[size
=18]SABADO 8/7/2012 POZNAN[/size]
El tren a Poznan es un interregional con pasaje sólo de segunda clase. El trayecto dura dos horas y ha sido puntual al salir y al llegar. He tenido la suerte de subirme al vagón que tiene asientos numerados para los que hacen reserva; vienen a ser como los de primera clase en cuanto a su comodidad. Mi billete no tenía reserva hecha, pero como estaban medio vacíos, pues ahí me he metido. El revisor no me ha dicho nada.
De la estación de tren al centro de Poznan hay que desplazarse en autobús o en tranvía, pudiendo pagar un billete de 15 minutos de duración (el viaje dura 10’) por 2’7 zlotis.
La verdad es que estoy de suerte, porque el albergue en el que me alojo en Poznan está a unos 8 segundos andando de la plaza del mercado, del ayuntamiento… vamos del centro mismo de la parte vieja y turística. Incluye desayuno, wifi en todo el albergue, una terracita para tomar algo al solcico… por 30 zlotis la noche!
En esto que entro a la recepción y me encuentro con Anton, mi compañero británico del albergue de Torun Y para más casualidad, también aquí compartimos habitación de ocho camas; igual hay suerte y estamos solos, como en Torun.
Como es la hora de comer y hace demasiado calor para dar una vuelta, pues me acerco a la plaza y de repente me encuentro con un bar de tapas que me recibe con un viva San Fermin gora! (fíjate la fecha del día de hoy), sangría, txistorra… Evidentemente no dejo escapar la oportunidad y allá que me acerco. Está entre la rynek y el albergue, a medio camino, vamos que a cuatro segundos.
Pablo, el camarero, un granadino que se echó novia polaca y ha venido a hacer el doctorado en ambientales a la universidad de Poznan, me da dos croquetones de jamón de tamaño espectacular y de un sabor exquisito, junto a una clarita (27 zlotys, propinilla aparte). Se nota que llevaba diez días sin hablar castellano, pues hemos estado contándonos cosillas, me ha recomendado lugares para visitar,… total que he reservado una tercera noche en el albergue, por si acaso.
Una de las oficinas de turismo de la ciudad está en la misma plaza y han sido muy atentos; incluso, Adam, un señor ya entrado en años, me ha explicado durante por lo menos cinco minutos en castellano diferentes posibilidades para estos tres días.
Aunque la ciudad es grande, merece la pena acercarse andando a los sitios; no te lleva más de treinta minutos a un ritmo bueno y así aprecias la cantidad de jardines y zonas verdes tan bonitas que tiene. Estar en Poznan implica la obligación moral de acercarme al monumento conmemorativo al levantamiento de la población obrera de la ciudad en 1956.
El monumento está situado junto a la figura del mejor poeta y escritor en lengua polaca (según Adam), su tocayo Adam Mickiewicz.
Fue inaugurado en 1981, conmemorando el 25 aniversario del levantamiento y fue impulsado por el sindicato solidaridad, que todavía seguía siendo legal. El monumento impresiona bastante, representa dos grandes cruces unidas que han aflorado desde el suelo, rompiéndolo, en alegoría de la imposibilidad de poner muros o barreras a la libertad (o así al menos lo interpreto yo). Lo que no sé muy bien qué significa es el águila que también sale del propio subsuelo (en todo caso, el águila aparece en la bandera nacional).
El monumento a los caídos en las huelgas de 1956 está asimismo ubicado en una zona de mucho atractivo turístico. Por una parte, sobre todo con el calor que hacía, la referencia era el prado que está justo detrás, donde había un montón de gente descansando (entre ellos el que esto escribe, que incluso se ha dormido un ratito). Al igual que pasaba en Torun ayer mismo, como aquí el calor es igual o mayor, la gente aprovecha cualquier fuente de agua para disfrutar y luchar contra la canícula.
Así en la foto se aprecia al fondo el bellísimo palacio de la ópera, llamado teatr wielki y en medio la fuente en la que la gente lucha contra el calor de la sobremesa.
En el mismo espacio se encuentran también otros edificios espectaculares como la universidad de A. Mickiewicz y el Hall universitario, conocidos como Collegium Maius y Collegium minus.
Colegio Maius
Colegio minus
Sin embargo, el edificio más espectacular que he visto hasta el momento es el grandioso kaiserhaus construida para el emperador Guillermo II. Hoy en día el castillo es el centro para la cultura Zamek, acoge también el teatro de la Animación y otras varias instituciones.
Al lado se encuentra el museo dedicado a la rebelión de Poznan de 1956 y su ulterior masacre (cuando he pasado era tarde y no estaba abierto).
Después de la siestita revitalizadora he decidido continuar mi paseo hasta la ciudadela, al norte de la ciudad. En el camino he pasado por un monumento en recuerdo al accidente aéreo de las autoridades polacas cuando iban a rendir homenaje a los masacrados en Katyin por parte de los soldados soviéticos.
Llegar a la ciudadela lleva poco más de media horita. Fue refugio de los alemanes durante la batalla por la ciudad que duro cuatro eternas semanas en 1945 (recordad que Hitler se suicidó en Enero de ese año) y quedó totalmente destruida. Hoy acoge varios cementerios (alemán, ruso, polaco y de la commonwealth, separados, claro), así como dos museos: el museo de armas y el del Ejército de Poznan.
La zona es aprovechada por la población de Poznan como zona de recreo, con senderos para andar y pasear en bici.
En la falda de la ciudadela, acercándote a la ciudad antigua se encuentra un moderno (la lonely habla de “escalofriante”, pero es que a mí no me dice nada) monumento al Ejército de Poznan, que consiguió retrasar casi dos semanas la invasión alemana de 1939.
A partir de ahí ya he bajado al albergue a ver si tengo suerte y me encuentro con Anton
DOMINGO 8/7/2012 POZNAN- KORNIK
Otro día que se avecina con un calor asfixiante. Aprovecho la primera horita de la mañana para, después de desayunar, pasear por la parte vieja de la ciudad, su centro histórico.
En primer lugar recorro más tranquilo y de día la stary Rynek de Poznan. Es una plaza cuadrada, enorme. Está embotada por un montón de cafeterías y restaurantes, con más turistas que Torun; En la plaza, ya de por sí preciosa, con las casas restauradas, destaca el enorme edificio del ayuntamiento, que es bonito mires por donde lo mires.
Igual la fachada principal es la más bella, adornada con los arcos a tres niveles y el friso pintado. Acaba con un reloj, desde el que a las 12:00 salen dos cabras de metal que entrechocan su cornamenta 12 veces. Ese momento es el que más turistas atrae.
El ayuntamiento alberga también el museo de historia de Poznan, al que no he entrado.
En la plaza también tiene cabida otros museos, el museo de los intrumentos musicales y el museo del levantamiento de Wielkopolska. Al parecer, los alemanes capitularon en el frente occidental en la primera guerra Mundial, pero eran fuertes en el frente Este. Tardaron seis meses los polacos en hacerse con la zona de Wielkopolska, a la que pertenece Poznan.
En la propia plaza, ya ves que aquí cabe todo, están unas pequeñas casas con soportales llamadas las casas de los pescadores, ya que se construyeron en el lugar que ocupaban los puestos de mercado. Son vistosas y en consonancia con el resto de la plaza, muy bonitas.
Un poco más macabra es la estatua dedicada al verdugo, entre el ayuntamiento y las casas de los pescadores.
Me he alejado un poco de la zona más turística para acercarme al museo nacional, que por ser domingo abre a las 11:00 (la lonely hablaba de las 10:00; el lunes todos los museos cierran).
Está muy próximo a la plaza principal, apenas cinco minutos andando. He tenido suerte de que albergara una exposición temporal (hasta principios de Agosto) con oleos de Canaletto y de Tiziano entre otros.
Es altamente recomendable. La exposición permanente cuesta 10 zlotis y son 18 si optas tamibén por la exposición temporal.
La entrada ya merecía la pena sólo por el gustito del aire acondicionado del edificio. Antes de entrar a la exposición propiamente dicha, ya tienes un anticipo bien hermoso, la maternidad
Entre otros autores conocidos he visto pinturas de Ribera, dos pequeñitos Velásquez, un Zurbaran, varios Carreños de Miranda,… incluso un Zuloaga. También hay alguna obra de Monet.
La casualidad ha hecho que también pueda contemplar la escultura que más me gusta de todas las que haya visto, una copia del pensador de Rodin, pero esta vez en mármol (no recordaba haberla contemplado en ese material en un tamaño tan grande).
Sin embargo, también ha habido auténticos descubrimientos. Concretamente he salido enamorado de las pinturas de una artista polaco (seguro que es megaconocido, pero a mí ni me sonaba): Jacek Malczewski.
Por último, de vuelta ya al calor de la ciudad he pasado por la barroca Iglesia de San Estanislao, también en la parte vieja. La guía no le da demasiada importancia, pero a mí me ha parecido otro descubrimiento de la ciudad, ya de por sí preciosa.
Por cierto, al lado de la iglesia está la escultura dedicada a las famosas cabras del reloj del ayuntamiento, auténtico símbolo de la ciudad.
Ya empezaba a ser hora de pensar en la escapada que tenía programada al Castillo de Kornik. La guía también menciona el palacio de Ragalin, pero tiene muy mala comunicación con Poznan. Además, Anton se ha acercado y me ha dicho que si bien por fuera es bonito, por dentro está “naked”, vamos que deben estar sólo las paredes, y además sin decorar, como las de mi casa, pero más blancas.
Para ir a Kornik sin embargo hay muchas posibilidades. Hoy es domingo y en la estación central de autobuses la señora me ha impreso el horario de autobuses con parada en la ciudad del castillo, y eran 26 diferentes. El viaje (12 zlotis) ha durado media hora en un autobús de la epoca previa a los picapiedra. El aire acondicionado venía a ser la ventanilla del conductor que la tenía para el humo del cigarrillo. Creo que no hemos pasado de los 40-50 kilómetros en una carretera de sentido único y doble carril. He optado por quitarme la camiseta e ir con el torso desnudo.
La parada de Kornik (solo hay una para ir y para volver) te deja en una supuesta rynek (es un decir), a unos dos minutos andando del castillo. En el camino se ve la iglesia de todos los santos, que estaba cerrada.
Hay que reconocer que es grandioso, incluso espectacular.
Sin embargo, da la impresión de que empezaron a hacerlo, la palmó el constructor ymandaron continuarlo a otro que no le hizo ni puñetero caso a la homogeneidad que se supone ha de mantener con lo ya construido.
Recomiendo que se compre entrada para el arboretum (5 zlotis). Un bosque muy grande que rodea al castillo y desde el que se puede apreciar mejor su estructura. El nombre de arboretum se ve que se debe a que está poblado con especies exóticas de un montón de árboles y arbustos de los principales viveros europeos. A mí lo que más me ha gustado ha sido la sombra que generaba. He estado más de una horita paseando por sus múltiples senderos, bien señalizados.
Acabada la visita a la ciudad, he cogido otro autobús de vuelta. En este caso, uno de los de verdad; casi daba hasta apuro, de lo bien que estaba: aire acondicionado a tope, sillones muy confortables,… vamos que si es por mí, que me lleve hasta Varsovia. Además, no sé por qué, el billete ha costado la mitad (6’50 zlotis). Por supuesto ha tardado unos diez minutos menos en llegar de vuelta a Poznan.
Ya en la ciudad aprovecho para reservar el tren, en primera clase, que me llevará pasado mañana a Wroclaw (67 zlotis).
Antes de que se me olvide. Al lado de la parada central de autobuses hay un centro comercial bastante atractivo (sobre todo por el airecillo)
y, para los niños, hay un pequeño parque con figuras de insectos en tamaño gigantesco.
Como todavía tenía tiempo, me he decantado por acercarme, en tranvía (1’30 zlotis) hasta la catedral, ubicada en una zona tranquila y alejada de la ciudad. Supuestamente cuesta 4 zlotis entrar, pero allí no había nadie, ni siquiera turistas. Al parecer, tiene una importancia especial para Polonia y los polacos porque se trata del punto de partida de su soberanía.
La verdad que después de haber visto a la mañana la menos citada Iglesia de San Estanislao, ésta no me ha dicho gran cosa. Ni siquiera la famosa capilla dorada detrás del altar mayor.
Lo que sí me ha gustado ha sido la estatua erigida en honor al carismático papa polaco Juan Pablo II
Ya de vuelta al hostel a preparar una tortillita de patata, a ver si sobra y mañana me la puedo llevar a la excursión a los lagos (Rusalka y Malta) y al Neuvo Zoo.
LUNES 9/7/2012 POZNAN - LAGOS Y ZOO
Al levantarme hoy ya no estaba Anton, el londinense. Sin embargo me he encontrado con un surcoreano, que vive en Melilla!! Así que la habitación de ocho camas la seguimos ocupando dos. Esto me gusta de las poblaciones bonitas, pero no masificadas por el turismo.
Hoy el plan ha sido cumplido "a rajatabla”. En primer lugar me he dirigido a la búsqueda del lago natural Rusalka. Para llegar desde el centro hay que coger el tranvía nº8 y hacer transbordo al nº9, que te deja a unos veinte minutos andando. El primer tramo lo he hecho sin problemas, porque es el mismo tranvía que va a la estación de tren y lo conocía. Pero en la parada donde había que hacer el trasbordo había obras y he esperado por más de media hora al tranvía que no ha venido. Total, gps del móvil y a andar unos cinco kilómetros.
Sospechando que tengo que andar bastante en lo que resta de día, aprovecho que me detengo a descansar en una parada de autobús (nº95) y veo que para en POD Rusalka, que tengo tanta idea de lo que es en realidad como el que está leyendo mi diario, pero bueno, será cosa de probar. Me bajo en plena carretera, sin indicaciones de ningún tipo, total, que la he vuelto a cagar. ¡A grandes males, agudiza el ingenio Iñaki! He hecho autostop y en menos de un cuarto de hora un viejete, en un coche de cuando era joven me recoge y me lleva durante unos diez minutos hasta un sendero sin indicación alguna en plena carretera, diciéndome que en medio kilómetro aproximadamente encontraría el Jezioro Rusalka. Y así ha sido.
Evidentemente, yo era el único guiri de la zona. Se trata de una pequeña zona de esparcimiento, en la que incluso han puesto arena fina para simular una playa, donde hay bastante polacos, adolescentes y familias fundamentalmente. Me quedo una horita por allí, almorzando mi tortilla y leyendo un poco el e-reader.
Retrocedo el camino andado y llego a la carretera general, de tal suerte que en menos de diez minutos caminando encuentro una parada de autobús, con horarios de paso de diferentes números. Me decido por uno que me deja más o menos en el centro de la ciudad y desde allí en el tranvía nº8 me dirijo al comienzo del lago malta. En realidad el tranvía te lleva tanto al inicio del lago, como al final del mismo, pues transcurre en paralelo.
Decido rodear el lago, deteniéndome en el zoo que está al final del mismo. El lago Malta es artificial y tiene un sendero lleno de ciclistas y peatones que lo rodea. No es tan idílico como el lago Bled (Eslovenia), pero para estar dentro de la propia ciudad, es una gozada. En el mismo se hacen competiciones de regatas-piraguas (tiene ocho “carriles”). El día es realmente excepcional para pasear por la zona, libre de turistas.
En algo menos de una hora me planto ya en el zoo nuevo de Poznan (15 zloti, 20 el fin de semana).
No es un zoo al uso. En mi opinión hay pocos animales, sin embargo es una auténtica gozada. Se trata más de un bosque, con senderos muy bien delimitados, en los que se han habilitado zonas, muy amplias y distanciadas entre sí, donde han colocado los animales que estaban anteriormente en el zoo antiguo. Lo he recorrido en algo más de dos horas, pero ha de entenderse como un paseo agradable por un ambiente relajante para disfrutar la tarde, más que como una sucesión de habitáculos donde hay animales en semi-libertad.
Subo alguna foto para que quede constancia de que he estado y he visto algunos animales (muchos estaban tumbados a la bartola y otros escondidos); pero insisto que los animales en sí mismos son un valor competitivo al espacio de esparcimiento que supone el zoo.
A mí me ha gustado un montón. Además, como el resto de la ciudad, no está masificado en absoluto. Había sobre todo familias con hijos pequeños.
Existe la posibilidad de acercarse con un trenecito cada media hora que sale desde el comienzo del lago Malta hasta el interior del zoo. Aunque creo que merece la pena recorrer la horita escasa andando.
Desde el Zoo he vuelto por la otra orilla del lago. Como he ido preparado y he llevado la toalla, he aprovechado a descansar media horita en la hierba bien cortadita de los jardines de la ribera.
Me imagino que a estas alturas todo el mundo sabrá que Poznan era una de las ciudades en las que se jugaban partidos de la eurocopa de Polonia-Ucrania. A mí lo que me gustaba mucho era el símbolo que inventaron para el evento: una planta con varias flores que eran en realidad los distintos estadios de fútbol y otras flores de los colores de las banderas nacionales.
En el camino de vuelta bordeando el lago, hay un "balneario", más bien parece un polideportivo con piscinas cubiertas y un centro tipo aqua-park para niños. Estaba abarrotado de gente de la zona (tiene parking al lado).
Desde allí a coger el tranvía nº8 para volver al hostel. El problema es el de siempre: hay que picar el billete dentro del tranvía, pero no hay máquinas expendedoras en casi ningún sitio (ni en las paradas). Aunque he sido precavido y he comprado tres a la mañana, pues entre las equivocaciones de autobús y uno que es un despistado, se me han terminado. Por suerte, en el cruce entre Juan Pablo II y Varsovia (cerca del lago) hay un montón de paradas de tranvía y he podido hacerme con un par de billetes (esta vez me he guardado uno para el tranvía que mañana me llevará a la estación de tren para ir a Wroclaw)
El tren a Poznan es un interregional con pasaje sólo de segunda clase. El trayecto dura dos horas y ha sido puntual al salir y al llegar. He tenido la suerte de subirme al vagón que tiene asientos numerados para los que hacen reserva; vienen a ser como los de primera clase en cuanto a su comodidad. Mi billete no tenía reserva hecha, pero como estaban medio vacíos, pues ahí me he metido. El revisor no me ha dicho nada.
De la estación de tren al centro de Poznan hay que desplazarse en autobús o en tranvía, pudiendo pagar un billete de 15 minutos de duración (el viaje dura 10’) por 2’7 zlotis.
La verdad es que estoy de suerte, porque el albergue en el que me alojo en Poznan está a unos 8 segundos andando de la plaza del mercado, del ayuntamiento… vamos del centro mismo de la parte vieja y turística. Incluye desayuno, wifi en todo el albergue, una terracita para tomar algo al solcico… por 30 zlotis la noche!
En esto que entro a la recepción y me encuentro con Anton, mi compañero británico del albergue de Torun Y para más casualidad, también aquí compartimos habitación de ocho camas; igual hay suerte y estamos solos, como en Torun.
Como es la hora de comer y hace demasiado calor para dar una vuelta, pues me acerco a la plaza y de repente me encuentro con un bar de tapas que me recibe con un viva San Fermin gora! (fíjate la fecha del día de hoy), sangría, txistorra… Evidentemente no dejo escapar la oportunidad y allá que me acerco. Está entre la rynek y el albergue, a medio camino, vamos que a cuatro segundos.
Pablo, el camarero, un granadino que se echó novia polaca y ha venido a hacer el doctorado en ambientales a la universidad de Poznan, me da dos croquetones de jamón de tamaño espectacular y de un sabor exquisito, junto a una clarita (27 zlotys, propinilla aparte). Se nota que llevaba diez días sin hablar castellano, pues hemos estado contándonos cosillas, me ha recomendado lugares para visitar,… total que he reservado una tercera noche en el albergue, por si acaso.
Una de las oficinas de turismo de la ciudad está en la misma plaza y han sido muy atentos; incluso, Adam, un señor ya entrado en años, me ha explicado durante por lo menos cinco minutos en castellano diferentes posibilidades para estos tres días.
Aunque la ciudad es grande, merece la pena acercarse andando a los sitios; no te lleva más de treinta minutos a un ritmo bueno y así aprecias la cantidad de jardines y zonas verdes tan bonitas que tiene. Estar en Poznan implica la obligación moral de acercarme al monumento conmemorativo al levantamiento de la población obrera de la ciudad en 1956.
El monumento está situado junto a la figura del mejor poeta y escritor en lengua polaca (según Adam), su tocayo Adam Mickiewicz.
Fue inaugurado en 1981, conmemorando el 25 aniversario del levantamiento y fue impulsado por el sindicato solidaridad, que todavía seguía siendo legal. El monumento impresiona bastante, representa dos grandes cruces unidas que han aflorado desde el suelo, rompiéndolo, en alegoría de la imposibilidad de poner muros o barreras a la libertad (o así al menos lo interpreto yo). Lo que no sé muy bien qué significa es el águila que también sale del propio subsuelo (en todo caso, el águila aparece en la bandera nacional).
El monumento a los caídos en las huelgas de 1956 está asimismo ubicado en una zona de mucho atractivo turístico. Por una parte, sobre todo con el calor que hacía, la referencia era el prado que está justo detrás, donde había un montón de gente descansando (entre ellos el que esto escribe, que incluso se ha dormido un ratito). Al igual que pasaba en Torun ayer mismo, como aquí el calor es igual o mayor, la gente aprovecha cualquier fuente de agua para disfrutar y luchar contra la canícula.
Así en la foto se aprecia al fondo el bellísimo palacio de la ópera, llamado teatr wielki y en medio la fuente en la que la gente lucha contra el calor de la sobremesa.
En el mismo espacio se encuentran también otros edificios espectaculares como la universidad de A. Mickiewicz y el Hall universitario, conocidos como Collegium Maius y Collegium minus.
Colegio Maius
Colegio minus
Sin embargo, el edificio más espectacular que he visto hasta el momento es el grandioso kaiserhaus construida para el emperador Guillermo II. Hoy en día el castillo es el centro para la cultura Zamek, acoge también el teatro de la Animación y otras varias instituciones.
Al lado se encuentra el museo dedicado a la rebelión de Poznan de 1956 y su ulterior masacre (cuando he pasado era tarde y no estaba abierto).
Después de la siestita revitalizadora he decidido continuar mi paseo hasta la ciudadela, al norte de la ciudad. En el camino he pasado por un monumento en recuerdo al accidente aéreo de las autoridades polacas cuando iban a rendir homenaje a los masacrados en Katyin por parte de los soldados soviéticos.
Llegar a la ciudadela lleva poco más de media horita. Fue refugio de los alemanes durante la batalla por la ciudad que duro cuatro eternas semanas en 1945 (recordad que Hitler se suicidó en Enero de ese año) y quedó totalmente destruida. Hoy acoge varios cementerios (alemán, ruso, polaco y de la commonwealth, separados, claro), así como dos museos: el museo de armas y el del Ejército de Poznan.
La zona es aprovechada por la población de Poznan como zona de recreo, con senderos para andar y pasear en bici.
En la falda de la ciudadela, acercándote a la ciudad antigua se encuentra un moderno (la lonely habla de “escalofriante”, pero es que a mí no me dice nada) monumento al Ejército de Poznan, que consiguió retrasar casi dos semanas la invasión alemana de 1939.
A partir de ahí ya he bajado al albergue a ver si tengo suerte y me encuentro con Anton
DOMINGO 8/7/2012 POZNAN- KORNIK
Otro día que se avecina con un calor asfixiante. Aprovecho la primera horita de la mañana para, después de desayunar, pasear por la parte vieja de la ciudad, su centro histórico.
En primer lugar recorro más tranquilo y de día la stary Rynek de Poznan. Es una plaza cuadrada, enorme. Está embotada por un montón de cafeterías y restaurantes, con más turistas que Torun; En la plaza, ya de por sí preciosa, con las casas restauradas, destaca el enorme edificio del ayuntamiento, que es bonito mires por donde lo mires.
Igual la fachada principal es la más bella, adornada con los arcos a tres niveles y el friso pintado. Acaba con un reloj, desde el que a las 12:00 salen dos cabras de metal que entrechocan su cornamenta 12 veces. Ese momento es el que más turistas atrae.
El ayuntamiento alberga también el museo de historia de Poznan, al que no he entrado.
En la plaza también tiene cabida otros museos, el museo de los intrumentos musicales y el museo del levantamiento de Wielkopolska. Al parecer, los alemanes capitularon en el frente occidental en la primera guerra Mundial, pero eran fuertes en el frente Este. Tardaron seis meses los polacos en hacerse con la zona de Wielkopolska, a la que pertenece Poznan.
En la propia plaza, ya ves que aquí cabe todo, están unas pequeñas casas con soportales llamadas las casas de los pescadores, ya que se construyeron en el lugar que ocupaban los puestos de mercado. Son vistosas y en consonancia con el resto de la plaza, muy bonitas.
Un poco más macabra es la estatua dedicada al verdugo, entre el ayuntamiento y las casas de los pescadores.
Me he alejado un poco de la zona más turística para acercarme al museo nacional, que por ser domingo abre a las 11:00 (la lonely hablaba de las 10:00; el lunes todos los museos cierran).
Está muy próximo a la plaza principal, apenas cinco minutos andando. He tenido suerte de que albergara una exposición temporal (hasta principios de Agosto) con oleos de Canaletto y de Tiziano entre otros.
Es altamente recomendable. La exposición permanente cuesta 10 zlotis y son 18 si optas tamibén por la exposición temporal.
La entrada ya merecía la pena sólo por el gustito del aire acondicionado del edificio. Antes de entrar a la exposición propiamente dicha, ya tienes un anticipo bien hermoso, la maternidad
Entre otros autores conocidos he visto pinturas de Ribera, dos pequeñitos Velásquez, un Zurbaran, varios Carreños de Miranda,… incluso un Zuloaga. También hay alguna obra de Monet.
La casualidad ha hecho que también pueda contemplar la escultura que más me gusta de todas las que haya visto, una copia del pensador de Rodin, pero esta vez en mármol (no recordaba haberla contemplado en ese material en un tamaño tan grande).
Sin embargo, también ha habido auténticos descubrimientos. Concretamente he salido enamorado de las pinturas de una artista polaco (seguro que es megaconocido, pero a mí ni me sonaba): Jacek Malczewski.
Por último, de vuelta ya al calor de la ciudad he pasado por la barroca Iglesia de San Estanislao, también en la parte vieja. La guía no le da demasiada importancia, pero a mí me ha parecido otro descubrimiento de la ciudad, ya de por sí preciosa.
Por cierto, al lado de la iglesia está la escultura dedicada a las famosas cabras del reloj del ayuntamiento, auténtico símbolo de la ciudad.
Ya empezaba a ser hora de pensar en la escapada que tenía programada al Castillo de Kornik. La guía también menciona el palacio de Ragalin, pero tiene muy mala comunicación con Poznan. Además, Anton se ha acercado y me ha dicho que si bien por fuera es bonito, por dentro está “naked”, vamos que deben estar sólo las paredes, y además sin decorar, como las de mi casa, pero más blancas.
Para ir a Kornik sin embargo hay muchas posibilidades. Hoy es domingo y en la estación central de autobuses la señora me ha impreso el horario de autobuses con parada en la ciudad del castillo, y eran 26 diferentes. El viaje (12 zlotis) ha durado media hora en un autobús de la epoca previa a los picapiedra. El aire acondicionado venía a ser la ventanilla del conductor que la tenía para el humo del cigarrillo. Creo que no hemos pasado de los 40-50 kilómetros en una carretera de sentido único y doble carril. He optado por quitarme la camiseta e ir con el torso desnudo.
La parada de Kornik (solo hay una para ir y para volver) te deja en una supuesta rynek (es un decir), a unos dos minutos andando del castillo. En el camino se ve la iglesia de todos los santos, que estaba cerrada.
Hay que reconocer que es grandioso, incluso espectacular.
Sin embargo, da la impresión de que empezaron a hacerlo, la palmó el constructor ymandaron continuarlo a otro que no le hizo ni puñetero caso a la homogeneidad que se supone ha de mantener con lo ya construido.
Recomiendo que se compre entrada para el arboretum (5 zlotis). Un bosque muy grande que rodea al castillo y desde el que se puede apreciar mejor su estructura. El nombre de arboretum se ve que se debe a que está poblado con especies exóticas de un montón de árboles y arbustos de los principales viveros europeos. A mí lo que más me ha gustado ha sido la sombra que generaba. He estado más de una horita paseando por sus múltiples senderos, bien señalizados.
Acabada la visita a la ciudad, he cogido otro autobús de vuelta. En este caso, uno de los de verdad; casi daba hasta apuro, de lo bien que estaba: aire acondicionado a tope, sillones muy confortables,… vamos que si es por mí, que me lleve hasta Varsovia. Además, no sé por qué, el billete ha costado la mitad (6’50 zlotis). Por supuesto ha tardado unos diez minutos menos en llegar de vuelta a Poznan.
Ya en la ciudad aprovecho para reservar el tren, en primera clase, que me llevará pasado mañana a Wroclaw (67 zlotis).
Antes de que se me olvide. Al lado de la parada central de autobuses hay un centro comercial bastante atractivo (sobre todo por el airecillo)
y, para los niños, hay un pequeño parque con figuras de insectos en tamaño gigantesco.
Como todavía tenía tiempo, me he decantado por acercarme, en tranvía (1’30 zlotis) hasta la catedral, ubicada en una zona tranquila y alejada de la ciudad. Supuestamente cuesta 4 zlotis entrar, pero allí no había nadie, ni siquiera turistas. Al parecer, tiene una importancia especial para Polonia y los polacos porque se trata del punto de partida de su soberanía.
La verdad que después de haber visto a la mañana la menos citada Iglesia de San Estanislao, ésta no me ha dicho gran cosa. Ni siquiera la famosa capilla dorada detrás del altar mayor.
Lo que sí me ha gustado ha sido la estatua erigida en honor al carismático papa polaco Juan Pablo II
Ya de vuelta al hostel a preparar una tortillita de patata, a ver si sobra y mañana me la puedo llevar a la excursión a los lagos (Rusalka y Malta) y al Neuvo Zoo.
LUNES 9/7/2012 POZNAN - LAGOS Y ZOO
Al levantarme hoy ya no estaba Anton, el londinense. Sin embargo me he encontrado con un surcoreano, que vive en Melilla!! Así que la habitación de ocho camas la seguimos ocupando dos. Esto me gusta de las poblaciones bonitas, pero no masificadas por el turismo.
Hoy el plan ha sido cumplido "a rajatabla”. En primer lugar me he dirigido a la búsqueda del lago natural Rusalka. Para llegar desde el centro hay que coger el tranvía nº8 y hacer transbordo al nº9, que te deja a unos veinte minutos andando. El primer tramo lo he hecho sin problemas, porque es el mismo tranvía que va a la estación de tren y lo conocía. Pero en la parada donde había que hacer el trasbordo había obras y he esperado por más de media hora al tranvía que no ha venido. Total, gps del móvil y a andar unos cinco kilómetros.
Sospechando que tengo que andar bastante en lo que resta de día, aprovecho que me detengo a descansar en una parada de autobús (nº95) y veo que para en POD Rusalka, que tengo tanta idea de lo que es en realidad como el que está leyendo mi diario, pero bueno, será cosa de probar. Me bajo en plena carretera, sin indicaciones de ningún tipo, total, que la he vuelto a cagar. ¡A grandes males, agudiza el ingenio Iñaki! He hecho autostop y en menos de un cuarto de hora un viejete, en un coche de cuando era joven me recoge y me lleva durante unos diez minutos hasta un sendero sin indicación alguna en plena carretera, diciéndome que en medio kilómetro aproximadamente encontraría el Jezioro Rusalka. Y así ha sido.
Evidentemente, yo era el único guiri de la zona. Se trata de una pequeña zona de esparcimiento, en la que incluso han puesto arena fina para simular una playa, donde hay bastante polacos, adolescentes y familias fundamentalmente. Me quedo una horita por allí, almorzando mi tortilla y leyendo un poco el e-reader.
Retrocedo el camino andado y llego a la carretera general, de tal suerte que en menos de diez minutos caminando encuentro una parada de autobús, con horarios de paso de diferentes números. Me decido por uno que me deja más o menos en el centro de la ciudad y desde allí en el tranvía nº8 me dirijo al comienzo del lago malta. En realidad el tranvía te lleva tanto al inicio del lago, como al final del mismo, pues transcurre en paralelo.
Decido rodear el lago, deteniéndome en el zoo que está al final del mismo. El lago Malta es artificial y tiene un sendero lleno de ciclistas y peatones que lo rodea. No es tan idílico como el lago Bled (Eslovenia), pero para estar dentro de la propia ciudad, es una gozada. En el mismo se hacen competiciones de regatas-piraguas (tiene ocho “carriles”). El día es realmente excepcional para pasear por la zona, libre de turistas.
En algo menos de una hora me planto ya en el zoo nuevo de Poznan (15 zloti, 20 el fin de semana).
No es un zoo al uso. En mi opinión hay pocos animales, sin embargo es una auténtica gozada. Se trata más de un bosque, con senderos muy bien delimitados, en los que se han habilitado zonas, muy amplias y distanciadas entre sí, donde han colocado los animales que estaban anteriormente en el zoo antiguo. Lo he recorrido en algo más de dos horas, pero ha de entenderse como un paseo agradable por un ambiente relajante para disfrutar la tarde, más que como una sucesión de habitáculos donde hay animales en semi-libertad.
Subo alguna foto para que quede constancia de que he estado y he visto algunos animales (muchos estaban tumbados a la bartola y otros escondidos); pero insisto que los animales en sí mismos son un valor competitivo al espacio de esparcimiento que supone el zoo.
A mí me ha gustado un montón. Además, como el resto de la ciudad, no está masificado en absoluto. Había sobre todo familias con hijos pequeños.
Existe la posibilidad de acercarse con un trenecito cada media hora que sale desde el comienzo del lago Malta hasta el interior del zoo. Aunque creo que merece la pena recorrer la horita escasa andando.
Desde el Zoo he vuelto por la otra orilla del lago. Como he ido preparado y he llevado la toalla, he aprovechado a descansar media horita en la hierba bien cortadita de los jardines de la ribera.
Me imagino que a estas alturas todo el mundo sabrá que Poznan era una de las ciudades en las que se jugaban partidos de la eurocopa de Polonia-Ucrania. A mí lo que me gustaba mucho era el símbolo que inventaron para el evento: una planta con varias flores que eran en realidad los distintos estadios de fútbol y otras flores de los colores de las banderas nacionales.
En el camino de vuelta bordeando el lago, hay un "balneario", más bien parece un polideportivo con piscinas cubiertas y un centro tipo aqua-park para niños. Estaba abarrotado de gente de la zona (tiene parking al lado).
Desde allí a coger el tranvía nº8 para volver al hostel. El problema es el de siempre: hay que picar el billete dentro del tranvía, pero no hay máquinas expendedoras en casi ningún sitio (ni en las paradas). Aunque he sido precavido y he comprado tres a la mañana, pues entre las equivocaciones de autobús y uno que es un despistado, se me han terminado. Por suerte, en el cruce entre Juan Pablo II y Varsovia (cerca del lago) hay un montón de paradas de tranvía y he podido hacerme con un par de billetes (esta vez me he guardado uno para el tranvía que mañana me llevará a la estación de tren para ir a Wroclaw)