¿Qué mejor forma de empezar el año que subiendo en helicóptero a lo alto de un glaciar y una vez allí dar un buen paseo por el hielo? Pues eso es exactamente lo que hicimos. A nuestros amigos la opción del helicóptero no les atraía tanto, o más bien su precio era lo que les echaba para atrás ($395 por barba, menos $20 de descuento con el cupón de la revista Arrival), así que ellos cogieron la opción del half day walk, que era a la misma hora, y nos reencontraríamos al terminar.
Amaneció un día estupendo, quizás para compensar el chasco de los fiordos, así que bien prontito levantamos el campamento y fuimos a la oficina de las excursiones, muy cerca del camping. Para helihikes sólo hay dos operadores, The Helicopter Line (los que cogimos nosotros) y Franz Josef Glacier Tours, pero luego trabajan juntos y juntan los grupos así que vais a hacer exactamente lo mismo con unos que con otros. En la oficina te pesan, te equipan y te explican brevemente lo que se va a hacer, también te dan unas nociones básicas de seguridad en el helicóptero. No permiten subir ningún tipo de bolso/mochila, te dan ellos una riñonera donde metes tus cosas (agua y crema solar imprescindibles!) y lo demás lo dejas abajo. También te dan calcetines gordos, unas botas y una chaqueta impermeable.
Ya habíamos montado antes en helicóptero, así que no era eso lo que más ilusión nos hacía, pero las vistas del glaciar desde arriba nos dejaron con la boca abierta:
Había bastante gente, así que el helicóptero hizo dos viajes. Nosotros íbamos en el primero, así que pudimos ponernos los crampones con calma, que eso sí que era nuevo para nosotros. El guía que esperaba en el glaciar nos explicó pacientemente cómo hacerlo y nos contó un poco la historia maorí del lugar: el glaciar se formó por las lágrimas de una joven maorí, Hinehukatere, después de que su amado se despeñara en la montaña.
Cuando llegó el segundo grupo en el helicóptero y todos teníamos puestos los crampones (seríamos como 10 personas en total) nos pusimos en marcha, todos en fila siguiendo al guía:
El paseo por el glaciar dura como 2 horas, aunque nuestro guía se tiró el rollo y nos tuvo 2 horas y media. Cada excursión es distinta porque aunque no lo parezca el glaciar va cambiando cada día, cuevas que se forman y puentes que se deshacen, así que el guía improvisa sobra la marcha en función de lo que ha ido viendo los días anteriores. La principal ventaja del helihike frente a los tours normales (tanto el de medio día como el de día completo que te llevan en bus a la base y luego ya vas andando) es que al subir a una zona más alta y menos transitada el hielo está más limpio y se ven más formaciones (grietas, crevasses y cuevas), y de ahí la diferencia de precio (a parte del paseíto en helicóptero, obviamente). En mi humilde opinión, compensa. No he tenido la suerte de ver otros glaciares como el Perito Moreno, que seguro que es más impresionante, así que para mí era una experiencia nueva que merecía la pena.
Atravesamos crevasses y algún riachuelo, y llegamos a una zona con grietas verticales lo suficientemente grandes como para meternos dentro y hacernos una de las fotos más bonitas de todo el viaje. El hielo ahí es de un color azul que resulta difícil de creer, da sensación de pureza! Después, el guía nos dio la opción de elegir: podíamos detenernos un rato en una parte donde podríamos atravesar un bloque de hielo de un extremo a otro deslizándonos boca abajo a través de una grieta, y luego volver directamente el helicóptero sin parar más y más bien rápido; o podíamos empezar la vuelta despacito y con calma. Por supuesto, la primera opción ganó por goleada, aunque cuando la gente vio el tamaño de la grieta (unos 40 cm de ancho y en un ángulo de 45 grados) hubo bastantes que se rajaron. Había que atravesarla tumbados, boca abajo, reptando por el hielo y agarrados a una cuerda. Y desde la entrada no se veía la salida, porque había un poco de curva. Nosotros lo hicimos, pero acabamos calados!!! Con el calor que hacía, el hielo tenía una pequeña capa de agua helada encima, aunque luego nos secamos muy rápido mientras volvíamos al helicóptero. Mejor os dejo una foto de la entrada y otra de la salida para que lo veáis, porque no sé si lo he explicado muy bien:
Después de esto ya volvimos al helicóptero, un poco más tarde de lo previsto, y bajamos hacia el pueblo. Después de cambiarnos de ropa vimos que nuestros amigos no habían vuelto así que nos fuimos al Speight's Landing Bar, junto a la oficina de excursiones, y nos tomamos una buena cerveza en la terracita al sol mientras les esperábamos, que nos la habíamos merecido. Cuando llegaron decidimos comer ahí mismo, y después de comer pusimos rumbo a Greymouth. No teníamos nada más planeado para ese día, habíamos dejado un poco de margen por si el tiempo se torcía y nos tocaba esperar a que mejorara, pero tuvimos mucha suerte y pudimos tomarnos la tarde de relax, conduciendo sin prisa hasta Greymouth.

Por el camino paramos en Hokitika, pero como era festivo parecía un pueblo fantasma así que no nos entretuvimos mucho. Llegamos al Top Ten a eso de las 6:30 y nos dimos un paseo por la playa, pero estaba bastante nublado y con mucho viento, así que aprovechamos para poner una lavadora y descansar. Al día siguiente veríamos las Pancake Rocks, el cabo Foulwind con sus focas y atravesaríamos Buller Gorge para llegar a Abel Taman…