Ese día, Saint Patrick´s Day, madrugamos, porque a las 9 habíamos quedado con los chicos de “Irlanda en Español”, una agencia de tours turísticos por distintos puntos de la geografía irlandesa que me habían recomendado varios amigos y que tenía buenas referencias en la red. Me interesaba fundamentalmente porque a pesar de que mi nivel de inglés es bastante aceptable y mi cuñado lo habla perfectamente, nuestro amigo no, con lo cual me pareció una buena opción para visitar la zona de Glendalough y Wicklow con un guía en castellano. La reserva la había hecho a través de su web a razón de 35€/persona, e incluía la visita a la mansión de Powerscourt, a la Abadía celta de Glendalough y el paseo por sus lagos. El motivo de reservarla ese día y perdernos el desfile que se hace a través de las calles de Dublín, es que era la única fecha disponible en los días que estábamos. En fin, todo no podía ser y la verdad es que nos estaba cundiendo bastante bien el tiempo.
Tras un estupendo desayuno, habíamos quedado en la entrada del Hotel Gresham, en la propia O´Connell Street, a escasos 300 metros de nuestro hotel. Allí acudió Oscar, un barcelonés dicharachero, muy majo y que fue nuestro guía-conductor durante la excursión, tremendamente ameno y afable, hay que reconocer que es de esas personas que cualquiera reconoce que le encanta su trabajo y lo disfruta.
Tras coger a 5 personas más, arrancamos rumbo al Condado de Wicklow: Nuestra primera parada la Mansión de Powerscourt, situada en Enniskerry, una edificación del s.XVIII, aunque reconstruida en los años 70, después de un tremendo incendio que la destruyó casi al completo. Pero su atractivo no es dicho inmueble sino sus jardines (italiano, japoneses, su cementerio de mascotas, su lago del tritón, la fuente del delfín y sus jardines amurallados), posiblemente uno de los tres mejores conjuntos en su estilo de toda Irlanda.
Tras un estupendo desayuno, habíamos quedado en la entrada del Hotel Gresham, en la propia O´Connell Street, a escasos 300 metros de nuestro hotel. Allí acudió Oscar, un barcelonés dicharachero, muy majo y que fue nuestro guía-conductor durante la excursión, tremendamente ameno y afable, hay que reconocer que es de esas personas que cualquiera reconoce que le encanta su trabajo y lo disfruta.
Tras coger a 5 personas más, arrancamos rumbo al Condado de Wicklow: Nuestra primera parada la Mansión de Powerscourt, situada en Enniskerry, una edificación del s.XVIII, aunque reconstruida en los años 70, después de un tremendo incendio que la destruyó casi al completo. Pero su atractivo no es dicho inmueble sino sus jardines (italiano, japoneses, su cementerio de mascotas, su lago del tritón, la fuente del delfín y sus jardines amurallados), posiblemente uno de los tres mejores conjuntos en su estilo de toda Irlanda.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El paseo comienza por su torreón de estilo medieval desde lo alto del cual se pueden disfrutar excelentes vistas, pasando a continuación por sus jardines italianos con multitud de flores de vistosos colores y llegando a la zona de jardines japoneses, que a mi personalmente es la que más me gustó: Un estilo absolutamente Zen, combinando el agua, la piedra y la madera, con elementos naturales como el musgo, hiedras, o laberintos formados por la propia roca excavada, con un resultado visual increíble. Francamente bonitos.
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Continuamos hacia la zona del lago del tritón, situado justo en el lado opuesto a la mansión, viendo su geiser y admirando su escalinata de estilo absolutamente italiano, aunque muy de película costumbrista británica o incluso de época. Y tanto, ya que entre otras películas y series, aquí se han rodado también exteriores para la serie de TV “Los Tudor”.
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Una de las cosas más curiosas es su cementerio de mascotas, que me recordó en el estilo al existente en el Castillo de Edimburgo (solo que en aquel caso eran perros-soldado de la Royal Army): Los dueños de la mansión, los vizcondes de Powerscourt, enterraron allí durante generaciones a sus mascotas (mayoritariamente perros) más queridas, con sus correspondientes lápidas donde consta su nombre, su raza y su fecha de fallecimiento.
Seguimos ruta, pasando por la Fuente del Delfín y entrando en los jardines amurallados, que la verdad pillamos un poco secos y estropeados, pero no por descuido sino porque estaban en época de plantación y estaban limpiando, según nos explicaron después. Finalizamos la visita en las impresionantes escaleras que antes pudimos disfrutar desde el otro lado del lago, que son francamente hermosas. Acabada la visita subimos al microbús donde nos esperaba Oscar para seguir ruta en dirección a Glendalough.
Seguimos ruta, pasando por la Fuente del Delfín y entrando en los jardines amurallados, que la verdad pillamos un poco secos y estropeados, pero no por descuido sino porque estaban en época de plantación y estaban limpiando, según nos explicaron después. Finalizamos la visita en las impresionantes escaleras que antes pudimos disfrutar desde el otro lado del lago, que son francamente hermosas. Acabada la visita subimos al microbús donde nos esperaba Oscar para seguir ruta en dirección a Glendalough.
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De camino a Glendalough nos fue comentando cosas sobre el país, curiosidades, sobre la historia de la abadía y del cristianismo en la isla y, mientras lo escuchábamos pudimos darnos cuenta de por qué en Irlanda se pueden dar todas las situaciones atmosféricas posibles en 10 minutos: Niebla en Powerscourt, lluvia en la abadía del valle, sol en la llegada a los lagos y un frio de muerte a última hora de la tarde.
Glendalough se encuentra a unos 60 kms de Dublín y su nombre significa “Valle de los Dos Lagos”, motivado por los dos lagos que lo conforman. Lugar sagrado desde tiempos inmemoriales para los irlandeses, tanto en época pagana como cristiana, además de su atractivo natural y paisajístico (francamente espectacular), cuenta con el conjunto monástico más antiguo de Irlanda, fundado por San Kevin en el s.VI, aunque adquirió su mayor auge entre los s.VIII y XII.
El monasterio y su recinto son muy distintos al concepto que de ello tenemos en España, Francia o Portugal, no solo por los materiales y formas de construcción, sino por sus medidas defensivas, que inicialmente parecían inapropiadas para un refugio de hombres de Dios, pero que conociendo su historia se justifican: La necesidad de protegerse de ataques de saqueadores, vikingos o de los propios ingleses, hizo que el recinto debiera ser amurallado, todas sus construcciones realizadas en solida y tosca roca, además de proveer sus edificios de lugares de vigia en previsión de dichos ataques. Además de la multitud de tumbas que rodea gran parte del complejo, está compuesto por varias edificaciones... Una torre cilíndrica de 33 metros con diversas ventanas en su contorno y a distintas alturas, lo que permitía la observación del valle en 360 grados, con una puerta a 3 metros de altura diseñada para que en caso de ataque el monje vigía soltará una escala facilitando la entrada a sus hermanos y que se refugiasen de los ataques, retirándola acto seguido.
Glendalough se encuentra a unos 60 kms de Dublín y su nombre significa “Valle de los Dos Lagos”, motivado por los dos lagos que lo conforman. Lugar sagrado desde tiempos inmemoriales para los irlandeses, tanto en época pagana como cristiana, además de su atractivo natural y paisajístico (francamente espectacular), cuenta con el conjunto monástico más antiguo de Irlanda, fundado por San Kevin en el s.VI, aunque adquirió su mayor auge entre los s.VIII y XII.
El monasterio y su recinto son muy distintos al concepto que de ello tenemos en España, Francia o Portugal, no solo por los materiales y formas de construcción, sino por sus medidas defensivas, que inicialmente parecían inapropiadas para un refugio de hombres de Dios, pero que conociendo su historia se justifican: La necesidad de protegerse de ataques de saqueadores, vikingos o de los propios ingleses, hizo que el recinto debiera ser amurallado, todas sus construcciones realizadas en solida y tosca roca, además de proveer sus edificios de lugares de vigia en previsión de dichos ataques. Además de la multitud de tumbas que rodea gran parte del complejo, está compuesto por varias edificaciones... Una torre cilíndrica de 33 metros con diversas ventanas en su contorno y a distintas alturas, lo que permitía la observación del valle en 360 grados, con una puerta a 3 metros de altura diseñada para que en caso de ataque el monje vigía soltará una escala facilitando la entrada a sus hermanos y que se refugiasen de los ataques, retirándola acto seguido.
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Los restos de la denominada Catedral (S.XII), en la que se pueden ver lápidas de algunos monjes de la época, incluidas algunas donde constan que sus titulares fallecieron con la friolera de 102 y 104 años. Parece ser que tan gran longevidad es atribuida a las aguas que abastecen ambos lagos y que proceden de las montañas del extremo norte del lago. Una especie de Lanjarón a la irlandesa, jeje. Entre otras construcciones, destaca la llamada Saint Kevin´s Kitchen, un pequeño oratorio-vivienda del s.IX donde residían los monjes, con su correspondiente torre campanario.
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La zona al lado de la Catedral es en la que mayor acumulación de tumbas, lápidas y cruces celtas tenía: Este tipo de cruces tienen su origen en la época en que San Patricio (que según las fuentes históricas era de origen escocés) inició su evangelización de la isla y al querer introducir a la población nativa al cristianismo, decidió combinar el símbolo más poderoso de su religión, el Sol (como origen de vida para los celtas), en forma de círculo enmarcando la Cruz, dando lugar a esa forma tan característica. Una tierra tan sagrada la de este valle, que durante siglos y generaciones, los irlandeses han querido ser sepultados aquí, fuesen reyes, nobles o plebeyos, llegando hasta nuestros días dicha costumbre, si bien el gobierno debió regularlo por la aglomeración de tumbas, siendo el último enterramiento en el año 2009, quedando a día de hoy únicamente dos personas que cerrarán la lista cuando fallezcan.
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A continuación nos dirigimos dando un estupendo paseo bordeando el Lower Lake, el más pequeño de ambos lagos, hacia el Upper Lake (el más grande y espectacular), pasando por un sendero que atraviesa un frondoso bosque y que desemboca a orillas del lado: Las vistas son espectaculares, típicas de documental, al otro lado del lago el río de origen glaciar que desciende las montañas más septentrionales hacia sus orillas y todo ello rodeado de ladera plagadas de árboles que se reflejan en sus aguas. Sencillamente hermoso, vale la pena viajar hasta allí solo por llevarse esa imagen en la retina…
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Regresamos en unos 15 min de caminata hasta la zona de recreo que está a la entrada del monasterio, nos tomamos unos sándwiches que llevábamos y que nos sentaron genial y después unas pintas de refrescante Guinness en el pub de la zona, tras lo cual nos reunimos nuevamente con Oscar (que nos había acompañado en toda la visita, pero había hecho una pausa alimenticia) y el resto del grupo, tomamos el microbús y regresamos a Dublín, en pleno Sant Patrick´s Day y, con la intención antes de unirnos a la fiesta, de hacer la previa viendo un espectáculo único en un día único para los irlandeses, porque ese día jugaban el Trofeo 6 Naciones de Rugby, Inglaterra contra Irlanda.
Le pedimos a Oscar si podía dejarnos en algún lugar donde verlo relativamente bien (en previsión de que estarían todos llenos) y nos dejó en el pub “The Living Room”, situado en Cathal Brugha Street, una perpendicular a O´Connell Street, un enorme local con pantallas gigantes en el que ponen toda clase de eventos deportivos, si bien ese día todas tenían sintonizado el partido: Conseguimos, pese a lo atestado de gente que estaba, colocarnos en una esquina desde donde teníamos una buena visión de la pantalla más grande, mandamos a Víctor en misión suicida a la barra a pedir unas pintas y, a disfrutar del ambientazo (increíble) y del partido. La crónica del mismo se resume en un gran partido por ambas partes, vivido con una intensidad tremenda (lo más bonito que decían los irish a la salida al campo y mientras sonaba el Good Save The Queen era “sons of b….”), aunque finalmente los chicos de la Rosa (Inglaterra) resultaron ganadores por 29-9. Si hubiera ganado Irlanda se cae la ciudad entera, aunque perdieron se cayó igualmente, jeje.
Le pedimos a Oscar si podía dejarnos en algún lugar donde verlo relativamente bien (en previsión de que estarían todos llenos) y nos dejó en el pub “The Living Room”, situado en Cathal Brugha Street, una perpendicular a O´Connell Street, un enorme local con pantallas gigantes en el que ponen toda clase de eventos deportivos, si bien ese día todas tenían sintonizado el partido: Conseguimos, pese a lo atestado de gente que estaba, colocarnos en una esquina desde donde teníamos una buena visión de la pantalla más grande, mandamos a Víctor en misión suicida a la barra a pedir unas pintas y, a disfrutar del ambientazo (increíble) y del partido. La crónica del mismo se resume en un gran partido por ambas partes, vivido con una intensidad tremenda (lo más bonito que decían los irish a la salida al campo y mientras sonaba el Good Save The Queen era “sons of b….”), aunque finalmente los chicos de la Rosa (Inglaterra) resultaron ganadores por 29-9. Si hubiera ganado Irlanda se cae la ciudad entera, aunque perdieron se cayó igualmente, jeje.
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Después de tan ameno espectáculo, pertrechados con nuestras correspondientes prendas verdes, como correspondía, nos fuimos directamente al Temple Bar, donde no cabía un alfiler, cenamos las famosas alitas de pollo picantes del “Elephant & Castle” (18 Temple Bar) y después directamente al PorterHouse a ver el ambientazo y a Sliotar en directo. Ni una cosa ni otra defraudaron, espectacular su actuación, el ambiente y las numerosas pintas que cayeron… Después de acabar convencidos de que al gaitero Ray McCormac hay que ponerle un monumento, jajaja, tomamos la última en el pub Merchants Arch, junto al arco del mismo nombre que facilita el acceso del Ha´Penny Bridge al Temple Bar, donde había una fiesta tremenda. Volvimos al hotel y a dormir, a la mañana siguiente regresábamos y queríamos aprovechar el tiempo que nos restaba en la ciudad.
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