Israel 2013 solo y con mochila ✏️ Blogs de Israel

La aventura israelita no comienza en Tierra Santa, sino en el propio aeropuerto de Barajas. Al interrogatorio habitual se le empiezan a sumar trabas, debido en gran parte a que viajo solo, y a que en mi pasaporte hay como diez entradas y salidas a Marruecos además del visado de Egipto. Conclusión, me bajan a un sótano donde pasa una hora de interrogatorio. Desarman tanto la mochila de mano como la maleta, y sacan pieza por pieza para ver que soy totalmente legal, cosa que hasta yo empiezo a dudar ya, xd!
Una embarcado, y tras las cinco horas de viaje, llegamos al aeropuerto de Ben Guiron. En teoría es el aeropuerto de Tel Aviv, a donde se tarda treinta minutos, pero también está apenas a cuarenta de Jerusalén, por lo que yo pongo rumbo a esta última. En cuanto a como ir desde el aeropuerto al centro, hay tres formas: taxi, más cómoda pero bastante cara (300NIS), autobus (32NIS) y nesher, unos taxis compartidos que te dejan en donde quieras pero que no salen hasta que están llenos (74NIS).
Yo cogí el nesher a la ida, y perfecto, y a la vuelta la combinación de transporte público, que no tarda mucho más y vale menos de la mitad. Para ello, se coge el tranvía en la estación que hay junto a Jaffa Gate, hasta la parada estación central (CBS). Allí, se pueden coger dos autobuses que llevan a las inmediaciones del aeropuerto, el 947 y el 950. Dejan a la entrada del complejo del aeropuerto, y en esa misma parada se puede coger el 5 o el 5x que llevan hasta la terminal 2, de vuelos internacionales.
En lo que se refiere a la red de transportes de Israel, por lo general se puede decir que es buena. Desde la CBS de Jerusalén se llega a casi cualquier rincón del país, aunque no hay demasiados autobuses al día. Por ejemplo, de Jerusalén a Eilat (Mar Rojo), hay solo cinco, a 0630, 0830, 1000, 1400 y 1700, y un nocturno a 2358; su precio es de 78NIS y tarda casi 5 horas. Los autobuses son bastante nuevos y cuentan con aire acondicionado. Además, este mismo bus, cuyo número es el 444, va por la carretera del mar muerto, y aparte de ser un paisaje espectacular, hace paradas en diversos puntos de interés tales como Masada, Ein Gedi y Ein Bokek.
De todas formas, y para trayectos más cortos, siempre queda la opción del taxi. No es tan fácil de llevar a cabo como en los países árabes, donde por un suculento precio cualquier conductor lleva al destino deseado, pero si que hay taxis que realizan largos desplazamientos; eso si, el coste no va a ser ni parecido al del autobus.

En lo que respecta al alojamiento, hay que decir que es bastante caro. En general todo el país es caro, y por lo tanto la hostelería mantiene esta línea. Quiero recordar, y para que os oriente de manera tentativa, que el cambio durante el viaje estaba en 1EUR-4,6NIS. Yo me hospede en hostales tipo Youth Hostels, que es una opción segura y económica, pero esto como siempre, va en función del presupuesto.
En Jerusalén me quedé en el Citadel Youth Hostel, cuya situación es magnífica, en St. Marks Rd, en el cruce con David St, al lado de la puerta de Jaffa y apenas a 5 minutos del Santo Sepulcro. El hostal es original, como si fueran varias cuevas unidas, y tiene desde habitaciones dobles, a dormitorios de 9, incluyendo camas en la azotea (Esto es bastane común allí. Tiran colchonetas en las azoteas y lo venden como camas a muy bajo precio. Realmente económico pero hay que contar con los ruidos y con la hora del amanecer). Lo único que le falla son los baños, que no son los más amplios ni los mejores del mundo. Con todo y con esto, pagué unos 14€ por noche en dormitorio de 7.
En la zona de mar muerto (Ein Gedi y Masada), me quede en el Youth Hostel. Está fenomenal, con terrazas en cada habitación, pero es bastante caro, unos 30€ dormitorio compartido (de 7 si no recuerdo mal). El problema es que es el único hostal de la zona; todo lo demás son resorts de lujo, así que aunque caro, era la opción más económica. Limpio y de calidad, tiene delante una playa del mar muerto gratuita, Ein Gedi beach, tiene a 5 minutos andando la reserva natural de Ein Gedi, y a solo 20 minutos en autobus la ciudad de Masada, visitas todas ellas imprescindibles.
Por último, hice noche en la localidad de Eilat, la ciudad más austral de Israel, limítrofe con Jordania por el este y Egipto por el oeste, y bañada por las aguas del Mar Rojo. Destino por excelencia de turismo nacional israelí, y antigua meca del buceo, aunque este se lleva más a cabo en Egipto o Jordania. Me alojé en el Corinne Hostel, pegado a la estación de autobuses y a pocos minutos de cualquier punto de Eilat. Rodeado de restaurantes y locales para salir a tomar algo, está compuesto por cabañas de madera, cuenta con aire acondicionado y valía el dormitorio compartido de hasta 6 personas 13€. Con baño bastante decente y privado dentro de la habitación, así que una buena opción.

Por último, y para acabar con las generalidades, un par de reseñas a la comida. En mi opinión es bastante cara, aunque como todo, va por barrios. El precio medio no difiere de España, y en la ciudad vieja de Jerusalén, se pueden pagar entre 5 y 7€ de medio por un shawarma o un falafel, y unos 2€ de media la botella de agua. Desde luego, los reyes de la cocina son los mencionados shawarma y falafel, además del kebab, aunque también proliferan los locales de pizza. Hay que destacar la comida vegetariana así como las aceitunas, de las que hay infinitos tipos, pero por encima de todo, el hummus. Esa pasta de garbanzos que desayunan, comen y cenan, ya sea sola, mojada en pan de pita o como base para alguno de los sandwiches. Por lo general, como digo, se come muy bien, pero no especialmente barato.

Y en relación a todo lo nombrado anteriormente, hacer refencia al sabbat, el sábado o día de descanso para los judíos, y es que hay que tener en cuenta que nadie trabaja, la mayoría de sitios están cerrados, no hay apenas transportes y cuesta mucho encontrar donde comer, así que ojo a las actividades previstas durante el sabbat

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Si bien Jerusalén es una ciudad inmensa, mi viaje, así como el de la mayoría se centra en la ciudad vieja y algún barrio aledaño.
La ciudad vieja es un entramado de calles sin ningún tipo de orden, rodeada por una muralla que solo permite la entrada por varias puertas, y dividida en cuatro sectores: el cristiano, el judío, el musulmán y el armenio, que rivalizan en comida, ambiente y hospitalidad.
Mi llegada se produce a última hora de la noche, y aunque supuestamente me bajé en la puerta de Jaffa, seguí andando hasta entrar por la de Zion. Error!!! Me puse a callejear, puesto que sabiendo el rumbo no debía ser muy difícil, pero nada. Cada diez minutos volvía a pasar por donde ya había estado. Una hora y media después de mi entrada en la ciudad vieja, y gracias a la intermediación de los dioses critiano-judíos-musulmanes pude dar con el hostal, que estaba apenas a unos metros de la puerta de Jaffa, al lado de donde me había bajado (grrrr). Hice el check in, pagando por adelantado y en metálico, cosa bastante habitual en este tipo de alojamientos y me fui a ver la torre de david (30NIS, de 10 a 17h), un minarete y museo que alberga la historia de Jerusalén, y sobre la cual por las noches de verano, hacen un bonito espectáculo de luces y sonido.
A continuación me fui hasta el barrio musulmán, y es que me pilló en pleno ramadán, y si llama la atención la desidia y las pocas ganas de "vivir" que tienen durante el día, todo lo contrario pasa por la noche. Pugnando con el barrio judío en ruido y luces, las principales calles del barrio musulmán eran una auténtica fiesta a pie de calle, especialemente Al-Wad rd, celebrando que por fin pueden comer y beber, así que tras tomar el shawarma de rigor, me voy a descansar para poder empezar temprano la jornada.
Este segundo día empieza con uno de los imprescindibles de esta ciudad santa, el muro de las lamentaciones, o muro occidental como se llama allí (lo de las lamentaciones no está bien visto). Construido como un apoyo para el monte del templo, sobre él se erigió el segundo templo, que fuera destruido en el 70 dC, y a raíz de aquí comenzaron a venerar el muro. Perdido en favor de los jordanos y recuperado en la guerra de los seis días, está considerado el lugar más sagrado para el judaísmo. Ante el, hay una enorme plaza, y para acceder al mismo muro, los hombres lo hacen por la izquiera y las mujeres por la derecha. Se puede llegar hasta el mismo muro ya que está "abierto" para todas las persones de todos los ccredos. En la entrada de los hombres hay una caja con kipás, el gorro judío, para usarlo en forma de respeto al lugar santo. La visita es espectacular, aparte de por lo que representa, por lo que impacta ver a los judíos rezando con ese tradicional "baile", abrazando y besando al muro de manera tan ferviente.
En teoría, la visita continúa por el monte del templo, al cual se accede por un puente provisional de madera que hay en la parte izquierda del muro, pero que al ser ramadán, estaba prohibida la entrada a todo el personal no musulmán.
De todas formas, puesto que soy perro viejo en lo que se refiere a viajes, decido intentar entrar al monte del templo por todos sus accesos, aunque hay que reseñar que el único para no musulmanes es el del puente del muro de las lamentaciones. Fui dirección norte y luego este, probando suerte en todas las puertas, desde la de la cadena hasta la de la remisión, pero en todas la misma situación; policía israelí preguntándome si soy musulmán, a lo que yo respondo que si, a lo que el responde que si de verdad y a lo que yo respondo, ah, musulmán? no, no, que va!
Finalmente, por la parte norte del monte, cojo Sha´ar Ha-Aratot St, que desemboca en la puerta de San Estebán o de los leones, y que nos saca de la ciudad vieja, para comenzar la visita al Monte de los Olivos, y todo lo que conlleva. Hay que decir que la caminata es dura, y que subir hasta la cima se puede hacer duro sobretodo por el calor, pero se puede hacer la ida en bus, el 75 desde la estación oriental, que nos deja en la iglesia de la ascensión, y la vuelta a pie. Yo hice todo a pie, y aunque cuesta un poco se puede hacer bien. En lo que respecta al monte de los olivos, las primeras visitas (voy andando así que empiez desde abajo, desde la puerta de los leones) son la iglesia de las naciones y la tumba de la Virgen María.La primera (gratis, 0830-1130/1430-1600), toma su nombre de los doce países que pusieron dinero para su construcción. La iglesia en sí no vale mucho la pena, y es que la gracia del lugar es que se encuentra en los jardínes de Getsemaní.

"Estaba situado al E. de Jerusalén, al otro lado del valle de Cedrón (Jn 18:1), en el monte de los Olivos o en sus proximidades. (Lu 22:39.) Allí Jesucristo se reunía a menudo con sus discípulos. (Jn 18:2.) En la noche de la Pascua de 33 E.C. se retiró junto con sus fieles discípulos a este huerto para orar. Allí lo encontró y traicionó Judas Iscariote, y allí lo prendió una chusma armada. (Mt 26:36-56; Mr 14:32-52; Lu 22:39-53; Jn 18:1-12.)"

El jardín, que no dejan de ser un grupo de olivos, tiene una carga espiritual tremenda. Allí sucedieron muchísimas cosas de los hechos bíblicos, y se tiene constancia de que tres de los olivos allí presentes fueron testigos de lo que allí sucediera.
Justo en frente, se encuentra la iglesia de la Virgen María (gratis, 0600-1200/1430-1700), donde se cree que está su tumba, que data del año 50dC aproximadamente. Junto a ella, hay una pequeña gruta, llamada gruta de Getsemaní, donde Jesús se retiró a rezar tras la Última Cena.
Subiendo por la empinada calle que separa estas dos iglesias, ponemos rumbo a varias iglesias en dirección a la cima del Monte de los Olivos; la primera de ellas es la de Maria Magdalena (gratis, 1000-1200 solo martes, jueves y sábado), facilmente reconocible por sus múltiples cúpulas doradas. Seguimos subiendo hasta llegar a la iglesia del Dominus Flevit (gratis, 0830-1200/1600-1700), que tiene forma de lágrima ya que se cree que aquí se retiró Jesús a llorar antes de ser prendido. Y subiendo, y practicamente coronando el monte, llegamos a la iglesia del Páter Noster (7NIS, 0830-1200/1430-1700), construida por Elena, esposa de Constantino, y donde se cree que Jesús enseñó el Padre Nuestro a sus discípulos. Es aquí donde se encuentran 160 azulejos con esta oración en todos los idiomas del mundo.
A la salida ya nos encontramos en los más alto del monte, donde, aparte de unas vistas espectaculares, destacan dos iglesias, la capilla rusa de la ascensión y la capilla de la ascensión. La primera de ellas, que solo abre martes y jueves de 0900 a 1300, es desde donde la iglesia rusa cree que Jesús ascendió al cielo, y muy cerca de ella, la capilla de la ascensión (5NIS) es desde donde la Biblia dice que Jesús ascendió al cielo. Aqui hay una huella que supuestamente puso Jesús antes de ascender (Lucas 24, 50-51).
Para obtener la mejor vista mencionada anteriormente, hay que irse a las inmediaciones del Seven Arches Hotel, desde donde tendremos la famosa panorámica de la ciudad vieja con la cúpula de la roca en medio. Desde aquí hay un breve paseo a la tumba de los profetas (de lunes a jueves, 0900-1500). Puede que parezca que entramos en una propiedad privada, y es que es así. Aquí yacen Hageo, Zacarías y Malaquías. Si bien la entrada es gratuita, suele haber un amable anciano que nos relatará lo que pone en la guía a cambio de unos pocos shekels.
Si seguimos bajando llegamos al impresionante cementerio judío, absolutamente espectacular, no solo el sitio sino el contexto. En él se encuentra, según los judíos, la tumba de Zacarías, que creo que era la única azul que había. Un poco más al sureste llegamos a la ciudad de David, asentamiento cananeo conquistado por el rey David en el 3000aC, y que hoy son unos restos arqueológicos que por 60NIS nos enseñan en una visita guiada.Destacan en la ciudad el barrio real, el pozo de Warren, la calle escalonada, la piscina de Siloé, pero sobretodo el túnel de Ezequías, pasadizo subterráneo de 500m con cerca de medio metro de agua, que debe recorrerse con linterna y en donde Jesús devolvió la vista a un ciego al darle de este agua.
Si seguimos rumbo este llegamos a la puerta del estiércol, altamente transitada ya que da acceso directo al muro de las lamentaciones, y continuando por la muralla, llegamos hasta la siguiente puerta, la de Sión, fuertemente castigada por los impactos de cartuchería, y que cuenta con una mezuzah (caja con versículos del Corán) hecha con vainas de balas. En torno a estas puertas, nos encontramos varios puntos destacables, entre ellos el monte Sión coronado por la tumba de Oskar Schindler (posterizado por Spielberg en la pelicula "la lista de Schindler", del que se dice salvó a más de 1200 judíos en tiempos del holocausto). Hay además en esta zona tres cementerios, el armenio, el cristiano y el católico. En las inmediaciones se encuentra la facilmente reconocible cúpula de la iglesia de la Dormición (gratis, 0800-1200/1400-1800, pantalón por debajo de la rodilla), donde se cree que la Virgen María "entró en sueño eterno". Es realmente bonita, y destaca la efigie de María dormida en su lecho de muerte siendo llamada por Jesús para ir al cielo.

to be continued...

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Justo a la izquierda de la iglesia de la Dormición, está el cenáculo, y un poco mas delante la tumba del rey David. El primero, es más conocido por ser el lugar en el que Jesús hizo la última cena con sus apóstoles, escena mundialmente famosa también por el cuadro de Leonardo Da Vinci. Es gratis y abre de 0830 a 1700, y que nadie espere nada religioso no espiritual. Hay que entrar por el patio de lo que parece una casa privada y subir a la azotea. Además de la última cena, es donde los apóstoles recibieron el Espiritú Santo y comenzaron a hablar "otras lenguas" (Hechos, 2). La sala en sí no tiene mucho, salvo la alta carga emotiva ya que está considerado el cuarto lugar más sagrado del cristianismo, y un minbar, de cuando fue recovertido en mezquita.
Justo a la salida a la izquierda está la tumba del rey David, gratis de 0800 a 1800, y aunque no se está del todo seguro que sea el sitio cierto, los judíos lo consideran tremendamente sagrado, y es que cuando no pudieron ir al muro de las lamentaciones por la ocupación, venían aquí. La sala termina en la tumba, que está dividida en dos para que por un lado vayan hombres y por otro mujeres.

A la salida ponemos rumbo al norte entrando de nuevo por Sión, dirección Hurva Sq, plaza que no es especialmente bonita pero que si tiene mucho encanto debido a la gran canitdad de lugares para comer así como músicos callejeros, Junto a ella está la sinagoga Ramban y el cardo Máximus, lo que vienen siendo cinco columnas, ni más ni menos. Cogemos Jewish Quarter Rd hasta el cruce con Souq Khan al-Zeit St, una de las más grandes calles de Jerusalén. Es una buena zona tanto para comer como para comprar recuerdos, y junto a ella hay un sitio magnífico para tomar té y fumar shisha a altas horas de la noche (en Muristan Rd). Si avanzamos dejando atrás el mercado de la carne, llegamos a la iglesia luterana del Redentor, sosa por fuera e insulsa por dentro, pero un poco más delante, los puestos de venta de artículos cristianos no dejan lugar a dudas: tras una pequeña puerta en el muro, llegamos a una plaza, con una iglesia de apariencia normal, pero que es el mayor tesoro de esta ciudad al menos para los cristianos: la iglesia del Santo Sepulcro.

Elena, esposa de Constantino, mandó construir una iglesia en este lugar tras encontrar el cuerpo de Jose de Arimatea (dueño del sepulcro donde estuvo Jesús) junto a tres cruces, y se supo cual fue la de Jesús al curarse un enfermo despúes de tocarlas. Cambió de dueños a lo largo de los años, y es curioso que aunque la custodian greco-ortodoxos y católicos, las llaves las posee una familia musulmana de manera hereditaria desde tiempos de Saladino.
El lugar, llamado también Gólgota (calvario) es el punto exacto donde, según los Evangelios, se produjo la crucifixión, enterramiento y resurrección de Jesús.

Lo primero que llama la atención es el horario, de 1630 a 2000, cosa que hay que tener en cuenta para la planificación. Una vez dentro, al margen de lo que posee como iglesia, destacan las cinco últimas de las 14 estaciones de la Cruz. El recorrido que hizo Jesús portándo la Cruz por las calles de Jerusalén se llama Vía Dolorosa (lo veremos en unas líneas), y finaliza aquí dentro. En la entrada de la capilla franciscana está la décima estación, donde se despojó a Jesús de sus ropajes. La undécima estación, en el piso superior, es donde se clavó a Jesús en la cruz. La decimosegunda, pegada a la anterior, es donde se clavó la cruz, hoy un bonito altar que permite besar el punto exacto. Justo al lado, junto a una imagen de la Virgen y un trozo de roca agrietada, debido al terremoto que siguió a la muerte de Jesús, está la decimotercera, donde se bajó el cuerpo y se entregó a María. Bajando, y yendo hacia la gran plaza interior conocida como rotonda, se encuentra la decimocuarta estación y el lugar de mayor significado, el Santo Sepulcro. Una antecámara con la sola presencia de unas velas, es testigo de la sala que hay a continuación: una estancia de apenas 2 metros cuadrados donde se cree estuvo el cuerpo de Jesús... aquí poco más se puede decir; se sea creyente o no, es un lugar que no deja indiferente ya sea por lo que representa para los católicos o por el alto contenido histórico del lugar que es indiscutible.
Antes de salir, hay que visitar las distintas capillas, y no se puede olvidar de ver la piedra de la Unción, donde se lavó el cuerpo de Jesús y se entregó a María, justo en la entrada principal, la que da al corredor cristiano. Siempre tiene aceite, lo que los peregrinos aprovechan para empapar prendas y lleavarse un pedazito de lugar.

SONY DSCLa siguiente parada es la Vía Dolorosa, recorrida de fin a principio y de principio a fin, ya que como hemos dicho, las cinco últimas estaciones se encuentran en el Santo Sepulcro. Sin embargo, vamos a verlas con el orden coherente que hubiera llevado cualquier visitante con menos ganas de andar que yo, que me la hice dos veces!
Un buen punto de partida es la puerta de los leones. Al lado queda la iglesia de Santa Ana (7NIS) y un poco más hacia delante pero en el lado contrario nos encontramos la primera estación, la madraza de Al-Omariyeh, de escaso interés y difícil acceso. Si seguimos avanzando por Sha´ar Ha-Arayot St, justo antes de llegar a la propia Vía Dolorosa, nos topamos con la segunda estación, la iglesia franciscana de la condena, donde Jesús recibió la cruz, y una capilla al lado de esta, conocida como de la flagelación donde Jesús fue azotado. Al cruzarnos con Al-wad Rd, giramos a la izquierda y damos con la tercera estación, que tiene una pequeña capilla polaca y donde Jesús cayó por primera vez. Pegada, se encuentra la cuarta estación, iglesia armenia de Nuestra Señora del Espasmo, donde Jesús vió a la Virgen entre la multitud. Además, en la fachada de esta iglesia hay un espectacular cuadro de azulejos con la imagen de una virgen, que de lejos se ve que es española. Flanqueada por banderas españolas, la Virgen de la Soledad da la bienvenida a los peregrinos. Si continuamos al sur, la primera que gira a derechas vuelve a ser la Via Dolorsa, y en la misma esquina está la quinta estación, lugar donde Simón le cogió la Cruz a Jesús, tal y como reza un grabado que hay en la puerta de la casa. Continuando por la misma calle apenas 100 metros, se llega a la sexta estación, donde la Verónica le limpió a Jesús la cara con un paño que está allí expuesto. Un poco más al oeste, en el cruce con Souq Khan al-Zeit St, está la séptima estación, donde Jesús cayó por segunda vez. Para llegar a la octava no hay que girar a la izquierda (aún) dirección Santo Sepulcro, sino que hay que continuar desde la séptima por Aqabat al-Khanqah St, hasta llegar a una puerta que tiene una cruz latina y un ocho pintado a mano en la pared; aquí Jesús dijo aunas mujeres que lloraran por ellas y sus hijos y no por Él. Si deshacemos el camino hasta la séptima estación, giramos a la derecha en el siempre ajetrado mercadillo de Souq St, y tomamos la primera a la derecha; al subir unas escaleras, veremos una columna que indica donde Jesús cayó por tercera vez. Y así hasta la entrada del Santo Sepulcro, donde acaba la Vía Dolorosa y comienzan el resto de estaciones hasta completar las catorce. Es un recorrido corto, apenas una hora, y que conviene hacer sobre las 10 de la mañana para pillar todas las iglesias/capillas abiertas. Es fácil de hacer y y con una gran carga espiritual e histórica.

Vía Dolorosa
Al finalizar, ya ha caído la noche, y mientras que el barrio cristiano se sume en el silencio cerrando los comercios y yéndose la gente a casa, el barrio musulmán, en pleno ramadán, alcanza su clímax. Las calles rebosan luz y sonido, y pasear es casi imposible. Conseguimos una sillas en la fuente de Sabil, cerca de la cúpula de la roca, donde tres tés y una shisha nos acompañan el resto de la noche por apenas 15NIS.

La diana suena a 0600 y es que hoy nos vamos a Belén. el viaje en sí no tendría mucho si no fuera porque esta pequeña localidad se encuentra en Palestina. Aparte de en taxi, hay dos maneras de llegar en transporte público: el autobús 21 y el 24. La diferencia es que el primero pasa hasta dentro de Belén, y el segundo deja en terreno israelí, es decir, hay que atravesar el muro. Mucha gente coge el 21 para hacer los dos trayectos, pero yo recomiendo entrar con el 21, ya que no se conoce la zona, y volver hasta el muro, visitarlo, cruzar a pie la frontera y coger el 24. Es verdad que es un punto caliente, pero creo que si las cosas están tranquilas en el momento del viaje, y se es cuidadoso a la par que respetuoso no tiene que pasar nada. Además de ver el muro que ya de por sí impacta, o el checkpoint que separa Israel de Cisjordania, hay que destacar las pintadas del propio muro, en especial un artista británico (yo lo descrubrí allí y es bastante famoso por lo visto) llamado Banksy.Que me lío... el caso es que ambos autobuses se cogen y dejan en la puerta de Damasco. Salen cada quince minutos y vale 6,75NIS. El bus para en lugar caótico, que si no sabes para donde tirar puede suponer un caos. Tuve la suerte de encontrarme una monjita que no solo se peleó con los taxistas para que no me timaran sino que me acompañó hasta la misma iglesia. La parada es la última, hasta aquí no hay pegas, y se detiene en Bab iz-Qaq. Hay que coger la primera a la espalda del bus, hacia la izquierda que sube con una fuerte pendiente, la calle Pope Paul VI, y seguir seguir recto ya que acaba en Manger Sq, junto a la iglesia de la Natividad. Entre tanto se pasa por un muy animado mercadillo y considerablemente más barato que Jerusalén (también hay shekels pero la diferencia de precio es grande) hasta que se llega a la citada plaza, donde hay una mezquita, la de Omar que nos recibe. Al fondo de la plaza, y con pinta de cualquier cosa menos de iglesia, está la de la Natividad (gratis, 0500-2000), un soso edificio de ladrillo que alberga nada más ni nada menos que el lugar en el que Jesús nació. Se entra por una puerta muy pequeña, de 150cm aproximadamente llamada puerta de la humildad. Aunque el suelo es "nuevo" se observan zonas con los mosaicos originales del siglo IV. La iglesia, flanqueada por enormes columnas rojas y blancas, está presidida por un bonito altar con multitud de lámparas (Colindante con la iglesia, con acceso desde esta misma, está la iglesia de Santa Catalina, desde donde se retransmite a todo el mundo la misa del Gallo). Justo debajo se encuentra la gruta de la Natividad, casi imposible pillarla sin cola ya que son cientos de turistas los que llegan en grupos organizados; lo mejor, llegar lo más temprano posible. En su interior, una estrella de plata de catorce puntas marca el lugar exacto en el que la Virgen dió a luz, y al otro lado de la gruta, el pesebre o belén, donde todos conocemos las imágenes que allí se sucedieron.

deshacemos nuestros pasos hasta la plaza que precede a la iglesia y giramos a la izquierda, topamos con Milk Gortto St, que nos lleva hasta la Gruta de la leche (gratis, 0800-1100/1400-1800), llamada así ya que una gota de leche del pecho de la Virgen cayó sobre la roca roja y la volvió blanca, mientras paraba junto con José y el niño. Muchos peregrinos vienen con la creencia de que aumenta la fertilidad.
El último punto destacable es la tumba de Raquel (gratis, 0730-1600), venerada por las tres religiones y que se encuentra junto al control de acceso a Belén.

Tras una ajetreada mañana en Belén, tomamos el bus 24, no sin antes de hacer el recorrido ya mencionado por el muro.
De vuelta en Damasaco Gate, disfrutamos un poco del ambiente de Al-Wad Rd y Souq Khan Al-Zeit St, que es día de mercado, antes de regresa al hostal para coger la mochila y dirigirnos a la estación central (CBS). Para llegar, hay que coger el tranvía junto a Jaffa Gate, en Jaffa Rd, en la parada City Hall. Pasa cada diez minutos y vale 6,60NIS (el precio cambia según la estación), y dura 90 minutos, osea que igual se tiene suerte y algún amable hombre te lo da al bajar de manera que sale gratis el viaje. Existe una parada en la misma CBS, donde hay múltiples lugares para comer o tomar algo. En la tercera planta se encuentra la oficina de ventas así como los distintos andenes. A 1700 cojo el bus 444 destino Eilat, que va por la carretera del Mar Muerto y que realiza varias paradas, incluida una a tres cuartos de camino en una estación de servicio que tiene un Mc Donalds, xd!

LLegamos a Eilat sobre las 2145, a la estación central, y mi hostal, el Corinne, se encuentra apenas a cinco minutos, justo detrás de la esquina repleta de restaurantes que hay en frente de de la estación. Aquí hago noche para levantarme muy temprano y poder cruzar la frontera de Araba a primera hora, y es que abre a 0730.Lo siguiente, ya es Jordania...

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La reentrada desde jordania a Israel es casi tan problemática como desde España. Me tienen bastante tiempo parado en el control, el cual, de no haber sido así, habría pasado en no más de veinte minutos. Una vez cruzado, se sube hasta la rotonda que hay al frente, donde existe una parada de bus, del 444, que se dirige a Jerusalén pero como ya se ha mencionado, para entre otros lugares, en el Mar Muerto. El bus sale de Eilat a las 11, de manera que pasa por esta parada sobre las 1115. El viaje duro poco más de tres horas, que se hicieron muy amenas ya que viajaba con una joven chica francesa que trabajaba para médicos sin fronteras en Gaza. Dejé atrás Ein Bokek (turismo de lujo del Mar Muerto) y Masada hasta llegar a Ein Gedi. El hostel está en Ein Gedi Beach, y como ya hemos dicho, es el único asequible de la zona. Dejo la mochila y me voy directo a la playa, de las pocas que hay de acceso gratuito, y que está a no más de cinco minutos andando desde el hostal. Tras pasar las duchas de agua dulce, se llega a la "playa", que evidentemente no es lo mismo que una playa española. Muy rocosa, se recomienda llevar chanclas. La experiencia de meterse es... bueno, diferente. Para empezar el agua está bastante caliente, no sé cuanto, pero entre 25 y 30 grados seguro. No es del todo líquida, se le nota una densidad mayor al resto, y parece que estuviera mezclada con aceite, no solo por los rflejos que produce la luz en ella, sino porque aún saliendo y secándose, se sigue pringando todo de aceite. En cuanto a la salinidad, creo que es de todos sabidos que las heridas o rozaduras abrasan, que unas gotas en el ojo producen ceguera durante unos minutos, y que un trago puede ser mortal. Así que hay que andarse con ojo que no es una piscina. Todo el mundo se hace la foto de rigor flotando, y después va a la zona del barro. Es un fango que se crea debajo de los sedimentos de sal, y es como una plastilina negra, que parece arcilla. Tened cuidado porque yo fui a meter la mano a un agujero donde supuestamente había fango, y lo único que saqué fueron unas piedrecitas y agua sucia, y dije, bueno, será esto. Así varias veces hasta que me raspé todo el cuerpo y me lo llené de cortes y heridas; eso sí, fango por el cuerpo entre poco y nada. Hasta que llegó un niño gordito, me miró, se partió todo lo que podía partirse, metió la mano en otro agujero y sacó la famosa arcilla. Tras esperar varios minutos a que se me quitara la cara de panoli, procedí a embadurnarme, esta vez si, con el material adecuado. No sé si será exfoliante o no, pero desde luego que la piel se queda muy suave. Una vez quitado el barro y endulzado yo mismo en las duchas, regreso al hostal justo al caer el sol, para madrugar mucho al día siguiente.

Si bien Masada no empieza a funcionar hasta las 0800, es preferible coger un bus bastante antes y poder hacer el recorrido a primera hora con el menos calor posible. Hay uno que pase por la puerta del hotel a 0715 y que a menos cuarto deja en el centro de visitantes de Masada. Esta ciudad se encuentra en lo alto de una montaña, a unos 60 metros sobre el nivel del mar y a 485 sobre el nivel del mar muerto. Fue un antiguo palacio de Herodes, pero por lo que pasó a la historia, es por el sitio que ofrecieron los judíos ante los romanos en torno al 70dC. Varios campamento de la décima legión romana rodeaban el lugar, y cuando los judíos no pudieron aguantar más, decidieron por sorteo, elegir a diez skrikin (sicarios) que matarían a todo el pueblo para que no cayeran en manos de los romanos, y de esos diez, un líder que sería el que mataría a los otros nueve elegidos para posteriormente suicidarse. Finalmente, todo el pueblo sucumbió expecto dos mujeres y cinco niños que sobrevivieron escondidos.
Las ruinas que quedan hoy en día, son muy bonitas, si bien no llaman tanto la atención después de venir de Petra. Para subir hay un camino (de la serpiente) o un funicular. Por el camino se tarda cerca de una hora en subir, y poco más de media en bajar, aunque las condiciones meteorológicas pueden hacer variar esto debido al calor (yo este día tuve 51 grados), y las autoridades lo cierran a eso de las 1000. En cuanto al funicular, vale 72NIS (i/v), 54NIS (solo ida) y 27 NIS (solo vuelta). Tarda diez minutos y sale entre las 0800 y las 1700. En mi opinión, lo mejor es subir en funicular y bajar andando, pero esto como todo, a gusto del consumidor.

Para ver fotos (sigo sin ser capaz de subirlas), y ver mas diarios: sudestecuartaalsur.wordpress.com

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