Tengo pocas ganas de escribir, pero haré el esfuerzo de al menos sintetizar lo ocurrido. Nos levantamos temprano (aunque las 6am no es madrugar por estas benitas tierras) para estar a las 7am en la Reserva Biológica de Monteverde, donde nos esperaba un guía e naturaleza llamado Roy Porras, el cual había sido reservado el día de ayer gracias a las magníficas gestiones de Ronald (Cabinas Don Taco).
La visita transcurrió por un bosque maravilloso, de espesa arboleda y ejemplares gigantescos tipo "Avatar". Roy nos enseñó algunos tipos de pájaros (muy pocos debido al mal tiempo que nos acompañó), variedad de plantas (orquideas, etc..), tipos de árboles, mapaches, un perezoso y, lo más deseado, el expléndido pájaro Quetzal, de muy difícil localización. Tuvimos suerte y nos recreamos en su observación. Este ave es el símbolo de Guatemala (ave nacional) y de la cultura maya. Su plumaje policromado te puede hacer confundir en un primer momento con un loro tropical. Una maravilla de ave.
He de decir que Monteverde es una zona alta en Costa Rica, en pleno centro del macizo central, con mucha humedad (el lugar más frío hasta el momento), y con un elevado nº de posibilidades de que te llueva. Sin embargo, aprendes a caminar con lluvia, y con la ayuda de un chubasquero y un buen paraguas, os aseguro que son muy pocos los sitios donde no puedes realizar una visita. Digo esto porque allá donde voy observo a turistas con chubasqueros o ponchos, pero casi ninguno lleva paraguas, aunque sea de estos pequeños y plegables. Nunca lo he entendido. Yo siempre llevo un paraguas pequeño, que en más de una ocasión me ha salvado el día.
Tras la agradable visita guiada a Monteverde con Roy, regresamos a Santa Elena sobre las 12h y a partir de aquí un día muy relajado, demasiado para mi gusto. Varias visitas a souvenirs, el partido del barca por internet (menos mal que ganó 1-3 al Bilbao y el Madrid empató) y a media tarde (17h30) visita del ranario.
Este ranario contó con la compañía de una guía que nos explicó con la ayuda de su linterna (pues las ranas en su mayoría son nocturnas) este fascinante y desconocido mundo. La verdad es que mereció la pena.
El resto, aburrimiento, que tampoco está de más. Me voy a beber mi cerveza Imperial y para la cama, que mañana será otro día. A quien le cuente que nos acostamos un sábado a las 22h y sin estar enfermo...
La visita transcurrió por un bosque maravilloso, de espesa arboleda y ejemplares gigantescos tipo "Avatar". Roy nos enseñó algunos tipos de pájaros (muy pocos debido al mal tiempo que nos acompañó), variedad de plantas (orquideas, etc..), tipos de árboles, mapaches, un perezoso y, lo más deseado, el expléndido pájaro Quetzal, de muy difícil localización. Tuvimos suerte y nos recreamos en su observación. Este ave es el símbolo de Guatemala (ave nacional) y de la cultura maya. Su plumaje policromado te puede hacer confundir en un primer momento con un loro tropical. Una maravilla de ave.
He de decir que Monteverde es una zona alta en Costa Rica, en pleno centro del macizo central, con mucha humedad (el lugar más frío hasta el momento), y con un elevado nº de posibilidades de que te llueva. Sin embargo, aprendes a caminar con lluvia, y con la ayuda de un chubasquero y un buen paraguas, os aseguro que son muy pocos los sitios donde no puedes realizar una visita. Digo esto porque allá donde voy observo a turistas con chubasqueros o ponchos, pero casi ninguno lleva paraguas, aunque sea de estos pequeños y plegables. Nunca lo he entendido. Yo siempre llevo un paraguas pequeño, que en más de una ocasión me ha salvado el día.
Tras la agradable visita guiada a Monteverde con Roy, regresamos a Santa Elena sobre las 12h y a partir de aquí un día muy relajado, demasiado para mi gusto. Varias visitas a souvenirs, el partido del barca por internet (menos mal que ganó 1-3 al Bilbao y el Madrid empató) y a media tarde (17h30) visita del ranario.
Este ranario contó con la compañía de una guía que nos explicó con la ayuda de su linterna (pues las ranas en su mayoría son nocturnas) este fascinante y desconocido mundo. La verdad es que mereció la pena.
El resto, aburrimiento, que tampoco está de más. Me voy a beber mi cerveza Imperial y para la cama, que mañana será otro día. A quien le cuente que nos acostamos un sábado a las 22h y sin estar enfermo...