Siracusa ya me tenía conquistado desde que leí la trilogía sobre Escipión de Santiago Posterguillo y debo decir que no me defraudó en absoluto, tantos siglos de historia, guerras, los ingenios de Arquímedes...en fín que me sale la vena de abuelo batallas y me pongo a divagar.
Llegamos la tarde noche del 4º día provinientes de la algo sosaina Agrigento y fue como pasar de un poblado Amish a Chueca... Siracusa era todo bullicio e incitaba a echarse a la calle y patearla ipso facto, asi que eso hicimos tras registrarnos en el B&B Casa Mia, coqueto, con patio floreado interior, pero sin tele ni nevera en la habitacion (aunque podias guardar cosas en una nevera "común"), lo cual nos dió igual dada su excelente ubicación a dos pasos del puerto y de la isla de Ortigia, que viene a ser la zona antigüa y que es uno de esos sitios que hace que se te erice el bello sólo de pensar quienes recorrieron esas calles siglos antes que tú...resumiendo, que el peso de la historia se respiraba en cada esquina.
Ortigia. Fortaleza al fondo.
Ortigia. Piazza del Duomo
Para cenar entramos en un local con aire acondicionado porque el calor era considderable:
Penne a la Norma
El 5º día llegó (14/08/2010) y tras el desayuno de rigor era el turno de la otra parte de las vacaciones, el relax playero, en esta ocasión el bueno del Tomtom nos llevó hasta Fontaine Bianche, y tras el meritorio acto de aparcar pasamos una mañana de merecido snorkeling y tumbing
De vuelta a eso de las 16h nos fuimos a ver el Parque Arqueológico de Siracusa, sólo por esto vale la pena venir a Siracusa, independientemente de todo lo que la ciudad transmite. ¿Qué puedo decir de La Oreja de Dionisio o el majestuoso Teatro Greco? nada que no podais ver en google, tal vez hablar de emociones, sensaciones, el vello erizado de nuevo cual gato frente a un bulldog, para el que le guste la historia etc estar allí es casi como ver a las legiones de Escipión Africanus asisitiendo a una representación de una obra de Plauto, no sé, yo tambien soy el típico que se pone el New York New york de Sinatra en los cascos ante la Estatua de la Libertad o el Imagine de Lennon frente a los Dakota... visitar los sitios sin conocer sus historias es algo tan frío y carente de emociones como visitar la tienda de congelados de la esquina...así que algunos nos ponemos el mp3 y nos metemos en el papel
Oreja de Dionisio y yo en plan Locomía.
Olga mirando la guía de viaje.
El espectacular Teatro Greco.
Evidentemente hay más que ver, los restos del circo, otras Latomiae, pero esto es lo principal y, pese al sofocante calor, nos pareció espectacular, la acústica de la oreja es muy buena, es un clásico entrar y dar un megagrito ante el estupor de japoneses de ojos cetrinos jejeje.
Volvimos del parque arqueológico y nos dedicamos a recorrer los puestos ambulantes del puerto y hacer compras para la familia, el tipico detalle para que luego no den la brasa al llegar a casa, asi como a gastar gasolina y recorrer todo el perimetro parando a hacer alguna que otra foto.
Atardeciendo
Fontana Aretusa (googlearlo, tiene su mitología jeje)
Nos pusimos mas elegantes en el hotel y volvimos a salir para disfrutar Siracusa
Tras dar un garbeo por el puerto y ver que animado estaba todo, conseguimos sitio en una terraza al lado de la mencionada Fontana Aretusa y nos metimos "Penne a la putanesca" y "Penne a la norma", ya se que suena a peli X pero eran macarrones con berenjenas etc y estaban riquisimos, cierto que estando de vacaciones sabe todo genial pero que quereis, pararte a pensar que estás en Ortigia cenando en una terraza, lejos de la rutina habitual y desconectado del mundo hace que todo sepa mejor
Ni que decir tiene que la temperatura a eso de las 11 de la noche sería en torno a 28 grados, lo que me hacía beber más cerveza que un hooligang visitando la fabrica de cervezas Duff (comer y beber no es precisamente barato en Sicilia)
"Cenando en una terraza en Ortigia...momentos únicos "
Tocaba dormir, porque quieras o no el calor+patear cansa que da gusto jejeje y al día siguiente, y con pena, porque no decirlo, había que abandonar la inolvidable e inamovible Siracusa; poco nos duraría esa melancolica nostalgia, nos dirigiamos a la sorprendente Taormina .