada en una excursión por Copenhague sin tener tiempo ni de comer, y jóvenes con ganas de pasear por monte que vieron que en Bergen ni se podían bajar del autobús.
Aquí no voy a echar la culpa de todo a la naviera, que muchas veces nos pude la vagancia y no leemos las condiciones, ni los recorridos y luego quejarse es muy fácil. ¿Mi consejo? Antes de contratar una excursión decide primero qué es lo que quieres hacer (lo más típico, lo que te hace más ilusión), luego compara precios y recorridos y finalmente compra. Y hazlo con tiempo, no el primer día de crucero sin internet y con las excursiones agotándose.
La segunda opción es contratar una excursión con una agencia externa. Hay varias y por el foro las encontrareis. ¿Qué ventajas tienen? Pues principalmente el precio y luego la posibilidad de adaptarse. Noruega es un país con condiciones climatológicas adversas, igual llegas con todo tu ilusión a subir al Púlpito y ese día hay una tormenta de nieve y granizo. Si contratas con la naviera, pierdes la excursión y te devuelven el dinero porque el resto de las excursiones ya las tendrán llenas (pero claro, tú no viajas a Noruega para quedarte encerrado en un barco). Las externas normalmente te ofrecerán un recorrido alternativo y al menos harás algo que no sean las manualidades del Club Tibu.
¿Desventajas? Los guías son algo malejos. Como ya expliqué arriba es muy raro que te toque un noruego, muchos no tienen un gran nivel cultural del país o directamente ni se les entiende al hablar.
Luego estás al capricho de la naviera que decide cuando y como desembarcas. Si es una ruta por autobús no hay problema, el guía te espera, pero cosas como el tren de Flam (que tienen horario fijo) puedes llegar a perderlas.
También tienen la ventaja de que si haces un grupo en el foro cultivas amistades y luego tienes peña para irte de cena, tomar algo, quejarte de la naviera o ir a la discoteca. Con lo que el viaje es mucho más entretenido, y quién sabe igual hasta ligas y todo.
Tercera opción, buscarte las habichuelas. Esto es, te bajas a y a ver qué encuentras. Si eres muy listo te lo llevarás todo preparadito de casa, estudiado y planificado al detalle. Si eres espabilado, saldrás del puerto derecho a la oficina de turismo y pedirás información. Y si esto no es lo tuyo, te quedarás atrapado en el puerto durante tres horas preguntando por dónde se sale.
¿Cuál es la mejor opción? Cómo siempre va a depender de cómo seas y también de las escalas. En las próximas etapas recomendaré que hacer en cada puerto, lo que yo hice y lo que haría ahora según mi experiencia. Pero quede por delante que tan valido es el que se busca todo por su cuenta y no se gasta un duro porque en esto de los viaje está más curtido que la mochila de Pocholo, como el que no se quiere complicar la vida tira de talonario y se lo hace todo con la naviera, que el dinero y los cojones están para las ocasiones.
Mañana os espero con el recorrido detallado en el mismo sitio y a la misma hora.

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Las excursiones que peor puedes planificar son las de llegada y las de salida. En ellas dependes mucho de que horario de vuelos te asigne el barco, horarios de los que te avisan muy poco tiempo antes de empezar el viaje y que pueden retrasarse o adelantarse en el último momento.
Yo tenía muchos planes para Copenhague, quería comprar la Copenhague Card e ir a visitar las joyas de la corona y los impresionantes jardines del palacio etcétera, etcétera, etcétera.. Problema, Pullmantur tuvo a bien poner el vuelo de salida a las 11:24, con lo que llegábamos a tierra a eso de las 4, y a partir de las 4:30 todo estaba cerrado.
Como no llegaba el dinero para buscarme el viaje por mi cuenta. (Una buena opción es irte en un vuelo low cost y pasar una noche allí si la ciudad merece la pena) decidí adaptarme.
El primer día de viaje siempre es caótico, en mi caso me tocaba desplazarme hasta Madrid, llegar con tiempo de facturar, hacer 4 horas en los “comodísimos” y “anchísimos” asientos de Pullmantur, hincharme como un globo gracias a la presión, otro autobús hasta el puerto y hacer el check-in en el barco.
Como veis estaba un poco pillada de tiempo, decidí abreviar por mi cuenta todo lo que pude y buscar un medio que me permitiera ver algo típico de Copenhague sin muchas complicaciones, que bastantes tenía ya de por sí el día. Mi método elegido fue hacer la excursión por una agencia ajena a la naviera. Nos prometieron una guía, dar un paseo por los canales, ver la sirenita, el Tívoli, empapanarnos un poco del ambiente de la ciudad y volver a tiempo al barco. Y cumplieron. Lo único que nos pedían es que los del segundo turno de avión (mi caso) hiciéramos lo imposible por no retrasar al primero.
Si hubiera tenido más horas sin duda habría hecho la ciudad por mi cuenta. Copenhague es sencilla y turística, hay muchas guías por internet que te permitirán recorrerla sin complicaciones. Pero creo que dadas las circunstancias fue un dinero muy bien invertido.
Para lograr llegar a tiempo este fue mi modus operandi. Partí de Alicante el viernes por la tarde en un tren destino a Madrid. El tren ida y vuelta me costó unos 44 euros. Y una noche en un hotel cercano al aeropuerto con transfer alrededor de los 50. Por un billete de avión con Iberia para estará a primera hora en Madrid me pedían 162 euros. Y es que Ryanair dice que los alicantinos son malos muy malos, y como el aeropuerto no le acepta pulpo como animal de compañía, ha quitado los aviones que iban hacía Madrid, que para eso son suyos. A mi plim. El tren me sale baratísimo, los asientos son de fabula, no me tengo que preocupar ni de medidas ni de peso de maletas. Y en tres horitas estoy en la capital.
A la mañana siguiente transfer y tempranito al aeropuerto. Yo llevaba los deberes hechos, a saber: el check in del barco hecho vía web y las etiquetas para las maletas pegadas y aseguradas bien con celo (que luego si no, se pierden)
Por cierto, ahora que me acuerdo. Hay gente que se plastifica las maletas en casa con un rollo de papel transparente. (Que la verdad dada la púa que te cobran en el aeropuerto pues no me extraña en absoluto). Pues que sepáis que ya se han aprendido el truco y si el plástico no es de color verde dicen que no es oficial y te obligan a quitarlo. Avisados estáis.
Yo no suelo plastificar las maletas. No llevo nada valioso en ellas y uso el truco de cogerme las más feas y no ponerles ni candado. Así si me las rompen pues mira, me tienen que dar unas nuevas y salgo ganando. Incluso he oído que algún caradura viaja con las maletas que encuentra en la basura, si están algo rotas mejor y cuando llega a destino pone una reclamación y consigue un par nuevo. Yo no lo he hecho, pero creo que funcionaría… en fin, que me enrollo y seguro que no os interesa. Sigamos.
A parte del check in online para el barco, también puedes reservar tus asientos para el avión vía web, pagando claro. Cuesta 12 euros el asiento normal y 30 los de emergencia (si no me equivoco). Para un vuelo de 3 horas pues casi que no merece la pena. Pero si alguna vez viajáis más de cinco horas, reservar los asientos que están antes de la zona de azafatas, cuestan 12 euros y tienes bastante espacio para los pies adelante. Luego igual te pasa lo que a mi amiga, que le tocó un “culo inquieto” que se le aposentó delante de su asiento para hablar con sus compañeros de al lado. Pues nada, en estos casos si ellos son maleducados, tu más. Estiras las piernas y las pones contra la pared hasta que pillen la indirecta.
Como ya expliqué en la etapa de contrabando de comida, el avión no te da ni agua. (Bueno, si miras con cara de pena a la azafata y le pides un vasito te da de la botella que tienen para ellos, no abuséis que cobran una miseria, pero está bien saberlo para emergencias). Nosotras nos llevamos nuestras patatuelas y nuestro bocatita de tortilla para comer en el avión porque luego no tendríamos tiempo. Un truco para que el bocata llegue impoluto si vives en Madrid o cerca. Es hacer en casa un bocadillo de embutido con pan tierno y luego congelarlo. Por la mañana lo sacas de la nevera y te lo llevas. Tarde entre tres y cuatro horas en descongelarse pero el pan se queda como si fuera del día y el embutido aguanta de maravilla.
Al salir del avión toca correr. El truco es conseguir llegar a tiempo a los dos primeros autobuses de Pullmantur. De este modo luego no pillas colas ni tienes que esperar media hora a que vengan los de refuerzo.
Recuerda, los de Pullmantur te guían todo el camino, pero no pueden entrar a la zona de salidas. Busca el exit y síguelo hasta que llegues hasta el primer empleado de Pullmantur. No hagas grupos, no te pares a curiosear que están hablando esos que tienes guías, si quieres ir al baño no vayas a los primeros, más adelante habrá más y estarán vacios.
Según te acercas al de Pullmantur este te dice por aquí, o por allá. No le preguntes nada, total te va a decir lo mismo. Tras 7 u 8 empleados azules llegamos a tiempo para subir al segundo autobús (es que paramos para ir al baño)
Lo dicho llegamos al barco y ni cola para el checking ni nada 15 puestos para nosotros solitos. Entregamos el papeleo. (La chica casi da palmas de alegría cuando vio que ya lo traíamos completado, se ve que casinadie lo hace) foto y nos fuimos sin entrar en el barco que se nos iba el autobús de la excursión
Luego en el bus muchos del primer turno nos dijeron que cuando llegaron ellos había tal cola en la facturación del barco que perdieron un montón de tiempo y prácticamente llegaron al autobús casi al mismo tiempo que nosotros. Ya lo decía mi abuela, vale más llegar a tiempo que rondar un año.
¡Ay por dios! ¡Qué nervios! ¡Qué prisas! Si sólo de leerme os agota, imaginaros a mí. Hala, vamos a tomar un vasito de agua y seguimos.
Bueno pues ya estamos en Copenhague. ¿Y aquí por dónde se sale? No lo sé, pero seguro que se sale en bicicleta, que afición por este medio de transporte dios mío. Llegamos con un tiempo estupendo y en medio del carnaval. Así que todo el mundo estaba en los parques bebiendo cerveza y tomando el Sol cual lagartija.
En fin como ya os he dicho al llevar la excursión contratada mi rango de autonomía fue mínimo en esta ocasión, pero paso a comentaros que fue lo que más me gustó por si os apetece meterlo en vuestras preferencias.
La primera parada fue La Sirenita. Si no tienes una foto con la Sirenita, tus suegros no se van a creer que has estado en Copenhague y el listillo de la oficina te señalará con el dedo y te dirá: Ja-Jaaaaaaa.
En fin, bromas aparte, tanto había oído decir que si era muy pequeña, que si era muy cutre, que si la ves muy de lejos y no la puedes tocar. Que tenía tan bajas las expectativas cuando fui a verla que salí encantada. La zona donde está es muy bonita. Puedes hacer buenas fotos del puerto, los jardines. Las banderitas y por supuesto de la Sirenita.
No es tan pequeña. Tiene el tamaño de una niña de unos 12 años, que si fuera más grande la tendrían que llamar el cachalote o algo así. Puedes subirte a las rocas que hay a su alrededor y sacarte una foto con ella, que te acerques más o menos dependerá de la masa de turistas y de tu habilidad escalando piedras resbaladizas. Todos los del grupo nos hicimos la foto sin mayor problema.
Luego vuelta por el centro Kastellet, Frederiks Kirke, Amalienborg (donde a la vuelta paramos para hacernos la foto con los guardias) y caminito a los canales.
Cerca de donde se cogen los barquitos está la famosa zona de las casitas de colores que tiene un ambientazo de infarto. Si vuelvo a Copenhague yo me vuelvo a Nyhavn a tomarme una cerveza, qué envidia me dieron los habitantes de la ciudad, todos allí de juerga pero no había tiempo.
La excursión por los canales está bien sin ser espectacular. Los puentes precioso y ves muchas zonas, desde el centro monumental hasta las afueras más rústicas. Cuesta 12 euros (nosotros lo teníamos incluido en la excursión), es un precio justo para lo que es.
Última parada el Tívoli. No me esperaba mucho y me dejo maravillada. Nada más entrar había un ballet haciendo la típica obra bufa de Arlequín y Polichinela. Un diez el teatro de estilo chino que era la cosa más cuca que he visto en mi vida, el vestuario y la ambientación eran perfectos. Nos sentamos en el césped y a disfrutar.
Los jardines del Tívoli son de lujo, cuidados hasta el más mínimo detalle, y aunque no te montes en ninguna atracción sólo el paseo vale la pena. Un lugar de cuento clásico digno de verse.
Nos dio tiempo a pasear por el recinto y algunos afortunados se tomaron un heladito. En mi caso no pudo ser porque no me aceptaron las coronas Noruega ni los euros. En fin.
A la salida vuelta al autobús y corriendo para el barco que se nos va.
Subimos, tomamos posesión del camarote, cenamos y luego tocó simulacro. No sé de qué se queja tanto la gente. Tampoco te quita tanto tiempo, lo único que cuesta un montón sacar los chalecos de su sitio pero en fin.
¿Repetiría? En las mismas circunstancia sí. A los que fueron por su cuenta no les dio tiempo a ver tanto.
¿Mejor con la naviera? No lo creo, la gente se quejó de que no bajaron del autobús y que no pudieron ni comer al llegar al barco (yo tampoco, pero ya iba avisada y preparada de casa, no es lo mismo)
Si yo fuera rico… hubiera buscado un vuelo por mi cuenta directo desde Alicante y hubiera dedicado más horas a ver Copenhague, sin duda se las merece.

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La escala de Stavanger implica para muchos una difícil decisión. ¿Subo al Púlpito sí o no?. Es uno de los grandes hits de este crucero pero, ¿realmente merece la pena? ¿Seré capaz de afrontar esta hazaña?
Bueno como siempre vamos a analizarlo cuidadosamente.
Decía mi abuela que si “el rio suena, agua lleva”. El Púlpito tiene una merecida fama de ser una de las etapas más bellas e impresionantes de este crucero y al mismo tiempo una de las más difíciles y extenuantes. ¿Es esto cierto? Por supuesto.
A mí el púlpito me impresionó, se me quedó grabado. Presumo de no tener ni pizca de vértigo pero cuando llegue arriba, miraba hacia abajo y me mareaba. Es una sensación increíble de vértigo y asombro infinitos que nadie te puede describir, hay que vivirlo.
Además el camino también es precioso. Las rocas, la vegetación, los lagos creados por el deshielo de la nieve, las cataratas a lo lejos, el aire… lo llaman el púlpito por su forma pero la verdad es que subirlo es dejarse impresionar por la belleza creación y asombrarse ante la obra de Dios (sea este cual sea).
Vale, vale no te enrolles ni te nos pongas mística. Ya hemos captado que merece la pena. Pero ¿cuesta de subir? ¿Yo podré hacerlo?
Vamos a ver, partiendo de la base de que nadie se conoce mejor que uno mismo (Y si no, te estás perdiendo a una de las personas más interesantes que tendrás ocasión de conocer)
Vamos a examinar mi ejemplo y mis circunstancias.
Yo llegue al Púlpito embarazada de 5 meses y con más de 15 kilos de sobrepeso (si, en mis embarazos engordo un montón, luego lo pierdo, no me riñáis que ya tengo bastante con las charlas de mi matron). Pero con un buen historial deportivo detrás.

Crecí en el Norte, iba al colegio subiendo más de 300 escaleras y cuestas de media hora. Luego me recorría todo Bilbao de punta a punta para llegar a la Universidad, ahora tengo por costumbre correr unos 6 kilómetros 3 veces a la semana. Soy lenta pero muy resistente.
Al estar embarazada y dejar de hacer todo este ejercicio no estaba en mi mejor momento, pero mi base sigue siendo buena y algo mejor que la media.
Aún así antes de subir recomiendo a todo el mundo que se informe, que vea fotos de la subida. No de la cima que es muy bonita y muy plana. Si no de esa subida llena de rocas rompe uñas y tuerce tobillos que transcurre entre preciosos riachuelos creados por el deshielo. Que son muy bonitos, y en los que en las fotos de la web de turismo de Stavanger ves a una pareja descalza besándose. ¡Ay qué romántico! Ya te digo yo que si subieron hasta ahí fue con las botas puestas, y durante las fotos estaban acordándose de toda la parentela del fotógrafo por lo fría que estaba el agua y lo resbaladizo de la roca.
Plantéate si podrás subirla y luego plantéate si podrás bajarla.
En nuestro grupo iniciamos la subida unas 50 personas, dos se dieron la vuelta, el resto creo que todos llegamos arriba. Unos antes, otros después. Las condiciones meteorológicas fueron buenas. En mi grupo todo el mundo iba bien preparado: bastones, botas, ropa adecuada.
En la excursión de Pullmantur había gente demasiado mayor para la subida. Una señora se cayó tres veces delante mía. No se hizo nada, sólo se llenó de barro hasta los sobacos. Otro no tuvo tanta suerte se fue de cara y luego se le vio en el barco lleno de tiritas y con un ojo amoratado. También oí hablar de abandonos y torceduras varias.
Este grupo era un desastre. Había un señor mayor con bastón normal que en llano andaba mal y en las rocas era un peligro para él y para el resto de los que subíamos o bajábamos.
Vi señoras con bolsos de piel, con zapatos de calle… ¿qué narices les dijeron o se creyeron leer en la charla de la excursión?
Sé de un grupo de un crucero anterior que inició la subida con lluvia y granizo, creo que no lo consiguieron. Yo sabiendo lo que es, si vas y te sale un día malo te aconsejo que ni lo intentes. A no ser que hayas ganado tres medallas por montañismo de competición.

En resumen, es una subida que creo que todo el mundo que este en unas condiciones físicas normales puede afrontar si no pretende romper ningún record. Si eres deportista subirás en hora y media. Si eres normal o sedentario tardarás algo más, pero si no te pones nervioso se hace bien. Si tienes alguna tara física: mala movilidad, alguna lesión, no llevas el equipo adecuado, o te caes hasta en las escaleras metálicas, mejor vete en el ferri.
Y por supuesto en malas condiciones atmosféricas ni lo intentes. Si tienes la mala suerte de que llegas y hace mal día perderás el dinero de la excursión, pero mejor eso que pasarte luego 3 meses con una pierna escayolada.
¿Cómo lo hago? ¿Naviera? ¿Por mi cuenta? ¿O por excursión?
En este caso no recomiendo la opción de la naviera. Esta escala no tiene problemas a la hora de desembarcar, y la guía solo acompaña a los rezagados y vigila que el grupo no se desmande. No hay tiempo ni ganas de dar o escuchar explicaciones.
Vamos que con la naviera o con agencia externa la excursión va a ser la misma así que, ¿por qué pagar de más?
Por tu cuenta. Es una opción que barajé seriamente. Es muy fácil hacer esta excursión por tu cuenta. Llegas a puerto, buscas el ferri que está al lado de donde amarra el barco, te subes al ferri allí mismo compras el billete del autobús (ida y vuelta es conjunto). Bajas del ferri, llegas a Tau subes al autobús (que es uno de línea), bajas del bus y a subir la montañita.
A la vuelta haces lo mismo y san se acabó.
Hay ferri cada media hora, el problema son los horarios del autobús, que te tienen que cuadrar.
Al final me decidí a hacerlo por agencia porque no estaba muy segura de si me iban a cuadrar los horarios de vuelta del autobús y del ferri. Para hacerlo por tu cuenta lo mejor es estar en buena forma y subir y bajar del púlpito rápido. Si no, igual va un poco justo.
Yo creía que en mi estado tardaría 3 horas en subir y no me quería arriesgar a perder el autobús de vuelta. Luego tardé solo 2, pero claro eso yo no lo sabía.
Hubo gente que subió con nosotros y lo hizo por su cuenta y no tuvo ningún problema para regresar al barco, es más coincidimos en el ferri tanto a la ida como a la vuelta. Vamos que podría haberlo hecho por mi cuenta perfectamente.
Pero no quise arriesgarme y creo que fue una buena opción. Aunque si alguna vez vuelvo seguramente lo haga por mi cuenta.
¿Queréis conocer más detalles de mi ascensión al Púlpito?
Bueno subimos una mañana con bastante niebla. Lo cual se agradecía porque hacía fresquito. A la salida del barco nos estaba esperando un autobús que nos llevó hasta el ferri (unos 5 minutos), entramos en el ferri sin bajarnos del autobús y allí ya pudimos bajar a tomar unas fotos y curiosear.
El ferri es bastante grande, tiene mesas y un bar que sirve comida, helados, café y refrescos.
Tras unos 20 minutos la guía nos hizo volver a subir al autobús y nos llevó hasta la base del púlpito. Allí hay un aparcamiento bastante grande con tienditas de recuerdos, servicios, etc… pero nosotros nos bajamos un poco antes en lo que la guía llamaba su “camino secreto”.
Esto en realidad no era más que un atajo que nos permitió comenzar la ascensión mientras el autobús pagaba el parking y maniobraba tranquilamente. De habernos quedado allí hubiéramos perdidos unos 15-20 minutos más así que no estaba mal pensado del todo.
Pese a la niebla la guía nos aseguró que la previsión meteorológica era buena y que se disiparía a eso de las 12.
Creo que la ascensión se puede dividir en tres tramos. El primero es un tramo sencillo. Con subidas y bajadas no demasiado pronunciadas y algunos trozos de llano, discurre entre bosque y vegetación. Hay algunas rocas pero son sencillas de manejar.
El segundo tramo es la parte más dura. Una pared de rocas en las que hay que trepar cual cabra montesa. Están húmedas y resbalan así que interesa asegurar bien los pies antes de iniciar el salto, agradecerás llevar las manos libres y si hace frío guantes.
Superada esta fase empieza lo más bonito del recorrido. Llegas a las planicies de roca. Hay alguna que otra subida, algún puentecillo y uno que otro salto “al vacio”, pero en general es bastante cómodo. El paisaje es divino, con los lagos de nieve fundida, donde los vikingos se tiraban a nadar (ni lo intentéis ellos son inmunes al frío), merenderos y un aire puro y transparente.
Y finalmente antes de que te des cuenta ya estás en la cima. Yo llegué a las 12 en punto y fue de película. El viento se alzó y la niebla voló como si fueran cortinas de gasa. Si te asomabas podías verla ascender. Y de repente todo el horizonte estaba despejado. Toda la entrada del fiordo discurría al avista, y a nuestros pies los barquitos con los que habían preferido hacer el recorrido por debajo. Me dieron mucha pena.
Cuando entras en los foros muchos pretenden convencerte de que no merece la pena el esfuerzo. Puedes mirarlo en ferri, te dicen, pasaremos por un barquito por debajo y ya lo ves, es impresionante, pero no merece la pena subir, es sólo una roca.
Se equivocan, por supuesto. Todos los que hacen deporte conocen la sensación que se sienta al llegar a la meta, al cumplir una etapa, al superar una marca personal. Da igual lo pequeña que sea. Esa satisfacción de haberlo conseguido, de haber dado lo mejor de ti es lo mismo que se siente cuando coronas la piedra y te asomas al borde del púlpito.

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