PORTUGAL, ¡QUÉ BONITO ES Y QUÉ CERCA ESTÁ! ✏️ Blogs de Portugal12 días de recorrido en coche por Portugal.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (27 Votos) Índice del Diario: PORTUGAL, ¡QUÉ BONITO ES Y QUÉ CERCA ESTÁ!
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Etapas 7 a 9, total 12
ETAPA 7. (80 Km).
Como de costumbre, nos levantamos temprano y dedicamos toda la mañana a visitar esta ciudad, sede de la Universidad más antigua de Portugal. Y, naturalmente, lo mejor es ir a pie, sabiendo que toca subir y bajar como buena ciudad portuguesa. Menos mal que habíamos seguido nuestra normal habitual de que el hotel estuviese en una zona que permitiera desplazarse caminando a los lugares más interesantes, dejando el coche lejos de los inevitables atascos de tráfico de la zona centro. En nuestras caminatas, pasamos varias veces por la puerta del Jardín Botánico, creado en 1722 y el más antiguo de Portugal, que cuenta con esta bonita entrada:
Iniciamos la jornada en la Universidad por aquello de que como está en lo alto de la colina, es mejor empezar por arriba para decender después. El rey Dinis la fundó en 1290 y en 1537 se instaló definitivamente en el palacio real de Coimbra. A lo largo de los siglos, la Universidad se ha ido transformando, pero se han conservado prácticamente intactos los edificios que rodean al Patio das Escolas: la Biblioteca Joanina, el Pórtico de la Capela de Sao Miguel, el Campanario (que se ve desde toda la ciudad), la Sala Grande dos Actos... La columnata con doble escalera se llama Vía Latina y se añadió en el siglo XVIII.
Este es el Patio das Escolas:
Luego tocó callejear y callejear: en la parte alta, el Arco de Almedina, la Torre de Anto, las dos Catedrales, nueva y vieja… En la zona baja, las calles y las plazas se llenan de animación, con tiendas, bares y restaurantes, hasta llegar a la Praça do Comercio, donde apetece sentarse en una terraza a tomar un refrigerio.
Pórtico de la Iglesia-Monasterio de Santa Cruz en la Praça do Comercio.
Después comemos un estupendo cabrito asado, plato típico de la región. No es que sea uno de mis platos favoritos, pero lo agradecí porque estaba un tanto cansada de que en todos sitios ofrecieran el bacalao como plato estrella. Este fue uno de los días que mejor comimos y a buen precio.
Por la tarde, de camino a Buçaco, nos detuvimos para admirar esta preciosa postal de COIMBRA desde la orilla opuesta del Mondego, con la Universidad y su campanario coronando la colina de Alcaçova: El Parque Nacional de Buçaco se encuentra a unos 40 Km. de Coimbra, cerca de la población de Luso. Dicen que es un bosque mágico, retiro monástico desde el siglo VI, en donde los carmelitas construyeron un edificio y cercaron el bosque en 1628 para mantenerse apartados del mundo y… de las mujeres que habían sido excluidas del acceso por una bula papal, cuyo texto (junto con otro de protección a los árboles) se encuentra grabado en sendas placas en las llamadas Puertas de Coimbra:
Todo el lugar es un remanso de paz y realmente merece la pena recorrerlo sin prisas, bajando del coche para pasear por sus jardines, estanques, cascadas y fuentes:
Y tomar un café en el Hotel Palace de Buçaco aunque solo sea para ver un poco de su interior. Lástima no habernos dado el gustazo de pasar una noche en este majestuoso edificio, que se concibió como pabellón de caza en 1907, y que actualmente ofrece esta idílica imagen (con cisne incluido pero con el reflejo un poco estropeado, qué le vamos a hacer): Por entonces ya habíamos cruzado bastante zonas de bosques, dándonos una imagen de Portugal mucho más verde de lo que pensábamos. Lamentablemente, empezamos a tener noticias de la ola de incendios forestales que asolaban el país y de la que seríamos testigos presenciales en los días siguientes. Además, el tiempo seco y caluroso que nos acompañaba desde que dejamos Lisboa no favorecía el control de los fuegos. Una auténtica pena. Etapas 7 a 9, total 12
ETAPA 8.(200 KM).
CONIMBRIGA se encuentra apenas a 20 Km. de Coimbra y es el yacimiento romano más importante de Portugal. Fue una ciudad relevante en los siglos I, II y III d.C. Con mi gusto por las ruinas romanas y por los mosaicos en particular no podía dejar pasar por alto esta visita.
Se pueden contemplar restos de baños, un foro, un acueducto, tiendas y villas, entre las que destaca una de las mayores casas del Imperio Romano occidental, con un jardín central con columnas, fuentes y estanque, baños y un sofisticado sistema de calefacción, además de varias habitaciones pavimentadas con elaborados mosaicos.
Habitaciones y al fondo los baños:
Jardín central de la llamada Casa das Fontes:
Y este el jardín lateral con fuentes y mosaicos:
Restos de la entrada de una de las casas:
Detalle de los impresionantes suelos de mosaico:
Como habréis observado, soy una fanática de los mosaicos romanos, En serio, una visita muy, muy recomendable si os gustan este tipo de yacimientos. Merece la pena.
En nuestro viaje hacia Aveiro cometimos el error de tirar a la costa para ir hacia el norte por Figueira da Foz y Praia de Mira. Hasta Figueira da Foz no tuvimos problemas, incluso comimos un excelente pescado en un restaurante próximo a la playa.
Un mirador nos dejó esta perspectiva de Figueira da Foz.
Los problemas comenzaron en las inmediaciones de Praia de Mira, donde nos pilló un atasco monumental. Inmersos en nuestro viaje, no nos dimos cuenta de que era un domingo de finales de julio y, naturalmente, en Portugal como en España, la gente que acude en masa a pasar el fin de semana en las playas por la tarde regresa en coche a sus casas. No sé cuánto tiempo estuvimos moviéndonos a paso de tortuga, pero fueron horas, no sé si tres.
Por el camino, aprovechando la insufrible caravana, me bajé a hacer unas fotos de las típicas casas de rayas de colores de Costa Nova, entre la ría de Aveiro y el mar: Justamente cuando estaba cámara en mano, como por arte de magia el atasco se deshizo y tuve que darme una buena carrera para alcanzar a mi marido que se iba con el coche pues unos guardias no le dejaban ni parar. ¡Las cosas que pasan!
Por fin llegamos a AVEIRO, que nos sorprendió con una tranquilidad absoluta. Apenas había nadie por las calles, solo unos pocos turistas paseando al borde de los canales; y amarrados los populares y coloristas moliceiros (barcas que recogen las algas para hacer fertilizantes). Se nos había hecho algo tarde, pero apenas pasaban unos minutos de las siete de una tarde de sol y calor en el mes de julio y, la verdad, esperaba más actividad y bullicio. Dimos un paseo hasta un puente amarillo sobre el canal de Sao Roque:
Volvimos hacia Canal Central con sus elegantes mansiones art nouveau y más moliceiros: ¡Qué bonitos son! Lástima no haberlos visto navegando e, incluso, haber subido a uno de ellos para dar una vuelta cual góndola veneciana: Caminamos por el centro, con el Ayuntamiento y la iglesia de la Misericordia con su fachada de azulejos. Esas calles que por la mañana seguramente habían sido un hervidero de gente ahora estaban prácticamente desiertas. Buscábamos un sitio para cenar, pero los numerosos y prometedores restaurantes que vimos por el camino estaban cerrados, únicamente algún bar abierto con escaso ambiente y menos oferta de comida. Sinceramente, estábamos sorprendidos por tan poca actividad. Al final, entramos en un centro comercial donde parecía haberse reunido toda juventud para tomar cerveza y copas; también había muchas familias cenando en restaurantes de comida rápida y locales que servían tapas y raciones de pescado, ensaladas de todo tipo, empanada y marisco al peso. Todo el pueblo parecía estar allí. Y, claro, también nos quedamos nosotros: no era lo que hubiésemos deseado en un sitio como Aveiro, pero tampoco estuvo mal y, eso sí, a muy buen precio. Esa noche, de vuelta a Coimbra, se notaba una bruma como de humo en el horizonte. Aunque no se veían llamas, estábamos empezando a notar que los montes ardían no muy lejos. Etapas 7 a 9, total 12
ETAPA 9. 328 Km.
A primera hora dejamos Coimbra, pero antes de salir de las Beiras quisimos dar una vuelta por la Serra da Estrela, la cadena montañosa más alta de Portugal, con una media de más de 1.500 metros de altitud, su punto más elevado alcanza roza los 2.000 metros. Nos encanta el senderismo y con gusto hubiésemos hecho alguna marcha, pero no llevábamos equipo ni itinerario preparado, así que tuvimos que contentarnos con un recorrido en coche, admirando muy bellos panoramas:
Aquí empecé a darme cuenta que tenía un problema con la cámara, que añadía una pequeña sombra en las fotos. No sé si estaba empañada o le había caído alguna gotita. Por fortuna la cosa no fue a más y siguió funcionando aunque siguió con ese defecto durante el resto de las vacaciones.
Este es el valle glaciar del Zézere, con 13 Km de longitud:
Nos encontramos una carretera estrecha y llena de curvas como no puede ser de otro modo, y en algunos tramos no tiene buen firme, cosa lógica pensando en los hielos y las nieves del invierno, pero te invade un sentimiento de paz en la soledad de los bosques que va cortando el granito según se asciende, erosionada la montaña en formas curiosas como la famosa “cabeza do Velho” ("cabeza del viejo", se parece, ¿verdad?):
En algunas zonas se aprecian restos de árboles quemados por antiguos incendios y, conociendo los fuegos que acechan, da mucha pena, aunque afortunadamente no vemos ninguna columna de humo y el parque parece a salvo hoy. Unas enormes piedras negras salpican el paisaje ofreciendo un aspecto un tanto tenebroso pero también muy pintoresco que se aprecia mucho mejor en vivo que en foto:
En el borde de la carretera, cerca de granjas y pueblos, unos apenas aldeas y otros más grandes, hay puestos de venta de quesos y otros productos típicos. El queso de Serra, elaborado con leche de oveja, tiene fama de ser el mejor de Portugal. Compramos queso y embutido e hacimos unos bocadillos, que comimos al borde del río, junto a un antiguo molino de agua. Da gusto respirar esta tranquilidad saboreando ese queso, muy rico, realmente. Según salimos del valle, ganamos altura y nos encontramos varios miradores donde parar a estirar las piernas y hacer unas fotos:
Seguimos hacia el norte, a las zonas del Duero y Tras-os-Montes. Paramos en Lamego. Se dice esta ciudad produce el mejor vino espumoso de Portugal, llamado Raposeira. No opino porque no lo probamos.
Lamego acogió las primeras cortes portuguesas que allá por 1143 reconocieron a Alfonso I como rey. Tiene Catedral, un museo y otros monumentos, pero destaca sobre todo como centro de peregrinación a la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, construida en 1761. Esta es: Lo más llamativo es su acceso: una escalinata doble de 686 peldaños y nueve rellanos, adornados con azulejos y urnas. Cada mes de septiembre, acuden miles de peregrinos muchos de los cuales ascienden los escalones de rodillas. La verdad es que impresiona verlo desde abajo y te entran dudas sobre si animarse a subir. No hay duda que valga, menuda soy yo en cuestión de subir a sitios, no hay torre, campanario ni mirador que se me resista, así que enfilo hacia arriba mientras mi marido me anima en espíritu, sentado tan ricamente en una terraza con una cervecita. Cada uno, a su gusto. En realidad, se hizo menos duro de lo que pensé, sobre todo una vez que se alcanza la zona en que empiezan los rellanos con los azulejos.
Esta fue la primera parada:
Me fui deteniendo en cada rellano para observar los detalles y también para para contemplar las vistas de la ciudad y el Duero, que se iban abriendo a mi espalda según iba ganando altura. Al tiempo así también descansaba.
Además, en los laterales hay artísticas fuentes y abundantes bancos con sombras, que facilitan la ascensión. El secreto para disfrutar de esta visita es muy fácil: no tener prisa.
Este es el último rellano. Muy bonito, ¿verdad?:
Por fin, llegué a la iglesia: Y contemplé estas vistas: El descenso se hace más rápido y entretenido pues además de que bajar cansa menos, , tienes de frente el pueblo y ves un bello paisaje iluminado por el sol: Así que os animo a subir también. Merece la pena. Cenamos en la plaza mientras anochecía, contemplando la iglesia y su imponente escalinata. Después afrontamos la última parte del viaje que nos llevaría a Amarante, donde habíamos reservado alojamiento para las tres siguientes noches. Etapas 7 a 9, total 12
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