![]() ![]() PORTUGAL, ¡QUÉ BONITO ES Y QUÉ CERCA ESTÁ! ✏️ Blogs of Portugal
12 días de recorrido en coche por Portugal.Author: Artemisa23 Input Date: ⭐ Points: 4.7 (27 Votes) Index for Blog: PORTUGAL, ¡QUÉ BONITO ES Y QUÉ CERCA ESTÁ!
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ETAPA 4. (93 KM) incluyendo ida y vuelta a Lisboa.
Salimos temprano para que nos diera tiempo a hacer la mayor parte de las visitas que teníamos planificadas. El Palacio de Queluz dista de Lisboa unos 14 Km. Era un antiguo pabellón de caza del siglo XVII que el hijo menor del rey Joao V mandó convertir en palacio rococó en 1747 y que fue ampliado en 1760 con motivo de su boda. No se tarda mucho en ver su interior, del que destacan el salón del trono y el de los Embajadores, pero lo que más me gustó fueron los jardines de estilo francés, decorados con estatuas, fuentes y setos. Muy bonitos.
![]() ![]() Después fuimos a Mafra. Su enorme palacio barroco lo mandó construir en 1717 el rey Joao V, que prometió erigir una basílica y un monasterio si Dios le otorgaba descendencia. Lo que en principio iba a ser un modesto alojamiento para 13 frailes se fue ampliando gracias al oro procedente de Brasil y terminó convirtiéndose en un suntuoso palacio y un monasterio capaz de albergar a más de 300 monjes. El palacio es realmente impresionante y el entorno, con grandes bosques, muy bonito, pero la forma de la visita nos hizo perder mucho tiempo ya que es forzosamente guiada y lo que nos dijeron que sería una hora de recorrido se convirtió en casi dos, vagando por las innumerables estancias con explicaciones interminables. El lugar merece la pena, sobre todo me gustó muchísimo la biblioteca, pero la visita guiada para mi gusto dura demasiado y se hace bastante pesada.
![]() Un poco acelerados por el retraso en Mafra, llegamos a Sintra a la hora de comer. Pese al amenazante cielo, afortunadamente no había ni rastro de la niebla de la que tanto se habla y pudimos contemplar las preciosas vistas que ofrece este lugar, situado en un emplazamiento excepcional, sobre la ladera de la sierra de su nombre, entre despeñaderos, bosques y manantiales.
![]() No es extraño que los reyes de Portugal lo convirtieran en uno de sus lugares favoritos y que la UNESCO lo declarase Patrimonio de la Humanidad en 1995. Las blancas chimeneas del Palacio Nacional destacan entre bosques y peñascos sobre los tejados del casco antiguo formando esta sugerente estampa.
![]() Al ser miércoles el Palacio Nacional estaba cerrado, así que buscamos un restaurante para comer y nos deleitamos con un estupendo café (el café en Portugal es buenísimo) con un bollo típico llamado “queijada de Sintra”, sin duda, el postre y el café, lo mejor de la comida. Dimos una vuelta por el pueblo y nos dispusimos a hacer la visita estrella del día: el Palacio da Pena.
![]() A cuatro kilómetros de Sintra, este castillo de cuento de hadas se eleva sobre una colina, como la representación de un sueño, a lo que también colabora la historia del propio palacio qu e relato brevemente. El príncipe alemán Fernando de Sajonia Coburgo-Gotha se convirtió en rey consorte de Portugal al casarse con la reina María II. Le gustaron tanto los paisajes de la sierra de Sintra que compró una de las colinas, dispuesto a levantar allí el más bello de los palacios, para lo cual contrató a un arquitecto alemán que le dio ese toque romántico que tanto recuerda a los castillos de Luis II de Baviera. Los propios reyes eligieron los elementos decorativos en los que abunda el estilo manuelino con proliferación de motivos árabes y medievales, figuras mitológicas, azulejos y arcos, y las fachadas pintadas de colores, rojo, amarillo y gris.
![]() ![]() ![]() Años después de morir la reina, Fernando, que había ostentado varias veces la regencia del país, se casó con su antigua amante, una cantante de ópera convertida en condesa; ella heredó el palacio en 1885 cuando Fernando de Sajonia murió. Fueron tantas las habladurías que ocasionó esta herencia, que el rey Luis II, hijo de Fernando, lo adquirió aunque dejó a la condesa permanecer en una residencia en el parque del propio palacio, que su padre había construido en su momento para ella y que se conoce como “la casa de la condesa”.
Al margen de estas historias, sólo decir que el palacio me encantó, es único realmente, al igual que las vistas que ofrece desde sus torreones.
![]() ![]() El Castelo dos Mouros visto desde el Palacio da Pena:
![]() En mi opinión, se trata de una visita absolutamente imprescindible y más aún para los románticos empedernidos, ohhhh! Puede gustar más o menos, pero no dejará indiferente a nadie: Hay que procurar ir con tiempo suficiente porque se forman largas colas (desconozco si se puede reservar las entradas con antelación). Se entra por turnos y la visita dura aproximadamente hora y media que se hace cortísima (te pasas la mayor parte del tiempo haciendo fotos).
![]() ![]() ![]() Seguimos camino por la sierra de Sintra y entre los muchos lugares que ofrece para deleitarse con el paisaje, nos decidimos por los jardines de Monserrate. Se dice que es un bosque encantado (?) desde luego no sé si es cierto, pero, aunque estaba lloviznando, el paseo fue muy agradable con toda aquella vegetación exótica y exuberante y un palacete de estilo oriental muy llamativo.
![]() ![]() Sobre las siete llegamos al Cabo da Roca, el punto más occidental de Europa, que se divisa desde un imponente acantilado, con faro incluido, a 140 metros de altura. Merece la pena acercarse a verlo.
![]() ![]() Pasamos por Cascais y Estoril, donde paramos a cenar. Se nos había hecho tarde y no tuvimos demasiada suerte con la elección del restaurante: ni nos gustó el marisco ni el precio exagerado que nos cobraron. Ya de noche, regresamos a Lisboa. Si se puede, habría que reservar al menos un día entero, madrugando, para recorrer la sierra de Sintra con la atención que se merece. Habrá que volver. Journeys 4 to 6, Total 12
ETAPA 5. LISBOA (2º día).
Afortunadamente las nubes se habían disipado y amaneció un día espléndido, con un sol generoso que ya no nos abandonaría en todo el viaje. La mañana la dedicamos a recorrer el barrio de Belém, lo primero de todo la Torre defensiva que mandó construir el rey Manuel I entre 1515 y 1521, y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1983 junto con el Monasterio de los Jerónimos. El interior no es que tenga demasiado que ver, pero gusta subir a las almenas y contemplar las vistas.
![]() Hay que caminar sin prisas por los alrededores (Rua de Belém, Travesía dos Ferreiros…) y a lo largo del paseo junto al río (Rua Vieira Portuense). Como casi todos los turistas, prestamos especial atención a la gran Praça do Imperio;
![]() al monumento a los Descubrimientos, y, naturalmente, el Monasteiro dos Jerónimos, que Manuel I mandó construir en 1501 para conmemorar el regreso de Vasco de Gama (su tumba se encuentra en la iglesia del Monasterio junto a la de cinco reyes y siete reinas) del histórico viaje en el que descubrió la ruta marítima a la India y que se financió con el dinero obtenido por el comercio de las especias. Lo que más me gustó, su extraordinario claustro, con arcos y balaustradas adornadas con figuras y tracerías, obra de Joao de Castilho en 1544.
![]() ![]() Entretanto, mi marido fue a visitar el Museo de Marina, uno de los varios museos que hay en los alrededores (Coches, Arte Popular…). Comimos en uno de los numerosos restaurantes que se ubican en la zona y terminamos tomando un café con un dulce en la “Antiga Confeitaria de Belém” (Rua de Belem 84-92, muy cerca de los Jerónimos), un famoso establecimiento del siglo XIX, donde se degustan los famosos pasteles de Belém (hojaldres rellenos de crema). Gusten más o menos (a mi me parecieron algo empalagosos), no hay que irse de Lisboa sin probarlos y ver los salones del café, siempre muy concurridos.
![]() Pensamos en volver un rato al hotel, pero hacía un día tan estupendo que preferimos acercarnos al cercano Jardín Agrícola Tropical, con sus estanques, plantas y árboles exóticos, y descansar al aire libre. Muy bonito, un remanso de paz muy cerca del bullicio callejero. Vale la pena subir la empinada cuesta, aunque claro… en Lisboa casi todo son cuestas, jeje.
![]() ![]() Después alargamos un poco el paseo hasta los jardines del Palacio de Ajuda, que también ofrece unas estupendas vistas de la ciudad. ![]() Por la tarde, cogimos el autobús hasta el Parque das Naçoes, donde se celebró la Expo98 y que se ha reconvertido en centro de atracciones. El trayecto de más de media hora en autobús, concurridísimo de gente que volvía a sus casas después de trabajar y también de turistas, permite descubrir zonas periféricas de Lisboa y los nuevos barrios construidos a principios de este siglo. El Parque presenta los contrastes y contradicciones típicos de las grandilocuentes instalaciones destinadas a este tipo de eventos pero difíciles de rentabilizar en el tiempo por su gigantismo y sus altos costes de mantenimiento. Constituye un agradable lugar de esparcimiento pero también queda claro que muchas de las edificaciones no tienen contenido ni mucha utilidad en el futuro (y no digamos en época de crisis). Claro que hay infraestructuras que perduran, como las estaciones del metro (imponente la estación de Oriente, aunque no sé si estará infrautilizada), los barrios nuevos y el impresionante Puente Vasco de Gama con sus 17 km. de longitud, que ha servido para descongestionar el tráfico de Lisboa.
![]() ![]() ![]() En esta foto, al fondo, se puede apreciar la estación del metro de Oriente, construida también con motivo de la Exposición Universal de 1998. ![]() De vuelta al centro, subimos hasta la Praça del Marqués de Pombal, al final de la Avenida da Libertade, con el monumento al estadista y los jardines tropicales.
![]() Teníamos intención de volver a la zona Alta para cenar y escuchar fado, pero estábamos demasiado cansados y decidimos dejarlo para nuestro próximo viaje a Lisboa. Siempre es bueno dejar algo pendiente. Eso te anima a volver y ganas no faltan. Journeys 4 to 6, Total 12
ETAPA 6. Saliendo de Lisboa, 270 Km.
Nos pusimos en marcha muy temprano porque nos aguardaba una etapa muy movida de carretera y visitas. Nuestro próximo lugar de alojamiento era Coimbra, pero quisimos aprovechar para ver otros lugares por el camino, naturalmente.
Rumbo a Estremadura y Ribatejo, la primera parada la hicimos en ÓBIDOS, un pueblo muy pintoresco, encaramado en una colina y rodeado por una muralla del Siglo XIV que se puede recorrer en todo su perímetro. ![]() ![]() Aunque hacía mucho calor, mereció la pena patear sin prisas sus callejuelas medievales.
![]() ![]() Le dedicamos toda la mañana y comimos en una terraza, a la sombra de las buganvillas. Preciosa la estampa que ofrecía con sus casas de fachadas blancas salpicadas de flores en contraste con un cielo sumamente azul. Y muy sugerente esta foto con la Iglesia de Santa María y la picota en primer plano.
![]() Lamentablemente tuvimos que desistir de uno de los lugares que teníamos programado: la ciudad de Tomar y su famoso Convento de Cristo. Lo sentí mucho porque me atraía mucho esa visita, pero había que desviarse bastante y no hubiéramos podido dedicarle el tiempo necesario, así que preferimos dejarlo para “la próxima vez”. Seguimos hacia la costa y pasamos por la playa de Nazaré que estaba atestada de bañistas pues como ya he comentado era un día de mucho calor y a finales de julio. En la foto, al fondo se aprecia el funicular que sube al pueblecito de Sitio.
![]() Nos llamó la atención las decenas de casetas multicolores apiñadas en las que se refugiaba una multitud buscando la sombra. Sinceramente, no les envidié: menudo calor que debía hacer allí.
![]() No utilizamos el funicular sino el coche para subir a Sitio. Resultó agradable dar una vuelta tranquila, viendo la Iglesia barroca de Nuestra Señora de Nazaré y la pequeña ermita da Memoria, comprar unos recuerdos en alguna de sus tiendas (aquí vi las toallas más bonitas y, aunque no eran demasiado baratas, compré varios juegos) y, naturalmente, asomarse a un bonito mirador que nos regaló estas bonitas vistas:
![]() ![]() A media tarde llegamos a ALCOBAÇA, que cuenta con la iglesia más grande de Portugal integrada en el Monasterio cisterciense de Santa María. La abadía se fundó en 1153 y está vinculada a la conquista de Santarem a los musulmanes por parte de Alfonso I, que prometió levantar un gran templo para la orden del cister. Se completó en 1223 y se considera la primera obra gótica que se construyó en suelo portugués. La fachada del templo fue recubierta en el siglo XVIII en estilo barroco. Por sus dimensiones (222 metros de longitud), el conjunto resulta realmente impresionante, y la bóveda y las columnas de la nave central de la iglesia sobrecogen por su altura y por su sencillísima ornamentación. Además, tiene el atractivo de poder contemplar las tumbas de Pedro I e Inés de Castro, que protagonizaron una de las más bellas y tristes historias de amor del medievo portugués.
Lo malo fue que la Praça do 25 de abril, en la que se ubica la Abadía, estaba en obras, totalmente patas arriba, y fue una auténtica odisea moverse por el centro hasta encontrar aparcamiento. De todas formas, mereció la pena aguantar aquel cáos de tráfico por ver el Monasterio, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1989, y en 2007 fue calificada como una de las 7 Maravillas Nacionales Lusas. ![]() Continuamos nuestro viaje pasando por BATALHA, cuyo mayor atractivo es el Monasterio Dominco de Santa María da Vitoria, obra maestra del gótico portugués, que conmemora la victoria de Aljubarrota en 1385. Ya estaba cerrado cuando llegamos y sólo pudimos sacar unas fotos de su fachada exterior. También es Patrimonio de la Humanidad.
![]() Aunque no teníamos un interés especial, nos dio tiempo a echar un vistazo al Santuario de Fátima, que estaba cerca, y conocer la gran explanada y el exterior de la basílica. Era última hora de la tarde y estaba prácticamente vacío. Dejando aparte cualquier consideración religiosa que merecen el mayor respeto, no nos gustó especialmente Ya era noche cerrada cuando llegamos a COIMBRA y nos costó bastante encontrar el hotel. Journeys 4 to 6, Total 12
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