Plan del día
(Estos "planes del día" que pongo al principio de cada etapa son los que teníamos originalmente pensados, pero varios días no coinciden con lo que luego haríamos, ya fuera porque algún sitio nos gustara más, por el clima o por otras razones. Pero bueno, los pongo igualmente por si a alguien le interesan)
Madrugamos, porque tenemos el bus a las 8.45 para Shirakawa. Los señores Nakayasu al completo están sirviendo desayunos. Hemos elegido el occidental, y es un señor desayuno: dos huevos fritos con bacon, ensalada, tostadas, café, té.... Empezamos el día con energía. Al terminar, hacemos el check-out y pedimos un taxi, porque se nos ha hecho un poco tarde y además ha amanecido un día de perros, con una ventolera...
La anciana Nakayasu sale con nosotros y nos despide (si al final va a ser maja y todo...) Nos plantamos en la estación en menos de 10 minutos y esperamos el autobus resguardados del viento tras un muro.....Creo que hoy no va ser un día soleado.... Subimos al autobús y pensamos que menos mal que reservamos los billetes ayer, porque va lleno a pesar del mal tiempo.
Horarios de bus Kanazawa-Shirakawa-Takayama
El trayecto dura una hora, durante la cual vamos ascendiendo adentrándonos en la zona de los Alpes japoneses. Vamos mirando por la ventana el paisaje, que se va haciendo más rural, con menos edificaciones y más árboles y ríos.....hasta que, de repente, empezamos a ver “algo” blanco en los arcenes...¿algo? no, algo no, eso es n-i-e-v-e con todas sus letras....Tratamos de autoconvencernos de que es una zona más fría y que será nieve que cayó en el invierno y que aún se conserva..... Entonces, ¿esto que está empezando a cer del cielo, es caspa de los angelitos? Oh, oh.....Está nevando....
Sin acabar de creernoslo aún, el bus para en Shirakawa. Al llegar, compramos los billetes para Takayama en el bus de las 13 horas. El sol ha asomado levemente y disfrutamos de media hora de calma para cruzar el puente y comenzar el paseo a través de las famosas casas gassho zukuri de esta bonita aldea.
Plano de Shirakawa
Pero es la calma previa a la tempestad....En apenas 10 minutos, el tiempo cambia drásticamente y empieza a nevar de nuevo, cada vez con más ganas.... La mitad de nuestro grupo de 4 decide volver a la parada de bus y esperar allí, pero la otra mitad nos decimos que ya que estamos allí, vamos a subir hasta el mirador de todas formas, así que emprendemos la subida bajo el paraguas y a través de una cortina de copos blancos... Una vez arriba, la vista no es ni mucho menos la que habíamos visto en fotos antes del viaje, no tenemos tanta visibilidad, pero.....¡qué chulo estaba también así! Un japonés muy amable nos hace un par de fotos para que podamos demostrar nuestra hazaña, y volvemos a bajar rapidamente antes de que empecemos a congelarnos.
Shirakawa nevado
¿He comentado que nevaba?
Ya en la parada de bus, cambiamos sin problemas los billetes para el bus de las 12, ya que la nevada no para y no hay mucho más que hacer por aquí; así llegaremos un poco antes a Takayama. Esperamos al bus tomándonos un café calentito de la máquina de monedas (estaba mejor de lo que pensaba) y por fin nos montamos para nuestro segundo trayecto del día, dejando atrás esta sorpresa blanca que nos hemos encontrado...
Llegamos a Takayama puntuales como un reloj suizo... o japonés. Aquí hace frío también, pero mucho menos, y al menos no llueve ni nieva. Decidimos, puesto que es pronto para ir al hotel, darnos una vuelta perdiéndonos un poco por esta pequeña y bonita ciudad.
Posible recorrido por Takayama
En lugar de ir directamente por la calle principal, avanzamos por una paralela tres o cuatro más abajo, con menos gente, menos tiendas y restaurantes...pero muy agradable. Un poco más adelante del edificio de Correos giramos a la izquierda y cruzamos por estas calles estrechas con gente en bicicleta, vecinos conversando, niños jugando, hasta desembocar, ahora sí, en la calle comercial. Allí decidimos buscar un sitio para comer, y como ya hay hambre nos metemos en el primero que vemos....y va a resultar la experiencia más surrealista del viaje.
En el restaurante estamos nosotros y una pareja de alemanes, que estaban terminando y se fueron al poco, por lo que nos quedamos solos con las dos camareras.... Elegimos nuestros platos, y mientras esperábamos a que los trajeran, una de ellas se acercó y nos dio una revista en “español, español!!”.....un “Cuore” de verano de 2009....Ja, ja, qué cosas, alguien se la daría y la han guardado, les debe gustar España...¿gustar? Gustar es poco para las TCG (Takayama Crazy Girls)... La comida sucedió con normalidad, unos cuencos de arroz con ternera muy ricos, una ensalada, un postre a base de esas judías rojas dulces....
Pero cuando ya nos levantamos para irnos, se acercan y nos preguntan de qué parte de España somos, nos dicen que les encanta nuestro país y que querían venir....y que les gustaba mucho el flamenco....A partir de ahí, la cosa se les fue de las manos y empezaron a tratar de demostrarnos “cuánto” les gustaba el “flamenco”... Se pusieron a bailar mientras marcaban el ritmo al grito de “pan con tomate tachán!! Pan con tomate tachán!!” , amagaron también unas sevillanas con el típico gesto (por supuesto, recitado también en una especie de japañol) de “cojo la manzana, la muerdo y la tiro...”, y nos soltaron a gritos unas cuantas palabras, destacando especialmente un “¡spanish la-ti-na!” que nos llegó al alma por su fuerza y pasión....Fueron cinco minutos en los que creimos estar en alguno de esos programas japos de cámara oculta.... (si algún día veis esa escena en alguna tele o internet, hacedmelo saber, por favor)
Conseguimos librarnos de las TCG (spanish la-ti-na, oh yeah) y nos dirigimos hacia el Rickshaw Inn a hacer el check-in. Este alojamiento, como ya puse en la primera etapa, nos agradó mucho por su ambiente acogedor y tranquilo. Al bajar, nos damos cuenta de que nos hemos olvidado los paraguas en... oh, no....en el restaurante... Como está ahí al lado y nos pilla de paso, volvemos a por ellos esperándonos cualquier cosa de nuestras amigas, pero ya se habían tranquilizado y simplemente nos saludan con una sonrisa.... Si vais por allí, llevadles alguna revista más actual, que el Cuore ése ya lo tenían muy sobado.
Nos apresuramos por el paseo junto al río para llegar a tiempo a la exposición de carrozas (en el punto rojo del mapa de arriba), y conseguimos llegar antes de que cierre. Las carrozas son muy bonitas y están muy decoradas, y debe de ser todo un espectáculo verlas desfilar. Nos perdemos la fiesta, que será apenas diez días más tarde, pero no se puede tener todo, así que nos conformamos con ver las fotos que se exponen allí.
Paseo junto al río
Exposición de carrozas
Salimos y vamos andando por una calle que tiene un pequeño canal en medio. Esta zona no tiene tiendas ni restaurantes, y es muy agradable con el sol que ha salido y nos templa un poco el cuerpo. Giramos a la derecha y nos dirigimos a la zona del santuario Higashiyama, en la parte alta de la ciudad (punto azul del mapa de arriba). Se nota que es la hora de empezar a pensar en recogerse, porque de nuevo nos encontramos prácticamente solos, con algún monje que pasa por el lugar y un par de turistas con la misma cara de maravillados que nosotros. Damos una vuelta por la zona, subimos hasta arriba del cementerio, se respira paz y serenidad y nos sentimos simplemente contentos de estar aquí....
Al rato, volvemos a bajar hacia la calle comercial, donde están empezando a cerrar las tiendas. Nos metemos en algunas antes de que lo hagan y hacemos alguna pequeña compra. Como nos parece un poco temprano para ir a cenar, decidimos perdernos otro poquito por las callejuelas de la zona de las fábricas de sake, que ahora al atardecer tiene un ambiente especial con esas casas de arquitectura tradicional... El centro histórico de Takayama ha sido preservado con edificios y calles que datan del Periodo Edo, cuando era una próspera ciudad de comerciantes.
Poco a poco empezamos a pensar en la famosa ternera de la zona, y en que habrá que probarla, ¿no? Miramos el folleto que nos han dado en el hotel, otro que cogimos por la calle, y también la guía. Hay varios restaurantes que la ofrecen, y finalmente nos decidimos por el uno que está en la calle principal y es fácilmente reconocible porque tiene un toro a tamaño natural metido en una urna de cristal en la calle, enfrente del restaurante. Hay cola, así que nos apuntamos en la lista y esperamos una media hora....que mereció la pena! Nos sentaron en una mesa de las del fondo, de tipo japonés, es decir sentados en el suelo, pero que en esta ocasión disponía de un agujero debajo de la mesa para las piernas, de forma que no tuviéramos que tenerlas dobladas. En la mesa de al lado una familia japonesa apuraba sus últimas copas de sake, gritaban y se reían como si fueran españoles. De hecho, al irse 10 minutos más tarde, nos dieron la mano (¿y lo de los japoneses y el contacto físico?) y los dos hombres les tiraron unos besos a las dos mujeres de nuestro grupo (¿y lo de la timidez japonesa?). Finos iban. Uno tardó otros 5 minutos en ponerse los zapatos...
¿Y la cena? Pues qué os voy a contar....Había varios tipos de cortes y calidades de ternera, pero para una vez que venimos....vamos a probar la buena buena, ¿no? Eso hicimos y no nos arrepentimos. Maravillosa, deliciosa, espectacularmente buena. Tan tierna que se cortaba con los palillos. Tan jugosa que se deshacía en la boca. Definitivamente, algo que hay que probar.
Ternera de Hida
Al final, entre unas cosas era ya tarde (para los horarios de allí, claro) así que del restaurante nos dirigimos directamente al hotel, donde alquilamos un pc y nos pusimos al día con la familia, para poco después irnos a dormir y prepararnos para el largo trayecto de mañana.