15 de julio de 2010. Segundo día en Nápoles.
Por la mañana decidimos volver a Spaccanapoli, a la parte histórica de Nápoles, para seguir viendo el ambiente de todas estas calles, tan llenas de vida, del viejo Nápoles.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Está muy animada y aunque nos dirigimos hacia la iglesia de Santa Clara y Plaza de Gesu Nuovo como punto de partida, es inevitable pararnos más de una vez en los lugares que nos llaman la atención, como un mercadillo de libros y discos antiguos cercano a Piazza Dante que encontramos a nuestro paso.
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También nos detenemos ante los innumerables altares que te vas encontrando constantemente.
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Pequeños y grandísimos rincones dedicados a alguna virgen, santo o a algún difunto.
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Me llama la atención uno dedicado a un matrimonio de personas mayores (los difuntos) acompañado de unas veinte fotografías más de toda la familia. Supongo que lo más parecido a este culto a los muertos así, a lo popular, que conocemos en España, es el de los gitanos con sus lápidas adornadas en los cementerios. Un poco lo recuerda.
Esta ciudad que es diferente a todas, también me recuerda en realidad a otras muchas, sólo que me voy a otros continentes en mis recuerdos. Es como una especie de puerta de entrada a ciudades del norte de África tal vez … el bullicio, la gente por la calle de todas las maneras imaginables … elementos religiosos por doquier, coches … motos … basuras.
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A ratos me gusta esta espontaneidad, otros me agobia. Mi marido se lo pasa pipa y venga fotografías. A las niñas les hace gracia y también les asusta.
Bien, llegamos a Santa Clara.
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La iglesia de Santa Clara es una iglesia y monasterio anexo. Su origen es del siglo XIV, cuando Roberto de Anjou levantó la iglesia y su esposa Sancia añadió el convento para las clarisas.
Aquí encontramos a varios grupos de turistas visitándola. Es austera pero muy bonita en su interior.
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Nos llama la atención una capilla en la que se encuentran varias tumbas de los Borbones. Una bomba provocó una terrible destrucción en el templo en 1943. Al restaurarlo se respetó la sobriedad del edificio gótico. A mí me gustan los espacios sencillos por lo que descansando del agobio callejero, disfruto del breve rato en el que estamos aquí.
Desisto de visitar el claustro cuando mis hijas dicen que ya están cansadas y preguntan sí vamos a estar toda la mañana visitando iglesias.
Sólo unas pocas, intento convencerlas.
En la Piazza dei Gesú, encontramos una de las tres agujas de la ciudad, altas estructuras construidas en el siglo XVII y XVIII para celebrar los días festivos. Está dedicada a la Inmaculada Concepción.
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Es curiosa la fachada de la Iglesia dei Gesú Nuovo que tienen su origen en un palacio fortificado del siglo XV.
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De plaza en plaza a la de San Domenico Maggiore. En esta plaza está el pintoresco café Aragonese, pero tanto el café como la plaza, tendrán mayor animación por la tarde.
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Subimos brevemente a la iglesia (protesta infantil) que fue sede del saber, ya que aunque fue construida en el siglo XIII para los monjes dominicos por Carlos I, acabó siendo facultad de teología de la ciudad de Nápoles y Santo Tomás de Aquino enseñó aquí durante un tiempo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Es tan grande cómo una catedral y contiene una valiosa colección de pinturas aunque la más famosa “La flagelación de Cristo” de Caravaggio, se encuentra en el Museo de Capodimonte. También está llena de tumbas de reyes y nobles de la Corona de Aragón que tuvo un importante paso por aquí.
De aquí nos dirigimos a la Capilla de San Severo, una capilla privada llena de estatuas fabulosas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Lamentablemente está prohibidísimo hacer fotos, pero tiene una interesante página Web que dejo aquí por si a alguien le interesa.
www.museosansevero.it/
Se debe a la familia Sangro de Sansevero, que vivía al lado y alguno de cuyos miembros fueron enterrados en ella. El principe Raimondo di Sangro, en el siglo XVIII, fue un personaje prominente del Nápoles ilustrado que contrató a los artistas más vanguardistas de la época.
Es entrada de pago, vale 7 euros, las niñas no pagan, pero vale la pena por la originalidad y belleza de sus esculturas. Destaca el "Cristo velado" de Giussepe Sanmartino de 1753, hecha en un solo bloque de mármol con pliegues de tela prodigiosos sobre la figura de un Cristo yacente. También destaca otra escultura denominada “la modestia” y nos llama la atención la estatua sobre la puerta que representa a un miembro de la familia Sansevero saliendo de su propia tumba.
Hay además una cripta con dos esqueletos rarísimos en los que se han hecho estudios de la red del vaso sanguíneo. Cosas del principe Raimundo que era científico y masón.
A mí me gustó mucho esta visita y la recomiendo a todo el que vaya a Nápoles.
Voy recortando itinerario por momentos, esta zona está llena de plazas y de iglesias y termino por señalar las que más me interesan por algún motivo determinado. Además una de mis hijas está loca por volver a los puestecillos de la Vía San Gregorio Armeno en los que estuvimos ayer. Hay que condescender un poco y pasamos por allí . Seguro que no será la última vez.
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Tiene mucho gancho esta callecita y nos coge de paso a la plaza de San Lorenzo Maggiore en la que nos acercamos a ver si podemos hacer un recorrido de Nápoles subterránea, excavaciones grecorromanas que se encuentran bajo la iglesia.
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Un yacimiento fascinante en el que se han recuperado restos griegos y romanos como una zona de mercado y una calle entera con talleres, lavanderías … Bien, los fines de semana hay visitas guiadas en español. Hoy a las doce (son menos cuarto cuando llegamos) hay visitas en italiano y en inglés. Sólo es posible la entrada en visita guiada y dura hora y media. ¿lograremos convencer a nuestras hijas para entrar? … ni tan siquiera lo intentamos.
Como al lado hay una tienda dedicada al famoso limoncello napolitano y anuncian granizado de limón a 1 euro, ahí nos quedamos, tomando el granizado tan ricamente mientras hacemos un pequeño descanso en la plaza.
Vamos a ir ya volviendo para casa, pero antes no quiero dejar de hacer una pequeña visita a la Iglesia Pio Monte de la Misericordia, en la que se encuentra una bella pintura de Caravaggio, pintor al que admiro mucho: “Las siete obras de misericordia” una obra prodigiosa, sus claroscuros y sus imposibles escorzos hacen de esta obra una composición realmente hermosa, aunque a mí todas las de Caravaggio me lo parecen.
De vuelta a casa, la calle nos sigue dando buenas imágenes.
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Después de descansar un buen rato en casa, salimos por la tarde en dirección a Vomero, un barrio o zona más elevada de la ciudad a la que se accede en funicular que se coge en la estación de Montesanto.
Lo que nos viene sucediendo es que nos equivocamos a veces de calles para llegar a los sitios y eso hace que al llegar al primer punto de destino nuestras hijas ya estén cansadas y protestando. Además hace calor. Al menos pienso que la subida en funicular puede gustarles y así es. Cuesta un euro por persona y puedes estar en la zona durante 90 minutos.
He descartado cualquier posible visita y esto que hay dos lugares interesantes como son el Castillo de San Elmo y la Cartosa de San Martino. En este último hay una colección de belenes que en un principio pensé que podría gustar a las niñas, pero se nos ha hecho un poco tarde.
Con la promesa de un helado, una vez lleguemos hasta arriba, subimos hasta el punto en el que se ven unas impresionantes vistas de Nápoles al pie del Vesubio.
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Realmente vale la pena subir hasta aquí para verlo. No sé si habrá otro punto en Nápoles en el que pueda verse esta panorámica. Te haces idea de lo grande que es la ciudad de Nápoles, que simplemente hemos comenzado a conocer un poco.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tras el helado prometido, volvemos a bajar en el funicular y bajamos hacia Vía Toledo. Por cierto, a mi marido ya le han dicho que recoja la cámara por aquí. Por esta zona, aunque no pase nada, no es recomendable ir con un cartel de “guiri” en la cara.
Nos metemos por unas calles muy animadas, motoristas por todas partes y pequeños puestos, casi improvisados. Es divertido pasear por aquí, pero creo que a las niñas les da un poco de miedo. Estamos ya rozando los quartieri spagnolo, visita que yo tenía previsto hacer.
Una vez en Vía Toledo que es una avenida normal, con sus tiendas de moda (Zara, Pull and Bear …), cuando estamos como hacia la mitad, logro convencer a los demás de meternos, aunque sea un poco, hacia el oeste, por los Barrios Españoles. Nadie parece muy convencido, pero callejeamos unos minutos, sin cámara, por unas callejuelas estrechas y siniestras que, por otra parte, nada tienen de particular, salvo mostrarnos un barrio muy deprimido. A lo mejor no nos hemos metido por el lugar adecuado, pero como no nos sentimos muy a gusto, salimos nuevamente hacia Vía Toledo.
La siguiente promesa era ir a una pizzería esta noche. Sobre todo a nuestra hija pequeña le encantan las pizzas.
Nos gustaría ir a la famosa De Michelle o a alguna otra recomendada de Vía Tribunali, pero viendo las colas que hay, desistimos y mira, acertamos, ya que nos metimos al azar en una pizzeria llamada Decumani, dónde tomamos tres pizzas (para cuatro) muy grandes y buenísimas. Sobre todo por sus ingredientes, se nota que son naturales y muy rica la pasta. Ah y, lo mejor, baratísimo. Nos costó con las bebidas y todo, veintidós euros. Recomendable.
Volvemos a casa. Mañana nos espera nuestra primera excursión.