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08/01/08
VIETNAM
Dejamos la zona camboyana y entramos en el país del agua, la frontera es solamente un palo, a modo de aduana, que separa los dos países. Seguimos viaje, hacia Chau Doc. Dejamos el Mekong, para coger uno de sus muchos afluentes, menos ancho. El paisaje ya está cambiando, ahora todo está más cerca, por lo que se ve todo mejor, con más detalle. También es todo muy rural, madera y palos. Pasamos Chau Doc, Cau Dai, Lom Xuyen.
Estamos ya en Can Tho, el viaje es peligroso, ya que van a toda velocidad, casi todo el camino por el carril contrario y sin tener en cuenta muchas de las señales que se ven, aun así parece que lo tiene todo controlado, ya que todos conducen igual. Nos han puesto un casco y nos han montado a cada uno en una moto de paquetes. Ya en el hotel alquilamos la excursión de mañana por el Mekong. Salimos a cenar y terminamos en una esquina, comiendo pho. De ahí nos dirigimos al centro del pueblo y pasamos por una calle donde una pareja da masajes en la misma acera, nos damos uno. Con la sonrisa de oreja a oreja, volvemos al hotel, recogemos los pasaportes y nos hacemos unas fotos de la espalda, que son para ver.
09/01/08 Can Tho-VIETNAM
Diana, vienen a buscarnos de madrugada y entre callejuelas llegamos a un muelle, un poco destartalado, donde nos montamos en una embarcación pequeña. Vemos como amanece en el Mekong. Este rio, al que hemos visto como crece el tráfico a medida que se abre el día, nos ofrece un espectáculo de colores y olores, sabores y sensaciones. Dejamos el tramo principal, pasando fábricas y puentes inmensos y nos adentramos en un ramal más estrecho. Las riveras están llenas de fruta, que a veces cuelga hasta el agua del canal, hay papayas, bananas, tamarindos, hay también plantaciones de arroz, habas, frutas tan grandes como sandias colgadas de los arboles, “durian”. Las gentes te miran, pero no se paran, en cambio los niños corren por la rivera, hasta que el agua les impide seguir, siempre te saludan y siempre sonriendo, hay muchos niños y el canal está muy animado. Aquí y allá hay puentes colgantes de madera, de palos, las gentes van vienen. Hemos llegado a otro mercado flotante, donde nos han dado un cítrico, parecido a un pomelo, pero del color de una lima, y una piña, que nos ha pelado y preparado el barquero, estaba muy fresquita. Estamos en un ramal del rio más estrecho, casi se tocan las dos riveras, es una especie de merendero donde comemos. Los paisanos hablan animadamente, todos con todos. Hay gallinas sueltas y unas hamacas donde los turistas se tumban a reposar la comida. Ya estamos navegando otra vez, de vez en cuando el “capitán” tiene que sacar la larga hélice para limpiarla de jacintos de agua, que aquí lo invade todo y se quedan enredados. Hace un brillante sol, aunque el barquito al moverse crea una brisa muy agradable, seguimos viendo papayos, bananos, y unos frutos y frutas muy raros. Tardamos una hora más en llegar al embarcadero y damos por terminado nuestro viaje por el bonito Mekong. La excursión ha sido muy gratificante, el paisaje precioso. Ya estamos en el hotel y vamos a ir a comer algo, ya que aun tenemos algo de tiempo, antes de que vengan a buscarnos comemos. Montados ya en el minibús camino de Saigon cogemos un ferry, que pasa debajo de un puente colgante gigante. Ving Long, Cai Lay, My Tho, Cau Voi, Ben Luc, anochece. Llegamos a lo que es la entrada de la ciudad de Saigon, allí nos dejan y cogemos un taxi de color verde y de forma de huevo, que nos deja en el hotel. Si el tráfico de P. Penh nos parecía caótico, el tráfico de Saigon es, directamente, flipante, el corazón en un puño. Por las carreteras circulan todo tipo de mercancías.
10/01/08 Saigon
Hemos cogido un ciclo-taxi y hemos dado una vuelta por la ciudad, bueno por los alrededores, es muy curioso, los que llevan este artilugio, son médicos, ancianos ya casi todos, que en su día ayudaron en mayor o menor medida a los americanos en la guerra de los 70, y como castigo su gobierno los aíslo, dejándolos sin nacionalidad y sin su titulación, por lo que ahora son ilegales. Te informan de cada rincón, de cada edificio, sea o no oficial.
Ahora, en internet, la nena con sus e-mail y yo disfruto de un agradable fresquito en un ciber nuevo, aunque hay 31 º C, con la ventilación puesta. Hemos cogido el billete de avión. Ya estamos Ho Ian, después de pasar una hora casi en un taxi. Un paseíto por el pueblo, que es encantador, cenamos en el Yellow Sta Café, yo pido lo típico, pescado hervido en hoja de banano y la nena un bistec con patatas. Este pueblecito es una maravilla, su arquitectura es vetusta, sus calles sin asfaltar, pero limpias.
11/01/08 Ho Ian
Diana, aseo y desayuno. Y a preparar el día. Alquilamos unas bicis todo el día y nos vamos a la playa de Cua Dai, en el Mar de la China. El camino hasta llegar es muy bonito, hay zonas de plantaciones de arroz, donde las gentes hacen sus labores, hay zonas de casitas y hay una zona donde la carretera va paralela y se ven los barquitos, comemos en la playa unas cositas. De vuelta al pueblo, dejamos las bicis y cogemos en el hotel una excursión para mañana a My Son. Después de tanto andar, tenemos hambre y cenamos en un bonito lugar.
12/01/08
Salimos a My Son. La excursión a My Son, es pura naturaleza y restos de viejas edificaciones, casi tragadas por la selva, que por esta zona es muy espesa. A la entrada a esta colina te dan una bienvenida, y una pequeña charla con lo que se ve arriba. Después un recorrido por los diferentes restos y un jeep de la II Guerra Mundial te deja otra vez abajo para que te recojan y te devuelvan a Ho Ian. Ya en el pueblo, alquilamos unas bicis, esta vez medio día y nos vamos otra vez a la playa. Ya de vuelta de la playa, comemos en el mercado, donde nos enseñan cómo se comen los banh trang, un momento muy especial. Es sábado, y quizá sea eso por lo que hay actuación de gente del circo en una plaza cercana, seguimos viendo este bonito lugar, donde hay edificios muy viejos pero muy bonitos, calles donde hay kiosquillos que venden solo farolillos de papel, de todos los colores y tamaños, de todas las formas posibles, muy bonito. Hay muchos turistas, pero no nos vemos casi, y como las calles del centro siguen sin asfaltar, casi no hay motos y menos aun coches o autobuses. Ya es tarde nos vamos a dormir.
13/01/08
Camino de Hue, entre arrozales y montañas, más o menos altas, con muchas nubes, y unos barrancos respetables. Llegamos a Hue, y buscamos la Ciudadela de Hue, famosa por su historia y por su bandera, la más alta del país, está bien, puedes pasear libremente, casi por cualquier sitio, todo está abierto, hay varios edificios, unos muy viejos y derruidos y otros por restaurar. Según el plano, había unas urnas donde estaban enterrados unos emperadores, en busca de las famosas urnas estuvimos un buen rato y cuando las encontramos, eran lo que dijéramos ollas grandes, pero ollas. Después de ver gongs gigantes y muchos dragones, fosos y escaleras de madera empinadísimas, salimos y paseando por la orilla del rio, llegamos a una explanada donde hay tanques y cañones en una especie de exposición, (la verdad muy fea), en la que había una buena colla de jóvenes jugando. Seguimos camino, y aunque no hay nada , que ver, entre comillas, el paseo se hace agradable, pasamos entre la gente que mira, hay muchas tiendas de chucherías, pero no tienen la pinta de los kioskos, a los que estamos acostumbrados. Las avenidas son muy grandes, muy abiertas y casi no hay nadie por las calles, que diferencia ayer en Ho Ian, todo tan pequeño tan al lado y aquí todo tan grande tan amplio. Pasamos el puente, uno de ellos, que atraviesan el Huong, el rio Perfume, (otro más), llamado así por el supuesto olor a loto, aunque no huela nada, que pasa por la ciudad. La brisa que corre hace que la vuelta sea bonita y fresquita. Hemos encontrado un restaurante muy curioso,” si es que ya algo por estos lares puede ser curioso”, curioso por donde estaba sitiado, en un callejón, pero estrecho callejón, una mesa y la pared. Estábamos cenando cuando se nos acerco una española muy habladora, que entre saludos y recuerdos nos dio algún dato curioso sobre la ciudad. Después de cenar hemos ido a ver el espectáculo de luces del puente.
14/01/08 Hue
Amanece la ciudad mojada, la temperatura baja más a medida que nos acercamos al norte, mas bajara. Hemos llegado al embarcadero del rio y nos montan en un Dragon Boat, que nos es otra cosa que una embarcación, que tiene dos cabezas de dragón en la proa, interesante sin duda. Iniciamos el circuito fluvial, y la primera parada nos deja en una pagoda a media hora o así. De ahí seguimos por el rio rumbo a las tumbas. Hacemos parada en varias tumbas, interesantes, pero tampoco hemos visto nada fuera de lo común, hasta que hemos llegado a las de Tu Duc, que es muy parecida a la de Khai Dinh. La tumba de Khai Dinh, como decirlo, majestuosa,
no está hecha de piedra o caliza, es una especie de pasta o cemento, no tiene cortes, ni comienzo o final, parece de una sola pieza. Es de color gris muy oscuro y tiene mucho detalle, hay una especie de perímetro exterior, subes unas escaleras y hay otro perímetro exactamente igual de forma, subes otra escalera que es igual que la de abajo y entras en lo que es la entrada a los edificios. Hay varios lagos y estanques, que además como estaba lloviendo ha sido mágico. Muy bonita, aunque en si la tumba, donde está el cuerpo no tiene nada, es un bloque tampoco muy grande en el centro de una explanada pequeña. Lo que es en sí bonito y grandioso son los alrededores y los edificios y terrazas, llenos de figuras a tamaño real de todo tipo de personajes de la época, mandarines, recaudadores, caballos. Ha sido muy especial, además la nena quería ver esta tumba en particular y como estaba lloviendo, el color de la piedra mojada, mágico. Salimos para Hanoi, en un nuevo transporte, el bus sleeper, además es nuevo, tiene hasta los plásticos de los asientos.
Más adelante, aparece Hanoi, bajo una fina capa de lluvia, y muy gris.
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