Un poquito de Bretaña: Vitré y Fougères. ✏️ Diarios de Viajes de Francia

El dedicar tan poco tiempo a visitar la Bretaña francesa es una asignatura que a mi novio y a mi nos ha quedado pendientes, así que si algún día volvemos a hacer un viaje por Francia creo que lo dedicaremos en gran parte a esta zona que nos quedó por visitar, Rochefort en Terre, Malestroit, Belle Ille en Mer,...uf!!! tantos sitios que me hubiese gustado incluir en el viaje pero que por falta de días fue imposible...

Pero aún teníamos la posibilidad de dedicar el día que íbamos a pasar "en camino" a hacer algunas paradas para visitar un poquito de esta preciosa zona de Francia, y los pueblos elegidos, fundamentalmente porque eran los que nos pillaban más en el camino hacia nuestro destino (Avranches) fueron las ciudades fortificadas de Vitré y Fougères.

VITRÉ

Desde Amboise hasta Avranches teníamos algo mas de tres horas y media de viaje pero con las paradas que realizamos dedicamos todo el día a hacer estas visitas. Después de dos horas y media estábamos en Vitré dispuestos a concocer su castillo y su casco antiguo medieval. Una vez más la entrada al castillo estaba en obras pero los andamios no afectaban a las fotos desde el interior.

No nos cobraron entrada para verlo, creo que si lo hacían si querías acceder a la parte más alta del castillo desde donde se obtenían las mejores vistas del pueblo. Nosotros no subimos, pero con algún que otro empujoncito de mi chico consegui subir a un alto y capturar esta panorámica de Vitré...

Estuvimos bastante tiempo callejeando por el pueblo y salimos hacia Fougères donde llegamos media hora después justos para comer. Fougeres es algo mas grande que Vitré, tiene mas aspecto de ciudad, pero su casco antiguo también guarda su encanto. También tengo que decir que esta zona no se parece en nada al Loira aunque cada una tiene un encanto diferente.

Cuando terminamos de comer dimos un paseo bordeando el castillo junto a un río, nos acercamos a la iglesia y volvimos a la entrada del castillo para visitarlo desde el interior, no eran ni las cinco de la tarde y nos dijeron que la entrada ya estaba cerrada. Aún no habíamos cambiado el chip con los horarios franceses, así que algo disgustados por no poder haber entrado al castillo nos fuimos a tomar unos capuccinos y de vuelta al coche para terminar nuestra ruta hasta Avranches.

Encontramos nuestro hotel nuevamente sin ningún problema (que gran invento el GPS!!!!) y otra vez nos quedamos encantados y con la boca abierta ante lo bonito del lugar. La dueña fue encantadora con nosotros y al rato estábamos ya instalados a quince minutos del Monte Saint Michel.

Ainss!!!! El Monte!!!!!! Mi gran ilusión de aquel viaje (junto con París claro), y ahora estaba a solo unos minutos de allí, tenía ganas de salir corriendo para poder verlo, pensaba que no iba a poder esperar toda una noche hasta que llegase el día, pero tuve que hacerlo y el día siguiente se convirtió para mi en el mejor de todo el viaje. No olvidaré nunca ese día!!!!!