![]() ![]() New York: Mordiendo la Gran Manzana ✏️ Blogs de USA
Siete días de auténtico shock en la Ciudad de los RascacielosAutor: Superbala Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (22 Votos) Índice del Diario: New York: Mordiendo la Gran Manzana
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Ya lo sé: hay muchos y muy buenos diarios de viaje dedicados a Nueva York. Antes de salir leí varios, y de ellos extraje información muy útil que me puso las cosas más fáciles en mi aventura neoyorkina. Por eso quiero publicar esta crónica tan particular: para compartir el enorme torrente de sensaciones que experimenté a lo largo de esos vertiginosos siete días; y porque, quizá, algún futuro viajero pueda algún provecho de este marasmo que me dispongo a redactar.
![]() Para empezar, subrayo que este viaje ha sido un poco caótico. Normalmente planeo con bastante detalle mis visitas a otros países; hago un desglose de días y organizo previamente qué lugares quiero visitar, y cuándo. En esta ocasión, sin embargo, he preferido empaparme de una información más general, y dejarme llevar por lo que me apetecía en cada momento. Eso tiene sus ventajas... y sus inconvenientes. Seguro que, con más planificación, habría exprimido mejor el tiempo y habría podido ver más cosas; pero creo que no me equivoqué descubriendo Nueva York a salto de mata. Es una ciudad para dejarse sorprender; hay que patearla a fondo... y en realidad da un poco igual a dónde vayas, porque cada barrio, cada calle, cada parque y cada avenida tiene personalidad propia y merece ser disfrutado. Creo que se empieza a notar que volví absolutamente enamorado de la Gran Manzana. Superó con mucho mis expectativas. Ni los comentarios ni las fotos le hacen justicia.
![]() PREPARATIVOS: Hay muchísima información en el foro acerca de los requisitos necesarios para viajar a EEUU. Básicamente son el pasaporte electrónico y la ESTA (que se rellena por internet y, al menos en mi caso, me vino aprobada de forma inmediata). El asunto de los vuelos y del Hotel... ¡depende tanto de tantas circunstancias! Yo pagué 1300 euros por la semana completa, con vuelo directo desde Málaga y siete noches de alojamiento. Para ser pleno mes de agosto creo que no estuvo mal. Del hotel (altísimamente recomendable) hablaré más adelante.
![]() INFORMACIÓN: Aparte de este foro, hay muchas guías dedicadas a la ciudad de Nueva York. Yo manejé tres o cuatro, pero al final tiré la toalla y sólo hice una lectura bastante superficial. Hay tanto que ver, hay tantísimos detalles más o menos trascendentes a tener en cuenta... que al final se me atragantó el cerebro con esa enorme cantidad de datos. Creo que lo fundamental es hacerse una idea de la estructura de la ciudad; de cómo se distribuyen sus calles y sus barrios; y tener claro qué monumentos y lugares son imprescindibles para nosotros.
![]() Eso sí: os recomiendo ENCARECIDAMENTE que visitéis la página web www.nycgo.com/es. También esta dirección de facebook, www.facebook.com/nycgo.es. Es de la agencia oficial de turismo de la ciudad, y contiene mucha información, fácilmente accesible, sorprendentemente útil y actualizada, de todos los “must” de la Gran Manzana. Una vez en la ciudad, merece la pena pasarse por sus oficinas (están a un paso de Times Square, en el 810 de la Séptima Avenida). Os aseguro que os van a tratar estupendamente (en realidad todo el mundo en NY me pareció superamable); y os van a ofrecer una orientación fantástica para sacar el máximo partido a vuestra visita. Yo tengo que agradecerles gran parte del éxito de mi viaje. No dejéis de hacerlo.
ELEGIR UN HOTEL: Ya lo comenté antes, esta es una tarea complicada, por la ENORME oferta hotelera de la ciudad. Alojarse en NY no es especialmente barato, y menos tal y como anda el cambio euro / dólar.
Después de mucho pensar y consultar, me quedó claro que quería evitar la zona de Times Square y el Theatre District. Muchos amigos me dijeron que resulta bastante estresante alojarse en esa zona... y ahora que he vuelto pienso que llevan mucha razón. Times Square es apasionante; pero incluso a mí, que me siento cómodo en las multitudes, me satura enseguida. Así que me puse a buscar un hotel más hacia el sur, cerca de barrios como el West Village o el Soho (que son muy agradables para pasear por la noche y cenar en una terraza). Finalmente me decanté por el Hilton Garden Inn Tribeca. Y sólo puedo decir MARAVILLAS de él. Situación inmejorable, a un paso del Soho, 15 minutos andando del West Village, 10 minutos andando de Chinatown y Little Italy... Y además tiene cerquísima paradas de metro de las líneas roja y azul, con las que puedes moverte por prácticamente todos los puntos de interés de la ciudad.
![]() ![]() Me habían advertido de que las habitaciones en NY son especialmente pequeñas; pero la mía era muy espaciosa, con una cama de matrimonio enrome y comodísima. El personal, encantador (algunos hablan español); la limpieza perfecta; wifi gratuito; y todas esas "amenities" que imagino también hay en otros hoteles neoyorkinos (café y galletas gratis en el hall; cafetera en la habitación, etc.).
En definitiva, no le encuentro ningún pero. Lo recomiendo 100%. EL CITY-PASS: Simplemente, me parece fundamental. Primero, porque te ahorras una pasta (aunque es cierto que las entradas a algunos museos son “sugeridas”; al final, la mayoría de la gente paga); y segundo, porque en algunos sitios te permite evitar muchísimo tiempo en colas (odio las colas... como todo el mundo, supongo). El Citty Pass cuesta 89$... y hay que pensar que, sólo el paseo en barco alrededor de Manhattan, ya cuesta 30$. Es, sencillamente, un chollazo. Aquí su página web: www.citypass.com/new-york.
![]() MOVERSE EN NY: Todo el mundo lo dice, y es cierto: Nueva York invita a caminar, y quieras o no acabas haciendo muchos kilómetros a lo largo del día. Pero el metro es un instrumento muy necesario, porque las distancias son enormes. Sobre todo si vas a salto de mata y de pronto te apetece ir a la otra punta de la isla para dar un paseo por Central Park. Conviene mucho comprar una Metrocard semanal (29$). Cada single ride vale nada menos que 2.50$, así que la metrocard se amortiza completamente. También vale para los autobuses urbanos (aunque yo no los usé).
Ya me habían advertido de que el sistema de metro en NY es más difícil de manejar que el de otras ciudades del mundo. Es cierto. Hay trenes que son “express”, y no se detienen en todas las paradas; las bocas de metro, en muchas ocasiones, dan acceso únicamente a uno de los sentidos de la línea; y se producen continuos cambios por obras y reformas. Pero todo esto se pilla bastante rápido, sobre todo si nos hacemos con un buen mapa (junto a cada parada aparecen las letras de las líneas que se detienen en ella: presta atención a esto, no sea que cojas un tren express y luego tengas que dar la vuelta). En cuanto al sentido de las líneas, allí todo es dirección “Uptown” o “Downtown”: sólo hay que mirar con cuidado las indicaciones que hay en la entrada de cada boca de metro.
![]() En cuanto a los traslados desde / hacia el aeropuerto JFK, yo me decanté por la opción del metro, y nuevamente acerté. Utilizando el suburbano te evitas el caótico tráfico de la ciudad; sabes cuánto vas a tardar hasta cualquier punto de Manhattan (poco más de una hora) y te ahorras un dinerito bastante apañado. El airtrain que te traslada del aeropuerto a la parada de metro cuesta 5$ (se pagan al salir); y luego ya puedes comprarte la metrocard .Nada que ver con los 60$ que puede costar, perfectamente, un taxi o un shuttle hasta el hotel.
ESPECTÁCULOS: Ir a Nueva York y no asistir, al menos, a un espectáculo... es dejarse la visita a medias. Yo disfruté de dos musicales en Broadway (“Wicked” y “Spiderman”); escuché un concierto gratuito de música clásica en el Lincoln Center; y también allí estuve un rato viendo una de las proyecciones de ópera que el centro ofrece de forma gratuita a lo largo del verano. Hablaré con detalle de esto más adelante... y también de la misa Góspel, que no quiero incluir en el apartado de “espectáculos” pero fue, quizá, lo más impactante de todo el viaje. ![]() ![]() COMER, BEBER... Y FUMAR. Es cierto: en NY hay mucha comida basura... o mejor diría fast food: hamburguesas, perritos, pastrami, bocatas de todo tipo, pizzas no aptas para cardiópatas, etc. Todo buenísimo e hipercalórico, claro. Pero si quieres comer un poco más sano, también puedes hacerlo. En las zonas más concurridas es fácil encontrar establecimientos de comida “al peso” (un bufé variadísimo, en el que te sirves lo que quieres y luego pagas según el peso). También hay por la calle (al menos, en verano) muchísimos puestos de zumos, smoothies (jugos de fruta con hielo) y fruta. En cuanto a los precios... Pues es que el euro está en horas bajas, así que tampoco se puede decir que comer sea tirado. Los perritos en la calle valen entre 2 y 3$; un trozo de pizza, en torno a 1,5$. Y la comida al peso... pues ya depende de lo que comas, pero en general por 6 ó 7$ te quedas más que satisfecho.
![]() Mención aparte merecen las bebidas alcohólicas. Yo soy cervecero consumado, y según leí está prohibido beber alcohol en la calle. Bueno, más bien está prohibido mostrar que bebes alcohol en la calle. Son muchos los establecimientos de comida que no venden ningún tipo de alcohol (creo que es por los impuestos). Al final, me acostumbré a comprarme la cerveza en un Delhi y bebérmela en un vaso de café, sentado en un banco o en esas típicas mesitas que el ayuntamiento pone a disposición de los viandantes en muchos lugares públicos de NY. Una nota para los fumadores: sé que está fatal, pero sí, lo confieso, soy fumador. En NY hay muy poca tolerancia con los consumidores de tabaco: en los parques está teóricamente prohibido fumar (aunque por lo visto la norma que regula este asunto ha sido suspendida, en todos los parques aparecen señales de prohibición). Dentro de los locales está prohibidísimo, por supuesto; y hay que decir que las terrazas de los bares se consideran parte del local. Así que te encuentras con el siguiente dilema: si te sientas en una terraza, puedes beberte una cerveza, pero no fumar; si te sales de la terraza, puedes fumar, pero no beberte la cerveza. ¿Solución? Te sientas justo al borde de la terraza, y si quieres fumar, te colocas más allá del panel que delimita la zona de restauración y vas bebiendo de la cerveza que tienes colocada encima de la mesa. Absurdo... pero muy americano, creo yo.
Por cierto, si fumas tabaco de liar, llévate muchas boquillas desde España, porque allí es imposible encontrarlas. IMPUESTOS Y PROPINAS: Muchos precios (sobre todo en las tiendas) vienen sin los impuestos incluidos, así que al final la factura sube un poco por este tema. Lo de las propinas es inapelable: los camareros cobran una miseria (o directamente no cobran nada), así que dependen de lo que los clientes quieran dejarles. Lo normal por un buen servicio es dejar el 20% de la factura; o 1$ por cada consumición. Todo lo que baje del 15% es una señal de que has quedado muy insatisfecho con el servicio. Sólo en un restaurante me incluyeron la propina en la cuenta: hay que estar pendiente de esto para no pagar por el servicio dos veces.
![]() IDIOMA: Yo me manejo bastante bien en inglés, así que no tuve problema. Pero para los más tímidos hay que decir que la mayoría de los dependientes y camareros son de origen hispano, y hablan perfectamente español. Si te da corte hablar inglés; o los idiomas no son lo tuyo, pregunta directamente en castellano. Lo más probable es que te contesten en tu mismo idioma. WIFI: Estos neoyorkinos sí que saben hacerlo: hay Wifi en prácticamente toda la ciudad. Parques, museos, edificios públicos... Y si no pillas señal, te acercas a cualquier Starbucks y listo. Atentos: para que funcionen las aplicaciones del móvil hay que entrar en el navegador y aceptar las condiciones de uso.
![]() SEGURIDAD: Todo Manhattan me ha parecido muy, muy seguro. Ves a gente de todo tipo, raza, aspecto y condición (¡por algo aquello es la capital del mundo!); pero en ningún momento tuve sensación de inseguridad. Repito que los neoyorkinos me parecieron extremadamente educados, amables, atentos... incluso cariñosos. Cogí varias veces el metro de noche (tampoco a altísimas horas); y todo perfectamente tranquilo. Claro que yo no fui a ningún barrio del extrarradio, eso también es verdad...
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Primera sorpresa del viaje: los famosos controles de inmigración, las colas, los registros y las entrevistas exhaustivas brillaron por su ausencia. Antes de montarme en el avión, en Málaga, una señorita muy amable sí que me hizo las típicas preguntas que puedes esperar en un viaje a USA: cuánto tiempo te vas a quedar; dónde te alojas; alguien ha tocado tu equipaje; llevas sustancias ilegales, etc. Luego, durante el vuelo, rellenas un formulario constatando que no pretendes hacer ninguna barrabasada durante el viaje; y ya en el JFK pasas un control donde te toman las huellas y te hacen una foto. Pero todo superrápido y sin la menor incidencia. Quizá es que tuve bastante suerte... ¡o que no tengo pinta de sospechoso!
![]() El vuelo lo hice con Delta Airlines, directo de Málaga a NY en ocho horas. No se me hizo nada pesado, pero tuve que envolverme en mantas por el intenso frío que hacía en el avión. Hay pelis en español, juegos, te dan esa comida tan... aeronáutica (¿?) que sirven en los aviones. Lo normal, vaya.
Tras recoger la maleta, ir al hotel en metro y dejar el equipaje en la habitación, me lanzo a la calle para evitar el jet lag. Tengo toda la tarde por delante y la sana intención de no dormir hasta las 11 de la noche. ¿Dónde acudir para estimular mis abotargadas neuronas? Pues está claro. Salir del metro y encontrarse en pleno Times Square es... ¡no sé ni decir cómo es! Las luces, los carteles luminosos, las marquesinas de los teatros, la gente, los policías a caballo, los taxis amarillos, el vapor saliendo de las alcantarillas... Todos esos tópicos mil veces vistos en las pelis de Hollywood concentrados en un espacio demencial. Hay que verlo para vivirlo. De verdad. Sin exagerar ni un poquito.
![]() Con el alucine todavía en el cuerpo me voy a dar un paseo por la zona, y llego al Rockefeller Center; paso junto al Radio City Music Hall (que más adelante visitaría); la Catedral de San Patricio (una copia perfecta de las catedrales góticas francesas, bonita pero excéntrica allí en medio); el Chrysler Building (magnífico, elegantísimo, bello hasta decir basta); la Quinta Avenida; la Public Library y Bryant Park. Es sólo un primer vistazo, todos esos lugares los visitaré más detenidamente en días posteriores. Estar aquí, en pleno centro del mundo, es un terremoto para los sentidos. Y cae el primer perrito caliente en un puesto callejero.
![]() ![]() ![]() Como aún queda mucha tarde por delante, decido ir andando hasta la zona oeste de Manhattan para pasear por la High Line. Se trata de un nuevo concepto de parque que allí se ha puesto muy de moda. Han aprovechado las vías elevadas de un tren ya desaparecido para crear un espacio urbano diferente. Me parece un lugar muy agradable, lleno de gente paseando, leyendo, tomando un café. Hay unas vistas bastante curiosas del Empire State, del río Hudson y de varios edificios interesantes de nueva construcción. Merece la pena visitarlo.
![]() ![]() ![]() Son la las nueve de la noche, y llevo encima un madrugón tremendo; ocho horas de avión; y una buena caminata por las calles de Nueva York. Tantas impresiones merecen un homenaje, así que dirijo mis pasos al famoso Greenwich Village, un barrio que aparece en multitud de series y películas. Aquí el ambiente cambia por completo: casitas bajas con las típicas escaleras de acceso; restaurantes y lounges abarrotados de gente; y un clima relajado y cool... ¡We are in New York, man! Hago una breve parada para fotografiar el famosísimo “Stonewall”, bar en el que se iniciaron las revueltas que dieron pie a la actual fiesta del Orgullo Gay.
![]() Y luego, cena en una terracita, con una cerveza fría (y carísima, 6$!!!!), viendo pasear a la gente. Un espectáculo. Me siento animado y decido ir andando al hotel. Total, 15 minutos más... ¡Hasta mañana! Que toca madrugón.
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Esto lo sabía yo: con el jet lag de las narices me despierto a las cinco y media de la mañana... ¡pero ésa es una gran noticia! Porque hoy es domingo y no quiero perderme la misa Gospel en Harlem. Las misas en verano son normalmente a las 11:30; pero he investigado un poco y he encontrado una Iglesia en que celebran un main service a las 08:00. Con suerte, a esa hora tan temprana no habrá muchos turistas.
![]() Cojo el metro y ya en Harlem encuentro un Delhi donde me compro el que será mi desayuno durante todo el viaje: un “egg on a roll”; o lo que es lo mismo, un huevo revuelto metido en un bollo. En realidad el huevo es el ingrediente básico, puedes añadirle todo tipo de extras (desde el delicioso e hipergraso queso americano a ensalada, bacon, pastrami, etc.). Todo acompañado, por supuesto, de grandes cantidades de ese café “aguachirlado” que tanto gusta a los yankies (y a mí también). Ea, ya bien desayunado, a pasear por Harlem y a la Iglesia. ![]() Harlem me parece un barrio tranquilo y encantador, con amplias avenidas de calles limpísimas y algunos parques la mar de apacibles. Claro, que es domingo, son las siete de la mañana.... y los únicos viandantes que veo por la calle son feligreses que se dirigen a misa.
![]() Llego a la Bethel Gospel Assembly (www.bethelga.org) diez minutos antes de la misa, y no veo ni colas, ni autobuses, ni turistas: sólo un grupo de feligreses que me invita amablemente a pasar y me acompaña hasta un banco en la cuarta fila. Ya en el pre-servicio me doy cuenta de que aquello va a ser impactante: la Iglesia se va llenando de señoras perfectamente arregladas, con sus amplios vestidos y sus sombreritos. Hay una feligresa cantando a su bola, micro en mano, una oración. La gente me saluda, me da la bienvenida... Una pasada. Finalmente la Iglesia queda prácticamente llena... ¡pero sólo ocho guiris nada más!
A partir de ahí empieza lo bueno. La experiencia... es que me cuesta hasta describirla. Sólo diré que me paso toda la primera hora (la parte más musical) llorando como un niño. Aquello hay que verlo para creerlo. El entusiasmo de la gente; las increíbles voces del solista y del coro; lo amabilísimos que son todos, el ambiente tan.... indescriptible; los gritos, las emociones... ¡a los turistas nos cantan hasta una canción de bienvenida y se acercan TODOS a darnos la mano y ofrecernos su bendición! Una auténtica pasada, con seguridad de lo mejor del viaje (y mira que el viaje ha sido alucinante).
Después algunos feligreses salen al escenario a hablar, cantar o hacer una ofrenda; y llega la hora del predicador. Resulta que en ese oficio en concreto está invitado un predicador especial, algo así como el jefe de las asambleas de esta congregación. Se pasa una hora y media lanzando un speach al más puro estilo de los predicadores de las películas. Es un poco pesadillo... pero sólo por ver cómo maneja el discurso, de qué manera hace que el entusiasmo vaya subiendo poco a poco; y las reacciones de la gente, ya merece la pena.
Pero lo mejor de todo llega al final. Esto creo que no pasa en todas las misas.... así que tengo bastante suerte. Los feligreses, totalmente entregados, se acercan en pleno éxtasis a pie de escenario. El pastor baja y va tocando en la cabeza a muchos de ellos. Las reacciones... Bueno, es que aquello es muy fuerte. Trances, temblores, lágrimas, gritos, sollozos. La gente cae al suelo entre convulsiones, y unos asistentes los van tapando con mantas. Así se pasan una hora, y yo totalmente alucinado. De verdad, una de las experiencias más impactantes de mi vida. Todavía se me ponen los pelos de punta al recordarlo.
La misa dura tres horas nada menos; y cuando salgo me encuentro con un grupo de españoles que va al servicio de las 11:30. Ya se ve un ambiente distinto: aparecen autobuses de turistas, y estos chicos comentan que no podrán sentarse en los bancos de la parte baja de la iglesia, sino en un balcón reservado para los turistas. Imagino que así la experiencia debe ser mucho menos impactante, claro.
Tras el shock místico de la misa, con las pupilas dilatadas y el corazón conmovido, me voy a pasear por el Morningside Park y llego hasta la Universidad de Columbia, donde a la sazón se celebra una especie de encuentro con las familias de los alumnos al más puro estilo americano. ¡Eso es una Universidad, y lo demás son tonterías! ![]() Después, breve visita a la Catedral de Saint John the Divine, que está a medio construir pero resulta impresionante: por sus dimensiones... y porque choca ver un edificio de ese tipo en una ciudad como esa.
![]() Como mi intención es ir al Guggenheim, y me encuentro en plena forma, decido seguir paseando, esta vez a través de Central Park. Tengo que decir que el pulmón de Manhattan me ha impresionado muchísimo: por su tamaño, por su diversidad y por el provecho que le sacan los neoyorkinos, que lo abarrotan a todas horas del día. Es un placer perderse por sus frescos senderos; atravesar los tupidos bosques que crecen en su interior; hacerle fotos a las ardillas (numerosísimas); o dedicar un rato a ver a los chavales jugando al béisbol. No hacen falta ni mapas, ni guías: lo bonito es dejarse llevar por la intuición. Y como, además, orientarse en NY es muy, muy fácil, siempre acabas llegando a donde quieres llegar.
![]() ![]() Lo reconozco, no me gustan mucho los museos. Suelen saturarme mucho y acabo dedicándoles más tiempo del que en realidad querría. Pero el Guggenheim me ha parecido muy abarcable, muy fácil de visitar. También es cierto que su selección de obras es bastante limitada (lo comprobé después, al visitar el MOMA); y que el edificio es tan famoso que sólo darse un garbeo por la gran rotonda ya le da valor a la experiencia.
![]() ![]() Aún queda mucho día por delante... ¡y hay tantas cosas que ver! Cojo el metro y me dirijo a la Central Station, donde sé que hay sitios para matar el gusanillo. El edificio no decepciona: es magnífico, enorme, monumental. ¡La cantidad de pelis que se han rodado aquí dentro! Efectivamente, en el sótano hay una zona de restauración bastante apañada, así que aprovecho para comer y tomarme una cerveza fresquita...
![]() ![]() Tras un paseo para ver de nuevo el Chrysler y un nuevo baño de multitudes en Times Square, me voy a descansar un rato al hotel para disfrutar tranquilo de la tarde-noche. No tengo ganas de moverme mucho, así que voy andando hasta Little Italy (y para eso debo atravesar parte de la enorme ChinaTown). La “pequeña Italia” es ya sólo una calle repleta de restaurantes italianos. No especialmente encantadora, la verdad. A ver, el ambiente resulta curioso y los edificios son bonitos; pero no es de las zonas que más me han gustado de NY.
![]() Pienso cenar en el Soho, pero no encuentro mucho ambiente; así que me encamino a la siempre animada Bleecker Street, en Greenwich Village. Un lugar para tomar algo y darle al ojo, podría pasarme observando a los neoyorkinos toda una vida. Por cierto: tanto ellos como ellas (en general) guapísim@s y cuidadísim@s. ¿Dónde están los famosos obesos norteamericanos? En Nueva York, desde luego, no. Etapas 1 a 3, total 9
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