Me despierto al amanecer. Ver la costa africana con sus casitas apenas iluminadas mientras el sol despunta es una imagen maravillosa

“el vino en un barco, de nombre extranjero (Sovereing)… era hermoso y rubio como la cerveza…” jajajajaja






Bueno, vamos a lo que vamos, no dispersarse chicas.

Habíamos desactivado la hora automática del móvil por lo que nos regíamos por hora española que es la oficial para el barco y sus excursiones. Pepe y yo subimos a desayunar al buffet y bajamos al camarote bollos variados y zumo para el desayuno de mis hijos, a los que había que sacar de la cama a tirones. Además, con un poco de embutido y pan preparé unos bocadillos para tomar durante la excursión. Importante no olvidar coger agua fresca en los bares antes de bajar del barco.
La Terminal de embarque tunecina era como esperaba; un edificio de estética árabe, con sus minaretes y arcos, pulcro y claramente enfocado al turismo de crucero ( con sus músicos, sus tenderetes de productos típicos..etc.).
Los autobuses de S2S están esperándonos nada más salir del edificio. Ahí ya nos esperan al grito de 4-0 ¡campeones!. Subimos a uno de ellos el grupo habitual ( Nasaro, JoseLuis, Xuacu…)según orden de llegada, porque no fue posible reservar un autobús para los delfines, sino que teníamos que esperarnos antes de subir a uno de los autobuses si queríamos ir juntos.
Nuestro guía, Jaled, es un gran profesional con mucha experiencia y tablas en su oficio, después de felicitarnos por la Eurocopa y mientras nos acercamos a la ciudad nos va contando la situación política actual de su país y nos pone en antecedentes de la transición política desatada a raíz de la primavera árabe. Es el país árabe más occidentalizado y respecto a las mujeres junto a las que van con hiyab, se ven muchas otras vestidas al modo occidental, sin excesos. Llama la atención el gran número de mujeres agentes de tráfico de la ciudad. Resulta extraño ver en directo la avenida principal de la ciudad que tantas veces hemos visto durante las revueltas en el telediario.
El acceso a la ciudad lleno de tenderetes de flores me recuerda el acceso a muchos de los cementerios españoles en Todos los Santos. La ciudad en sí, es bastante modesta y con cierto aspecto decrépito en los barrios periféricos. El centro de la ciudad ya está más cuidado, especialmente la gran plaza de la mezquita, junto a la medina (la quasba).
Siguiendo a nuestro guía nos adentramos en las callejuelas porticadas de la medina, con sus callejones gremiales, los textiles, los joyeros, los curtidores, los ceramistas….Son tiendecitas tradicionales, con tenderetes en la puerta de todas ellas. Los vendedores no son agobiantes como en otros países árabes. Me desagrada y sorprende la suciedad en algunas de las callejas, con basura acumulada sin recoger. Los olores a veces son muy fuertes a especias y a pieles curtidas ( la biznaga de jazmín que regalan al subir al autobús tiene, entre otras cosas, la función de aliviar la nariz en estas ocasiones).
Terminada la visita a la medina con tiempo libre para compras, nos dirigimos a Sidi Bou Said parando un momento para la vista panorámica de algunas ruinas de Cartago y la gran Mezquita de Ben Alí.
Cuando llegamos a Sidi Bou Said es como llegar al Rastro madrileño: un acceso lleno de tenderetes a ambos lados, con todo tipo de artículos y recuerdos. Ojo, son más baratos estos puestos que los de más arriba del pueblo.
Seguimos ascendiendo por la calle principal del pueblo, llena de blanco y azul, con rincones de foto por todos lados. Como el tiempo es limitado recomiendo subir hasta el Café des Nattes (con escaleras, al final de la cuesta, repleto de esteras) y siguiendo un poco más por la calle de la derecha encontramos el Café des Délices con unas vistas espectaculares sobre la playa y el puerto del pueblo



Compras habituales: pipas de agua, tambores de cerámica y aceite de argán ( 5 euros el frasco es buen precio).
De vuelta al autobús Jaled y el conductor nos ofrecen pastelillos y nos regalan unos llaveros con unas babuchas monísimas. Hacemos una colecta y les damos 30 euros para los dos de propina. Y vuelta al barco.

El paso en la aduana es rapidísimo, al son de los músicos y con los últimos tenderetes para compras.
Ahora toca ir a comer en el barco. Creo que este día también abrió el restaurante El Duero además del Buffet Panorama, con lo que la gente se divide entre ambos sitios ( y un poco más tarde también funciona el grill ) y no hay problema para encontrar mesa libre.
Tras la comida un ratito de piscina o directamente a la siesta, porque esa noche tenemos la Cena de Gala, con foto previa con el capitán. Hasta ahora no os he comentado que todos los días hay espectáculos variados en el salón Broadway, el primer día la presentación de dichos espectáculos, y en días sucesivos espectáculos acordes a la noche temática en cuestión. Debido al fútbol el día de navegación todo quedó supeditado al partido y el resto de días la verdad es que sólo estuve un ratito en cada espectáculo( me pareció especialmente bueno el mago). A mí me faltaron horas en el barco para ver y hacer todo lo que teníamos a nuestra disposición.
A la foto con el capitán no fuimos (era demasiado pronto y no daba apenas tiempo). La cena estuvo estupenda y todo el mundo estaba guapísimo. Tras la cena subimos al 360º Lounge ( el ovni) para la quedada delfinera. Allí nos contábamos las novedades del día y nos hacíamos unas risas. Y de pronto el sorpresón: una delfina que me cuenta que se ha enamorado de un chico del barco. ¡suerte guapa y que la historia siga adelante!


Tras la quedada algunos delfines bajan a la discoteca y otros con cachorros que cuidar nos retiramos a la 1 y media


Olvidaba decir que, a la caída de la tarde, el barco empezó a moverse un poquito, nada preocupante, pero sí que notábamos el vaivén y el mar un poquito movido. Mi hijo pequeño se mareó un poco pero al día siguiente se levantó como nuevo. Parece que en la zona es normal. Ya en Nápoles el mar estaba en total calma.