No madrugamos demasiado, el día anterior había sido especialmente agotador, y nos dispusimos a desayunar tranquilamente en el hotel, encontrando a bastantes extras de “Walking Dead” pululando por los pasillos y en el mismo bufet (jeje). Tras dejar las maletas en la consigna del hotel, bajamos, con un soleado y precioso día, por O´Connell e hicimos las últimas compras de souvenirs varios en Carrolls, una franquicia de tiendas especializadas en recuerdos y regalos de todo tipo sobre Dublín e Irlanda en general, que casi monopoliza la oferta en la ciudad porque tienen un montón de tiendas.
Después nos fuimos directos a nuestro objetivo para ese último día: Saint Stephen´s Green y el barrio Georgiano. Llegados de nuevo a la entrada del Trinity College, podemos ver (con mejor tiempo que en ocasiones anteriores) la monumental fachada del edificio del Banco de Irlanda. Desde allí tomamos Grafton Street, la calle comercial de la ciudad por antonomasia, repleta de tiendas de todo tipo y de cafeterías, con bastante afluencia de gente para tratarse de un domingo y además post-Saint Patrick´s Day.
Después nos fuimos directos a nuestro objetivo para ese último día: Saint Stephen´s Green y el barrio Georgiano. Llegados de nuevo a la entrada del Trinity College, podemos ver (con mejor tiempo que en ocasiones anteriores) la monumental fachada del edificio del Banco de Irlanda. Desde allí tomamos Grafton Street, la calle comercial de la ciudad por antonomasia, repleta de tiendas de todo tipo y de cafeterías, con bastante afluencia de gente para tratarse de un domingo y además post-Saint Patrick´s Day.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos recibe a su entrada la estatua de la famosa Molly Malone, un personaje que forma parte de la historia de la ciudad desde hace 200 años. De ella se dice que era vendedora de mejillones y berberechos durante el día, y algo casquivana por las noches… Es tan popular, que la canción que lleva su nombre (compuesta en 1880) es considerada el himno no oficial de Dublín.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nuestro paseo nos lleva hasta la entrada principal al parque Saint Stephen´s Green a través del Arco de los Fusileros, erigido en 1907 en homenaje al Real Regimiento de Fusileros de Dublín, cuyos miembros combatieron y murieron en el transcurso de las Guerras Boer en Sudáfrica (entre 1899-1900) como parte del ejército británico.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El parque, construido en 1877 en forma rectangular, es francamente bonito, con un lago, un estanque, jardines y gran cantidad de árboles, un oasis de vegetación en un centro de la ciudad hermoso y rodeado por construcciones de época, pero con escasez de verde (vegetal, claro). Recuerdo viendo el parque, como Oscar (el guía de la excursión a Glendalough) nos explicó que durante años, Irlanda fue la maderera particular de la Corona Británica, expoliando sus bosques para construir barcos, etc… de ello que en la actualidad sea un país con una masa forestal bastante paupérrima a como fue antaño.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Salimos del parque y paseamos por Merrion Street y alrededores, corazón del barrio georgiano (que abarca Merrion Square, alrededores de Saint Stephen´s Green y Fiztwilliam Square), cuyo nombre denomina al estilo que se impuso durante el s.XVIII con los cuatro reyes Jorge (George) ingleses. Fue en esta zona (sur de la ciudad) donde se asentó la burguesía y aristocracia local, muy influenciada por el gusto inglés, con más o menos lujo, pero respetando una arquitectura conformada en ladrillo rojo, con verjas o enrejados de forja y sus famosas puertas de colores.
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Sobre el origen de estas últimas, no está nada claro el motivo de tanta variedad cromática, aunque una de las leyendas más extendidas en Dublín la atribuye a la época en que se desató una terrible epidemia de cólera, causada por las contaminadas aguas del río Liffey (durante siglos la cloaca de la ciudad), dándose la circunstancia de que el agua limpia y no infectada se traía desde los manantiales de Glendalough, con el coste que ello tenía… Como el agua era más cara que la cerveza, el consumo de esta última se incrementó una barbaridad entre toda la población, incluso los niños, con lo cual la idea de pintar las puertas de colores vivos solucionó el problema de encontrar su casa y no tratar de abrir la del vecino, ya que lo efectos etílicos comenzaban a muy pronta hora. En fin, que queréis que os diga, que sabiendo cómo se las gastan, no me habría sorprendido que fuese verdad, jajaja
Y después de la visita, regresamos al hotel, contentos por haber disfrutado de una ciudad cálida, de gentes alegres y amigables, donde suena música en cada esquina, cogimos nuestras maletas y tomamos el Aircoach en la parada de O´Connell, que nos dejó en 15 minutos en el Dublin-Airpot, puntuales despegamos y de nuevo a España.
Y después de la visita, regresamos al hotel, contentos por haber disfrutado de una ciudad cálida, de gentes alegres y amigables, donde suena música en cada esquina, cogimos nuestras maletas y tomamos el Aircoach en la parada de O´Connell, que nos dejó en 15 minutos en el Dublin-Airpot, puntuales despegamos y de nuevo a España.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
¿La sensación final? Volveré a Irlanda, seguro.