Día 9. Kubu Island – Nxai Pan NP.
Dormir en las tiendas del techo es mucho más cómodo de lo que parece. Hay espacio suficiente y con el colchón que llevan, no te dejas la espalda. Además, se montan y desmontan en un periquete. Lo malo de Kubu Island es que no cuenta con abluciones, tan solo una letrina en una de esas casetas prefabricadas. Así que tras lavarnos como los gatos y desayunar, nos pusimos en marcha. Rodeamos la isla para ver el resto de baobabs que quedan en la otra parte y que no nos dio tiempo a ver ayer. El paisaje aquí también es increíble, con un conjunto fantasmagórico de baobabs con sus ramas retorcidas dando lugar a formas un tanto tétricas y una vista increíble hacia el interminable Sua Pan. No eran ni las 8 de la mañana y ya apretaba el Sol. Hoy iba a ser un día muy caluroso.
Dejamos atrás Kubu, sin duda uno de los lugares que más nos gustaron del viaje, con la vista puesta en los famosos baobabs que salpican esta zona y que se mantienen prácticamente igual que en los tiempos de las expediciones aventureras del siglo XIX. Concretamente queríamos ver los famosos baobabs de Chapman y Green. Para llegar allí, en lugar de ir subiendo por el camino que bordea Sua Pan hasta la carretera asfaltada que une Nata con Maun, para luego tomar el desvío hacia el sur, lo que hicimos fue atravesar los pans (Ntwetwe Pan). Esto lo hicimos gracias al GPS, que en todo momento reconocía los estos caminos, cosa que no viene tan detallado en el muy útil mapa de Veronica Roodt de Shell. En general, el camino que atraviesa las salinas está en buenas condiciones aunque se levanta mucho polvo. La zona es una gran explanada con nada alrededor, un autentico desierto, con una sensación de soledad tremenda. Sobre las 11 am llegamos a Chapman’s Baobab. Es un árbol GIGANTE, probablemente el más grande que vimos en todo el viaje. Se supone que por algún lugar de la corteza del inmenso baobab esta la firma de Chapman, pero entre que hay muchísimas (ahora está prohibido grabar o hacer marcas en la corteza) y que al crecer el tronco ha ido deformando las existentes, no la vimos. Después de pasar un rato estirando las piernas y haciendo algunas fotos, nos fuimos hacia el otro gran baobab de la zona, Green’s Baobab, que se encuentra vallado aunque es más pequeño que el otro y menos impresionante.
Nos acercábamos al mediodía y nos dirigimos hacia la carretera A3, la que une Nata-Maun para ir a comer a un lugar muy recomendado: Planet Baobab. No queríamos llegar muy tarde ya que después tendríamos que llegar hasta el campamento South Camp dentro del Nxai Pan NP. El camino desde Green’s baobab es sencillo en un primer momento, pero los últimos 10 km antes de llegar a la carretera asfaltada (a la altura de Gweta) son de arena y en muchos casos de arena profunda. Tuvimos que esforzarnos al máximo y se respiraba cierta tensión ya que en un par de ocasiones estuvimos a punto de quedarnos enganchados (también es cierto que no habíamos desinflado las ruedas, pero bueno, es que nos encontramos de repente este tipo de arena). Para complicarlo aun más, el camino no hacía más que dividirse y había muchísimas rodadas hacia distintas direcciones. De nuevo gracias al GPS conseguimos pasar este tramo complicado y al llegar al poblado de Gweta, giramos a la derecha camino de Planet Baobab, a apenas unos pocos km. En la entrada hay una inmensa estatua de un aardvark (oso hormiguero) junto a termitero con el logo del lugar.
El sitio es una pasada, y aparte del restaurante también ofrecen alojamiento y actividades como quads. El lugar se encuentra en medio de un secarral rodeado de multitud de baobabs, y está muy bien montado, ya que dispone de restaurante, bar y una piscina muy apetecible. La decoración es muy original, la comida es excelente (probad los curris) y el personal muy amable y atento. Recomendable al 100% si se pasa por ahí.
Después de reponer fuerzas y tomar el correspondiente café, volvimos al coche para cubrir los 60 km que nos separaban de la puerta del Nxai Pan NP. La idea disponer de al menos un par de horas dentro del parque para aprovechar a hacer un safari al atardecer. Sobre las 4pm nos plantamos en la puerta, hicimos los trámites necesarios y para dentro. Y aquí empezaron los caminos chungos de verdad. De la puerta del parque al campamento hay unos 35 km…de arena, siendo en algunos tramos bastante profunda. El mapa de T4A que llevábamos en el GPS indicaba off-road en lugar de “sand”, pero bueno, fue el único error que marco el mapa. Evidentemente, la idea de pasar a ver Baines Baobab la desechamos ya que el mapa mostraba que el camino hasta allí era "deep sand" (arena profunda) y no nos iba a dar tiempo (eso lo haríamos al día siguiente, pero eso es otra historia...). Nos llevo una hora llegar hasta el campamento. Echamos un ojo al lugar que nos correspondía (n.2, muy resguardado y cerca de la zona de abluciones), y en seguida nos fuimos a aprovechar los últimos rayos de luz. No fue muy gratificante en cuanto a avistamientos pero pudimos disfrutar de un atardecer espectacular en el waterhole principal, donde se acerco algún que otro chacal y un par de elefantes que nos dejaron unas bonitas estampas con el sol tiñendo el cielo de una gama de colores rojizos nunca vistos. Impresionante.
Poco más de sí daba ya este día. Vuelta al campamento, montamos todo mas rápido que el día anterior, hicimos un fuego para entrar en calor y preparar algo de cena y después, a dormir.