Jo, había dejado esto totalmente abandonado... y es una pena cuando ya había escrito medio diario. Pues vamos a ver si soy capaz de acabarlo, que es una pena dejar las cosas así a medias, no?
Nueva etapa de transición, de ir de un sitio para otro. De meter las maletas en el coche para sacarlas en otro sitio distinto. Pero esta vez decidimos tomárnoslo con más calma, porque lo cierto es que ya llevábamos cierto tute en el cuerpo y no queríamos que al final las vacaciones se convirtieran en algo pesado.
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Así que salimos de nuestra casa del Loira hacia la región de Limousin no demasiado pronto y sin prisas. Ya que únicamente íbamos a ir de un sitio al otro y a descansar, no había visitas planeadas ese día.
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Pensareis que ya deberíamos estar acostumbradas a que los paisajes de los lugares en los que nos alojábamos nos deslumbraran, pero ¿como seríamos capaces de acostumbrarnos? Una vez más, la belleza del entorno de Les Bellunies nos embriagó, por su soledad y tranquilidad, por el lago, etc.
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Y que decir de la belleza humana de nuestros anfitriones... esa si que nos fue sorprendiendo día a día. La dueña de la casa era un encanto, y estaba todo el día detrás nuestro preguntándonos si necesitábamos algo, si todo estaba bien, incluso nos invitaba a merendar con ella y su marido. Desde aquí un saludo, y muchísimas gracias por hacernos sentir como en casa.
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